jueves, 28 de abril de 2016

¿NUEVAS ELECCIONES, O LAS MISMAS DE SIEMPRE UN TIEMPO DESPUÉS?

 
 
EL JUEGO TERMINÓ: ¿REGENERACIÓN O RUPTURA DEMOCRÁTICA
Rebelión
Cuarto Poder
28.04.2016
La democracia requiere que existan proyectos a los cuales uno pueda identificar y la convicción de que hay alternativas para las cuales vale la pena luchar
Chantal Mouffe
 
Estamos obligados a luchar por las palabras, luchar por los conceptos, re-significar, disputar el imaginario que se hace con palabras, que son palabras. Es el poder de todo poder, el poder de definir. Esto tiene que ver con términos como regeneración y ruptura democrática. Desde hace mucho nos parecieron términos complementarios. Regenerar la democracia significaba impulsar la ruptura democrática, el proyecto constituyente, la construcción de un nuevo proyecto de país. Ahora parece que las cosas cambian, que puede haber regeneración democrática sin ruptura democrática. Es más, parecería que hay un espacio para la regeneración diferente del espacio para la ruptura.
 
El debate tiene mucha importancia y puede ser clave para el próximo futuro. Lo que se está realmente diciendo es que el tiempo para la ruptura democrática ya pasó y que ahora lo único que cabe es disputarnos lo que queda, los restos de una batalla que no se dio del todo y que, como siempre, nos invita a la restauración. Para decirlo con más claridad: la ruptura democrática no es posible y queda el pequeño espacio de regeneración, de cambios políticos que no pongan en cuestión el poder real de los que mandan y no se presentan a las elecciones. El paso ya se ha dado y es posible adivinar qué será el “nuevo consenso” para el después de las próximas elecciones, es decir, una regeneración-restauración que organice de nuevo un entendimiento estratégico entre los poderes económicos y la clase política.
 
El juego parece que termina. Conviene analizar lo que ha pasado. Desde el primer momento se veía que había un desajuste, una contradicción entre las aspiraciones de los poderes económicos y la clase política bipartidista que se había ido turnando en el gobierno del país. De los que mandan venía una directriz clara: gobierno de coalición frente a Podemos. Esto es tan evidente que casi no merece la pena seguir hablando de ello. Como suele ocurrir en las crisis de régimen, los ajustes entre la clase económica dominante y los partidos del régimen son más complicados, más difíciles, más “catastróficos”. El PP lo tenía y lo tiene claro: resistir es vencer. Rajoy sabía que por la correlación parlamentaria de fuerzas, el gobierno de coalición con el PSOE no sería posible y que tocaba aguantar y dejar que el tiempo pasara. No ha sido fácil. Rajoy ha sufrido ataques de todos los lados, pero sobre todo, de “su lado”, de las varias derechas y de una parte significativa de los aparatos del Estado. La apuesta del PP, a estas alturas, ya parece clara, comerle el terreno a Ciudadanos y movilizar el abstencionismo de derechas.
 
El PSOE ha vivido en una contradicción: cómo servir, a la vez, a los poderes fácticos dominantes y no dejar un vacío a su izquierda que pudiera terminar incrementando los votos de Podemos y, en menor medida, de IU. El PSOE, como el verdadero partido del régimen, sabe que la clave es el bipartidismo y que la viabilidad de éste se juega por la izquierda. El carácter conservador del bipartidismo se ve aquí con toda claridad. La derecha lo es de verdad y cada día más; la función del PSOE ha sido impedir que a su izquierda crezca una fuerza tan poderosa que se vea obligado a depender de ella. Por eso el PSOE nunca pacta con su izquierda y, si lo hace, es para integrarla, dividirla y colapsarla electoralmente. Sánchez, en condiciones nada fáciles, ha pretendido gobernar esta contradicción pactando con Ciudadanos y dando la sensación, vendiendo la imagen de que Podemos podría aceptarlo. A estas alturas queda claro que el juego estratégico diseñado por Ciudadanos y el PSOE tenía como objetivo demoler la figura de Pablo Iglesias y dividir a Podemos. En esto han estado hasta anteayer.
 
Ciudadanos ha cumplido el papel asignado por sus creadores: defender los intereses generales de los grupos de poder económicos y neutralizar por el centro derecha la influencia de Podemos. Ciudadanos tiene la misma dificultad, o parecida, que tiene el PSOE, sus pretensiones no se corresponden con los votos reales que tiene o que puede tener. Ambos partidos han gozado en estos meses de un inmenso apoyo mediático. Titulares y más titulares protagonizados por ellos y editorial tras editorial de casi todos los medios apoyando el acuerdo PSOE-Ciudadanos. Es más, hemos visto cosas increíbles que nos recordaban a los psico-sociales dominantes en América Latina: medios claramente beligerantes en la partida, encuestadoras al servicio de la línea editorial correspondiente, las cloacas del Estado funcionando a tope, con un Manos Sucias dispuesto a la denuncia o a la querella. La trama ha funcionado en todo su esplendor, pronto volverá a pasar al ataque y se verá con qué crudeza y con cuanta brutalidad.
 
Podemos ha intentado evitar la profecía autocumplida de los medios: romperse en el proceso de negociación. Se ha estado cerca, pero al final se consiguió evitar. Quizás, lo que más sorprende de Podemos es la firmeza de su suelo electoral; que ha sido erosionado, es evidente, pero después de meses y meses de ataques sistemáticos ha demostrado que tiene sólidos fundamentos sociales y que ha venido para quedarse. Se puede decir que el Podemos que emerge en este interregno electoral es más fuerte y, hasta cierto punto, más unido. Hay una cosa que queda muy clara, los medios ya no son tan fuertes como antes y no tienen, hoy por hoy, la capacidad para destruir a una fuerza como Podemos. La paradoja es muy visible: unos medios cada vez más dependientes de los grupos de poder económico y cada vez más uniformes no han servido para arruinar en el imaginario social a una fuerza emergente como Podemos.
 
Lo que viene ahora ya lo sabemos, una durísima campaña electoral. El PP va a demostrar el poder que todavía tiene en esta sociedad y que la corrupción no ha conseguido mellar a pesar de los titulares diarios y de su progresiva conversión en una máquina electoral corrupta. Las derechas siempre han tenido una visión patrimonial de la política y, para ellas, aprovecharse del botín del Estado es una vocación y un destino. El PSOE saldrá a jugársela en estas elecciones; pronto se dará cuenta de que los meses de gloria ya pasaron y que ahora se trata de convencer a los ciudadanos. Pedro Sánchez ha perdido su inocencia en este tiempo, tiene un programa real y público que es el programa firmado con Ciudadanos. Podrán hacer mil promesas, pero en el imaginario social y en el discurso político quedará fijado a la figura de Rivera. Es más, puede ocurrir que una parte del voto del PSOE haya sido convencido para votar a Ciudadanos.
 
Se debería evitar, para ir resumiendo, los falsos debates, oponiendo transversalidad a la ampliación de las alianzas políticas de Podemos. El objetivo de estas elecciones debería ser construir la alternativa a las derechas y a las políticas de las derechas, definiendo un proyecto en positivo, en positivo, de un nuevo país. Sobrepasar al PSOE nunca ha sido en sí una buena política, es una derivada, un resultado colateral de una política más general. La clave es definir un nuevo proyecto de país, polarizarse con la derecha económica y política, generando una nueva transversalidad que amplíe lo ya conseguido y que vaya más allá. Actualizar, aquí y ahora, la disyuntiva de una restauración que quiere ser regeneradora y una ruptura que quiere regenerar para cambiar.
 
Hay que hacer del futuro un problema político y convertir la campaña en un plebiscito a favor de otro país, de otra España más justa, democrático-federal y solidaria. Solo así, a mi juicio, se romperá con el bipartidismo, se quebrará el monopolio del PSOE en la izquierda y abriremos espacios en favor de la ruptura democrática.
 
 
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martes, 26 de abril de 2016

DEMOCRACIA: ¿SERÁ POSIBLE ALGÚN DÍA?


