sábado, 9 de mayo de 2020

Sobre la información



‘Fake news’, manual de resistencia contra la política de la mentira

El Diario de la Educación
20/03/2019
  • Para defender el derecho democrático a la información necesitamos identificar correctamente las fuentes y asumir la responsabilidad de no difundir noticias falsas. Pero la mejor defensa es contar con editores de prensa honestos y desenmascarar a los líderes políticos que alimentan las falsedades

Pixabay

Habla la gente de las fake news con sorpresa y admiración, en plan: «Oh, cosa curiosa», como si desde que el mundo es mundo el ser humano no se hubiera dedicado, siempre y en todo lugar, a mentir y engañar. A las puertas de la segunda década del siglo XXI nos maravillamos de que los medios difundan información no fiable, vaya por Dios, cuando precisamente las modernas ciencias de la comunicación nacen en el siglo XX para estudiar los cómos y porqués de la manipulación de las masas por el totalitarismo mediante la seducción y el engaño. Ahora se centra en estudiar cómo la tecnología puede complicar más las cosas.

La confluencia de comunicación y cibernética pasa hoy por la llamada inteligencia artificial, que no solamente es un sistema hipercibernético para la gestión de las cosas in absentia humana sino que está concebido para que un observador no pueda identificar la acción maquinal realmente existente tras la apariencia de conducta humana que ofrece el mecanismo. Si seguimos aquí la ley de hierro del pensamiento crítico, “piensa mal y acertarás”, nos daremos cuenta de que el objetivo de la inteligencia artificial no es tanto la gestión de las cosas sin mediación humana operativa sino la simulación de una presencia y acción humana realmente existentes que permita torcer la reacción ante esa apariencia de acuerdo con los intereses de quien la introduce. De modo que menos lobos: las fake news no son más que un leve aperitivo del plato fuerte que nos aguarda en el festín que los poderes piensan darse a costa de la libertad y con factura pasada a los ciudadanos.

Se suele presentar las fake news como un problema periodístico, informativo y comunicacional, cuando no es sino un problema político. De hecho, se traduce erróneamente el concepto: no se trata de “noticias falsas” sino de pseudonoticias engañosas presentadas fraudulentamente con la intención de engañar y desinformar. Y esa intención no nace de entre el público receptor de la información sino desde los núcleos centrales del poder. Es Donald Trump el que empieza a hacer circular la expresión fake news para aludir, torticeramente, a las informaciones desfavorables que sobre él publican los grandes medios periodísticos estadounidenses, desde The New York Times hasta la CNN, y lo hace para tratar de desprestigiarlos o, por lo menos, sembrar dudas sobre su solvencia informativa. La supuesta colusión entre los intereses de Trump y los de Putin durante la campaña electoral de aquel, con acusaciones de injerencias rusas en dinámicas electorales estadounidenses, hace salir a la luz estrategias informativas putinianas basadas en la tergiversación y la confusión. Fake news es, pues, un aspecto reciente de las estrategias de desinformación harto practicadas durante el siglo XX en la comunicación de masas.

Pero la comunicación del siglo XXI es más compleja que la del siglo XX. Lo que Manuel Castells ha llamado “autocomunicación de masas” para aludir al papel proactivo de los ciudadanos en la generación y distribución de información por redes y medios digitales es lo que ha dotado a las fake news promovidas desde el ámbito político de un poder inusitado. Se produce así un efecto perverso de la llamada “alquimia de las multitudes” aludida por Francis Pisani y Dominique Piotet para designar los procesos de acumulación de conocimiento propiciados por la autocomunicación de masas: en lugar de alentarse la promoción del conocimiento se oscurece y deforma la realidad mediada por la información gracias a la misma actuación de quienes deben estar interesados en ejercer su derecho a emitir y recibir información veraz.

Y es ahí cuando aparecen diversas entidades comprometidas con la información democrática, encabezadas por la Unesco, promoviendo campañas de concienciación sobre el riesgo de las fake news. Proponen la educación de la ciudadanía en cuanto a identificación correcta de las fuentes y la fiabilidad de las informaciones, la responsabilidad de no difundir noticias falsas, y el uso inteligente de la comunicación para defender el derecho democrático a la información y su profundización. La Unesco impulsa una amplia e intensa actividad en torno a otro nuevo concepto, alfabetización mediática y digital (MILID, en sus siglas en inglés) cuya actividad concierne a profesionales de la comunicación, educadores, agentes sociales y ciudadanos activos.

