lunes, 13 de julio de 2015

GRECIA: ¿SAQUEO AL PUEBLO GRIEGO + UN INCREMENTO DE LA TASA DE SAQUEO?


Entrevista a Éric Toussaint

"Una reestructuración condicionada por medidas neoliberales es un mal acuerdo para Grecia"

Rebelión
El Diario.es
13.07.2015


“Grecia debe suspender el pago de la deuda", dice el belga Eric Toussaint, presidente del comité que auditó la deuda helena 
"Si Grecia hubiera adoptado una posición más dura en las negociaciones habría obligado a los acreedores a buscar un acuerdo" 
"En seis meses, ocho o en un año el problema de la deuda volverá como una cuestión vinculada al fracaso neoliberal" 


 Alexis Tsipras y el politólogo belga Eric Toussaint.

Entre abril y junio, un comité creado por la presidenta del parlamento griego compuesto de 30 expertos -15 griegos y 15 extranjeros- realizó una auditoría acerca de la sostenibilidad de la deuda pública griega, que alcanza el 180% del PIB nacional tras dispararse en los últimos cinco años en los que el país ha estado bajo supervisión de la troika. La presidencia de ese comité corrió a cargo del belga Eric Toussaint, que ya trabajó en el pasado con Ecuador y otros países que negociaron una quita con sus respectivos acreedores. 

Las conclusiones, presentadas en junio, fueron demoledoras : no pagar más al FMI y al BCE. Toussaint, profesor de la Universidad de Lieja y miembro del Comité para la Anulación de la Deuda Pública del Tercer Mundo (CADTM), atendió por teléfono a eldiario.es en la tarde del pasado jueves, horas antes de que el Gobierno de Syriza hiciese pública la lista de reformas que ofrece a sus acreedores a cambio de un tercer rescate y de la permanencia en el euro.

¿Cómo ve las negociaciones entre Grecia y la troika? Parece que la cuestión de la deuda puede terminar encima de la mesa a cambio de más recortes. 

Por primera vez desde febrero y de manera explícita las autoridades griegas ponen sobre la mesa la cuestión de la reestructuración de la deuda. Desde febrero hasta poco antes del referéndum no era una petición oficial. Para mí es un signo positivo, pero habría que haberlo hecho mucho antes. 

¿No se hizo antes porque quizás los acreedores se han negado hasta ahora en redondo a abordar la deuda pública griega? 

Podemos extraer una lección de estos cinco meses: si un país no suspende el pago de su deuda está en una posición desfavorable para negociar con los acreedores. Excepto si los acreedores, por razones que les convengan, aceptan reducir la deuda. En algunos casos los acreedores quisieron hacerlo, como en Alemania en 1953 o en Irak tras la invasión militar, cuando los vencedores querían reducir la deuda. No ha sido el caso de la Unión Europea: aquí si el deudor no suspende el pago de la deuda no tiene el medio de equilibrar la relación de fuerzas en la negociación. Grecia habla ahora por primera vez de reducir la deuda y se encuentra prácticamente en suspensión técnica de los pagos. La pregunta aquí es si las autoridades griegas van a dar ese paso. 

¿Pero qué quiere decir con suspender? ¿Anular temporalmente los pagos a los acreedores? 

No pagar. Punto. En el caso griego es muy simple: el reglamento europeo de mayo de 2013 impone a los estados miembros de realizar una auditoría de la deuda si esta es insostenible y contiene irregularidades. Las autoridades griegas deberían decir con la auditoría de la mano: hemos vaciado nuestras arcas para cumplir con el vencimiento de algo más de 7.000 millones de euros antes del 30 de junio pasado, vosotros los acreedores no habéis cumplido con vuestra palabra de desembolsarnos esa cantidad, nuestra buena fe y buena voluntad se han terminado, suspendemos los pagos. 

¿Y eso no supondría el "Grexit" inmediato?

¿Por qué? ¿Qué tiene que ver? 

El BCE probablemente habría rechazado no solo extender o elaborar un nuevo rescate, sino que habría cortado las líneas de emergencia (ELA) que mantienen vivos a los bancos helenos. 

