¿Y si de verdad esto (Pedro Sanchez-Pablo Iglesias y el gobierno de
España) es más complicado que lo que nos están contando?
Así comienzo el artículo de Monedero que se
reproduce más abajo. Esto es tan complicado que, a los que se le atribuye el
saber, tienen que empezar sabiendo por qué parte les da el viento. No se trata
de una determinada posición o ideológica política. Se trata en muchos casos
de supina ignorancia por parte de los señores profes de la universidad. A
estas alturas ningún profesor de universidad debería ignorar el avance que
supuso para las ciencias sociales el materialismo histórico, ciencia
instaurada por Marx, que da lugar precisamente al nacimiento de la ciencia
histórica como tal. A partir de este momento debería haber quedado “proscrita”,
al menos dentro del campo de los enseñantes, la alusión al elemento personal
como factor explicativo de la historia. La historia, en última instancia,
como señala Marx, la explica la economía. No solo la economía, sino el última
instancia, o sea, que los elementos políticos e ideológicos también están siempre
presentes, en mayor o menor medida.
Así, que el que unos profesores, según señala
Monedero en el artículo que sigue, intenten explicar el no acuerdo entre el
Banco de Santander y grandes empresarios y Podemos, actuando como portavoz de
los primeros, Pedro Sánchez, a razones de tipo personal, significa que para
ellos la ciencia histórica todavía no ha nacido y permanecen en el idealismo
(en el filosófico, que no tiene que ver nada con la moral), cuando menos hay
que calificarlo de inaudito, porque todavía ideológicamente permanecen en la
primera mitad del siglo XIX y andamos ya por el primer cuarto del siglo XXI.
Pero de este idealismo (seguimos hablando del
idealismo filosófico, que no tiene que ver necesariamente ni con la moral ni
con la nobleza de espiritual) no queda exento el propio Monedero al
criticarle a Pedro Sánchez que este no
tiene ningún proyecto de País. Pero señor Monedero, ¿no habíamos quedado
en que la historia no se explica por las actuaciones propias de ningún
personaje? Y este idealismo del señor Monedero (seguimos hablando del
idealismo filosófico) es el que le lleva a afirmar que “las personas por
supuesto que cuentan, pero lo definitivo es cómo te posiciones respecto del
poder”, porque en esta
afirmación, para que responda a la realidad de los hechos, falta incluir algo
tan sustancial como la economía, la política y la ideología, porque el
capitalismo se basa en un poder económico, un poder político y un poder
ideológico, y a ellos hay que responder, y no reducir la cuestión a una suma
de votos y unos cuantos actos teatrales o de engañifa política.
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¿Y si de verdad esto es más complicado que lo que nos están contando?
Rebelión
Público.es
23.09.2019
Desayunando con catedráticos magdalenas y soluciones
fáciles a los problemas de España
Pude discutir
en la UNED con destacados catedráticos de filosofía y sociología acerca de las
perspectivas de España. Me quedé bastante sorprendido porque insistían -y algún
medio insiste- en que los problemas de España se solventarían con una mejor
voluntad de las partes. La ausencia de gobierno era -rezaba una de
las conclusiones-, por culpa de machos alfa, por falta de química, por
desconfianzas, por el talante de los negociadores… Pobre Marx, sustituido por
explicaciones que recuerdan a aquella que daba cuenta de la revolución francesa
porque Maria Antonieta había sido grosera con su peluquera. ¿Lo individual
vence invariablemente las estructuras?
Así se escribía
antes la historia, porque la historia la hacían los héroes, no los pueblos ni
la economía, la religión o las razas. Es sencillo decir que los problemas de la
investidura tienen que ver con desencuentros personales, porque nos brinda de
paso despreciar a todos los políticos por igual y hacer como las palomas, que
cagan para sentirse más ligeras cuando alzan el vuelo. Es muy de la vieja
academia, que cuanto más desprecia a los políticos más crece en su púlpito (y
mira que los políticos merecen desprecio…). Siempre hay una explicación
sencilla para un problema complejo, pero es mentira.
Ahora resulta
que los problemas del capitalismo, incluido el calentamiento global, son una
cuestión de talante ¿por qué lleva el capital siglos matando, mintiendo,
encarcelando y controlando escuelas, medios e iglesias? Los de Bankia van a la cárcel porque mintieron con la intención de robarle
el dinero a la gente. Y la CEOE es más sincera cuando dice que quiere nuevas
elecciones y no quiere gobierno de coalición. Claro. Otra pregunta es más
complicada: ¿por qué les obedece el PSOE?