Entrevista con Alberto Acosta
"El ejercicio del poder en nuestras sociedades es corrupto y corruptor"

Rebelión
El Diario Montanés
25.04.2016
 
Alberto Acosta (Ecuador) ha estado en los movimientos sociales y ha estado dentro del poder. Ministro de Energía y Minas y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, formó parte del Movimiento PAÍS que llevó a Rafael Correa al poder hasta que en 2008 renunció para defender el espíritu de la Constituyente de Montecristi y posicionarse frontalmente al gobierno. Politólogo, economista e investigador de la Flacso ha estado en Santander para participar en el ciclo sobre los procesos constituyentes organizados por la Asamblea LIBRES. En las palabras de este intelectual de izquierdas, muy vinculado a los movimientos sociales y candidato a la presidencia se repiten algunas ideas: repensar, cuestionamiento, el poder corrupto y corruptor, el fortalecimiento de la sociedad civil ...

Alberto Acosta, antes de intervenir en el Santa Clara
 
-Usted fue miembro fundador en Ecuador del Movimiento Alianza PAIS y pasó por un ministerio y la Asamblea Constituyente. Lo dejó. ¿Después de esa experiencia, aún cree que se pueden cambiar las cosas desde dentro?
 
-Definitivamente sí, siempre que el objetivo no sea permanecer adentro. Me explico. No se trata solo de ganar elecciones para acceder al gobierno y luego conservarlo a como dé lugar. La tarea es introducir cambios desde la institucionalidad, pero entendiendo que el Estado, al menos el actual, en sí es una estructura del poder de dominación y, por tanto, siempre tendremos que cuestionarlo desde adentro y desde afuera
 
-¿Se puede compatibilizar la intelectualidad de izquierdas, la teoría política y económica, con el ejercicio del poder?
 
-Depende de qué entendemos por ejercicio del poder. Si solo se gobierna dentro del orden establecido, a la final se impone el 'pragmatismo' y lo utópico es relegado, y hasta traicionado. Por lo tanto, deberíamos considerar que, siempre, el poder por el poder embrutece, mientras que el ejercicio de la autoridad responsable con quienes eligen, respetuosa del mandato encomendado, tomando decisiones de forma horizontal y participativa, ennoblece.
-Me parece que ya es hora de superar esa idea de 'asaltar el poder'. Es preferible construir poderes contra-hegemónicos coherentes con nuestros principios y planes originales, antes que ir cambiando posiciones simplemente para ganar elecciones.
 
En España, en Europa, en los países ‘occidentales’ se cuestiona cada vez más el sistema democrático imperante. De hecho, en España el movimiento 15M llenó las plazas al grito de "lo llaman democracia y no lo es". ¿Está de acuerdo? ¿Cómo definiría usted la democracia que necesita nuestro tiempo histórico?
 
Viví directamente la experiencia del 15-M. Sobre todo en Barcelona. Fue maravillosa. Y entonces, una vez más, comprendí que la 'democracia' de hoy es estática, inamovible e impide construir una sociedad equitativa. En esencia: impide construir democráticamente una sociedad democrática. Parece trabalenguas, pero la 'democracia' de hoy –hija predilecta de la modernidad- se ha vuelto un mecanismo para ejercer despóticamente el poder sin fortalecer a la sociedad civil; si hoy tenemos un proceso no democrático, el resultado tampoco lo será. Y no es ninguna coincidencia. La modernidad necesita de estas 'democracias' cual velos blancos para ocultar las relaciones de poder que realmente nos controlan. Es contra esos poderes que debe generarse un verdadero proceso democratizador, que empiece en los hogares, expandiéndose por todos los ámbitos de la vida de los seres humanos, sin excepción.
 
-¿Qué puede aprender Europa de los procesos que se han dado en América Latina en los últimos años?
 
-Mucho. Primero, sí hay alternativas civilizatorias en todo el mundo, aun en aquellas regiones 'salvajes' según la lógica eurocéntrica. Segundo, los procesos no deben copiarse. Tercero, nunca se justifica la solidaridad cómplice, incapaz de criticar a los 'progresismos' latinoamericanos que han construido espacios de poder contrarios a las alternativas que originalmente apoyaron. Desde el poder, estos 'progresismos' engendran caudillos del siglo XXI.
-Europa debe repensarse desde adentro. Por mucho tiempo fue el continente de las luces, con propuestas y visiones potentes: capitalismo, liberalismo, comunismo, socialismo… Sin embargo, aquellas luces –alumbradas, por cierto, con el oro y la sangre de la conquista y la colonización- quizá ya se apagaron. Ahora Europa vive de los recuerdos, como cuando vemos los frutos del saqueo en sus museos. Y lo que es peor, no ha aprendido de su propia historia. Basta ver el trato a Grecia con su deuda externa, que no se compadece con el trato que recibió Alemania en 1953, cuando se le ayudó a resolver razonable y definitivamente sus problemas de sobreendeudamiento.
 
-Se habla de procesos constituyentes con cierta alegría… ¿Qué tipo de proceso constituyente ayuda a 'redemocratizar' una sociedad?
 
-El proceso constituyente es tan importante -o quizá hasta más- que el producto final. Pero todo depende de cómo se entiende una Constitución. Ésta no es solo la ley más importante, o la pomposa 'carta magna'. La Constitución es un proyecto de vida en común y, por lo tanto, debe construirse con una amplia participación de la sociedad. Sin embargo, la sociedad debe erigir mecanismos para que los gobernantes respeten ese acuerdo, lo cual incluye mecanismos de desconcentración del poder. Eso es importante. La Constitución no debería ser un 'saludo a la bandera', pero mientras los dueños del poder tengan la capacidad de incumplirla, ¿por qué habrían de dejar de hacerlo? Como sociedad civil no debemos permitir ningún retroceso en ningún aspecto muchos menos en derechos adquiridos.
 
-Una de las claves de cualquiera de estos procesos es quién participa. En la Transición Española se optó por ‘notables’ o ‘personajes’ de peso en el país. ¿Cuál es el modelo de participación que considera más adecuado en estos momentos históricos?
 
-Elaborar una Constitución no es tarea de 'notables'. El aporte de los constitucionalistas podría ser útil al redactarla, aunque se puede correr el riesgo de que la desvirtúen en nombre de una jurisprudencia obtusa. Un proceso constituyente, en tanto tarea de toda la sociedad, empieza muchos antes de que se instale una Asamblea Constituyente; y continúa mucho después de que esta haya concluido sus funciones.
 
-Usted presidió la Asamblea Constituyente de Ecuador y luego ha sido muy crítico con el gobierno de su país por el incumplimiento de la norma que salió de aquel proceso. ¿Faltan mecanismos de fiscalización que hagan de una constitución política algo más que una ‘bonita’ declaración de intenciones o cuál es la clave para que sean efectivas?
 
-Si la sociedad no se apropia de su Constitución, esta nunca echará raíces. Sin esas raíces los gobernantes, sobre todo los caudillos -como Correa en Ecuador- harán siempre lo posible para manejar e interpretar la Constitución a su antojo, y adecuarla según las circunstancias. Sin embargo, también importa entender la historia de los países y no olvidar el camino recorrido. No confiar en el supuesto 'patriotismo' de los mandatarios sino hacer las cosas pensando en la sociedad y cómo esta puede fortalecerse con el proceso constituyente y no dejar que suceda lo contrario
 
-¿Cómo afecta la corrupción a la confianza en el sistema democrático?
 
-La corrupción, sin duda, es un lastre que afecta sobre todo la confianza en el otro, tanto en la esfera pública como privada. Es un cáncer para la democracia. A la corrupción hay que entenderla no solo como actos reñidos con la ley, sino también como el abuso de poder por parte de individuos u organizaciones, públicas o privadas, en actividades económicas, políticas, sociales, empresariales, sindicales, culturales, deportivas, que beneficien directa o indirectamente a una persona o a un grupo. Pero, acaso, ¿la corrupción no es propia del capitalismo? La denuncia de los Papeles de Panamá no solo confirma que la corrupción es inherente al capitalismo, sino que encima nos recuerda que hay personas corruptas, vinculadas a los paraísos fiscales, y al frente de diversas funciones del Estado. Esto evidencia que el propio ejercicio del poder en nuestras sociedades actuales es corrupto y corruptor.
 