Las fake news se encuentran en el centro de la educación y concienciación que la MILID quiere promover, pero el problema es que la educación mediática se da en el seno de la educación general, y esta no solamente produce formación e instrucción sino también analfabetismo funcional: personas que saben leer, pero no entienden lo que leen. Y ahí llegamos a donde se halla la madre del cordero: no es una supuesta capacidad perversamente oculta en las redes sociales o en la dinámica de la autocomunicación de masas donde se halla el caldo de cultivo para la diseminación de falsedades mediante las fake news sino en dos lugares muy concretos: la confluencia de la acción deliberada de poderes políticos, económicos y estratégicos para hurtar a la ciudadanía la información fiable a la que tienen derecho y las defectuosas políticas educativas de los gobiernos y sus consiguientes habilidades educadoras que deben hacer posible el sustrato cognitivo necesario para el ejercicio de la ciudadanía democrática.

Educadores, activistas sociales y profesionales de la comunicación inciden en el campo de acción de las fake news para reparar los perjuicios previamente causados por otros. Pero en Europa tenemos una manera curiosa de actuar: por ejemplo, culpamos a las democracias de la UE de las desgracias de los refugiados que quieren acceder a ella en lugar de a los gobiernos criminales que han convertido sus países en campos de batalla y cementerios; nos escandalizamos alarmados ante el ascenso de fuerzas populistas y fascistas de un modo que parece que su predominio acabe siendo inevitable en lugar de celebrar y ampliar unas democracias fuertes en las que vivir sea ilusionante. No han hecho falta fake news para llegar a esta mentalidad regresiva que se cree progresista y es uno de los más poderosos lastres que impide progresar a un continente que es, hoy por hoy, la más destacada isla de libertad.

No se pidan pues a periodistas, comunicadores, educadores y medios cuentas de las fake news sino busquemos su origen real en el poder y en el dinero. La tarea de educar al público al respecto se le endosa a comunicadores y educadores, pero no son ellos los responsables, simplemente van a ir ahí a reparar los estropicios causados por otros. Así que no se cargue sobre las espaldas de la comunicación lo que debe ir a lomos de otras mulas.

España es un país cuyo panorama comunicacional se caracteriza por una curiosidad: la prensa impresa que se publica es prensa de partido que no se declara como tal. Lo es no sólo porque toma posiciones editoriales e informativas coincidentes con una u otra estrategia partidaria, lo es sobre todo porque es propiedad de los bancos que financian al mismo tiempo las campañas de los distintos partidos y les sostienen económicamente haciéndose cargo de sus deudas.

Periódicos y partidos políticos deben, a la vez, su existencia a las entidades bancarias que les pagan los gastos. Aquí empieza y termina el recorrido de cualquier discusión sobre credibilidad informativa en nuestra sociedad. Elucubrar sobre insidias relacionadas con fake news en ese panorama parece de ingenuos, pero es otra cosa: es el intento de desviar hacia los escenarios digitales de la autocomunicación de masas responsabilidades que corresponden a otros.

Y ello sucede porque esa prensa de partido que cada vez ofrece menor interés al lector avisado halla competencia en unos medios digitales que, por más trapacerías que puedan cometer, nunca llegarán al nivel de descapitalizar casi totalmente unos grupos mediáticos que otrora fueron grandes negocios en aras de delirantes pseudoestrategias audiovisual-financieras.

Algunos medios, precisamente, están llegando con mayor rapidez a cotas de irrelevancia precisamente por reproducir en el ciberespacio la misma fatídica alianza entre poder editorial, poder bancario y poder partidario con menor disimulo y, en algunos casos, manifiesta desfachatez, con el objetivo de cosechar en nichos de público previamente sembrados por otros medios ahora en recesión. El bruto de Trump sale a dar la cara en Twitter y moviliza a sus trolls para forzar a la realidad a doblegarse. Aquí somos más cucos y dejamos que los bancos jugueteen con las astronómicas deudas de los medios a los que desean inclinar.

