sábado, 31 de octubre de 2020

En el Pacto de Toledo (vamos a llamarle robo de pensiones a la toledana que viene más al caso) no es que ahora se haya puesto de acuerdo la derecha y la izquierda, sino que la derecha tradicional y así reconocida socialmente va a lo suyo (digamos para entendernos, que tiene que explotar cada vez más al trabajador) y la izquierda (que también podemos decir que son seis tres veces dos) que se llama como se quiera llamar, pero que en la práctica hace los mismo que la derecha, de modo que mona mía, vístete como quieras vestirte que mona eras y mona te quedas, te vistas como te vistas o salga el sol por donde quiera, mona querida, que ya no me engañas más, lagarta, que eso es lo que eres tú mona de mi alma, una lagarta. Las reformas (que para que cada cual no tire por su lado y sepamos de lo que hablamos le vamos a llamarlas pan, o sea, por su nombre, y así, fueron contra reformas o un robe legal de estos de un verbo robar corriente y moliente a los trabajadores) de las pensiones para hacer que del dinero de los trabajadores los trabajadores cada vez recibieran menos de 2011 y 2013 las realizaron los jefes del PSOE y del PP, o sea, que da lo mismo decir leche que caldo teta. Cosa buena y por ello cosa a celebrar es que COESPE (los jubilatas organizados) además de decir NO AL PACTO DE TOLEDO han fundamentado y expuesto los motivos, razonadamente, en los que fundamentaban la negativa. Con ser esto importante, lo es más que los mismo jubilatas planteen que hay que seguir haciendo cosas. ¿Y cuáles son esas cosas que hay que hacer? Vamos a darle a la mollera todos y cada uno de nosotros, pero mirando al suelo, sin subirnos a la parra ni a las nubes, o sea, mirando a los problemas reales que tenemos, y ya verán la polvareda que levanta las cosas que se nos ocurran que pueden ser hechas.

 

Acerca de las recomendaciones del Pacto de Toledo

Debemos dar una respuesta a estas recomendaciones



Por Yay@Flautas Cartagena

KAOSENLARED

30 Oct, 2020

 

COMUNICADO SOBRE LAS RECOMENDACIONES DEL PACTO DE TOLEDO

 29 de octubre de 2020

 El pasado 27 de este mes se presentaron las nuevas recomendaciones del Pacto de Toledo, que sustituirán a las anteriores. Parece que las dificultades ideológicas, que existían hace unos meses, desaparecieron. Partidos como el Partido Popular, Ciudadanos y otros, defensores al máximo de la economía neoliberal y de privatizar todos los servicios públicos para hacer negocio, incluidas las pensiones, han aceptado.

Los y las pensionistas somos mayores, pero no somos tontos ni tontas y nos preguntamos, ¿Dónde ESTÁ LA TRAMPA? ¿Por qué es aceptado por la derecha y por la izquierda? ¿Quién pierde y quién gana? ¿El mundo empresarial y financiero o los trabajadores y trabajadoras?

UNIDAD COESPE, que defiende el sistema público de pensiones, de reparto y solidario, universal y de pensiones dignas para todas las personas, en contra de quien quiere privatizarla con planes privados, RECHAZA ESTE PACTO DE TOLEDO, por las siguientes razones:

1º.- Admitimos que hay recomendaciones positivas, como la lucha contra el fraude, o el reconocimiento de que NO HAY DÉFICIT EN LA SEGURIDAD SOCIAL. Sorprendente, después de años de campañas en los medios de comunicación para atemorizarnos por la quiebra del sistema y suscribir planes privados. Es más, HABRÍA SUPERÁVIT si los Gobiernos no hubiesen pagado gastos con cotizaciones sociales que no les correspondían.

2º.- LA REVALORIZACIÓN SEGÚN EL COSTE DE LA VIDA O IPC, NO QUEDA ASEGURADA. Primero, porque al NO recomendar que se incluya en la Constitución Española con la protección de un derecho fundamental, cualquier Gobierno puede derogar una posible ley que lo aprobase. Segundo, en la misma recomendación, dice que “constata que este mecanismo de revalorización no goza del suficiente consenso político y social” y remiten a la recomendación anterior, del 2011, en la que se admite otros índices diferentes, y no solo el IPC.

3º.- NINGUNA RECOMENDACIÓN ABOGA POR LA DEROGACIÓN DE LAS REFORMAS DE LAS PENSIONES DE 2011 (gobierno del PSOE) y 2013 (gobierno del PP). Ni el plan de sostenibilidad, por el que disminuyen las pensiones según la esperanza de vida, ni el cómputo de 15 a 25 años para calcular la pensión, o alargar la vida laboral.

4º.- Mantiene ALARGAR LA VIDA LABORAL de 65 a 67 años y fomentar voluntariamente seguir trabajando después de cumplir la edad legal de jubilación. Incomprensible, no es de sentido común, porque hay en España un 42% de paro juvenil y 300.000 jóvenes que han tenido que emigrar por no encontrar un puesto de trabajo.

5º.- NO RECOMIENDA UNA CUANTÍA PARA LAS PENSIONES MÍNIMAS. Más de un tercio de las pensiones no llegan al umbral de la pobreza y más de la mitad no alcanzan el salario mínimo actual de 950 €/mes. Reivindicamos que la pensión mínima sea igual al salario mínimo y éste sea lo que indica la Carta Social Europea, 1.084 €/mes y 14 pagas al año.

6º.- NO CONTEMPLA LA REALIDAD LABORAL DEL PAÍS, con contratos precarios y salarios muy bajos que no cotizan como debían hacerlo. Un 12,3 % de las personas con empleo no superan el umbral de la pobreza.

 7º.- INTRODUCE LOS PLANES DE PENSIONES PRIVADOS EN EL SISTEMA PÚBLICO, a través de unos planes de empresa acordados en convenios colectivos y por tanto, con el beneplácito de los sindicatos CCOO y UGT que tienen a su vez parte en estos planes privados de pensiones de empresa. Eso es lo que buscan los bancos y aseguradoras, el Banco Central de la Unión Europea, el Banco Mundial, etc., para que estos fondos los gestionen ellos como fondos de inversión. Es el primer paso para implantar LA MOCHILA AUSTRÍACA.

8º.- NO QUEDAN CLARAS ALGUNAS CUESTIONES COMO LAS PENSIONES DE VIUDEDAD O LAS PERSONAS AUTÓNOMAS.

9º.- La Comisión del Pacto de Toledo NO HA LLAMADO NUNCA a nuestra organización a exponer nuestro punto de vista, como lo han hecho los agentes sociales. A pesar de haber conseguido movilizar a cientos de miles de personas por unas pensiones dignas para todas y todos. Alguna vez nos tendremos que sentar con los y las congresistas para hablar de pensiones.

En resumen, ya vemos donde está la TRAMPA. Todo sigue igual: 5 años de comisión para apenas innovar casi nada. Unas recomendaciones ambiguas que lo mismo valen para un roto que para un descosido. Los y las pensionistas de UNIDAD COESPE RECHAZAMOS EL PACTO DE TOLEDO porque favorecerá a quienes quieren privatizar las pensiones y hacerse con el botín de las pensiones públicas, y perjudicará a quienes viven solamente de su pensión pública.

