EE.UU. lidera el ranking de “iniciar guerras” y no piensa parar
DIARIO OCTUBRE / septiembre 3, 2023
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta 2001, entre los 248 conflictos armados que ocurrieron en 153 regiones del mundo, 201 fueron iniciados por Estados Unidos, lo que representa el 81% del número total.
Estados Unidos es, hasta el momento, el único país que ha lanzado bombas atómicas en una guerra. Ocurrió el 6 de agosto de 1945, Washington lanzó la primera sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, matando a más de 70 mil personas al instante. Una segunda bomba siguió tres días después sobre Nagasaki y le quitó la vida a 40 mil personas más.
Los testigos de
la vida política estadunidense en aquella época reconocieron poco tiempo
después que no habría sido necesaria tal destrucción para forzar la rendición
de Japón, pero el daño ya estaba hecho. Así lo expresó Ralph Bard,
Subsecretario de Marina en ese entonces: “Los japoneses estaban listos
para la paz, y ya se habían acercado a los rusos y los suizos… En mi opinión,
la guerra japonesa realmente se ganó antes de que usáramos la bomba atómica”.
[1]
Un criterio
similar dejó plasmado el General de brigada Carter Clarke, oficial de
inteligencia militar, que preparó resúmenes de cables interceptados para
Truman: “Cuando no necesitábamos hacerlo, y sabíamos que no
necesitábamos hacerlo… usamos [Hiroshima y Nagasaki] como un experimento por
dos bombas atómicas. Muchos otros oficiales militares de alto nivel estuvieron
de acuerdo”.
Los daños
provocados por la radioactividad marcarían a la nación nipona hasta la
actualidad. Sin embargo, la narrativa contada por los vencedores se basó
en implantar la teoría de que la bomba atómica desencadenó una sucesión de
acontecimientos históricos que marcaron el devenir de aquellos días de agosto
de 1945, entre ellos, el final de la Segunda Guerra Mundial. “No obstante,
con ello también se originó “el comienzo de una nueva posguerra sobre la
que, de inmediato, caería una larga sombra de dudas y sospechas sobre el futuro
inmediato de la energía nuclear”. [2]
Los puntos que
conectan a Hiroshima y Nagazaki con Ucrania en 2023 son
peligrosamente similares. En ambos casos existe un marcado desinterés de
la administración de Estados Unidos por encontrar otras formas resolutivas del
conflicto basadas en la negociación. En aquel momento el gobierno
estadounidense llegó a lanzar bombas atómicas. Ahora envía todo tipo de
armamento a territorio ucraniano, provoca la prolongación de la guerra, no se
ensucia las manos, pero pasa el balón a Moscú si de amenazas nucleares se
trata.
Cuando se
cumplen 78 años de los bombardeos contra Hiroshima y Nagazaki y la guerra
en Ucrania no tiene un final a la vista, vale la pena preguntarse. ¿De cuántos
conflictos usted conoce desde el fin de la Segunda Guerra Mundial que hayan
sido promovidos por Estados Unidos? ¿Cuántos países fueron bombardeados
por Washington incluso sin la presencia de su ejército en el lugar?
En este
reportaje le proponemos algunas pistas que responden a esas preguntas.
Las huellas de bombardeos estadounidenses en el mundo
La grafica
anterior muestra los países que han sido bombardeados por Estados Unidos.
Naciones de todos los continentes. En cada una hubo una historia de cómo se
llegó a ese momento y para cada caso Washington tuvo una justificación
diferente que, seguramente, se disolvió o desmintió en el tiempo cuando ya los
efectos estaban sobre territorio extranjero.
En 2021 La
Sociedad China de Estudios de Derechos Humanos (CSHRS), publicó un
informe titulado, “Desastres humanitarios severos causados por
guerras agresivas de Estados Unidos contra países extranjeros”, donde
afirmaba que Estados Unidos había iniciado el 81% de los conflictos armados
desde 1945 hasta el año 2001.
Desde el final
de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta 2001, según el informe, “entre los
248 conflictos armados que ocurrieron en 153 regiones del mundo, 201 fueron
iniciados por Estados Unidos, lo que representa el 81% del número total”.
