La batalla por conquistar las mentes en la guerra de Ucrania
Tercera información / 11.05.2022
Más allá de lo
que pase en el terreno, desde las redes sociales y los medios de comunicación
comienza el punto de partida para otro combate. La llamada guerra cognitiva
contra Rusia.
La operación militar de Rusia
en Ucrania, como lo denominó el presidente Vladimir Putin, o “la
invasión rusa”, como lo catalogan los medios occidentales, comenzó en febrero
de 2022. Sin embargo desde mucho antes, las principales plataformas
mediáticas preparaban el escenario para la guerra, la batalla por
conquistar las emociones de las personas para definir desde el propio
entorno digital el curso que tomaría el conflicto.
Se trata de un nuevo tipo de
combate, que forma parte de las investigaciones de la OTAN.
Un estudio de 2020 financiado por dicha organización titulado Cognitive Warfare, del autor François du Cluzel sobre esta nueva forma de guerra
expone: “Si bien las
acciones tomadas en los cinco dominios (aéreo, terrestre, marítimo, espacial y
cibernético) se ejecutan para tener un efecto sobre el dominio humano, el
objetivo de la guerra cognitiva es convertir a todos en arma.”
“El cerebro será el campo de batalla del siglo XXI”, enfatizó el informe.
“Los seres humanos son el dominio en disputa y es probable que los conflictos
futuros entre la personas ocurran primero digitalmente y después físicamente en
las proximidades de los centros de poder político y económico.”[1]
El investigador que escribió el
estudio financiado por la OTAN, François du Cluzel, es un exoficial
militar francés que en 2013 ayudó a crear el Centro de Innovación de la OTAN
(iHub), y desde entonces lo ha dirigido desde su base en Norfolk, Virginia.
Esta institución, actúa como una especie de centro de investigación
interno de la Alianza del Atlántico Norte.
Para el autor la guerra cognitiva
comienza con información pero esta es apenas el combustible. “Es crucial comprender que se trata de un
juego sobre nuestra cognición, sobre la forma en que nuestro cerebro procesa la
información y la convierte en conocimiento, en lugar de únicamente un juego
sobre información o sobre aspectos psicológicos de nuestro cerebro. No es solo
una acción contra lo que pensamos, sino también una acción contra la forma en
que pensamos, la forma en que procesamos la información y la convertimos en
conocimiento. En otras palabras, la guerra cognitiva no es una palabra más,
otro nombre para la guerra de información. Es una guerra contra nuestro
procesador individual, nuestro cerebro” indicó
François du Cluzel.
En el caso de Rusia lo han aplicado
desde diferentes frentes. Occidente, en particular Washington, empezó
satanizando al gobierno de Vladimir Putin, anunciando la invasión
cuando todavía Estados Unidos y Rusia discutían por la vía diplomática.
Anularon o minimizaron los comunicados de Moscú referentes a las garantías de
seguridad que exigía el Kremlin para la no expansión de la OTAN en sus
fronteras.
La batalla por
conquistar las mentes en la guerra de Ucrania
Cuando finalmente empezó la
operación militar de Rusia, bloquearon las emisiones de los principales medios
rusos, bombardearon con sanciones la economía del país, bloquearon también a la
cultura rusa en escenarios extranjeros e impidieron la participación de
atletas rusos en diferentes eventos deportivos. Esto es lo que vemos en el
plano físico, pero ¿cómo te lo cuentan los medios? ¿Cómo te llega la
información en las redes sociales? ¿Has llegado a sentir que todo lo malo que
hoy ocurre en Ucrania es culpa de Putin? Pues si es así, ya formas parte de
este conflicto (no importa en que país te encuentres) tu mente ya funciona como
otra arma.
Rusia: el malo de la película, según
Hollywood y la CIA
La demonización de Rusia y su
conversión en el enemigo natural de Estados Unidos y de Occidente no es nueva,
pero en los momentos actuales se ha reconfigurado.
El académico estadounidense
Jason Denaburg, en una investigación sobre la construcción del «carácter ruso»
en el imaginario popular de Norteamérica desde 1946, explica «la mayoría
de los estadounidenses nunca ha estado en Rusia o ha conocido a rusos», por lo
que su «comprensión de Rusia proviene de aparatos informativos como los medios
de comunicación y las instituciones educativas».
«Imaginar a los rusos como inferiores», comenta Denaburg, «construye un
carácter estadounidense superior correspondiente, e implica que los
estadounidenses no solo pueden sino que deben contrarrestar a Rusia. Durante
más de un siglo, esta caracterización de Rusia y los rusos ha justificado una
expansión constante del poder estadounidense en todo el mundo»,[2] apunta el
académico.