NUESTRA LUCHA HA CONSEGUIDO COSAS POSITIVAS Y HA SIDO ÚTIL. VAMOS A CONTINUAR. Porque, queremos una sociedad más justa y armoniosa, y porque……

¡¡GOBIERNE QUIEN GOBIERNE, LAS PENSIONES PÚBLICAS SE DEFIENDEN!!

 

Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones

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¿Sabe usted por qué le paro? | José Mota

viernes, 30 de octubre de 2020

Continúan protestas en rechazo a la brutalidad policial en EE.UU.

Yo no sé si esto es verdad o no, pero solo con que se haga un v{ideo como este tendría que dar pie a meter a la cárcel a la manada de bestias criminales que nos dirigen, enriqueciéndose con lo que nos roban. ALARMA MÁXIMA! EEUU LANZA EL MAYOR MISIL INTERCONTINENTAL, ALMIRANTES CH...

Chile. Y que no hay más, oyes. Que si quiero peces me tengo que mojar de la cintura hacia abajo. Tal cual, como lo están leyendo

 

Chile: celebrar con cautela

Marcos Roitman

El Viejo Topo

29 octubre, 2020 

Hay motivos para estar contentos. Los resultados son aplastantes. Las urnas han decidido: 78.27 por ciento aprueba elaborar una nueva Constitución y 79.22 por ciento decide que sea mediante elección popular al 100 por ciento. Son los datos. Pero quienes votaron el apruebo no es un grupo homogéneo. Baste considerar los partidos firmantes del Acuerdo por la paz social y una nueva Constitución (15/11/19). Una mayoría se opone a reconocer derechos al pueblo mapuche (Estado pluriétnico); otros rechazan un rol protagónico del sector público en la elaboración de las políticas sociales en materia de salud, educación, vivienda, trabajo, pensiones o desoyen el compromiso con el medio ambiente. En definitiva, no todo lo que votó apruebo se inscribe en un proyecto transformador que camine hacia una democrática participativa y menos rupturista con el orden patriarcal. Podríamos asistir a un maquillaje político en el cual la nueva redacción sea una visión edulcorada del neoliberalismo, avalada por unos constituyentes espurios.

El triunfo del apruebo no es resultado de la voluntad política de las dos coaliciones que han gobernado Chile desde 1990. Su origen es la rebelión popular iniciada el 18 de octubre de 2019 y la movilización social que, en plena pandemia, no ha cesado. Un desborde popular que ha dejado fuera de juego a los partidos políticos, cuyo grado de confianza y aceptación por la ciudadanía no supera 2.4 de una horquilla de uno a 10. Igualmente, el triunfo tiene una cara que no se debe olvidar: la represión. Fue la violencia la respuesta gubernamental a las demandas de una nueva Constitución y el rechazo a las políticas neoliberales. Así atestigua el informe de la Fiscalía Nacional del 15 de junio de 2020. Desde octubre de 2019 hasta el 1º de abril de 2020, se han computado 8 mil 510 víctimas de violaciones de derechos humanos. Se han interpuesto 5 mil 645 denuncias por violencia policial. Existen 664 casos de violencia sexual; 258 desnudamientos, 67 abusos diversos, 12 violaciones y 27 amenazas de tocamientos. Además, se contabilizan 411 víctimas con lesiones oculares y otros 615 casos con traumatismos graves. Todos, perpetrados por las fuerzas armadas y carabineros, siendo 466 de sus miembros identificados como autores materiales de alguno de ellos.

No es una concesión, ha sido una lucha sin cuartel, donde las víctimas pertenecen a las clases populares, el origen del triunfo. Es un grito de dignidad, como ha sido rebautizada la plaza Baquedano, centro neurálgico de las protestas en Santiago donde se reúnen cientos de miles ciudadanos, reclamando el fin del neoliberalismo y un nuevo orden social. Una síntesis de 40 años de bregar por los cambios que una y otra vez fueron ninguneados por quienes aceptaron el pacto de transición con las fuerzas armadas. Los mismos que desmovilizaron a la sociedad civil, traicionaron el espíritu del No en el referendo de 1988 y en 1990 se hicieron con el poder. En 1990, la Concertación mantuvo la Constitución pinochetista y las reformas neoliberales se profundizaron. Impidió juzgar al dictador, clausurando la posibilidad de justicia y reparación. Hambre, corrupción y miseria, es el legado del pospinochetismo y su Constitución. En abril de 2021, la elección de constituyentes, coincidirá con las elecciones municipales y de gobernadores regionales, la historia no puede repetirse.

Hay que seguir movilizados, articular programa y definir estrategias, presionar, impedir que sean los mismos que se han negado a reconocer sus vergüenzas, quienes administren el triunfo y elaboren la nueva Constitución. Se ganó una gran batalla, pero no se puede bajar la guardia. Las víctimas del golpe de Estado cívico-militar, los miles de detenidos desaparecidos, torturados, exiliados, no son fantasmas. Son la memoria viva sobre la cual se asienta este triunfo. Sin olvidar, los más de 2 mil 500 detenidos durante la rebelión popular, acusados de disturbios, terrorismo, agresión y resistencia a la autoridad. También presos políticos.

Es la primera ocasión que una Convención Constituyente en Chile será electa por votación popular. Pero ello no garantiza que los constituyentes sean representantes de las organizaciones y movimientos sociales que en primera línea se han fajado por conquistar el derecho de elaborar una nueva Carta Magna. Las candidaturas están amarradas a las coaliciones existentes. Presentar candidaturas independientes es un camino tortuoso. Las listas de partidos pueden cerrar el paso a candidatos provenientes de la sociedad civil que han dado origen al referendo. Además, será necesario contar con dos tercios de los 155 constituyentes para aprobar cambios estratégicos. Y la complicidad entre la Democracia Cristiana, la socialdemocracia y la derecha tradicional, cuando se trata de salvar el edificio neoliberal, ha sido la norma.

Estamos en presencia de un proceso político caracterizado por la movilización popular. El gobierno y una parte de la oposición podrán revertir su derrota si logran controlar la constituyente. Es obligado estar vigilantes y sin retroceder. Salvador Allende tuvo un pensamiento premonitorio, al señalar que sólo cuando: “El pueblo […] entienda que no es desde arriba, sino desde las raíces mismas de su propia convicción de donde debe nacer la Carta Fundamental que le dará su existencia como pueblo digno, independiente y soberano”. Allende no erró; ahora, a cumplir su mandato. Hacer una Constitución democrática desde abajo. Ese es el reto.

Artículo publicado originalmente en La Jornada.

