sábado, 18 de junio de 2022

Rusia podría enviar fuerzas a Cuba y Venezuela ante amenazas de EEUU

 

Rusia podría enviar fuerzas a Cuba y Venezuela ante amenazas de EEUU

 

HISPANTV / Nexo Latino 13 de enero de 2022 16:26

Rusia advierte que no descarta un despliegue militar en Venezuela y Cuba ante las provocaciones de Estados Unidos y sus aliados.

El viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, ha anunciado este jueves que Moscú podría desplegar infraestructura militar en Cuba y Venezuela en caso de que aumenten las tensiones entre Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por Estados Unidos.

“No quiero confirmar nada ni descartar nada [...] Depende de las acciones de los colegas estadounidenses”, ha expresado el alto funcionario ruso en una entrevista con la cadena rusa RTVI.

·         Rusia alerta: OTAN crea condiciones previas a una guerra

En este marco, ha dejado claro que el presidente ruso, Vladimir Putin, considera tomar medidas técnico-militares para hacer frente a la presión militar de Estados Unidos en vista de que las provocaciones por parte de EE.UU. aumenten.  

Las declaraciones del diplomático ruso han llegado después de la reunión de Rusia y la OTAN, en la que Estados Unidos y sus aliados rechazaron la demanda clave de Rusia de garantías de seguridad que tenía como objetivo impedir la expansión de la alianza a Ucrania y otras naciones exsoviéticas.

·         Rusia aclara que no hará “concesiones bajo amenaza” en cumbre con OTAN

·         Rusia aclara absoluta y firmemente: OTAN no debe adherir a Ucrania

 


Rusia condena la injerencia extranjera en asuntos internos de Cuba | HISPANTV

Rusia rechaza la injerencia de países extranjeros en los asuntos internos de Cuba, y advierte contra acciones destructivas que desestabilicen la isla.

 

Previamente, el Gobierno ruso había demostrado su apoyo a sus aliados latinoamericanos entre ellos, Cuba y Venezuela, condenando la injerencia extranjera en los asuntos internos de dichos países y prometiendo ayuda militar para que hagan frente a las “amenazas externas” en medio de la escalada de  tensiones con EE.UU.

Rusia está aumentando sus relaciones con los países latinoamericanos en distintos ámbitos, entre ellos los tecnológicos, económicos y militares, en medio de las políticas agresivas de EE.UU. contra ciertas naciones de la región, por otro lado, Washington acusa a Moscú de desafiar su influencia en América Latina, zona que considera su “patio trasero” y donde aplica políticas basadas en la doctrina Monroe.

glm/ftm/rba

 *++

Airado por lazos Managua-Moscú, EEUU sanciona a minera de Nicaragua

 

Airado por lazos Managua-Moscú, EEUU sanciona a minera de Nicaragua

·        

El presidente de Rusia, Vladimir Putin (izda.), y su homólogo de Nicaragua, Daniel Ortega, en el aeropuerto de Managua, 11 de julio de 2014


HISPANTV / Coexion Latina

18 de junio de 2022 14:12

 

El Tesoro de Estados Unidos impone sanciones a la minera estatal nicaragüense Eniminas, en represalia por su acercamiento a Rusia.

El Departamento del Tesoro de EE.UU. sancionó el viernes a Eniminas para reducir los ingresos del Gobierno de Daniel Ortega por exportación de oro. La nueva medida coercitiva de Washington hará que quede congelada cualquier propiedad de la compañía y de su director, Ruy López, en el país norteamericano y les prohibirá cualquier tipo de transacción económica bajo legislación estadounidense.

Mediante un comunicado, el Tesoro estadounidense denunció las relaciones estrechas entre el Gobierno de Ortega y Rusia en medio del conflicto en Ucrania, y volvió a acusar de Managua de lo que dio en llamar “seguir oprimiendo al pueblo de Nicaragua”.

Ya el pasado lunes, el Departamento de Estado de EE.UU. había impuesto restricciones de visados a cerca de un centenar de cargos públicos de Nicaragua.

Embajador: EEUU presiona a Latinoamérica para que enfrente a Rusia | HISPANTV


Moscú denuncia que Estados Unidos intenta obligar a los países latinoamericanos a unirse a las sanciones contra Rusia con amenazas y otras medidas.

¿Por qué EEUU teme el acercamiento de Nicaragua a Rusia?

Esta semana, la Asamblea Nacional de Nicaragua autorizó el ingreso de tropas, naves y aeronaves de las Fuerzas Armadas de Rusia para participar en operaciones contra el delito en el mar Caribe y en el océano Pacífico nicaragüense.

·         Rusia cooperará con Nicaragua varios campos, incluido el militar

De inmediato, Washington alzó la voz de alerta, tachando la decisión de Nicaragua de una provocación y un peligroso para nuestro hemisferio, reiterando sus retóricas antirrusas, al acusar a Moscú de cometer de violaciones de derechos humanos en Ucrania.

