domingo, 17 de octubre de 2021

El harakiri capitalista. (Con lo facilita que es la cosa, señor mío. Si no se trata de palique ni del la, le, li, lo, lu, coleta arriba coleta abajo (cortada). Si con leer a Marx (quiere decirse yo leo, yo comprendo, yo opino) que hasta la fecha ha sido el que mejor estudió y comprendió las leyes internas del funcionamiento del modo de producción capitalista para comprender que como cualquier otro modo deproducción histórico, su fin es la de su desaparición para dar lugar a un nuevo modo de producción más desarrollado y perfecto. Santa Lucía, hija, que me estoy dirigiendo a ti, así que no te me quedes amulagada y dormida en los laureles, que si no ves a mi no me digas nada. Dimite de tu cargo de patrona de la vista que a lo mejor poniendo un gato de arcilla en tu lugar y con tus atribuciones ópticas es más mejor para todos. Y Tú, Cristo mío, ahora que no haces nada, vete perdonándomelos porque no saben lo que hacen (por supuesto, por supuesto, yo me refiero a los trabajadores, que los pintas sí saben lo que hacen) hasta que yo llegue y veamos por donde rompe la cosa. Anda hombre, hazme el favor).

 

El harakiri capitalista

 

Por Gorka Castillo 

Rebelión

16/10/2021 

 

Fuentes: CTXT [Imagen: Minería de litio en el Salar del Hombre Muerto (Argentina). COORDENAÇÃO-GERAL DE OBSERVAÇÃO DA TERRA/INPE (CC BY-SA 2.0)]

La cuarta revolución industrial ha multiplicado la demanda de materiales críticos como el litio y el cobalto, mientras se constata la incapacidad de las renovables para cubrir un consumo energético cada vez mayor

El miedo a una crisis global por el desabastecimiento de materias primas ha empezado a ser invocado sin reservas en medio mundo. Parece unánime que el detonante hay que buscarlo en el ingente acopio de recursos energéticos que viene realizando China en su carrera por liderar la nueva era tecnológica, la de la inteligencia artificial, los microchips y el 5G. Pero este comportamiento codicioso no es exclusivo del gigante asiático. Lo practican todos. “Es una crisis donde se solapan tres escenarios de tensión: primero, la batalla que se libra entre EE.UU. y China por la hegemonía económica mundial; luego está el desafío que representa la transformación productiva y energética derivada de la cuarta revolución industrial y que no sabemos cómo discurrirá. Por último, aparece la amenaza implacable del cambio climático”, observa Juan Vázquez, doctorando en economía por la Universidad Camilo José Cela con una tesis sobre el fin de la hegemonía de EE.UU. y el auge de China.

El interrogante está en las medidas que deberían tomarse para solventar la dependencia patológica de unos bienes como el petróleo que están agotándose

Ahora el interrogante, y las desavenencias entre los analistas, está en las medidas que deberían tomarse para solventar la dependencia patológica de unos bienes como el petróleo que están agotándose. ¿No será que el modelo productivo, la depredación en masa de recursos naturales, es lo que está realmente en crisis? “Yo no creo que estemos cerca del colapso como algunos vaticinan. El capitalismo ha demostrado una gran capacidad de adaptación a lo largo de la historia. Veo más factible que se produzcan ciclos económicos mucho más convulsos que en el siglo pasado y que afecten a todos los niveles de la vida”, pronostica Vázquez.

Pero al sistema económico ya se le han visto las costuras. “Cuando China despierte…”, decían los catastrofistas de la geopolítica. Pues bien, la nueva China hace tiempo que despertó y lo que se atisba es que la gran fábrica del mundo, la que fluctúa entre el libre mercado y la planificación comunista, la que levanta asombrosas ciudades a una velocidad vertiginosa, ha tenido que ralentizar los dos proyectos que iban a convertirle en la superpotencia tecnológica de esta década, el ‘Belt and Road Iniciative (BRI)’ y  el ‘Made in China 2025’ por falta de combustibles fósiles en un mercado cada vez más sediento y especulativo.