¿Usted cree que lo que ha pasado estos últimos cinco meses no son suficientes amenazas y chantajes? Han atacado con todo lo que tenían: no han hecho ninguna concesión, han exigido devoluciones de deuda y las han obtenido, han planteado más sacrificios que el Gobierno griego ha terminado por aceptar, han rechazado que los bancos pudieran utilizar los títulos de deuda griegos como colateral (títulos de baja calidad) para financiarse… ¿Podría haber pasado algo más? La mejor estrategia habría sido una suspensión de los pagos de la deuda.

¿Y no cree que esa decisión habría supuesto el abandono inmediato del euro? 

Es absolutamente reduccionista afirmar que o un país se queda en la zona euro y paga su deuda a cambio de sacrificios o un país deja de pagar y se sale de ella. No hay ninguna relación mecánica. 

Todo indica que Grecia acepta las reformas de los acreedores a cambio de una mención sobre la reestructuración de la deuda que aún está por despejarse. ¿Le parece buen acuerdo? 

No. Creo que una reestructuración condicionada por medidas neoliberales es un mal acuerdo. Hay que reducir la deuda y abandonar las políticas neoliberales. Es el programa de Syriza. Es por eso que fue elegida. Y el pueblo griego en un 61 % acaba de decir que no acepta las exigencias de los acreedores. Pero también se sabe que los griegos son favorables a quedarse en la UE y en el euro. Por eso me parece reduccionista decir que reducir la deuda y acabar con las políticas neoliberales desencadenaría el Grexit. Grecia debería ejercer un control verdadero de sus bancos, ya que es el accionista principal de cuatro bancos griegos que representan el 85 % del mercado bancario nacional. Grecia puede crear una moneda complementaria en euros y no impresa, sino electrónica. Así podría permitir los pagos en euros en el interior del país: pensiones, salarios de los funcionarios, ayuda humanitaria… todo con dinero electrónico. Y la gente con esa misma moneda electrónica podría pagar los impuestos, la comida, los medicamentos, etcétera. Hay varias propuestas concretas que viajan en ese sentido. La pregunta es si el Gobierno lo hará o no. 

Permítame insistir en el Grexit en caso de suspensión de la deuda. El BCE ya endureció en febrero las condiciones de acceso de los bancos griegos a la liquidez en vista de que por entonces podría no haber acuerdo. 

No se puede saber lo que habría pasado si el Gobierno hubiese adoptado una estrategia más dura. O no afirmarlo por lo menos. Yo creo que si Grecia hubiera adoptado una posición más dura en las negociaciones habría obligado a los acreedores a buscar un acuerdo. Si el FMI no hubiera recibido los 3.000 millones que recibió del país habría corrido a buscar un acuerdo. Y si Grecia dijera ahora al BCE que no va a pagar los más de 6.500 millones que le debe en julio-agosto, lo mismo. 

Quizás Tsipras no lo hizo para no ser el primer gobernante de la Eurozona que no paga al BCE. 

Ah, ¡aquí claro que entra el miedo lo desconocido! Por supuesto que hay explicaciones racionales del comportamiento de Tsipras. Tsipras creyó que los negociadores europeos estaban dispuestos a negociar, lo cual era falso. El objetivo de la Comisión, de Angela Merkel, de Mario Draghi y de Christine Lagarde es hacer creer que estaban dispuestos a negociar a cambio de concesiones en forma de reformas del lado griego. Y al final terminar diciendo: queremos más. La estrategia de los acreedores, hay que reconocerlo, ha sido provechosa en el sentido literal del término, puesto que Grecia ha abonado gran parte de sus obligaciones con la deuda sin ninguna contrapartida. Lo que las autoridades europeas no han conseguido es doblegar al pueblo griego ni que éste pierda confianza en Syriza. En este último punto, las instituciones han fracasado. Pero a nivel político europeo y con un enorme apoyo mediático, las instituciones hacen creer a la gente que los griegos son intransigentes. Cuando son ellos los intransigentes. 

Parece que Tsipras no seguirá su consejo de anular la deuda como recoge su auditoría parlamentaria, pero al menos puede arrancar una mención a la reestructuración. 

No, repito: no será un buen acuerdo. Si hay una reestructuración de la deuda no será suficiente. Las medidas de austeridad continuarán y no habrá crecimiento económico en Grecia, como ocurrió en 2012 [cuando ya hubo una quita de la deuda griega]. En seis meses, ocho o en un año el problema de la deuda volverá como una cuestión vinculada al fracaso neoliberal. Si nuestra auditoría no es de momento una prioridad, no excluyo que ésta no vaya a serlo en un futuro próximo. 