Para esta investigación conversamos
con el director, guionista de cine y televisión Javier Gómez
Sánchez quien se desempeña actualmente como Decano de la
Facultad de Medios Audiovisuales del Instituto Superior de Arte de Cuba.
En su criterio la construcción mediática occidental contra Rusia,
específicamente de la industria mediática estadounidense, tiene un
acumulado de toda la narrativa de los diferentes roles globales durante la Guerra
Fría contra la Unión Soviética.
“Aunque Rusia no responde actualmente en términos ideológicos al
conflicto de la Guerra Fría, en aquel momento era un enfrentamiento entre
dos sistemas ideológicos y eso produjo una gran acumulación mediática desde el
cine estadounidense y también desde la literatura, por supuesto la radio
y la televisión estadounidense se sumaron también en esa construcción
para irle sembrando al público estadounidense la imagen del villano
global. Puedes encontrar obras de un valor artístico indudable como Doctor
Zhivago, una adaptación cinematográfica del año 1965, hasta obras más cercanas
a lo que llamamos la cultura de consumo como son en los años 70, 80, las
películas de Roqui, Rambo, que crean estereotipos respecto al imperio
soviético”, explica Gómez.
Entrevista con
Javier Gómez Sánchez, Decano de la facultad de medios audiovisuales del ISA
Cuba
Por su parte el profesor
cubano Oscar Villar Barroso, Doctor en Ciencias Históricas y Profesor de la
Universidad de la Habana, quien también nos ofreció sus consideraciones, tuvo
la oportunidad de estudiar en Kazajstán y Kirguistán. Ha viajado en varias
ocasiones a Rusia. Conoció al pueblo de los antiguos países soviéticos en toda
su diversidad. Sin embargo, reconoce que en el cine estadounidense no se
muestra una imagen afín a esa pluralidad cultural. En cambio, reflejan a
los rusos como personas torpes y sucias, poco agraciados o rudos en el
trato.
“Demonizar a Rusia busca lograr el apoyo de las audiencias, o al
menos su consentimiento respecto a las acciones que tomarán los países
occidentales en el conflicto. Se dice que en todas las guerras la primera
víctima es la verdad. La verdad aquí ha sido silenciada”, opina el
profesor Barroso.
El Pentágono y la CIA han convertido
miles de películas de Hollywood en propaganda. Así lo revela el
documental titulado Teatros de Guerra: cómo el Pentágono y la CIA tomaron Hollywood, donde los investigadores Tom Secker y Mathew Alford lograron
recopilar cerca de 4 mil páginas de documentos desclasificados. «Estos documentos demuestran por primera
vez que el Gobierno de los EEUU ha trabajado tras bambalinas en más de 800
películas importantes y más de mil títulos de televisión»[3], comentan los investigadores.
El ejército estadounidense ha
escrito políticas sobre lo que aprueba y desaprueba. “Desaprueba las descripciones de fracasos
y delitos, lo que elimina gran parte de la realidad. Rechaza las películas
sobre el suicidio de veteranos, el racismo en el ejército, el acoso sexual y la
agresión en el ejército. Pero pretende negarse a colaborar en películas porque
no son «realistas».”[4]
Algunas
películas donde Rusia es el villano
Una vez que se derrumba la
Unión Soviética, Estados Unidos se queda sin un villano frente al cual
desarrollar su industria armamentista, frente al cual dar sus discursos
presidenciales en momentos de crisis, comienza entonces una
búsqueda de ese enemigo externo. “El discurso estadounidense contra el enemigo se vuelca hacia los países
árabes, hacia Gadafi, Sadam Husein, la llamada guerra contra el
terrorismo, gran parte de la industria del cine de finales de los 90 y
principios de los 2000 refleja esta llamada guerra contra el mal. También
muestran en alguna medida a China, hay que recordar la serie «24 Horas», una
serie que idealiza a la CIA, donde uno de lo protagónicos estaba
preso en una cárcel en el gigante asiático. Más reciente una serie
estadounidense de TV como Homeland que inicia bajo los aires de la guerra
contra el terrorismo, pero mantiene a Rusia también en el guión como su
enemigo”, explica Javier Gómez.
La versión que tienen miles de
millones de personas, sobre algún hecho histórico se basa en lo que han leído
en Wikipedia, lo que hayan visto en Youtube o porque se hizo una película al respecto.
