La
Armada española no es de los heroicos marinos que la componen, sino del pueblo
español que la paga, siendo los que menos tienen los que más pagan, en la que,
eso sí, están los heroicos marinos que la componen.
Al
parecer a la Armada española, que ya digo, es de los españoles que la pagan, le
ha salido una manzana podrida, ¡me cachis que mala pata! Lo cual no es ningún
problema, porque manzanas podridas aparecen hasta en los perales más altos, por
tanto, manzana podrida fuera, y a otra cosa mariposa.
Otra
cosa ya es el Ejército de Tierra, que también pagan los españoles, pagando más
los que menos tienen, donde de fijo hay una manzana sana, que es el Teniente Segura, al que se le juzga
por haber escrito un libro, en vez de juzgar a los biri-biris de por lo militar
que denuncia.
Esto
es paradójico, lo reconozco, aunque con tendencia a la normalidad en la vida civil,
porque también el charrasquero de las finanzas Blesa, vía Caja Madrid y tarjetas sin color (porque el negro no es color, sino ausencia de colores) muy amigo del señor
Aznar, de enjaulado por un juez pasó a ser acusador del juez que le enjauló, y
el desenjaulador que desenjaule esto del desenjaulajamiento de Blesa…, más le vale que
no desenjaule nada, no sea que por meterse a desenjaulador lo trinquen y le enjaulen a él.
Y
digo que esto es paradójico, no por que se me ocurra a mi así al tun, tun, o porque me haya levantado esta mañana con ganas de liarle la pajarraca a lo militar (¡Líbreme Dios!,, que lo militar es mío) sino
porque, si el Teniente Segura es manzana
sana, no hay duda: el nogal, árbol que por excelencia da las manzanas podridas…,
ni te cuento, chiquet, ni te cuento.
*
UNA MANCHA EN EL BLANCO UNIFORME DE LA ARMADA
El fiscal pide casi 7 años de cárcel a un teniente por abusar sexualmente
de infantes
·
MIGUEL
GONZÁLEZ Madrid
EL PAÍS.COM
Cuando en 2011 llegó la primera denuncia, el entonces
jefe de la Asesoría Jurídica de la Armada consideró que se trataba de una
“cuestión particular”, que podía “resolverse internamente”. Durante una semana,
el general auditor se reunió casi diariamente con el denunciado, a quien invitó
a buscar otro destino a cambio de enterrar el caso, según declararía el
teniente. Se quería evitar a toda costa que estallara un escándalo que acabaría
inevitablemente por salpicar la imagen de la Marina.
Pero intentar taparlo fue peor y el teniente de
Intendencia I. E. M. tendrá que sentarse en los próximos días en el banquillo
para enfrentarse a una petición fiscal de seis años y nueve meses de prisión,
así como 21.000 euros de indemnización para sus presuntas víctimas. La acusación
particular eleva la pena a siete años y seis meses y 26.000 euros. Ambos le
imputan dos delitos de abuso de autoridad, en su modalidad de trato degradante
e inhumano, y otro de extralimitación en el ejercicio del mando. El defensor
pide la absolución de su cliente, por considerar que los “escarceos” con el
infante de Marina F. D. B. fueron “libres, tolerados y consentidos”, mientras
que con E. P. sólo existió una “íntima amistad”, hasta el punto de que, según
algunos de sus compañeros, se comportaba como el “novio” del superior.
I. E. M. no era un teniente cualquiera. Ocupaba un
puesto de confianza en el Cuartel General de la Armada: era el jefe de la
Secretaría del director de Asuntos Económicos. Disponía de coche oficial (“para
sorpresa de oficiales de mayor rango”, según el fiscal), proponía el
nombramiento y cese de los conductores y pagaba dietas en metálico. Estas
prerrogativas, alega su abogado, también las tenía su antecesor en el puesto.
Pero I. E. M. sumaba a ello sus “excelentes relaciones con otras autoridades de
la Armada e incluso con la Casa Real”, en palabras del fiscal.
La
boda del teniente I. E. M., en julio de 2011, obligó a confeccionar una orden
en la Guardia Real. Se trataba de facilitar el aparcamiento en el interior del
Cuartel de El Rey a los vehículos oficiales de media docena de generales que
figuraban entre los invitados y de preparar habitaciones para que pudieran
cambiarse tras la ceremonia, celebrada en la iglesia de El Pardo. Para trasladar
a invitados se emplearon también un Opel Vectra y una Mercedes Vito de la
Marina, aunque la defensa sostiene que la cesión de coches oficiales es
práctica habitual y, más en este caso, en que los dos contrayentes eran
militares. Respecto a los conductores, alega que el teniente los pagó de su
bolsillo y que luego participaron en el banquete.
Varios generales invitados a la boda
comparecerán como testigos en el juicio. Está por ver si le arropan. Incluso si
las relaciones fueron consentidas, queda la diferencia jerárquica entre el
teniente y los infantes y, al final, el tabú de la homosexualidad, aunque la
ley militar prohíba cualquier discriminación por la orientación sexual.
Según el escrito de acusación, el teniente se valió de
su posición de poder para “solicitar al soldado F. B. prestaciones de claro
contenido sexual [...] amenazándole, si no accedía, con enviarle de vuelta a la
AGRUMAD [Agrupación de Infantería de Marina de Madrid]. De esta manera
consiguió que el soldado le enviase una foto de su pene [...].” Posteriormente,
le habría obligado a “que se masturbase con él en la habitación del hotel [...]
Una vez lo hubo hecho, regresó a su habitación llorando y se abrazó al soldado
P., diciéndole que había perdido la dignidad”.
Al también infante E. P., añade, le habría propuesto,
“como prueba de confianza”, que subiese desnudo a su dormitorio y, “como este
se negase, le amenazó con cesarle”, mientras que al soldado J. P. le citó a las
12 de la noche en su despacho oficial, donde le mantuvo retenido durante cuatro
horas, diciéndole que “la Policía Militar se le iba a llevar a la Prisión
Militar, que debía dejar a su novia y que él se iba a encargar personalmente de
que le echaran de la Armada y despidieran” a ella del supermercado donde
trabajaba.
La defensa asegura que muchos SMS aportados al sumario
están manipulados y alega que los soldados, lejos de estar “amedrentados”,
mostraban “cariño, amistad y afecto” hacia el teniente. Le denunciaron,
concluye, en venganza por el cese de uno de ellos