La Administración estadounidense, presidida por Joe Biden, además, amenazó con “usar las palancas y herramientas en nuestro poder para expresar nuestro desacuerdo con sus acciones”, tal y como advirtió el subsecretario del Departamento de Estado para asuntos hemisféricos, Brian Nichols.

De hecho, desde EE.UU. han alertado varios expertos que Rusia pudiera verse tentada a ampliar su presencia militar en Nicaragua y crear una base naval permanente, precisamente debido a la guerra de Ucrania.

tqi/hnb

 *++

Entrevista a Richard Sennett -sociologo- MINERVA 02. Revista del Círculo de Bellas Artes (2003)

 

Entrevista a Richard Sennett -sociologo- MINERVA 02. Revista del Círculo de Bellas Artes (2003)

 

Sociologia Crítica

12.06.2022

Traducción Xohana Bastida Calvo

 


En su último libro publicado en España, El respeto, habla usted abundantemente de su vida: del compromiso político de sus padres, de su infancia en un bloque de viviendas sociales en Chicago… ¿Contribuye de algún modo esa herencia a explicar la orientación o el enfoque de su trabajo teórico?

 

Mi padre y mi tío, que eran anarquistas, lucharon en la Guerra Civil española con el POUM, y su relación con España estuvo bastante circunscrita a Cataluña, y a Barcelona en particular. Cuando volvieron a Estados Unidos se encontraron con que allí a nadie le importaba la diferencia entre estalinistas, anarquistas y trotskistas y fueron catalogados, simplemente, como izquierdistas. De ahí parte la larga relación que tiene mi familia con España. Tras la muerte de Franco me quedé asombrado al ver que la mayor parte de los españoles de mi generación que conocía porque estaban exiliados en Nueva York, se convertían de pronto en alcaldes de ciudades como Barcelona. Uno de ellos, Narcís Serra, llegó a ser Ministro de Defensa. Me sorprendió mucho aquella brusca evolución. En cuanto a la relación de mi historia personal con mis libros, lo cierto es que si incluí en El respeto todo este material autobiográfico no fue para intentar explicar de dónde proceden mis teorías o, al menos, no fue exactamente por eso. Pero, ya que estaba escribiendo sobre el respeto, esa relación tan básica para el buen funcionamiento de la sociedad, para el estado de bienestar y los pobres, pensé que sería más ilustrativo describirlo recurriendo a mi propia infancia que limitarme a teorizar. El respeto forma parte de una trilogía cuyo primer libro es La corrosión del carácter y que se completa con un ensayo que aparecerá próximamente en España: La cultura del nuevo capitalismo. Estos tres volúmenes forman una especie de ciclo en el que describo qué es el nuevo capitalismo centrando mi atención en el trabajo en el caso de La corrosión del carácter, en el estado de bienestar en El respeto y en la cultura en el que libro que está a punto de salir.

 

 

Resulta habitual que en los estudios sociales de los últimos años se mencione un cambio económico, político y social que habría tenido lugar entre finales de los sesenta y comienzos de los setenta, un cambio que se ha conceptualizado de maneras muy diferentes: capitalismo tardío, sociedad posindustrial, paso a un sistema de producción posfordista o a un régimen de acumulación flexible… En La corrosión del carácter también usted aludía a esta transformación citando algunos fragmentos del clásico libro de Piore y Sabel The Second Industrial Divide. ¿Cree que se trata de un cambio de gran calado o de una modificación superficial?

En mi opinión, se trata de un cambio profundo y estructural: el capitalismo ha entrado en una nueva era, que no se puede describir únicamente en términos de globalización. Se ha producido una transformación profunda en las instituciones y también en las expectativas que tiene la gente acerca de la relación entre la economía política y la cultura. En esta trilogía de la que hablaba he intentado demostrar que no estamos presenciando simplemente un fenómeno pasajero. Y no creo que la izquierda haya comprendido aún el calado de esta mutación, como no ha comprendido las profundas modificaciones que la tecnología está introduciendo en el sistema capitalista ni en qué medida esta tecnología se emplea para incrementar las desigualdades y la dominación. Si no tenemos en cuenta esta transformación nos limitaremos a mirar hacia atrás y a pedir que las cosas no cambien, como esos estudiantes franceses que se están manifestando porque quieren una seguridad que ya no tienen. No creo que ése sea un buen método para combatir este tipo de cambio. Cuando emprendí esta investigación sobre el nuevo capitalismo que me ocupa desde hace prácticamente quince años, casi todo el mundo identificaba lo que estaba ocurriendo con una nueva fase del imperialismo americano. Sin embargo, ahora vemos que los mismos cambios están teniendo lugar en China, en la India… Sería demasiado simplista decir que ya hemos visto antes lo que está ocurriendo allí. Se trata de dos países extremadamente pobres que, de pronto, han alcanzado una posición de poder muy importante y están presenciando cómo en su seno se genera una profunda contradicción entre los nuevos tipos de clase media y la gente que se está quedando rezagada. No cabe duda de que éste es un cambio estructural producido, digamos, por la economía y no el resultado intencionado de las maniobras de Estados Unidos. Son temas importantes sobre los que es preciso reflexionar.