La izquierda que no se atreve (o de olvidarse de los
de abajo)
El PSOE ha
podido gobernar porque se dirige a ese espectro de la izquierda española que
entiende perfectamente cuando tu jefe te dice “no vayas más lejos”. Ese pueblo asustado por tantos golpes desde 1939 y al que hoy le siguen
asustando para que piensen que si piden demasiado, igual se rompe todo y lo
pierden. Es el argumento que ha tenido maniatados a los pensionistas como voto
cautivo durante estos 40 años. Es el argumento para tener monarquía y no
república.
Si miramos
hacia atrás veremos que ha sido el PSOE, más que la derecha, quien ha puesto
los argumentos que metían miedo ante cualquier fuerza política que apostara por
los de abajo. ¡No subas el salario mínimo! ¡No subas las pensiones! ¡No hagas
gratuitas las tasas universitarias! ¡No frenes las emisiones de CO2! ¡No es
momento para la memoria histórica! El PSOE, como
la socialdemocracia europea, es el poquito de igualdad, de justicia, de
libertad que permite el poder a los que trata como súbditos. En tiempos de
crisis, el PSOE, igual que el PP, se ponen de acuerdo en reformar la
Constitución, en las reformas laborales, en las leyes mordaza, en salvar el
trasero real del emérito o en nombrar a la Presidenta de la Comisión Europea. Franco
dijo que con la elección del Rey Juan Carlos como su sustituto a título de Rey
en 1969 lo dejaba todo atado y bien atado. Pero como no se fiaba del todo,
justo antes de morirse fusiló a otros cinco españoles. Para que entráramos con
miedo en la democracia. Y ese es el principal argumento del PSOE.
Ay si Pedro Sánchez tuviera un proyecto de país…
Pedro Sánchez
no tiene un proyecto de país: su único objetivo es gobernar. Y quiere reducir
cualquier inconveniente. Como carece de ideología coherente, da bandazos. En la oposición o en campaña electoral, sabía que un discurso de izquierda
le resultaba rentable. Así ganó las primarias y sacó 123 escaños en las
elecciones. Pero a la hora de formar gobierno, la estabilidad, en ausencia de
movilización social, se la otorga el pacto con Ciudadanos o el PP porque es lo
que quiere el poder económico, la monarquía y la mayoría neoliberal de la Unión
Europea. Además, así se libera de los ataques beligerantes y guerracivilistas
de la derecha por pactar con Unidas Podemos. Incluidos los medios de
comunicación, que ya han virado de manera igualmente virulenta hacia el
bipartidismo. Sin cambiar las cosas la vida es más tranquila.
Conclusión: las personas por supuesto que cuentan,
pero lo definitivo es cómo te posiciones respecto del poder
Claro que las
personalidades cuentan en política. El control absoluto del PSOE por parte de
Pedro Sánchez y sus complejos con Iglesias (que le llevaron al hecho insólito
del veto) dificultaron los acuerdos. Y también está pendiente que Podemos afine
sus herramientas que le hagan un verdadero partido-movimiento (aunque Podemos
consultó a sus bases, cosa que Sánchez, pese a haberlo prometido, nunca lo
hizo). Pero no nos engañemos. El PSOE nunca quiso un gobierno de coalición.
Porque estamos hablando de romper el esquema histórico de poder en España, que
ahora se superpone a la propuesta neoliberal de Europa, para la cual es
funcional el esquema bipartidista y el papel del Rey como tapón del régimen. El
PSOE sólo aceptará que entren fuerzas a su izquierda y abajo cuando no tenga
más remedio. Es decir, cuando la presión de la calle y los votos lo hagan
inevitable. Porque de no ser así, el lugar que le corresponde a la
socialdemocracia española, al igual que en el resto de Europa, es un acuerdo
con la derecha que termine por desmantelar el estado social nacido de la derrota
de los fascismos después de la Segunda Guerra Mundial. Por eso han votado
juntos a Ursula von der Layen como Presidenta de la Comisión Europea. Y los dos
forman parte del mismo sistema que dirige la CEOE y justifican los medios de
comunicación que andan gritando el regreso al bipartidismo.
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