miércoles, 19 de marzo de 2025
Imperialismo y guerra
Desde
una perspectiva socialista-comunista, Piqueras hace aquí un resumen lúcido de
lo que ha sucedido en el mundo en el último siglo y medio. Y sí, esto pinta
mal. Vayámonos preparando para lo que viene.
Imperialismo y guerra
El Viejo Topo
19 marzo, 2025
LA EVOLUCIÓN
CONJUNTA DEL IMPERIALISMO Y LA GUERRA
1.- La dinámica
actual de las luchas de clase en todo el planeta está dominada por el paso del
capitalismo a su fase globoimperialista, proceso que Lenin describió para su
primera etapa en 1916. Es decir, nada de «tecnofeudalismo» ni otras simplezas
de ese tipo, que crean más confusión que claridad. El capitalismo,
probablemente en su última fase de desarrollo o comienzo de su muy difícilmente
reversible fase degenerativa, sigue siendo el modo de producción hegemónico a
escala mundial, aunque sus actividades rentistas adquieran cada vez más peso en
él.
2.- El
imperialismo es el resultado coherente e inevitable de las leyes de acumulación
del capital, tal como las definió Karl Marx hace más de 150 años. Es decir, se
trata a la postre del desarrollo lógico de la ley del valor.
Lenin, en su
artículo «El Imperialismo y la escisión del Socialismo», escrito en octubre de
1916, sostenía que el imperialismo es una fase histórica especial del
capitalismo. Su carácter específico tiene tres peculiaridades: es 1)
monopolista; 2) parasitario o en descomposición; 3) agonizante.
La sustitución
de la “libre competencia” por el monopolio es el rasgo económico fundamental
del imperialismo. Con él, la situación monopolista de los grandes Bancos (“de
tres a cinco Bancos gigantescos manejan toda la vida económica de los EE.UU.,
de Francia y de Alemania”, decía Lenin ya entonces). También la apropiación de
las fuentes de materias primas por los trusts y la oligarquía financiera
(proveniente de la fusión del capital industrial monopolista con el capital
bancario monopolista).
“Se ha iniciado
el reparto (económico) del mundo entre los cárteles internacionales. ¡Son ya
más de cien los cárteles internacionales que dominan todo el mercado mundial y
se lo reparten ‘amigablemente’, hasta que la guerra lo redistribuya! La
exportación del capital, como fenómeno particularmente característico a
diferencia de la exportación de mercancías bajo el capitalismo no monopolista,
guarda estrecha relación con el reparto económico y político-territorial del
mundo”.
Sobre todo,
cuando ese reparto territorial del mundo (colonias y protectorados) ha llegado
a su fin.
3.- El
imperialismo como pugna económica y política-territorial a escala mundial,
siempre fue parte consustancial del capitalismo, desde sus orígenes, por la
propia dinámica expansiva de la acumulación de capital; sin embargo, la fase
que se ha señalado como estrictamente imperialista es la que ha desarrollado
todo ello hasta un punto de completitud global, con las características anejas
que describieron los clásicos.
Este paso del
capitalismo a su fase estrictamente imperialista desencadenó un ciclo de
guerras mundiales cuyo primer capítulo estalló en los años 1914-1918. Pero éste
fue preparado por otras guerras anteriores: «el imperialismo, como fase
superior del capitalismo en Norteamérica y en Europa, y después en Asia, se
formó plenamente en el período 1898-1914. Las guerras hispano-norteamericanas
(1898), anglo-bóer (1899-1902) y ruso-japonesa (1904-1905), y la crisis
económica de Europa en 1900, son los principales jalones históricos de esta
nueva época de la historia mundial» (Lenin, 1916).
4.- Como
resultado de esa Primera Guerra Mundial, se produjo en octubre de 1917 en el
imperio ruso la primera Revolución Socialista victoriosa de la Historia, que
inició la transición del Modo de Producción Capitalista al Modo de Producción
Socialista. Enorme avance, pues, del Movimiento Comunista de la Humanidad en
post de la procuración de un mundo libre de explotación y de opresión estructurales,
basado en la propiedad colectiva de los medios de producción, en la asociación,
colaboración y apoyo mutuo de los/as productores/as y en la gestión comunal y
cooperativa de los asuntos públicos. Sin clases sociales, ni Estado, ni
patriarcado. Un mundo que exige un enorme desarrollo social e individual en
todos los aspectos, con seres humanos socializados en la solidaridad y el bien
común, capaces de priorizar el corto-medio y largo plazo (lo colectivo) frente
a la inmediatez de lo estrictamente individual (superando en cierto punto su
componente genético de pulsión egoísta).