-¿Qué alternativas hay al modelo de Estado Nación que conocemos?
 
-Es una pregunta gigante. La respuesta en realidad empieza imaginando al mundo desde abajo, no desde el gran Estado centralizado. Requerimos otro Estado, pensado y reorganizado desde abajo, desde lo comunitario. Hay que garantizar la participación y el control social desde las bases de la sociedad en el campo y en las ciudades, desde los barrios y las comunidades: sociedades fundamentadas en una horizontalidad, que incluso cuestiona a la propia lógica de centralización y concentración capitalista. Eso demanda democracia directa, acción directa y autogestión, no nuevas formas de imposición vertical y menos aún liderazgos caudillistas e iluminados.
-Si solo leo los titulares de los grandes medios de comunicación, privados o gubernamentales –por cierto hay muy pocos medios públicos importantes- me hundo en la desesperación. Pero al mirar el horizonte desde el mundo de la sociedad profunda, recupero el optimismo. Hay respuestas muy creativas y solidarias desde los marginados y olvidados de la modernidad. Respuestas cargadas de humanidad y de una real responsabilidad con la Naturaleza. Incluso hay propuestas de alcance global, como la Iniciativa Yasuní-ITT, construida desde la sociedad civil, no desde el gobierno, de dejar el crudo en el subsuelo amazónico, a cambio de una contribución surgida de responsabilidades compartidas, pero diferenciadas: los países ricos debían financiar un fondo que asegure la vida de los pueblos en aislamiento voluntario y la conservación de esa “Arca de Noé” del siglo XXI; esto, por ahora, falló por los intereses de los grandes grupos extractivistas y porque al gobierno de Correa no le dio la talla para cristalizarla. Esa propuesta, paso enorme de la sociedad ecuatoriana, llegó a pensarse a sí misma sin la dependencia del petróleo. ¿Sabe lo que significa eso para un país que ha vivido y vive aún de las rentas petroleras?
 
-Las Constituciones de Bolivia y Ecuador introdujeron el concepto del Buen Vivir en sus textos ¿Se anima a definir en pocas palabras qué es el Buen Vivir a nuestros lectores?
 
-Buen Vivir: armonía de los seres humanos consigo mismos, con la comunidad, armonía de las comunidades con otras comunidades, de individuos y comunidades con la Naturaleza. Realmente es una categoría en permanente construcción y reproducción, y no un concepto estático ni retrógrado o propagandístico. El Buen Vivir es una categoría central de lo que podría entenderse como 'filosofía de vida' de muchas sociedades que buscan la armonía entre sí y con la Naturaleza. Eso la hace una propuesta de vida con potencial incluso global, aunque históricamente haya sido marginada.
-Fíjese que al decir "vivir mejor" estamos diciendo, en el fondo, que queremos "algo más". Siempre se exige "vivir mejor". ¿No suena eso familiar a la lógica capitalista de acumular ad infinitum, o a la lógica del crecimiento económico permanente? El Buen Vivir, en cambio, rompe con esa lógica pues supone una visión holística e integradora del ser humano, inmerso en la gran comunidad de la Pacha Mama, la Madre Tierra. No se trata de "vivir mejor" pues, de hecho, se puede aparentar "vivir mejor" al mismo tiempo que se mantienen aquellas inequidades gracias a las cuales pocos viven a costa del sacrificio de muchos. ¿No es esa la idea del 'Estado de Bienestar': vivir mejor manteniendo las inequidades del capitalismo? El Buen Vivir –que incluso es afín a ideas tales como el decrecimiento- se opone a seguir presas de la ilusión del crecimiento, el progreso y el "desarrollo", por tanto, se opone al "vivir mejor" que implica capitalismo de por medio: que muchos vivan peor. El Buen Vivir es para todos y todas, o no lo es.
 
-¿Puede ser el Buen Vivir un antídoto contra la corrupción, el individualismo, la debilidad democrática,…?
 
-El Buen Vivir, existente en diversas partes del planeta, con sus valores y sus múltiples prácticas, que han resistido a la interminable colonialidad, no es un antídoto, ni tampoco una receta y menos un mandato global a imponerse. Hablemos mejor de buenos convivires, en tanto vivencias existentes o por construir, para no abrir la puerta a un Buen Vivir único, homogéneo, imposible de construir, por lo demás. Pero, eso sí, el Buen Vivir no plantea alternativas de desarrollo, plantea alternativas al desarrollo y, de hecho, plantea alternativas a la civilización del capital…
 
 
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viernes, 22 de abril de 2016

¿LA COPE; 13 TV; RADIO.ES; LA RAZÓN; EL MUNDO; EL PAÍS..., ENTRE OTROS MEDIOS DE DES-INFORMACIÓN, ESTÁN "ENVENENANDO" A LA OPINIÓN PÚBLICA ESPAÑOLA PARA QUE EL PP, NARANJETES COLINDANTES Y DEMÁS, SE ENCARGUEN DE HACER EN ESPAÑA LO QUE ESTÁ HACIENDO LA DERECHA SIN TAPUJOS EN VENEZUELA O BRASIL?


¿PERO QUÉ ESTÁ PASANDO EN BRASIL?

