República Dominicana
A 60 años de aquel abril, en
esta isla hay que sembrar esperanza
Rebelion
29/04/2025
(Con amigos como los americanos, ¿para qué quieren enemigos los dominicanos?)
Fuentes: Rebelión
Sesenta años después del abril en que un movimiento armado de lucha por el
retorno a la constitucionalidad se convirtió en guerra patria, la siembra de
esperanza se concreta en la lucha contra el fascismo, al cual se aferra la
clase dominante para preservar el sistema de sometimiento y saqueo.
La grosera y
abusiva ocupación yanqui de 1965 fue la segunda para Santo Domingo en el siglo
XX, aunque fue una toma del Estado la Convención domínico-americana, que el
gobierno de Theodore Roosevelt impuso al entonces presidente Ramón Cáceres,
tomando el control de las Aduanas.
En República
Dominicana, una tierra saqueada y ofendida, las tropas yanquis dejaron en el
Palacio Nacional a Joaquín Balaguer, antiguo servidor de la dictadura de
Trujillo y representante destacado del atraso político en los años posteriores
al ajusticiamiento del dictador.
Le dejaron como
encargo unificar la clase dominante y coordinar el entreguismo, y la tarea fue
cumplida.
Adaptando a
cada momento la forma de asignar las tareas y de ejercer la dominación, cuando
la edad y el anacronismo de sus posturas hicieron retirar a Joaquín Balaguer,
ocupó su lugar un sector politiquero cobijado en asociaciones de latrocinio
impropiamente llamadas partidos políticos que, como él, acepta la imposición, aplica
políticas de exterminio de jóvenes pobres y garantiza la continuidad del delito
de Estado.
Como Joaquín
Balaguer, los `presidenciables` de hoy (Hipólito Mejía, Leonel Fernández,
Danilo Medina, Abel Martínez, Carolina Mejía, David Collado y figuras similares)
están comprometidos con la concesión de contratos onerosos a corporaciones
mineras, con la firma de acuerdos elaborados en Washington y acogidos para
evitar ser despojados de su lugar en el sistema de privilegios.
Por eso los que
han sido presidentes, además de firmar acuerdos como el DR-CAFTA, se han
prestado a infringir a esta patria una nueva ofensa convirtiéndose en voceros
de la solicitud de intervención al Haití también saqueado y convertido en
asiento de bandas que reciben armas desde el norte.
En un fallido
intento de explicar por qué no sienten vergüenza, pagan a comunicadores con
precio y, por supuesto, sin valor, para presentar la invasión como necesaria y
el levantamiento de un muro como tarea urgente.
SEMBRAR
ESPERANZA ES COMBATIR EL OPORTUNISMO ENTREGUISTA
Con
rebuscamiento o con chabacanería, el poder hegemónico es agresor. Mantiene la
definición que hace sesenta años lo llevó a ocupar Santo Domingo.
En el año 2004
en una convención demócrata en pleno gobierno de Bush, Barack Obama dijo:
“Ahora, permítanme ser claro. Déjame ser claro. Tenemos verdaderos
enemigos en el mundo. Estos enemigos deben ser encontrados. Deben ser
perseguidos y deben ser derrotados”. Años después, siendo presidente, convirtió
en acción su palabra con los asesinatos selectivos.
En días
recientes, el soez Donald Trump, durante una cena con el Comité Nacional
Republicano del Congreso, dijo que los países están “urgidos” por alcanzar
acuerdos que eviten los aranceles. “Estos países nos están llamando. Están
besándome el trasero”.
Las
declaraciones y el estilo responden a la coyuntura, el objetivo es preservar la
hegemonía. De ahí la necesidad de definir a los estrategas imperialistas como
enemigos de los pueblos.
Otros enemigos
de los pueblos son los lacayos. En este momento, hay que mencionar al
presidente dominicano Luis Abinader, quien sigue diciendo que la comunidad
internacional tiene que hacerse cargo de Haití, pero no denuncia que las armas
de las bandas tienen factura yanqui y la tiene también el caos, no pide sanciones
contra las grandes potencias europeas que han ejercido injerencia, han saqueado
y han cometido abusos de todo tipo.
