martes, 3 de diciembre de 2024

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Sindicatos de la enseñanza denuncian la gestión de la DANA por parte de la Generalitat

 

Un trabajador falleció el 24 de noviembre por el derrumbe en un centro educativo de Massanassa


Sindicatos de la enseñanza denuncian la gestión de la DANA por parte de la Generalitat

 

Enric Llopis

Rebelion / España

30/11/2024 



Fuentes: Rebelión


El estado español registró 573 muertes por accidentes laborales entre enero y septiembre de 2024 (en el centro de trabajo 466 y otras 107 in itinere –durante el trayecto al lugar de trabajo-), según la estadística del Ministerio de Trabajo y Economía Social; el total de víctimas mortales en el mismo periodo de 2023 fue de 524 (un total de 70 en el País Valenciano, durante los nueve primeros meses de 2024).

Con la huella presente de la DANA en el territorio Valenciano, el pasado 24 de noviembre se produjo uno de los últimos casos de accidente mortal; un trabajador de la empresa pública Tragsa, de 51 años, falleció en el municipio de Massanassa (10.150 habitantes), mientras trabajaba –en la limpieza- de un centro educativo afectado por la riada.

El origen del siniestro fue el derrumbamiento de parte de un techo en el centro educativo; otro obrero, de 35 años, resultó herido, por lo que requirió atención hospitalaria, informó la agencia Efe citando al Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU).

Se da la circunstancia que, el 7 de noviembre, el Ayuntamiento de Massanassa emitió un aviso en las redes sociales que prohibía –por motivos de precaución (“ante el aviso de posible derribo”)- la entrada en los colegios Lluís Vives y Ausiàs March.

¿Qué impacto tuvo la DANA en Massanassa? El balance hecho público el 14 de noviembre por el Centro de Información de Datos (CID) permite una aproximación; así, de las 216 muertes que se habían registrado hasta ese día –desde el 29 de octubre- en el País Valenciano (más de un centenar personas mayores de 70 años), 12 correspondían a Massanassa (el quinto municipio en defunciones tras Paiporta, Catarroja, Valencia y Alfafar).

Asimismo, el municipio de L’Horta Sud figura entre los 11 incluidos en el plan de refuerzo de extracción de lodos en bajos y garajes, dirigido por la Diputació de València (CECOPI, 26 noviembre).

Una muestra de la indignación popular se produjo el 24 de noviembre, cuando la Delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, del PSOE; y la vicepresidenta del Consell, Susana Camarero, del PP, visitaron Massanassa tras el deceso por el derrumbe; las dos dirigentes políticas fueron increpadas por el vecindario (el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, no acudió a la localidad por una “reunión de urgencia”).

El STEPV-Intersindical Valenciana (IV) publicó –el mismo día- una declaración de duelo, en la que criticaba la gestión de la Conselleria d’Educació, dirigida por José Antonio Rovira, del PP.

Así, la Conselleria “lleva desde el 29 de octubre desaparecida, dejando abandonadas a las direcciones de los centros (…); no ha enviado equipos de limpieza profesionales a las escuelas afectadas; ni Equipos de Protección Individual (EPIS), ni tan solo una escoba; los docentes, las familias y miles de personas voluntarias han limpiado los centros educativos”.

Fueron argumentos que se hicieron visibles en la manifestación convocada –el 23 de noviembre, en Valencia- por la Plataforma en Defensa de l’Ensenyament Públic; miles de personas reivindicaron en las calles la dimisión de Mazón y de Rovira. La movilización supuso, también, un reconocimiento al trabajo de las personas voluntarias.

Respecto a la gestión de la emergencia, la comunidad educativa denunció cómo “durante la alerta meteorológica, se mantuvieron centros escolares abiertos sin garantías de seguridad, y las medidas adoptadas fueron tardías e insuficientes”.

Además de la falta de apoyo psicológico, la Plataforma destacó que docentes y familias tuvieron que hacerse cargo de la reorganización de los centros; y la falta de las sustituciones necesarias entre el profesorado, o el “incumplimiento” de los acuerdos respecto a las plantillas.

También criticaron la “paralización” del Pla Edificant de la Generalitat en colaboración con los ayuntamientos, promovido en 2017 por el gobierno de coalición progresista (PSPV-PSOE y Compromís con el apoyo de Unidas-Podemos), para la construcción y reforma de centros educativos (el recorte del PP “ha dejado muchas escuelas con graves deficiencias estructurales, poniendo en riesgo la seguridad del alumnado y el profesorado»).

Las organizaciones situaron las alertas en un panorama general de “desmantelamiento progresivo de la escuela pública”, por parte del actual Gobierno valenciano (del derechista PP en solitario; hasta julio de 2024 en coalición con el partido de ultraderecha Vox).