 

En sus ensayos utiliza abundantemente estudios de caso, historias de vida y transcripciones de conversaciones. Además de manejarse estupendamente con el lenguaje, se aprecia claramente que tiene una especial sensibilidad para este tipo de relatos.
No me ha sorprendido, pues, descubrir que también ha escrito usted tres novelas, que no están traducidas al castellano. ¿Qué le llevó a escribir narrativa?

 

A lo largo de mi formación como sociólogo aprendí a recabar y a utilizar historias de vida en mi investigación. Este método de estudio se basa en una teoría según la cual, para comprender el significado de los hechos políticos o económicos es preciso situarlos en un contexto temporal. Se trata de un enfoque que surge de la tradición etnográfica de la sociología británica, aunque también ha recibido influencias del psicoanálisis. Su objetivo es llegar a comprender la situación dentro de un marco narrativo amplio. En realidad, mi formación como sociólogo estuvo muy próxima a la antropología y dado que la mayor parte de mis investigaciones requerían entrevistas de hasta diez y doce horas, acabé desembocando en la narrativa de una manera muy natural. Para mí, la literatura y la sociología no son cosas tan distintas. Por lo demás, si bien es cierto que no soy un novelista particularmente bueno, mis novelas fueron para mí una especie de extensión de mis estudios, una investigación diferente que también me servía para comprender el lugar de las cosas en el marco de períodos extensos de tiempo, lo cual resulta fundamental en unos momentos en los que el rasgo más relevante de la cultura del nuevo capitalismo es la ruptura del tiempo, su fragmentación en pequeñas porciones, de forma que, como explicaba en La corrosión del carácter, las experiencias resultan muy breves e inconexas. Este tipo de investigación etnológica, que produce un tipo de conocimiento muy específico, no tiene nada que ver con la escuela estadounidense, más orientada a los números y las estadísticas, pero tampoco con la francesa; es totalmente diferente. Aunque es cierto que la obra del sociólogo francés Pierre Bourdieu, que fue buen amigo mío y que también tuvo una formación antropológica, se basa en narraciones de este tipo. Curiosamente, en los últimos años estoy teniendo en la universidad, en Londres, bastantes alumnos franceses; tal vez están cansados de tanta teoría…

 

Dice usted que sociología y literatura no son cosas tan distintas… Si no me equivoco, hace algún tiempo declaró que su intención era volver a convertir la sociología en un género literario, como lo fue en el siglo xix. ¿Qué opinión le merecen las pretensiones científicas de los sociólogos? Y, una vez que aceptamos la sociología como género literario, ¿a qué tipo de verdad cree que pueden aspirar sus conocimientos?

 

La primera parte de la respuesta es que no hay por qué pensar que ciencia y arte son excluyentes. Las cosas se puede hacer como las hago yo o de otro modo. En realidad, siento un enorme respeto por los investigadores que trabajan con estadísticas, aunque mi método sea distinto. El trabajo que yo llevo a cabo, y que desarrollan otros muchos estudiosos con los que comparto un enfoque similar, desemboca en un tipo de conocimiento diferente que en alemán se denomina Verstehen; es una labor de reconocimiento y empatía, aunque tal vez «empatía» no sea la palabra adecuada. En cualquier caso, es la capacidad de imaginar una vida diferente de la propia. Naturalmente, este método basado en el Verstehen no es algo que yo haya inventado, procede de una tradición muy respetable en la que destacan figuras como Dilthey o Nietzsche. Los conceptos de «verdadero» y «falso» forman parte de un lenguaje propio de un mundo muy específico. En las investigaciones de este tipo, en cambio, no se trata tanto de producir verdades cuanto de conseguir un entendimiento, una comprensión que constituye también conocimiento objetivo, aunque de un tipo muy peculiar, que permite descubrir qué es lo que hace que otro ser humano sea diferente de uno mismo. Y para lograr que el lector experimente esas diferencias y comprenda ciertos aspectos concretos que están en el interior de otras personas, quien realiza el análisis debe trabajar mucho su escritura. Si yo quiero, por ejemplo, expresar qué hay de extraño en la vida de un señor que trabaja como programador informático, no puedo limitarme a explicarlo, tengo que convertirlo en una experiencia concreta que poder narrar. Si me limito a decir «estas personas son diferentes de ustedes», el lector no captará nada. Por eso le doy tanta importancia a la forma en la que escribo.

