domingo, 10 de enero de 2016

CORNISA CANTÁBRICA: CUANDO EL MONTE SE QUEMA, ALGO SUYO SE QUEMA, SEÑOR CONDE


Gran parte de los montes de la cornisa cantábrica han sido arrasados
incendios que prenden en invierno
 

Rebelión
Diagonal
08.01.2016

Agentes forestales denuncian que el 90% de los fuegos que han sufrido en diciembre Cantabria y Asturias, han sido provocados por ganaderos para cobrar la PAC.

Más de 453 incendios han asolado Asturias en la última quincena de diciembre, más de 200 Cantabria y un número menor ha afectado también a Galicia, País Vasco y Navarra. Han sido cientos de fuegos y, en la mayoría de los casos, cada incendio ha ido acompañado de un elevado número de focos que se iniciaban simultáneamente.
Las llamas han calcinado zonas de gran valor ambiental y paisajístico de la cornisa cantábrica. Áreas de parques naturales y espacios valiosos de la Red Natura 2000 han quedado arrasados. Las altas temperaturas, el persistente viento del sur, seco, y las quemas de los ganaderos para conseguir pastos mejores en primavera están detrás de esta ola de incendios provocados. Pero no sólo; los expertos apuntan más causas.
Cuidar el monte todo el año

“El monte está abandonado, y esto lo demuestra que los incendios son del 1 de enero al 31 de diciembre. No sólo en verano. En la cornisa cantábrica han tenido las mismas condiciones que tenemos en Levante: viento del sur y terreno muy seco. En la Comunidad Valenciana estamos en alerta [4 de enero] y ya se ha producido un incendio”, dice Jaime Senabre, bombero forestal del Simposio Nacional de Incendios Forestales.
Por su extensión, Cantabria ha sido la comunidad más afectada. Cuen­ta con 500.000 hectáreas, de las cuales han ardido dos terceras partes, según el presidente de la Asociación Cántabra de Agentes del Medio Natural, José Antonio García. El agente afirma que es pronto para saber con exactitud las cifras: “Es necesario medir, pero las 2.000 hectáreas quemadas que se han adelantado me parece una previsión muy optimista”. García señala que los incendios han llegado a ser más de 400 en esta comunidad (grandes y pequeños) y lamenta que, a pesar de todo, “no existe ninguna denuncia administrativa”. Recuerda que, en Cantabria, la mayoría son montes de utilidad pública, “cuentan con una protección especial y regulan, por ejemplo, la economía muchos de los pueblos”.
Sin ambages, señala que “no pretendo atacar a los ganaderos, pero el 90% de los incendios los han provocado ganaderos incendiarios, ganaderos delincuentes”, afirma. García apunta también que “tanto mis compañeros como yo los conocemos, son muchos años recorriendo los montes. Sabemos quiénes son, sólo nos falta pillarles y probarlo”, explica.
“Pedimos más vigilancia preventiva, más medios materiales y humanos, pero cada año tenemos menos retenes, menos personal y más recortes”, denuncia García. E insiste en que se vede al pastoreo el bosque quemado y se eliminen las subvenciones: “Entonces los propios ganaderos van a denunciar a quienes han sido”.
En Asturias, el fuego tampoco ha dado tregua. Las llamas han destruido los montes de más de 40 municipios. Según datos del Principado de Asturias, los incendios han calcinado más de 10.000 hectáreas. El entorno de Llanes, Ribadesella y Cangas de Onís, entre otros, ha quedado calcinado. El incendio más grave se produjo en El Franco el pasado 19 de diciembre y afectó a un total de 3.500 hectáreas, de las cuales 2.000 han quedado destruidas. “Llevo 23 años como agente forestal aquí y nunca he visto nada igual”, dice, afectado, Manuel Fernández Fabián, presidente de la Asociación de Guardas del Medio Natural del Principado de Asturias.
“En Asturias no se concibe eso de que tires una colilla desde un coche y se prenda fuego, la humedad de la vegetación lo impide”, aclara Fernández Fabián, y explica a Diagonalque “sin una mecha y sin esperar a que se encienda no arde el monte en Asturias”, aunque reconoce que esta vez han sido muchos días con viento del sur y sin lluvias. Sobre la autoría de los incendios no cree que alguien queme el monte para construir, como permite desde el año pasado la Ley de Montes que aprobó el PP: “Los terrenos donde se han producido los incendios tienen tanta pendiente y son tan abruptos que no se permitiría construir”, afirma.
“Terroristas ambientales”
 