¿Qué le pareció el cambio de Varufakis por Tsakalotos en el Ministerio de Finanzas? 

Muy sencillo: Tsipras no quiere dar argumentos a la troika para decir que es intransigente. No es una desautorización de Varufakis, sino un gesto comprensible.
Eric Toussaint hizo una adaptación de la entrevista publicada por El Diario.es sin alterar de ninguna manera el fondo.




PODEMOS ES MUCHA GENTE QUE PIDE UNIDAD, O SEA, ES MUCHO MÁS QUE PABLO IGLESIAS



Aún estamos a tiempo

Rebelión
eldiario.es
11.07.2015

Los fundadores de Podemos supieron como nadie leer lo que estaba pasando y lo que la gente demandaba y cuando fundaron Podemos las perspectivas eran, por primera vez, en muchos años, muy buenas. El entusiasmo, la ilusión, la manera en que todos y todas nos incorporamos al proyecto quedó reflejada en las primeras elecciones a las que nos enfrentamos, las europeas. Después vino Vistalegre y el miedo, algo muy frecuente en los aparatos de todos los partidos. El miedo a perder el control del partido. Ese miedo nos (les) llevó a cometer errores muy graves. Vistalegre fue un inmenso error. Fue llamativo que la mayoría de las intervenciones de las personas allí presentes y los aplausos mismos, más las intervenciones telemáticas que se hacían mientras la Asamblea se desarrollaba, pidieran a la cúpula de Podemos que consensuara con los otros documentos que se presentaban y que fundamentalmente pretendían salvaguardar un Podemos abierto y democrático, basado en la participación de los círculos, horizontal y no vertical; es decir, pretendían salvaguardar la esencia de lo que era Podemos.

El entonces llamado “grupo promotor” no quiso consensuar nada, ni una coma. Luego los documentos se votaron y, como era de esperar, Pablo Iglesias arrasó. Había más de 300.000 inscritos y sólo unos cuantos miles habíamos acudido a Vistalegre. Con el sistema impuesto, estaba claro que todo lo que estuviera encabezado por Pablo iba a arrasar, aun cuando nadie le había cuestionado a él mismo ni su liderazgo. Ese no fue el único error de Vistalegre, hoy sabemos (y todos y todas admitimos) que fueron muchísimos más.

En todo caso, el más importante de todos fue el sistema de votación impuesto, las famosas listas plancha, que dificultan mucho, en algunos casos hacen imposible, que en los órganos del partido estén representadas distintas sensibilidades o personas no escogidas por el aparato. Si el sistema de votación elegido en Vistalegre se trasladara al Congreso o a las distintas instituciones, todas ellas serían del PP; las minorías quedarían arrasadas, que es lo que pasa ahora en Podemos.

Es difícil defender que queremos cambiar la ley electoral para que esta sea más justa con partidos minoritarios y luego impedir que eso mismo ocurra en el partido. Las consecuencias del casi nulo poder otorgado a los Círculos hizo que estos se fueran vaciando y desanimando poco a poco por mucho que se les intente mantener entretenidos. La sensación de que si no estás en el aparato no hay cauce ni posibilidad de hacer oír tu opinión, ni de participar en ningún debate, se convirtió pronto en un clamor. Es posible que esto sea normal en otros partidos, donde el líder y su dedazo lo deciden todo, pero Podemos nació para ser otra cosa, la voz de la gente, una herramienta y un método para el empoderamiento popular.

Las autonómicas ya demostraron que Podemos era una muy buena idea pero que había habido un parón. Además, aparecieron, y funcionaron, las Candidaturas de Unidad Popular en las municipales. No voy a entrar en si fue o no fue una buena idea renunciar a presentarnos con nuestro nombre a las elecciones municipales. Y aunque los resultados de las autonómicas no fueron malos, lo que si fue malo para la hoja de ruta que los dirigentes tienen para Podemos es que la gente pudo comparar; un método con otro, una herramienta de empoderamiento de verdad, con una herramienta cerrada a la gente; confluencias de verdad con el miedo a la confluencia. Lo que la gente vio es que era posible ganar conformando candidaturas democráticas, herramientas complejas en las que estaban representadas diferentes sensibilidades, métodos ponderados, representativos y verdaderamente democráticos. Eso que siempre nos dicen que no es posible, lo fue, funcionó.

