¡Necesitamos una nueva huelga general feminista el 8M! Debates en la asamblea de la comisión del 8M de Madrid
El pasado domingo 17 de enero se celebró la
asamblea general de la Comisión 8M de Madrid. A pesar de casi un año de
inactividad por parte de la comisión, fuimos alrededor de 200 compañeras las
que participamos – presencialmente y online–. La razón de esta afluencia es muy
sencilla: frente a la idea de que la pandemia lo ha parado todo, lo cierto es
que la opresión y violencia contra nosotras se han recrudecido de forma extrema
en estos meses. Somos muchas, muchísimas las que entendemos que es urgente acabar
con esta situación retomando la lucha con todas nuestras fuerzas.
El año de la pandemia
recrudece nuestra opresión. ¡Hay que volver a levantar la bandera de la lucha!
Estos meses de pandemia han desenmascarado
cruelmente la catástrofe social provocada por un sistema en el que imperan las
ganancias de un puñado de magnates por encima de todo. Somos las oprimidas
entre los oprimidos sobre quienes más se está descargando el peso para mantener
este orden injusto de cosas: el desempleo, la extensión de la pobreza, ocupamos
los trabajos más precarizados…
A toda esta situación, tenemos que sumar el
aumento galopante de la violencia machista. Encerradas en casa con nuestros
maltratadores, sin recursos y aisladas, el confinamiento ha expuesto a miles de
mujeres a sobrevivir diariamente en una cárcel de opresión. Además, la
explotación sexual en todas sus formas se ha disparado.
Por esto mismo, las compañeras de Libres y
Combativas, el Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria, defendimos
en la asamblea del 8M que tenemos que volver a armarnos con la herramienta más
contundente que poseemos: una huelga general feminista que lo paralice todo. La
huelga es la forma más efectiva de unir nuestras fuerzas en una sola voz. ¡Así
podemos golpear donde más les duele a todos esos explotadores y explotadoras
que se están haciendo de oro a nuestra costa sometiéndonos a una situación
imposible en esta pandemia!
Al igual que nosotras, fueron otras muchas
trabajadoras y jóvenes, las que se expresaron en este sentido. Y es que la
experiencia del 2018 y 2019, deja un balance claro al respecto.
¡Qué nada ni nadie frene
nuestra lucha! Necesitamos un feminismo revolucionario y democrático
A pesar de este ánimo general por retomar la
lucha, la actitud de las responsables de moderar la asamblea, la mayoría de
ellas vinculadas a organizaciones que sostienen al Gobierno, se manifestaron de
manera hostil a la propuesta de la huelga. No sólo eso, sino que elaboraron
toda una estrategia para evitar una discusión genuina y democrática en la
asamblea: se nos dividió en 22 salas virtuales separadas y se argumentó que
para ser efectivas era imposible tener un plenario al uso. No sólo no pudimos
poner en común nuestras opiniones, sino que estas autoerigidas moderadoras
–todas abiertamente contrarias a la huelga– fueron las encargadas de
seleccionar lo más significativo de la discusión en cada sala. Después otras
tres personas que nadie había elegido se juntaron a puerta cerrada para decidir
lo que se “consensuaba”: según ellas el sentir mayoritario era contrario a la
huelga este año.
Esta metodología antidemocrática se combinaba
con argumentos muy perniciosos: “no podemos convocar huelga porque la economía
está muy mal”, “hacer huelga es un privilegio” o que no se puede exigir la
nacionalización de la sanidad privada porque “eso no tiene que ver con las
mujeres». Un completo sinsentido.
Estas ideas y prejuicios dan munición
precisamente a quienes nos oprimen y explotan en el día a día para hacernos
pensar que esto es lo que hay, y que no tenemos posibilidad de cambiar las
cosas. ¿Por qué tenemos que asumir el coste de esta crisis? ¿Por qué tenemos
que quedarnos de brazos cruzados ante esta situación?
Nosotras nos preguntamos: la economía está muy
mal ¿para quién? Mientras la clase trabajadora, y especialmente las mujeres de
nuestra clase, sufrimos una situación deplorable, hay quien vive una realidad
radicalmente distinta. Los grandes empresarios, los banqueros y banqueras, los
especuladores del Ibex 35 están haciendo fabulosos negocios e incrementan sus
riquezas. Además, también planean una ofensiva de austeridad y ataques para
seguir aumentado sus ganancias, como muestra el caso de la reforma de las
pensiones o el incremento de la factura de la luz. La manera de enfrentar esta
situación de clasismo y violencia aberrante no es dar una imagen irreal de
debilidad dando un paso atrás y renunciando a la huelga general que
conquistamos años atrás, sino organizar un movimiento masivo que amplíe
nuestras fuerzas.
Por otro lado, si algo ha vulnerado el derecho a
huelga y perpetuado la situación de semiesclavitud entre los sectores más
precarizados de las mujeres es la política de paz social impuesta por los
dirigentes sindicales y su resignación a asumir el mal menor frente a la
ofensiva de la patronal. La renuncia a la lucha o a ejercer los derechos nunca
fue una ayuda para las capas más oprimidas. Todo lo contrario. La única manera
de romper con el aislamiento a la que las compañeras en condiciones más
precarias o inmigrantes han sido abandonadas por la inacción de los dirigentes
sindicales no es aceptando como irremediable su realidad, sino con el respaldo
y la fuerza del conjunto de la clase trabajadora para defender también sus
derechos. En esa estrategia, retomar la huelga general feminista exigiendo a los
sindicatos convocarla es una pieza clave.
¡Sí tenemos alternativa a
esta catástrofe! Los derechos se conquistan luchando
Este debate se da en un momento en el que Unidas
Podemos dentro del Gobierno ha renunciado a la calle y a las grandes
reivindicaciones bajo el argumento de que no existe “una correlación de fuerzas
favorable”. Siguiendo esta lógica, las compañeras que dirigen la comisión 8M
piensan que es mejor tratar de institucionalizar nuestras demandas. Pensamos
sinceramente que están profundamente equivocadas.
Las compañeras de la comisión 8M no deberían
aceptar la lógica del mal menor, ni dar por buenas las excusas que desde el
Gobierno PSOE-UP se esgrimen para no pasar a la acción decididamente contra
quienes se benefician con nuestra postración. Ninguno de nuestros problemas se
solucionarán en despachos, ni acuerdos institucionales. Tampoco pidiendo
colaboración a las súper ricas que nos explotan –como hacía Irene Montero hace
unos días en la clausura de una “cumbre feminista” de la revista Forbes–.
Cualquier cambio real en nuestras vidas implica enfrentarse abiertamente a la
patronal, la judicatura machista, la jerarquía de la Iglesia Católica o el
lobby proxeneta.
Desde Libres y Combativas, el Sindicato de
Estudiantes e Izquierda Revolucionaria tenemos claro que ahora más que nunca
tenemos que impulsar la fuerza que hemos ganado en las calles sin dar tregua.
Convocaremos huelga general estudiantil para contribuir lo máximo posible a que
este 8M sea un gran día de lucha con millones en pie contra la violencia
machista y el sistema capitalista que la ampara. Un paso más para levantar un
genuino movimiento de combate por nuestra liberación y que sólo podremos
desempeñar armadas con un feminismo revolucionario y anticapitalista, que se
base en nuestra fuerza en las calles y no se deje domesticar ni
institucionalizar. Que sea capaz de poner en jaque al sistema capitalista y su
opresión patriarcal con un programa para transformar la sociedad.
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