 

He leído que Tony Blair ha citado su libro El respeto en apoyo de su Labour’s Respect Action Plan, un paquete de medidas destinadas a solventar los problemas de convivencia ciudadana –una normativa parecida a la ordenanza cívica que tanta polémica ha desatado en Barcelona–. ¿Comparten usted y Blair el mismo concepto de respeto?

 

No, en absoluto. La cuestión de los problemas de convivencia que causan los excluidos y los marginales no tiene nada que ver con el tema sobre el que escribí en mi libro. Me sorprendió muchísimo enterarme de lo de Blair; supongo que la confusión se debe a la forma de leer que tienen los políticos. En realidad, mi libro habla precisamente sobre cómo los poderosos –y esto también vale para las instituciones– podrían tratar con más respeto a los que están por debajo de ellos, a los que están en sus manos.

 

En los últimos años parece como si el discurso acerca de la justicia social, tan común en los estudios urbanos, hubiera sido remplazado por un discurso, muy típico del Nuevo Laborismo, que habla de «sostenibilidad social» y en el que los objetivos de competitividad y cohesión social, antaño considerados contradictorios, aparecen como complementarios. ¿Cree que los gobiernos pueden realmente lograr esta meta conjunta?

 

No, cohesión y competitividad son conceptos que no pueden ir de la mano. Ése es el problema. En el capitalismo, al menos en su etapa actual, no puede haber conciliación entre las ganancias económicas y la cohesión social. Todo ese discurso del que hablas no es más que palabrería, es imposible producir simultáneamente más desigualdades económicas y más solidaridad. Esta cuestión cobra tintes dramáticos en países como China. Allí el capitalismo está en plena eclosión de una manera que los europeos no podemos ni imaginar. El Partido Comunista ha resultado ser un perfecto motor para llevar a cabo esta revolución capitalista. Pero este desarrollo está separando drásticamente las zonas urbanas de las rurales, violando uno de los principios fundamentales del comunismo chino y provocando una terrible pérdida de cohesión y un conflicto dramático del que sólo se está beneficiando un tercio de la población, mientras las barreras que separan a este grupo de los dos tercios restantes se vuelven cada día más infranqueables. Últimamente están empezando a producirse revueltas en las zonas rurales y se está forjando todo un discurso sobre las desigualdades que el Partido Comunista Chino no está preparado para asumir. Este asunto constituye, por cierto, un buen ejemplo de las razones por las que debemos evitar dirigir la mirada únicamente a Estados Unidos, o hablar sólo del capitalismo anglosajón. Pero volviendo a tu pregunta, creo firmemente que no es realista afirmar que puede haber crecimiento económico y un incremento de la cohesión social al mismo tiempo. Tal vez fuera posible hace un siglo, pero ahora no.

 

Hace un par de años, Ray Pahl, uno de los padres de los estudios urbanos actuales, autor del clásico Whose city?, declaraba que los investigadores llevaban años culpando a la ciudad de ciertos aspectos de la vida social que tenían bastante más que ver con política fiscal, por ejemplo, y afirmaba que lo que deberían hacer era, precisamente, insistir en la relativa insignificancia de las pautas y procesos específicamente urbanos. ¿Está de acuerdo con esta opinión de Pahl?

 

Pahl es un buen amigo mío. En mi opinión, lo que quiere decir con estas palabras es que no se puede tomar un fenómeno como el capitalismo flexible, por ejemplo, y tratar de intervenir a pequeña escala, a escala urbana. Si no se cambian, por ejemplo, las normas que rigen las operaciones de los bancos, quien se limite a dirigir la mirada a la sucursal bancaria de su pueblo sólo conseguirá un impacto mínimo. De todas formas, la afirmación de Pahl es realmente rotunda… Yo creo que los cambios económicos y sociales que he estudiado han tenido un efecto claro de homogeneización en las ciudades. Hoy en día, lugares tan dispares como Londres, Nueva York, Madrid, Shanghai o incluso Bombay, resultan enormemente parecidos, lo cual no deja de asombrarme. La principal razón de esta homogeneización es que el entorno urbano es el territorio ideal para que pueda operar este nuevo capitalismo, por tanto, todas las personas y los servicios irrelevantes para esta dinámica económica son expulsados del centro de las ciudades, que queda reservado para turistas y burgueses, con el inevitable componente de exclusión social que ello conlleva.

 

En sus libros, especialmente en La corrosión del carácter, explica cómo la gente que se siente de un modo u otro amenazada por esta fragilización de las relaciones sociales que conllevan las nuevas condiciones flexibles del trabajo y la economía, tiende a desplazarse a posiciones políticas de derechas. ¿Qué es lo que motiva este giro político?