Y a partir de ahí me temo que la cúpula de Podemos decidió dar un salto hacia adelante. En lugar de entender, de leer bien lo que estaba pasando y volver a lo que nos hizo nacer y ganar, lo que hizo Podemos fue cerrarse y verticalizarse aun más. El clamor dentro y fuera de Podemos era cada vez más fuerte, y la sordera de la cúpula dirigente era también cada vez más evidente.

Un manifiesto surgido hace unos días desde dentro de Podemos, más de 700 cargos y más de 7000 personas que queremos volver al Podemos que soñamos, que imaginamos y para el que trabajamos, pedimos a la cúpula que abriera el partido para confeccionar las listas a las elecciones generales; que las listas fueran el resultado de un proceso verdaderamente democrático, abierto a la ciudadanía, ilusionante.

La respuesta del partido fue cerrarse ya del todo y presentar una lista en la que aparecen sólo los miembros más fieles del aparato, sin ninguna opción a nadie de fuera, gente que no puede ilusionar a nadie que no sea ya un absoluto convencido. Podemos se encastilla y se autoconstruye como un partido en el que el dedo del líder marca el futuro de los fieles. El que se mueva no sale en la foto. Y para colmo se construye una lista que ignora que la provincia existe y que España es un país de países, territorialmente complejo, complejidad que hay que manejar con la mayor democracia posible y no con cierre de filas y desde Madrid.

Y mientras…otros actores pidiendo confluencia y Pablo Iglesias no sólo negándola, sino negándola enfáticamente, incluso insultantemente, sobreactuando, para demostrar que cierra toda posibilidad. Nosotras, como Pablo Iglesias, tenemos muchas críticas que hacerle a IU, muchas. Lo mismo que él también pensamos que Podemos nació para ser ese espacio de confluencia y que si ya lo teníamos y estaba funcionando ¿para qué hacer otro? Pero para que esto pudiera haber sido así, tenía que verdaderamente haberse presentado como tal, abierto a la gente, abierto a las minorías, abierto a otros partidos, abierto a la democracia plena.

Ahora surge Ahora en Común. Antes de saber nada, quién está detrás o en qué consiste o qué propone, no hay más que ver las redes, no hay más que escuchar lo que dice la gente, los intelectuales, los militantes (incluso los cercanos a la cúpula) para darse cuenta de que este nuevo espacio ilusiona; y si este espacio ilusiona es porque Podemos ha desilusionado. Durante estos meses varios actores, especialmente Garzón, han llamado a la confluencia y la impresión que hemos dado es la de que les rechazábamos sin más. Poco importa que esto no sea exactamente así. Lo que se ha transmitido es un líder, Pablo Iglesias, que parece arrogante y soberbio, que se niega a confluir con nadie aun a costa de perder votos. ¿No se parece mucho esto a lo que pasó con Albert Rivera y Rosa Díez? Están surgiendo espacios que nos pueden tragar si nos empeñamos en continuar solos.

Si no nos abrimos lo vamos a tener muy difícil. Yo creo que Podemos es el espacio, es el espacio que nació para ser eso que ahora la gente está pidiendo. Si lo piden insistentemente es porque nosotros ya no lo somos. Aun tenemos tiempo de rectificar. Hay que abrir Podemos a la participación democrática real, este tiene que ser el espacio de la confluencia, de aquí a las elecciones tenemos que ilusionar de nuevo; o nos abrimos desde abajo, o nos arriesgamos a que nos traguen desde fuera. Desde la lealtad a este proyecto que sentimos como nuestro, sabiendo a lo que nos arriesgamos al hacer público este artículo, pedimos a los compañeros que rectifiquen, que abran Podemos para no hacer de este un proyecto fallido.


Beatriz Gimeno y Carmen San José - Diputadas de Podemos en la Asamblea de Madrid

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SOBRE IMPERIALISMO


Imperialismo del siglo XXI (I)

La teoría clásica del imperialismo

5/6
18.05.2011

TEORÍA Y POLÍTICA
El divorcio de Lenin con Hilferding constituyó la contracara de su reencuentro con Luxemburg. La teoría del imperialismo que postulaba la revolucionaria polaco-alemana se inspiraba en fundamentos económicos distintos a los expuestos por el dirigente ruso. Pero estas divergencias no impidieron la confluencia política en estrategias comunes, frente al pacifismo socialdemócrata.

