Cine
Rosa Luxemburgo
Miguel Medina Fernández-Aceytuno -
Miguel Sagaseta
HOJAS
DE DEBATE 1
105
aniversario de los asesinatos de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.
En
estos tiempos de guerra en Europa (y fuera de nuestro continente), Rosa
Luxemburgo es una magnífica película que nos apela a todos y a todas a luchar
firmemente por la paz.
Película de 1986. Bárbara Sukowa, interpretando a Rosa Luxemburgo, obtuvo
en el Festival de Cannes el premio a la mejor actriz. La música a cargo de
Nicolás Economou que incluye la sonata Claro de Luna de Beethoven, la fotografía de Franz
Rath. Margarethe von Trotta es la autora del guión y de la dirección del film.
La cinta comienza con un intenso alegato sobre la vida, desde la
perspectiva del materialismo histórico y la necesidad del proceso
revolucionario (1m.): «toda la historia de la civilización está
basada en decisiones sobre la vida que otros hombres deben seguir y tiene sus
raíces en las condiciones materiales de la vida. Solo un nuevo y doloroso
desarrollo puede traer el cambio.»
La agitación y no las armas es el camino adecuado para los cambios
sociales, defiende Rosa Luxemburgo a lo largo de una vida corta, víctima de
asesinato a los 47 años de edad, ejecutado por los paramilitares -los freikorps–
reclutados por el gobierno socialdemócrata entre los combatientes recién
desmovilizados de la Primera Guerra Mundial, el 15 de enero de 1919. Mantiene
una posición crítica acerca del parlamentarismo y favorable a la lucha obrera
mediante la huelga. Un punto de vista que no comparte el sector mayoritario de
la socialdemocracia alemana. Para este «el parlamento es más importante
que las huelgas y los combates callejeros. El líder de los sindicatos, Legien,
cree que las huelgas son la peor amenaza» (25m. 30s.).
En un memorable discurso ante la militancia del partido, Rosa (26 m. 45 s.)
defiende de manera apasionada los acontecimientos de la revolución de octubre en
Rusia: «el pueblo de Rusia ha estado sojuzgado por siglos. Rusia ha vivido
por siglos bajo el yugo del absolutismo, ¿alguien alguna vez se preguntó
cuántos miles han muerto de hambre o por escorbuto?, ¿cuántos miles de
proletarios han caído en el trabajo, en los campos de batalla?, ¿cuántos niños
han muerto por malnutrición, antes de terminar su primer año de vida? Comparado
con estas víctimas incontables, el dolor del sufrimiento actual resulta
trivial. Antes, la nación sobrevivía y sufría sin esperanza de algo mejor, pero
ahora sabe por lo que muere, por lo que sufre y por lo que lucha. Todos saben
que están participando de la liberación de su pueblo y para beneficios de sus
hijos y sus nietos.»
Rosa Luxemburgo
La biografía de
Rosa Luxemburgo es la de una persona coherente con sus ideas. Es el personaje
central de la película que la describe en detalles concretos, sin abordar el
entorno histórico, centrándose en su pensamiento político, social y humano.
Aspecto fundamental
de su pensamiento es el odio a la guerra y la lucha consecuente por la paz. La
clase obrera odia colectivamente la guerra, pero no la teme individualmente,
mientras que los burgueses, colectivamente celebran la guerra, pero la temen
individualmente.
«¡Es preferible una insurrección que una guerra!» diría
Rosa en otro discurso (32 m.). «La sociedad no puede funcionar
si la producción se detiene por algún tiempo. Que la clase obrera, que es de
dónde se recluta casi exclusivamente para la guerra, debe suspender el trabajo,
para detener a los gobiernos despóticos que solo persiguen sus propios
intereses», añade más tarde.
La película
narra la confrontación de Rosa con la dirección de su partido, en relación a
múltiples aspectos políticos. De este modo, repudia el patriotismo alemán que
defendía “la unidad nacional” del proletariado junto a su burguesía. Rosa
Luxemburgo desarrollará esta tesis junto a Karl Liebknecht, el único diputado
digno que votó en contra de los créditos de guerra. Ambos lo pagaron con sus
propias vidas. “Guerre à la Guerre, Krieg dem Krieg” eran los carteles que
los/las camaradas exponían en el teatro en donde se celebró el Segundo Congreso
Socialista Internacional de Stuttgart.
En otra de sus intervenciones Rosa Luxemburgo señala (56 m.): «Hace poco a muchos de nosotros se nos ha recordado que hemos
tenido 40 años de paz. Se concluyó que marchábamos hacia una época en que
el desarrollo pacífico sería posible. Esta ilusión de crecer en paz se ha
evaporado. Aquellos que recuerdan los 40 años de paz, olvidan las guerras que
han tenido lugar fuera de Europa, ¡y en las que Europa estuvo involucrada! Las
clases que sostienen la amenaza de guerra, son responsables de la construcción
de la locura en mares y fronteras, bajo la excusa de mantener la paz. ¡Y
también los partidos liberales que han renunciado a la supresión de todo
militarismo! Se dice que la lucha es parte de la naturaleza humana. Que no
podemos satisfacer nuestras necesidades sin preocuparnos del peligro de
nuestros vecinos. No estamos de acuerdo, ¡los pueblos pueden y deben vivir en
paz! Los que dominan piensan que tienen el derecho de tomar decisiones,
ignorando a la opinión pública en asuntos tan vitales. Les pregunto: ¿podemos
permitir que una guerra que no queremos sea instigada impunemente? Si se nos
requiere para levantar un arma asesina contra nuestros hermanos franceses o
cualquier otro, gritaremos: ¡No estamos de acuerdo!».
Más adelante diría (1 h. 20 m.): «¿Has escuchado la frase?
¡proletarios de todo el mundo, uníos! Ahora es ¡proletarios uníos en la paz y
degollaos los unos a los otros en la guerra!».
Frente al discurso reformista del
sector mayoritario de la socialdemocracia alemana (44 m.) que afirma: «hemos conseguido más que muchos partidos políticos de otros
países. Tenemos influencia. Ya no trabajamos en la clandestinidad… el número de
votos se ha incrementado en cada elección ¡precisamente por eso tenemos mucho
que perder! Para Rosa eso no cuenta», Rosa responde: « ¿Qué han conseguido?» y añade: «que los sindicatos decidan sin consultar a las masas… ya están
hartas del parlamentarismo. El Partido tiene que estar adelante de los
acontecimientos, no atrás.»
Los oportunistas abogaban –igual que ahora- por una división entre la lucha sindical y la lucha
política. El socialismo era una invocación ritual, como algo ajeno a
las luchas diarias del proletariado en la defensa de sus intereses más
perentorios. Se opuso de manera radical a las ideas reformistas.
En estos
tiempos de guerra en Europa (y fuera de nuestro continente), Rosa Luxemburgo es
una magnífica película que nos apela a todos y a todas a luchar firmemente por
la paz.
Nota. Pueden acceder a la obra completa de Rosa Luxemburgo aquí.
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