Tal grado de
desarrollo (Comunismo) requiere de un largo periodo de transición. Transición
que, como las sucedidas entre anteriores modos de producción, presenta
forzosamente momentos o fases más rápidas y otras de retroceso o estancamiento,
y también de combinación de modos de producción en su seno.
El Socialismo
es el modo de producción que comienza y desarrolla el proceso y al que
tradicionalmente se le ha situado entre el modo de producción capitalista y ese
Comunismo que hace de meta o desiderátum, aunque bien puede ser algo más que
mera “transición”. En él, en cualquier caso, se deberán ir creando y forjando
las condiciones objetivas y subjetivas que hagan posible ese salto evolutivo de
la Humanidad. Metafóricamente, el fin de su Prehistoria.
5.- La victoria
de la Revolución Socialista Soviética de 1917 y la posterior construcción de la
URSS y del Bloque Socialista son los fenómenos que dominaron la dinámica de la
lucha de clases (cuando las luchas de clase se hacen masivas y conscientes) al
nivel mundial desde 1917 a 1987. Tras la II Guerra Mundial, la transición al
Socialismo se extendió a Europa Oriental y Central (Alemania, Polonia,
Checoslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Albania, Yugoslavia), Asia (China,
Corea, Vietnam, Laos, Camboya) y América (Cuba). Y se combatió por ella en
varios lugares de África.
6.- A partir de
1917, el objetivo principal de la oligarquía imperialista mundial fue la
destrucción del Socialismo por todos los medios posibles. Llevamos más de 100
años inmersos en esta guerra absoluta que reviste todas las formas imaginables.
Entender esto y saber combatirlo es imprescindible para cualquier estrategia
que persiga la superación del capitalismo.
7.- Hay que
precisar que esta oligarquía imperialista mundial, compleja, plural y llena de
contradicciones internas, que tiene intereses nacionales contrapuestos, tiene
un componente central minoritario que se ha ido haciendo progresivamente
dominante en su seno: el Poder Sionista Mundial, expresión de la gran burguesía
financiera de origen judío Esta élite cosmopolita mundial ha ido escalando posiciones
paso a paso en los últimos cinco siglos, controlando progresivamente los
resortes financieros del capitalismo, y extendiendo su dominio en el área
política, cultural y mediática. En el siglo XIX sedimentaría su ideología
sionista (de corte nazi-fascista), si bien tampoco es homogénea, pues presenta
dos tendencias en su seno, la globalista laica y la mesiánica religiosa. Las
dos comparten, sin embargo, un proyecto de dominio mundial sirviéndose de la
potencia hegemónica del capitalismo en cada momento. Por ello mantienen una
alianza estratégica con otros sectores de la oligarquía imperialista, como es
obvio fundamentalmente anglosajones, de filiación protestante en varias de sus
ramas.
8.- El fracaso
de la intervención imperialista liderada por el Imperio Británico que
desencadenó la guerra civil rusa de los años 1917-1923, demostró que para
derrotar y destruir a la URSS y a la Internacional Comunista era necesario algo
completamente nuevo: sociedades militarizadas y fanatizadas al extremo, capaces
de sacrificar millones de seres humanos en una Guerra Total para aplastar la
Revolución Mundial y al Movimiento Comunista Internacional.
Esta novedosa
fórmula de dictadura terrorista de la burguesía apareció en 1922 en Italia: era
el fascismo. Recibió el apoyo entusiasta de toda la oligarquía imperialista
mundial, especialmente del Imperio Británico, y se fue extendiendo
progresivamente por todo el mundo, revistiendo las más diversas formas, desde
el nacionalcatolicismo de Franco al nacionalsocialismo de Hitler o el
nacional-autoritarismo de Hirohito. A mediados de los años treinta del siglo XX
ya era una excrecencia del capitalismo lista para derrotar al Movimiento
Comunista de la Humanidad cuando éste estaba adquiriendo fuerza.