 

Me alegro de que hayas tocado este tema, porque es algo que tengo muy presente en estos últimos tiempos. Me intriga sobremanera saber por qué el primer impulso de la gente en momentos de cambio como el actual es desplazarse a posiciones de derechas. Para comprenderlo, hay que tener en cuenta que generalmente se trata de una derecha particular, tipo Vicente Fox, por ejemplo, o tipo Berlusconi, muy marcada por el individualismo, que viene a decir a la gente: «Tú también puedes alcanzar el éxito. El problema son esos pesados de la izquierda que se interponen en tu camino». Es un discurso que apela a una mentalidad de derechas individualista, desligada, en apariencia, de los intereses de los grandes grupos de poder. La única razón que se me ocurre para explicar este fenómeno es que el nuevo capitalismo pone el énfasis en la responsabilidad de cada persona frente a su propio destino, antes que en la responsabilidad colectiva, y este tipo de movimientos de derechas también refuerzan esa responsabilidad personal: le dicen a la gente que también ellos son importantes como individuos, que no son simplemente parte de la gran masa, aunque las circunstancias les hayan impedido demostrar de lo que son capaces. En la India, por ejemplo, resulta muy interesante observar cómo las personas que más sufren los efectos de este nuevo capitalismo están siendo atraídas en gran medida por este tipo de ideología derechista que les dice: «Sí, vosotros también merecéis tener vuestra oportunidad». De modo que no es un fenómeno únicamente occidental. Y la cuestión es saber por qué los movimientos de izquierdas no conectan con estos sentimientos. Esta es la gran pregunta que la izquierda debe abordar porque, en estos momentos, lo único que parece transmitir a la gente es desesperanza. En el Reino Unido, por ejemplo, los movimientos organizados de izquierdas están totalmente anquilosados y en Francia, la izquierda se ha ganado la etiqueta de auténtico movimiento conservador, con sus reivindicaciones de estabilidad. Tal vez simplemente tengamos que esperar unos años para que la situación evolucione; al fin y al cabo, estas tendencias actuales sólo tienen diez o quince años de vida. Puede que lo único que haga falta sea un cambio generacional para conectar mejor con la gente, que la solución radique simplemente en librarse de los líderes de mi generación que hay en los sindicatos y los partidos de izquierdas. No conozco bien la situación en España, pero no me cabe duda de que en países como Francia o el Reino Unido la vieja izquierda no tiene ninguna idea sobre qué hacer. Por ejemplo, me parece imprescindible reinventar los sindicatos de forma que apoyen a la gente que vive inmersa en esta economía flexible y va cambiando de un trabajo a otro; deberían reconvertirse en una especie de combinación de agrupación comunitaria y servicio de empleo, así podrían aportar a las personas algo de continuidad y estabilidad a pesar de las interrupciones y las rupturas que implica el nuevo capitalismo. En cierta ocasión hablé sobre este tema en un congreso sindical en el Reino Unido, y me asombró oír las respuestas que me dieron: «No podemos hacer eso, perderíamos nuestra identidad. Somos un sindicato que sólo representa a los trabajadores de un ramo determinado, y si uno de ellos cambia de ramo, dejamos de representarlo. Además, lo que nos importa es preservar el salario de nuestros trabajadores, no buscarles empleo». Me parece una actitud absolutamente tradicional: sólo te protegen si ya tienes trabajo. Mi esperanza es que, a medida que se vaya muriendo la gente de mi generación puedan desarrollarse estos nuevos sindicatos que defiendo…

 

En El respeto utiliza su experiencia como violonchelista para explicar cómo una base de técnica, disciplina y «saber hacer» es necesaria para poder disfrutar de la libertad –en este caso, de un vibrato–. Imagino que es una metáfora válida para todos los ámbitos, desde la práctica artística hasta la vida cotidiana. ¿Cree que la disciplina es un valor en desuso que debiera ser rescatado?

 

Sí, estoy firmemente convencido. Ahora bien, cuando hablo de disciplina no me refiero al término en el mismo sentido que Foucault y sus seguidores, no es algo impuesto desde arriba. Para mí, la palabra «disciplina» es una especie de símbolo que representa la fuerza psicológica que ha de tener la gente para sobrevivir en este capitalismo tan lleno de injusticias. También me refiero a este concepto con la palabra «oficio» [craft], en el sentido de los oficios artesanos, algo que es necesario dominar. ¿Nunca has tenido la sensación de que tienes la capacidad de realizar una tarea determinada, y de que quieres hacerla bien aunque el sistema económico no te vaya a compensar por ello? Eso quiere decir que crees en ti misma, que te respetas, y eso te proporciona energía. En cambio, si te conviertes en una especie de criatura del momento, en alguien que aborda cualquier tarea aunque sólo tenga un conocimiento superficial de ella, estás perdida. De modo que esta idea de reconstrucción de uno mismo a través de una disciplina u oficio, es crucial. Porque este nuevo capitalismo resulta ser un sistema muy destructivo tanto en el plano social como en el psicológico, dañino de una forma en que no lo era el capitalismo clásico. Y si queremos soportarlo tenemos que empezar por construirnos una personalidad fuerte para enfrentarnos a él.