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jueves, 29 de octubre de 2020

El no al Pacto de Toledo si no me falla la memoria, es que el representado le dice a su representante: ¡ay!, que no que no, que no que no… ¿Y por qué no?, mi querido representado, con lo majete que eres y lo bien que me caes. Mira, representante mío, porque no quiero que diga la gente que María Cristina me quiere gobernar, porque ya sabes, representante mío, cuquete, que eso es lo que eres tú, muy cuco. Yo no he elegido a ninguna María Cristina ni señora Botín alguna ni nada por el estilo, ¿sabes? Así que, al grano, que viene muy a cuento esto de las mujeres trabajadoras. La mujer casada o no, que viviendo con un hombre y sus hijos no ha recibido por su trabajo un salario nunca porque nunca salió a trabajar para nadie, ¿es o no es trabajadora? Pues veamos si lo es o no. Barrer y fregar la casa es trabajo. Ir al mercado para hacer la compra es trabajo; lavar, secar, tender y planchar la ropa del hombre con el que vive y de los niños si tienen es trabajo; llevar los niños al colegio y recogerlos es trabajo, etc., etc., etc., y etcétera. Y, por qué siendo todo ello trabajo y casi con toda seguridad, dedicando más tiempo a esos trabajos que el que pueda dedicar el hombre al trabajo que realice, la mujer no recibe salario alguno ni tiene derecho (esto de que no tiene derecho es un decir, ahora lo veremos) a recibir una paga mensual como al recibe el hombre cuando se jubila? Sencillamente porque desde el punto de vista capitalista esta mujer no ha creado ningún valor. Atentos: no ha creado ningún valor de CAMBIO, que es el único valor que reconoce el capitalismo. El capitalismo lo único que crea y lo único que le interesan son los bienes de cambio, el bien que no tenga valor de cambio no le interesa, es decir, aquello que no pueda ser obtenido por una cantidad p de dinero para ser vendido por la cantidad de dinero p gastada en conseguirla + otra cantidad de dinero q que es la que gana el capitalista no le interesa. En cambio, el trabajo realizado en su casa por la mujer en cuestión lo que crea son VALORES DE USO, es decir, productos útiles a la sociedad que son consumidos en la propia casa sin ninguna contrapartida económica, es decir, no los cambia por dinero, porque de utilidad social es cuidar a los niños que más tarde serán trabajadores; de utilidad social es prepararle la comida al marido para alimentarlo para el trabajo, etc. El mismo trabajo que realiza la mujer en la casa si lo hiciera para otra casa extraña, junto al valor de uso estaría el valor de CAMBIO, por lo que lógicamente al vender el producto de su trabajo (que es lo que hace en su casa, pero sin venta) sí recibiría un salario. La pregunta que antes nos hicimos acerca de si la mujer que siempre trabaja en su casa era o no trabajadora y si tenía derecho a una paga es taxativamente afirmativa. Claro que, esta cuestión laboral de la mujer en su casa no tiene solución posible en una economía capitalista, se ponga como se ponga el moño Pablo Iglesias, porque no es cuestión de moños ni de palabras ni de magistrales gestos, sino de relaciones de producción, y en el tipo de producción capitalista lo que impera sin posibilidad de cambio son las relaciones de explotación: tú a mí me tienes que dar más de forma inexorable de lo que yo te de a ti (que además de todo lo que yo te pueda dar a ti lo has creado antes tú), que esa es la esencia de las relaciones de explotación. ¿Te vas enterando o no?

 

El Pacto de Toledo y las pensiones de las mujeres en la CAPV

MIKEL DE LA FUENTE

VIENTOSUR

24 OCTUBRE 2020 | EUSKAL 

HERRIAMUJERESPENSIONESSOCIEDADTRIBUNA

 

Concentración de pensionistas en Bilbao

En un documento de la revisión del Pacto de Toledo (PT) de 2020 sobre la reforma de las pensiones, se reconoce abiertamente “la baja proporción de mujeres que acceden a la pensión de jubilación, la brecha existente en la cuantía y la elevada edad de acceso a la pensión de viudedad”. Se reconoce asimismo que no ha tenido efecto importante la equiparación en la cobertura por pensiones entre mujeres y hombres, a pesar de las medidas que han adoptado hasta la fecha con ese objetivo.

Se concluye en el documento del PT que para lograr ese objetivo es necesario adoptar medidas estructurales, tanto en materia laboral como en la específica de Seguridad Social. No se puede más que estar de acuerdo con esa consideración, pero hay que ser escéptico sobre la voluntad de la mayoría de los partidos del PT para aprobarlas y ponerlas en práctica. La historia del PT muestra que las recomendaciones socialmente más avanzadas se han puesto en práctica de forma muy restrictiva. El rechazo de la mayoría del gobierno español a derogar las reformas laborales de 2010 y 2012 y el mantenimiento de la mayor parte de las reformas de pensiones de 2011 y 2013, en algún caso incluso empeorándolas, muestra que tampoco en la actualidad se manifiesta esa voluntad. Este escrito tiene por objetivo presentar brevemente que tipo de medidas son necesarias para mejorar las pensiones de las mujeres, especialmente de quienes son ya pensionistas[1].

La brecha de género entre mujeres y hombres se manifiesta tanto en la dificultad de acceso a las pensiones, en el tipo de pensiones a las que mayoritariamente acceden y, ligado con este último aspecto, a su menor cuantía. En la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV), las mujeres son mayoría de las personas perceptoras de pensiones no contributivas (más del 51%) y de las provenientes del extinto seguro obligatorio de vejez e invalidez, en ambos casos de cuantía muy baja.

En el 2018 la diferencia entre hombres y mujeres en la pensión contributiva más frecuente y, en general, de mayor cuantía, la de jubilación, era de más de 25 puntos (la cobraban el 62,7% de los hombres frente a un 37,2% de las mujeres), la más elevada de la Unión Europea junto al Estado español. Está aumentando el porcentaje de mujeres que cobra la pensión de jubilación, pero a un ritmo lento, de solo 4 puntos entre el 2006 y el 2018. Este hecho está relacionado con que, como resultado de su menor tasa de empleo y de su mayor participación en el trabajo no declarado o “sumergido”, el número medio de mujeres cotizantes a la seguridad social es más bajo que el de los hombres (47,3% frente al 52,7% en el 2018).

Las mujeres son muy mayoritarias entre las pensiones de viudedad: son percibidas en el 93,4% por las mujeres frente a un 6,5% por los hombres (datos de 2018). Como una parte de las pensionistas de viudedad perciben también pensiones por derecho propio, es decir basadas en sus cotizaciones, en el 2018 las mujeres percibían el 51,2% de las pensiones contributivas.

La cuantía media del conjunto de las pensiones en diciembre de 2018 era de 1.491 euros mensuales para los hombres y de 869 para las mujeres, es decir, 622 euros de diferencia, lo que da lugar a una brecha de género en la cuantía de casi el 42%. La diferencia era mayor aún en la de jubilación: 934 frente a 1.592 euros . Solo en las pensiones de viudedad la diferencia es a favor de las mujeres (835 frente a 619), pero los perceptores hombres de esta pensión simultanean en proporción mucho más elevada que las mujeres esta pensión con ingresos del trabajo u otras pensiones (de jubilación e incapacidad permanente).

Medidas de compensación de la brecha de género y sus límites

La reforma de 2011 y disposiciones posteriores acordaron algunas medidas para mejorar el acceso a las pensiones de las mujeres, entre las que se pueden señalar las siguientes, pero con tantas limitaciones que su efecto ha sido muy escaso:

·         El reconocimiento como cotizado de las excedencias familiares: tres años por cuidado de hijxs o menores acogidxs y un año por cuidado de otrxs familiares (hasta el segundo grado). El límite de un año contrasta con la gran duración de la actividad de cuidado a sus padres, cónyuges u otros familiares que realizan muchas mujeres. Además no es aplicable para uno de los objetivos más fundamentales que debiera cumplir esta medida: la de facilitar conseguir el período mínimo de acceso a la pensión (15 años en el caso de la jubilación, de los más amplios de la Unión Europea).