Confunden la realidad con la versión de la verdad que les brindan las
productoras, directores y grandes corporaciones mediáticas.
“Solo así logramos entender cómo fue posible la operación que llevó a cada
vez más gente a nivel global, a olvidar que fue la Unión Soviética la que
derrotó a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, y a asignarle un papel
preponderante y decisivo a EE.UU. en dicha victoria”[5], indicó el
periodista José Negrón Valera en un artículo publicado por Sputnik
En opinión del decano de la facultad
de medios audiovisuales del ISA de Cuba, Javier Gómez, Washington
no ha necesitado disminuir el papel soviético en los productos
audiovisuales que construye, simplemente enalteciendo el papel de los
estadounidenses en elementos reales como el desembarco en Normandía y en
el caso de la lucha en el pacifico contra los japoneses por solo citar
algunos ejemplos. “Lo hacen
desde una industria global como la industria de Hollywood, los
videojuegos, ( la saga Call of Duty, Medalla de honor) usando esos recursos
solamente en el imaginario de decenas de millones de consumidores de
estos productos, Estados Unidos es prácticamente el que gana la Segunda
Guerra Mundial, sin necesidad de hacer una disminución del papel soviético
en esa lucha, solamente con la capacidad global de ponderar su propia
participación”.
Call of Duty
WW2 :comienza con desembarco de Normandia, uno de los momentos más duros de la
Segunda Guerra Mundial.
Desde los años 2000 el gobierno ruso
de Vladimir Putin realiza esfuerzos para producir un cine que establezca
y pondere el papel soviético en grandes acontecimientos históricos como
la segunda guerra mundial con el objetivo de contrarrestar películas
estadounidenses que marcan determinada manipulación y no reconocen el
papel de ejército rojo. Tal es el caso de Enemy at the gates (El enemigo a las
puertas) (2001) una película que se desarrolla
en torno a la batalla de Stalingrado. Esa batalla ha tenido también
versiones cinematográficas estadounidenses y alemanas. Si uno
contrasta la versión rusa con la estadounidense y la alemana es muy
posible ver las diferentes visiones de cada bando.
En el caso de los rusos ha
habido un avance en la producción de un imaginario que produzca un orgullo al
menos en el pueblo ruso. Hay que tener en cuenta que todas las
producciones globales penetran en un mercado que incluye a los ciudadanos
rusos y de los países de Europa del Este. La propia Ucrania ha
desarrollado una industria televisiva de series dramatizadas buscando una
identidad nacional ante la unión soviética.
Las redes sociales: el campo de batalla
El conflicto de Ucrania tiene
la particularidad de que por primera vez los usuarios observan en tiempo real
detalles de la guerra compartidos por personas que están en el territorio
del ataque como si fuesen corresponsales que suben los videos. Pero ¿cómo
estamos seguros de que están ahí? Los especialistas hablan de una «batalla por
la desinformación» con el objetivo de controlar cómo pensamos en torno al
conflicto.
Esta guerra es considerada la
primera guerra de las redes sociales. Si realizamos un recuento, la de Vietnam
(1955-1975), fue considerada la primera guerra televisada, ya que fue cubierta
de forma audiovisual por los medios in situ. Luego, la guerra en
Yugoslavia, en los 90, fue considerada como la primera guerra de la era de
Internet, al coincidir con su adopción masiva y la publicación de noticias en
medios digitales. La «guerra contra el terrorismo» tras el 11 de septiembre fue
la primera que realmente mostró el potencial de lo que era la cobertura en
tiempo real. Pero la
guerra de Ucrania, según coinciden varios analistas, es la primera guerra
de las redes sociales.
En ello influye la sobresaturación
de contenidos creados para las redes, incluyendo fake news y memes. La
construcción de mensajes políticos y las transmisiones online del presidente
Volodimir Zelensky en sus conferencias con parlamentos y gobiernos de
otros países.
La batalla por
conquistar las mentes en la guerra de Ucrania
Desde el mismo momento en que
una persona da like, ya existe un primer nivel de aceptación a cualquiera de
esos contenidos, una vez que la persona los comparte en su muro ya legitima una
posición. Existe un determinado funcionamiento de algoritmos,
específicamente en Facebook. Si una persona muestra demasiado interés sobre
Ucrania, le empiezan a aparecer contenidos en su muro sobre ese tema, incluso
contenidos en español, con la intención de llegar a públicos de habla
hispana, que pueden tener algún tipo de información respecto a conflicto.