El manifiesto de la protesta del 23 de noviembre denunció, por otra parte, la denominada Ley reguladora de Libertad Educativa de la Comunidad Valenciana, aprobada en junio de 2024 (el Tribunal Constitucional admitió a trámite –el 19 de noviembre- el recurso de inconstitucionalidad que impulsó la coalición Compromís).

El nuevo modelo del PP y Vox (“y la consulta para la elección de la lengua base”) implica derogar la legislación de 2018; de hecho, representa una “amenaza para el uso del valenciano como lengua vehicular y pone en riesgo la cohesión social y la normalización lingüística”; además de  “arrinconar y perseguir el valenciano”, según la Plataforma en Defensa de l’Ensenyament Públic.

El día anterior a la manifestación, CGT-València difundió un comunicado –La educación valenciana desde el fango- que encabezaba la fotografía invertida de Rovira; las críticas a la descoordinación se remiten al inicio de la catástrofe –el 29 de octubre-; declarada ya la Alerta Roja por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la Conselleria d’Educació no emitió directriz alguna para la actuación de los centros.

De hecho, agrega la organización anarcosindicalista, “en algunos centros educativos los equipos directivos optaron por el desalojo; en otros muchos por la inacción absoluta y en la mayoría se enteraron de que había una alerta al día siguiente”; la situación de caos se repitió el 30 de octubre.  

¿Desinformación? 15 días aún se ignoraba la cifra exacta de centros y alumnos perjudicados, detalla la CGT; a las diferentes circulares, con anexos y subanexos “contradictorios”, se agregaba las cartas tanto a la dirección como al profesorado, y la profusión de notas de prensa; todo ello con la cita de “fases, subfases y muchos porcentajes”.

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Operación de propaganda armada en Siria, claves tácticas y consecuencias estratégicas

 

Una ganancia táctica, temporal y propagandística de los grupos armados yihadistas y quienes les apoyan puede convertirse en ganancia estratégica para Siria en el largo plazo


Operación de propaganda armada en Siria, claves tácticas y consecuencias estratégicas


Pablo Sapag M. (autor de Siria en perspectiva)

El Viejo Topo

3 diciembre, 2024

 


Pablo Sapag M. (autor de Siria en perspectiva)

Lo que ocurre estos días en Siria y muy especialmente en zonas de la ciudad y el Campo de Alepo, está esencialmente relacionado con una operación de propaganda armada de los grupos islamo-yihadistas contrarios al Estado sirio y sus estructuras políticas. Esas  instituciones protegen y garantizan la multiconfesionalidad de una sociedad en la que hay cristianos y musulmanes de distintas denominaciones y que a lo largo de los siglos ha desarrollado una cultura social común de tipo multiconfesional.

Las operaciones de propaganda armada como la de Alepo son propias de organizaciones que no tienen la suficiente fuerza política y por tanto militar para lograr sus objetivos estratégicos políticos y militares. Para obtener algún resultado táctico, utilizan la relativa fuerza militar o armada con la que cuentan para proyectar la idea de que poseen una capacidad mayor de la que realmente tienen. Con ello buscan que un tercero cuyos intereses políticos coincidan con los suyos piense que esa fuerza es realmente relevante y termine apoyándolos directamente. Obviamente, son operaciones que provocan daños humanos y materiales y que a veces pueden desencadenar un conflicto armado mayor. Ejemplo clásico de una operación de propaganda armada que deviene en conflicto armado mayor son los golpes de estado fallidos seguidos de una guerra interna. También lo que ocurrió en Siria a partir de 2011 tras una revuelta parcial que se militarizó sin la capacidad política y militar suficiente para imponerse, generando largos bloqueos en ciudades y pueblos.

Para que las operaciones de propaganda armada sean efectivas, previamente debe estar asegurada la cobertura mediática, en este caso internacional. BBC, CNN, Al Jazeera, El País, The New York Times, Le Monde, etc. son medios de gran capacidad de penetración caracterizados, en connivencia con los intereses de los estados a los que sirven, por su sostenido apoyo a grupos que practican el terrorismo en Siria pero que son calificados por ellos como “insurgentes”, “rebeldes moderados” o “freedom fighters”, “opositores” e incluso “sirios”, teniendo en cuenta que una parte muy relevante de los mismos está compuesta de extranjeros.

La conexión israelí con lo de Alepo

Las operaciones de propaganda armada suelen realizarse en el momento en el que pueden tener la máxima proyección mediática y servir también a fines de terceros. En este caso ha coincidido con la retirada israelí del Líbano sin haber eliminado por completo a Hezbolá, que era el objetivo fijado por el Gobierno israelí. Por lo mismo en el propio Israel el alto fuego se considera una claudicación (véase, por ejemplo, la lectura nada triunfalista que hacen los medios y los analistas israelíes en medios como Jerusalam Post, The Times of Israel, Jediot Ahronot, por no mencionar Haaretz).

