Una ganancia táctica,
temporal y propagandística de los grupos armados yihadistas y quienes les
apoyan puede convertirse en ganancia estratégica para Siria en el largo plazo
Operación de propaganda armada en Siria, claves
tácticas y consecuencias estratégicas
Pablo Sapag M. (autor de Siria en perspectiva)
El Viejo Topo
3 diciembre, 2024
Pablo Sapag M. (autor de Siria en perspectiva)
Lo que ocurre
estos días en Siria y muy especialmente en zonas de la ciudad y el Campo de
Alepo, está esencialmente relacionado con una operación de propaganda armada de
los grupos islamo-yihadistas contrarios al Estado sirio y sus estructuras
políticas. Esas instituciones protegen y garantizan la
multiconfesionalidad de una sociedad en la que hay cristianos y musulmanes de
distintas denominaciones y que a lo largo de los siglos ha desarrollado una
cultura social común de tipo multiconfesional.
Las operaciones
de propaganda armada como la de Alepo son propias de organizaciones que no
tienen la suficiente fuerza política y por tanto militar para lograr sus
objetivos estratégicos políticos y militares. Para obtener algún resultado
táctico, utilizan la relativa fuerza militar o armada con la que cuentan para
proyectar la idea de que poseen una capacidad mayor de la que realmente tienen.
Con ello buscan que un tercero cuyos intereses políticos coincidan con los
suyos piense que esa fuerza es realmente relevante y termine apoyándolos
directamente. Obviamente, son operaciones que provocan daños humanos y
materiales y que a veces pueden desencadenar un conflicto armado mayor. Ejemplo
clásico de una operación de propaganda armada que deviene en conflicto armado
mayor son los golpes de estado fallidos seguidos de una guerra interna. También
lo que ocurrió en Siria a partir de 2011 tras una revuelta parcial que se
militarizó sin la capacidad política y militar suficiente para imponerse,
generando largos bloqueos en ciudades y pueblos.
Para que las
operaciones de propaganda armada sean efectivas, previamente debe estar
asegurada la cobertura mediática, en este caso internacional. BBC, CNN,
Al Jazeera, El País, The New York Times, Le Monde, etc. son medios de gran
capacidad de penetración caracterizados, en connivencia con los intereses de
los estados a los que sirven, por su sostenido apoyo a grupos que practican el
terrorismo en Siria pero que son calificados por ellos como “insurgentes”,
“rebeldes moderados” o “freedom fighters”, “opositores” e incluso “sirios”,
teniendo en cuenta que una parte muy relevante de los mismos está compuesta de
extranjeros.
La conexión
israelí con lo de Alepo
Las operaciones
de propaganda armada suelen realizarse en el momento en el que pueden tener la
máxima proyección mediática y servir también a fines de terceros. En este caso
ha coincidido con la retirada israelí del Líbano sin haber eliminado por
completo a Hezbolá, que era el objetivo fijado por el Gobierno israelí. Por lo
mismo en el propio Israel el alto fuego se considera una claudicación (véase,
por ejemplo, la lectura nada triunfalista que hacen los medios y los analistas
israelíes en medios como Jerusalam Post, The Times of Israel, Jediot
Ahronot, por no mencionar Haaretz).
La operación en
Alepo fue precedida el miércoles 27 de noviembre por sendos bombardeos
israelíes sobre los pasos fronterizos sirio-libaneses de Arida y Jisr Qmar
–totalmente destruídos- y maniobras israelíes en el Golán sirio ocupado
en las proximidades de la Gobernación de Quneitra. Ello concentró la atención
militar siria en el centro y sur del país lo que pudo haber facilitado la operación
yihadista en el norte. Todo ello ocurrió cuando ya había entrado en vigor el
alto el fuego en Líbano, lo que ha permitido que no se hable ya de esa retirada
israelí y de las implicaciones que tiene. También ha coincidido con la
aproximación del fin de la fase álgida del conflicto en Ucrania debido al
colapso de las fuerzas ucranianas y al inminente cambio de política en EEUU por
la llegada a la presidencia de Donald Trump, quien ya ha dejado claro que
quiere cerrar o al menos congelar ese conflicto en Ucrania cuanto antes.
¿Por qué ahora?