“El video corto se ha convertido en una de las principales herramientas de
ubicación y de construcción de subjetividad en Facebook respecto al conflicto
ucraniano, ¿qué tipo de videos? Audiovisuales de pequeños grupos de
fuerzas ucranianas enfrentándose a la tecnología rusa. Los ucranianos,
provistos con las armas que les envía Occidente, como misiles antitanques y
aéreos, muestran en esos videos cómo destruyen al poder ruso. Los videos
no son noticias, ni siquiera queda claro en ocasiones quien los hace, son
aparentes fragmentos de la guerra”, explica
Javier Gómez y añade “En el caso actual, siempre son materiales hechos desde el lado ucraniano,
los rusos no aparecen con total intencionalidad” concluye el decano de FAMCA , quien recientemente realizó el
documental La dictadura
del algoritmo. Este audiovisual aborda
precisamente el funcionamiento de las redes sociales, no solo los
intereses económicos y políticos que se esconden detrás de los algoritmos, sino
el uso intensivo de Internet por Estados Unidos como arma de cuarta generación,
contra Cuba.
Los videos cortos que cuentan
pequeños fragmentos de la guerra ya se han usado como herramientas en otros conflictos
como Siria, en la cual las redes sociales eran bombardeadas por
audiovisuales hechos supuestamente por los propios participantes del conflicto.
El profesor de la Universidad de la
Habana Oscar Villar Barroso ha vivido en primera persona la estigmatización en
redes sociales. “En mi caso,
por ejemplo, que publico a menudo en Facebook contenidos actualizados
relacionados con el conflicto, me aparece un cartel donde dice que estoy al
servicio del gobierno de Rusia. Sin embargo, la misma red social no le
pone a los usuarios que publican mensajes de incitación al odio contra
ciudadanos rusos, ningún cartel que digan que están al servicio de la barbarie.
Nadie dice todos los crímenes que han cometido los grupos nacionalistas
ucranianos que tienen una abierta vocación fascista. Utilizan símbolos,
banderas, elementos identificativos del facismo alemán y nadie critica
eso”
Oscar Villar
Barroso, Doctor en ciencias históricas Universidad de la Habana
Barroso añade que estamos ante un
ejemplo de guerra cognitiva contra Rusia. “Si Moscú estuviera haciendo lo que
cuentan los medios sería un absurdo, que iría contra sus propios
objetivos. En relación con esto, hemos visto la persecución de periodistas, no
solo rusos, sino de otras nacionalidades, que han contado una versión diferente
al discurso que se quiere. Las redes sociales, todas, tienen dueño, y el que
paga manda. Forman parte de un entramado donde la verdad no es lo
importante.”
Otro elemento llamativo sobre todo
en la construcción de las subjetividades es la aparición de los jefes de estado
en televisión. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky,
aparece habitualmente en ropa de campaña, no exactamente vestido de militar,
aparece con un pulover verde. Según explica el director de cine cubano Javier
Gómez “busca dar la
idea de una persona que se tuvo que poner esa ropa de improviso,
porque se está enfrentando a un poder superior, muestra a un hombre que
se ha volcado a la guerra y deja la imagen del político. En contraposición los
altos funcionarios rusos, el propio Putin aparece vestido de manera formal de
traje y corbata. De esa forma Ucrania busca crear empatía, sobre todo en el
público joven de mostrar un país que está siendo agredido por otro mucho más
grande. Es todo un diseño que busca que te solidarices con
Ucrania.”
El estudio de la OTAN sobre
guerras cognitivas indica que cada plataforma de redes
sociales, cada sitio web está diseñado para ser adictivo y para desencadenar
algunos estallidos emocionales, atrapando el cerebro en un ciclo de
publicaciones. “La velocidad
emocional, la intensidad y las cualidades de cámara de eco del contenido de las
redes sociales hacen que aquellos expuestos a él experimenten reacciones más
extremas. Las redes sociales son particularmente adecuadas para el
empeoramiento de la situación política y polarización social por su capacidad
de difundir imágenes violentas y rumores aterradores muy rápida e intensamente.
Cuanto más se propaga la ira, más usuarios de Internet son susceptibles de
convertirse en trolls”[6]
La batalla por
conquistar las mentes en la guerra de Ucrania
¿Dónde está la noticia y cuál es la
verdad?