No es que necesitemos más y mejores educadores en comunicación, que los necesitamos; no es que los periodistas deban contribuir a la alfabetización mediática, que deben; lo que necesitamos es editores de prensa dignos de tal nombre capaces de publicar información independiente. En un país cuya fake new más gorda la promovieron el propio presidente del Gobierno y el ministro del Interior un 11 de marzo de 2004.

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No estamos en ningún nuevo fallo del capitalismo. Estamos (los trabajadores) en manos, en el mejor de los casos, de una nube de intelectuales que serán todo lo intelectuales que quieran, pero que no saben siquiera si la palabra trabajo se escribe con h o sin h. Estamos en la última etápa de funcionamiento del sistema capitalista antes de su extinción para ser sustituido por el nuevo modo de producción socialista (nada que ver con el actual PSOE,nada, que ahora estamos hablando con seriedad), cuya sustitución no se producirá de forma automática ni porque lo diga yo ni porque de aquí a un ratito alcancemos los cielos.De esto hay que entender. De esto tenemos que entender los trabajadores (que somos los que fabricamos el pato, pagamos el pato, la pata y la cama de la pata para que otro pato la patee), cuyo entendimiento lo tenemos que aprender, tanto si queremos como si no queremos. Este entendimiento es el que nos tienen que enseñar tantos lo intelectuales como los dirigentes de izquierdas (cuando los tengamos, que de donde no hay no se puede sacar) porque no puede llegar de forma espontánea, pero claro, antes tienen que entender ellos si la palabra trabajo lleva acento en la k de kilo o en la Q de quien, en función de que el trabajo sea un mamifero o un cacho de adoquin, que no sea ni de izquierdas ni de derechas sino eco transversal en plan bien, que esa es otra


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Lo que sigue a continuación es un fragmento de mi libro en preparación La Crisis de 2008. Apuntes para la Nueva Revolución Social que hay qu etomar como base para la crítica del artículo que se reporduce a continuación de dicho fragmento.

-Nota. Analizando la expresión g´= p´ / o´ + 1 [6] que aparece al final de este fragmento, para lo que previamente hay que leer y comprender, y desde luego ser trabajador y tener conciencia de tal, se disipan todas las dudas de si estamos en un fallo, semi fallo, medio fallo o fallo total del capitalismo. 

(fragmento)

Funcionamiento, crisis y proceso de extinción

17.-) El modo de producción capitalista que estudia y critica Marx en El Capital representa un concepto abstracto de una determinada forma histórica de producción. La concepción abstracta del modo de producción capitalista, como todas las abstracciones, constituyen un instrumento intelectual que únicamente tiene validez para el conocimiento teórico, e este caso concreto para el conocimiento del funcionamiento del capitalismo, por tanto, solamente se consideran sus elementos esenciales fundamentales en su estado puro que en la práctica no se dan con esa pureza considerada.  

El capitalismo en su sentido práctico y real presenta numerosas formas que no pueden ser estudiadas atendiendo a las características especificas que presenta cada caso específico para reunirlas en un libro, por la sencilla razón de que son miles y cientos de miles los casos que se podrían presentar, y por ello se tiene que recurrir al concepto abstracto, que es el que reúne los esencial  que está presente en todos y cada uno de los casos particulares  sin considerar las formas concretas, que por ser concretas tienen que ser tratadas mediante un concepto concreto, cual es el de formación social, que es el que considera todas y cada una de las características específicas concretas de cada forma capitalista en cada lugar y tiempo concretos atendiendo a todas las peculiaridades particulares que se dan en cada caso del que se trate, como veremos al tratar el caso específico de la formación social en Aragón en el año 1994.

18.-) El capitalismo ha venido cambiando en cuanto a sus formas desde las más elementales entre los siglos XV al XVIII con el capitalismo comercial hasta las más complejas como la del capitalismo financiero que alcanza su máximo desarrollo con la crisis de 2008, momento que adquiere la nueva y definitiva forma: el fascismo financiero antes de su extinción histórica.

19.-) El concepto abstracto que representa a cualquier forma de producción capitalista sin ninguna excepción es el de proceso de producción P que queda representado en la siguiente expresión:
D – M … P … M´ - D´   [2]

20.-) El modo de producción capitalista que estudia y critica Marx en El Capital representa un concepto abstracto de una determinada forma histórica de producción. La concepción abstracta del modo de producción capitalista, como todas las abstracciones, constituyen un instrumento intelectual que únicamente tiene validez para el conocimiento teórico, e este caso concreto para el conocimiento del funcionamiento del capitalismo, por tanto, solamente se consideran sus elementos esenciales fundamentales en su estado puro que en la práctica no se dan con esa pureza considerada.  