 

Vida urbana e identidad personal, Barcelona, Península, 1975
El declive del hombre público, Barcelona, Península, 1978
La autoridad, Madrid, Alianza, 1982
Carne y piedra: el cuerpo y la ciudad en la civilización occidental,
Madrid, Alianza, 1997
La corrosión del carácter: las consecuencias personales del trabajo
en el nuevo capitalismo, 
Barcelona, Anagrama, 2000
El respeto: sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad,
Barcelona, Anagrama, 2003
La cultura del nuevo capitalismo, Barcelona, Anagrama, en prensa.

Se permite la reproducción íntegra de esta entrevista siempre que sea con fines no comerciales, se cite autoría y procedencia y se mantenga esta nota.

 *++

Mélenchon: lecciones francesas

 

Sorprende la escasa atención que se presta en España a la experiencia de la izquierda francesa, en un momento en el que se habla de nuevos inicios y de operaciones más o menos fundadoras. ¿Cuáles son las enseñanzas de la propuesta de Mélenchon?


Mélenchon: lecciones francesas

 

Manolo Monereo

El Viejo Topo

18 junio, 2022 

 

Sorprende mucho la poca atención que se presta en España a la experiencia de la izquierda francesa en un momento, dicho sea de paso, en el que se habla de nuevos inicios y de operaciones más o menos fundadoras. En Francia, en un contexto muy negativo, con una fuerte polarización entre liberales y populistas de línea dura, se ha ido construyendo un tercer espacio nacional-popular, plebeyo, desde una plataforma programática alternativa al neoliberalismo dominante. Cuando comenzó el ciclo electoral nadie daba mucho por el viejo león de la izquierda francesa que, de nuevo, protagonizaba una iniciativa política fuerte y sin ningún apoyo mediático. Mélenchon ha demostrado –y sigue demostrando- que se puede derrotar a las fuerzas de la extrema derecha y, lo más importante, ganar a una parte mayoritaria de unas clases trabajadoras y asalariadas que se creían definitivamente pérdidas para la izquierda.

Existe un empate técnico entre el bloque liberal y las fuerzas unidas de las izquierdas. Eso significa disputarle directamente la hegemonía a los grandes poderes económicos y mediáticos y la posibilidad de una victoria. La táctica cuenta, la sabiduría cuenta. La habilidad de Mélenchon ha sido unir presidenciales y legislativas desde una propuesta fuertemente autónoma, unitaria y diferenciada. Ha sido algo más que un sorpasso; se trata de la reconstrucción de una izquierda distinta con voluntad de mayoría y de gobierno desde un programa socialista. Como he dicho antes, la experiencia ayuda mucho a (re)pensar la izquierda en una Europa que camina aceleradamente hacia la disolución de los proyectos transformadores y democrático-populares. Llama la atención, en primer lugar, que la propuesta no se deja corromper por las modas imperantes: Mélenchon es una persona mayor (70 años), con poderosos enemigos, polémico y al que no es fácil avasallar. Defiende sus ideas con tesón, asume riesgos y transmite credibilidad. La gente con él sabe a qué atenerse.

Una segunda enseñanza es atreverse a ir contra lo “políticamente correcto”. La Francia Insumisa, La Unión Popular, no tiene miedo a la batalla de ideas, al debate político-cultural. Lo ha hecho siempre en dos direcciones: frente a la extrema derecha, sus valores y sus propuestas y frente a las políticas neoliberales que impulsa Macron y que defienden las élites económicas, los grandes medios. En el centro de su propuesta, el mundo del trabajo, la mayoría social, las clases populares y una juventud que necesita futuro desde un presente cada vez más adverso. No tiene miedo de hablar de nacionalizaciones, de reducción de la jornada laboral, de democracia económica y empresarial, de planificación ecológica y territorial.

Un tercer aspecto es más significativo: la importancia del programa entendido como un contrato con la ciudadanía, asumible por las mayorías sociales, posible y, a la vez, transformador. Su eje vertebrador es iniciar un proceso constituyente que ponga fin a la “monarquía presidencial” y que sirva como proyecto-plan para una democratización sustancial de la democracia, de la economía y del poder.