2/2

Jaeme Luiz Callai
Sociología Crítica
19.04.2016 i

 Traducción: Pedro A. García Bilbao para Sociología Crítica




Me he referido antes al hecho de que el PT, en el gobierno, se había alejado de los movimientos sociales y sindicales. Tal vez sea más apropiado decir que el gobierno les ha cooptado, absorviendol a sus lideres o cuadros. Los intereses políticos del partido, y en especial las exigencias políticas o económicas de los movimientos sociales y los sindicatos gradualmente estaban siendo sometidos a la lógica del gobierno, creandose así una especie de nomenclatura (perdón por la palabra).
Añadamos a esta situación, como se reconoce internamente en el PT y en el gobierno del PT, que se puede constatar el hecho de que Dilma no es Lula. La presidente no tiene ni el carisma, ni el liderazgo, ni la habilidad política que caracterizan a su fundador (Lula).
Veamos ahora otro orden de factores, entre ellos de forma destacada el entorno económico internacional como más importante.
Brasil ha experimentado un fuerte crecimiento económico en los dos períodos del presidente Lula debido a una alineación muy favorable de las materias primas (soja, carne, minerales). Las ventas en expansión, a precios elevados, favorecieron una balanza comercial favorable. Con la crisis internacional de 2008, la imagen comienza a cambiar. Sin embargo, un gran mercado interno y la expansión (reflejo de las políticas sociales vigentes) indujeron a que el gobierno creyera erróneamente que la economía brasileña era inmune y estaba a salvo de la crisis.
En 2008 el presidente Lula se mostró inflexible sobre los efectos de la crisis financiera global, allí, en los EE.UU., la crisis es un tsunami, aquí, si llega, no será más que una pequeña ola … “(una «marolinha», al decir de los brasileños). Los indicadores de la crisis económica eran cada vez más evidentes, pero no cambió la perspectiva del gobierno (ahora con Dilma). En 2014, durante la campaña electoral, la candidatoa a la reelección (Dilma) insistió en que la situación económica estaba bajo control y que no había ninguna razón para temer o para realizar de cambios en la política económica. Por desgracia, estas declaraciones han demostrado no ser más que puro posicionamiento de marketing electoral. La candidata, contra toda evidencia «vendió» optimismo y tranquilidad.
Al asumir su nuevo mandato, la presidenta Dilma adoptó otra política económica, con lo que el Ministerio de Hacienda fue a parar a un banquero que había servido el FMI y el BCE (J.Levy). Este cambio de rumbo frustró a sus electores que se sintieron traicionados. Al mismo tiempo las coincidencias y la línea de J. Levy —inicial ministro de Hacienda — y Dilma, no alcanzaron a tranquilizar a los sectores financieros y de negocios.
La corrosión de las bases populares de apoyo, entre sus diputados y en los militantes del PT fue inmediata. Que se mantuvieran en contra los partidos de la oposición y los sectores que habían perdido la elección era algo previsible y se podría administrar, pero lo que ha causado un efecto devastador y hasta ahora impensable, es el «fuego amigo» dentro de las filas del PT. En las palabras de un activista, «¿la política económica del gobierno es la de Dilma (es decir, Levy) o es la del PT?».
Quiero llamar la atención sobre el hecho de que los factores externos (crisis internacionales), junto con una evaluación errónea de su naturaleza y unas orientaciones de política económica equivocadas dieron como resultado el estancamiento económico, el empleo y la disminución de los ingresos. Esta situación de crisis económica intrena, la falta de apoyo parlamentario de los partidos y de sus bases sociales es la que hace que el gobierno de Dilma se debilite y la oposición se fortalezca.
Por último, se está revelando la dimensión profética de las manifestaciones de un intelectual respetado dentro y fuera del PT. Frei Betto, encarcelado y torturado por la dictadura del régimen militar, militó en el PT desde los primeros años, pertenecia a la pastoral de las comunidades eclesiales de base de la Iglesia Católica, fundador del Programa Hambre Cero, y asesor personal del presidente Lula en su primer mandato. En una entrevista en de mayo de 2015, dijo
«(…) El PT ha escogido entre un proyecto de País y un proyecto de Poder. Ha cometido el grave error de no apoyar su gestión en su principal base de apoyos, los movimientos sociales. Ha preferido buscar los apoyos en el mercado y en el Congreso. El resultado le ha convertido en un rehén de estas alianzas espurias».
«El PT se equivocó al no promover la inclusión y la toma de conciencia política de la población, por el contrario, ha contribuido a despolitizar a la nación, dando la impresión de que ser un consumidor es más importante que ser un ciudadano.
«El PT al surgir tuvo tres grandes banderas que le convertían en un referente claro: ser el partido de los pobres; ser el partido de la ética; ser el partido que luchaba por el socialismo en Brasil. Ha perdido las tres, por desgracia».
«Y, lo que es aún peor, ha causado una gran desilusión con las posibilidades de cambio en el país. extendiendo la sensación de que «otro mundo es [ya no es] posible».
«Lo que se vislumbra para un futuro inmediato son los retrocesos y las pérdidas económicas, sociales y políticas entre los sectores populares y el recrudecimiento de la lucha social. Tal vez, sobre otras bases políticas, los trabajadores, los pequeños agricultores, o los sectores más pobres y marginados, logren el reto de retomar la lucha. Más que nunca, es tiempo de la consigna del período de la lucha contra la dictadura militar, «la lucha continúa».
Amigos, preferiría no estar escribiendo todo esto. Brasil no se merece esta desgracia. Tantos años de lucha en la construcción democrática, para este triste epílogo! Vamos a tener que cantar de nuevo con Chico Buarque. “…. Hoy es usted quien manda, quien habló y quien habla… Hoy mi gente está hablando a un lado y mirando al suelo … (pero) a pesar de todo, mañana será otro dia.

Ijuí, 15 de Abril, el año 2016
Jaeme Luiz Callai
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jueves, 21 de abril de 2016

¿LA COPE; 13 TV; RADIO.ES; ABC; LA RAZÓN; EL MUNDO; EL PAÍS..., ENTRE OTROS MEDIOS DE DES-INFORMACIÓN, ESTÁN "ENVENENANDO" A LA OPINIÓN PÚBLICA ESPAÑOLA PARA QUE EL PP, NARANJETES COLINDANTES Y DEMÁS, SE ENCARGUEN DE HACER EN ESPAÑA LO QUE ESTÁ HACIENDO LA DERECHA SIN TAPUJOS EN VENEZUELA O BRASIL?


¿PERO QUÉ ESTÁ PASANDO EN BRASIL?
 
1/2

Jaeme Luiz Callai
Sociologia Crítica

Posted on 2016/04/19
 
Traducción: Pedro A. García Bilbao para Sociología Crítica


 
Brasileños y no brasileños estamos siguiendo con perplejidad lo que está aconteciendo en la política brasileña. Los debates sobre la destitución de la presidenta Dilma Roussef (reelegida en 2015) se acercan a su fin con una alta probabilidad de que la destitución sea aprobada. La perplejidad se debe, sobr todo, a la velocidad del proceso en las cámaras, la superficialidad de la discusión sobre el tema y, sobre todo, al ataque contra el estado de derecho democrático amparado por la Cámara de Diputados. Acusada de un crimen (tildada de «responsable» de tal) que no se ha demostrado claramente, será condenada por razones políticas. La oposición derrotada en las elecciones 2014 no aceptó los resultados electorales; ciertos sectores conservadores nunaca han aceptado el avance social y económico de los sectores populares que representaron el balance más positivo de los gobiernos del Partido del Trabajo (PT) con Lula y Dilma.

La intensidad y la eficacia de la campaña contra el PT y la presidenta Dilma se explica por dos tipos de factores. Por un lado, las incomprensiones y dificultades de la propia administración del PT. El PT se ha equivocado al por mayor y al por menor; se perdió el corto y largo plazo. Aprovechando esta situación desfavorable en la que el gobierno se ha situado, aparece la otra cara de la moneda, el el oportunismo de los sectores conservadores de la sociedad brasileña que han pasado a la ofensiva de forma abrumadora.
Los defensores del gobierno de Dilma acusan de golpistas a los medios de comunicación, casi monopólicos. Es cierto, pero también es cierto que esto siempre ha acompañado a la oposición al PT (cualquier parecido con el enfrentamiento Clarín /Kirchner en Argentina no es casualidad). La novedad radica en que ahora la campaña en los medios encuentra eco en amplias capas de la población. El giro a la derecha (por definición conservadora como no podía ser de otra manera) se rearticula en un frente que va desde la agroindustria, el fundamentalismo religioso, los extremistas homofóbicos y racistas, y desde luego los anti-partido de los trabajadores (los contrarios al Programa Bolsa Familia o la política de cuotas raciales en la universidad).

Esta estrategia de senfrentamiento se ve reforzada por la crisis económica cuyo resultado es la recesión económica, el desempleo y el descontento popular, sumados el impacto del gran escándalo de corrupción en Petrobras, y los cobros de comsiones por parte de políticos del PT y de otros partidos. La prensa ha actuado selectivamente y presentado con mucha mayor presencia los casos que afectan al PT con el objetivo de deslegitimarles ante la opinión pública.
Otro factor que ayuda a comprender la fuerte inestabilidad política, es el sistema político y electoral vigente en el país. Los partidos tienen muy poca densidad ideológica y programática, son, en primer lugar, un arreglo de intereses personalistas. A pesar de que para ser un candidato a cualquier cargo político —ejecutivo o legislativo— es necesario estar afiliado a un partido, el mandato imperativo, y aquí radica el peligro, pertenece al elegido y no el partido. Por otra parte, se permite el paso de un partido a otro en el curso del mandato, lo que es ampliamente utilizado. Sólo este año, 2016, el 20% de los diputados (hay 513), han cambiado de partido. Algunos han cambiado hasta dos y tres veces en la misma legislatura. Sumemos a ello que están registrados y operando 35 partidos. Desde un partido trotskista (Partido de la Causa de los Trabajadores), pasando por el de los Jubilados hasta el Partido de las mujeres brasileñas, una fuerza con un único diputado federal que es, precisamente, un hombre. Con esta multiplicidad de partidos y la extrema movilidad de conmutación de electos entre uno y otro, es muy difícil para cualquier gobernante mantener una mayoría parlamentaria sólida y fiel. Lo que vemos es un juego permanente de negociaciones y favores entre Ejecutivo y Diputados. Es lo que en Brasil se suele llamar un presidencialismo de coalición, con todos los inconvenientes que esto pueda presentar.