Y esto sucede a pesar de las serias advertencias lanzadas por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) hace 11 años de que el pico de extracción del petróleo había llegado al máximo y que el del gas se encontraba a la vuelta de la esquina. Cuidado, alertaron, el combustible que mueve el sistema no es infinito. Sin embargo, los virus infecciosos se mantuvieron intactos y las medicinas de caballo recomendadas para amortiguar la depresión –una transición ordenada hacia energías limpias y una inversión decidida en economías circulares más autónomas– han sido adoptadas con cuentagotas o simplemente despreciadas. Las renovables se han revelado incapaces de saciar un consumo enloquecido, las nucleares son un negocio peligroso e impopular; y los combustibles fósiles, aunque escasos y en declive, se han mantenido como el clavo infalible al que agarrarse para cumplir la sagrada ley de que crecer es la solución siempre. “Si hay un factor que debemos atender con urgencia ese es el tiempo. Las empresas, y ahí está ahora el ejemplo saboteador de Iberdrola con el Estado, quieren seguir funcionando bajo parámetros de rentabilidad máxima e inmediata, recibiendo subvenciones públicas que financien la transformación energética pero sin alterar el oligopolio cuando lo que necesitamos son plazos para cambiar las reglas. Es un problema de directriz política”, asegura Marina Echevarría Sáenz, catedrática de Derecho Mercantil e integrante de la Red Académica de Defensa de la Competencia (RADC). 

A juicio de los expertos consultados, el papelón económico que se avecina es descomunal. Con el precio del barril de petróleo a 80 dólares, el de la tonelada de carbón a 230 y el del MWh de gas a 85 los riesgos para las finanzas son gravísimos. La dependencia de unos bienes tan escasos suele acarrear consecuencias nefastas. El primer brote de esta dolencia planetaria es el coste de la luz, disparado en España y en el resto de Europa como nunca en la historia. La temida inflación ha vuelto a reaparecer en escena con los dientes afilados. “A mi modo de ver, hay varios factores que han provocado esta situación. El principal, sin duda, es que la reactivación económica tras la pandemia se está realizando en un contexto de límites de recursos que anima a los productores a contener sus exportaciones. Rusia, por ejemplo, ya no es capaz de aumentar la extracción del gas porque ha alcanzado el pico y a la vez ha incrementado su consumo interno. El resultado es que ha recortado el suministro a Europa. Algo similar le sucede a Argelia, más allá de su conflicto con Marruecos”, explica Luis González Reyes, doctor en ciencias químicas y autor o coautor de una decena de libros, entre ellos En la espiral de la energía (Ed. Libros en acción).

Pero hay más causas que explican la esencia del problema. “Todo esto se hace en medio de unas políticas monetarias ultraexpansivas que han generado un volumen gigantesco de dinero que los mercados bursátiles, que son quienes establecen el valor de las materias primas, utilizan para especular. Tampoco se pueden olvidar factores coyunturales como el brexit que también influyen en el aumento de los precios que hoy sufren otras muchas cosas, como los fertilizantes, las pinturas, los microchips, los materiales de la construcción, los fletes…”, remata González Reyes. Es como una pescadilla que muerde la cola de un mercado cuya afamada mano invisible ya no corrige los desajustes que se producen sino que atrae más sombras. La más preocupante, por su contenido y urgencia, aparece en el sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicado este verano: el planeta ha acelerado la aproximación al punto de no retorno de un cataclismo inimaginable.

Minerales como el litio, el cobalto o el manganeso son estratégicos, pero hay pocos fabricantes y carecen de capacidad para aprovisionar a un mercado descomunal

“Hay hechos que muestran claramente que la lucha contra el cambio climático es la moto que utilizan para vendernos un determinado modelo de transición energética. Buena parte de los agentes económicos, las grandes empresas eléctricas y algunas otras más, no creen en ella porque buscan la rentabilidad a corto plazo. Saben perfectamente que las renovables, que nos venden como la panacea de la solución, tienen muchas limitaciones. La primera es que la cantidad de energía que pueden captar no es ilimitada pese a lo que intentan hacernos ver. Técnicamente es imposible absorber toda la energía que llega del sol, la que producen los vientos o la que recibimos de las lluvias. Yo suelo decir que estamos capacitados para captar entre un 30 y un 40% de toda la energía que se consume hoy en día, que es muchísima, suficiente para satisfacer nuestras necesidades pero que no permite crecer a las economías. Por lo tanto, la única opción posible es decrecer sí o sí. Esto no es la elucubración de un catastrofista. Es una realidad física, una ley termodinámica que no puede afirmarse en público porque es impopular y te machacan”, revela Antonio Turiel, doctor en Física Teórica por la Universidad Autónoma de Madrid e Investigador Científico en el Institut de Ciències del Mar del CSIC en Barcelona.