La cuarta enseñanza tiene que ver con una cuestión cada vez más definitoria de los valores y de la cultura alternativa de la izquierda. Me refiero a Europa. La Unión Popular tampoco en esto tiene miedo a ir contracorriente. El tipo de integración que la Unión Europea asume y defiende es claramente neoliberal, beneficia descaradamente a los grandes poderes económicos y corporativos, restringe las libertades públicas y erosiona gravemente la soberanía popular. La estrategia está bien definida: un conjunto de políticas que cuestionan el neoliberalismo dominante y que se enfrentan a lo que se ha venido en llamar el “consenso de Bruselas”. Mélenchon sabe perfectamente que las políticas que defiende llevan a un conflicto con la UE. Lo quiere convertir en un instrumento de agregación política, de movilización social en defensa de los intereses generales de Francia. En lo referente a la guerra en Ucrania, la posición también ha sido clara: rechazo a la intervención rusa y apuesta decidida por la salida de Francia de la estructura militar de la OTAN como paso previo a su abandono definitivo. En el espacio político en construcción no todos están de acuerdo con estas posiciones, pero asumen una política clara de paz, no alineamiento y democratización de las relaciones internacionales.

El momento de la izquierda en Europa no es bueno. En muchos sitios está literalmente desapareciendo, en otros pervive con grandes esfuerzos, con coraje y frecuentemente a la defensiva. Francia nos enseña que hay, al menos, dos caminos para la (re)construcción: uno lleva a convertirse en una izquierda atlantista, complementaria de la socialdemocracia dominante, parte de un sistema político en crisis y sin capacidad de renovación; el otro define una izquierda enfrentada a las políticas neoliberales, comprometida con las clases trabajadoras, defensora de la soberanía popular; sujeto activo de una Europa de base confederal y fuertemente autónoma. Una izquierda –como dice Mélenchon- rupturista y que hace de la confrontación con los poderes dominantes identidad y posición política.

Fuente: Nortes.

 *++

La derrota de EEUU, Unión Europea, OTAN y el nazismo

 

La derrota de EEUU, Unión Europea, OTAN y el nazismo

 

DIARIO OCTUBRE / junio 17, 2022

 

 

La aldea multipolar se ha constituido como un frente internacional ante la urbe hegemónica que es causante de las mayores desgracias en el mundo.

Definitivamente, la aldea multipolar se ha constituido como un frente internacional para propender por la soberanía, la dignidad, la verdadera libertad de la humanidad, en contravía de la urbe hegemónica, causante de las mayores desgracias que han ocurrido en el mundo.

 

Uno de los símbolos más importantes es la factible constitución del G8, países dispuestos a construir un diálogo igualitario, de independencia y relaciones mutuamente beneficiosas, conformado por China, India, Rusia, Indonesia, Brasil, México, Irán y Turquía, con un 24,4 de producto interno bruto (PIB) y paridad del poder adquisitivo por delante del G7, compuesto por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y EE.UU.abandonando progresivamente el dólar como divisa de comercio internacional y compra de energía.

 

1.    La derrota estadounidense.

Después de confirmarse que USA no ha tenido ningún triunfo militar después de vencer a Japón a través de la aplicación monstruosa de la bomba atómica asesinando a más de 300.000 civiles indefensos, generando más del 85% de los conflictos en el mundo, hoy la ley de la compensación se devuelve en el más alto nivel de inflación y pobreza desde hace cuatro décadas con un incremento de la violencia, racismo, pobreza, entre otros elementos de la crisis interna.

La prueba reina de su derrota la confirma Biden al culpar a Rusia y a las empresas petroleras nacionales de la inflación (“dolor financiero”) y los conflictos propios de una sociedad, que desde hace 150 años se reparte el poder entre la misma clase dominante dividida hábilmente en dos partidos, impidiendo actores progresistas.

El golpe por la incapacidad administrativa y política de Biden (con mínimos índices de aprobación), fue dado hace días atrás por el Instituto Estadounidense del Petróleo y la asociación Fabricantes estadounidenses de combustibles y petroquímicos (AFPM), declarando que la situación actual no se materializó de la noche a la mañana, ya que los altos precios del crudo son un desequilibrio entre la oferta y la demanda unido a la pandemia, la fuerte demanda de los consumidores y la prohibición de los productos rusos. Además, le exigieron que fomente una mayor producción nacional de energía, insistiendo en la equivocada agenda política de la Administración agravando las presiones inflacionistas.

Los recientes doble mensajes de Washington sobre la paz a través de negociaciones comienzan a mostrar que la operación militar especial rusa avanza constantemente.

 

2.    La derrota de la Unión Europea.

Al ver la desesperación de los países europeos por arrebatar a otros la vacuna del Covid 19, la posición xenófoba ante la inmigraciónsu prohibición de la cultura rusa, es fiel radiografía del egoísmo y la avaricia. Más aún, haberse constituido en el patio trasero de EE.UU., especialmente al dejarse embaucar en una guerra que fue propiciada por la Casa Blanca y Zelenski, aceptando la visión nazista del mundo.