·         Bonificaciones por cuidado de hijo mediante el cómputo como cotizado de la interrupción por extinción de la relación laboral con anterioridad al nacimiento o la adopción/acogimiento y la finalización , desde los 112 días en el año 2013 hasta un máximo de 270 días en el 2019, por hijo/a o menor adoptado. Tampoco es aplicable para el período mínimo de acceso a la pensión.

·         El complemento de maternidad, que establece recargos de la pensión de jubilación, viudedad o incapacidad permanente a favor de las mujeres por su “aportación demográfica a la seguridad social”, en función del número de hijas/os, naturales o adoptivos: del 5% por dos, 10% por tres; 15% por más de tres. Es decir, no se tiene en cuenta la citada “aportación demográfica” de las mujeres que solo hayan tenido una hija/o, a pesar de que en muchos casos se haya debido a que se trataba de mujeres muy precarizadas, cuyo escaso salario les impedía acceder al cuidado pagados de los hijxs, en un contexto de carencia de servicios públicos gratuitos de guardería. Sólo se aplica a partir del 2016 y a las pensiones causadas a partir de ese año, no a las anteriores, por lo que solo tiene efectos para mujeres nacidas a partir de la década de los cincuenta del pasado siglo, mientras que son las mujeres de más edad las que tuvieron más hijos/as y sus pensiones son más bajas.

El complemento no se absorbe por el complemento de mínimos de la pensión, si existiese; pero no se aplica sobre la pensión mínima sino sobre la que corresponda según las cotizaciones y revalorizaciones correspondientes, lo que da lugar en muchos casos a complementos de cuantía muy reducida. Tampoco se aplica a todas las modalidades de jubilación: quedan excluidas las anticipadas. Hasta septiembre del 2018 habrían percibido el recargo, en cualquiera de sus porcentajes, algo más de 450.000 mil mujeres en el conjunto del Estado, sin que exista información desagregada por comunidades autónomas y es una cifra muy inferior a la que resultaría si no existiesen las mencionadas limitaciones, que se debieran abolir inmediatamente. Habida cuenta de que mayoritariamente se han aplicado a las pensiones de viudedad, de muy baja cuantía media, los complementos son de escaso importe, de entre 40 y 60 euros.

La contributividad contra las mujeres

Las medidas compensatorias de la brecha de género de las pensiones que se han aprobado en los últimos años para atenuar las diferencias de pensión entre mujeres y hombres han sido de menor impacto que las que operan en sentido contrario y que se han adoptado con el objetivo de aumentar la llamada contributividad, es decir del estrechamiento de la relación entre la suma de las pensiones percibidas durante el período de percepción de las mismas y el valor actualizado de las cotizaciones pagadas a lo largo de toda la vida laboral, en la lógica de los criterios que inspiran a las pensiones privadas.

El reforzamiento de la relación entre cotizaciones y pensiones y de endurecimiento de las reglas que ha caracterizado no solo a las reformas de pensiones de 2011 y 2013 sino también a las anteriores, perjudica especialmente a las pensiones por derecho propio de las mujeres. A continuación se indican algunos de sus aspectos.

·         El aumento de la edad de jubilación de 65 a 67 años perjudica a las mujeres por la menor duración media de sus tiempos cotizados (unos diez años), debida las frecuentes interrupciones de las cotizaciones por las salidas frecuentes de la actividad laboral. Ese aumento de la edad da lugar a la aplicación de penalizaciones para quienes se vean obligadas a jubilarse anticipadamente y/o a períodos sin ningún tipo de remuneración, ni salarial, ni de desempleo, ni de pensiones. En la CAPV se podrá percibir la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) solo en el caso de que el cónyuge no disponga de ingresos o sean éstos muy bajos.

·         La ampliación del período mínimo de cotización de 10 a 15 años para acceder a la jubilación, que se realizó en 1985 pero que se ha agravado en el 2011 bajo gobierno del PSOE (al eliminar el cómputo de las pagas extra, que permitían alcanzar los 15 años en algo menos de 13 cotizados), impide el acceso a la pensión a un número más importante de mujeres que de hombres y es de los períodos más amplios de la Unión Europea. La última guinda en este asunto fue la eliminación a partir del 15 de julio de 2012 de la asunción por el Estado de la cotización a las cuidadoras de las personas en situación de dependencia, que supuso una reducción del 90% de los convenios especiales suscritos. A partir del 1 de abril de 2019 se recuperó esa financiación a cargo del Estado, pero sin efectos retroactivos, por lo que la suspensión de ese convenio durante casi siete años ha supuesto la imposibilidad de acceso a la pensión de jubilación de miles de cuidadores (la gran mayoría mujeres) por no haber llegado a los 15 años de cotización necesarios y la reducción de la pensión a otras miles de ellas.

·         Sucesivas ampliaciones del período de cálculo de la pensión de jubilación en base a las cotizaciones, desde los dos últimos años a los 8 últimos (en 1985), los 15 (1997) y los 25 años (2011).

·         Cobertura de vacíos (períodos sin cotizar) en el cálculo de la pensión: 48 meses se sustituyen por la base mínima de cotización y el resto por la mitad de la misma (mientras que anteriormente se aplicaba la base mínima a todo el período sin cotizar).

·         Ampliación de los períodos cotización exigido para alcanzar el 100% de la pensión, de 35 a 37 años.

·         Aumento de las edades de jubilación ordinaria y anticipada y endurecimiento de los requisitos, entre ellos el aumento del tiempo cotizado, que dificultan el acceso a la pensión y reducen su cuantía.

·         Limitación de la cuantía que se puede cobrar como complemento de mínimos de las pensiones contributivas a la cuantía de las pensiones no contributivas (395,60 euros mensuales en el 2020), lo que reduce ese complemento de quienes tengan muy cortas y antiguas cotizaciones.

·         Aumento de la contratación a tiempo parcial de las mujeres – el 28,5% de las mujeres que trabajaban en el 4º trimestre de 2019 lo hacían a tiempo parcial y el 68% de esos trabajos eran ocupados por mujeres- que les impide alcanzar porcentajes altos de pensión. De forma mayoritaria se realiza de forma involuntaria, por no poder acceder a un trabajo a tiempo completo (el 52%) o por no poder costear el cuidado de personas adultas enfermas, discapacitadas o mayores (el 14%).

·         Medidas que favorecen la permanencia de las mujeres en la economía sumergida e impiden así el acceso a las pensiones y/o limitan su cuantía. En julio de 2012, durante el gobierno de Rajoy el subsidio de desempleo para mayores de 52 años, además de pasar a percibirse a partir de los 55 años, se condicionó a los ingresos del conjunto de la unidad de convivencia, en lugar de tener en cuenta solo los de la persona beneficiaria desempleada, de forma que en la CAPV más del 80% de quienes cumplían con las condiciones anteriores se vieron privados de ese subsidio, que iba acompañado del mantenimiento de la cotización (por la base mínima) a cargo del Servicio Estatal de Desempleo (SEPE). Aunque en marzo de 2019 se volvió a la normativa anterior, las personas afectadas por la ley de 2012 se vieron privadas de hasta siete años de cotización, con las consecuencias de no poder acceder a la pensión de jubilación o de hacerlo con una de menor cuantía.