Ahora que el otoño melancólico empieza a alfombrar los campos con hojas muertas, el mundo parece caer en la cuenta de que la cuarta revolución industrial necesita ingentes dosis de combustibles fósiles y de materias primas para avanzar. La crisis de semiconductores es un ejemplo nítido. Minerales como el litio, el cobalto o el manganeso son estratégicos para su producción y su demanda es industrial, pero hay pocos fabricantes –Taiwán, EE.UU. y Europa, principalmente– y carecen de capacidad para aprovisionar a un mercado descomunal. Sectores como el automovilístico, que paralizaron inversiones durante meses de pandemia, se han visto desplazados de la cadena de abastecimiento por aquellos que triplicaron su actividad durante esas fechas. La electrónica es la triunfadora. Y las previsiones tanteadas no son nada halagüeñas. Lo peor para una industria que importa buena parte de sus materias primas en bruto es que necesitan meses para reorganizar una cadena de montaje tan compleja y años para abrir nuevas plantas que requieren inversiones estratosféricas de dinero.

Por si esto fuera poco, no hay suficientes minas operativas de litio, cobre, cobalto o manganeso, sus componentes estructurales, para satisfacer la voracidad tecnológica desatada. La investigadora del Instituto CIRCE de Zaragoza Alicia Valero, una referencia internacional en el estudio del consumo de recursos, anticipa años negros para la economía. En una entrevista publicada en la revista Crític detalla las carencias inabordables que existen para extraer estos recursos del subsuelo. “Abrir una nueva mina de estos materiales críticos implica, de media, unos 15 años, y muchos problemas ambientales asociados. Aunque fuéramos capaces de encontrar nuevos yacimientos, que por supuesto se encontrarán, el problema está en el hecho que sus minerales estarán cada vez más diluidos. Esto es como el petróleo: la rentabilidad será cada vez peor. Es aritmética. Otra cosa es que no se quiera ver el problema”, aseguraba.

Es la cara oscura de la cuarta revolución industrial en la que todos parecen estar ahora sumergidos. Una carrera sin un líder pero que está rediseñando un régimen de alianzas comerciales que garanticen el sustento de dos tragaderas insaciables como China y EE.UU. Y el rastro que dejan estas batallas son siempre las mismas: deterioro de las condiciones de trabajo, degradación medioambiental y el hundimiento de las economías locales cuando concluyen la colonización. 

 @gorkacastillo

Fuente: https://ctxt.es/es/20211001/Politica/37471/escasez-litio-cobalto-cuarta-revolucion-industrial.htm

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Alemania después de Merkel: el destino de un hegemón demediado

 

El final de la era Merkel coincide con el agotamiento de una etapa de la historia de Alemania. ¿Seguirá siendo un hegemón demediado de una península de Eurasia condenada a ser aliada subalterna de los EEUU. ?


Alemania después de Merkel: el destino de un hegemón demediado


Manolo Monereo

El Viejo Topo

17 octubre, 2021 


“La tecnología rusa y el capital alemán, junto a los recursos naturales rusos y la mano de
obra rusa, representan la única combinación que durante siglos asusta a los Estados Unidos de Norteamérica”.
George Friedman. Mayo de 2018.

Los balances parecen seguir un estilo preestablecido. Así está ocurriendo con la señora Merkel. Es como un juego de pesas: a un lado, lo bueno; al otro lado, lo malo; errores y aciertos. Se habla de dos Merkel, la campeona de la austeridad y la heroica europeísta de los fondos de recuperación y de su apuesta por los refugiados sirios. La fiel aliada de EEUU y la que hace concesiones excesivas a Putin. La canciller de las crisis y de las alianzas más o menos opacas. En definitiva, una gran dirigente que se va y que abre un vacío en la potencia-guía, en el hegemón de la Unión Europea. Lugares comunes convertidos en opinión dominante.

Alemania, es bueno tomar tierra, no es un Estado soberano, sigue ocupada militarmente y nuclearizada por los EEUU. No es este el lugar para hacer un análisis pormenorizado de esta presencia; baste indicar que se trata de algo más 200 instalaciones militares y de un conjunto de bases entre las que sobresale la de Ramstein, Cuartel General de las Fuerzas Aéreas de los EEUU en Europa. Ahora que se habla tanto de la “autonomía estratégica” de la UE, habría que decir que esta determínate ocupación territorial no solo no disminuye, sino que se incrementa, con o sin el paraguas de la OTAN. En la “división del trabajo estratégico” definida por los EEUU a la OTAN le cabe la honrosa tarea de contener al viejo y nuevo enemigo ruso. Como ha demostrado el reciente acuerdo de los EEUU con Australia y el Reino Unido, el teatro de operaciones decisivo está en el Indo-Pacifico, Europa es ya secundaria y los aliados seguros son los anglosajones. Francia (y su industria militar) ya lo saben.