Brasil es, de hecho, un país muy sui generis, aquí puede pasar cualquier cosa. Es una sociedad/país lindante con la fantasía, donde la realidad puede desbordar cualquier cosa que imaginen Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar o Jorge Luis Borges. Un país donde puede llegarse a anunciar previamente la fecha de un posible Golpe de Estado para el próximo domingo, a llevar a cabo en la propia Cámara de Representantes, a través de un concurso de apuestas para ver quién acierta el resultado de las votaciones. Un golpe simbólicamente transformado en un mero juego probabilístico. Aunque es una tarea difícil tratar de explicar, pero incluso con el riesgo de simplificaciones o malentendidos, voy a tratar de exponer algunas consideraciones que puedan ayudar a entender lo que sucede. En este esfuerzo me apoyaré en el análisis de muchos otros — periodistas, académicos, activistas, políticos—, aprovechando un poco aquí, un poco de allá …. Y, por supuesto desde mi opinión, sobre la política nacional.
Las ideas políticas, los intereses sociales y económicos de los grandes medios de comunicación, de las grandes empresas, son en gran medida comunes en todo el mundo, algo conocido y reconocido por todos nosotros (recuerdo un libro ampliamente distribuido en las universidades por la embajada de Estados Unidos en los primeros años de la Dictadura militar, cuyo título era «Você Pode Confiar nos Comunistas» (Fred Schwarz, 1963). Sabemos (lo deberiamos haber aprendido ya) lo que consideran correcto y cómo funcionan; siempre en defensa de sus intereses, a veces por la vía democrática, a veces no tanto. No debemos sorprendernos. La novedad en Brasil, por una especie de movimiento pendular, es que se puede añadir también a la clase media e incluso la popular ,en torno a las ideas nazifascistas con matices — «defensa de la moral, pública y privada»—, a la intolerancia como la actitud y a la violencia como estrategia de intimidación.
Hagamos una retrospectiva para intentar entender esta trama con final tan funesto:
El Partido de los Trabajadores (PT), fundado en 1980, se presenta como el partido de la ética en la política y la gestión de los asuntos públicos y capaz de realizar reformas estructurales en la sociedad brasileña. El PT logró conectar especialmente con los jóvenes, recordemos el Foro Social Mundial y la extensión de su eslogan más representativo: «¡otro mundo es posible!».
El mayor activo del PT es, sin duda, Lula, cuyo carismático iderazgo, con una pizca de ese caudillismo (con notas de cierto caciquismo) es representativo de una cierta forma de entender la política de América Latina. Al final de sus dos mandatos presidenciales (2003-2010) era evidente el hecho de que la estatura política de Lula fue mayor que el PT. Se habló entonces en lulismo diferenciándolo de petismo.
La elección de Dilma Rousseff como candidato a la presidencia y Fernando Haddad como candidato a la alcaldía de Sao Paulo, dos caracteres extraños en la trayectoria histórica del PT, fue una imposición de Lula y la mayor prueba de que estaba más allá de la estructura del partido.

Desde el primer mandato de Lula y el PT, con el fin de garantizarse el apoyo parlamentario, se estableció una amplia gama de alianzas políticas que restó importancia a la dimensión ideológica o programática. Fueron alianzas pragmáticas, es decir, la garantía de apoyo parlamentario a cambio de ministerios, posiciones en la administración pública y otros favores (o corrupción abierta).
Como resultado de estas alianzas espurias, el gobierno del PT fue alejandose poco a poco de sus bases sociales y de su compromiso con la justicia social. Algunos indicadores de este cambio fueron:

a) Con los gobiernos del PT la reforma agraria perdió impulso en comparación con los anteriores gobiernos (incluyendo el gobierno neoliberal de Fernando Henrique Cardoso). La gran agro-industria fue incentivada y se estimuló la extensión de transgénicos, convirtiéndose Brasil en uno de los mayores exportadores de cereales y carne;
b) La mejora del acceso a la educación superior gratuita se hizo sobre todo, apoyando mediante recursos públicos (becas, ayudas y financiación) a la educación privada, lo que se tradujo en un tremendo crecimiento de las escuelas privadas (con entrada de capital extranjero y acciones en la Bolsa incluídos). La educación se ha convertido en un negocio.
Igualmente hubo, por otro lado, resultados positivos significativos en el ámbito social, traducidos en la reducción de la pobreza absoluta; en el aumento de los salarios y los ingresos de los trabajadores; programas de vivienda para la población de bajos ingresos; los logros, en estos campos, y en el acceso universal a la educación básica pública gratuita o el acceso a la educación superior son innegables. Pero por un extraño mecanismo político, estos avances sociales, fueron percibidos por los destinatarios como un don y no como un logro. En palabras de un intelectual históricamente vinculado al PT: tales políticas «incrementaron el número de consumidores, pero no el de ciudadanos».

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EL TERRORISMO Y SUS PROMOTORES

Atentados terroristas en Bruselas y París
Los legionarios islamistas europeos regresan a casa para luchar
 
20.04.2016

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

Introducción
 
Los atentados terroristas de París y Bruselas han levantado una cacofonía de voces de primeros ministros y presidentes, eruditos, periodistas y analistas de prensa. Se han dedicado toneladas de tinta y papel a analizar la psicología, las redes y las operaciones de los presuntos autores de los mismos: jóvenes musulmanes radicalizados y ciudadanos de la Unión Europea.
 
Pero han sido pocos los que han estudiado las políticas a largo plazo y de gran alcance de EE. UU., la UE y la OTAN, en relación con el desarrollo y crecimiento de las redes terroristas globales. Este artículo analizará los vínculos históricos entre los terroristas islamistas y la intervención de EE. UU., Arabia Saudí y Pakistán en Afganistán, así como las consecuencias de la invasión y ocupación estadounidense de Irak. En dicho país, EE. UU. llevó a cabo una política deliberada de destrucción de todas las estructuras laicas del Estado y promovió la balcanización del país mediante guerras étnico-religiosas y tribales, política que ha continuado implementando en posteriores zonas de intervención.
 
El último apartado se centrará en las invasiones por delegación de EE. UU., la UE y las petro-monarquías del Golfo y los bombardeos para lograr el “cambio de régimen” en Libia y Siria, con el subsiguiente aumento del terrorismo islamista internacional.
 
Orígenes históricos del terrorismo islamista internacional: Afganistán
 
En 1979, el presidente James Carter y su jefe nacional de seguridad, Zbigniew Brzezinski, lanzaron la llamada Operación Ciclón, una gran revuelta islamista contra el régimen laico afgano aliado de la URSS. Estados Unidos coordinó esa campaña con la furiosamente anti-soviética monarquía de Arabia Saudí, que proporcionó los fondos y los mercenarios necesarios para la “yihad internacional” contra el gobierno seglar. Esta campaña brutal duró “oficialmente” 10 años, hasta la retirada soviética en 1989. Produjo millones de víctimas y décadas de represalias cuando los mercenarios árabes entrenados por la CIA, Pakistán y Arabia Saudí (los “árabes afganos”) regresaron a sus países de origen y a otros lugares. Las agencias de inteligencia estadounidenses, los comandos de fuerzas especiales y las instituciones militares (especialmente el servicio de inteligencia pakistaní, el ISI) entrenaron y armaron a terroristas con dinero procedente de Arabia Saudí. La contribución financiera encubierta de Estados Unidos se multiplicó a lo largo de los años hasta alcanzar los 670 millones de dólares en 1987. Sirvió para reclutar a decenas de miles de mercenarios y aventureros islamistas procedentes de Oriente Próximo, norte de África, los estados del Golfo, la Unión Soviética (chechenos), Yugoslavia (bosnios y kosovares), China (uigures) y Europa Oriental.
 
Tras la derrota del régimen laico del presidente Najibullah en 1992, los islamistas y las facciones tribales comenzaron a pelear entre ellos, convirtiendo Afganistán en el campo de entrenamiento para terroristas mejor equipado del mundo. Finalmente la facción talibán relacionada con los pastunes (con la ayuda y las armas de Pakistán) se impuso y fundó en el país un régimen talibán extremista. A pesar de su retórica, los talibán se establecieron y consolidaron su marca de “islamismo en un país” (1995-2001), un proyecto nacionalista en gran medida. En su búsqueda de respetabilidad, consiguieron acabar con el cultivo de opio, lo que les ganó las alabanzas del presidente George W. Bush en la primavera de 2001. También dieron cobijo a una serie de príncipes y señores de la guerra saudíes, entre los que se encontraba el yihadista internacional Osama bin Laden, que había sido expulsado del norte de África.
 
