jueves, 8 de julio de 2021

La inviabilidad del neoliberalismo en América Latina. [Cuando al pan se le empiece a llamar pan y no pepinillos en vinagre con algo de eco colorín como verde botella, y la política se entienda como defensa de intereses concretos y deje de ser su esencia el trompeteo semántico, y por supuesto, cuando sepamos y entendamos -sobre todo los trabajadores, que somos la inmensa mayoría de población- la formulita formulera formulín de Marx: g´ = p / o´ + 1, veremos que el capitalismo (hemos quedado que al pan hay que llamarle pan) a partir de la crisis de 2008 se convierte en algo materialmente inviable en el tiempo y por tanto tiene que ser sustituido por un sistema más desarrollado y perfecto como es el socialismo para que el desarrollo social e histórico no se detenga y evitar que este se convierta en regreso social e histórico (insisto, hemos quedado que al pan hay que llamarle pan). Por tanto, no es que sea inviable en Latinoamérica, sino en Latinoamérica, en Villa Plin del Empujón, en Bilbao, que es barrio de mi pueblo y en toda tierra de garbanzos y en la tierra donde no haya garbanzos, porque es un modo de producción histórico que ya ha cumplido la función histórica que tenía encomendada y no porque a mí no me guste o me deje de gustar. Yo de este asunto he hablado mucho con Dios –Dios y yo hicimos la mili juntos -¡hostias que bien nos lo pasábamos!- y desde entonces tenemos muy buena relación, y como Dios lo puede todo, menos hacerme a mí guapo y simpático, yo le doy la tabarra a ver si por un por si acaso me hace el milagro de abrirnos los ojos a los trabajadores, pero claro –y conste que en esto yo le doy la razón a Dios-, es lo que él me dice: “hasta los mismos santorales me tienes, Manolo –bueno, Él dice que hasta los mismo cojones lo tengo, pero yo no he querido poner estas palabras en boca de Dios- : las cosas políticas para defender vuestros derechos, si es que los queréis defender son cosa vuestra, que, o las hacéis vosotros o no las hace ni Yo –Yo es Dios-. No por nada, sino porque España es reino de Felipe VI y no mío y yo no me meto en las cosas de otros reinos que no quiero líos. Así que, por favor, que sea la última vez que me vienes a pedir cosas que yo os deje caer del cielo, porque en otro caso te voy a mandar a tomar por donde amargan los pepinos – en realidad Dios dice que me va a mandar a tomar por el culo si no dejo de pedirle esto y lo otro, pero tampoco quiero poner estas palabras en boca de Dios-. Estas son cosas vuestras que os las tenéis que ventilar como podáis sin esperarlas porque sí de nadie, ni de dirigentes políticos ni de mi Santa Madre –Dios se refería en este punto a María Santísima- Que lo tenéis que aprender por vosotros mismo. Que cuesta un huevo y la yema del otro, por supuesto, pero que lo tenéis que aprender por vosotros mismo. Y ya vale. A la mierda la política. Hablemos de lo nuestro: ¿Te acuerdas de Caballo Loco, el Brigada que nos empaquetó una semanita de Prevención por aquellos dos trinques de más que le dimos a la garrafa del vino que dejó alguien en un rincón de la Compañía? ¡Hijo puta!”].

 

La inviabilidad del neoliberalismo en América Latina


Por Hedelberto López Blanch 

Fuentes: Rebelión

07.07.2021

La enorme y hasta ahora incontrolable pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto la inviabilidad del sistema neoliberal implantado en varios países de América Latina a principios de la década de 1980.

Con servicios de salud públicos precarios muchas naciones de la región se han visto imposibilitadas de atender a la mayoría de sus pobladores que no pueden pagar una adecuada atención médica lo cual ha provocado la muerte de más de un millón de personas en el área y que además, no han podido vacunarse porque los gobiernos no tienen capacidad monetaria para comprar las vacunas anticovid.

Como consecuencia directa se han perdido millones de empleos por el cierre de comercio, servicios, empresas e industrias con el consecuente incremento de la ya enorme pobreza en que vivía la región antes de comenzar la pandemia.

