lunes, 9 de marzo de 2015

UNA MANZANA PODRIDA EN LA ARMADA Y UNA MANZANA SANA EN EL EJERCITO DE TIERRA


La Armada española no es de los heroicos marinos que la componen, sino del pueblo español que la paga, siendo los que menos tienen los que más pagan, en la que, eso sí, están los heroicos marinos que la componen.
Al parecer a la Armada española, que ya digo, es de los españoles que la pagan, le ha salido una manzana podrida, ¡me cachis que mala pata! Lo cual no es ningún problema, porque manzanas podridas aparecen hasta en los perales más altos, por tanto, manzana podrida fuera, y a otra cosa mariposa.
Otra cosa ya es el Ejército de Tierra, que también pagan los españoles, pagando más los que menos tienen, donde de fijo hay una manzana sana,  que es el Teniente Segura, al que se le juzga por haber escrito un libro, en vez de juzgar a los biri-biris de por lo militar que denuncia.
Esto es paradójico, lo reconozcoaunque con tendencia a la normalidad en la vida civil, porque también el charrasquero de las finanzas Blesa, vía Caja Madrid y tarjetas sin color (porque el negro no es color, sino ausencia de colores) muy amigo del señor Aznar, de enjaulado por un juez pasó a ser acusador del juez que le enjauló, y el desenjaulador que desenjaule esto del desenjaulajamiento de Blesa…, más le vale que no desenjaule nada, no sea que por meterse a desenjaulador  lo trinquen y le enjaulen a él.
Y digo que esto es paradójico, no por que se me ocurra a mi así al tun, tun, o porque me haya levantado esta mañana con ganas de liarle la pajarraca a lo militar (¡Líbreme Dios!,, que lo militar es mío) sino porque,  si el Teniente Segura es manzana sana, no hay duda: el nogal, árbol que por excelencia da las manzanas podridas…, ni te cuento, chiquet,  ni te cuento.
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 UNA MANCHA EN EL BLANCO UNIFORME DE LA ARMADA
El fiscal pide casi 7 años de cárcel a un teniente por abusar sexualmente de infantes
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EL PAÍS.COM

Cuando en 2011 llegó la primera denuncia, el entonces jefe de la Asesoría Jurídica de la Armada consideró que se trataba de una “cuestión particular”, que podía “resolverse internamente”. Durante una semana, el general auditor se reunió casi diariamente con el denunciado, a quien invitó a buscar otro destino a cambio de enterrar el caso, según declararía el teniente. Se quería evitar a toda costa que estallara un escándalo que acabaría inevitablemente por salpicar la imagen de la Marina.
Pero intentar taparlo fue peor y el teniente de Intendencia I. E. M. tendrá que sentarse en los próximos días en el banquillo para enfrentarse a una petición fiscal de seis años y nueve meses de prisión, así como 21.000 euros de indemnización para sus presuntas víctimas. La acusación particular eleva la pena a siete años y seis meses y 26.000 euros. Ambos le imputan dos delitos de abuso de autoridad, en su modalidad de trato degradante e inhumano, y otro de extralimitación en el ejercicio del mando. El defensor pide la absolución de su cliente, por considerar que los “escarceos” con el infante de Marina F. D. B. fueron “libres, tolerados y consentidos”, mientras que con E. P. sólo existió una “íntima amistad”, hasta el punto de que, según algunos de sus compañeros, se comportaba como el “novio” del superior.
I. E. M. no era un teniente cualquiera. Ocupaba un puesto de confianza en el Cuartel General de la Armada: era el jefe de la Secretaría del director de Asuntos Económicos. Disponía de coche oficial (“para sorpresa de oficiales de mayor rango”, según el fiscal), proponía el nombramiento y cese de los conductores y pagaba dietas en metálico. Estas prerrogativas, alega su abogado, también las tenía su antecesor en el puesto. Pero I. E. M. sumaba a ello sus “excelentes relaciones con otras autoridades de la Armada e incluso con la Casa Real”, en palabras del fiscal.
Boda con plantel de generales
La boda del teniente I. E. M., en julio de 2011, obligó a confeccionar una orden en la Guardia Real. Se trataba de facilitar el aparcamiento en el interior del Cuartel de El Rey a los vehículos oficiales de media docena de generales que figuraban entre los invitados y de preparar habitaciones para que pudieran cambiarse tras la ceremonia, celebrada en la iglesia de El Pardo. Para trasladar a invitados se emplearon también un Opel Vectra y una Mercedes Vito de la Marina, aunque la defensa sostiene que la cesión de coches oficiales es práctica habitual y, más en este caso, en que los dos contrayentes eran militares. Respecto a los conductores, alega que el teniente los pagó de su bolsillo y que luego participaron en el banquete.
Varios generales invitados a la boda comparecerán como testigos en el juicio. Está por ver si le arropan. Incluso si las relaciones fueron consentidas, queda la diferencia jerárquica entre el teniente y los infantes y, al final, el tabú de la homosexualidad, aunque la ley militar prohíba cualquier discriminación por la orientación sexual.
Según el escrito de acusación, el teniente se valió de su posición de poder para “solicitar al soldado F. B. prestaciones de claro contenido sexual [...] amenazándole, si no accedía, con enviarle de vuelta a la AGRUMAD [Agrupación de Infantería de Marina de Madrid]. De esta manera consiguió que el soldado le enviase una foto de su pene [...].” Posteriormente, le habría obligado a “que se masturbase con él en la habitación del hotel [...] Una vez lo hubo hecho, regresó a su habitación llorando y se abrazó al soldado P., diciéndole que había perdido la dignidad”.
Al también infante E. P., añade, le habría propuesto, “como prueba de confianza”, que subiese desnudo a su dormitorio y, “como este se negase, le amenazó con cesarle”, mientras que al soldado J. P. le citó a las 12 de la noche en su despacho oficial, donde le mantuvo retenido durante cuatro horas, diciéndole que “la Policía Militar se le iba a llevar a la Prisión Militar, que debía dejar a su novia y que él se iba a encargar personalmente de que le echaran de la Armada y despidieran” a ella del supermercado donde trabajaba.
La defensa asegura que muchos SMS aportados al sumario están manipulados y alega que los soldados, lejos de estar “amedrentados”, mostraban “cariño, amistad y afecto” hacia el teniente. Le denunciaron, concluye, en venganza por el cese de uno de ellos


