viernes, 29 de mayo de 2020

Primero es una sencilla regla de dos: vida y trabajo (que primero hay que vivir y depués hay que trabajar para poder vivir. La cosa es simple). Luego ya es una compleja regla de muchos: que primero tenemos que despertar y empezar a ser conscientes de que el modo de producción capitalista que manifiesta su última crisis en 2008, donde continuamos, agravada por el coronavirus, no nos puede deparar más que nuevos y más profundos y extensos sufrimientos cada vez a más personas. Ahora ya nos podemos poner a cantar la canción de Libre de José Luis Perales en el bordillo de la acera, que es muy bonita, pero que no no nos apaña ningún problema



Redes de cuidados de Madrid demandan "un cambio urgente del modelo social y económico en el que la prioridad sea la vida"


29/05/2020 

La ciudadanía vecinal y de los barrios en la Comunidad de Madrid, que voluntariamente estamos trabajando en el apoyo mutuo y solidaridad con nuestras/os vecinas/os, queremos poner en manifiesto el siguiente:


Foto: @AVVicalvaro

Comunicado redes de cuidados de Madrid

Las redes vecinales madrileñas hemos sido de los primeros grupos en responder a las necesidades de nuestros barrios ante esta crisis sanitaria, social y económica producida por la pandemia mundial del COVID-19. La mayoría de nuestras redes empezamos provisionando de comida y medicamentos a quienes no podían salir de casa por enfermedad o por ser personas de riesgo. A estas necesidades se le fueron sumando otras como pasear a las mascotas, fabricar hidrogel, dotar de mascarillas, crear pantallas protectoras, gorros, batas y pañales. También hemos acompañado emocionalmente a familias vecinas, además de dar asesoría legal y laboral en la búsqueda de empleo y de otros recursos a los que poder acceder, incluso facilitando la traducción lingüística cuando era necesario. Hemos tenido también presentes a la infancia y a sus dificultades para seguir el curso escolar por carecer de recursos tecnológicos. Por lo que se les ha dotado, en la medida de lo posible, de ordenadores o tablets. Debido a la precariedad económica evidente, muchas redes nos hemos visto obligadas, aunque no es nuestra función, a actuar como bancos o despensas de alimentos, ropa y productos de primera necesidad, atendiendo así las demandas básicas de las vecinas y vecinos de nuestros barrios.

Muchas de estas redes y grupos provienen de espacios autoorganizados que mantienen vivos los tejidos vecinales y el apoyo mutuo y, una vez más, han respondido de forma rápida a las necesidades comunes. Espacios que, lejos de ser apoyados desde las instituciones públicas, a menudo son perseguidos, criminalizados y a algunos se les ha tratado de hacer desaparecer.

Las Administraciones Públicas han tardado demasiado en empezar a movilizar recursos, algunas incluso en torno a un mes o mes y medio, y continúan sin poder dar respuesta a muchos hogares. En numerosos casos han querido apropiarse o atribuirse el trabajo de las redes vecinales de cuidados. Algunas partidas de los presupuestos anuales de los diversos Ayuntamientos no se van a gastar (fiestas populares, actuaciones culturales y talleres para mayores, etc.), y éstas deberían estar ya destinadas a reforzar los servicios sociales. En lugar de apoyar las iniciativas vecinales que están más cerca de la realidad de los barrios, parece que a algunas instituciones públicas les interesa más adjudicar esa labor a grandes empresas privadas para que hagan negocio en este momento tan dramático. Un modelo que vimos en las becas comedor de la Comunidad de Madrid, contratando empresas que no proporcionaron comida saludable, aplicando un modelo vertical, caritativo y lucrativo contrapuesto al concepto de la alimentación como un derecho fundamental del ser humano. En lugar de dar continuidad a los recursos públicos que tienen como fin el bienestar común, se decidió priorizar el negocio con el sector privado.

Estos modelos de privatización, además de resultar más caros y contaminantes (hay que pagar a cocineras/os, transportistas, envasado, etc.), restringen la libertad de las personas para decidir su forma de alimentación. Por otra parte, la comida ha llegado muchas veces en mal estado o son raciones insuficientes, lo que ha provocado las lógicas quejas de las familias. En resumen, estos modelos de alimentación priorizan el negocio de las empresas a una alimentación digna de las familias.

