lunes, 8 de noviembre de 2021

De Felipe a Sánchez: volver a ser el partido del régimen

 

Pasado el Congreso del PSOE, garantizada su unidad esencial en torno a Sánchez, se han dado una serie de acontecimientos que amenazan con romper el gobierno de coalición y que han llevado a una crisis, una más, en Unidas Podemos.

De Felipe a Sánchez: volver a ser el partido del régimen




Manolo Monereo

El Viejo Topo

8 noviembre, 2021 

 

Algunos, pocos, siempre dijimos que Pedro Sánchez tenía un objetivo claro: ser el Felipe González de la nueva etapa de Felipe VI. El abrazo entre los dos ejemplifica muy bien esto. El PSOE ha sido verdaderamente el partido del régimen, no solo por los años que ha gobernado sino por su capacidad de asegurar un amplio consenso popular reforzando, a la vez, el poder de los que mandan y no se presentan a las elecciones. A esto se le llama centralidad. La presencia también de Pérez Rubalcaba dice mucho de la conexión profunda con la casa de los Borbones y con la operación que llevó a la salida del Rey Emérito. Se ha dicho que las derechas nunca ganan las elecciones; las pierde el PSOE, bien porque una parte de sus votantes pasa a la abstención, bien porque otros votan a formaciones políticas a su izquierda.

Las condiciones de las que partía Pedro Sánchez eran muy singulares: descrédito del bipartidismo, 15M, emergencia y desarrollo de Podemos… Recuperar el Partido Socialista era especialmente complejo y lleno de dificultades. El secretario general de PSOE nunca se podemizó, se mimetizó y se camufló con una orientación más a la izquierda y con una disputa muy dura con el viejo aparato del partido. La imagen de la “troika” de los viejos discípulos de Pepe Blanco —Hernando, López, Sánchez— trabajando juntos de nuevo, expresa muy bien esta parábola de un PSOE que vuelve a su centralidad. La clave ha sido siempre la misma, que el Partido Socialista no tuviese un competidor sólido a su izquierda. Si se observa la trayectoria del Secretario se verá que su línea siempre ha sido la misma, reducir el espacio electoral de Unidas Podemos costase lo que costase. Los intentos de alianza con Ciudadanos y la convocatoria de nuevas elecciones se hicieron con este propósito. Solo cuando no quedaba otra posibilidad, se alió con una UP que ya no tenía la fuerza del pasado.

El Congreso del PSOE en realidad ha sido una convención. Es típico de la forma-partido que progresivamente se va imponiendo en Europa. Los viejos Congresos de las fuerzas de izquierdas van desapareciendo, no hay debates de gestión, el programa político no es otra cosa que un conjunto de eslóganes electorales y las viejas discusiones sobre los estatutos desaparecen ante un liderazgo único, direcciones homogéneas y laminación de las minorías. Asombra la falta de grandeza, la carencia de ideas y la cruel monotonía en torno a un pensamiento único que sigue siendo dominante; para decirlo más claro: ni imaginación y ni principios. La referencia constante a la socialdemocracia nada dice. El tema da para mucho y, desde luego, un debate en serio sobre qué significa aquí y ahora esa vieja posición habría conseguido situar verdaderamente este Congreso más allá de lugares comunes y de significantes vacíos.

Lo que parece haber de fondo, tanto en el PSOE como en UP, es que después del COVID-19 se han acabado las políticas de austeridad y que retorna un nuevo keynesianismo; es decir, que las políticas reformistas en países como España tendrían el apoyo de la Unión Europea. Se pone como ejemplo la Next Generation, los fondos de recuperación. ¿Realmente la UE ha cambiado de política? No lo creo. Lo que sí sabemos —la Comisión lo ha recalcado siempre que ha podido— es que estos fondos son excepcionales y únicos y que las famosas cláusulas de Maastricht están suspendidas temporalmente. Lo lógico sería que la izquierda europea y los gobiernos del Sur de Europa estuviesen luchando en favor de una plataforma común para cambiar estas reglas y realizar políticas realmente keynesianas más allá de las palabras en vez de esperar a ver qué hace el próximo gobierno alemán. La recuperación-milagro llega con dificultades, no solo con la amenaza de inflación sino por el encarecimiento de materias primas, alimentos y energía y, sobre todo, por la ruptura de las cadenas de valor que tienen que ver con las múltiples fracturas de la globalización capitalista.