GRECIA: NO QUIEREN COMULGAR CON RUEDAS DE MOLINO + 1


Grecia no descarta nuevas elecciones o un referéndum si no hay acuerdo

Varoufakis explica en un medio italiano que si Bruselas no acepta el plan propuesto por Grecia "podrían existir problemas".
EFE, ROMA diario de sevilla.es| ACTUALIZADO 08.03.2015 - 12:33
    El ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis, asegura que su Gobierno no descarta celebrar unas nuevas elecciones o un referéndum sobre el euro si Grecia no alcanza un acuerdo con los socios de la Unión Europea (UE) que ayude al país heleno a salir de la crisis y a fomentar su crecimiento. 
     
    En una entrevista que publica el diario italiano 'Il Corriere della Sera', Varoufakis explica quesi Bruselas no acepta el plan propuesto por Grecia "podrían existir problemas"
     
    "Como ya ha dicho el primer ministro (griego, Alexis Tsipras), no estamos pegados a los asientos. Podemos celebrar de nuevo las elecciones. Podemos convocar un referéndum sobre el euro", afirma Varukafis. 
     
    El titular de Finanzas rechaza la posibilidad de que el estado heleno pueda pedir un nuevo préstamo a sus socios europeos porque lo que quiere su país es que la UE y Grecia alcancen un acuerdo que permita a este último país "crecer y terminar con la crisis humanitaria" que sufre. 
     
    En este sentido, insiste en que su Ejecutivo trabaja para proponer a Bruselas un plan que llama "contrato para el crecimiento" basado en "un enfoque fiscal razonable". 
     
    Este contrato deberá estar fundamentado, según Varufakis, en tres pilares: "un superávit del presupuesto revisado, una reestructuración inteligente de la deuda y un plan de grandes inversiones". 
     
    En cuanto a la reestructuración inteligente de la deuda, una opción que no contempla el Eurogrupo, Grecia considera esencial "ampliar los plazos de vencimiento de los pagos y una disminución de las tasas de interés". 
     
    "¿Qué es esto sino una reestructuración?. La alternativa que proponemos no tiene el objetivo de que otros países paguen nuestra deuda, es más, proponemos remunerar más los préstamos", asevera. 
     