Se suele discutir mucho sobre las relaciones de la UE con EEUU y, casi siempre, al margen de algo tan decisivo como la OTAN. Conviene insistir, la Organización del Tratado del Atlántico Norte es una alianza político-estratégica organizada militarmente. La política exterior y de seguridad de cada uno de los Estados está determinada por la pertenencia a la Alianza, así como gran parte de la estructura, composición y cultura estratégica de sus fuerzas armadas. La UE ha hecho del llamado vínculo atlántico el centro de su política exterior que, como es natural, determina su posición como actor internacional más allá de las grandes declaraciones. Tampoco en esto hay que engañarse: las clases dirigentes de los Estados, el núcleo del poder que se referencia en la UE considera que esta Alianza es algo vital para su futuro y nadie -insisto, nadie- la cuestiona en tanto que tal, especialmente la República Federal Alemana.  La UE y la OTAN son -hoy tanto como ayer- dos caras de un mismo proyecto.

El país que deja Merkel es el Estado hegemónico en la UE; es decir, ha conseguido convertir sus reglas e intereses socio políticos en los ejes vertebradores de los Tratados de la Unión. Maastricht y el euro fueron la parte más visible de la estrategia de un conjunto de Estados encabezados por Francia con el objetivo de controlar a una Alemania unificada. La respuesta de esta fue clara: Unión Europea sí, pero bajo las reglas socio-económicas alemanas. El núcleo de estas normas es el ordoliberalismo y eso que tanto le gustaba a la socialdemocracia española de la “economía social de mercado”.

¿Qué es el ordoliberalismo? Una variante del liberalismo caracterizada por la necesidad de una eficaz y coherente intervención del Estado en defensa libre mercado, la competencia y unas relaciones labores funcionales al crecimiento económico. Los ordoliberales no creen en un orden espontaneo del mercado que no esté garantizado por el poder político. Como buenos (neo) liberales saben que el problema no es el intervencionismo del Estado, sino su orientación y objetivos. Por mucho que le pese al señor Hayek, el orden del mercado es constructo social y pura ingeniería institucional, garantizado siempre por el Leviatán-Estado. Los Tratados europeos consagran esta filosofía político-económica y la constitucionalizan convirtiéndola en normas de obligado cumplimiento para los Estados. Ahora que se debate tanto sobre los fondos europeos y su financiación a través -se diga cómo se diga- de deuda garantizada por el presupuesto de la UE, conviene entender que el ordoliberalismo constituye el consenso básico de los grandes partidos alemanes que definirá al futuro gobierno sea este semáforo (rojo, verde, amarillo) o Jamaica (negro, verde, amarillo).

Que Alemania haya conseguido constitucionalizar sus normas básicas para el conjunto de la UE le da un enorme poder (estructural) y beneficia ampliamente su economía. Le permite, sobre todo, implementar políticas neo-mercantilistas que, por definición, son no cooperativas y producen ganadores y perdedores; mejor dicho, producen una ganadora permanente, Alemania. La que en otro tiempo fue la economía “enferma” de Europa, fue construyendo un patrón de acumulación basado en la exportación, en bajos salarios y en la descentralización productiva. Esto tiene un nombre: la Agenda 2010 del socialdemócrata Schröder en alianza, es bueno recordarlo, con los Verdes. El “sistema euro” significaba, entre otras cosas, que las relaciones económicas entre Estados se realizaban en las condiciones que más benefician el potencial competitivo alemán, a lo que este añadió precariedad laboral, devaluación salarial y recortes sustanciales en el Estado Social. Las consecuencias son superávits comerciales recurrentes, tendencias deflacionarias permanentes y acentuación de la deriva centro-periferia en el interior de UE.

El final de la era Merkel coincide con el agotamiento de una etapa de la historia de Alemania. Esto se puso claramente de manifiesto en el último período de su mandato. Se acumularon todo tipo de contradicciones, resueltas la mayoría de las veces por síntesis extremadamente forzadas que no terminaban por romper lógicas anteriores ni creaban otras nuevas. La canciller resolvía problemas coyunturales desplazándolos al futuro. Al final, no había proyecto, no había programa ni estrategia. En un momento, es necesario subrayarlo, en que se estaba produciendo una fractura, una bifurcación radical en una economía-mundo que cambiaba aceleradamente. La clase política alemana no es capaz de definir interese de su país, sus objetivos y, lo que es más grave, bloquea a una Unión Europea que está respondiendo a los nuevos problemas desde una lógica de poder basada en una hegemonía y en un mundo que ya no existe ni volverá.