El sistema neoliberal que impulsó las privatizaciones de fábricas, edificaciones, tenencia de tierras, servicios esenciales como agua, salud, electricidad, educación, enriqueció a unos cuantos mientras no ha sido capaz de dar la mínima respuesta alentadora a los habitantes afectados por la epidemia.

Bajo estas condiciones, el director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder informó que el impacto de la pandemia sobre el mercado laboral fue cuatro veces superior al de la crisis económica de 2008, y la comparó con un cataclismo.

Dijo que para muchos la situación laboral durante la covid-19 ha sido de molestia, tedio, frustración y para otros, miedo, pobreza, supervivencia.

El mundo laboral, enfatizó, esta mal preparado contra la pandemia al igual que los sistemas de salud y remarcó que la recuperación sería desigual si la tendencia actual continúa.

En 2020 y principio de 2021, los cuentos de hadas sobre las bondades del neoliberalismo tuvieron un fuerte revés al producirse dramáticos escenarios populares en países como Colombia, Chile, Perú, Brasil, Honduras, Haití, Ecuador, Paraguay, Guatemala.

En numerosas calles y ciudades de América Latina, multitudes de hombres, mujeres y jóvenes, han salido a exigir sus derechos ciudadanos; a clamar por un mayor control del Estado y de los gobiernos sobre los servicios y entidades públicas; pedir la repartición equitativa de las riquezas del país para poder alcanzar verdaderos derechos humanos.

Esta realidad se corrobora con una reciente encuesta realizada por el Centro Latinoamericano de Geopolítica (Celag) donde se enfatiza que “el 90 % de los argentinos están a favor de un Estado mucho más presente y activo; en Bolivia este valor se ubica en 75 %; Ecuador y Perú 73 %; Chile 70 % y México 60 %”.   

Índices parecidos se manifiestan entre los ciudadanos latinoamericanos con respecto a la proposición de subir impuestos a las grandes fortunas; garantizar el derecho a la salud y la educación; frenar las privatizaciones; suspender y renegociar el pago de la deuda pública.

Como la crisis esta lejos de finalizar, varios organismos internacionales no esperan que la situación regrese a los niveles anteriores a la pandemia, hasta el año 2023.

El análisis de la OIT asegura que los trabajadores jóvenes son los que más han sufrido la pérdida de empleo, la salida del sector activo o la incorporación tardía al mismo. La tasa de ocupación de los jóvenes de 16 a 24 años disminuyó un 8, 7 % frente al 3,7 % de los adultos y los sectores con mayor afectación son la hotelería y la restauración.

A esto se une que ellos son los primeros en sufrir los recortes de horas laborales y poseen menos experiencia de empleo, además de que 3 de 4 jóvenes trabajan en la economía informal, en especial la agricultura, pequeñas cafeterías o restaurantes, y sus ahorros son sumamente escasos los que prácticamente no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas.

Son precisamente estos sectores juveniles, golpeados con fuerza por las pocas posibilidades que le ofrecen los regímenes neoliberales entronizados en Latinoamérica, los que salen a las calles para exigir mejoras económicas, sociales, laborales y financieras que les permitan disminuir las pésimas condiciones en que subsisten junto a sus familiares.   

El panorama resulta más alarmante al conocerse recientes informes de organismos especializados los cuales indican que la pandemia ha dejado a 28 millones de latinoamericanos y caribeños en situación de pobreza laboral con una tasa de desocupación del 11,1 % este año.

En la región, explica la OIT, laboran en la informalidad 140 millones de personas que representa el 50 % de los trabajadores, o sea, cinco de cada diez se hallan en ese sector, sobre todo en las actividades de comercio al por menor, conocido como venta callejera.

En Perú se estima que alcanza al 68,4 %; Argentina 49,4 %; Chile y Uruguay, 25,4 % y 25,1 %, respectivamente.

Como consecuencia de la pandemia se han exacerbado la informalidad, el empleo precario, la desigualdad y la ausencia de programas de protección para la mayoría de los trabajadores.

América Latina, aseguran la OIT y el Banco Mundial, sigue siendo la región más afectada en el mundo y sugieren que el empleo debe estar en el centro de la recuperación económica. Pero la conclusión real es que el sistema neoliberal ha fracasado al ampliar las desigualdades entre ricos y pobres así como llevar hambre, miseria, desatención médica y educacional a millones de personas.  

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

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