    Esto se consigue, prosigue Varufakis, con "la sustitución de los títulos de deuda actuales vinculados al crecimiento nominal", es decir, que "si el país crece, paga un interés más alto, y si no crece, paga menos". 
     
    Respecto al superávit del presupuesto revisado, el ministro heleno comenta que va ligado a la inversión, pues "cuanto mayor sea la inversión, más superávit habrá". 
     
    Y para que esto ocurra, señala que es esencial el papel que debe jugar el Banco Europeo de Inversiones (BEI) que, a su juicio, debería potenciar "que los inversores ayuden a desarrollar buenos proyectos". 
     
    Finalmente, Varufakis dirige dos críticas contra Europa, en primer lugar, lamenta que en los últimos años "se haya puesto todo el peso en las espaldas de las clases más pobres", y condena el eterno debate sobre si Grecia saldrá o no de la zona euro. 
     
    "¿Quien va a venir a invertir en Grecia si se habla continuamente de 'Grexit' (juego de palabras entre Grecia y 'exit' en inglés, que significa salida). Hablar de 'Grexit' es venenoso", concluye el ministro griego. 

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    EUROPA: NO AL TTIP



    El Parlamento Europeo debe proteger a la ciudadanía ante la amenaza del tratado comercial entre UE-EEUU

    Rebelión
    05.03.2015

    El Parlamento Europeo está preparando un informe con su posicionamiento sobre las controvertidas negociaciones de la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés). 375 colectivos de la sociedad civil procedentes de toda Europa, entre los que se encuentran la Campaña “No al TTIP”, han reclamado a los miembros del Parlamento Europeo que defiendan a la ciudadanía, a los trabajadoras y trabajadores, y al medio ambiente, ante la amenaza que supone el tratado.Hoy mismo, estas 375 organizaciones, de consumidores, ecologistas, sociales y sindicales, presentes en 25 países, han hecho llegar una carta abierta a los grupos políticos del Parlamento Europeo [1]. En la carta señalan que el TTIP podría limitar la soberanía democrática de los Estados, fortalecer la influencia de las grandes empresas y socavar los servicios públicos, el medio ambiente, las normativas alimentarias y los derechos laborales.
    En estos momentos la Eurocámara está debatiendo el proyecto de informe sobre las recomendaciones del Parlamento Europeo a la Comisión Europea relativas a las negociaciones del TTIP [2], y la votación definitiva tendrá lugar -posiblemente en mayo- una vez que hayan dado sus respectivas opiniones las catorce comisiones parlamentarias que participan en el proceso. El informe no será vinculante, sin embargo representará una señal política, ya que el acuerdo definitivo del TTIP -si llega a producirse- debería votarse en el Parlamento Europeo.
    Cuca Hernández, portavoz de la Campaña 'No al TTIP', ha recalcado que: "el TTIP es un intento de acabar con la democracia y ponerla en manos de grandes empresas multinacionales a través de negociaciones secretas y con propuestas políticas que pretende vaciar completamente la soberanía demcrática y el derecho a decidir de los parlamentos, instituciones y de la gente”.
    Sandra Espeja, portavoz de la Campaña Estatal No al TTIP', ha señalado que: “el TTIP es un Caballo de Troya. Este tratado implicaría un ataque a los estándares de seguridad alimentaria, ambientales y laborales así como el sacrificio de los derechos democráticos a favor de los intereses de grandes empresas. Los Europarlamentarios han de rechazar de pleno las propuestas recogidas en el TTIP, como el mecanismo de resolución de controversias entre inversor y Estado (ISDS), que otorgan privilegios especiales a las grandes empresas para demandar a los gobiernos y rompen con el Estado de Derecho, así como la mal llamada cooperación reguladora, una herramienta definitiva de los lobbies empresariales para lograr legislaciones a su medida”.

    La oposición al TTIP ha crecido exponencialmente en toda Europa estos últimos 12 meses. Se han puesto en marcha campañas en 25 países de la Unión Europea y se han logrado resoluciones críticas en varios parlamentos. Más de 1,5 millones de personas han firmado la Iniciativa Ciudadana Europea auto-organizada exigiendo a las administraciones europeas detener las negociaciones del TTIP y no ratificar el tratado de comercio entre Europa y Canadá, llamado CETA [3].