21.-) El capitalismo en su sentido práctico y real presenta numerosas formas que no pueden ser estudiadas una por una para reunirlas en un libro atendiendo a todos los casos particulares posibles porque estos pueden ser miles y decenas de miles, por tanto hay que recurrir a su concepto abstracto, a lo que necesariamente tiene en común cualquier forma capitalista.

22.-) El capitalismo ha venido cambiando en cuanto a sus formas desde las más elementales entre los siglos XV al XVIII con el capitalismo comercial hasta las más complejas como la del capitalismo financiero que alcanza su máximo desarrollo con la crisis de 2008, momento que adquiere la nueva y definitiva forma: el fascismo financiero antes de su extinción histórica.

23.-) La esencia del capitalismo consiste en hacer crecer los capitales invertidos, Dios único, entero y verdadero, del capitalista ante cuya deidad todo, sin excepción; Dios, Patria y Rey, llegado el caso, quedan postrados y doblegados. 

24.-) Esa función de hacer crecer los capitales la realiza el capitalista a través de la expresión [2], en la que D simboliza el capital uncialmente invertido; M, la mercancía que compra el capitalista con dicho dinero; P, el proceso de producción al que somete el capitalista la mercancía M para transformarla en una nueva mercancía (producto terminado) que llevará al mercado (venta)  para cambiarla por el dinero .

25.-) La condición que inexcusablemente tiene que cumplir el proceso de producción P representado en la expresión [1] es que el dinero D´ que obtiene el capitalista en el mercado al vender la mercancía M´ sea mayor que el dinero inicialmente invertido D, es decir, que crezca el capital que es la función del capitalismo, puesto que si no lo hace el capitalista no invertirá.

26.-) Para el capitalista, en cuanto tal, todo lo que hace queda referido al dinero, al capital, a fin de hacerlo crecer, y para ello todo cuanto maneja tiene la consideración de mercancías, objetos,.  Así, tan mercancía es para él las dos máquinas que compra con el dinero como la cantidad del mismo que invierte en materias primas, edificios, instalaciones, suministros, servicios exteriores, etc, o lo que gasta en el pago de salarios. La única diferenciación que hace en cuanto a la naturaleza de los gastos (inversiones) que realiza a fin de  determinar la incidencia que cada uno de ellos tienen en el crecimiento de sus capitales con el objeto de encontrar la combinación óptima entre dichos gastos para obtener la mayor tasa de guanacia posible. De esta manera establece dos grandes grupos de gasto en función de la naturaleza de lso mismo, denominando capital fijo C a todo lo que no sean salarios que denominará capital variable V.

27.-) Siguiendo la expresión [2] vemos que con el dinero inicial D el capitalista lo invierte en la compra de la mercancía M, que como acabamos de ver está compuesto por la suma del capital fijo C y el capital variable V (M = C + V), cuya mercancía M será sometida al proceso productivo P, que es puesto en marcha y  mantienen en movimientos por los asalariados, para obtener una nueva mercancía (producto terminado) que será llevada al mercado (vendida) para intercambiarla por el dinero D`.

28.-) Realizado este proceso productivo P el capitalista realizará una serie de cálculos a fin de determinar no sólo cuánto ha crecido el capital invertido (dinero D) sino también la incidencia que han tenido en ese crecimiento los diferentes elementos que en el mismo han intervenido. En primer lugar verá la cantidad en la que ha crecido su capital, lo que obtendrá restando del dinero D´ obtenido en el mercado por la venta de la mercancía M el dinero inicial D invertido:
D´ - D = PV    [3]

29.-) Vemos que la cantidad en la que ha crecido el capital (dinero inicial D invertido) es PV, a la que se denomina plusvalía PV [ [1]] , de la que una parte la dedicará a recuperar todo el dinero inicial D´ invertido y otra parte a reproducir otro nuevo proceso de producción P.

