lunes, 11 de mayo de 2020

Ecología tetica monja, de la buena: Ecología de los viejos, especímenes comunes a los que muchos amontonan en un rincón y otros les quieren quitar su dinero, las pensiones. ¿Pero los viejos de ahora no son los trabajadores de hace 20, 30, 40 o 50 años?



La lucha de los jubilados, es la lucha de todos

Diario octubre / 11.05.2020



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Los jubilados son muy a menudo uno de los colectivos más castigados de este sistema. Vemos como después de haber estado toda una vida trabajando, muchas veces en condiciones inhumanas, se les recortan muchos derechos y libertades: recortan en sanidad pública, los sacan de sus casas, como ya vimos en el caso de Cinto, o directamente les recortan las pensiones.

Durante estos ya casi dos meses de confinamiento hemos ido viendo de forma muy recurrente noticias sobre la vergonzosa situación en las residencias de ancianos. Un caso muy reciente es el de una residencia de Premià de Mar donde se han registrado veinticuatro muertos y cerca de ciento ochenta positivos por coronavirus sobre los doscientos abuelos residentes, es decir, un 90%. Pero lo más grave de todo esto es que tampoco nos tiene que sorprender puesto que los trabajadores de las residencias llevan desde el inicio denunciando las condiciones higiénicas.

Según otra noticia de RTVE en España han muerto 17.370 abuelos en residencias por la Covid-19 o con síntomas. Esto significa que los muertos en las residencias de ancianos equivalen a casi el 70% del total, una cifra muy preocupante.

Alguien podría decir que estas cifras no son por nada extraordinarias y que ya era de esperar que las muertes por coronavirus en las franjas de edades más grandes fueran más elevadas. Si bien es cierto que el coronavirus afecta más a las personas con un sistema inmunológico más débil, también hay que decir que entonces se tendrían que haber tomado desde el inicio medias más drásticas en estos centros. El caso es que no se tomaron ni medidas drásticas ni casi ningún tipo de medidas en muchos centros, como así lo indican las 38 investigaciones penales abiertas a residencias.

Pero a toda esta situación hay que sumarle qué es lo que les depara el futuro a estas generaciones. Cada vez más medios de comunicación empiezan a hablar de las consecuencias que tendrá esta crisis económica y es muy frecuente ver noticias como esta de La Razón en la que explica como el gobierno estudia un fuerte recorte en las pensiones. Este comportamiento miserable por parte del “gobierno progresista” no nos tiene que extrañar nada, puesto que este es el verdadero carácter de la socialdemocracia, ¡este es el verdadero carácter del capitalismo! Lo que con una mano ceden para amansar en la clase trabajadora te lo sacan con la otro mano. Mientras hablan de un ingreso mínimo vital, siguen al servicio del gran capital Financiero, mientras se llenan de discursos de democracia y libertad el día que muere Billy  el niño, forman gobierno con un torturador como Marlaska y condecoran a los policías que reprimieron el 1-O.

Hace falta que nos preguntamos, entonces, qué es lo que nos lleva a ver los jubilados como una carga, como un gasto. Y para encontrar una respuesta clara hay que ir a las raíces del modo de producción. Cualquier persona que se haya interesado mínimamente por el funcionamiento de la economía y de las empresas en el marco actual, sabrá que los trabajadores no son más que una máquina o una parcela de tierra. ¿Qué podemos esperar de un sistema que trata a las personas como un factor más en el proceso productivo? Y por tanto, ¿qué podemos esperar de un sistema que cuando dejamos de ser eficientes para aumentar el capital de unos pocos se desentiende de nosotros?

La sensación constante de las personas mayores de ser una carga es un síntoma más de que el capitalismo es criminal. Todas las mejoras que presuma aportar la socialdemocracia, no son ni mucho menos el máximo al que tenemos que aspirar. Esta sensación constante que tienen no es ex nihilo, sino que proviene justamente de que se los trata como una carga.