“La mayoría de
las guerras de agresión libradas por Estados Unidos han sido acciones
unilateralistas, y algunas de estas guerras incluso fueron criticadas por sus
propios aliados (…) El egoísmo y la hipocresía de Estados Unidos también han
sido completamente expuestos a través de estas guerras extranjeras”, agregó el
CSHRS.[3]
La industria
bélica representa para la nación estadounidense una cuestión económica. Es el
país que destina mayor presupuesto militar en el mundo. El gasto militar
estadounidense alcanzó los 877 mil millones de dólares en 2022, lo que supuso
el 39% del gasto militar mundial total.
Si analizamos los inicios de esta tendencia, tiene sus orígenes al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos justificaba su poderío militar al considerar a la Unión Soviética su enemigo potencial, pero luego de la caída del campo socialista se hacía evidente la falta de una justificación. La Casa Blanca no tardó en encontrarla años después con la llamada lucha contra el terrorismo.
Bajo la bandera del antiterrorismo Estados Unidos ha propagado guerras en los últimas dos décadas. “A finales de agosto, el sitio web de la Fundación de Cultura Estratégica de Rusia publicó un artículo titulado “¿Quién obtuvo beneficios en la guerra de Afganistán?”, en el que decía que la lista de los principales beneficiarios de la guerra de Afganistán publicada por el Instituto para la Reforma de las Políticas de Seguridad, una entidad independiente de Estados Unidos, muestra que los cinco magnates de industria militar estadounidense Lockheed-Martin, Raytheon Company, General Dynamics, Boeing y Northrop Grumman recibieron un total de 2,02 billones de dólares estadounidenses”.[4]
Cifras de las guerras antiterroristas de EE.UU. (Fuente: Universidad de Brown, Proyecto Costos de la Guerra)
Los
contratistas privados son quienes se llevan los mayores beneficios. De
acuerdo con un estudio de la Universidad Autónoma de México en las primeras dos
semanas de la guerra en Ucrania las grandes industrias militares
estadounidenses percibieron ganancias hasta por 82 mil millones de dólares solo
en el incremento del valor de sus acciones.
Según la
investigación de la organización china de derechos humanos, Washington intervino “directa
o indirectamente en los asuntos de otros países apoyando guerras indirectas,
incitando a insurgencias antigubernamentales, llevando a cabo asesinatos,
proporcionando armas y municiones y entrenando a las fuerzas armadas
antigubernamentales, que han causado graves daños a la estabilidad social y la
seguridad pública de varios países”.[5]
Sin embargo, el
hecho de comenzar una guerra en otro país, con la consecuente presencia militar
trae aparejado para Washington otros beneficios como el despojo de los
recursos de esa nación. Ya lo hemos visto en Irak, Libia, Afganistán.
Actualmente Estados Unidos roba el 80 porciento de la producción
petrolera de Siria.
Con el actual
conflicto en Ucrania, Estados Unidos no ha medido esfuerzos en enviar
grandes lotes de ayuda militar a Kiev. Además ha instado a las naciones
europeas a participar en el mismo propósito, lo que significa invertir más en
la defensa de sus propios estados. Esto representa mayores ganancias para
el complejo militar industrial estadounidense que se convierte en el principal
proveedor para los mercados europeos.
Por si esto no
fuera suficiente, el gobierno de Biden hizo de todo para
boicotear el mercado de combustible ruso hacia Europa que durante décadas había
garantizado un flujo seguro, estable y sobre todo a buen costo para
el continente. Ahora, gracias al actual conflicto y las presiones de
Washington, Europa enfrenta una crisis energética y de paso paga un 40
porciento más caro por el gas proveniente de Estados Unidos.
Washington
entrena militares para posibles golpes de estado
El gobierno de
Washington ha ejecutado actividades que denomina “antiterroristas” en 85
países desde que se inició el siglo XXI, matando directamente a 929 mil
personas y desplazando a otros 38 millones. Así lo reflejó la Universidad
de Brown de Estados Unidos en una investigación reciente titulada “Los Costes de la Guerra”.