El agente mantiene que no es un “descuido” de los ganaderos porque “el monte es su patrimonio. En zonas muy aisladas, a las tres y cuatro de la madrugada, se han producido hasta 20 focos a la vez. Son incendios intencionados”, y añade con rabia que “los que han prendido el fuego son terroristas ambientales”.
Las investigaciones coinciden en que algunos ganaderos han aprovechado el uso del fuego que hacen tradicionalmente en la cornisa cantábrica en estas fechas, en zonas de matorral,para conseguir mejores pastos en primavera para el ganado, y de paso prender el monte.
Desde la Fundación Naturaleza y Hombre, con sede en Cantabria, se señala: “Con un origen mayoritariamente ganadero, para la obtención de pastos tiernos, cada año se recurre a esta técnica insostenible de quemar de forma incontrolada los montes, con una práctica ya asumida como tradicional, pero completamente insostenible, ilegal y de la que cualquier gestión moderna debe huir”. En cuanto a los autores, esta fundación, cuya actividad es la conservación del patrimonio natural y la defensa de los montes, los califica como “salvajes pirómanos que atentan con auténtica impunidad ante la falta de medios para perseguir a estos delincuentes”.
Además, muchos propietarios de ganado cobran sustanciosas subvenciones. Juan Manuel Pérez de Ana, biólogo que trabaja como agente forestal, detalla en su blog que al menos dos ganaderos fueron perceptores en 2014 de “ayudas superiores a lo que cobra el presidente del Gobierno”.
Subvenciones sustanciosas

El caso de las subvenciones afecta por ejemplo a José Antonio G. Á., de Cangas de Onís, que cobró en 2014 hasta 127.338 euros, procedentes de la Política Agraria Común (PAC), por superficie de pasto en los montes de su propiedad. Muchos ganaderos queman el matorral de sus montes para ampliar la superficie de pasto y cobrar más subvenciones. Ese mismo ganadero declaró a un medio local: “Si pudiera derogaría el parque nacional, a los ganaderos sólo nos trae problemas” y “en los Picos de Europa no debería haber ningún lobo, porque esa especie es totalmente incompatible con la actividad ganadera”, según el blog de Pérez de Ana.
“Aunque tradicionalmente se hacen quemas, eso no quiere decir que sean legales”, dice a Diagonal Rubén Cabrero, presidente de la Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales de España. “Que­mar el monte no es legal, es un delito tipificado en el Código Penal”. Y explica que lo de quemar los pastos “tiene truco”, porque se prende fuego sabiendo que van a arder los árboles. “Así van a tener hierba nueva y las subvenciones de la PAC”, continúa. Cabrero aclara que “los que han provocado esos incendios son incendiarios, tienen una intención de conseguir más pastos y cobrar. No son pirómanos, enfermos que no saben lo que puede ocurrir”, matiza.
El portavoz de los agentes forestales y medioambientales del Estado español también recuerda que “gracias a la lucha de los agentes forestales se consiguió modificar el proyecto de Ley de Montes del PP que pretendía dejarles sin atribuciones. “La ley nos quitaba la figura de policía judicial e impedía que investigáramos delitos ambientales, como los incendios. Finalmente, en el trámite de la ley en el Senado, en el periodo de alegaciones conseguimos mantenernos como policías judiciales”, pero se enfrentan a los recortes y falta de medios. Por ello pide a las comunidades autónomas que “potencien la investigación de los incendios a través de los agentes ambientales” como conocedores del campo.
En la lucha contra los incendios muchos se juegan la vida. El pasado 23 de diciembremurió un piloto de helicóptero, José Antonio Rodríguez, en la extinción de un incendio en el municipio asturiano de Parres. El helicóptero chocó debido a la falta de visibilidad por el humo. Ese día había en Asturias 14 incendios provocados tres días antes con 147 focos ardiendo a la vez. Desde la Fundación Hombre y Naturaleza se pide también “castigar ejemplarmente a los incendiarios, entre otras razones para motivar y por respeto a las brigadas que arriesgan la vida en los incendios”.
Pero no es sólo el fuego. “Ya está lloviendo y nevando en algunos sitios, y ahora la erosión de los terrenos va a ser brutal”, reconoce Fernández Fabián. El agua arrastra los suelos antes sujetos por la vegetación. Por ello desde la Coordinadora Ecoloxista solicitan que se prohíba el ganado en las zonas quemadas para evitar que aumente más la pérdida de suelo y vegetación y “se acote el pastoreo en todas las zonas incenciadas”.
Otro factor de riesgo es la falta de mantenimiento y vigilancia de los montes. El agente denuncia que “no existen en Asturias patrullas de vigilancia: “Si tú quieres prender fuego al monte, los agentes forestales no te van a sorprender”, dice Fernández Fabián. Senabre coincide con él y manifiesta que “los montes están como están. No se puede tener cuadrillas de gente contratada unos meses y con total precariedad, por cuatro perras, pero cuando hay un incendio los van a buscar a su casa y levántate de tu cama y juégate la vida”.
El fenómeno de El Niño