9.- La Primera
Guerra Mundial supuso un reordenamiento profundo del sistema capitalista.
Produjo la derrota y el hundimiento de cuatro imperios: el Imperio Ruso, el
Imperio Alemán, el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Otomano. También dio paso
a la victoria pírrica de los imperios británico y francés que se vieron
extraordinariamente debilitados por la guerra y el esfuerzo bélico. Finalmente
desencadenó el ascenso de dos formaciones imperiales hasta entonces
semiperiféricas: la japonesa y la estadounidense. También el de una potencia radicalmente
nueva, la URSS: por primera vez en la historia una formación socioestatal se
ponía al servicio del Movimiento Comunista de la Humanidad (y de su Revolución
Socialista Mundial).
10.- En este
complejo tablero de ajedrez geopolítico, la fracción dominante de la oligarquía
imperialista mundial, correspondiente al Eje Anglosajón-sionista, tenía dos
objetivos principales: destruir la URSS y la Internacional Comunista utilizando
para ello a los Estados nazifascistas como ariete principal, e iniciar la colonización
de Palestina, como punta del iceberg del proyecto de dominación mundial del
sionismo, instalando un Estado racista, genocida y colonial, atalaya del
Imperio Occidental en la encrucijada entre Asia, África y Europa, para ayudar
al control de las mayores reservas de petróleo mundiales. El inicio de la
colonización sionista de Palestina fue posible gracias a la destrucción del
Imperio Otomano y a la balcanización, subordinación y fragmentación del mundo
árabe. El apoyo a tendencias y organizaciones islámicas extremistas, o la
creación expresa de ellas, sería el segundo paso en ese sentido, para
desbaratar el panarabismo laico y el arraigo del marxismo en él.
11.- Ante el
riesgo mortal de un Frente Unido del Imperialismo, una alianza entre los
Estados liberales y los nazi-fascistas para destruir a la URSS y a la
Revolución Socialista Mundial, la Internacional Comunista en su VII Congreso de
1935 tuvo que aceptar una retirada táctica y plantear la lucha contra el
fascismo como prioritaria. El objetivo era romper a cualquier precio la alianza
anticomunista del Imperio Occidental, que pensaba desencadenar una guerra para
destruir y exterminar a la URSS, de la misma forma que aplastaron a la Segunda
República Española y su proceso revolucionario, enviando contra ella a las
fuerzas de choque nazi-fascistas, en la que sólo espuriamente se puede llamar
“guerra civil”.
El Eje
Anglosajón-sionista, junto a su satélite subimperial francés, contaban con
utilizar a los Estados nazifascistas como línea avanzada para acabar con la
primera revolución socialista, sin verse obligados a participar directamente,
desgastando a sus competidores y manteniendo su hegemonía.
Para ello, y a
partir de 1933, hicieron constantes concesiones al III REICH, a la Italia
fascista de Mussolini y al imperio japonés, con el objetivo de que atacasen y
destruyesen a la URSS.
Estos crímenes
de lesa humanidad incluyeron, entre otros, el exterminio de la II República
Española (1936-1939), ya dicho, la incorporación de Austria al III REICH y el
desmembramiento y anexión de Checoslovaquia (1938-1939). También las invasiones
genocidas de Etiopía (1935-1941), Albania (1939-1944) y China (1931-1945).
12.- Ante
tamaña ofensiva del Frente Único del Imperialismo contra el Socialismo, la URSS
y la III Internacional tuvieron que intentar romper el cerco capitalista por la
parte nazifascista. Este es el sentido profundo estratégico del pacto
Ribbentrop-Molotov o germano-soviético de agosto de 1939 (contra el que, por
supuesto, toda la burguesía y pequeñaburguesía mundial puso el grito en el
cielo, desde los conservadores a los liberales, desde los socialdemócratas a
los trotskistas).