Un gran número de mujeres, de edad avanzada, que fueron expulsadas del mercado de trabajo durante el franquismo no han podido alcanzar los períodos de cotización necesarios para acceder a la pensión de jubilación. En otros casos por haberse dedicado al cuidado de hijos/as y otros familiares. Si estuvieron casadas perciben pensiones de viudedad de baja cuantía, muy inferiores al salario mínimo interprofesional. Si no lo estuvieron ni siquiera eso. En la CAPV, en el mejor de los casos cobrarán la RGI, siempre y cuando no convivan en unidades de convivencia cuyos ingresos no superen los límites fijados.

Una amplia parte del movimiento de pensionistas, especialmente en Euskalherria, ha entendido la necesidad de derogar las reformas laborales y de pensiones, no sólo las aprobadas por el PP en el 2013 sino también por el PSOE en el 2011, aunque su percepción social está condicionada por una entrada en vigor progresiva y dilatada en el tiempo. De no hacerlo es muy probable que la leve reducción de la brecha de pensiones que ha tenido lugar durante los últimos años se amplíe de nuevo cuando se desplieguen plenamente las reformas.

Para las actuales pensionistas, no basta con derogar esas reformas regresivas sino que se deben mejorar y extender las medidas de derechos familiares, eliminando las restricciones temporales y de otro tipo de las que están en vigor. Muy importante es el aumento de las pensiones mínimas, tanto de las no contributivas como de las contributivas, en línea con la exigencia de 1080 euros por pensionista para estas últimas planteada de forma unitaria por el movimiento vasco de pensionistas y que ha sido asumida también por algunas organizaciones y plataformas en otros puntos del Estado español, a la que deben poder acceder las mujeres de más edad que sufrieron las consecuencias de la dictadura franquista.

Notas:

[1] Este escrito se basa en uno anterior, actualizado parcialmente, “La brecha de género de las pensiones: sus razones y políticas para combatirla”, https://vientosur.info/la-brecha-de-genero-de-las-pensiones-sus-razones-y-politicas-para-combatirla/

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Todos los españoles son iguales ante la ley así sean súbditos del común o reyes de pies para que os quiero, lo mismo que yo soy el toro que mató a Manolete.

 

Suiza: La Justicia y los Borbones

De nuevo el prestigioso diario suizo Swiss Info vuelve a hacerse eco de las demandas de justicia que llegan de diferentes puntos y asociaciones del estado español



Por Lo Que Somos 

Kaosenlared

28 Oct, 2020

Suiza sigue siendo la esperanza para que se haga justicia sobre la monarquía española

El canal público suizo publica hoy en primer plana el articulo: Grupos antimonárquicos quieren que se juzgue a Juan Carlos I en Suiza (1), elaborado por las periodistas Belen Couceiro y Sibilla Bondofi, en el que recogen las distintas estrategias de incidencia para que sea la justicia suiza la que juzgue al rey Emérito, ante la total falta de confianza en la justicia española:

“La entidad catalana Òmnium Cultural y la asociación Mujeres x la República han emprendido campañas de lobbying en Suiza para conseguir que se juzgue al rey emérito en el país alpino. Desconfían de la justicia española. Consideran que si Juan Carlos I fuera condenado en Suiza, se abriría una puerta para poder investigar en España otros casos de corrupción de la Casa Real.”

En ocasiones anteriores desde LoQueSomos hemos informado de estas iniciativas. Por parte de Òmnium Cultural (2) en el mes de julio difundimos su iniciativa en la que anunciaba que el Consejo Federal Suizo había empezado a tramitar la petición de bloqueo de fondos del rey emérito Juan Carlos I que solicitó la entidad cultural catalana.

En el artículo de la prensa suiza de hoy tienen muy en cuenta esa iniciativa:


“Según Òmnium Cultural, el sistema jurídico actual garantiza al rey una inmunidad muy amplia que, según la interpretación del Tribunal Supremo, cubriría también actos ilícitos hechos en su vida privada, sin ningún relación con su mandato – en contra de lo que dicen los tratados internacionales. ‘Pensamos que otro país, como Suiza, tiene la distancia y la capacidad suficientes para asumir esta investigación’, recalca el portavoz de la organización.”

La otra propuesta a la que se hace mención expresa la nota de Swiss Info es la iniciativa de varios grupos republicanos madrileños, que encabezó el grupo de Mujeres x la República, con la entrega de una carta con varias firmas que pedían la intermediación del embajador suizo en España para que se juzgue al rey emérito en Suiza, la carta fue tramitada por la misma embajada hacia la fiscalía suiza, y desde Madrid se envío copia a tod@s los parlamentari@s suizos… Juzgar al “emérito” ¡SOS a Suiza! (3)

“Mujeres x la República espera que el rey Juan Carlos sea juzgado en Suiza. ‘Eso abriría una puerta a que se pudieran investigar en España otros casos de corrupción de la Casa Real’, indica Cristina Ridruejo (4), miembro de la entidad. ‘El sistema judicial español ha demostrado en incontables ocasiones que mira hacia otro lado cuando se trata de supuestos delitos del rey; por eso, lamentablemente, necesitamos la ayuda de otros países’.
Según Ridruejo, uno de los motivos de ‘esta incapacidad para juzgar al rey de manera imparcial e independiente es la falta de separación de poderes en España’. Al igual que en Suiza, en España los jueces son nombrados con el apoyo de los partidos políticos.”


La nota del periódico suizo recuerda que el rey emérito está siendo investigado en España por los presuntos delitos de corrupción, blanqueo de capitales y fraude fiscal. Y la fiscalía de Ginebra está investigando a varias personas del entorno del rey Juan Carlos. Y recapitula sobre estas dos asociaciones que intentan conseguir que se abra una investigación penal contra el rey emérito en Suiza: Òmnium Cultural, una de las principales entidades independentistas en Cataluña, y la asociación Mujeres x la República, que defiende la celebración de un referéndum oficial en España sobre la forma de Estado.

“Para Mujeres x la República no se trata solo del enjuiciamiento del rey Juan Carlos. La organización cuestiona la Monarquía en su conjunto y señala que se multiplican las iniciativas en ese sentido en España. Según los resultados de una consulta popular celebrada en Madrid, la asociación asume que una clara mayoría de la población española prefiere una República a la Monarquía.”

“También Òmnium Cultural duda de la imparcialidad de la justicia española. ‘Consideramos que España no juzgará nunca a la familia real de manera efectiva, independiente e imparcial, porque eso significaría reconocer que durante cuarenta años el país fue gobernado por una persona que ha vivido de la corrupción’, declara un portavoz de la entidad catalana.”

El artículo del diario helvético tampoco oculta que las esperanzas de estas organizaciones podrían verse truncadas… “existe la duda de si Suiza responderá a las expectativas depositadas en ella”.

Más allá de las repercusiones o acciones legales que se sigan emprendiendo por la corrupción de la casa real española, la información que siguen dando los medios periodísticos internacionales esta sirviendo para sumar reflexiones en torno al anacrónico sistema de jefatura de estado español.

Notas:

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miércoles, 28 de octubre de 2020

El lenguaje. La importancia de expresar correctamente lo que se piensa y se siente.