Los incendios en la cornisa cantábrica han contado no sólo con la mano del hombre, también con una climatología favorable. Muchos hablan de cambio climático. Sin embargo, para Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico y responsable del Instituto de Climatología de la Universidad de Alicante, “no se puede hablar en este caso de cambio climático, porque éste es un proceso a medio y largo plazo. Lo que sí estamos notando del cambio climático es la subida de temperaturas”.
Esas temperaturas suaves y la ausencia de lluvia de este invierno tienen que ver, según Olcina, con El Niño, un fenómeno natural que va ligado al calentamiento de las aguas del Pacífico: “Lo que está ocurriendo en el Pacífico con el fenómeno de El Niño es que ha alterado toda la circulación atmosférica de Europa. Ha provocado la instalación de un potente anticiclón en noviembre y diciembre”. El climatólogo señala que esa situación es “la causante directa de la sequedad ambiental del terreno” y ha impedido que llueva. “Se han creado las condiciones necesarias en la cornisa cantábrica para que cualquier pequeño incendio cobrara una significación importante”, explica Olcina, y advierte también de que ésa va ser también la tónica de los incendios en todo el territorio peninsular para este año.
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ARABIA SAUDÍ: SUS AMIGOS SON MIS ENEMIGOS


 
ARABIA SAUDÍ, HUIDA HACIA ADELANTE CON DECAPITACIONES
Rebelión
eldiario.es
09.01.2016

Mientras la Unión Europea y EE.UU. sesteaban tras los festejos navideños, el 2 de enero Arabia Saudí ejecutó a 47 presos acusados de “terrorismo”. Estaban distribuidos en 12 prisiones: en ocho fueron decapitados, en 4 fusilados (ante la falta de verdugos diestros en el manejo de la espada, una ley de 2013 permite el uso del fusil). Es lo que difundió la agencia oficial de noticias, como para acallar las voces que desde primeras horas de la mañana se preguntaban si, según la costumbre, los reos habrían sido decapitados de un sablazo en la plaza pública. Hace dos meses la cámara de un turista captó una de esas ejecuciones, que la legislación saudí prohíbe grabar al tiempo que considera aleccionadoras, y se hizo viral. En esta ocasión parece haberse buscado cierta nocturnidad, quizá por temor a la reacción popular ante el novedoso perfil de los ajusticiados: todos eran saudíes excepto un egipcio y un chadiano, cuando la proporción venía siendo de ocho extranjeros por cada saudí ejecutado (por completar la macabra danza de los números saudíes: en 2014 fueron ejecutados 87 presos; en 2015, con el nuevo rey Salmán, 153).
 