Pasado el Congreso del PSOE, garantizada su unidad esencial en torno a Sánchez, se han dado una serie de acontecimientos que amenazan con romper el gobierno de coalición y que han llevado a una crisis, una más, en Unidas Podemos. Me refiero a los acuerdos PSOE-PP para desbloquear algunas instituciones del Estado, la sustitución de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como negociadora principal para la reforma laboral y la amenaza de querella criminal contra la presidenta del Congreso por no defender al diputado Alberto Rodríguez. Soy poco dado a las teorías de la conspiración. De que las hay, no tengo duda; simplemente creo que la política real no se puede explicar por ellas. La reafirmación del PSOE como la fuerza central del sistema político lleva implícito asegurar a los grandes poderes económicos que ciertas líneas rojas no se van a sobrepasar. No es casualidad que reforma de pensiones y del mercado laboral están especialmente vigiladas por la Comisión Europea y que son, además, rechazadas de una u otra forma por la gran patronal española.

La ministra Calviño no lo es por casualidad. Sánchez buscó a alguien de confianza para saber siempre los límites de sus políticas. Calviño representa en el gobierno de España a la UE; que gane poder e influencia significa que las demandas de los poderes económicos están siendo atendidas y que la Ministra de Economía va a cumplir con su tarea enérgicamente. La unanimidad de las fuerzas políticas en favor de la Unión Europea está siempre unida a la falta de información y a situar a esta como un simple actor externo. El Reino de España no es un Estado soberano, está obligado a negociar sus políticas con los órganos de la Unión y los Presupuestos Generales del Estado deben ser aprobados previamente por la Comisión. El comisario Gentiloni, que ha acudido en apoyo de la ministra Calviño, lo ha dicho con toda la claridad: nuestro gobierno se ha comprometido a determinadas políticas y si no las cumple, no recibirá los fondos y será sometido a un expediente previo; así de simple.

La decisión de sustituir a la ministra Yolanda Díaz como interlocutora básica en la negociación sobre la reforma laboral es una medida muy pensada de Pedro Sánchez. Tiene que ver con dos asuntos interrelacionados: la derogación —contenido y límites— de las contrarreformas laborales del PP, que como es sabido tienen el rechazo frontal de la patronal y, por otro lado, el excesivo protagonismo de una vicepresidenta que se está convirtiendo en la gran esperanza de una parte significativa de la izquierda y que, según Iván Redondo, puede terminar siendo posible alternativa para presidir el gobierno de España. Se trata, no hace falta subrayarlo, de un conflicto especialmente duro que expresa las nuevas y viejas contradicciones entre el PSOE y UP, y, lo que es más significativo, en la pr

Sánchez juega fuerte. Una ruptura del gobierno en este momento y por este motivo es difícil de explicar a la opinión pública en general y a la izquierda en particular. Ir a elecciones sin presupuestos y sin el maná europeo es, se tarde más o se tarde menos, darles la victoria a las derechas. Luego se debe tratar de otra cosa: ¿cuál? Dirigir el conflicto obligando a UP —y a los sindicatos— a una derogación débil de la reforma laboral del PP y, de paso, erosionar a la ministra en alza; si, además, se fractura Unidas Podemos, mucho mejor. Hipótesis del secretario socialista: que la coalición de izquierdas (UP) no tiene el coraje moral ni la fuerza política para poner en crisis al gobierno y, eventualmente, romper con él.

Yolanda Díaz sabe que está ante un pulso político crucial que llega antes de lo esperado. No puede ceder; entre otras muchas razones, porque esta batalla es la preparatoria de la decisiva, las pensiones. Si algo enseña la experiencia del movimiento obrero organizado es que las batallas del Palacio se ganan fuera, es decir, acudiendo a la opinión pública y negociando con luz y taquígrafos. La fuerza de una tribuna de la plebe siempre fue el apoyo de la ciudadanía, de las clases y familias trabajadoras; ser parte de ellas y nunca aislarse en territorios marcados por los amigos de los poderosos. El conflicto solo está en sus comienzos. Nos jugamos mucho.