 

El lenguaje y la izquierda

Diccionario de la lengua Castellana.

"Seamos creativas. Inventemos nuestras propias palabras, pero no basadas en extranjerismos ni otras culturas", defiende la autora

CHRISTINE LEWIS CARROL | Hace unos años organicé con un grupo de jóvenes un taller que analizaba la importancia del lenguaje tanto hablado como escrito. Ahora –en momentos de la pandemia del coronavirus– no solo sigo pensando que es un tema importante, sino que se habla y se escribe cada vez más con menos precisión y cuidado. Cuando hablamos y escribimos, el lenguaje que utilizamos debería reflejar que no nos conformamos con los términos manidos y manipulados; demostraría que hemos ampliado la perspectiva con la que abordamos una información o tema.

La derecha y los medios de comunicación dominantes transmiten los mensajes del sistema económico. Por desgracia, la izquierda –al menos la que está presente en las instituciones del estado– también lo hace porque no está realmente en contra del capitalismo, o, al menos, no plantea una alternativa al mismo.* En mi opinión, los medios de comunicación independientes (en papel y digitales) tienen la obligación de cuidar el lenguaje, porque es cómo penetra la cultura de la clase dirigente en nuestras vidas. Zygmunt Bauman ha afirmado que “el capitalismo gana la batalla política porque ganó la batalla cultural e ideológica”. El poder (es decir las grandes empresas y los gobiernos que actúan de portavoz de éstas) decide cuál debe ser la interpretación de una noticia. El mensaje ya está creado y se transmite copiando y pegando. Estos mensajes son, con demasiada frecuencia mediocres, llenos de retórica, demagogia y conceptos vacíos. El mensaje llega a adormecer y encuentra el terreno abonado. Se rechaza primero la crítica, luego la disidencia y, finalmente, la transformación o la revolución.

Los idiomas son algo vivo y esto está bien. Nada es estático y tampoco lo son las lenguas. Pero el lenguaje sirve para entendernos, bien sea oralmente o por escrito y a nadie le gusta no entender lo que lee, y menos la pedantería. También es cierto que para debatir a fondo los temas hay que abordar su complejidad, pero esto no debe entrañar el uso de un lenguaje incomprensible. El lingüista y activista Noam Chomsky decía que “el lenguaje es el modo en que interactuamos y nos comunicamos, así que, naturalmente, los medios de comunicación y el trasfondo conceptual que hay tras el lenguaje, que es más importante, son usados para tratar de dar forma a actitudes y opiniones e inculcar conformismo y subordinación. No es extraño que fuera creado en las sociedades más democráticas”.

La lengua española dispone de un diccionario que, supuestamente, ayuda a que no se degrade la misma. Sin embargo, en mi opinión, esto no significa que esté exento de la influencia de la lengua y la cultura dominantes, es decir el inglés. América del Norte es un subcontinente del continente americano formado por Canadá, Estados Unidos y México. Una acepción del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) de «norteamericano» es «estadounidense», pero no canadiense ni mexicano. ¿No es esto permitir la influencia de una cultura dominante? El idioma inglés no dispone del equivalente del DRAE y tiene mucha más libertad para inventar nuevas palabras y frases. Seamos creativas. Inventemos nuestras propias palabras, pero no basadas en extranjerismos ni otras culturas.

Después de mucho dudar, por fin hemos aprendido que con la palabra «migrante» basta, que sobran «inmigrante» y «emigrante», y que ofenden «ilegal», «no regulado» y «sin papeles». La palabra globalización pretendió en su momento vendernos el concepto de la interacción en la aldea global. Durante un tiempo el sistema intentó lavarse la cara, inventando términos como el «capitalismo ético», pero en seguida nos dimos cuenta de que fue un proceso más del mismo sistema, cuyos fines son siempre trasladar sus negocios donde más rentabilidad obtenga, y sin ningún principio ético.

Y cuidado con cambiar el significado de las palabras: las redes sociales para mí no son Facebook, Twitter, WhatsApp. Las redes sociales son tejidos de apoyo y solidaridad que existen en las familias, las comunidades de vecinos, los barrios, etc. ¿Cuántas veces hemos oído y leído la palabra «radical» (definición DRAE: partidario de reformas extremas) cuando se está informando de un acontecimiento en el que está presente la violencia?

Asimismo, el poder no sólo roba nuestro lenguaje. Estudia los valores que defiende la izquierda transformadora y hacen suyos los que le interesan: la «ética revolucionaria» ahora se reivindica en todo: «banca ética», «capitalismo amable», «energía verde». (Por cierto, la utilización que está haciendo el mundo de la publicidad –transmisor principal del consumismo capitalista– de la lucha actual contra el coronavirus me parece repugnante.)

España ocupaba hace unos años el puesto 24 del mundo en el dominio de inglés. El dato en sí no es más que una estadística e importa poco. Sin embargo, si nos guiamos por la cantidad de anglicismos (ni siquiera extranjerismos porque leer latín o francés podría ser refrescante) que inundan nuestros medios, también los que luchan por un mundo distinto, parece que lo dominamos todos: «fake news» por «bulo», «must» por «deber» u «obligación», «fact check» por «verificación de la información». El problema no es sólo que se cuele el extranjerismo, sino que las lenguas se degradan si no traducimos las palabras nuevas, aunque sea mediante una frase más larga y explicativa.  Las lenguas se transmiten desde una organización mental y una cultura distintas y si no las traducimos, parte de esa cultura se queda en la lengua de recepción. Por otra parte, tengo la impresión de que el uso de anglicismos se considera sofisticado en ciertos sectores, como parece indicar su profusión entre los ‘todólogos’, como decía Javier Couso, a quien agradezco tan elocuente término. No sabemos más por decir algo en inglés. 

Dario Azzellini y Marina Sitrin analizan en Occupying Language las palabras «territorio», «asamblea», «ruptura», «poder popular», «horizontalidad», «autogestión» y «protagonismo». “El lenguaje no es neutro y las palabras transportan y expresan los conceptos y los modos de pensar. Éstas pueden consolidar y perpetuar jerarquías, dominación y control, igual que pueden subrayar la igualdad y fortalecer la conciencia. Las luchas latinoamericanas por la dignidad, la libertad y la liberación tienen su raíz en más de quinientos años de resistencia. El lenguaje derivado de estas luchas llega acompañado de antecedentes históricos.” (La traducción es mía.) En Occupying Language se nos explica de manera muy hermosa los conceptos, los modos de pensar y la historia detrás de las palabras. Existen palabras en algunos idiomas que no se pueden traducir porque representan hechos, a veces históricos, que no se entienden en la lengua de recepción. Recuerdo al final de la dictadura cuando intentaba explicar a mis compatriotas británicos la lucha por la amnistía de los presos políticos. La palabra «amnistía» existe en inglés, pero no lograban captar toda la carga conceptual e histórica de la misma

Desde hace tiempo nos hemos dado cuenta de que el lenguaje que utilizamos puede ser patriarcal o machista. Pero hay usos más sutiles que si no ponemos cuidado, nos tragamos con toda su carga ideológica. En el libro sobre feminismo de Black, Buller, Hoyle y Todd se señala cómo difieren los adjetivos según se trate de hombres o mujeres:

HOMBRE                                                      MUJER

Emprendedor                                              Agresiva

Poderoso                                                       Ambiciosa

Resuelto                                                        Egoísta

Decidido                                                       Controladora

Enojado                                                        Malhumorada

Experto                                                         Terca

Los roles tradicionales asignados a los hombres y a las mujeres han contribuido a la creación de diferentes adjetivos según se trata de uno u otro género. Las mujeres no sólo hemos tenido que esforzarnos más que los hombres para demostrar nuestra valía en todos los ámbitos, sino que también tenemos que aguantar la desigualdad y la discriminación, y sin cabrearnos, no vaya a ser que se nos insulte.