Además de con
la retirada israelí del Líbano, cabe destacar también que la operación se ha
orquestado para coincidir con el fin de semana en Siria, que comienza en
viernes, lo que permitió a los grupos armados yihadistas liderados por Hayat
Tahrir al Sham (antes Jabhat al Nusra), la marca de Al Qaeda en Siria, avanzar
por calles desiertas, lo propio de una mañana de domingo en otros lugares. Ello
proyectó la imagen de vacío de poder e inoperancia a varios niveles del Estado
sirio.
A la proyección
de esa imagen durante al menos 24 horas también contribuyó la ausencia por
descanso semanal de funcionarios públicos sirios de muchos servicios, por
ejemplo, de los medios de comunicación. De esa forma se magnificaron los
supuestos o reales avances de los grupos armados, a lo que contribuyó el
relativo silencio informativo sirio de las primeras horas. Ello disparó la
desinformación alentada por redes sociales y los medios de comunicación
internacionales aliados de los grupos armados. Se creó así una sensación de
pánico en lugares de Siria alejados de Alepo, alimentado a su vez por lo que
les llegaba desde fuera, ya sea por redes sociales o por medios de
comunicación. Ese temor en lugares alejados de Alepo y otros puntos de acción
armada se disparó igualmente por el hecho de que hace ya mucho tiempo fue
disuelta o quedó con carácter apenas latente la Defensa Nacional, fuerza
auxiliar y de retaguardia del Ejército Árabe Sirio. Ello se debió a la
pacificación en 2018 de buena parte del territorio sirio.
En ese sentido,
la operación de propaganda armada ha estado perfectamente planificada,
cumpliendo sus objetivos inmediatos, al lograr incluso que quienes están en
contra de esos grupos, reprodujeran su relato. La cosa ha empezado a
cambiar sustancialmente el domingo 1 de diciembre, primer día completamente
laborable en Siria. Frente a los comunicados sobre impresionados en la pantalla
del viernes y el sábado, imágenes en directo de normalidad en buena parte de
Siria y del despliegue militar en Hama y en lugares del norte del país.
En todo caso,
propagandísticamente, para Siria el coste ha sido temporalmente bastante
oneroso por las imágenes que los yihadistas y sus aliados difundieron el
sábado, imágenes que, sin embargo, no indican control real ni
posibilidades de consolidación en el tiempo en Alepo por parte de los grupos
liderados por Hayat Tahrir al Sham, la marca de Al Qaeda en Siria.
Están
efectivamente en 6 barrios del oeste de la ciudad de Alepo y se han hecho fotos
en el centro de la misma pero al no contar con el favor de la población esto no
puede arraigar más allá de una efectiva operación de propaganda armada, salvo
que además de política y económicamente los occidentales (incluido Israel) y
Turquía los ayuden implicándose directa y decididamente en un enfrentamiento
directo contra el Ejército Árabe Sirio, lo cual no parece factible por la
presencia de Rusia en Siria y otros factores, tanto internos sirios como internacionales.
El que esta vez
sean barrios del oeste de la ciudad de Alepo y no del este, como en 2012, los
que ocupan los yihadistas revela que ni ahora ni entonces han contado con una
base política de apoyo real que les permita convertir ganancias temporales en
permanentes ni ofrecer una alternativa de gobierno y mucho menos de régimen
(sistema) político distinto al que los sirios se dieron en 1919 y cuyo
desarrollo y consolidación llegó con la Independencia en 1946. Entran por
donde pueden y se quedan dónde pueden. Ello no presupone respaldo político,
solo sentido de la oportunidad.
En realidad, el
verdadero objetivo de estos grupos ha sido presionar al Estado sirio para que
afloje la presión militar sobre el norte de Idlib y complicar las negociaciones
iniciadas con Turquía para resolver los focos que escapan al control del Estado
sirio en el norte del país. No por nada los grupos armados yihadistas han
bautizado esa operación como “Disuasión de la Agresión” (del Ejército sirio en
Idlib).
De lo táctico a
lo estratégico. De lo inmediato a lo real
En todo caso,
los yihadistas ya han logrado un objetivo propagandístico táctico, es decir,
han conseguido agitar a la opinión pública siria e internacional en el corto
plazo. Habrá que ver si cuando el Ejército sirio termine de reagruparse,
recibir nuevo material ruso ya en camino y escale sus acciones, esos grupos
yihadistas puedan, además, extraer réditos en Idlib y algún otro frente,
que es su verdadero objetivo.