Tras el ataque terrorista del 11-S, Estados Unidos y la OTAN invadieron Afganistán en octubre de 2001 y derrocaron el régimen nacionalista talibán. El caos y la lucha de guerrillas subsiguiente dio lugar a un enorme flujo de miles de extremistas internacionales que llegaban a Afganistán, recibían entrenamiento, luchaban y se iban, bien preparados para prácticar las técnicas terroristas en sus países de origen en Europa, norte de África y Oriente Próximo.
 
Las intervenciones e invasión de Estados Unidos en Afganistán explican parcialmente el contexto de los atentados posteriores en Europa y Estados Unidos. Los islamistas “retornados” a Europa habían recibido fondos de Arabia Saudí y entrenamiento de la CIA y la inteligencia pakistaní. Allí comenzaron sus tareas de reclutamiento entre la abundante juventud musulmana marginada de las prisiones y los guetos europeos.
 
El periodo intermedio: Estados Unidos y el sionismo invaden y destruyen Irak 
 
El punto sin retorno del aumento y la internacionalización del terrorismo islamista tiene lugar con la invasión y ocupación de Irak y el posterior reino de terror sistemático impuesto por Estados Unidos. Bajo la dirección de legisladores sionista-estadounidenses clave (y asesores israelíes) del Pentágono, el departamento de Estado y la Casa Blanca, EE. UU. desmanteló el ejército y la policía laica iraquí. Asimismo, purgaron las instituciones administrativas, civiles, educativas, médicas y científicas de profesionales nacionalistas laicos, preparando el terreno para la guerra entre facciones tribales islamistas. Cientos de miles de civiles iraquíes perdieron la vida y millones huyeron de un régimen de limpieza étnica, que Washington vendía como un modelo para el resto de Oriente Próximo. Al mismo tiempo, miles de oficiales del ejército iraquí, con experiencia pero sin empleo, que habían sobrevivido a las purgas orquestadas por EE. UU., se reagruparon y con el tiempo se un unieron a decenas de miles de extremistas islámicos nacionalistas e internacionalistas para formar el Estado Islámico (EI). Les movían a ello no tanto motivaciones étnico-religiosas como deseos de venganza por el desplazamiento al que habían sido sometidos y la destrucción de su propia sociedad.
 
La estrategia deliberada de Estados Unidos (sionismo), la Unión Europea y Arabia Saudí era dividir y conquistar Irak, lo suponía en un principio trabajar mano a mano con los líderes feudales tribales saudíes y otros extremistas, con el fin de contrarrestar el creciente poder de los chiíes pro-iraníes. Conjuntamente, promovieron una política de fragmentación del país en la que los kurdos dominarían el norte, los suníes el centro y los chiíes el sur (el llamado Plan Joseph Biden-Leslie Gelb de desmembración y limpieza étnica). Se basaba en la creación de una autoridad central debilitada y completamente tutelada por EE. UU. y la UE y un grupo poco definido de feudos fragmentados de subsistencia en lo que había sido la república árabe laica más avanzada.
 
A pesar de que Estados Unidos dedicó miles de millones de dólares a armamento para crear un “ejército nacional” iraquí títere y colonial, los saudíes y los israelíes continuaron con sus propios programas de financiación de sectores kurdos y de la oposición violenta suní (esta última fue el germen del EI).
 
Mientras el régimen clientelar chií de Bagdad se concentraba en robar miles de millones a la vez que asesinaba o exiliaba de la capital a cientos de miles de suníes, cristianos y otros seglares iraquíes bien formados, la moral de sus tropas títeres de EE. UU. se hundía. La totalidad de los altos mandos experimentados y nacionalistas del ejército iraquí había sido purgada (ejecutada u obligada a ocultarse) y los nuevos mandos títeres eran cobardes, corruptos e incompetentes (como reconocían abiertamente sus “asesores” estadounidenses). Mientras tanto, el Estado Islámico había comprado cientos de miles de armas estadounidenses financiado por la aborrecida familia real saudí y otras monarquías del Golfo. Los suníes armados pronto lanzaron grandes ofensivas relámpago bajo la dirección de antiguos oficiales del ejército baazista, con el apoyo de miles de terroristas (algunos suicidas) y de mercenarios extranjeros. “Expertos militares” europeos y estadounidenses expresaron “asombro” ante su eficacia.
 
El Estado Islámico derrotó al ejército controlado por Bagdad, a sus asesores estadounidenses y a sus aliados kurdos en el norte, tomando ciudades importantes, incluida Mosul, miles de pozos petrolíferos productivos y llevando su ejército hasta escasos kilómetros de la capital. La conquista del territorio y los triunfos militares atrajeron nuevas oleadas de voluntarios islamistas de Oriente Próximo, Europa, Afganistán e incluso América del Norte. El EI les proporcionaba entrenamiento militar, Arabia Saudí pagaba sus salarios, Turquía compraba el petróleo y las antigüedades capturadas y abría sus fronteras al movimiento de tropas y armas yihadistas. Por su parte, Israel compraba con descuento a comerciantes turcos corruptos el petróleo distribuido por el EI. ¡Todos los actores regionales metieron su hocico en el abrevadero sangriento que en tiempos había sido Irak!
 
Los éxitos del EI en Irak le llevaron a ampliar sus operaciones y ambiciones traspasando las fronteras hacia Siria. Esto ocurría justo cuando Estados Unidos y la UE estaban bombardeando y destruyendo el gobierno laico del coronel Gadafi en Libia, en otra campaña de “cambio de régimen” “extremadamente exitosa” (en palabras de la secretaria de Estado Hillary Clinton, mientras se regodeaba viendo la muerte de Gadafi con atroces torturas, tras ser capturado: “Llegamos y murió”)
 
El caos que se produjo a partir de entonces en Libia produjo un crecimiento exponencial de los grupos terroristas islamistas, ¡con toneladas de armamento procedentes de la Libia “liberada”! Los terroristas de Libia consiguieron un territorio, tomaron pozos de petróleo y atrajeron a “voluntarios” entre la juventud marginada de países vecinos como Túnez, Egipto o Mali, e incluso tan alejados como Somalia, Afganistán, Irak y Siria. Bien pertrechados con más armas, dinero y entrenamiento. Muchos continuaron hacia Siria e Irak una vez “graduados”.
 
El periodo contemporáneo: La guerra en Siria patrocinada por la UE, EE. UU., Arabia Saudí e Israel
 
En 2011, mientras el Estado Islámico penetraba en Siria a través de la frontera con Irak y las bandas terroristas tomaban ciudades en Libia, los gobiernos de EE. UU., la UE, Arabia Saudí e Israel financiaban y armaban a las fuerzas islamistas (y a los míticos “moderados”) para derrocar al gobierno nacionalista laico de Bashar el Assad en Siria.
 
Miles de extremistas voluntarios islamistas hicieron caso de la llamada (y los sustanciosos cheques) del régimen saudí y su propaganda salafista y formaron la propia “legión extranjera” de la familia real saudí, entrenada, armada y transportada hasta Siria por la inteligencia turca. Los Estados Unidos entrenaron y armaron a cientos de sus denominados “rebeldes moderados”, cuyos combatientes rápidamente se pasaron al EI y otros grupos terroristas a los que entregaron toneladas de armas estadounidenses, mientras los “rebeldes sirios moderados” daban conferencias de prensa desde Londres y Washington. El EI ocupó franjas de territorio sirio, avanzando en dirección al oeste hacia las bases aéreas y la base naval de Rusia en la costa y hacia el norte, rodeando Damasco. Millones de personas fueron desplazadas y las poblaciones minoritarias esclavizadas o masacradas. Las noticias de las conquistas territoriales del EI con el botín obtenido mediante la venta del saqueo petrolero a Turquía y el flujo de armas procedente de Arabia Saudí, EE. UU. y la UE atrajeron a más de 30.000 “voluntarios” mercenarios procedentes de América del Norte, Europa, norte de África, Oriente Próximo y Asia meridional.
 