30.-) Relacionando la plusvalía PV obtenida con el dinero inicial  D´ invertido obtendrá la tasa de ganancia g´ lograda:
PV / D = g´   [4]

31.-) Es evidente que mientras la tasa de ganancia g´ sea lo suficientemente elevado como para permitirle al capitalista el crecimiento de sus capitales continuará invirtiendo para hacer crecer sus capitales de forma indefinida, que ya hemos visto que era su único objetivo, y que por el contrario, dejará de hacerlo cuando la tasa de ganancia g´ no sea lo suficientemente elevada como para hacer crecer sus capitales al nivel que él necesita aparecerá la crisis, que al generalizarse en todo el sistema productivo capitalista. Crisis que se transformará  en crisis del sistema capitalista cuando alcance un determinado nivel de generalización dentro del sistema de producción capitalista.

32.-)  El origen de todas las crisis del sistema capitalista en encuentra en la bajada de la tasa de ganancia g´, es decir, cuando esta no alcanza el volumen necesario  que permita el crecimientos de los capitales invertidos según el nivel de necesidades de los capitales invertidos. Y, en consecuencia, se da por superada la crisis capitalista cuando nuevamente se logra elevar la tasa de ganancia de modo que los capitales invertidos crezcan al nivel necesario en cada momento.

33.-) Sustituyendo D en la expresión PV / D = g´   [4] por la suma de los elementos que la componen, que ya hemos visto que eran  C + V, se obtiene otra expresión equivalente a la primera:
PV / C + V = g´   [5]

34.-) Si todos los términos de la expresión anterior se relacionan con el capital variable V (gastos en salarios) por estar presente en todos ellos se obtiene una nueva expresión:

g´ = (PV / V) / (C / V + V / V)

Que simplificándola queda en la siguiente:

g´= p´/ o´+ 1    [6]
En cuya expresión vemos que:

p´= tasa de la plusvalía PV (PV / V).   [7]
o´ = composición orgánica del capital (C/ V).  [8]
V / V = 1  [9]



[[1] ] Marx y Engels crearon la doctrina de la plusvalía,  tomándola como base demostraron la ineluctable transición del capitalismo al socialismo. Historia de la Filosofía, tomo II. Progreso, Moscú, 1978, pág. 11. Traducción del ruso por Arnaldo Azzati.

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«Estamos ante otro fallo masivo y colosal del capitalismo»

 
rebelión
24.04.2020 

 Fuentes: EFE 

Para el filósofo y lingüista Noam Chomsky, la primera gran lección de la actual pandemia es que estamos ante “otro fallo masivo y colosal de la versión neoliberal del capitalismo”, que en el caso de Estados Unidos está agravado por la naturaleza de los “bufones sociópatas que manejan el Gobierno” liderado por Donald Trump.

Desde su casa de Tucson (Arizona) y lejos de su despacho en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), desde el que cambió para siempre el campo de la lingüística, Chomsky repasa en una entrevista con Efe las consecuencias de un virus que deja claro que los gobiernos están siendo “el problema y no la solución”.

—¿Qué lecciones positivas podemos extraer de la pandemia?

—La primera lección es que estamos ante otro fallo masivo y colosal de la versión neoliberal del capitalismo. Si no aprendemos eso, la próxima vez que pase algo parecido va a ser peor. Es obvio después de lo que ocurrió tras la epidemia del SARS en 2003. Los científicos sabían que vendrían otras pandemias, probablemente de la variedad del coronavirus. Hubiese sido posible prepararse en aquel punto y abordarlo como se hace con la gripe. Pero no se ha hecho.

Las farmacéuticas tenían recursos y son superricas, pero no lo hacen porque los mercados dicen que no hay beneficios en prepararse para una catástrofe a la vuelta de la esquina. Y luego viene el martillo neoliberal. Los Gobiernos no pueden hacer nada. Están siendo el problema y no la solución.

Estados Unidos es una catástrofe por el juego que se traen en Washington. Saben cómo culpar a todo el mundo excepto a ellos mismos, a pesar de que son los responsables. Somos ahora el epicentro, en un país que es tan disfuncional que ni siquiera puede proveer de información sobre la infección a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

—¿Qué opina de la gestión de la administración Trump?