Treinta y cinco años de deriva internacionalista wahabí
Hay que remontarse a 1980 para encontrar un antecedente de ejecución masiva, cuando tras la toma de la Gran Mezquita de La Meca por un grupo revolucionario wahabí se ejecutó a 63 de los asaltantes. Aquel suceso fue el mayor desafío a la Casa de Saúd en toda su historia. Y no venía del exterior, por más que la Revolución Islámica iraní insuflase ánimos a todos los islamistas del momento, sino que fueron jóvenes neowahabíes, crecidos en la abundancia del reino petrolero, los que cuestionaron la legitimidad islámica del régimen. La monarquía saudí, lejos de reconsiderar su ideal mesiánico, abundó en su incipiente liderazgo de una insurgencia sunní en medio mundo. Con frecuencia su acción fue indirecta, mediante la financiación de centros educativos y asistenciales, como las madrasas, que llenaban el hueco dejado por los Estados en descomposición en Asia Central, África y el Mediterráneo. Pero al mismo tiempo se fue consolidando una intervención abiertamente armada mediante peones interpuestos. Fruto de ello fueron los muyahidines afganos, luego la fundación de al-Qaeda y después todo el conglomerado yihadista cuyos tentáculos hoy se llaman ISIS, Boko Haram o Frente al-Nusra, por mencionar a los más mediáticos. La connivencia estadounidense, que conocía y potenciaba la financiación saudí de este entramado, responsable del 11 S, llegó a escandalizar a la propia Hillary Clinton, pero el asunto no pasó de un intercambio de recriminaciones entre agencias estadounidenses al comienzo del primer mandato de Obama.
Aunque las discrepancias nunca se hicieron públicas y la alianza saudí-estadounidense no flaqueó, lo cierto es que los saudíes empezaron a dar alas a otros socios. Por ejemplo a la Unión Europea, que desde 2005 ha venido cobrando protagonismo, sobre todo en los intercambios comerciales. Así lo testimonian los jugosos contratos en infraestructuras y armamento de las empresas españolas, francesas, británicas o alemanas, pagados con clamorosos silencios oficiales sobre la violación sistemática de los derechos humanos en el país de los Saúd. La llegada al trono del rey Salmán hace un año ha acentuado esta estrategia de compra de voluntades a destajo, que incluye a medios de comunicación y diplomáticos de todo el mundo. En 2014 se produjo uno de los sucesos más escandalosos en el de por sí impúdico sistema de Naciones Unidas, cuando Arabia Saudí accedió a su Comité de Derechos Humanos gracias al decisivo apoyo de Gran Bretaña, que así pagaba pingües beneficios en negocios. Por si fuera poco, el semestre pasado los saudíes lograron la presidencia de la comisión encargada de la apertura y seguimiento de informes sobre violaciones de derechos humanos. ¿Puede el país que más viola los derechos humanos vigilar las violaciones de derechos humanos en nombre de la humanidad? La degradación de las instituciones internacionales no conoce límites.
 
Arabia Saudí es una olla a presión
Hay también una clave interna en la elección del 2 de enero para la ejecución masiva de estos 47 “terroristas”, según los ha denominado el régimen: la reciente aplicación de draconianas medidas de austeridad. El pasado 28 de diciembre se anunció que desde el día siguiente el precio del petróleo aumentaría un 50% y se recortarían las subvenciones a productos y servicios de primera necesidad. Se calcula que de repente los precios han subido entre un 30% y un 100%, en un país con una tasa de paro superior al 30%. El régimen necesitaba un golpe de efecto, una maniobra de distracción contra cualquier malestar social. El recurso sistemático al cierre de filas nacional ante la amenaza terrorista es un clásico mundial a estas alturas, del que no podían dejar de sacar partido quienes inventaron el terrorismo yihadista.
 
No hay que olvidar tampoco que el fantasma de la amenaza terrorista tiene su particular expresión en la legislación saudí. Según una reforma de 2014, el terrorismo interno consiste en “cualquier acto que atente contra la reputación del Estado”, “dañe el orden público” o “altere la seguridad de la sociedad”. El ministro del Interior, el príncipe heredero Muhammad Bin Nayaf, se ha servido de esta ley para echar la losa del terrorismo sobre cualquier conciencia crítica. Como el popular escritor Turki al-Hamad, una de las voces más corrosivas contra el estamento religioso, que lleva varios años encarcelado sin cargos; o el bloguero Raif Badawi, mentor del foro 'Liberales saudíes libres', condenado a 100 latigazos y diez años de prisión.
 
