miércoles, 6 de noviembre de 2019

LA MENTIDA - EL DOCUMENTAL DE LA VERITAT (COMPLET) - VERSIÓ EN CATALÀ. LA FÓRMULA DEL BARRO ESTÁ DESCUBIERTA: TIERRA + AGUA = BARRO. LA FÓRMULA CONTRA LA ALIENACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA, EQUIVALENTE AL ABORREGAMIENTO GENERALIZADO, LA INDIGENCIA MENTAL Y LA CHABACANERÍA SOCIAL TAMBIÉN ESTÁ INVENTADA: MIRAR A UN LADO Y OTRO, NO FIARSE DE LAS APARIENCIAS, DIFERENCIAR LAS IDEAS DE LAS CREENCIAS, LA LECTURA, LA CONTRASTACIÓN DE ESA LECTURA CON OTRAS, POR EJEMPLO, IDEALISMO/MATERIALISMO, DISCUSIÓN CON AMIGOS Y COMPAÑEROS, REUNIONES PARA DISCUTIR Y ACORDAR QUÉ SE DEBERÍA HACER Y CÓMO EN RELACIÓN A MIL Y UN ASUNTOS..., Y TODO ESTO SE PUEDE HACER A TRAVÉS DEL CÍRCULO DE PODEMOS O DE GRUPOS DE ESTUDIO QUE SE PUEDEN LLAMAR COMO SE QUIERAN LLAMAR

PRIVATIZAR: CONJUGACIÓN DEL VERBO "MIRA QUE TE VOY A ROBAR": ¿VES? TODAS ESTAS COSAS QUE DURANTE GENERACIONES DE TRABAJADORES FUE CREANDO EL ESTADO, NO PEPITO NI JUANITO NI EL REY QUE RABIÓ, SINO EL ESTADO, COMO POR EJEMPLO, EMPRESAS COMO CAMPSA, BANCO HIPOTECARIO, BANCO EXTERIOR DE ESPAÑA, BANCO DE CRÉDITO INDUSTRIAL, INSTITUTO NACIONAL DE INDUSTRIA, ENDESA, TELEFÓNICA, AEROPUERTOS, FERROCARRILES, SANIDAD, PENSIONES, ENSEÑANAZA..., PUES TODO ESTO QUE SE HA HECHO CON EL DINERO DE GENERACIONES DE TRABAJADORES, DONDE NO SE PUEDE INCLUIR AL CABALLO DE SANTIAGO ABASCAL, ME LO VOY A QUEDAR YO POR MI CARA BONITA, Y PORQUE TENGO UN HIJO QUE SI LLEGA A NACER MIJIRRITILLA MÁS TONTO, HIJO Y MADRE ISOFACTO HUBIERAN QUEDADO EN EL PARTO, A CUYO HIJO HE DE DEJAR CON EL RIÑÓN CUBIERTO. Y NO ADMITO DUDAS ACERCA DE LA PATERNIDAD DE MI HIJO, PORQUE SIN NECESIDAD DE ACUDIR AL ADN, ASÍ AL PRONTO, A LO BRUTO. YA SE VE QUE ES CLAVADITO A MÍ, Y ADEMÁS, TENGO UNAS CUANTAS QUERIDAS, QUE DICHO SEA DE PASO ME LAS MANTIENEN A PUNTO OTROS, PERO QUE YO LES TENGO QUE SOLTAR COMO UNOS 30 MILLONES DE EUROS A UNA DE ELLAS, POR UNOS REVOLCONES MAL AVERIGUADOS QUE NOS DIMOS ESTANDO DE CACERÍA, QUE EL QUE SE IBA DE ROMERÍAS ERA MANOLO ESCOBAR Y ASÍ LE FUE, QUE LE JODIERON EL CARRO MIENTRAS RONCABA Y TODAVÍA LO ANDA BUSCANDO... ¿Y QUÉ TAL? ¿QUÉ LES HA PARECIDO LA CONJUGACIÓN PRIVADA DEL VERBO "MIRA QUE TE VOY A ROBAR"? PUES, NADA. AHORA TODOS COGIDITOS DE LA MANITA VAMOS A IR A VOTAR A VOX, CIUDADANOS, PP O PSOE, QUE SON TODOS ELLOS PARTIDARIOS DE LA PRIVATIZACIÓN O REFORMAS PARA MEJORAR LAS PRIVATIZACIONES