13.- Esta
jugada maestra, pero realizada a contrarreloj y con muy poco tiempo para poder
explicarla al Movimiento Comunista Internacional, desvió el golpe mortal del
Imperio Occidental contra la URSS, priorizando el enfrentamiento de los Estados
imperialistas entre ellos (en su versión liberal y en su versión nazifascista)
a partir de septiembre de 1939. Se había ganado un tiempo precioso para
preparar la inevitable guerra. Hasta que el Eje Anglosajón logró nuevamente
desviar el golpe nazi hacia la URSS en 1941 (Hitler no parece haber albergado
intención de invadir Inglaterra -entidad de clara filiación germánica para él-,
sino de obtener un mejor reparto del mundo con ella -por eso dejó que las
tropas británicas escaparan en Dunkerque).
14.-Una vez
derrotada la versión nazi-fascista del capital el Eje Anglosajón-sionista
corrigió su error de cálculo, iniciando la III Guerra Mundial anticomunista (o
II Guerra Mundial extendida -prolongación de la ofensiva nazi contra la URSS)
(1945-1990). Tontamente llamada «Guerra Fría».
Para ello
recuperó e incorporó a buena parte de las élites nazi-fascistas en el nuevo
instrumento de terror y acoso al que el Eje Anglosajón dio vida contra el Mundo
Socialista: la OTAN. También absorbió el potencial japonés (dejando incluso
impunes los crímenes de guerra de su oligarquía).
15.- El Eje
Anglosajón-sionista tenía en 1945-1948 el monopolio del arma atómica, y había
obligado a la disolución de la Internacional Comunista como condición sine qua
non de la apertura de un segundo frente en Europa contra Hitler.
Tras ello, el
Mundo Socialista atravesó un momento muy delicado que exigió numerosos y
dolorosos sacrificios para evitar que se abortaran bien pronto los primeros
pasos de la Revolución Socialista Mundial. Entre otros, no intervenir
militarmente en apoyo de la revolución griega.
16.- Esto
cambió radicalmente en 1949-1950, con la victoria de la Revolución China, el
logro de la bomba atómica soviética y el intento de liberación del sur de Corea.
El mundo se había claramente polarizado, en un enfrentamiento sin cuartel del
Capitalismo contra el Socialismo que estaba en gran desventaja en el campo
económico-tecnológico, y por tanto en el militar. Sólo el desarrollo de la
economía planificada soviética permitió acortar esas distancias.
17.- Para la
fracción hegemónica de la oligarquía capitalista mundial, el objetivo principal
fue siempre la ruptura entre la URSS y la República Popular China, ya que estas
dos formaciones socioestatales controlaban el llamado «Heartland», el corazón
geopolítico del planeta, lo que hacía al Mundo Socialista prácticamente
invencible.
Este plan se
desarrolló en tres fases: la primera fue el posible asesinato de Stalin, en
1953, por medio de agentes médicos sionistas, o en su caso con la erradicación
de los estalinistas. La segunda fue favorecer el ascenso del revisionista
Kruschev y la ruptura con el Partido Comunista Chino, en 1962. La tercera fue
la visita de Nixon a China, en 1972. La ruptura del Mundo Socialista garantizó
la victoria del Imperialismo en la III Guerra Mundial (o Segunda Guerra Mundial
prolongada).
18.- Con la
destrucción de la URSS y de los países socialistas del Este de Europa, y el
retroceso de China a posiciones de mercado (aunque con control del PCCh)
ensamblado en el capitalismo global, el mundo volvió a ser unipolar, de 1991 a
2021, como lo fue durante los 100 años de hegemonía total del Imperio
Británico, entre 1815 y 1915. Esta vez, el Estado imperialista dominante era
USA. Pero en ambos casos, buena parte de la dirección estratégica de estas dos
formaciones imperialistas anglosajonas estaba en manos del Poder Sionista
Mundial, sólidamente instalado en todos los sectores claves de ellas (y también
de los núcleos clave de la OTAN).
19.- Todas las
sociedades humanas desigualitarias están atravesadas por las luchas de clase,
formando entre sí un entramado (mundial desde el siglo XIX) extremadamente
complejo y con fuertes componentes caóticos, y por lo tanto imprevisibles. El
desarrollo de la Historia no es una conspiración perfecta de las élites
dominantes que avanza sin problemas, sino un campo de batalla en el que va
triunfando en cada momento la mejor estrategia global. El Sistema Mundial
capitalista liderado por EE.UU. no tardaría mucho en perder su solidez.