Ese tipo de
actividades en ocasiones son partes de los conflictos ya mencionados
anteriormente pero también incluyen acciones sin una participación directa en
el terreno como el lanzamiento de drones con efectos devastadores en los
llamados “daños colaterales”.
La Casa Blanca
ha acudido también en las últimas décadas a mecanismos más sofisticados de
intervención que van desde la guerra cognitiva con resultados a largo plazo
pero hasta cierto punto más económicos y menos visibles, hasta el entrenamiento
de fuerzas extranjeras para operaciones posteriores en los países donde tengan
puesto la mira.
Katherine Yon Ebright, consejera del programa sobre libertad y seguridad nacional del Centro Brennan para la Justicia, lo describió como una “guerra de huella ligera”. Ebright, citada en el Informe de las violaciones de los derechos humanos de Estados Unidos en 2022 realizado por China explicó que bajo el programa conocido como “127e”, las fuerzas de operaciones especiales estadounidenses están autorizadas a entrenar fuerzas delegadas para ejecutar misiones en el exterior.
“Milicianos extranjeros con acceso a armamento, entrenamiento e inteligencia estadounidense son desplegados en misiones lideradas por Estados Unidos contra sus enemigos y para cumplir con los objetivos estadounidenses. De 2017 a 2020, el Pentágono lanzó 23 guerras subsidiarias en nombre del “127e” en las regiones de Medio Oriente y Asia-Pacífico. Al menos una docena de países han participado en operaciones para atacar a Siria, Yemen, Irak, Túnez, Camerún o Libia, entre otros.”[6]
Estados Unidos
ha extendido su radio de acción también a África de una forma más
discreta pero igual de preocupante. No por gusto Victoria Nuland, la “número
dos” del Departamento de Estado, se reunió poco tiempo después del golpe de
estado en Níger con los militares que tomaron el control del país.
Durante esas
conversaciones, Nuland les propuso varias fórmulas para restablecer el
orden, según su formato a través de una “solución negociada”, pero los líderes
golpistas mostraron poco interés. Para ejercer un poco más de presión sobre la
junta militar, aunque supuestamente respetan la soberanía de Níger, el gobierno
estadounidense congeló más de mil millones de dólares en programas de
asistencia al gobierno hasta nuevo aviso.
Responsible
Statecraft reveló en una investigación reciente que al
menos 15 oficiales apoyados por Estados Unidos han estado involucrados en 12
golpes de Estado en África Occidental y el Gran Sahel durante la guerra contra
el terrorismo. La lista incluye militares de Burkina Faso (2014, 2015 y dos
veces en 2022 ); Chad (2021); Gambia ( 2014 ); Guinea ( 2021 ); Malí ( 2012 ,
2020, 2021 ); Mauritania ( 2008 ); y Níger ( 2023 ). Al menos
cinco líderes del golpe más reciente en Níger recibieron entrenamiento
estadounidense, según la misma fuente.
De esta forma
Washington prepara el terreno donde luego podrían ocurrir las guerras en
las cuales aparentemente “no tendrá nada que ver”. Sembrar escenarios de
confrontación asegura una industria bélica que necesita mantenerse activa para
sostener la propia hegemonía imperial de ese país. Una nación acostumbrada a
repartir sus manuales de democracia por el mundo, aunque nadie se los pida, con
una huella imborrable de destrucción tras las guerras que ha dejado a su paso.
Sus récords de bombardeos y conflictos solo los supera la cantidad de
veces que ha violado el concepto de soberanía en territorios fuera de su
control.
[1]
https://starkrealities.substack.com/p/hiroshima-nagasaki-bombings-were
[2] https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-879X2020000200052
[3]
https://www.aa.com.tr/es/mundo/organizaci%C3%B3n-china-culpa-a-eeuu-de-haber-iniciado-el-81-de-los-conflictos-armados-de-1945-a-2001/2203792
[4]
https://espanol.cgtn.com/n/2021-09-14/FaHaAA/eeuu-debe-ser-investigado-como-el-origen-de-la-guerra/index.html
[6]
https://spanish.news.cn/20230329/3cb8c54dc52540669648d762e2da74f3/c.html
FUENTE: almayadeen.net