La operación en Alepo fue precedida el miércoles 27 de noviembre por sendos bombardeos israelíes sobre los pasos fronterizos sirio-libaneses de Arida y Jisr Qmar –totalmente destruídos-  y maniobras israelíes en el Golán sirio ocupado en las proximidades de la Gobernación de Quneitra. Ello concentró la atención militar siria en el centro y sur del país lo que pudo haber facilitado la operación yihadista en el norte. Todo ello ocurrió cuando ya había entrado en vigor el alto el fuego en Líbano, lo que ha permitido que no se hable ya de esa retirada israelí y de las implicaciones que tiene. También ha coincidido con la aproximación del fin de la fase álgida del conflicto en Ucrania debido al colapso de las fuerzas ucranianas y al inminente cambio de política en EEUU por la llegada a la presidencia de Donald Trump, quien ya ha dejado claro que quiere cerrar o al menos congelar ese conflicto en Ucrania cuanto antes.

¿Por qué ahora?

Además de con la retirada israelí del Líbano, cabe destacar también que la operación se ha orquestado para coincidir con el fin de semana en Siria, que comienza en viernes, lo que permitió a los grupos armados yihadistas liderados por Hayat Tahrir al Sham (antes Jabhat al Nusra), la marca de Al Qaeda en Siria, avanzar por calles desiertas, lo propio de una mañana de domingo en otros lugares. Ello proyectó la imagen de vacío de poder e inoperancia a varios niveles del Estado sirio.

A la proyección de esa imagen durante al menos 24 horas también contribuyó la ausencia por descanso semanal de funcionarios públicos sirios de muchos servicios, por ejemplo, de los medios de comunicación. De esa forma se magnificaron los supuestos o reales avances de los grupos armados, a lo que contribuyó el relativo silencio informativo sirio de las primeras horas. Ello disparó la desinformación alentada por redes sociales y los medios de comunicación internacionales aliados de los grupos armados. Se creó así una sensación de pánico en lugares de Siria alejados de Alepo, alimentado a su vez por lo que les llegaba desde fuera, ya sea por redes sociales o por medios de comunicación. Ese temor en lugares alejados de Alepo y otros puntos de acción armada se disparó igualmente por el hecho de que hace ya mucho tiempo fue disuelta o quedó con carácter apenas latente la Defensa Nacional, fuerza auxiliar y de retaguardia del Ejército Árabe Sirio. Ello se debió a la pacificación en 2018 de buena parte del territorio sirio.

En ese sentido, la operación de propaganda armada ha estado perfectamente planificada, cumpliendo sus objetivos inmediatos, al lograr incluso que quienes están en contra de esos grupos, reprodujeran su relato.  La cosa ha empezado a cambiar sustancialmente el domingo 1 de diciembre, primer día completamente laborable en Siria. Frente a los comunicados sobre impresionados en la pantalla del viernes y el sábado, imágenes en directo de normalidad en buena parte de Siria y del despliegue militar en Hama y en lugares del norte del país.

En todo caso, propagandísticamente, para Siria el coste ha sido temporalmente bastante oneroso por las imágenes que los yihadistas y sus aliados difundieron el sábado, imágenes que, sin embargo, no indican control real ni  posibilidades de consolidación en el tiempo en Alepo por parte de los grupos liderados por Hayat Tahrir al Sham, la marca de Al Qaeda en Siria.

Están efectivamente en 6 barrios del oeste de la ciudad de Alepo y se han hecho fotos en el centro de la misma pero al no contar con el favor de la población esto no puede arraigar más allá de una efectiva operación de propaganda armada, salvo que además de política y económicamente los occidentales (incluido Israel) y Turquía los ayuden implicándose directa y decididamente en un enfrentamiento directo contra el Ejército Árabe Sirio, lo cual no parece factible por la presencia de Rusia en Siria y otros factores, tanto internos sirios como internacionales.

El que esta vez sean barrios del oeste de la ciudad de Alepo y no del este, como en 2012, los que ocupan los yihadistas revela que ni ahora ni entonces han contado con una base política de apoyo real que les permita convertir ganancias temporales en permanentes ni ofrecer una alternativa de gobierno y mucho menos de régimen (sistema) político distinto al que los sirios se dieron en 1919 y cuyo desarrollo y consolidación llegó con la Independencia en 1946.  Entran por donde pueden y se quedan dónde pueden. Ello no presupone respaldo político, solo sentido de la oportunidad.