Los Servicios Sociales se han visto desbordados e incapaces de atender las necesidades alimenticias de la población en situación de vulnerabilidad. Además, debido a las gestiones y requisitos burocráticos que impiden el acceso universal a los recursos, los colectivos más desfavorecidos no han tenido la oportunidad de acceder a ellos. Esto último viene ocurriendo, por ejemplo, con la Renta Mínima de Inserción (RMI), situación que ha sido denunciada por diversos colectivos, y ante la cual la Comunidad de Madrid sigue haciendo oídos sordos. A día de hoy, la respuesta por parte de los Ayuntamientos y la Comunidad, además de tardía, es totalmente ineficaz. Sin embargo, el número de hogares que necesitan apoyo social y económico ha ido en constante aumento, y ante la falta de respuesta institucional, han recurrido a la comunidad vecinal que se ha autoorganizado para prestar estos servicios esenciales. La desproporción entre las capacidades de los Ayuntamientos y de un conjunto de vecinas voluntarias que no tienen más recursos que las aportaciones solidarias es abismal. Además, no ha sido fácil para todas las personas acceder a la información y a las vías de contacto ofrecidas para solicitar estas ayudas, viéndose así excluidas si no disponían de los medios o conocimientos tecnológicos pertinentes.

La Comunidad de Madrid y muchos de sus Ayuntamientos pretenden convertir el estado social en un estado asistencial. Proponen, por un lado, bajar los impuestos y por otro, hacen un llamamiento a que la ciudadanía realice aportaciones económicas voluntarias para las personas precarizadas por esta crisis. Olvidando, además, que el número de familias en una situación socioeconómica vulnerable era ya demasiado alto antes del confinamiento. La propuesta de las instituciones para salir de esta crisis es reconvertir la justicia social y la redistribución de la riqueza, en caridad.

Valoramos el esfuerzo que está realizando el personal profesional de los Servicios Sociales. Lo que denunciamos son las deficientes políticas públicas sociales, tanto coyunturales como estructurales, que agravan la capacidad de respuesta institucional en estos momentos de crisis. Por eso, nos preocupa también que las instituciones públicas pretendan utilizar el voluntariado en su beneficio, como sustitución de los puestos de trabajo que serían necesarios para abordar esta situación. Los equipos profesionales de asistencia social, psicología, trabajo social, salud mental o servicios de comedores sociales y escolares son indispensables, y ahora más que nunca.