En 1979 surge
una Revolución Popular Antiimperialista de nuevo tipo: la República Islámica de
Irán. Se trata de una ruptura situada en los escalones más elementales en
términos políticos. Sin embargo, fue un aldabonazo de corte civilizacional en
otros aspectos, ya que el sustrato de esta revolución es religioso (donde el
capitalismo ha desarrollado poco las fuerzas productivas y no hay vía
alternativa construida de antemano, las condiciones imponen posibilidades
comportamentales limitadas a escala colectiva, lo que tiende a requerir un
mayor control del comportamiento; la religión, más ascética cuanto menor es la
capacidad relativa de consumo en relación al desarrollo del mismo en los
centros del Sistema que fungen de escaparate, bien puede cumplir ese papel;
bajo ciertas circunstancias, la religión suele sustituir a la conciencia de
clase y servir de aglutinante popular hasta que se puede conseguir cierto
desarrollo planificado socioeconómico) y claramente enfrentado a los esquemas y
modelos de la Modernidad Occidental (1492-2022). Una religiosidad política cuyo
liderazgo y guía traza un claro antiimperialismo y antisionismo, como también
en los casos de Líbano, Yemen y Palestina.
20.- La
Revolución Islámica de Irán va dando paso poco a poco al surgimiento de la
Multipolaridad, un mundo que ya no está dominado totalmente por el Imperio (la
Civilización) Occidental, y frustra el objetivo del Poder Sionista Mundial de
colonizar por completo Palestina y el resto de Asia occidental. El sionismo se
verá frontalmente enfrentado.
21.- Así, tras
30 años de Unipolaridad yanki-sionista, de poder sobre las conciencias por
parte de quienes se autodenominaron “Occidente”, el proceso de resoberanización
de Rusia, la industrialización y gran desarrollo de China bajo la dirección de
su Partido Comunista, la lucha sin cuartel del Eje de la Resistencia Antisionista,
liderado por Irán, el afianzamiento de Corea, la –aunque con retrocesos–
resistencia más o menos firme de procesos que habían iniciado su transición
socialista (Vietnam, Cuba, Laos) y la supervivencia de formaciones
socioestatales antiimperialistas multipolares en Nuestramérica (Venezuela,
Nicaragua y, en menor medida, Bolivia), han posibilitado la emergencia de un
nuevo mundo o un Mundo Emergente que reclama su espacio, y que ya tiene sus
manifestaciones soberanas también en el Sahel africano (con Mali, Níger y
Burkina Faso a la vanguardia), además de incorporar ambiguamente en su entorno,
pero al fin y al cabo en su entorno, a formaciones socioestatales de creciente
relevancia, previamente tercermundizadas por el Imperio Occidental (India,
Brasil, Sudáfrica…).
22.- Ante este
desafío sin precedentes, el Eje Anglosajón-sionista se ha visto forzado a
reaccionar. Dentro de las facciones de poder del hasta ahora hegemón mundial se
encuentran los globalistas-financieros (sobre todo aglutinados en torno al Partido
Demócrata) y los continentalistas imperiales-financieros (en buena parte
republicanos). Hasta ahora ambas facciones han desarrollado una guerra
multidimensional y multifacética (Guerra Total) contra el Mundo Emergente, con
el objeto de abarcar dos objetivos: impedir el relevo histórico del Imperio
Occidental y sobre todo abortar cualquier posible articulación del Socialismo o
el renovado impulso del mismo a escala planetaria.
Esa Guerra
Total desatada durante las últimas tres décadas de Unipolaridad USA ha tenido
el efecto paradójico de dar nueva vida a la peor pesadilla geopolítica del Eje
Anglosajón-sionista: la vinculación de China y Rusia, una alianza que domina el
«Heartland» euroasiático. Lo cual resulta aún más grave cuando a ella se suma
Irán, enemigo básico del sionismo.
23.-
Nuevamente, como en 1949-1989, la prioridad absoluta del Imperio Occidental
ahora ya en decadencia (liderado por el Eje Anglosajón-sionista y seguido por
sus otros anglosajones subalternos, así como por Europa y Japón) es fracturar
el Frente Multipolar, a cualquier precio. Esta es la razón profunda de todos
los movimientos geopolíticos de los USA bajo dirección de Trump.