—La manera en la que esto se ha desarrollado es surrealista. En febrero la pandemia estaba ya haciendo estragos, todo el mundo en Estados Unidos lo reconocía. Justo en febrero, Trump presenta unos presupuestos que merece la pena mirar. Recortes en el Centro de Prevención y Control de Enfermedades y en otras partes relacionadas con la salud. Hizo recortes en medio de una pandemia e incrementó la financiación de las industrias de energía fósil, el gasto militar, el famoso muro…

Todo eso te dice algo de la naturaleza de los bufones sociópatas que manejan el Gobierno y que el país está sufriendo. Ahora buscan desesperadamente culpar a alguien. Culpan a China, a la OMS… y lo que han hecho con la OMS es realmente criminal. ¿Dejar de financiarla? ¿Qué significa eso? La OMS trabaja en todo el mundo, principalmente en países pobres, con temas relacionados con la diarrea, la maternidad… ¿Entonces qué están diciendo? “Vale, matemos a un montón de gente en el sur porque quizás eso nos ayude con nuestras perspectivas electorales”. Eso es un mundo de sociópatas.

—Trump empezó negando la crisis, dijo incluso que era un bulo demócrata… ¿Puede ser esta la primera vez que a Trump le han vencido los hechos?

—A Trump hay que concederle un mérito… Es probablemente el hombre más seguro de sí mismo que ha existido nunca. Es capaz de sostener un cartel que dice “os amo, soy vuestro salvador, confiad en mí porque trabajo día y noche para vosotros” y con la otra mano apuñalarte en la espalda. Es así cómo se relaciona con sus votantes, que lo adoran independientemente de lo que haga. Y recibe ayuda por un fenómeno mediático conformado por Fox NewsRush LimbaughBreitbart… que son los únicos medios que miran los republicanos.

Si Trump dice un día “es solo una gripe, olvidaos de ella”, ellos dirán que sí, que es una gripe y que hay que olvidarse. Si al día siguiente dice que es una pandemia terrible y que él fue el primero en darse cuenta, lo gritarán al unísono y dirán que es la mejor persona de la historia.

A la vez, él mismo mira Fox News por las mañanas y decide qué se supone que tiene que decir. Es un fenómeno asombroso. Rupert Murdoch, Limbaugh y los sociópatas de la Casa Blanca están llevando el país a la destrucción.

—¿Puede esta pandemia cambiar la manera en la que nos relacionamos con la naturaleza?

—Eso depende de la gente joven. Depende de cómo la población mundial reaccione. Esto nos podría llevar a estados altamente autoritarios y represivos que expandan el manual neoliberal incluso más que ahora. Recuerde: la clase capitalista no cede. Piden más financiación para los combustibles fósiles, destruyen las regulaciones que ofrecen algo de protección… En medio de la pandemia en EE.UU. se han eliminado normas que restringían la emisión de mercurio y otros contaminantes… Eso significa matar a más niños estadounidenses, destruir el medio ambiente. No paran. Y si no hay contrafuerzas, es el mundo que nos quedará.

—¿Cómo queda el mapa de poder en términos geopolíticos despúes de la pandemia?

—Lo que está pasando a nivel internacional es bastante chocante. Está eso que llaman la Unión Europea. Escuchamos la palabra “unión”. Vale, mira Alemania, que está gestionando la crisis muy bien… En Italia la crisis es aguda… ¿Están recibiendo ayuda de Alemania? Afortunadamente están recibiendo ayuda, pero de una “superpotencia” como Cuba, que está mandando médicos. O China, que envía material y ayuda. Pero no reciben asistencia de los países ricos de la Unión Europea. Eso dice algo…

El único país que ha demostrado un internacionalismo genuino ha sido Cuba, que ha estado siempre bajo estrangulación económica por parte de EE.UU. y por algún milagro han sobrevivido para seguir mostrándole al mundo lo que es el internacionalismo. Pero esto no lo puedes decir en EE.UU. porque lo que has de hacer es culparles de violaciones de los derechos humanos. De hecho, las peores violaciones de derechos humanos tienen lugar al sudeste de Cuba, en un lugar llamado Guantánamo que Estados Unidos tomó a punta de pistola y se niega a devolver.

Una persona educada y obediente se supone que tiene que culpar a China, invocar el “peligro amarillo” y decir que los chinos vienen a destruirnos, nosotros somos maravillosos.