DEMANDAMOS
  • Que las instituciones públicas asuman la responsabilidad de hacer frente a esta crisis social ya que las redes vecinales no vamos a sustituir sus funciones y no vamos a legitimar el desmantelamiento de los bienes públicos y colectivos. Nuestra labor es de solidaridad vecinal y no vamos a ser el parche que cubra un modelo público jerarquizado, debilitado y mercantilizado que le da la espalda a la vida.
  • Un cambio urgente del modelo social y económico; en el que la prioridad sea la vida, una vida digna para todas las personas, y que no deje a nadie atrás. El modelo neoliberal, que enorgullece a nuestras instituciones, es el que encierra, explota, asesina y oprime a aquellas personas que no alcanzan, en su obligado e impuesto individualismo, los estándares de producción.
  • No utilizar nuestras despensas o bancos de alimentos como recurso institucional, sin consultarnos antes de la derivación de las familias.
  • El refuerzo inmediato de los equipos humanos y la logística de los Servicios Sociales. Siendo también urgente aumentar la dotación económica de estos servicios de forma no exclusivamente coyuntural, sino contemplando una estrategia a medio y largo plazo y garantizando su implementación. A este fin se le podrían asignar las partidas presupuestarias inicialmente aprobadas para otros gastos que se prevean no realizables dadas las restricciones sanitarias.
  • Una comunicación precisa y transparente de los datos y actividades por parte de cada Ayuntamiento y, en su caso, de cada Junta de Distrito. En aras de una mayor transparencia informativa, demandamos conocer la evolución del gasto presupuestado y del gasto realizado en Servicios Sociales en cada administración territorial competente durante los tres últimos meses (desglosado por cuenta y subcuenta contable y tipo de actividad). Además, exigimos conocer en concreto los datos mensuales de:
  • El tipo y cantidad de ayuda alimentaria que recibe cada persona.
  • La cantidad de alimentos recibida en cada entrega y la regularidad de esas entregas.
  • El tiempo medio que se tarda desde que el Ayuntamiento recibe una solicitud de ayuda alimentaria hasta que la persona demandante recibe la primera entrega de alimentos.
  • Consideramos necesario potenciar sistemas que permitan a las familias comprar por sí mismas en los comercios locales, preferiblemente en las pequeñas tiendas de nuestros barrios.
  • Exigimos un modelo solidario, afectuoso, donde el cuidado de la vida sea central, donde la infancia sea un valor añadido para la sociedad y, en consecuencia, tratada como tal, y no apartada y minusvalorada. Del mismo modo exigimos la aplicación real de políticas públicas que atiendan a las personas mayores, refugio de sabiduría y memoria en cualquier sociedad.
Las estrategias y medidas que tomen las instituciones públicas deben poner en el centro a las personas, cuidar del planeta en el que vivimos y garantizar una vida que merezca la pena ser vivida.
Que acabe la caridad y que empiece la justicia.
Mario Benedetti
FIRMANTES
#SomosBarrioPdA (Puerta del Ángel)
AMPA/AFA CEIP Pinar de San José
Apoyo Mutuo Fuenlabrada
Asociación de Vecinos de Carabanchel Alto
Asociación de Vecinos de Orcasur
Asociación Nicaragua Libre
Asociación Plaza Solidaria
Asociación Vecinal Cuatro-Caminos Tetuán
Asociación Vecinal Doña Carlota Numancia
Asociación Vecinal La Nueva Elipa
Asociación Vecinal Lucero
Asociación Vecinal Manzanares-Casa de Campo
Asociación Vecinal Orcasitas
Asociación Vecinal Puerta del Ángel (AVPA!)
AVV La Fraternidad de los Carmenes
Banco de Alimentos del Barrio (BAB Colectivo)
Brigada AntiCovid19 (Izquierda Unida Aranjuez)
Carabanchel Alto, Barrio Solidario
Colectivo Feminista Rebeldía Usera
Colectivo Juvenil Villa de Vallekas
Colectivo Kontracorriente
Cuidados Madrid Centro
Cuidamos Villaverde Bajo (Banco de Alimentos en La Trueca)
Despensa de Apoyo Mutuo de Villalba
Despensa solidaria - Kontracorriente del Pueblo de Vallekas
Despensa solidaria San Diego (Somos Tribu)
Despensa solidaria - Trinchera de Villa de Vallekas
Despensa Solidaria Bellas Vistas (Distrito de Tetuán)
Despensa Solidaria de Carabanchel
Despensa Solidaria Guindalera
Escuela Popular de Prosperidad Feministas Prospe
Grupo de Apoyo Mutuo Tetuán
Grupo de Apoyo Vecinal Las Águilas
Grupo de Cuidados de Los Cármenes
Grupo de Hombres del Kontracorriente
La Vecinal del Barrio de Bilbao y Pueblo Nuevo
La Villana de Vallekas Lucero Grupo de Cuidados
Malasaña - Conde Duque - Chueca Acompaña
Mesa del Arbol de Carabanchel
Movimiento ATD Cuarto Mundo Madrid
Observatorio Jeanethe Beltrán
Plataforma La CuBa (Lavapiés, Cuidando del Barrio)
Prospe 16
Red de Almendrales y Pradolongo
Red de Apoyo de Arganzuela
Red de Apoyo Mutuo Comunitario - Barrio del Pilar
Red de Apoyo Mutuo de Asociación Vecinal de Barajas
Red de Apoyo Mutuo de Móstoles
Red de Apoyo Mutuo La Conce Quintana
Red de Apoyo Vecinal San Blas Canillejas
Red de Ayuda Mutua de Leganés
Red de Cuidados Barrio del Pilar-Fuencarral
Red de Cuidados de Chamberí
Red de Cuidados de Retiro
Red de Cuidados Prospe
Red de Cuidados Vicálvaro
Red de Solidaridad Popular Latina Carabanchel
Red Getafe Aporta Red Interlavapies
Red Solidaria de Cuidados de Villa de Vallekas
Red Solidaria Zerrillo
Red Vecinal de Apoyo y Cuidados Zofio (Usera)
Red Vecinal de Cuidados y Apoyo Orcasitas RSP Latina Carabanchel
Somos Tribu Hortaleza Somos Tribu Quintana
Somos Tribu VK Doña Carlota (Red Apoyo Mutuo Vecinal)
Somos Tribu VK Numancia Portazgo (Red de Apoyo Mutuo Vecinal)
Territorio Domestico Valiente Bangla

Memoria por quienes nos han dejado sin un último abrazo; fuerza y apoyo a sus familiares y seres queridos. 4


FIRMANTES

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jueves, 28 de mayo de 2020

Así era la situación de España justo después de la guerra

Iglesias (no ocusa, sino que dice que le parece) acusa a Vox de querer dar "un golpe de estado pero no atreverse"

La Miguelito Pepe, una organización de educadores populares, o sea, que no andan buscando el carro que le robaron a Manolo Escobar un día mientras votaba



Coronavirus en tiempos de patriarcado

DIARIO OCTUBRE / 28.05.2020




Final del formulario
La Miguelito Pepe es “una organización argentina de educadorxs populares que luchan con compromiso militante por la dignidad y el protagonismo social y político de niñas, niños y adolescentes de las clases populares”. Así se declaran.