Cuando haces una búsqueda en
Google sobre el conflicto ucraniano todos los medios que te
salen en la primera página siguen la misma línea, reciclan los mismos
contenidos. Se repiten titulares y enfoques. Es un fenómeno ya
visto de guerras anteriores, lo cual no significa que sean las visiones
fidedignas del conflicto.
En el caso de las medidas contra los
medios rusos, Youtube eliminó el canal de RT, lo cual significó una pérdida de
material muy importante. En el caso de Facebook no los elimina pero te aparece
una ventana intermedia donde te advierte que esa página (RT o Sputnik)
pertenecen al gobierno ruso. “Lo curioso es que cuando uno revisa cualquier medio occidental no te
dice lo mismo del gobierno del país del cual proceden, supuestamente bajo la
construcción de la “libertad de prensa”. En el caso de los medios rusos,
efectivamente eso causa un efecto en el lector de esas páginas, ya
que dicho aviso te anuncia que la visión del gobierno ruso está
influyendo en ese medio y que no es imparcial. Otra trampa pues la
llamada objetividad en el medio periodístico es algo bastante entredicho y
debatido”, agrega Javier Gómez.
En la biografía
de Instagram (filial de Meta) de RT se lee «Medio controlado por el estado de
Rusia»
La intención de bloquear la
capacidad de emisión del contrario no es algo nuevo, continúa el director
de cine, sin embargo esa capacidad de emisión se vuelve cada vez más
global. “De todas
formas se crean mecanismos para que al final el lector pueda saltar esos
obstáculos y buscar esos contenidos, lo que pasa es que la mayoría de las
personas no entran finalmente, sino que reciben el torrente de
información parcializada que le llega por las otras vías.”
Así como este nuevo modo de batalla
no tiene fronteras geográficas, tampoco tiene límite de tiempo: “Este campo de batalla es global vía
Internet. Sin principio ni fin, esta conquista no conoce tregua, marcada por
notificaciones de nuestros smartphones, en cualquier lugar, las 24 horas del
día, los 7 días de la semana”[7], revela el
estudio de la OTAN.
La guerra en Ucrania tuvo
fecha de inicio, pero estamos lejos de ver un final. El conflicto se ha
complejizado con la interferencia de Occidente, que por un lado envía
armas a Kiev y por otro lado, exige una solución diplomática a Rusia, aún
cuando se sabe que la delegación ucraniana no ha llegado a acuerdos
concretos en las rondas de negociaciones.
Las sanciones contra
Moscú han tenido un efecto bumerán en la economía mundial y la
aplicación sin límites de todos los mecanismos de guerra cognitiva lo
convierten en un conflicto internacional donde no se trata solo de Rusia y
Ucrania, sino de todos los que de alguna forma u otra reaccionamos desde
nuestro imaginario a esta confrontación.
[1] Du Cluzel, F (2020)
Cognitive Warfare, Innovation Hub – Jan 2021
[2] Negrón, Valera, J (2022,
30 enero) Guerra no convencional en la zona gris: la ‘OTAN cultural’ y la
ofensiva imaginacional contra Rusia
https://mundo.sputniknews.com/20220130/guerra-no-convencional-en-la-zona-gris-la-otan-cultural-y-la-ofensiva-imaginacional-contra-rusia-1120932152.html
[3] Negrón, Valera, J (2022, 30
enero) Guerra no convencional en la zona gris: la ‘OTAN cultural’ y la ofensiva
imaginacional contra Rusia
https://mundo.sputniknews.com/20220130/guerra-no-convencional-en-la-zona-gris-la-otan-cultural-y-la-ofensiva-imaginacional-contra-rusia-1120932152.html
[4] El Pentágono y la CIA han
convertido miles de películas de Hollywood en propaganda súper efectiva (2022)
Cuba En Resumen
https://cubaenresumen.org/2022/02/02/el-pentagono-y-la-cia-han-convertido-miles-de-peliculas-de-hollywood-en-propaganda-super-efectiva/
[5]Negrón, Valera, J (2019, 6 junio)
La guerra ‘imaginacional’ y el nuevo orden mundial (1ª Parte)
https://mundo.sputniknews.com/20190606/la-guerra-imaginacional-y-el-nuevo-orden-mundial-1-parte-1087532327.html
[6] Du Cluzel, F (2020)
Cognitive Warfare, Innovation Hub – Jan 2021
[7] Du Cluzel, F (2020)
Cognitive Warfare, Innovation Hub – Jan 2021
Fuente:
https://espanol.almayadeen.net/news/aprofundidad/1588530/la-batalla-por-conquistar-las-mentes-en-la-guerra-de-ucrania
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