Hay una llamada al internacionalismo progresista con la coalición que empezó Bernie Sanders en Estados Unidos o Varoufakis en Europa. Traen elementos progresistas para contrarrestar el movimiento reaccionario que se ha forjado desde la Casa Blanca (…) de la mano de Estados brutales de Oriente Medio, Israel (…) o con gente como Orban o Salvini, cuyo disfrute en la vida es asegurarse de que la gente que huye desesperadamente de África se ahoga en el Mediterráneo.
Pones todo ese “reaccionarismo” internacional en un lado y la pregunta es… ¿serán contrarrestados? Y solo veo esperanza en lo que ha construido Bernie Sanders.

—Que ha perdido…

—Se dice comúnmente que la campaña de Sanders fue un fracaso. Pero eso es un error total. Ha sido un enorme éxito. Sanders ha conseguido cambiar el ámbito de la discusión y la política y cosas muy importantes que no se podían mencionar hace un par de años ahora están en el centro de discusión, como el Green New Deal, esencial para la supervivencia.

No le han financiado los ricos, no ha tenido apoyo de los medios… El aparato del partido ha tenido que manipular para evitar que ganase la nominación. De la misma manera que en Reino Unido el ala derecha del Partido Laborista ha destruido a Corbyn, que estaba democratizando el partido en una manera que no podían soportar.

Estaban dispuestos hasta a perder las elecciones. Hemos visto mucho de eso en EE.UU., pero el movimiento permanece. Es popular. Está creciendo, son nuevos… Hay movimientos comparables en Europa, pueden marcar la diferencia.

—¿Qué cree que pasará con la globalización tal y como la conocemos?

—No hay nada malo con la globalización. Está bien ir de viaje a España, por ejemplo. La pregunta es qué forma de globalización. La que se ha desarrollado ha sido bajo el neoliberalismo. Es la que han diseñado. Ha enriquecido a los más ricos y existe un enorme poder en manos de corporaciones y monopolios. También ha llevado a una forma muy frágil de economía, basada en un modelo de negocio de la eficiencia, haciendo las cosas al menor costo posible. Ese razonamiento te lleva a que los hospitales no tengan ciertas cosas porque no son eficientes, por ejemplo.

Ahora el frágil sistema construido está colapsando porque no puede lidiar con algo que ha salido mal. Cuando diseñas un sistema frágil y centralizas la manufacturación y la producción solo en un lugar como China… Mira Apple. Hace enormes beneficios, de los que pocos se quedan en China o en Taiwán. La mayor parte de su negocio va a parar a donde probablemente han puesto una oficina del tamaño de mi estudio, en Irlanda, para pagar pocos impuestos en un paraíso fiscal.

¿Cómo es que pueden esconder dinero en paraísos fiscales? ¿Es eso parte de la ley natural? No. De hecho en Estados Unidos, hasta Reagan, era algo ilegal. Igual que las compraventas de acciones. (…) ¿Eran necesarias? Lo legalizó Reagan.

Todo ha sido diseñado, son decisiones… que tienen consecuencias que hemos visto a lo largo de los años y una de las razones por las que encuentras lo que se ha mal llamado “populismo”. Mucha gente estaba enfadada, resentida y odiaba al gobierno de forma justificada. Eso ha sido un terreno fértil para demagogos que podían decir: soy tu salvador y los inmigrantes esto y lo otro.

—¿Cree que, tras la pandemia, Estados Unidos estará más cerca de una sanidad universal y gratuita?

—Es muy interesante ver esa discusión. Los programas de Sanders, por ejemplo, sanidad universal, tasas universitarias gratuitas… Lo critican en todo el espectro -ideológico-. Las críticas más interesantes vienen de la izquierda. Los columnistas más liberales del New York TimesCNN y todos ellos… Dicen que son buenas ideas, pero no para los estadounidenses.

La sanidad universal está en todas partes. En toda Europa de una forma u otra. En países pobres como Brasil, México… ¿Y la educación universitaria gratuita? En todas partes… Finlandia, Alemania, México… en todos lados. Así que lo que dicen los críticos en la izquierda es que Estados Unidos es una sociedad tan atrasada que no se puede poner a la altura del resto del mundo. Y te dice bastante de la naturaleza, la cultura y de la sociedad.

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