La obsesión antiiraní de Arabia Saudí pone en peligro a sus aliados
A nivel regional, las ejecuciones de Año Nuevo siguen una tónica saudí no por conocida menos peligrosa: atizar el fuego sectario, que Occidente siempre ve con ojos crédulos, para que se demonice al régimen iraní. Cuatro de los ajusticiados eran chiíes, entre ellos el carismático jeque Nimr Al-Nimr, líder de la revuelta pacífica que en 2011 movilizó a la discriminada comunidad chií de la región oriental de Qatif. No han tardado en producirse disturbios en la zona, a pesar de las llamadas a la resistencia no violenta de la familia del jeque, y réplicas en Bahréin e Irán. Los discursos de Jamenei, el Guía Supremo iraní, y Nasrallah, líder del partido libanés Hezbolá, han caldeado aún más los ánimos. En Teherán los manifestantes asaltaron la Embajada saudí horas después de las ejecuciones; al día siguiente, Arabia Saudí anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Irán (“con el terrorismo iraní”, rezaba el titular del diario global árabe Asharq Al-Awsat). Una zancadilla bien puesta a cualquier atisbo de negociación sobre la guerra siria.
 
Y mientras, arreciaban los bombardeos saudíes sobre Saná, la capital de Yemen. La operación Tormenta Decisiva es el personal experimento militar antiiraní del joven príncipe Muhammad Bin Salmán, heredero del heredero y actual ministro de Defensa, figura neblinosa de la que hasta hace poco ni se conocía la edad. Su estrategia en Yemen va de la mano de Al-Qaeda, y juntos están cercando las zonas bajo control huthi, el grupo rebelde chií supuestamente apoyado por Irán que se hizo con el control del país hace un año. Ante el silencio cómplice de la comunidad internacional, la guerra en Yemen ha logrado en nueve meses que el 80% de la población precise ayuda humanitaria, que no llega.
 
La incendiaria política saudí está poniendo en peligro no solo la estabilidad regional, sino a los más directos aliados del reino. EEUU, decidido a sacar adelante el pacto con Irán, tiene difícil seguir cerrando los ojos al múltiple desafío saudí. En esta ocasión, sus diplomáticos habían recibido garantías de que no se ejecutaría a los chiíes. Y Europa, más decidida que nunca, por su propio interés, a hallar una salida a la guerra en Siria, empieza a dar síntomas de cansancio ante los desmanes saudíes: incluso la ultracomedida diplomacia alemana lo ha dejado entrever últimamente. Hasta ahora el 'leitmotiv' de la “lucha contra el terrorismo” hacía de Arabia Saudí un aliado indispensable. Pero el amigo saudí es ya un claro problema. Falta que lo sea también para las petromonarquías del Golfo, sus más fieles escuderos, que sin embargo han ido tejiendo sus propias redes clientelares internacionales a base de finanzas y poderes en la sombra, y están listas para ir por libre.
 
La huida hacia delante que el régimen practica con el nuevo rey se ha acelerado con la ejecución masiva de Año Nuevo. Los dos herederos, los hombres fuertes del país, están marcando el ritmo de lo que parece el fin de la alianza privilegiada con EEUU. Pero el ritmo consiste en más represión y pobreza en el interior, y más intervencionismo y belicismo en el exterior. Para que algo cambie en Oriente Próximo todo tiene que cambiar en Arabia Saudí. Hasta hace poco hubiera valido con una tímida apertura desde el 'establishment', pero hoy ya nada es posible sin una transformación radical del régimen saudí, para lo que se necesita el concurso tanto interno como externo. Quizá este horizonte no esté tan lejos como quieren creer los hombres del Ibex 35 y nuestra Casa Real, en puertas de un nuevo viaje “de amistad y negocios” a Riad. Si no tarda mucho, la caída del régimen saudí será la siguiente etapa de las revueltas árabes, y el inicio de un verdadero tiempo nuevo en Oriente Próximo.