Claves de una derrota anunciada
¿CANTO DEL CISNE DEL CHAVISMO?
Rebelión
07.12.2015
Ayer, justo 17
años después, Nicolás Maduro, sucesor de Chávez en la Presidencia, perdió el
control del poder legislativo que pasará a manos de la oposición. Tras 18
victorias en diversas contiendas, ésta ha sido la primera derrota de cargos
electos. A partir de ahora, pase lo que pase, es posible que estemos ante otro
cierre de ciclo. Pero, ¿estará el chavismo ante su canto del cisne?
En primer
lugar, recordemos que se trata de unas elecciones legislativas, no
presidenciales y, por tanto, el ejecutivo continúa gobernando hasta 2019.
Sin embargo, la
abultada victoria de la oposición, con más de 100 diputados, le da lo que se
llama “mayoría calificada” que le permitirá, entre otras cosas, aprobar o
rechazar cualquier ley, dar voto de censura al vice-presidente y ministros,
hacer reformas constitucionales, entre otras atribuciones legislativas.
Por otra parte,
con la fuerza que ha exhibido la oposición se plantea la posibilidad de
convocar un referéndum revocatorio al Presidente de la República, pero estarían
obligados a recoger las firmas del veinte por ciento de los electores inscritos
y superar en el referéndum los resultados que alcanzó Nicolás Maduro en 2013.
La oposición
aún no tiene el gobierno pero esta victoria deja al actual gobierno debilitado
ante un escenario de fuerte crisis económica, política y social.
La gran
pregunta es por qué después de tantas victorias, esta vez sí ha perdido el
chavismo. Para responder a esta cuestión es necesario plantearse qué ha sido y
qué es el chavismo.
En sus
orígenes, el chavismo pivotó sobre dos grandes columnas:
1. Una reacción
al recetario neoliberal y a la crisis de legitimidad bipartidista que no
solucionaba los problemas de las grandes desigualdades dentro de una sociedad
venezolana profundamente fracturada.
2. Un proyecto
político que, desde que Chávez entró en la escena política en 1992, estuvo
orientado a superar la dependencia petrolera y el pésimo reparto de su renta.
¿Y qué ha
ocurrido en estos 17 años? veamos algunas claves de un primer análisis del día
después de una derrota.
Primera clave,
enfrentamiento con EEUU
El plantear el
reparto y control de la renta petrolera fue para Venezuela firmar una
declaración de guerra contra EEUU que considera casi cualquier reserva
energética del mundo (y más aún, las del Hemisferio Occidental) como una
cuestión de Seguridad Nacional. Este enfrentamiento se tradujo en un
rosario de intervenciones, mediáticas, económicas, políticas, directas e
indirectas, del gigante del Norte contra Venezuela, incluyendo el Golpe de
Estado de abril de 2002. 17 años después, aunque Venezuela ha diversificado
compradores, ha seguido dependiendo de Washington.
Segunda clave,
dependencia petrolera
El chavismo ha
sido incapaz de reducir su dependencia rentista del petróleo durante estos 17
años. No ha logrado generar tejido industrial, ni recuperar la producción
agrícola, ni establecer una economía de servicios medianamente competitiva.
Aunque logró retener un porcentaje mucho mayor de la renta petrolera en el
país, suficiente para enfurecer a diversos lobbies multinacionales, no
consiguió superar la dependencia petrolera y mantuvo las consecuencias de una
economía rentista.
Mientras los
precios del petróleo fueron altos, el chavismo mantuvo el reparto de la renta
con una fuerte apuesta social basada en programas sociales que mejoraron
ostensiblemente las condiciones de los sectores más desfavorecidos, redujeron
espectacularmente niveles alarmantes de pobreza y proporcionó salud y educación
gratuitas a todos los sectores sociales.
Sin embargo, en
los últimos años, Estados Unidos, que sigue siendo adicto a las energías fósiles,
apostó por el fracking y los países productores de crudo no quisieron
disminuir su producción, lo que provocó la fuerte caída de los precios
petroleros que impactaron dramáticamente en la economía venezolana y en la
sostenibilidad de su modelo social. Fue ahí cuando la escasez de productos de
primera necesidad, la ineficiencia, el clientelismo, la corrupción y una
política social desestructurada y desorganizada, comenzaron a desgastar los
logros del chavismo.