Ahora que tanto se habla sobre el tipo de gobierno que se va a configurar, sus políticas futuras y su influencia sobre la Unión Europea, aparece con mucha fuerza el abismo antes esbozado entre los graves problemas a los que se enfrenta Alemania y las pobres respuestas que ha ofrecido la clase política en la campaña electoral. La palabra clave es continuidad. Se apunta que vamos a un gobierno semáforo entre Socialdemócratas, Verdes y Liberales. Las negociaciones no serán fáciles, pero habrá acuerdo. El debate está en el marco del sistema y sus conocidas estructuras de poder. Hay que compaginar asuntos complejos. El déficit estará al final de este año en el 75% del PIB, se ha incrementado en más 470 mil millones de euros en los últimos tres años, existe, así está ya planteado, la obligación constitucional de frenarlo y reducirlo, se hará con prudencia, pero se hará. Scholz, el previsible nuevo canciller del SPD, tiene un programa social débil y su experiencia como ministro de finanzas dice bien a las claras que no cuestionará las estrictas reglas presupuestarias. Los Verdes han defendido un programa comprometido con la transición energética, la descarbonización y una importante inversión para digitalizar el conjunto de la economía. Lindner, jefe del Partido Liberal, no se ha cansado de repetir que quiere ser ministro de finanzas, con un programa también diáfano, nada de subir impuestos, respeto a unas finanzas equilibradas y lucha contra la burocracia. Como se verá, programas no fáciles de casar. Una cosa segura: habrá acuerdo. Será complicado, las negociaciones estarán a punto de romperse más de una vez, pero al final la continuidad será alcanzada. Son las “otras reglas”, las más duras, que imponen los que mandan y no se presentan a las elecciones.

No habrá cambios en la política europea de Alemania. Los sueños de una modificación de las reglas las de Maastricht no se harán realidad. Se tiende a olvidar, como nos enseñó Michel Husson, que “el euro es un sistema” que implica un determinado presupuesto comunitario, un especifico Banco Central Europeo, reglas fiscales y comerciales; es decir, insisto, un conjunto de normas que han sido constitucionalizadas y que requieren la unanimidad de los 27 miembros para cambiarlas. Ahora vivimos en un Estado de excepción donde parte de dichas normas están suspendidas temporalmente. Cuando el país germano lo considere oportuno se volverá, con una cierta flexibilidad, a los viejos postulados reconocidos en los Tratados. Para la UE, la Next Generation, los Fondos de Recuperación europeos, son algo excepcional y único. Tienen fecha de caducidad.

En las relaciones internacionales y en la política de defensa sí creo que habrá cambios significativos. La tendencia es al alineamiento con la política norteamericana y una mayor implicación de la Bundeswehr en las políticas de crisis de la OTAN. Hasta ahora Alemania -Merkel era una maestra en estos equilibrios con red- había conseguido combinar sin grandes contradicciones sus intereses geopolíticos con las difusas demandas de la Unión Europea, mediadas siempre con las pretensiones francesas. La salida del Reino Unido hace las cosas más difíciles y, paradoja, acorta el margen de maniobra del país germánico. Es un viejo asunto: Alemania y Rusia tienen economías complementarias y se necesitan mutuamente. El Nord Stream-2 (el recién terminado gaseoducto entre Rusia y Alemania bajo el Mar Báltico) es un ejemplo paradigmático; sin embargo, su zona directa de influencia (la vieja y nueva Mitteleuropa) se ha ido definiendo con mucha fuerza contra Rusia y como aliado fiel de los EEUU, a lo que hay que añadir que el nuevo concepto estratégico de la OTAN dejará muy claro que su tarea fundamental será colaborar en la construcción de un frente amplio “tricontinental” contra China y, específicamente, aislar, contener y debilitar al país de Putin. Ahora los equilibristas trabajan sin red.