Recientemente publicó en su Facebook cifras sobre la realidad que viven niñas y niños en tiempos de pandemia.

En España se detectaron en la primera semana de cuarentena 17 mil descargas de pornografía infantil. Y se registró en la segunda un aumento de un 25 %. En Italia se incautaron 108.124 GB de contenido de pornografía infantil; se realizaron 181 denuncias y se acometieron 83 delitos por pornografía. Por su parte en Argentina “ocho de cada diez niñxs abusadxs pudieron decirlo en la escuela a sus maestrxs. La mayoría en clases de Educación Sexual Integral. Cero niñxs van hoy a la escuela”.

Esto del patriarcado no es nuevo es una realidad que vivimos todos los días, pero sí la desprotección puede ser aún mayor cuando se sufre violencia o cuando se recargan las tareas en las disímiles jornadas laborales de las mujeres en la prevención del Covid-19 y en la de búsquedas y salidas a la situación que vivimos. Hay diferentes aristas dentro del patriarcado que se pueden analizar en esta nueva coyuntura. Una son las cifras registradas, y las que no, de los hechos que se ven- aunque en los medios de comunicación hegemónicos pasen desapercibidos- sobre la violencia de género, la pornografía infantil, los feminicidios. Otra arista es el tema del cuidado.

El tema del cuidado (el de nosotras mismas y el que realizamos a otras personas) no está suficientemente hablado, solucionado, ni puesto en práctica alternativas emancipadoras en tiempos de pandemia. El cuidado recae en las mujeres, en disímiles sectores, incluso entran en juego aunque de manera diferenciada pero con características comunes, el espacio público y el privado.


Si bien las mujeres ocupamos y garantizamos el funcionamiento de las actividades en las diferentes esferas sociales- y en el caso de Cuba representan las mujeres una cifra superior a los hombres en el sistema de salud cubano- dentro del hogar las mujeres también asumen en su mayoría los roles de cuidado. Muchas veces, y este es un ejemplo bien concreto, hay doctoras, enfermeras que están trabajando directamente con casos positivos o sospechosos de Covid 19; y algunas tienen hijos, hijas. En estos casos el cuidado de esos hijos es asumido por hermanas, tías, abuelas, amigas, vecinas. Y eso también denota en función de qué y quienes garantizan el cuidado.

¿Por qué mueren más hombres que mujeres con la Covid-19? Por el machismo es un artículo de Georgina Alfonso González, investigadora y directora del Instituto de Filosofía de Cuba. En él la autora expone: “En esencia, el cuidado de la vida no es una preocupación masculina. Aunque existe en la tradición el pensamiento humanista la defensa del cuidado de la vida como valor universal, se impone la cínica racionalidad económica patriarcal de la maximización de la ganancia que invisibiliza el trabajo de cuidados y exige, desde la moral, un modelo tradicional de familia donde las mujeres se hacen cargo de ellos sin reconocimiento económico”.

Y así también reconoce que el valor de la abnegación, sacrificio y consagración para el cuidado de las demás personas ha sido reservado solo a las mujeres por su naturaleza precisamente por el machismo, por ese patriarcado imperante en nuestras sociedades.

Plantea demás que “el trabajo del cuidado se desarrolla a través de un amplio rango de acciones subjetivas, mediadas por el género, la raza, la clase social, la tradición entre otras. Los cuidados tienen significados diferentes relacionados a los afectos, emociones, sentimientos; sin dudas, necesarios para el desarrollo humano, sin embargo, estas subjetividades quedan ocultas en la medida que el centro de cuidados se subestima y se mercantiliza. Si aspiramos a vivir de una forma diferente hay que aprender a cuidarnos de otras maneras”.