Los conflictos por el alza del costo de vida a grados inimaginables han explotado en el aumento del rechazo cada vez más creciente sobre ese daño que Washington lo tenía calculado: su idea es no tener competidor en ningún continente, avalado por las ambiciones geopolíticas de dirigentes que castigan a sus propios ciudadanos, absolutamente dependientes de las órdenes foráneas, traicionando a sus propias naciones.

No comprender que la crisis se debe a que ellos, USA y Europa, aplican sanciones irracionales a Rusia, bloquean sus finanzas, prohíben sus importaciones y exportaciones e impiden que exporte sus combustibles, rompiendo la cadena de suministros, significa alienación.

 

3.    La derrota de la OTAN.

La OTAN, creada para oponerse a la U.R.S.S. debió disolverse en 1991. Sin embargo, se autoasignó una función atroz: generar conflictos y propiciar el mercado de armas. Así, hasta hoy es responsable de decenas de masacres, genocidios, destrucción infraestructural y humana…sin ganar ninguno de los eventos en los que se ha involucrado y que dan cuenta hoy de naciones destruidas como Yugoslavia, la actual Serbia, Yemen, Irak, Afganistán, entre muchos otros.

La OTAN ha sido derrotada militarmente en Ucrania e irresponsablemente ha intentado que la juventud, adultos y mujeres ruso ucranianas y ucranianas, mueran por defender sus propios intereses militaristas, lo que evidencia una moralidad oscura pese a la mediática falsa.

Finalmente, tres hechos ratifican la derrota de la troika corporativa militarista y el nazismo:

A, la aldea multipolar, llena de sentido y dignidad, se posiciona en la Humanidad pese a quienes desean continuar explotando a los pueblos del mundo.

B, la Operación Militar Especial de Rusia puso los puntos sobre las íes claramente al triunfar sobre la hegemonía imperial, junto a las naciones que en el siglo XXI se han unido al clamor de libertad soberana. Se sabe que ya no será fácil para el complejo militar industrial armar guerras atroces en el orbe.

C, se prepara un Tribunal Internacional para juzgar a Zelenski y líderes occidentales por enviar a su población a una muerte segura o asesinar por la espalda a quienes desean la paz. Que muchos prisioneros de guerra ucranianos no deseen regresar es producto del miedo a la represión nazi cuando los reciban como traidores y no como víctimas de un régimen fascista.

Definitivamente si la Troika no logra sus objetivos de destrucción y es detenida por la multipolaridad, el mundo tendrá un nuevo orden mundial justo con un camino de seguridad y progreso basado en la ciencia, la economía colectiva y la protección del único espacio donde habitar llamado Planeta Tierra.

FUENTE: hispantv.com

 *++

Reino Unido aprueba extradición de Julian Assange a EE.UU.

 

Reino Unido aprueba extradición de Julian Assange a EE.UU.

TERCERAINFORMACION / 17.06.2022

El portal Wikileaks publicó en Twitter que se trata de «un día oscuro para la libertad de prensa y para la democracia británica».

 


El Gobierno de Reino Unido determinó este viernes la extradición del fundador de Wikileaks, Julian Assange, a los Estados Unidos, donde es acusado de difundir documentos confidenciales, cuando en realidad lo persiguen por haber hecho públicos los crímenes contra civiles cometidos por las tropas de ese país durante las guerras de Irak y Afganistán.

La ministra del Interior del Reino Unido, Priti Patel, rubricó la orden de extradición, lo cual le deja a la defensa de Assange un plazo de 15 días para apelarla.

El Ministerio del Interior comunicó que “los tribunales del Reino Unido no han encontrado que sería opresivo, injusto o un abuso del proceso para extraditar al señor Assange».

De igual forma, la entidad señaló que «tampoco han encontrado que la extradición sea incompatible con los derechos humanos, incluyendo su derecho a un juicio justo y a la libertad de expresión, y que mientras esté en EE.UU. será tratado adecuadamente, incluso en relación a su salud».

Al mismo tiempo, el portal Wikileaks (fundado por Assange) publicó que se trata de «un día oscuro para la libertad de prensa y para la democracia británica». Además, apuntó que Assange “no ha cometido ningún delito y no es un criminal”.

Añadió que «cualquiera en este país que se preocupe por la libertad de expresión debería estar profundamente avergonzado de que la Ministra del Interior haya aprobado la extradición de Julian Assange a EE.UU.».

Además de asegurar que la decisión será apelada, en la declaración publicada por Wikileaks se afirmó: «Lucharemos más alto y gritaremos más fuerte en las calles, nos organizaremos y haremos que la historia de Julian sea conocida por todos».

Debido a los cargos presentados por la Fiscalía de EE.UU. en su contra, Assange puede enfrentar hasta 175 años de prisión.

 *++