En realidad, el verdadero objetivo de estos grupos ha sido presionar al Estado sirio para que afloje la presión militar sobre el norte de Idlib y complicar las negociaciones iniciadas con Turquía para resolver los focos que escapan al control del Estado sirio en el norte del país.  No por nada los grupos armados yihadistas han bautizado esa operación como “Disuasión de la Agresión” (del Ejército sirio en Idlib).

 

De lo táctico a lo estratégico. De lo inmediato a lo real

En todo caso, los yihadistas ya han logrado un objetivo propagandístico táctico, es decir, han conseguido agitar a la opinión pública siria e internacional en el corto plazo. Habrá que ver si cuando el Ejército sirio termine de reagruparse, recibir nuevo material ruso ya en camino y escale sus acciones, esos grupos yihadistas puedan,  además, extraer réditos en Idlib y algún otro frente, que es su verdadero objetivo.

Para la imagen de Siria es negativo. Con o sin razón se ha proyectado en el corto plazo una imagen de inoperancia de los servicios de inteligencia, de la capacidad de reacción de las fuerzas armadas y de otros  actores estatales, por ejemplo los mediático-propagandísticos. Esa sensación se ha proyectado sobre todo entre un gran público local e internacional que desconoce la diferencia entre una operación militar defensiva y otra ofensiva, los tiempos de adaptación de una a otra y la necesidad de limitar al máximo las bajas propias y las civiles. Desconocen también las rutinas mediáticas y propagandísticas, claves en una operación que es esencialmente de propaganda armada.

Estaba claro, en todo caso, que algún precio elevado pagaría Siria en esta larga crisis que vive Medio Oriente desde el 7 de octubre de 2023. No ha habido invasión israelo-sionista en Siria pero sí esto de Alepo. Por ahora, el daño es menor en vidas, infraestructuras y la soberanía del Estado sirio pero importante, al menos temporalmente, en términos propagandísticos, de imagen y de confianza entre una parte de la población siria. Después de 14 meses la crisis regional parecía cerrarse y en tiempo de descuento los occidentales, israelo-sionistas y yihadistas han hecho este movimiento para que el actor más importante de la región, Siria, también pague un precio y se debilite, incluso desde el punto de vista de la imagen que los ciudadanos tienen del Estado y de sus capacidades de anticipación y respuesta.

Los últimos hechos confirmados por varias fuentes solventes y abundantes imágenes que no se vieron el viernes y el sábado, indican que sobre el terreno el Ejército Árabe Sirio ya ha blindado la Gobernación de Hama para que los yihadistas no se infiltren desde la Gobernación de Alepo. En los próximos días los yihadistas quedarán cercados en Alepo. La idea es que no haya combates en la ciudad, en buena medida reconstruida desde 2016, y que se retiren al norte de Idlib y a sus países de origen (Uzbekistán, China, Turquía, Ucrania, Francia, Reino Unido, EEUU, etc.) a través de Turquía. Si no hay acuerdo para eso mediado por terceros, puede haber combates en esos barrios de Alepo en los que están, como ocurrió entre 2012 y 2016 en el este.

 

Sí hay combates muy intensos en frente abierto en Idlib, extremo noroccidental de la provincia de Hama y Campo de Alepo. Han muerto ya al menos 823 yihadistas, decenas de soldados sirios y unos 35 civiles. Tramos cortos de autopistas y carreteras estratégicas y varias localidades de la zona de desescalada y de mayor o menos importancia estratégica han cambiado varias veces de manos, casos de Saraqueb o Abu Duhur u otros pueblos de las gobernaciones de Idlib, Hama y Alepo. Por otro lado, se ha producido una  renovada coordinación entre el Ejército Árabe Sirio y algunas milicias kurdas del noroeste y noreste del país ante el enemigo común, grupos yihadistas y otros apoyados por Turquía.

Es posible que en esas zonas las operaciones militares se prolonguen varias semanas porque en esta ocasión Siria se plantea eliminar ese foco de desestabilización de Idlib o al menos debilitar a los grupos yihadistas de manera decisiva para lograr su erradicación a través de un acuerdo político con Turquía. A diferencia de otras ocasiones, ahora Rusia, que junto a Turquía también es garante de los acuerdos de desescalada en el noroeste de Siria ahora rotos, ha dado ya su visto bueno y apoyo a Siria para terminar con esos grupos. De hecho, la aviación rusa ya apoya a la Siria en sus ataques a los yihadistas desplegados en distintos ejes. En tal caso, y de acuerdo al desarrollo futuro de los acontecimientos, una ganancia táctica, temporal y propagandística de los grupos armados yihadistas y quienes les apoyan (EEUU, la Unión Europea-Israel, Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y algún estado latinoamericano) se puede convertir para Siria y sus aliados en una ganancia estratégica, es decir, de largo plazo.

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