domingo, 7 de marzo de 2021

8-M: Conmemoración de una caso específico de las luchas de clases del trabajo contra el capital: lo que representa ser mujer trabajadora en una sociedad dividida en clases sociales. La mujer trabajadora tiene todos los problemas que pueda tener un trabajador más un plus de problemas por el solo hecho de ser mujer. El machismo, la explotación mercantil sexual por parte de las empresas que tienen ese objeto social, el patriarcado, la discriminación laboral, la violencia material y psicológica especificas que sobre la mujer, en general, se realiza, no son inventos específicos del hombre para someter y explotar a la mujer, sino que se originan, desarrollan, fomentan y se mantienen en una sociedad que está basada en relaciones de violencia, en relaciones de explotación, en las que el individuo como especie explota a otras individuos de la misma especie. No explota, pues el hombre a la mujer, sino que, el que puede explotar a quien puede ser explotado, y el ser que más condiciones ofrece en este tipo de sociedad para poder ser explotado es la mujer, TRABAJADORA. Veinte países de los que forman la ONU tienen como máximos representantes de la política a mujeres. ¿Alguien podría decir que la suerte de las mujeres trabajadoras en estos países no sigue siendo peor que la de los hombres trabajadores? Christine Lagarde, no es hombre, es mujer, actualmente presidenta del Banco Central Europeo, y anteriormente directora-gerente del F.M.I. (Fondo Monetario Internacional), el principal baluarte de la explotación de los trabajadores de todo el mundo y principal responsable del sufrimiento y de la miseria de millones y de personas. El actual gobierno de España tiene 23 miembros, la mayoría de ellos son mujeres, ¿alguien podría argüir alguna chirigotada que no mueva al llanto y que pudiera justificar razonada y lógicamente el hecho de que todavía las mujeres trabajadoras en España sigan cobrando menos haciendo el mismo trabajo que un trabajador hombre? Esto depende de un simple y heroico escuadrón aéreo-andante trasportado (de estos que raudos como el viento van andando a detener y meter en la cárcel al empresario que pague menos a una trabajadora mujer que a un trabajador hombre por hacer el mismo trabajo) de policía nacionales y locales y de la Guardia Civil, y de los más torpes, que tampoco hay que ser unos lumbreras super héroes para cumplir esta misión. Es decir, que el enemigo de las mujeres trabajadoras al igual que el de los hombres trabajadores es el modo de producción capitalista que es al que hay que cambiar y contra el que hay que luchar (ya saben: que quieres peces: mójate el culo, que como tenga que ir yo a pescarlos por ti me los quedaré yo, majo, ¿o qué te habías pensado que soy tonto y me voy a poner a trabajar por ti? No me hagas reír, por favor, que ya somos mayorcitos) por tanto, no se trata de una boquillera tamborilera más ni de un discurso requete guay chupi en el Congreso de los Diputados, y ni siquiera de luchar a palo seco y porque sí, porque alguien toque el pito de a las barricadas “moradas”, sino de saber por qué y para qué se lucha, y a partir de aquí, a mi juicio, es cuando estaremos empezando a hablar de feminismo (hombres trabajadores con mujeres trabajadoras o al revés) sin ningún tuli, tuli, que lo aderece o enmascare.

 

8M & Feminismo de clase

8M: Por un feminismo revolucionario, que no es foto de portada sino lucha contra toda explotación

Por Cecilia Zamudio

Rebelión

https://cecilia-zamudio.blogspot.com

06/03/2021

8 Marzo el día de la Mujer trabajadora y revolucionaria

El 8 de marzo se conmemora a la mujer trabajadora, revolucionaria. La comunista Clara Zetkin propuso la conmemoración en la conferencia de mujeres socialistas de 1910, para homenajear la lucha de las mujeres contra la explotación capitalista. Se recuerda el asesinato, a manos del Gran Capital, de 129 obreras en huelga quemadas vivas en una fábrica textil en EEUU: los dueños de la fábrica cerraron las puertas con ellas dentro y le prendieron fuego para hacerlas arder (como medida de «disuasión» para evitar que otras obreras siguieran su ejemplo de lucha). Se conmemora la lucha por la justicia social, por los derechos de la clase trabajadora, la lucha contra el patriarcado y el capitalismo, cuyos mecanismos se articulan el uno al otro a la perfección. 

El 8 de marzo también quedó apuntalado como fecha eminentemente revolucionaria por los sucesos del 8 de marzo de 1917 en la Rusia tzarista: miles de mujeres salieron a las calles clamando por sus derechos, contra la explotación y las guerras que la burguesía imponía al pueblo: ellas detonaron la Revolución de Octubre. Tras la revolución de Octubre las mujeres conquistaron sus derechos económicos, sociales, sexuales y reproductivos: derecho al voto para todas las mujeres (no solo para las propietarias como en Gran Bretaña), derecho al divorcio, derecho al aborto, derechos plenos al estudio y trabajo, vivienda, sanidad y educación garantizadas, etc. Todos estos derechos todavía se siguen luchando en la inmensa mayoría de países capitalistas.

Las mujeres somos la parte más golpeada de la clase explotada. Somos víctimas de las guerras imperialistas, del saqueo capitalista que empobrece regiones y países enteros, de las privatizaciones y la precariedad, y además somos víctimas del machismo incesantemente promovido por los medios y toda la industria cultural del capitalismo. Porque el capitalismo se sustenta fragmentando y dividiendo a la clase explotada: por ello la industria cultural del capitalismo difunde incesantemente paradigmas de discriminación como el machismo y el racismo.