La facción
continentalista-productivista asociada a Trump, hoy al frente, ha decidido que
es imposible ganar la IV Guerra Mundial contra el Frente Multipolar y el Eje de
la Resistencia Antisionista simultáneamente. Por ello debe romper la alianza
entre la Federación Rusa y la República Popular China como sea, para destruir
Irán y el Eje de la Resistencia en un primer momento, luego derrotar a China
desde varios frentes, comenzando por el de Taiwan y los mares adyacentes, para
más tarde lanzar una nueva operación Barbarroja 2.0 contra Rusia. Puede cambiar
el orden de los dos pasos finales, pero el primero pasa por la eliminación de
Irán como sujeto antagónico, dejando al Frente Multipolar seriamente afectado
(el Imperio busca siempre el presumible punto más débil donde atacar de
inicio). La destrucción de Siria (última formación socioestatal árabe seglar de
la región, heredera del panarabismo) y su ‘yihadización’, así como la directa
invasión militar de lo que queda de Palestina no ocupada, más la nueva gran
agresión al Líbano, son, a su vez, pasos necesarios en ese camino y un duro
golpe al Eje de la Resistencia (Irán acaba de rechazar las tramposas
negociaciones que le propone EE.UU., que ha amenazado a la República Islámica
con la guerra; Hezbollah está en una muy delicada posición en un Líbano al
borde de otra guerra civil, y Palestina enfrenta el pleno genocidio con un
ultimátum de Trump para Gaza y el proyecto de un nuevo canal desde el Mar Rojo,
bajo control sionista, con deportación del pueblo palestino incluida). No
obstante, el Eje de la Resistencia ha demostrado su capacidad de resistir y
rehacerse desde abajo en numerosas ocasiones (los ideólogos del Sistema
hablarían de “resiliencia”, ese término que tanto utilizan hoy para que
aguantemos al máximo lo que nos echen).
24.- Esta es la
razón del cambio de postura estadounidense con respecto a Ucrania. Busca ganar
tiempo para su rearme e infiltración de tropas, mientras intenta atraer a Rusia
para que abandone su alianza con China e Irán. De paso lanza a Europa de
ariete, obligada a comprar armamento estadounidense, abocándola a la
irrelevancia mundial si no directamente al suicidio.
Por su parte,
EE.UU. está preparando la fortaleza-continente en América y el Ártico, a la vez
que planea “limpiar de enemigos internos” el continente, con la definitiva
subyugación de Cuba y el destrozo de los procesos de Venezuela y Nicaragua,
para las que contempla incluso la invasión como opción “concluyente”.
Mientras, China
se prepara también para la guerra.
La Guerra Total
de un Sistema en decadencia adquiere, entonces, dimensiones cada vez más
planetarias, más escalofriantes (económicas, político-ideológicas, mediáticas,
biológicas-bacteriológicas, cibernéticas, cognitivas, estrictamente militares y
paramilitares, médicas, genómicas, satelitales, químicas, atómicas…).
Frente a ella,
es más perentorio cada vez alzar la tradición de Paz con Dignidad y Justicia
del Movimiento Comunista de la Humanidad. De fraternidad entre los pueblos.
25.- Los
próximos meses nos indicarán la evolución de las luchas de clase al nivel
mundial. La cuestión ahora ya no es sólo si el Imperio Occidental se desmorona,
sino si con él puede caer también el Sistema Mundial capitalista al que
engendró y mantuvo durante cinco siglos, causando esclavitud, miseria, hambre,
exterminio-genocidio, padecimientos sin nombre, cientos de millones de
migraciones forzadas, guerras, desposesión de buena parte de la humanidad y
esquilmación de sus recursos en el conjunto de él.
De todas las
luchas del mundo y de su correcta estrategia depende que esta coyuntura
histórica que sólo se da cada mucho tiempo pueda abrir las puertas a que fluya
impetuoso de nuevo el Movimiento Comunista de la humanidad. Su necesaria
Revolución Socialista.
Fuente: Observatorio
de la crisis