La privatización encubierta de nuestros bienes y servicios públicos

Bajo la fórmula contractual de colaboraciones o concesiones público-privadas (CPPs), infraestructuras, hospitales, escuelas y otros servicios clave se entregan a lo privado, aumentando sus beneficios mientras empeora el servicio, prolifera la corrupción y se vacían las arcas del Estado.

Nicola Scherer y Emma Avilés  (Observatori del Deute en la Globalització)
Lamarea.com
09.10.2019
  • La receta de las concesiones público-privadas (CPP) está convirtiéndose en la solución casi única para financiar y/o gestionar nuestros bienes y servicios públicos, pero el Estado no está preparado para negociarlos, supervisarlos, garantizar su transparencia y efectividad, ni asegurar que se ejecutan por el interés público.
  • La experiencia de las CPP ha sido abrumadoramente negativa y muy pocas han conseguido resultados positivos. Su proliferación generalizada sin evidencia de éxito en términos económicos, sociales y medioambientales es inadecuada. Ejemplo paradigmático es el fracaso del proyecto Castor.
El próximo 10 de noviembre, elegiremos un nuevo gobierno que tendrá que afrontar problemas pendientes y dar respuestas a muchos procesos determinantes. La pérdida de lo público y la corrupción en la contratación pública es indudablemente uno de estos retos urgentes. Las futuras políticas afectaran a la actual y siguientes generaciones y la calidad de nuestros servicios y bienes públicos.

Tras las advertencias de la UE sobre las deficiencias del Estado español en la supervisión y regulación de este tipo de contratos, primero el gobierno del PP creó la Oficina Nacional de Evaluación (ONE) -que no produjo ningún resultado-, y luego el gobierno del PSOE, en junio de 2018, puso en marcha de la Oficina Independiente de Regulación y Supervisión de la Contratación Pública (OIReScon), cuya misión es velar por la correcta aplicación de la legislación y, en particular, promover la concurrencia y combatir las ilegalidades y corruptelas en la contratación pública. A fecha de hoy, todavía no se ha publicado un calendario para la elaboración de informes de supervisión con los incumplimientos detectados, las aplicaciones incorrectas de la legislación o con casos de fraude y corrupción, mientras los escándalos no cesan: el pelotazo del proyecto Castor, el cártel de Adif y el reabierto cártel de la basura o las vergonzosas condiciones laborales de personas con discapacidad en el Palacio Real. Todos estos casos además, tienen protagonistas recurrentes; entre ellos ACS y su entramado corporativo.

Las CPP son fórmulas contractuales entre una autoridad pública y el sector privado (como concesiones, gestión interesada, sociedad mixta o contrato de servicios), para que el socio privado construya y gestione un servicio tradicionalmente público, como hospitales, escuelas, carreteras, vías férreas, agua, saneamiento y energía. Pero el peligro está en que la receta CPP está convirtiéndose en la solución casi única para financiar y/o gestionar nuestros bienes y servicios públicos.