Estos nuevos terroristas recibieron entrenamiento militar, incluyendo la elaboración de bombas y planificación logística, en Siria. Muchos eran ciudadanos de la UE, extremistas islámicos, en número superior a los 5.000. Estos jóvenes terroristas fueron entrenados y lucharon en Siria y luego retornaron a Francia, Bélgica, Alemania y el resto de la UE. Habían acudido a Siria con el apoyo tácito o la tolerancia de sus propios gobiernos europeos, que los habían utilizado en su campaña de “cambio de régimen” contra Damasco, en lugar de emplear a las tropas de la OTAN.
 
Los gobiernos europeos estaban convencidos de que tenían a “sus” reclutas musulmanes bajo control cuando se unieron a EE. UU. en su política temeraria para derrocar a los gobiernos independientes y seglares de Oriente Próximo y norte de África. Animaron alegremente a sus jóvenes marginados musulmanes a que acudieran en manada a Siria a combatir. Tenían la esperanza de que se quedarían allí, luchando sobre el terreno o enterrados bajo el suelo. Oficialmente, los dirigentes de la UE afirmaban apoyar a los “rebeldes moderados” (el término blando que los medios de comunicación occidentales usaban para suavizar a los terroristas islámicos) que luchaban contra la “dictadura” de Assad. Los regímenes europeos no estaban preparados para detener a los “retornados” endurecidos por el combate que habían recibido entrenamiento en Irak y en Siria. Estos jóvenes musulmanes europeos (hijos de inmigrantes o convertidos al islam) habían sido fuertemente adoctrinados y se habían unido a las redes terroristas internacionales. A su regreso, consiguieron confundirse fácilmente en los guetos urbanos marginales de los que procedían, fuera del control de los abotargados servicios de inteligencia europeos.
 
En la práctica, los gobiernos de la UE consideraban a esos miles de jóvenes musulmanes europeos que acudían a Siria como su propia “legión extranjera”, un glorioso cubo de la basura para jóvenes marginales desempleados y expresidiarios que conseguirían imponer las metas imperiales de la OTAN a la vez que resolvían los problemas sociales internos de los hijos marginados de los emigrantes del norte de África. Los estrategas de la OTAN y los gobiernos de Francia, Bélgica y Reino Unido les consideraban una adecuada carne de cañón. De cara a la opinión pública, era más conveniente que fueran estos jóvenes los que murieran para derrocar el gobierno laico de Siria que enviar soldados (cristianos blancos) cuya muerte podría traer repercusiones políticas internas.
 
La Unión Europea subestimó la animadversión que estos “voluntarios” sentían por la intervención de EE.UU./UE en Oriente Próximo y norte de África, así como su indignación ante el apoyo continuado a las ocupaciones de tierra de Israel en Palestina. En su arrogancia racista, los líderes de la UE subestimaron la capacidad del EI para adoctrinar, formar y organizar a estos jóvenes marginados de los suburbios de Europa y convertirlos en células internacionales eficaces, capaces de llevar la guerra a Europa.
 
A causa de su prepotencia, la Unión Europea ignoró el papel activo de Turquía y Arabia Saudí, con sus respectivas ambiciones regionales e independientes. Ankara y Riad entrenaron y financiaron a los “voluntarios” y facilitaron su traslado a Siria desde los campamentos de Turquía y Jordania. Los heridos recibieron tratamiento en Turquía y, a veces, incluso en Israel. Miles de ellos, muchos ciudadanos de la UE, volverían después a sus países de origen en Oriente Próximo y norte de África, así como a Rusia.
 
La Unión Europea ha seguido servil y ciegamente a Washington en todas sus guerras en Oriente Próximo. Ahora está pagando un gran precio por ello: miles de avezados terroristas han regresado y han cometido atentados contra civiles y estructuras civiles mientras los líderes de los gobiernos europeos se abalanzan en un intento apresurado por desmantelar los derechos ciudadanos constitucionales e imponer una amplia gama de medidas propias del Estado policial (estados de emergencia).
 
Estos nuevos terroristas financiados por la monarquía saudí (los legionarios de Riad) están activos en todos los países donde EE. UU. y la UE han librado guerras por delegación: Irak, Siria, Libia, Yemen, Afganistán… Turquía financia a los terroristas islámicos en Siria, Irak y los territorios kurdos para imponer sus propias ambiciones expansionistas (pasando por alto los cacareos de descontento de los líderes europeos). Ahora Turquía ha recibido 6.000 millones de euros de la UE por medio de un chantaje: a cambio “contendrá” el flujo de refugiados de la región fuera de la vista de los europeos en campos de concentración apenas disimulados.
 
Conclusión 
 
Desde que los gobernantes de EE.UU. y la UE decidieron llevar adelante la guerra contra el nacionalismo laico árabe y de Asia Occidental en Oriente Próximo, Afganistán, Irán y norte de África mediante campañas de “cambio de régimen” han utilizado a mercenarios y voluntarios salafistas para causar la mayoría de las muertes sobre el terreno, mientras Occidente actuaba desde el aire. Washington y sus aliados de la OTAN actuaban con la convicción de que dichos reclutas (en su mayoría jóvenes marginados urbanos y delincuentes) eran descartables tras su uso, una vez que habían servido a los propósitos militares imperialistas. Algunos de los que poseían el talento y la crueldad necesarios podían convertirse en “líderes” marioneta contra los rusos y otros “obstáculos” si se les necesitaba en el futuro.
 
Tanto Estados Unidos como la Unión Europa subestimaron el alto nivel de independencia de los voluntarios, su autonomía organizativa y su propia comprensión de la naturaleza táctica de su alianza con el imperialismo occidental. Los líderes extremistas islámicos, como sus socios occidentales, no creen en existen alianzas permanentes, solo en intereses permanentes.
 
La unión Europea y los Estados Unidos han practicado una política destinada a derrocar a las naciones musulmanes independientes y laicas y devolverlas al estatus semicolonial que tenían antes de la independencia. La política de cheques contra el nacionalismo secular (con sus profundas raíces en la Guerra Fría) se ha extendido desde el norte de África hasta el sudeste asiático pasando por Oriente Próximo. Por su parte, el Estado Islámico y sus aliados conciben un regreso al califato islámico precolonial en los mismos territorios y sobre los mismos pueblos para contrarrestar al imperialismo occidental. Y millones de personas están atrapadas entre ambos.
 
El EI considera a las élites laicas occidentalizadas de los países musulmanes como una quinta columna para la extensión del imperio y, a su vez, ha resocializado y entrenado a jóvenes islamistas de la UE para que sirvan como una red terrorista “tras las líneas enemigas” que siembre el caos en Occidente.
 
Las repercusiones políticas de esta guerra internacionalizada son muy profundas. Millones de civiles han perdido la vida y la seguirán perdiendo en las zonas de conflicto, han sido desplazados y convertidos en refugiados desesperados que fluyen hacia la UE. Leyes de emergencia propias de estados policiales, registros arbitrarios, arrestos e interrogatorios se han hecho habituales en los aeropuertos europeos, los trenes y las redes de metro altamente militarizados, al igual que en los mercados y centros culturales. La UE está padeciendo una creciente “israelización” de su sociedad, con una población polarizada que recuerda a la israelí-palestina… con su comunidad musulmán marginada y confinada en la diminuta Gaza.
 
En el contexto de esta atmósfera cargada, prosperan las compañías y los asesores de seguridad high-tech israelí mientras se multiplican las fusiones y la adquisición de tecnología policial. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu da la bienvenida al primer ministro francés en el club de autoritarios democráticos.
 
Mientras tanto, los refugiados y sus hijos fluyen de acá para allá, las bombas van y vienen. Nosotros hacemos cola para depositar flores sobre el monumento de nuestras últimas víctimas y luego pagamos los impuestos que posibilitan nuevas guerras en Oriente Próximo. Más jóvenes “voluntarios” se convertirán en carne de cañón barata para luchar en nuestras guerras. Algunos regresarán y colocarán más bombas, para que podamos lamentar la muerte en vigilias patrióticas, protegidos por batallones armados… Y así sucesivamente.
 