La metodología desarrollada por Luxemburg difería sustancialmente del abordaje leninista. Intentó deducir la teoría del imperialismo de los textos de Marx, buscando una continuidad directa con el modelo conceptual de “El Capital”. Por esta razón, partió de los esquemas de reproducción ampliada expuestos en el segundo tomo de esa obra, para evaluar cuáles eran los obstáculos que enfrentaba el funcionamiento del sistema a escala internacional, en la nueva época imperialista [18] .

Este intento no llegó a buen puerto, puesto que contenía una confusión básica: los esquemas de Marx estaban concebidos como una mediación abstracta, para clarificar la circulación general del capital. Constituían un paso previo al estudio concreto de la dinámica del sistema. Luxemburg utilizó erróneamente estos razonamientos en forma empírica, para buscar los puntos de asfixia del capitalismo de su época. Indagó el problema por el lado equivocado, al convertir un esquema destinado a visualizar el funcionamiento del sistema, en un modelo de la crisis de este modo de producción.

Pero este infructuoso intento era mucho más fiel al planteo de Marx, que el abordaje ensayado por Lenin. Buscaba establecer los puntos de continuidad y ruptura de la época imperialista con el periodo previo, siguiendo los preceptos de la economía marxista. El teórico bolchevique estudió, en cambio, directamente las características de la nueva etapa utilizando un gran material empírico. Pero no definió en qué medida esas fuentes eran compatibles con la teoría expuesta en “El Capital”.

Luxemburg mencionaba las características resaltadas por Lenin, pero no le asignaba la misma relevancia al proteccionismo, a la supremacía financiera y al monopolio. Relativizaba estas transformaciones, buscando conservar el hilo conductor desarrollado por Marx.

En otros campos las diferencias de Luxemburg con Lenin eran mayores. En lugar de identificar al imperialismo con la exportación de capitales, asociaba ese período con la necesidad de encontrar mercados foráneos, para las mercancías invendibles en los países metropolitanos.

La revolucionaria alemana estimaba que las esferas coloniales eran imprescindibles, para realizar la plusvalía que necesita el capitalismo para su reproducción. Pensaba que las economías atrasadas constituían una válvula de escape, para las limitaciones que enfrentaba el capital en los países centrales. Observaba al imperialismo como un proceso de ampliación del mercado mundial, que contrarrestaba las dificultades para vender las mercancías en sus áreas de fabricación. Estimaba que este obstáculo obedecía a la estrechez del poder adquisitivo, que generaba la continuidad de los bajos salarios, el alto desempleo y la creciente pauperización [19] .

Esta concepción estimaba que el capital emigra de un país a otro, para contrapesar el consumo insuficiente, que provoca el aumento de la explotación. Esta visión tenía puntos en común con la teoría de la crisis postulada por Kaustky y gran afinidad con el enfoque de Hobson. Este autor consideraba que todos los rasgos del imperialismo obedecían en última instancia a la necesidad de exportar capitales sobrantes, gestados en las metrópolis por la polarización social.

Lenin rechazaba esta interpretación subconsumista no sólo por su reivindicación de otra teoría de la crisis, basada en desproporcionalidades sectoriales y excedentes de productos (y capitales). Había polemizado durante un largo período con los exponentes rusos de las teorías populistas, que resaltaban las restricciones del consumo. Objetaba conceptualmente esos razonamientos e impugnaba las consecuencias políticas de un enfoque, que estimaba imposible el desarrollo del capitalismo en Rusia.

La convergencia revolucionaria de Lenin con Luxemburg no expresaba, por lo tanto, afinidades en el terreno económico. P ero reflejaba las coincidencias en la caracterización del imperialismo, como una etapa de grandes crisis y convulsiones. Por otra parte, la oposición política frontal del líder bolchevique con Hilferding, no anulaba sus convergencias teóricas, en la evaluación de rasgos centrales del capitalismo.

Es importante registrar esta variedad de combinaciones, para erradicar la imagen de unanimidad en el análisis del imperialismo, en torno a dos bloques homogéneos de revolucionarios y reformistas. Esta divisoria efectivamente rigió en la actitud de ambos campos frente a la guerra. Pero no se extendió a la interpretación conceptual de fenómeno. La teoría del imperialismo incluía un complejo y cruzado terreno de variadas elaboraciones.


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