Tercera clave,
fracaso con los problemas endémicos
Si preguntan en
la calle por qué ha perdido el chavismo estas elecciones, la respuesta
es muy clara: escasez de productos, subida de precios, desabastecimiento e
inseguridad. Sin embargo, estos problemas, que han generado un creciente
malestar en la población, se vienen incubando desde hace años, son producto de
unas inercias estructurales que el chavismo creyó poder conjurar con
solo evocarlas pero que ha sido incapaz de superar. El gobierno se ha defendido
argumentando que son inducidos por factores con intereses contrarios al proceso
pero este argumento, en esta ocasión, no ha sido suficiente para convencer a
las mayorías.
Cuarta clave,
falta de institucionalidad
El chavismo
fue incapaz de generar una institucionalización que asentara conquistas
sociales y el diseño de un nuevo modelo de Estado que mantuviera de forma
sostenible y eficiente un sistema político y económico orientado a la igualdad
y a la justicia social.
Quinta clave,
radicalización de la oposición
La oposición no
solo es heterogénea sino que está profundamente dividida. La violencia
callejera promovida a principios de 2014 por Leopoldo López y María Corina
Machado, minaron el liderazgo de Henrique Capriles Radonski que pretendía un
acercamiento al chavismo y trataba de alcanzar unos acuerdos de mínimos
en temas claves como la inseguridad. Esta división de la oposición ha permitido
que durante estos 17 años los sectores radicales de extrema derecha tomaran la
iniciativa política impidiendo cualquier acuerdo de Estado entre gobierno y
oposición y generando un clima de ingobernabilidad constante que ha
obstaculizado el desarrollo de las políticas del gobierno.
Sexta clave,
heterogeneidad del chavismo
El chavismo
tampoco es homogéneo. El malestar social endémico que dio origen al chavismo
aglutinó en un mismo proceso distintas sensibilidades políticas, distintos
sectores sociales, visiones de país, civiles y militares. Esta heterogeneidad
ideológica, que ha sido fortaleza en la unidad y como bloque contra las
embestidas de la derecha, sin embargo, ha impedido el diseño de políticas
claras y coherentes. El chavismo se ha convertido más en un sentimiento
político de unidad de sectores políticos y sociales heterogéneos frente a una
clase dominante que en una doctrina política claramente definida.
Esta derrota es
un toque de atención no solo al chavismo sino a la izquierda en general
cuando tiene que pasar de las intenciones, del discurso por la igualdad y la
denuncia de las injusticias sociales, a gobernar con políticas viables que den
solución a las necesidades concretas de los ciudadanos.
Conclusión
Los resultados
de la elección de ayer pueden ser engañosos. En 1972, en un librito titulado
“Venezuela contemporánea, ¿un país colonial?”, el historiador Federico Brito
Figueroa sostenía que su país, en buena medida como consecuencia de la
producción/dependencia petrolera, era un excelente ejemplo del colonialismo
posterior a la descolonización. Es verdad que hasta cierto punto Chávez
acabó con la tutela extranjera pero no con la dependencia petrolera y sus
nefastas consecuencias sociopolíticas. ¿Lo hará la oposición?
Aunque suene a
tópico, lo cierto es que ante la fuerte polarización que vive y padece la
sociedad venezolana, la oposición debe asumir su victoria con responsabilidad
ante el reto que le han concedido los ciudadanos, algo de lo que hasta ahora no
ha hecho gala. Su victoria se debe más al fracaso del gobierno en afrontar los
problemas que azotan el país que a sus méritos propios como opción política que
ilusione a las mayorías.
El voto a la
oposición, como su nombre indica, es un voto de oposición más que un voto de
construcción y no se debe olvidar que las políticas de la llamada Cuarta
República, con su viejos dirigentes que siguen activos, tampoco pudieron
solucionar los problemas endémicos irresueltos, dependencia petrolera, el
reparto de la riqueza, las desigualdades, la marginalidad, o la inseguridad.
Mientras tanto,
el chavismo, que no es solo este gobierno, ha dejado una profunda
conciencia política en el pueblo venezolano que ha marcado un antes y un
después en la historia de este país y con capacidad y fuerza suficiente como
para renovarse y generar nuevos actores y movimientos políticos que entren en
la escena política venezolana y latinoamericana. Que nadie lo dé por vencido.
* Juan Agulló es sociólogo (geotlati@gmail.com); Rafel
Rico Ríos es Ingeniero de Telecomunicación (@rafaelricorios)
Rebelión ha
publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de
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