Lucha
sin clases: ¿por qué el proletariado no resurge en el proceso de crisis
capitalista?
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Bibliografía
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Postone, Moishe (2003): Zeit, Arbeit und gesellschaftliche
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Thompson,
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5 al 7 de noviembre 2007 www.krisis.org/2007/la-crisis-del-trabajo-abstracto-es-la-crisis-del-capitalismo
van der Linden,
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en Fantômas, Nº 4, 2003, pp. 30-34.
El presente
trabajo es la traducción de un artículo publicado en el número 30 de la
revista Krisis en el año 2006 (www.krisis.org/2006/kampf-ohne-klassen). Para esta traducción destinada a Herramienta, aquél artículo
ha sido repasado y modificado parcialmente por el autor. Es de recalcar, que el
texto se refiere al discurso marxista en Alemania y en Europa, donde el
concepto de la lucha de clases había perdido importancia por casi veinte años,
para luego resurgir parcialmente en la primera década del nuevo siglo. El texto
se enfrenta a esta tendencia y aboga por una redefinición de la crítica
anticapitalista más allá de aquel enfoque tradicional. [Traducción al
castellano: Mariano Campos, Facundo Martín, Dora de la Vega y Norbert Trenkle].
[3] Véase Trenkle (2005). Hablo de
una especie de metafísica, porque el concepto de la lucha de clases desde
siempre se funda en la construcción teórica esencialista (y en cierto modo
idealista) de una unidad sustancial de clase, antepuesta a todo análisis
empírico. La expresión filosófica más elaborada de esta construcción se
encuentra en el famoso texto de Georg Lukács “La cosificación y la conciencia
del proletariado” (1922), donde inventa el concepto de la “clase en sí” y la
“clase para sí” para explicar por qué no tuvo lugar la revolución mundial. Más
abajo retomaré esta crítica. Por el momento quiero recalcar solamente que los
teóricos de clase modernos como Holloway o Hardt/Negri, que aunque en
muchos aspectos se hayan desprendido del marxismo tradicional y sobre todo del
marxismo ortodoxo leninista, arrastran consigo inconscientemente aquel concepto
de clase metafísico.
[5] En otro texto expliqué este
aspecto más detalladamente: “El trabajo abstracto es el principio central de
organización y dominación de la sociedad capitalista. Lo afirmamos no sólo por
el hecho de que la realización del capital depende de la aplicación de la
fuerza de trabajo vivo en el proceso de producción, sino por una razón más fundamental:
el trabajo abstracto constituye y confiere la síntesis de la sociedad
capitalista. Puesto que ésta, en esencia, es una sociedad productora de
mercancías y, por lo tanto, una sociedad en la cual los seres humanos
establecen sus relaciones sociales a través de la forma de mercancías y dinero.
Pero dado que una mercancía, considerada desde su aspecto de valor de cambio,
no es otra cosa que portadora de valor -o sea de “trabajo muerto”- la
mediación o transmisión social conferida a través de mercancías es idéntica a
la mediación o transmisión a través del trabajo abstracto. La expresión
más directa y evidente de esto es la obligatoriedad generalizada de tener que
vender la propia fuerza de trabajo para poder sobrevivir. Por lo tanto uno
mismo debe convertirse en mercancía para, a través de la compra de los bienes
de consumo, tener acceso a la riqueza de la sociedad . La síntesis o mediación
social a través de mercancías y trabajo es, en esencia, mediación
cosificada. Es decir: las relaciones sociales (relaciones entre seres
humanos) se establecen por medio de las cosas (mercancías) y asumen de
esta manera una forma totalmente demencial. En cierta forma, las cosas
comunican sobre cómo deben vivir los seres humanos. O dicho de otro modo: en la
sociedad capitalista, los productos del trabajo humano adquieren vida
propia y se presentan ante las personas como configuración de coacciones
aparentemente ajenas. Para este estado de cosas, Marx acuñó la famosa expresión
de fetichismo de la mercancía” (Trenkle, 2007, p. 1) Véase
también al respecto Postone (2003, en especial pp. 229-245 [trad. cast., pp.
233-247]).
[7] El abate Emmanuel Joseph
Sieyés (1748-1836), en las vísperas de la Revolución Francesa, escribió un
folleto titulado”¿Qué es el Tercer Estado?”, que alcanzó una gran resonancia.
En las primeras líneas, al explicar su contenido, expresó: “El plan de este
escrito es bastante simple. Tenemos que hacernos tres preguntas: 1º) ¿Qué es el
tercer estado? Todo. 2º) Qué ha sido hasta ahora en el orden político? Nada.
3º) ¿Qué pide? Llegar a ser algo”.http://www.enciclopediadelapolitica.org/Default.aspx?i=&por=e&idind=623&termino=
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