Artículo publicado originalmente en Nortes.

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El precio de los alimentos registra aumentos no vistos desde hace una década. [Una razón más para cambiar las relaciones de producción capitalistas basadas en la explotación de unos por otros y sustituirlas por las nuevas relaciones de producción socialistas basadas en la colaboración de unos con otros, pero sin trampas de trompeteos semánticos, ni ecoculicuá y sin ningún las, les, lis, los, lus, claro que, para eso hace falta el despierte y desmodorre de los trabajadores, porque si no, no hacemos nada]

 

El precio de los alimentos registra aumentos no vistos desde hace una década


Por Redcom / Rebelion/ 08.11.2021

El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ha encendido todas las alarma: el coste de los alimentos se ha disparado en el mes de octubre alcanzando su nivel más alto desde el mes de julio de 2011.

El listado, que sigue la evolución mensual de los precios internacionales de la canasta de productos alimenticios, registró el mes pasado una media de 133,2 puntos, un 3% más que en septiembre, y ha seguido su tendencia al alza por tercer mes consecutivo.

La subida concreta del índice fue de un 3,2% respecto a octubre con un alza de los precios mundiales del trigo en un 5%, en un contexto de escasez de las reservas mundiales debido a la disminución de las cosechas en los principales países exportadores, como Canadá, Rusia y los Estados Unidos.

En este sentido, la FAO ha informado este jueves que los precios de los alimentos han alcanzado dígitos inéditos, con un aumento de más del 30% con respecto al año anterior.

Respecto a los aceites vegetales, el índice se ubicó en 184,8 puntos, lo que representa un aumento de más del 9% respecto al mes anterior, y se convirtió en la cifra más alta de todos los tiempos.

El documento FAO señala que, si bien se prevé una producción mundial de cereales récord en 2021, sus existencias mundiales se contraerán en el periodo 2021/22, según las nuevas previsiones del Informe sobre la oferta y la demanda de cereales publicado el jueves.

La producción mundial de cereales prevista para este año se sitúa ahora en 2793 millones de toneladas, es decir, un descenso de 6,7 millones de toneladas desde el anterior informe, debido en gran parte a los recortes en las estimaciones de la producción de trigo en Irán, Turquía y los Estados Unidos, advierte la FAO.

Otra de las alzas registradas fue en el precio de los productos lácteos, cuya media en octubre fue de 120,7 puntos, lo que equivale a un 2,2% por encima del valor de septiembre, y el 15,5% respecto al mismo mes del año pasado.

En este aspecto, solo dos productos mostraron un descenso en sus estadísticas respecto al pasado mes, la carne (112,1 puntos; 0,7 por ciento menos que en septiembre) y el azúcar (119,1 puntos; 1,8 por ciento por debajo del mes previo).

Sin embargo, tanto los productos lácteos como el azúcar mostraron un aumento respecto al año pasado con un 22,1% y más de un 40%, respectivamente.

Este aumento de los precios afecta la situación de los más de 690 millones de personas que padecen hambre en la actualidad, refiere la FAO, sobre todo en países que presentan más dificultades para acceder a los alimentos básicos.

Los precios del petróleo, el mal tiempo y la COVID-19

Luego de leer el último informe de la FAO sobre el aumento histórico en el precio de los alimentos, inevitablemente surge una pregunta: ¿qué es lo que está impulsando actualmente los precios de los alimentos a niveles históricos?

Los factores que impulsan los promedios de los precios de los alimentos internacionalmente son siempre complejos. Los precios de los diferentes productos se incrementan y bajan en función de factores globales, así como de variables específicas a cada producto y a cada región.