    Notas:




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    TTIP: CONSOLIDAR EL RETROCESO SOCIAL



    Los tres mitos del TTIP y nuestras alternativas

    Rebelión
    eldiario.es
    04.03.2015


    A pesar de no haberse implementado todavía, el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea (TTIP) es ya una reliquia de la teoría económica dominante. Nos sigue vendiendo que la globalización es el fin de la historia, que la competencia es el modo más eficiente de organizar una economía y que para generar bienestar y empleo, hay que crecer. Estos tres dogmas son simplemente erróneos. Por tanto, el problema del TTIP no es de matiz, es de raíz: va en dirección opuesta a la sociedad próspera y sostenible que la gran mayoría quiere construir. Repasemos pues los tres mitos del TTIP y presentemos nuestras alternativas.

    Mito 1: La globalización es el fin de la historia

    La globalización actual no es otra cosa que una extraordinaria acumulación energética (y sus consiguientes emisiones de CO2) para que una minoría de la humanidad pueda producir y consumir cada vez más en un mundo convertido en mercado global. Pues bien, esa globalización utópica se ha terminado: no hay más energía fósil barata, ni atmósfera suficiente para tanta depredación.
    Sin embargo, parece que el TTIP vive en una cuarta dimensión alejada de las realidades energéticas y materiales. Teniendo como único horizonte el Business As Usual, el TTIP quiere pisar el acelerador de la globalización fósil y depredadora:

    1. Terminar con cualquier restricción para las exportaciones de "bienes energéticos", dando de nuevo prioridad a las energías más sucias y contaminantes del pasado como el carbón, el petróleo o el gas.

    2. Facilitar la exploración y explotación de hidrocarburos por parte de las multinacionales en EEUU y la UE, abriendo la puerta al fracking y sus desastrosas consecuencias sobre el medio ambiente y el clima.

    3. Imposibilitar que cualquier país adopte medidas que privilegien saberes, tecnologías o empresas locales, poniendo freno de esta manera al desarrollo de las energías renovables.
    Frente a esta irresponsable "estrategia Titanic", una estrategia sensata, es decir menos energívora y contaminante, pasa en cambio por la relocalización de gran parte del comercio y de nuestras economías. Nuestro futuro y el de nuestros hijos se llaman "circuitos cortos" que nos permitan, en la mayor medida posible, consumir localmente la energía y los alimentos que producimos localmente y sin tantos intermediarios, y dar más espacio a la autoproducción y al autoconsumo. Dentro de una red cooperativa global (véase punto siguiente), hablamos de una economía que echa raíces en lo local, privilegia productos de calidad y con fuerte valor añadido ecológico, construye comunidad desde abajo y acerca las decisiones productivas y de consumo a la gente de a pie. In fine, una economía más humana, más sostenible y más democrática.

    Mito 2: La competencia es el modo más eficiente de organizar una economía

    El TTIP busca reforzar la competitividad de las empresas europeas y estadounidenses. Este es el mantra repetido a saciedad por el darwinismo social y económico: nuestro entorno, y en particular el mercado, es una selva donde se salvan los más aptos y fuertes, mientras el resto tiene el honor de poder pelearse por las migajas convertidas en caridad. El TTIP refuerza este canibalismo comercial donde los pezqueñines (pequeñas y medianas empresas, autónomos, cooperativas, etc.) tanto de EEUU como de la UE nadan entre los tiburones llamados multinacionales. En provecho de unos pocos, refuerza una mercantilización tan insana como ineficiente de los bienes comunes, de nuestras vidas y de los demás seres vivos.

    Necesitamos reequilibrar la balanza, hoy vencida hacia una competitividad a ultranza y a favor de los peces gordos. En el eje central ha de estar la cooperación, es decir nuestra capacidad de obrar conjuntamente entre muchos pezqueñines para el beneficio colectivo. Y para ello volvamos la mirada hacia la naturaleza que, lejos de las teorías económicas ajenas a las necesidades de la gente y de los límites biofísicos, recompensa la colaboración y el beneficio mutuo.