Nacieron en 1992 en el Reino Unido como una treta contable para esquivar las restricciones del gobierno sobre el endeudamiento público, y desde entonces se ha experimentado un auge de este modelo en todo el mundo, promocionado por instituciones internacionales como el Banco Mundial, el FMI, la OCDE y gobiernos tanto del Norte como del Sur Global. A medida que en Europa, y el resto del mundo, se comenzó a limitar el endeudamiento público con la aplicación de medidas de austeridad, -especialmente tras la crisis financiera de 2008-, también se disparó la utilización de las CPP como un componente de la política de privatizaciones y una forma de equilibrar los presupuestos mediante la ocultación del endeudamiento. Hablando en plata: son privatizaciones encubiertas. Las prácticas contables de las CPP permiten a gobiernos mantener estos proyectos fuera de sus cuentas (no son transparentes ni auditables), ya que es el sector privado -y no el gobierno- el titular del préstamo que financia el proyecto. Una maniobra de contabilidad creativa, donde el coste real de un proyecto queda escondido, hasta que algo falla y todo revierte sobre lo público, o sobre los bolsillos de la ciudadanía.

Este gran empuje de las CPP también viene enmarcado en la creciente demanda por parte de grandes inversores del mundo, con trillones de dólares, y que están buscando una cartera diversificada de inversiones en infraestructura con atractivos rendimientos. Estos grupos han ejercido presión para abrir fondos especializados en infraestructuras, contribuyendo así a la «financiarización» de nuestra infraestructura, y poniendo en tela de juicio la necesidad real de muchas de estas inversiones más allá de los beneficios corporativos.

Ante este escenario, es urgente una estricta regulación, supervisión, control democrático y transparencia del modelo CPP, mientras se transita hacia un modelo 100% público y público-comunitario. El Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG) ha publicado un informe que apunta a la falta de regulación específica para proyectos CPP en el Estado español y a la ausencia de una autoridad a cargo de estos proyectos que sea operativa, estudiando el marco legislativo de estos contratos y profundizando en el caso de la sanidad y la educación. La opacidad y la corrupción afectan a la calidad de los servicios ofrecidos, dañan las arcas públicas, tienen un grave impacto sobre las condiciones laborales de las personas trabajadoras, y afectan a los derechos económicos, culturales, ambientales y de género de la ciudadanía. 

Este estudio se suma a estudios de casos de todo el mundo que continúan demostrando que cuando gobiernos optan por la inversión privada para la construcción y la prestación de servicios en la salud, el transporte, la educación o la energía, el acceso a servicios esenciales se ve restringido y las desigualdades tienden a aumentar

El consenso en torno a los beneficios de la expansión de los instrumentos de financiación privada, como es el caso de las CPP, parece desmontarse. El rechazo público aumenta a medida que sus efectos se vuelven más evidentes con el tiempo. Algunos países europeos ya están empezando a poner límites, como es el caso de Francia, donde en marzo de 2018 la Ministra de Justicia, Nicole Belloubet, anunció el abandono de las CPP para la futura construcción de prisiones y tribunales. Su argumento principal fue que consideraba esta opción «demasiado cara». 

El mismo mes, el Tribunal de Cuentas Europeo publicó un informe especial que expone el fracaso de las CPP y critica el apoyo de la Unión Europea a este modelo a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y fondos de la UE a través del Plan Juncker y sus project bonds. El Tribunal declaró que las CPP «no siempre se gestionan eficazmente y no proporcionan una relación calidad-precio adecuada».

Con este panorama, esperamos que el nuevo gobierno inicie un proceso de reflexión y acción sobre las prioridades a la hora de gestionar nuestros bienes y servicios públicos. La salud, la educación, el transporte o la infraestructura, entre otros, son servicios y bienes comunes de toda la población. Derechos que deben estar blindados en la Constitución como fundamentales y protegidos ante los intereses privados.

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NEOLIBERALISMO: CONJUNTOS DE LEYES Y NORMAS ESTABLECIDAS PARA ROBAR LO QUE ES DE TODOS PARA ENRIQUECER MÁS A UNAS BESTIAS INSENSIBLES QUE YA ERAN RICAS. ¿APOYAMOS O NOS REBELEAMOS CONTRA ESTE ESTADO DE COSAS?