Y podemos aprender mucho de otras lenguas menos dominantes. Teresa Villaverde, en la revista Pícara Magazine, habla del idioma maya tojolabal que “utiliza dos verbos, correspondientes a dos acciones, y elimina así la estructura de subordinación y jerarquía”.

Todas las personas que se dedican a la palabra –principalmente los periodistas y nuestros representantes políticos que nos deben convencer con la misma– deben cuidar el lenguaje. Los siguientes ejemplos son sólo una pequeña muestra en una larga lista de la degradación -y a veces la intencionalidad ideológica- del lenguaje:

  • No se puede sustituir la «Unión Europea» por «Europa». Europa no es responsable de lo que hace mal la Unión Europea. Eso sí, en vez de responsabilizarla por sus errores, es mucho más fácil y etéreo echarle la culpa a Europa. Los responsables de los recortes en el gasto social tienen nombre y apellidos. 
  • Cuando nuestros representantes políticos se dirigen a sus representadas,  hablan de «españoles» cuando no de «compatriotas», términos que encuentro excluyentes; no se acuerdan de todas las personas (migrantes o personas que eligen vivir en España sin nacionalizarse) que pagan impuestos y hacen comunidad. Ya no se utiliza la palabra «pueblo» que, además de ser inclusiva, es hermosa.
  • Casi ya no oímos la palabra «paro»; se utiliza «desempleo». No sólo es un extranjerismo (procede del inglés unemployment), es también una utilización desideologizada del término. El paro es un término de ‘obreros’  y como se nos ha intentado convencer machaconamente, ya no hay obreros ni trabajadores, sino ‘empleados’, cuando no ‘operarios’. No se crean nuevos conceptos por inventar palabras nuevas ni se cambia su significado o historia. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad seguirán siendo policía por mucho nombre rimbombante que se les dé. De la misma manera, las personas que antes hacían jogging, luego footing y ahora running siguen siendo las que corren al aire libre, por mucho que se les asigne un nombre en inglés. 
  • Me molesta profundamente cuando se me considera «consumidora». No existo en función de lo que consumo, sino como persona (ni siquiera como ciudadana, que es una cosa bastante concreta). Compro patatas, escucho e intento hacer música, leo y aprendo de los libros. Pero no consumo ninguna de estas cosas. Según qué caso, puedo ser usuaria, cliente, pero ‘consumidora’ sólo me confiere la condición de contribuyente al Producto Interior Bruto.

El discurso de la izquierda debe reflejarse también en el lenguaje que utiliza. No dudo de que haya sectores y personas dentro de la izquierda y los medios de comunicación independientes que sean sinceros en sus intenciones, pero les creo menos cuando utilizan el mismo lenguaje que la derecha.


*Algunas os preguntaréis cuál es la alternativa; os propongo que leamos a Luis González Reyes y estudiemos su “economía poscapitalista, basada en gran medida en una desmercantilización y desalarización de nuestras vidas”. 

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martes, 27 de octubre de 2020

Bolivia, punto de referencia. Ganarle las elecciones al capital (el mandante de la derecha política, pero también el mandante de la que se denomina izquierda que en la práctica realiza las mismas políticas que la derecha) es algo a celebrar desde el punto de vista de la izquierda. Pero celebrar no es tocar las campanas, en todo caso, pero nada más, es para engrasar los goznes y el badajo de la campana para que cuando se empiecen a tocar suene bien. Disponer del gobierno es sin duda importante, pero eso es únicamente y como mucho, disponer del poder político, pero junto a lo “político” está lo “económico”, y eso no se gana en unas elecciones, y también ésta el poder “ideológico” que tampoco se puede ganar e unas elecciones. Quien ingenuamente espere que los problemas de los trabajadores se pueden resolver tan solo por ganar las elecciones y disponer del gobierno no obtendrá más que una frustración personal y política porque no le podrá llegar el resultado esperado. Es el caso del gobierno del PSOE y Unidas Podemos en España, en el que muchos vieron de buena fe la solución a los problemas de los trabajadores y no obtendrán más que una frustración personal y política, porque tanto lo económico y lo ideológico permanece en manos del capital. Disponer del gobierno, de lo político, en manos de los representantes de las clases trabajadoras representa inicialmente partir de una relativa ventaja en la lucha política contra el capital, pero este sigue disponiendo de lo económico y de lo ideológico, elementos básicos e imprescindibles para poder realizar unas políticas a favor de la inmensa mayoría de la sociedad que es en la que se encuadran los trabajadores o para no realizarlas. La lucha ideológica se tiene que dar en el terreno ideológico. La ideología no es otra cosa que una determinada forma de representación de la realidad, de modo que un hecho idéntico (objetivamente invariable) puede ser visto de forma diametralmente opuesta, y a la vez las dos formas opuestas de ver e interpretar el mismo hecho pueden resultar igualmente verdaderas, ¿y por qué?, pues porque se interpretan desde puntos de vista diametralmente opuestos. Por ejemplo, el salario. Para quien paga el salario constituye desde su punto de vista un gasto, y por tanto, de forma natural y desde el punto de vista de sus intereses tenderá a reducir ese gasto cuanto le sea posible, y el salario lo paga el capitalista, en consecuencia, tenderá a reducirlo todo lo que le sea posible puesto que para él representa un gasto. El mismo salario para quien lo recibe, el asalariado, constituye un ingreso y no solo un ingreso, sino el único ingreso del que depende la subsistencia propia y la de los suyos, por tanto, intentará incrementarlo cuanto pueda porque para él representa un ingreso, lo contrario que para el capitalista. De manera que el mismo hecho, el salario, es interpretado de manera absolutamente opuesta entre el capitalista y el asalariado y sin ninguna posibilidad real de poder resolver esta contradicción entre ambos. En un mundo idealizado, inexistente, quimérico, podría resolverse esa contradicción estableciendo la dulzaina intelectual de que el capitalista tiene que portarse bien, no ser avaricioso, no quererlo todo para él, poner buena voluntad de su parte y acceder de buen grado a darle al trabajador un salario digno, cuyo asalariado también tiene que portarse bien, no ser egoísta y conformarse con el salario que le da el capitalista. Pero esto solo puede pasar en la ficción idealizada de la realidad y en ningún sitio más, porque el capitalismo tiene una dinámica interna propia de funcionamiento que no puede abandonar, salvo que decida auto extinguir si la abandona, con independencia de la bondad o malevolencia del capitalista que obliga este a tener que acrecentar sus capitales permanentemente para poder supervivir frente a la competencia que le presentan otros capitalistas. Esta cuestión ideológica (el punto de vista de clase) se le tiene que explicar al trabajador (casos concretos del PSOE, Podemos, Izquierda Unida, en las Asambleas locales; Círculos y Asambleas locales respectivamente) para que una vez entendida se traslade al terreno político que es donde se establecerá el importe del salario (ni justo ni injusto) en función de la fuerza política que entren en liza en cada momento entre los capitalistas y los trabajadores. El salario quedará fijado por el contendiente que en la lucha política tenga más fuerza (el acuerdo, el consenso, la responsabilidad, la justicia social, etc., para fijar los salarios son cuentos de hadas que para lo tebeos de hadas está bien, pero no para la realidad en la que las hadas no existen), de ahí la imperiosa necesidad de la organización social y política de los trabajadores. Respecto del poder económico también tiene que serle explicado previamente a los trabajadores para que obtengan un conocimiento claro y objetivo del papel que desempeñan en la producción y no limitarse a la exclusiva subida de salarios (a la que no se puede renunciar nunca mientras exista el capitalismo, pero no como único y exclusivo objeto), sino en base a la cuestión que plantea la siguiente pregunta: ¿Cómo es esto de que siendo los trabajadores los únicos productores de la riqueza no disfrutamos de ella porque de la misma se la apropia el capital que es precisamente quien no la produce? La respuesta de esta pregunta que pasa por lo “ideológico” vuelve al campo “político” en el que se elabora y acuerda una actuación concreta que tiene como finalidad nuevamente lo “económico”. Y, con lo dicho que ni siquiera se podría considerar el a, b, c de lo que se podría decir y debe decirse acerca de la cuestión planteada se ha pretendido demostrar razonada y lógicamente la conexión indefectible que existe entre lo político, lo económico y lo ideológico, que son los tres poderes que tienen que ser dominados por los trabajadores para resolver efectivamente sus problemas, al tiempo que también se ha pretendido justificar el por qué el solo hecho de ganar las elecciones (un solo poder) no es motivo suficiente (es condición necesaria pero en ningún caso suficiente) para echar a repicar las campanas. Con engrasarlas y siendo consciente de que se están engrasando para que cuando suenen lo hagan de acuerdo a la partitura escrita por los trabajadores ya vamos bien.

