domingo, 3 de enero de 2021
Aquí o nos ponemos o no nos ponemos. O esto o lo otro o, incluso lo de más allá, pero como no le empecemos a llamar al pan aceitunas rellenas y al vino Juan Perico, mal vamos. Porque lo que no puede ser es que por una chuminada nos pongamos como nos ponemos. Lo que no puede ser es que venga un niñato y me diga: oye, tú: 559 casos del ala, siendo ala = corrupción. Y perdónenme este tipo de lenguaje, pero es que el caso es muy delicado, es mucha la gente gorda que está en mitad de la pringue y hay que ser muy riguroso, andar con pies de plomo, la pluma de una gallina y la tinta de un calamar (Lola Flores) y saber qué se está diciendo en cada momento, no vaya a resultar que al final el que está robando es el que haya solicitado el Ingreso Mínimo Vital y no se lo hayan dado alegando en su contra que no ha lugar porque hace cuatro meses, una vez, comió caliente. Y, sobre todo evángelico. En estos casos, además de lo dicho, como no se le meta tralla a los Evangelios a fin de encontrar la vía evangelina aplicable a la cuestión se puede liar tal cipote que tiemble el misterio, o del Copón con ruedas, esto ya a gusto del consumidor, que elija lo que quiera, que lo primero es la democracia. Sí, 559 casos del ala, bueno, ¿y qué?, so hereje e in-evangélico (y no te dijo rojo porque no quiero). Y el perdón evangelisoso del 70 veces siete que hacen un total de 490 perdones antes de empezar a chinchar, qué, ¿O es que no sabes ni multiplicar? Pues ahora, rojo, que eres un rojo (lo siento para ya no puedo aguantarlo más) a los 559 casos del ala le restas los 490 perdones y se te queda en un 69 (559 – 490 = 69) que llegado el caso y según y cómo puede ser sustituido por un francés a cada defraudador. Y como ahora te tenga también que explicar que es un francés, apaga y vámonos.
‘De rositas’: Ninguno de los 659 grandes defraudadores de la lista Falciani está en prisión
La fiscalía
Anticorrupción pidió el martes el archivo de la causa contra el Banco de
Santander por haber prescrito.
Por Kaos. Laboral Y Economía Publicado
el 3 Ene, 2021
La Fiscalía pide archivar por
prescripción la causa contra el HSBC y Banco Santander por la lista Falciani.
Anticorrupción ve indicios
para acusar por un delito de blanqueo imprudente al Santander y al BNP Paris
Bas, por colaborar en la ocultación de fondos del HSBC, pero considera que el
delito ha prescrito.
Como dijo, en su momento y con
buen conocimiento de causa, el presidente del CGPJ Carlos Lemes: «La Ley está
pensada para el robagallinas y no para el gran defraudador».
La Fiscalía Anticorrupción ha reclamado al juzgado central de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional que archive la pieza “Entidades”, en la que se investiga si los bancos Santander y BNP Paris Bas colaboraron en la salida de fondos de clientes desde Suiza a España entre los años 2005 a 2008, con la intención de ocultarlos a la Hacienda Pública española.
Anticorrupción considera que existen indicios sólidos para acusar de blanqueo imprudente tanto al Santander como al BNP, por actuar como sucursal del HSBC Suiza y colaborar en sus operaciones opacas, tanto en efectivo como de compraventa de valores, por cerca de 500 millones de euros. Pero el delito de blanqueo imprudente, apunta el Ministerio Público en su escrito, tiene una vigencia de cinco años y por ello esta causa abierta en 2016 a raíz de las revelaciones de la lista de clientes facilitada por el informático Hervé Falciani ha prescrito y las entidades ya no pueden ser acusadas.
La Fiscalía reprocha al
Santander que obvió todas las prevenciones en blanqueo de capitales y dio al
HSBC la calificación de riesgo bajo, a pesar de estar involucrado en el caso
Gescartera, del conocimiento de la lista Falciani o las sanciones del Reino
Unido o Estados Unidos por participar en una estafa piramidal o blanquear
capitales del narco mexicano.