    Para ello, hace falta establecer estrategias comunes de cooperación entre la UE, EEUU y más países para poner fin a los paraísos fiscales y a la economía de casino; impulsar reglas comerciales supeditadas al respeto de los derechos humanos, al trabajo digno y al respeto a los ecosistemas (como propone la iniciativa Alternative Trade Mandate) o reforzar los marcos multilaterales para luchar contra el cambio climático. Además hay que afianzar lazos entre movimientos sociales, ONG, sindicatos, partidos de ambos lados del Atlántico para compartir experiencias y construir alternativas dentro de una economía social, solidaria y ecológica. Tenemos intereses comunes, pongamos las respuestas en común.

    Mito 3: Para generar bienestar y empleo, hay que crecer

    El TTIP lo tiene claro: es una herramienta a favor del crecimiento. De hecho, gran parte del debate se fija en torno a la tasa de crecimiento que podría aportar un tratado de este calado. Sin embargo, que sea 0,5% de aumento de PIB dentro de 10 años como vaticina la Comisión Europea, o disminución del PIB según otros estudios, tenemos que salir de este estéril debate de cifras: el crecimiento no es la solución, forma parte del problema. Por tres razones básicas:

    1. El crecimiento es incapaz de tener en cuenta la finitud del planeta y nos lleva directamente al colapso ecológico. En su estela, el TTIP será a lo mejor un poco pan para hoy y sin duda, para las mayorías, mucha hambre para mañana.

    2. Por encima de 13.000 euros por habitante, el crecimiento del PIB no significa mayor bienestar. Además, como prueba el caso de España, es perfectamente posible crecer sin crear empleo y aún menos de calidad. Así que afirmar como la Comisión Europea y la Gran Coalición (conservadores, social-demócratas y liberales) que el TTIP generará más PIB y por tanto una mejora del nivel de vida para la ciudadanía oscila entre ignorancia y mentira.

    3. El crecimiento no volverá. Los países occidentales, incluido España, estamos entrando en un nuevo periodo de la historia donde el crecimiento será bajo, nulo o negativo. Al agarrarse a un dogma decadente, el TTIP ya es una reliquia de otra época que, además, genera falsas expectativas.

    A estas alturas de la historia, lo necesario y deseable es una gran transición justa y ecológica de la economía que además es capaz de crearmillones de empleos dignos y sostenibles en Europa y España. Que haya crecimiento o no del PIB es totalmente secundario: lo prioritario es cubrir las necesidades reales de la población dentro de los límites del planeta. Para ello, se requiere dentro de la transición dos ingredientes ignorados por el TTIP: la redistribución de las riquezas y más y mejor democracia.

    En conclusión, hoy un tratado revolucionario a la vez que útil y realista sería uno que marcara en su preámbulo: "Conscientes de la crisis ecológica así como de las enormes desigualdades de este mundo y en nuestros países respectivos, nuestra cooperación transatlántica tiene como objetivo garantizar ­a través de una Gran Transición justa y ecológica de la economía local y global que las generaciones presentes y futuras vivan bien, felices y prosperas dentro de los límites reales del planeta".



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    PARA UN ANÁLISIS DEL CAPITALISMO

    50 años de guerras imperiales: resultados y perspectivas

    1/5

    09.03,2015

    Traducido del inglés para Rebelión por Sara Plaza

    Introducción

    En los últimos 50 años Estados Unidos y las potencias europeas han desatado incontables guerras imperiales en todo el mundo. La ofensiva hacia la supremacía mundial ha estado envuelta en la retórica del "liderazgo mundial", y las consecuencias han sido devastadoras para los pueblos contra los que se han dirigido esas guerras. Las más grandes, largas y numerosas las ha llevado a cabo Estados Unidos. Presidentes de ambos partidos han estado al frente de esta cruzada por el poder mundial. La ideología que anima el imperialismo ha ido cambiando del "anticomunismo" del pasado al "antiterrorismo" actual.

    Como parte de su proyecto de dominación mundial, Washington ha utilizado y combinado muchas formas de guerra, incluyendo invasiones militares y ocupaciones; ejércitos mercenarios y golpes militares; además de financiar partidos políticos, ONGs y multitudes en las calles para derrocar gobiernos debidamente constituidos. Los motores de esta cruzada por el poder mundial varían según la localización geográfica y la composición económica de los países destinatarios.