Por ejemplo, el incremento del precio del petróleo que se inició en abril del 2020 ha influido en los precios de todos los productos incluidos en el índice de la FAO aumentando los costes de producción y transporte. La falta de mano de obra como resultado de la pandemia de la COVID ha reducido la disponibilidad de trabajadores para cultivar, cosechar, procesar y distribuir alimentos, lo cual es otra de las causas de la subida de los precios de los productos a nivel global.

No se puede afirmar que un producto en concreto haya sido el único responsable del incremento del precio real promedio desde el año 2000. Sin embargo, el índice de los precios de los cultivos de aceite comestible se ha incrementado de forma significativa desde marzo del 2020, impulsado principalmente por el aumento del 16,9% del precio de los aceites vegetales entre 2019 y 2020. Según los informes sobre cultivos de la FAO, esta subida se debe a la creciente demanda del biodiesel y a las desfavorables condiciones climáticas.

Otra de las categorías que más está influyendo en el incremento total del precio de los alimentos es el azúcar. En este caso, de nuevo, las condiciones climáticas desfavorables, entre las que se incluyen los daños producidos por las heladas en Brasil, han reducido la oferta e incrementado los precios.

Aunque los cereales han contribuido en menor medida a la subida de los precios, lo cierto es que su disponibilidad a nivel mundial es particularmente importante para la seguridad alimentaria. El trigo, la cebada, el maíz, el sorgo y el arroz representan más del 50% de la alimentación global, un porcentaje que se incrementa hasta el 80% en los países más pobres. Las reservas de existencias de estos cultivos se llevan reduciendo desde 2017, ya que la demanda supera la oferta. El agotamiento de las reservas ha ayudado a estabilizar los mercados mundiales, pero también ha contribuido a que los precios se hayan incrementado considerablemente desde 2019.

Pero además de estos factores, hay que sumarle la inescrupulosidad de las multinacionales alimenticias que ya han desvelado que están subiendo los precios de los productos: Kraft, Ebro Foods, Deoleo, Nestlé, Unilever y Danone son algunos de los ejemplos.

La presentación de resultados trimestrales ha sido la ocasión para que muchas de estas multinacionales cuenten al mercado que sus planes para mantener las cifras de ingresos pasan por subir los precios.

Ebro Foods, la mayor compañía alimentaria de capital español, reconocía esta semana que está aplicando subidas de precio selectivas, concretamente en arroz (con marcas como BrillanteSOS La Fallera) y en pasta (PanzaniGarofalo), debido a las fuertes subidas de las materias primas.

El líder del aceite de oliva, Deoleo, con marcas como Carbonell Bertolli, apuntó también en la presentación de resultados trimestral que la subida de los precios ha contribuido a que sus cifras de ventas se incrementen un 3%.

También Kaft Heinz, que presentó sus cuentas trimestrales, señalaba a los inversores que sus expectativas para el cierre del ejercicio han mejorado gracias a las subidas de precios que se están aplicando para responder a la inflación de costes. Aparte de las salsas de Kraft Heinz, el grupo elabora Oscar Mayer y Philadelphia, entre otras marcas relevantes.

Anuncios de subidas hasta el 4%

Nestlé, fabricante de Nespresso, Kit Kat Maggi, explicó a los inversores hace dos semanas que mejora sus expectativas para el ejercicio gracias a las subidas de precios en el tercer trimestre, que cifra en el 2,1%.

Más marcada ha sido la subida reconocida por Unilever, la multinacional que elabora la mayonesa Helmann’s o el helado Magnum, que cifra en un 4% el incremento que ha tenido que aplicar a sus productos en el tercer trimestre para compensar la inflación que, según esta compañía, irá a peor el próximo año.

Otro de los grandes, Danone, reconoce en su último informe trimestral que las iniciativas relacionadas con los precios son claves para mantener su rentabilidad.

Y no solo entre los productos elaborados suben los precios. esta semana Fresh Del Monte, uno de los mayores distribuidores estadounidenses de frutas frescas, ha reconocido que no puede seguir absorbiendo los aumentos de costes y que tiene que trasladarlos a los precios.

Fuentes: FAO/Expansión/BBC/TeleSur/

REDCOM

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