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miércoles, 20 de abril de 2016

IRAK: MENTIRAS MASIVAS, CRIMENES, DESTRUCCIÓN, MISERIA Y SUFRIMIENTO COMO BASE PARA EL ENRIQUECIMIENTO DE UNOS POCOS Y SUS FAMILIARES, ENTRE OTROS, JOSÉ MARÍA AZNAR


El ISIS y las fuerzas del gobierno apoyadas por Estados Unidos matan de hambre, asesinan y asedian a los habitantes de Faluya
 
Crímenes de guerra de Estados Unidos en Iraq

Rebelión
Global Research
20.04.2016

 

Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos.
 

 

Resulta difícil imaginar que pudiera ocurrir algo peor a Faluya después de los crímenes de guerra y de los criminales ataques del ejército estadounidense en 2004. En aquel momento un corresponsal escribió: “Desde la invasión y ocupación nazi de gran parte del continente europeo (el bombardeo del Varsovia en septiembre de 1939, el terrible bombardeo de Rotterdam en mayo de 1940) no ha habido nada como el ataque a Faluya.” (1) 
 
Según se informó, el 70 % de las casas y comercios habían sido destruidos y los que quedaba en pie estaban dañados. El médico iraquí Ali Fadhil describió la ciudad de la siguiente manera: 
 
“[…] está totalmente devastada, destruida por todas partes. Parecía una ciudad de fantasmas. Faluya era una ciudad moderna, ahora no queda nada. Estuvimos todo el día caminando entre los escombros que habían sido el centro de la ciudad. No vi un solo edificio que sirviera.” (City of Ghosts, The Guardian, 11 de enero de 2005.)
 
Nicholas J. Davies, autor de Blood on our Hands – the American Invasion and Destruction of Iraq, escribió:
 
“[…] El Comité de Compensación de Faluya informó en marzo de 2005 que el ataque había destruido 36.000 viviendas, 9.000 comercios, 65 mezquitas, 60 colegios, las dos estaciones de tren, uno de los dos puentes, dos centrales eléctricas, tres plantas de tratamiento de aguas y los sistema de saneamiento y de teléfonos de toda la ciudad.”
 
Ahora Human Rights Watch (HRW) ha elaborado un Informe (2) en el que señala que, aunque resulte increíble, al cabo de doce años, todo vuelve a estar deteriorado hasta el extremo de que “los habitantes de la asediada ciudad de Faluya se mueren de hambre. Las fuerzas gubernamentales iraquíes deberían permitir urgentemente la entrada de la ayuda en la ciudad y el grupo extremista Estado Islámico, también conocido como ISIS, que tomó la ciudad a principio de 2014, debería permitir a los civiles salir.”
 
Faluya se encuentra ahora asediada por el gobierno títere iraquí que ha impuesto Estados Unidos y por el ISIS, mientras miles de personas se manifiestan para protestar por otro gobierno respaldado por Estados Unidos que lo único que ha traído a la población es miseria. Aunque parezca increíble, el vicepresidente estadounidense Joe Biden y el general de división iraní Qassem Soleimani se han reunido “para dejar claro […] que no se debe hacer un intento de derrocar” al actual primer ministro [iraquí] Haider al-Abadi. (“US, Iran Keep Iraqi PM in Place”, Reuters, 6 de abril de 2016.)
 
“La población de Faluya está asediada por el gobierno, atrapada por el ISIS y se está muriendo de hambre”, afirma el vicedirector para Oriente Medio de HRW Joe Stork.
 
“Desde que las fuerzas gubernamentales recuperaron Ramadi, la capital del gobernorado de Anbar, a finales de diciembre de 2015, y la zona desértica de al-Jazira al norte de Faluya en marzo de 2016 han cortado las rutas de abastecimiento de la ciudad, afirmaron tres funcionarios iraquíes. Decenas de miles de civiles de una población original de más de 300.000 personas permanece en la ciudad.”
 
HRW consiguió una lista de ciento cuarenta personas, incluidos niños pequeños, que se dice que han muerto en los últimos meses “por falta de comida y medicinas”. Se han ocultado los nombres de estas personas por miedo al ISIS, que prohíbe a la población establecer contacto con personas de fuera de la población y “castigaría a los familiares de las personas muertas”.
Se ha informado de que los habitantes de Faluya están comiendo pan hecho de harina de los dátiles caídos al suelo y sopa de hierbas. La comida que todavía está disponible se vende a precios desorbitados. “Un saco de harina de 50 kilos llega a costar 750 dólares y uno de azúcar, 500”. En Bagdad, solo a setenta kilómetros, “la misma cantidad de harina cuesta 15 dólares y de azúcar 40 dólares […] cada día llegan al hospital local niños que se están muriendo de hambre; […] ya no se pueden conseguir la mayoría de los alimentos a ningún precio, […] el hospital se ha quedado sin alimentos infantiles”.
 
El Programa Mundial de Alimentos ha hecho una tibia declaración afirmando estar “preocupado” por la situación alimenticia. En los anales de respuestas de la ONU que son igual de vergonzosamente patéticas ante tragedias de enormes dimensiones esta puede ser la ganadora de 2016.
 
Diversas fuentes declararon a HRW que tanto las tropas del gobierno iraquí como la Fuerza de Movilización Popular, una de las aproximadamente cuarenta milicias que dependen del ministerio del Interior, impiden que la entrada en la ciudad de comida y productos básicos.
Aquellas personas que tratan de abandonar la ciudad corren peligro de ser asesinadas por el ISIS. El 22 de marzo un hombre que había acudido a uno de los checkpoints afirmando que tenía que salir porque ya no podía soportar la situación fue devuelto a la ciudad y ejecutado.
A finales de febrero también fue asesinada una familia que trataba de salir. El 30 de marzo se informó de que también se había ejecutado a treinta y cinco personas que trataban de salir.
 
Además,“aviones y artillería del gobierno han llevado a cabo muchos ataques, que según los habitantes de Faluya han matado a muchos civiles”.
 
Unos aviones y una artillería suministrados por Estados Unidos.
 
“Los vecinos informaron a un ex residente que el 27 de noviembre de 2015 los bombardeos mataron a 12 personas en su barrio, incluidos nueve niños. El 13 de agosto (2015) varios ataques aéreos bombardearon el hospital infantil de Faluya y mataron a varias personas. […] Una fuente médica de la ciudad, cuya información no puede confirmar Human Rights Watch, afirmó que desde enero de 2014 han resultado heridos 5.769 combatientes y civiles, y han muerto 3.455 personas, aproximadamente una cuarta parte de los cuales eran mujeres y niños”.
 
Parece que el sino de Iraq es morir de hambre y ser bombardeado a consecuencia de las políticas de Estados Unidos y Gran Bretaña: trece años del embargo más draconiano nunca impuesto por la ONU y dirigido por Estados Unidos y Gran Bretaña, que presidía el Comité de Sanciones; los bombardeos de 1991 y después doce años de bombardeos estadounidenses y británicos también ilegales. Bajo Sadam había un sistema de racionamiento que, irónicamente, fue elogiado por la ONU debido a su eficacia, a pesar de estar muy restringido por la ONU a causa de la falta de importaciones. Desde la “liberación” Faluya es otro símbolo de la maldad e iniquidad en estado puro occidentales que se han abatido sobre Iraq desde 2003.
 
Puede que sea el momento de que Tony Blair (cuyos altos cargos elaboraron los dudosos dossieres que dieron la excusa para invasión ilegal) haga honor al absurdo premio Global Legacy Award concedido por Save the Children (3) en noviembre de 2014 y se presente en Faluya con la ayuda que necesitan desesperadamente de su caridad multimillonaria y de su propio bolsillo de millonario. Sería una reparación mínima del daño, pero sería un comienzo.
 
Puede que haciendo lo mismo Save the Children también pudiera expiar el haber premiado a un hombre que muchos juristas eminentes consideran que debería comparecer ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya.
Creo que está al caer una petición.



Notas
 
 
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