    Lo que queda claro cuando se analiza la construcción del imperio estadounidense en el último medio siglo es el relativo declive de los intereses económicos y la aparición de consideraciones de tipo político y militar. Esto se debe en parte a la desaparición de los regímenes colectivistas (la URSS y Europa Oriental) y a la conversión al capitalismo de China y los regímenes de izquierdas en Asia, África y Latinoamérica. El declive de las fuerzas económicas como motor del imperialismo es el resultado de la llegada del neoliberalismo global. La mayoría de las multinacionales de Estados Unidos y la Unión Europea no están amenazadas por nacionalizaciones o expropiaciones que podrían desencadenar una intervención política imperial. De hecho, incluso los regímenes posneoliberales invitan a las multinacionales a invertir, comerciar y explotar recursos naturales. Los intereses económicos entran en juego en la formulación de políticas imperiales solo si (y cuando) surgen regímenes nacionalistas que desafían a las multinacionales estadounidenses, como en el caso de Venezuela bajo el presidente Chávez.

    La clave de la construcción del imperio estadounidense en el último medio siglo se halla en las configuraciones del poder político, militar e ideológico que se han hecho con el control de las palancas del estado imperial. La historia reciente de las guerras imperiales estadounidenses ha demostrado que las prioridades militares estratégicas –bases militares, presupuestos y burocracia– han estado muy por encima de cualquier interés económico localizado de las multinacionales. Por otra parte, la mayoría de los gastos y las largas y costosas intervenciones militares del estado imperial estadounidense en Oriente Medio han sido a instancias de Israel. El acaparamiento de posiciones políticas estratégicas en el Ejecutivo y en el Congreso por parte de la configuración del poder sionista estadounidense ha reforzado la centralidad de los intereses militares en detrimento de los económicos.

    La "privatización" de las guerras imperiales –el gran aumento y uso de mercenarios contratados por el Pentágono– ha supuesto el saqueo de decenas de miles de millones de dólares del Tesoro estadounidense. La industria militar privada, que provee de combatientes mercenarios, se ha convertido en una fuerza muy "influyente" que está moldeando la naturaleza y las consecuencias del proceso de construcción del imperio estadounidense.

    Los estrategas militares, los defensores de los intereses coloniales israelíes en Oriente Medio y las corporaciones militares y de inteligencia son actores fundamentales del estado imperial, y es su influencia en la toma de decisiones la que explica porqué el resultado de las guerras imperiales estadounidenses no ha sido un imperio económico próspero y políticamente estable. En vez de eso, sus políticas han tenido como resultado economías devastadas e inestables que se rebelan continuamente.

    Vamos a empezar identificando las cambiantes áreas y regiones implicadas en la construcción del imperio estadounidense desde mediados de los setenta hasta la actualidad. Luego examinaremos los métodos, las fuerzas impulsoras y los resultados de la expansión imperial. A continuación pasaremos a describir el actual mapa geopolítico de la construcción imperial y el carácter variado de la resistencia antiimperialista. Concluiremos examinando el porqué y el cómo de la construcción del imperio y, más concretamente, las consecuencias y los resultados de medio siglo de expansión imperial estadounidense.

    Imperialismo en el periodo post Vietnam: guerras por poderes en América Central, Afganistán y el sur de África

    La derrota del imperialismo estadounidense en Indochina marca el final de una fase de construcción del imperio y el comienzo de otra: el paso de invasiones territoriales a guerras por poderes. A partir de las presidencias de Gerald Ford y James Carter, el estado imperialista estadounidense empezó a recurrir cada vez más a apoderados. Reclutó, financió y armó ejércitos por poderes para destruir una gran variedad de regímenes y movimientos nacionalistas y social-revolucionarios en tres continentes. Con el apoyo logístico del ejército y las agencias de inteligencia paquistaníes, y con el respaldo económico de Arabia Saudita, Washington financió y armó fuerzas extremistas islámicas en todo el mundo para invadir y destrozar el régimen afgano, laico, progresista y apoyado por la Unión Soviética.

    La segunda intervención por poderes tuvo lugar en el sur de África, donde el estado imperial estadounidense, aliado con Sudáfrica, financió y armó ejércitos por poderes contra los regímenes antiimperialistas de Angola y Mozambique.

    La tercera ocurrió en América Central, donde Estados Unidos financió, armó y entrenó escuadrones de la muerte en Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Honduras para acabar con los movimientos populares y las insurgencias armadas, causando más de 300.000 civiles muertos.