Neoliberalismo o economía social
Estalla la confrontación

Rebelión
Prensa Latina
06.11.2019

En América Latina, las reacciones sociales que se han manifestado en países como Ecuador, Chile o Haití, han enfilado directamente contra el modelo empresarial-neoliberal. El triunfo de Alberto Fernández en Argentina también expresa esa orientación, tras el desastre social ocasionado por el gobierno de Mauricio Macri. En México, el posicionamiento contra el neoliberalismo se afirma con Manuel López Obrador. En Uruguay el neoliberalismo fue apartado hace tres lustros. Y en otros países de la región las manifestaciones igualmente empiezan a delinear el hastío social contra ese mismo modelo, aunque todavía sus líneas se siguen en Brasil, Colombia o Perú. Desde luego, Cuba, Venezuela o Nicaragua deben ser observados desde otras perspectivas y, sin duda, sus respectivos caminos históricos en la realidad contemporánea, generan todo tipo de polémicas.

La implantación de los modelos empresariales-neoliberales no es muy antigua. Se inició en la época de las dictaduras terroristas del Cono Sur y específicamente con Augusto Pinochet en Chile, en 1973. Durante las dos décadas finales del siglo XX, ese modelo fue impuesto a causa de una serie de factores: la crisis de la deuda externa, las cartas de intención con el FMI, el derrumbe del socialismo mundial, la globalización transnacional, el auge de los poderes empresariales privados, la nueva expansión imperialista, los gobiernos identificados con las derechas políticas y sociales.

Sin duda, el ciclo de los gobiernos “progresistas” fue un freno a ese progreso neoliberal. Pero una vez que a la mayoría de esos gobernantes sucedieron gobiernos conservadores que se subordinaron a los criterios del mercado y la empresa privada, el neoliberalismo retornó en América Latina, aunque solo por poco tiempo, pues las reacciones sociales a las que he aludido anteriormente, marcan un nuevo derrumbe de ese modelo.

De repente, América Latina luce ante el mundo como una región explosiva; y, mientras desde las esferas oficiales se trata de vincular a las reacciones sociales con la violencia, la delincuencia o los saqueos, la represión desatada contra los manifestantes, como ha ocurrido en Chile o Ecuador, no ha tenido límites e incluso se justifica con la idea de liquidar movimientos encaminados a destruir la paz y acabar con regímenes “democráticos”.

Tanto el auge como el derrumbe del neoliberalismo han dado paso a que la confrontación política sea desplazada por una evidente lucha de clases: las elites del poder no están dispuestas a ceder en sus intereses, en el tipo de economía que tanto les beneficia y en su hegemonía sobre la sociedad, que les ha llevado a controlar al Estado; pero, a su vez, amplios sectores de las clases medias, los trabajadores y clases populares tampoco están dispuestos a soportar un tipo de economía que margina sus condiciones de vida y de bienestar.

Como no había ocurrido antes en la historia de la región, en las relaciones de poder hay un sector dominante que comprende a los gobiernos conservadores, los altos empresarios, los medios de comunicación privados que blindan esos intereses, fuerzas armadas, el capital transnacional, el imperialismo y los organismos multilaterales de crédito (FMI, BM) o americanistas (OEA), que obran unificados para defender la economía neoliberal sobre la idea de que todos están garantizando la “democracia” que parece entrar en peligro al momento en que las “masas” irrumpen y explosionan para cuestionar su sistema.

Ese “bloque del poder” para utilizar una categoría del sociólogo greco-francés Nicos Poulantzas (1936-1979) se niega a aprender del pasado y se resiste a asimilar el presente. Y, en la actualidad, une a ese poder otro elemento: la persecución o sospecha de “insubordinación”, sobre cualquier opositor; el trato como “amenaza” a quienes protestan y la marginación o “seguimiento” a quienes se manifiestan críticos por su pensamiento y su palabra, como ocurre contra quienes actúan desde la academia. De este modo, en América Latina empieza a perfilarse el fascismo como un fenómeno aliado al modelo empresarial-neoliberal que, de otro modo, no podría mantenerse.