Somos las trabajadoras explotadas, estudiantes, artistas, paradas y jubiladas a quienes se nos está privando de una vida digna, en ocasiones hasta de la alimentación, la vivienda, el acceso a la salud, el acceso a la educación, etc. Somos privadas de condiciones de trabajo y de remuneración dignas por los capitalistas que sacan la plusvalía de nuestro trabajo. Somos las madres cuyo trabajo en el hogar no es reconocido, las que se quedan en absoluta precariedad sin pensión. Somos las mujeres migrantes empujadas a padecer las peores explotaciones: en maquilas de espanto, rociadas de veneno en el agro-industrial, abocadas a la explotación de la prostitución o a ser cosificadas y saqueadas como «vientres de alquiler». Somos las niñas violadas y forzadas a parir. Somos designadas por este sistema como la diana de las frustraciones aberrantes que este sistema causa, de la misoginia que fomenta.

Por ello el feminicidio galopa: porque los medios banalizan la tortura y toda discriminación alienante funcional al capitalismo, porque la violencia ejercida de manera estructural arrastra su odio contra nosotras. Somos vícimas del capitalismo y su barbarie, víctimas del  machismo que el mismo Capital promueve; pero también somos mujeres luchadoras y revolucionarias. El 8 de marzo no es el día de las princesas, ni de las empresarias explotadoras. Las mujeres opresoras, las Cristine Lagarde, las Thatcher, las Hillary Clinton y demás… las que se lucran de devastar selvas, de oprimir poblaciones, de esclavizar en fábricas de espanto a miles de trabajadoras, las que se lucran, también, de fomentar el machismo a través de sus medios de alienación masiva, son clase explotadora, al igual que los hombres de la clase explotadora.

Al Capital le interesa mantenernos atadas a la división sexual del trabajo, a labores de cuidado no remuneradas, a la discriminación salarial por ser mujeres. Al Capital le interesa una clase explotada pulverizada y golpeada, impedida de unidad por el machismo, el racismo, la xenofobia, el individualismo y demás alienaciones que la clase explotadora se encarga de cultivar. Frente a una realidad tan brutal, el reformismo, siempre sirviendo a impedir cuestionamientos profundos, pretende encapsular nuestra lucha y superficializarla, ocultando su carácter de clase, obviando la funcionalidad que para el capitalismo tiene el machismo.  Los reformistas, que pretenden seguir engañándonos con la cínica fábula de un supuesto e imposible “capitalismo con rostro humano”, buscan ocultar que no lograremos cambiar la cultura profundamente machista que impera en el mundo entero, a menos que nos tomemos los medios de producción y por lo tanto los de difusión y educación. En este sistema toda una artillería de sometimiento ideológico es implementada por la clase burguesa; los paradigmas de opresión son activamente martilleados desde múltiples flancos: desde las instituciones religiosas históricamente funcionales a las clases dominantes, pasando por la gran industria audiovisual, hasta los nada ‘inocuos’ videojuegos. Para contrarrestar esa alienación a gran escala, que tanto sufrimiento causa, se necesitan obviamente medidas que subviertan el actual orden social; abolir el patriarcado no será posible sin abolir el capitalismo.

Los caballos de Troya de la burguesía intentan hacer creer que las mujeres explotadoras son nuestras hermanas, cuando ellas también participan de perpetuar este sistema que devora a la naturaleza, explota a los seres humanos (a la clase trabajadora), y perpetúa al machismo, al racismo, al individualismo, comportamientos y discriminaciones fundamentales para el mantenimiento de este sistema putrefacto.

Las mujeres revolucionarias sabemos que la sociedad de clases se perpetúa sobre la violencia: esa violencia ejercida por la clase explotadora (la que posee los medios de producción) contra las mayorías explotadas y precarizadas, y sabemos también el lastre que significa el machismo para la unidad de la clase explotada. Luchamos también por un feminismo revolucionario, para poder oponerlo a la infame recuperación que el sistema está intentando hacer de la lucha feminista, con sus aberrantes Caballos de Troya y su discurso de “sororidad interclasista» (¡cómo si tuviéramos que tener «sororidad» con una capitalista explotadora, una proxeneta o una ficha del complejo militar-industrial por el mero hecho de ser mujer!).

Luchamos contra toda explotación, y nuestra lucha contra la opresión de la mujer trabajadora, la adelantamos luchando día a día contra el machismo, contra la clase burguesa, contra un orden social de explotaciones concatenadas; luchando contra la raíz que sostiene las desigualdades sociales: luchando contra un sistema que fomenta la opresión de la mujer porque necesita esta opresión como mecanismo de dominación y división de la clase explotada; luchando contra un sistema que fomenta la violencia machista a modo de control social (como pérfida válvula de escape de las frustraciones que tal sistema crea); luchando contra un sistema en el que un puñado de multimillonarios capitaliza moliendo humanidades y rebanando el planeta.

El Feminicidio galopante es parte de la barbarie de un sistema económico, político, social y cultural, el capitalista, violento en esencia y perverso en su lógica. Un sistema basado en la explotación de las y los trabajadores y en el saqueo de la naturaleza, es un sistema que necesita banalizar la explotación, la injusticia social y la tortura. 

La lucha por la emancipación de la mujer y la lucha contra el capitalismo son inseparables. Por un feminismo revolucionario, que no es foto de portada sino lucha cotidiana, que lucha contra toda explotación.


Fuente: https://cecilia-zamudio.blogspot.com/2021/03/8-marzo-mujer-clase-trabajadora-feminismo-revolucionario-lucha-contra-toda-explotacion.html?m=1

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