Es la
continuidad del accionar de muchas décadas atrás.
Una cita de Mi
Compadre el general Sol, muestra el Haití ocupado durante la primera mitad del
siglo XX:
Pese a todos los norteamericanos, pese a todas las sanguijuelas, pese a
todos los presidentes Vincent, pese a todos los comemierda, pese a todos los
gendarmes, nuevos brazos de obreros, nuevos brazos de Charlemagne Péralte y de otros
luchadores son los frutos que brotan constantemente de nuestra tierra, en cada
temporada de lluvias, en cada color de cielo, en cada cosecha. Los niños
vagabundos corren por la ciudad como potros. Las gentes viejas dicen que detrás
de los cerros hay otros cerros; pero detrás de los cerros también hay otras
ciudades. Hay ciudades que se consumen. Los cerros también se marchitan porque
ya no hay tierra feraz, y sus huesos de piedra, deslavados por el viento y la
tormenta, muestran su miseria bajo el sol. Detrás de esos cerros requemados
están nuestras ciudades carcomidas por el comején, nuestras ciudades que se
ennegrecen, nuestras ciudades donde otros niños sucios y risueños corren
también, llevando otras ciudades en sus brazos y nuevos destellos en sus ojos…
otras ciudades en la lejanía cada vez más cercana, otras ciudades donde todo el
mundo recobrará la alegría y los bríos del potro en la sabana. ¡Pero ya estoy
desbocado, siempre me desboco cuando miro mi país!»
Jacques Stephen
Alexis, un haitiano a quien la sensibilidad y la toma de conciencia
convirtieron en literato y revolucionario, describió de este modo a Haití en la
primera mitad del siglo XX. El Haití ocupado entre |915 y 1934. (República
Dominicana lo fue entre 1916 y 1924)
En Mi compadre
el general Sol, una novela que es poesía, descripción y denuncia, el sensible
comunista asesinado por el duvalierismo habla de niños y de obreros y destaca
la potencialidad revolucionaria de un pueblo golpeado asentado en una isla
inmisericordemente saqueada.
También a
mediado del siglo pasado, en la parte oriental de la isla, Pedro Mir habla de
su patria:
«No, no la busque.
Si alguien quiere saber cuál es mi patria,
no pregunte por ella.
No quiera saber si hay bosques, trinos,
penínsulas muchísimas y ajenas,
o si hay cuatro cadenas de montañas,
todas derechas,
o si hay varios destinos de bahías
y todas extranjeras.»
Sí, en esta
patria hay penínsulas muchísimas y ajenas y hay varios destinos de bahías
extranjeras. En abril del año 2025, es necesario decir que un sistema político
encabezado por millonarios de nuevo y viejo cuño han puesto bajo el control del
Comando Sur del Ejército de Estados Unidos los depósitos de tierras raras, y
que esa es una acción asquerosa, aunque sería de mal gusto recurrir al vocabulario
de un Donald Trump soez y prepotente o de un Obama amenazante y también
prepotente.
Y hay en esta
isla, por los predios de Alexis y por los de Pedro Mir, hombres, mujeres y
niños pobres que los sectores dominantes intentan dividir para evitar que
identifiquen al enemigo común y conozcan el origen de la miseria que los
golpea.
Es abril, y se
conmemora el sesenta aniversario del envío por parte del gobierno encabezado
por Lyndon Johnson de 42 mil marines a este suelo.
Aunque el poder
mediático predique el odio a través de plumas y voces pagadas y presente como
imposibles modelos de convivencia que están a la vista de todos, en esa isla
hay dos pueblos heridos y dos territorios saqueados… Y urge sembrar conciencia
para enfrentar con decisión al enemigo, un agresor que es poderoso, pero no
invencible.