El gobierno en gestación tendrá muchas dificultades para definir el rumbo de un Estado que progresivamente avanza hacia su conversión, de nuevo, en objeto de la historia. Alemania deviene en hegemón demediado de una península de Eurasia que se creía un continente, condenado a ser aliado subalterno de la otra cara de sí mismo, de un mundo que lo niega y lo desprecia, los EEUU. El viejo Hegel debe de estar protestando con fuerza viendo como la historia lleva a su cultura a la decadencia, donde la insignificancia reina sin alternativa.  Alemania sigue ahí, en su dorada jaula, sometida a los tirones de la historia, sin reconocerse y sin capacidad de definirse. La Unión Europea sueña con ser alemana a cambio de que ésta deje de serlo. En el fondo, la “cuestión alemana” sigue presente como miedo a la soberanía, palabra maldita, de un pueblo que siempre ha sido algo más que un Estado.

Artículo publicado originalmente en Nortes.

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PCPC: ¡Menos gastos militares, más ayudas por el volcán!

 

PCPC: ¡Menos gastos militares, más ayudas por el volcán!

DIARIO OCTUBRE / octubre 16, 2021

La Palma está sufriendo cuantiosos daños por la acción imparable del volcán de Tajogaite. La lava no cesa, y las construcciones destruidas y los cultivos arrasados se incrementan cada día más. Miles de personas lo están perdiendo todo, y otras están sometidas a la impotencia ante la acción imparable del volcán, que hasta ahora no cesa en su actividad, y amenaza a sus propiedades.

En estas fechas resultan indignantes las visitas propagandísticas de miembros del gobierno, también de la oposición y el mismo Felipe VI. Todos ellos tratan de instrumentalizar el sufrimiento de nuestro pueblo para su beneficio propio. Felipe VI desde que se sienta en el avión continúa su buena vida, tranquilamente.

La Ministra de Defensa, Margarita Robles, vino a la isla a realizar un acto de propaganda en favor de la UME. Según ella todo el mérito es de los militares, y no del valiente pueblo palmero que lucha contra la desgracia. Por cierto que no hemos visto ni un camión militar ayudando a evacuar enseres a las familias afectadas, siempre son los medios propios y los de los vecinos los que cargan con enseres y atarecos.

El Gobierno central ha establecido una ayuda “máxima” de 30.000 para cada vivienda destruida. Añadiendo que esa cantidad se podrá sumar a otras que puedan conseguir sus propietarios. Pero nadie garantiza que eso vaya a ocurrir. Ni tampoco nadie –Gobierno de Canarias o Gobierno de Madrid- se compromete a aportar la cantidad necesaria para la reposición de las viviendas en la totalidad.de lo perdido. Y lo mismo ocurre con los cultivos arrasados.

El gobierno de POSE-UP tiene otras prioridades. Y ello es una política que también comparte los Partidos de la oposición.

El Gobierno de Pedro Sánchez está gastando un cuantioso presupuesto en armamento para el ejército, en el que no hay recortes. Por ejemplo, se están comprando 386 blindados 8×8, a un precio de 6.000.000,00 € cada uno de ellos. Lo que hace un total de casi 2.100.000.000,00 de euros. Para la isla de La Palma el Gobierno ha destinado tan solo algo más de doscientos millones de euros.

Esas son las prioridades reales del Gobierno, más allá de las cínicas buenas palabras para los medios de comunicación.

Nuestra posición no puede ser otra que exigir la reposición al cien por cien de todo lo perdido en esta catástrofe natural. Es la obligación de un Gobierno, que ha de comprometerse con el pueblo, pues se trata de una situación excepcional que ha de ser asumida desde el Estado en su condición de instancia superior de todo el país.

Pero ni este Gobierno, ni otro que pueda existir ahora, van a adoptar tal compromiso.

Solo con la lucha organizada del pueblo canario se podrá conseguir la reposición total. Una vivienda ha de ser indemnizada con otra vivienda de condiciones similares, y un cultivo arrasado ha de ser indemnizado con otro cultivo de condiciones similares.

La unidad popular, la organización y la movilización social son las herramientas que tenemos en nuestras manos para conseguir que el pueblo palmero no se quede abandonado y en condiciones míseras de existencia. Esa organización y esa movilización se convierten en una urgencia, pues pasado el actual foco mediático un manto de silencio se extenderá sobre esta situación, y entonces las condiciones de la lucha serán más difíciles.

Unidad ahora, movilización ahora. Todo el pueblo canario con la misma lucha.

Una casa por una casa. Un cultivo por un cultivo.

REDUCCIÓN DEL GASTO MILITAR

INDEMNIZACIÓN DE TODOS LOS DAÑOS CAUSADOS POR EL VOLCÁN DE TAJOGAITE

Comité Nacional del PCPC

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