La polarización resulta “mala consejera”, porque no es posible advertir hacia dónde puede tener sus salidas la abierta lucha de clases que se ha venido agudizando en nuestra América Latina.

Revertir el neoliberalismo implica cambiar mentalidades, y esto es lo más difícil. Habría que “convencer” a las elites de altos empresarios y clases medias, que deberán admitir altos impuestos sobre rentas, patrimonios, ganancias y herencias, para afirmar una rápida y sólida redistribución de la riqueza. A esos sectores igualmente habrá que convencerles que los trabajadores son seres humanos que requieren no solo de salarios y puestos de trabajo, sino de condiciones favorables y con bienestar, lo que significa buenos salarios, jornadas máximas reguladas y supervisadas, amplios derechos y también indemnizaciones cuando ellos son violados. A muchos toca convencer que en las relaciones internacionales los mercados libres y absolutamente abiertos han hecho daño a la región y que merecen ser regulados para garantizar las economías de cada país.

Además, tocará convencer a la misma sociedad, que se requiere de Estados con amplias capacidades y fuertes recursos, no Estados “achicados”, pues solo así puede garantizarse la educación universal, pública y gratuita; la medicina socializada e igualmente pública, universal y gratuita; lo mismo con la salud y, sobre todo, con la seguridad social (para no repetir el desastre de las administradoras de fondos privados de Chile), que bien puede adquirir los rasgos y experiencias de las economías europeas (a pesar del “neoliberalismo” que también ha avanzado en ese continente), particularmente de los países nórdicos o la que tiene Canadá.

Por cierto, muchos de esos rasgos de economía social, son los que los propios Estados Unidos de Norteamérica empezaron a construir a partir del New Deal de Franklin D, Roosevelt (1933-1945), que continuó a medias en años posteriores, y que liquidó definitivamente el presidente Ronald Reagan (1981-1989), padre del neoliberalismo contemporáneo.

En plena crisis económica, Roosevelt impuso códigos de competencia, precios, horas de negocio a las empresas; persiguió a comerciantes inescrupulosos; inició un vasto plan de inversiones estatales, trabajo en obras públicas, fomento del empleo; sancionó despidos de trabajadores, introdujo la seguridad social, pensiones por desempleo, salud y jubilación; creó o aumentó impuestos (taxes) como el de la renta y las herencias, persiguiendo la evasión; dictó leyes para garantizar salarios mínimos, elevarlos, proteger sindicatos, contratos colectivos y otros derechos laborales.

En los EEUU, el candidato Bernie Sanders, así como Alexandria Ocasio-Cortez, han logrado “despertar” a la sociedad norteamericana contra el neoliberalismo, con propuestas que reviven las políticas de Roosevelt. También han provocado las reacciones de los poderosos.
En América Latina, la conquista de una economía social de la mano del derrumbe del conservadorismo y del modelo empresarial-neoliberal, anuncia una tendencia que da esperanzas de futuro.

Artículo original en Firmas Selectas. Prensa Latina: https://bit.ly/2PGIOkO
 
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Q SEA, QUE POR ESTA MANIPULACIÓN SOCIAL UN TRABAJADOR PUEDE VOTAR A VOX, CIUDADANOS, PP O PSOE, EN LA CREEENCIA QUE VAN A ESTABLECER POLITICAS PARA MEJORAR SUS CONDICIONES DE VIDA


Nuestra percepción de la realidad ni es nuestra ni es real.


DIARIO OCTUBRE / noviembre 6, 2019


Hasta ahora Ustedes conocían las verdades, las mentiras, las medias verdades, la posverdad, las estadísticas, los telediarios, las tertulias, las cortinas de humo, el lavado de cerebro, las guerras sicológicas, la intoxicación informativa y la callada por respuesta.

Ahora les toca familiarizarse con la “gestión de la percepción” y enterarse de que la percepción de la que hablan es la suya, es decir, de hay alguien que se preocupa de gestionar la manera en que Usted percibe la realidad. En otras palabras: de manipularle.