“Las mujeres cubanas nos hemos incorporado a la vida pública y social sin dejar de asumir el trabajo de cuidados, lo cual nos significa una sobrecarga de trabajo y un movimiento continuo entre los distintos espacios de relaciones. Es un perenne ir y venir entre el trabajo remunerado y el no remunerado”. Esta es una de las frases más valiosas del texto escrito por Georgina Alfonso González.
¿Pero en tiempos de pandemia si cuidamos a otros en donde nos acordamos del cuidado de nosotras mismas?. Importante sería recopilar estrategias y experiencias de trabajo integrado que ayude no solo a visibilizar otras maneras de relacionarnos, sino que sirvan para que una vez superada la situación de la Covid-19 podamos establecer otros mecanismos, otras reflexiones y nuevas maneras de hacer dentro y fuera del hogar en relación al cuidado.

Y entonces, las cifras hablan… aunque no todo lo que debieran

“Hemos acordado, en su mayoría, habitar casas. Pequeñas, de dos plantas, con ventanas amplias o de baños viejos. La casa, como diría el filósofo Gastón Bachelard, es un ser privilegiado en su unidad y complejidad. Pero hoy la casa es una fortaleza. Un resguardo contra una amenaza microscópica. Y así, los rincones de la casa se transformaron. Se volvieron un mundo más complejo. Laboral, deportivo y social; pero también donde se manifiestan nuestras únicas relaciones emocionales no virtuales. Y estos modos de habitar con otros pueden llegar a ser difíciles. Violentos. De puertas para dentro la casa puede ser un espacio peligroso para varios, en especial, para varias”.

Así comienza uno de los artículos que ha abordado el tema durante la pandemia. Violentadas en cuarentena, un texto de Nicole Martin de Argentina y Carlos Mayorga de Colombia nos alerta de la violencia de género, la violencia contra la mujer y la violencia intrafamiliar.

Este texto apunta que “en el marco del aislamiento social, la Secretaría de la Mujer de Bogotá y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones vulnerables de Perú encontraron que, principalmente, han sido las mujeres las que han referenciado hechos de violencia. Mujeres agredidas por hombres (muchos de ellos sus parejas o exparejas); mujeres que dependen económicamente de otras personas; mujeres expulsadas a las calles, solas o con sus hijos e hijas, porque la casa ha dejado de ser un lugar seguro o tal vez porque nunca lo fue. Estas y otras violencias físicas, sexuales, psicológicas y económicas; se propagan y se alojan, al igual que el virus, en otras casas de más países en Latinoamérica”.



Según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, solo trece países latinoamericanos poseen leyes de protección integral frente a la violencia contra las mujeres y 18 países tipifican el feminicidio.

Datos que nos ofrece el Observatorio Colombiano de las Mujeres, las llamadas a la línea 155 han aumentado en un 163% desde que comenzó la cuarentena hasta el 23 de abril.

En Argentina, las llamadas a la línea nacional 144 por violencia de género aumentaron en un 39 % mientras que en República Dominicana en marzo se registró un pico de 916 llamadas a la línea Mujer * 212.

En Paraguay el Ministerio de la Mujer confirmó un aumento del 50 % en las llamadas sobre hechos de violencia, en marzo de 2020.

Estos son algunos datos. Sabemos que la realidad supera las cifras; no todas las mujeres y las niñas y niños pueden llamar, ni todas las cifras que se quedan registradas corresponde a la situación real.
En México en los primeros 17 días de cuarentena 538 mujeres fueron agredidas, 43 violaciones sexuales, 27 niñas violentadas y 2 feminicidios. En 2019 se registraron 98 niñas y adolescentes víctimas de feminicidios.

“A menos de 50 días de haberse reportado la presencia del coronavirus en el país, las mujeres víctimas de feminicidio serían 490, lo que significa que se encontrarían por encima incluso de la cifra de decesos por Covid-19” registrada hasta el momento en que se publicara el artículo.

Nadie Gasman, del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) precisó en ese mismo artículo que “cada día, diez mujeres mueren; cada dos horas y media una mujer es asesinada”.

Otra cifra que brinda razones para reconocer la desprotección de las mujeres en estos tiempos es que el 84,4% de los poderes judiciales en México suspendieron labores sin contemplar el funcionamiento de los recursos legales para prevenir y frenar la violencia contra las mujeres.

En tiempos de coronavirus el patriarcado permanece, se incrementa. Es entonces de vital importancia que si conocemos a alguna persona que esté pasando por situaciones violentas, a mujeres, a niñas, a personas LGTBIQ, a personas vulnerables, busquemos las vías para poder ayudar, colaborar, acompañar en esta situación. La solidaridad no es solo para combatir la Covid-19, sino también para salvar la vida de las personas que puedan estar en riesgo por el sistema patriarcal, por el machismo que puede estar en casa.

Lissy Villar Muñoz. Fuente: mujeres.cu

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