 

Todo el poder al pueblo


 Por Claudia Korol / Bolivia

Rebelión

20/10/2020 

Fuentes: Jacobin [Foto: Gastón Brito Miserocchi / Getty Images]

El triunfo del pueblo boliviano contra los golpistas y la derecha en las elecciones, la contundencia del resultado y la posibilidad de avanzar hacia la profundización de un proceso de cambios marcado por la descolonización del Estado Plurinacional constituyen hoy un gran aliento para los pueblos de todo el continente.

Todavía no es posible distraernos en festejos, aunque nuestros corazones laten a ritmo frenético. Porque, a pesar de que el resultado reconocido permite que la fórmula encabezada por Luis Arce y David Choquehuanca llegue a la presidencia y vicepresidencia en la primera vuelta, este resultado tendrá que ser defendido de las acciones mafiosas de la derecha, que buscará caminos para desestabilizar e impedir que se desmonte la retórica del fraude con la que se buscó legitimar el golpe de Estado un año atrás.

Tampoco podemos distraernos: sabemos que la derecha fascista, civil, militar y paramilitar, y sus custodios –la embajada yanqui, la OEA, las corporaciones transnacionales que ganaron mucho poder económico y control político con el beneficio del Gobierno golpista– ya están preparando su respuesta criminal.

La fórmula del Movimiento al Socialismo (MAS) fue el camino que el pueblo boliviano eligió para derrotar al golpe de Estado. A pesar de todas las maniobras tendientes a restar votos a los candidatos del pueblo, impidiendo el voto en el exterior, generando miedo con la saturación militar y policial en las calles, intentando manipular el escrutinio eliminando horas antes del mismo la difusión de resultados preliminares, el pueblo impuso su voluntad. La fórmula encabezada por Arce y Choquehuanca obtuvo más del 53,4% de los votos, 22 puntos más que su seguidor, el derechista Carlos Mesa, que logró el 31,5%, y casi 40 puntos más que el golpista fascista Fernando Camacho, que quedó con 14,1%.

En un lugar absurdo quedan la OEA y su portavoz, Luis Almagro, que un año atrás legitimaron la idea de fraude que permitió la destitución de Evo Morales. En un lugar absurdo quedan quienes, desde discursos izquierdistas o feministas, responsabilizaron del golpe de Estado a las víctimas del mismo y no al poder hegemónico del país y del mundo que conspiró para interrumpir el proceso de cambio no por sus debilidades, no por sus extravíos, sino por lo que contenía de amenaza para sus intereses (capitalistas).

Los errores cometidos por el gobierno de Evo serán analizados y balanceados por su pueblo y por las organizaciones que, un año después, regresan al Gobierno. Pero nada justifica el golpe de Estado, la dictadura cívico militar paramilitar y religiosa, las masacres, los crímenes de lesa humanidad, la proscripción política, la persecución y prisión de líderes políticos/as y sociales (especialmente indígenas), el exilio, el cierre de los medios de comunicación comunitarios, la persecución al periodismo que cuestionaba al golpe, la violencia patriarcal y racista contra las mujeres de pollera, la falta de respeto a la wiphala y a los símbolos del Estado Plurinacional.

Ese mismo pueblo será el que ahora construya los caminos para que haya justicia y para que haya memoria. Para que sean juzgados los criminales que produjeron las masacres de Senkata y Sacaba, los responsables de la muerte de Sebastián Moro, periodista argentino asesinado por los fascistas.

Seremos los pueblos quienes seguiremos exigiendo la libertad de Facundo Molares, periodista argentino rehén de la dictadura boliviana en la cárcel de Chonchocoro, y por la libertad de todos los presos y presas políticas. El triunfo del MAS tendrá que ser confirmado con acciones cotidianas que pacifiquen al país a partir de la justicia y no de la impunidad o la desmemoria.

Este resultado alegra, estimula la lucha de todos los pueblos, y también obliga a mirar críticamente el camino de modo que en este nuevo momento, con la fuerza y legitimidad que da el resultado electoral, se pueda profundizar el proceso de cambio, para que no quede atrapado en las lógicas institucionales de las democracias condicionadas por el lobby mundial transnacional y sus gobiernos títeres.

Desmontar la militarización, las fuerzas represivas entrenadas en el fascismo y el racismo, la cultura del miedo internalizada a sangre y fuego, es parte inalienable de la posibilidad de recuperación de una democracia del pueblo y para el pueblo.

El poder popular, feminista, anticolonial, ganó una segunda oportunidad que no puede desperdiciar. El pueblo que resistió en las calles la dictadura, que salió a cortar rutas a pesar de la pandemia frente al aplazamiento de las elecciones, que controló voto a voto cuando se decidió que esa fuera la estrategia de lucha, merece ahora ser la fuente de todo el poder.

La dignidad de los rostros que hoy celebran la derrota política de la dictadura quedará grabada en nuestra historia colectiva. ¡Jallalla las mujeres de pollera! ¡Jallalla el pueblo boliviano! ¡La wiphala se respeta, carajo!!

Claudia Korol. Comunicadora, feminista e integrante del equipo de educación popular Pañuelos en Rebeldía.

Fuente: https://jacobinlat.com/2020/10/19/todo-el-poder-al-pueblo/

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