Es una técnica inventada por el ejército estadounidense que imparten a los cadetes en las academias militares, pero también a aquellos que forman parte de la diplomacia, el espionaje extranjero (CIA) o interno (FBI). De ahí pasó a las escuelas de negocios, de sicología y de periodismo, de tal manera que la manipulación de los demás se ha convertido en una disciplina científica, aceptada y admitida como moneda corriente, o sea, en una profesión.

Según el Pentágono la gestión de la percepción es una técnica que proporciona u oculta información selecta a audiencias extranjeras con el fin de influir en sus emociones, motivaciones y razonamientos objetivos. 

Los militares estadounidenses han enseñado a las cadenas de comunicación el arte del ilusionismo y la manipulación de las apariencias, de los aspectos externos y superficiales de las cosas, considerados de una manera separada de las cosas mismas.

Por ejemplo, lo que hoy se considera como “política” es, la mayor parte de las veces, de ese tipo, un discurso sobre otro, una opinión sobre otra, es decir, una tertulia o una jaula de grillos que discuten sobre los aspectos superficiales de la realidad. Cuanto más superficiales mejor. Lo mismo que la televisión ha acabado en tele-basura, la política ha acabado en politica-basura por una buena razón: es la mejor manera de que la mayoría se quede al margen, hastiada y asqueada de esa “política”.

En la mayor parte de las publicaciones académicas la realidad también está ausente. Los escritores se engendran unos a otros. Las obras de unos dan lugar a las réplicas de los otros. El mes pasado la Universidad Rey Juan Carlos organizó un Congreso Internacional sobre la pobreza y lo cambió de nombre por el de “exclusión social”. No era una reunión convocada “contra” la miseria sino para hablar “sobre” la miseria y, como es lógico, los miserables no estaban allá, ni siquiera como espectadores.

Hoy cualquier organismo que se precie se rodea de una oficina de prensa, publicistas, gabinetes de imagen y departamentos de comunicación (“community manager”) que nos imponen a los demás la manera en que los percibimos. Crean “marcas”, de manera que no los vemos como ellos son sino como quieren que los veamos.

Para aprobar una ley que elimine los derechos fundamentales o vender alarmas no hay nada mejor que iniciar una campaña sobre la inseguridad ciudadana, los robos y los crímenes. Por más que el número aparente de delitos se reduzca, la inseguridad no es más que un estado sujetivo muy fácil de alterar, y lo mismo ocurre si el número de delitos aumenta y quieres promocionar el turismo: es suficiente con iniciar una campaña diciendo que es un país muy tranquilo y apacible. La misma empresa que te diseña una campaña, te diseña la contraria; ni siquiera el precio en un caso es diferente del otro.

No sólo Benetton es una marca; el capitalismo convierte cualquier cosa en un producto comercial, como la monarquía fascista, por ejemplo, todo un ejemplo de la sofisticación que puede llegar a alcanzar la gestión de la percepción.

Para realzar lo bueno hay que fabricar lo malo, las “marcas negativas”. Las religiones tienen al demonio y las películas tienen sus “malvados” como contrapunto. Cuando una campaña fabrica un malo muy malo, como Corea del norte, por ejemplo, los buenos parecen más buenos, e incluso los regulares parecen mejores de lo que son.

En las elecciones es algo que no falla casi nunca: “todos son iguales”, según dicen, lo cual significa que “todos son iguales de malos”. Por lo tanto, para arrastrar a alguien hasta un colegio electoral hay que crear la marca del “menos malo” o el “mal menor” a la que se aferran casi todos los votantes para justificarse a sí mismos.

Al mismo tiempo que en un aula las universidades enseñan a manipular la percepción de la realidad, en la de al lado enseñan lo contrario: el “fact checking”, la corroboración de una determinada información con la realidad. Lo que ninguna universidad enseñará nunca es que la mayor parte de los lectores no pueden contrastar ninguna información y mucho menos hacer frente a toda una campaña de gestión de la percepción.

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