Para la imagen
de Siria es negativo. Con o sin razón se ha proyectado en el corto plazo una
imagen de inoperancia de los servicios de inteligencia, de la capacidad de
reacción de las fuerzas armadas y de otros actores estatales, por ejemplo
los mediático-propagandísticos. Esa sensación se ha proyectado sobre todo entre
un gran público local e internacional que desconoce la diferencia entre una
operación militar defensiva y otra ofensiva, los tiempos de adaptación de una a
otra y la necesidad de limitar al máximo las bajas propias y las civiles. Desconocen
también las rutinas mediáticas y propagandísticas, claves en una operación que
es esencialmente de propaganda armada.
Estaba claro,
en todo caso, que algún precio elevado pagaría Siria en esta larga crisis que
vive Medio Oriente desde el 7 de octubre de 2023. No ha habido invasión
israelo-sionista en Siria pero sí esto de Alepo. Por ahora, el daño es menor en
vidas, infraestructuras y la soberanía del Estado sirio pero importante, al
menos temporalmente, en términos propagandísticos, de imagen y de confianza
entre una parte de la población siria. Después de 14 meses la crisis regional
parecía cerrarse y en tiempo de descuento los occidentales, israelo-sionistas y
yihadistas han hecho este movimiento para que el actor más importante de la
región, Siria, también pague un precio y se debilite, incluso desde el punto de
vista de la imagen que los ciudadanos tienen del Estado y de sus capacidades de
anticipación y respuesta.
Los últimos
hechos confirmados por varias fuentes solventes y abundantes imágenes que no se
vieron el viernes y el sábado, indican que sobre el terreno el Ejército Árabe
Sirio ya ha blindado la Gobernación de Hama para que los yihadistas no se
infiltren desde la Gobernación de Alepo. En los próximos días los yihadistas
quedarán cercados en Alepo. La idea es que no haya combates en la ciudad, en
buena medida reconstruida desde 2016, y que se retiren al norte de Idlib y a
sus países de origen (Uzbekistán, China, Turquía, Ucrania, Francia, Reino
Unido, EEUU, etc.) a través de Turquía. Si no hay acuerdo para eso mediado por
terceros, puede haber combates en esos barrios de Alepo en los que están, como
ocurrió entre 2012 y 2016 en el este.
Sí hay combates
muy intensos en frente abierto en Idlib, extremo noroccidental de la provincia
de Hama y Campo de Alepo. Han muerto ya al menos 823 yihadistas, decenas de
soldados sirios y unos 35 civiles. Tramos cortos de autopistas y carreteras
estratégicas y varias localidades de la zona de desescalada y de mayor o menos
importancia estratégica han cambiado varias veces de manos, casos de Saraqueb o
Abu Duhur u otros pueblos de las gobernaciones de Idlib, Hama y Alepo. Por otro
lado, se ha producido una renovada coordinación entre el Ejército Árabe
Sirio y algunas milicias kurdas del noroeste y noreste del país ante el enemigo
común, grupos yihadistas y otros apoyados por Turquía.
Es posible que
en esas zonas las operaciones militares se prolonguen varias semanas porque en
esta ocasión Siria se plantea eliminar ese foco de desestabilización de Idlib o
al menos debilitar a los grupos yihadistas de manera decisiva para lograr su
erradicación a través de un acuerdo político con Turquía. A diferencia de otras
ocasiones, ahora Rusia, que junto a Turquía también es garante de los acuerdos
de desescalada en el noroeste de Siria ahora rotos, ha dado ya su visto bueno y
apoyo a Siria para terminar con esos grupos. De hecho, la aviación rusa ya
apoya a la Siria en sus ataques a los yihadistas desplegados en distintos ejes.
En tal caso, y de acuerdo al desarrollo futuro de los acontecimientos, una
ganancia táctica, temporal y propagandística de los grupos armados yihadistas y
quienes les apoyan (EEUU, la Unión Europea-Israel, Reino Unido, Canadá,
Australia, Nueva Zelanda y algún estado latinoamericano) se puede convertir
para Siria y sus aliados en una ganancia estratégica, es decir, de largo plazo.
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