Anticorrupción pide el archivo
pero los problemas para los bancos pueden no haber concluido, porque
también reclama remitir la documentación a la CNMV al advertir
irregularidades porque ayudaron al HSBC a ocultar que era el titular real de un
gran porcentaje de acciones de Bankinter.
La lista Falciani
Entre 2006 y 2008, el
ingeniero informático del banco HSBC de Ginebra, Hervé Falciani, copió datos de
su empresa que contenían los nombres de clientes defraudadores de varios países
de la Unión Europea.
La lista sirvió en el año 2010
para identificar a 659 presuntos evasores fiscales del Estado Español. La
Agencia Tributaria española, en una decisión muy criticada como «trato de
favor», notificó a 558 de ellos para que regularizaran su situación. De estos,
306 se acogieron a esa amnistía fiscal y presentaron declaraciones
complementarias a las que se les impuso el recargo correspondiente a
tributaciones fuera de plazo.
El Ministerio de Hacienda no
publicó nunca la lista íntegra, aunque trascendieron algunos nombres como
el de Emilio Botín (presidente del Banco Santander), que pagó 200
millones de euros para regularizar su situación con Hacienda. Entre los
defraudadores también se encontraban directivos de empresas conocidas como
Cirsa o Pepe Jeans y otro largo listado de empresas dedicadas al
mercado inmobiliario, ventas de obras de arte y servicios de exportación.
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Mis mejores deseos entre los años de 2021 y hasta el 4025 a los de abajo que están ayudando a otros que estás más abajo. Y a los de arriba, culpables de la situación de los de abajo, que se empiecen a caer ya de las alturas que para luego es tarde, y que se vayan pegando el zoquetazo de cejas contra el bordillo de la acera, y cuando reboten que caigan de costado derecho, y nadie vea mala fe mía en este deseo, porque ya más amorosamente no lo puedo hacer, que si los hago rebotar como una pelota de goma para que caigan de costado derecho, es para que hallen el debido equilibrio compensativo amoratamiento cejas-costillar derecho, nada más. Y obsérvese que ni mus he dicho contra las malas bestias de la política al servicio de los de arriba por estar libre de polvo y paja, o sea, sin pecado, como la Virgen, tal cual, y además, exuberante, regocijante, recalcitrante, alucinante e imbuido que es una barbaridad de lo imbuido que estoy, del espíritu Navideño en la paz, amor y tal, de Nuestro Señor que todo lo ve, porque tiene vista de lince y es más agudo que el hambre. Vamos, que no se le escapa una, y no vayan a creer que esto es cosa mía o que digo yo las cosas por decir. Miren si lleva bien las cuentas Nuestro Señor aquí en la tierra y está al tanto del rebaño de ovejas que tiene, que hasta sabe los pelos que se le desmoñan en las sesiones del Congreso a Pablo. A Pablo el Apóstol no, al otro, a Pablo Iglesias. Siendo tal mi estado, no tengo yo porque dirigirme a ninguna mala bestia de las que gobiernan el mundo, gobiernos, bancos, municipios o diarios informativos de esos de postín. Yo solo hablo a los trabajadores, a los de abajo, medio bajos o bajos enteros. Lea quien sepa leer. Punto.
Los cuidados entre los de
abajo
América Latina, Movimientos
sociales
El Viejo Topo
29.12.2020
En los momentos
críticos afloran potencialidades que estaban encubiertas en los pliegues
de la vida cotidiana y que resultaban invisibles para los observadores. Así
como las grandes marejadas sacan a la luz lo que permanecía bajo la superficie,
durante las tormentas sociales, económicas y políticas, reaparece la potencia
de la acción colectiva y comunitaria.
La pandemia
está siendo la oportunidad no sólo para los de arriba, que aumentan ganancias
de forma exponencial y hacen avanzar sus proyectos neoliberales extractivos,
sino también para los de abajo que van profundizando lazos solidarios y avanzan
en nuevas formas de organización.
Las tramas
comunitarias que parecían haberse evaporado en las grandes ciudades, cobran
forma en miles de iniciativas de cuidados colectivos en las que la ayuda mutua
y la solidaridad permiten sobrellevar los dolores de la pandemia ante la
ausencia de los estados, secuestrados por las clases dominantes.