    La "estrategia de guerra por poderes" del estado imperial de Estados Unidos se extendió a América del Sur: la CIA y el Pentágono apoyaron golpes de Estado en Uruguay (general Álvarez), Chile (general Pinochet), Argentina (general Videla), Bolivia (general Banzer) y Perú (general Morales). La construcción del imperio por poderes se hizo en gran medida a instancias de las multinacionales estadounidenses, que durante ese periodo tuvieron un papel destacado a la hora de establecer las prioridades del estado imperial.

    Las guerras por poderes estuvieron acompañadas por invasiones militares directas: la diminuta isla de Granada (1983) y Panamá (1989) bajo los presidentes Reagan y Bush padre. Blancos fáciles, con pocas víctimas y pocos gastos militares: ensayos generales para relanzar importantes operaciones militares en un futuro cercano.

    Lo que sorprende de las "guerras por poderes" son sus resultados contrapuestos. En América Central, Afganistán y África esas guerras no desembocaron en prósperas neo-colonias ni resultaron lucrativas para las corporaciones estadounidenses. En cambio, los golpes de Estado por poderes en América del Sur se tradujeron en extensas privatizaciones y abultados beneficios para las multinacionales estadounidenses.

    La guerra por poderes en Afganistán trajo consigo el ascenso y la consolidación del "régimen islámico" talibán, que se oponía tanto a la influencia soviética como a la expansión imperial estadounidense. Con el tiempo el ascenso y la consolidación del nacionalismo islámico desafiaría a los aliados de Estados Unidos en el sur de Asia y en la región del Golfo, y conduciría a la invasión militar estadounidense de 2001 y a una larga guerra (15 años) que aún no ha terminado, y que probablemente supondrá la derrota y retirada militar de Estados Unidos. Los principales beneficiarios desde el punto de vista económico fueron los clientes políticos afganos de Washington, los "contratistas" mercenarios estadounidenses, los funcionarios militares responsables de adquisiciones y los administradores coloniales que saquearon cientos de miles de millones de dólares del Tesoro estadounidense a través de transacciones ilegales o fraudulentas.

    Las multinacionales no-militares no se beneficiaron en absoluto del saqueo del Tesoro de Estados Unidos. De hecho, la guerra y el movimiento de resistencia dificultaron la entrada de capital privado estadounidense a largo plazo en Afganistán y las regiones fronterizas limítrofes de Pakistán.

    La guerra por poderes en el sur de África arrasó las economías locales, especialmente las economías agrícolas nacionales, desarraigó a millones de trabajadores y campesinos e impidió la entrada de las empresas petrolíferas estadounidenses durante más de dos décadas. El resultado "positivo" fue la des-radicalización de la elite nacionalista revolucionaria. Sin embargo, la conversión política de los "revolucionarios" del sur de África al neoliberalismo no benefició demasiado a las multinacionales estadounidenses, pues los nuevos gobernantes se volvieron oligarcas cleptócratas y pusieron en marcha regímenes patrimoniales asociándose con diversas multinacionales, sobre todo asiáticas y europeas.

    Las guerras por poderes en América Central también tuvieron resultados contrapuestos. En Nicaragua la revolución sandinista derrotó al régimen de Somoza apoyado conjuntamente por Estados Unidos e Israel, pero inmediatamente después tuvo que enfrentarse a un ejército mercenario contrarrevolucionario financiado, armado y entrenado por Estados Unidos ("la contra") con base en Honduras. La guerra estadounidense destrozó muchos proyectos económicos progresistas, socavó la economía y eventualmente derivó en la victoria electoral de Violeta Chamorro, que contó con el patrocinio y el respaldo de Estados Unidos. Dos décadas más tarde los apoderados de Estados Unidos fueron derrotados por una coalición política liderada por sandinistas des-radicalizados.

    En El Salvador, Guatemala y Honduras, las guerras por poderes estadounidenses terminaron consolidando regímenes clientelistas que se encargaron de destruir la economía productiva y provocaron la huida de millones de refugiados de guerra hacia Estados Unidos. El dominio imperial estadounidense erosionó las bases del mercado laboral productivo y engendró bandas asesinas de narcotraficantes.

    En resumen, en la mayoría de los casos las guerras por poderes de Estados Unidos lograron evitar el ascenso de regímenes nacionalistas de izquierdas, pero también condujeron a la destrucción de las bases económicas y políticas de un imperio neocolonial próspero y estable.


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