La solidaridad
nace de los vínculos comunitarios y de cercanía que los pueblos han conservado.
La Ciudad de México cuenta con 765 mercados y 3 mil 150 tianguis, según un
trabajo del Centro de Estudios Casa de los Pueblos: El rostro oculto
del ombligo de la luna (https://bit.ly/2LGCWrI).
Espacios de
intercambio, pero también de convivencia y socialidad, los define un trabajo
del Centro Educativo y Cultural Cama de Nubes y de Fernando González*.
Quisiera
conocer cómo ha sido la vida cotidiana de los tianguis a lo largo de este año
tremendo, cómo se han desplegado los tejidos comunitarios en barrios y
colonias, en los territorios donde los sectores populares siguen haciendo sus
vidas en común contra viento y marea.
En Uruguay se
formaron en los primeros meses de la pandemia más de 700 ollas populares y
comedores comunitarios, cuando arreciaba la desocupación y la población que
sobrevive en la informalidad estaba impedida de trabajar. Además surgieron
coordinadoras de ollas con la voluntad de seguir trabajando cuando finalice la
emergencia.
El trabajo
realizado por un grupo de docentes y estudiantes de la Universidad de la
República y del sindicato bancario, entramados solidarios en tiempos de
crisis, consiguió rastrear estos espacios y dialogar con la mayoría de ellos.
El primer dato es la distribución espacial, ya que las ollas populares nacieron
y continúan vivas en los territorios históricos de las organizaciones de
trabajadores.
Los datos
recogidos dicen: cada olla funciona, en promedio, tres días a la semana, sirve
alrededor de 180 platos diarios y en ellas trabajan unas ocho personas, de
forma solidaria, sin remuneración. El 43 por ciento de las ollas son
organizadas por vecinos que se juntaron expresamente para esa tarea, aunque la
mayoría tenía militancia social y barrial previa.
Trece por ciento
de las ollas populares fueron creadas por sindicatos, colectivos militantes (no
partidos), centros culturales y cooperativas de vivienda o trabajo. Unas
cuantas funcionan en clubes deportivos y sociales en los barrios populares y
apenas una minoría están vinculadas a partidos, iglesias y ONG (menos de 5 por
ciento).
Más de un
tercio de estos emprendimientos declararon la intención de seguir con algún
tipo de actividad territorial, ya sea vinculada a la alimentación o a otras
iniciativas, destacando el deseo de construir centros comunitarios. En
total, trabajan 6 mil 100 personas en las ollas de Uruguay, a quienes podemos
encuadrar como militantes sociales de sus territorios, una cifra importante en
un país de poco más de 3 millones de habitantes.
La presencia de
mujeres es ampliamente mayoritaria (57 por ciento), predominan las y los
jóvenes (59 por ciento), y una parte considerable no tiene trabajo estable, lo
cual se corresponde con el perfil del activismo social en el mundo.
¿Cómo consiguen
los alimentos?: 80 por ciento son donaciones de personas que habitan en el
barrio, 61 por ciento proviene de pequeños comercios (misceláneas o tiendas
familiares). La instituciones y el Estado tienen una participación mucho más
pequeña. La mayoría de las ollas participan en algún tipo de coordinación que
en general no trasciende la propia ciudad y suele ser inestable.
El trabajo
destaca la importancia de la memoria de los momentos de crisis y de
las tramas comunitarias prexistentes, que son renovadas por las
nuevas experiencias. En años recientes hemos constatado la importancia de estas
iniciativas de base en todas las geografías del continente.
A partir de
estas constataciones, me parece necesario preguntarnos. ¿Cómo se hace política
desde las tramas comunitarias urbanas?, ¿cómo podemos colaborar en su
permanencia y potenciar su embrionaria tensión emancipatoria y anticapitalista?
Siento que
pueden ser una base para construir algo mayor, desde la reproducción colectiva
de la vida. Si no lo hacemos, llegarán los funcionarios del Estado y de los
partidos para reconvertirlas en eslabones del capital.
Artículo
publicado originalmente en La Jornada.