Así pues, la lucha de los jubilados es y tiene que ser nuestra lucha, la lucha de la clase trabajadora y de los estudiantes, puesto que es la lucha por nuestro futuro y del futuro de los que nos rodean. Del mismo modo, la lucha de los jubilados no puede ser otra que la lucha por el socialismo, pues es la única manera que se los trate como es debido. Dentro del capitalismo no podemos aspirar a que se nos trate como personas, y por tanto a desarrollarnos como tal. Es por eso que desde el Partit Comunista Obrer de Catalunya (PCOC), llamamos a fortalecer esta lucha y a elevarla a una cuestión de clase, uniendo esta lucha y todas las demás en una sola lucha de clases, en defensa de la clase trabajadora y de todos los colectivos golpeados por el capitalismo.

¡La lucha por el socialismo es la lucha por nuestro futuro!
¡Por la unión de las clases populares!

Barcelona, 10 de mayo de 2020
Célula Joan Comorera de Barcelona. Partit Comunista Obrer de Catalunya (PCOC)

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Racionalidad, conciencia personal y social por coronavirus. Hay que pasar, aunqne sea más dificil que mear hacia arriba en una botella, que lo es, de las canciones Resistiré, Saca el guisqui Cheli que vamo a formá un guateque y Francisco Alegré y Olé, a la canción casi de letra desconocida y música por hacer de: "¿Cómo es esto tío, que siendo los trabajadaores los creadores de cuanta riqueza existe, que cada vez va a más al tiempo que el trabajador va de mal a peor, y se sienta a esperar comiendo un huevo, si es que tiene, porque a veces no tiene ni huevos, a que sean las musarañas pardas le eviten las penurias materiales y espirituales, siendo que son estas musarañas pardas de cien te daré las que le quitan y planean seguir quitándole hasta el aliento?"



Capitalismo y crimen contra el trabajo mundial

Rebelión
11/05/2020


Fuentes: Rebelión 

Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo, (OIT), 305 millones de personas perderán en todo el mundo sus empleos a tiempo completo, a causa de las medidas de confinamiento que aplican los gobiernos para hacer frente a la pandemia del Covid-19 [1]. Además 1.600 millones de trabajadores de la “economía informal” perderán completamente sus fuentes de sustento y pasarán del subempleo al desempleo total, en el que ya están más de 470 millones de personas. La misma organización sostenía, antes de la catástrofe laboral desatada, que los 3.300 millones de trabajadores, que tienen empleo y remuneración, no disponen de “garantías sobre condiciones de trabajo decentes ni ingresos adecuados”[2]. 

El Director general de la OIT, Guy Ryder, sostienen que “Para millones de trabajadores la ausencia de ingresos equivale a falta de alimentos, de seguridad y de futuro. Millones de empresas en el mundo están al borde del colapso. Carecen de ahorros y de acceso al crédito. Estos son los verdaderos rostros del mundo del trabajo. Si no se les ayuda ahora, sencillamente perecerán». 

La organización no gubernamental Oxfam, en enero de 2020, en su informe: Tiempo para el cuidado, publicó que los 2.153 milmillonarios que hay en el mundo poseen más riqueza que 4.600 millones de personas (el 60% de la población mundial). “En América Latina y el Caribe el 20% de la población concentra el 83% de la riqueza. El número de milmillonarios en la región ha pasado de 27 a 104 desde el año 2000. En grave contraste, la pobreza extrema está aumentando. En 2019, 66 millones de personas, es decir, un 10,7% de la población vivía en extrema pobreza, de acuerdo a datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)”.[3]

La pandemia como las medidas de arresto domiciliario agudizan el desempleo y agravan una situación preexistente de explotación, marginalidad, desigualdad y contradicción social, que en el Ecuador ya alcanza los 400 mil despidos y un riesgo potencial que afectará a más de 743 mil trabajadores del sector público y privado, según un informe de la Cámara de Industrias y Producción. 

Hasta diciembre de 2019 la Encuesta Nacional de Empleo, Desmpleo y Subempleo, (Enemdu), del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), informó que alrededor de 5 millones de ecuatorianos “están entre el desempleo y la informalidad”. [4]

En medio de esta trágica situación y en flagrante contradicción con lo manifestado por la OIT respecto a la enfermedad del Covid-19, como una enfermedad profesional que afecta principalmente a los trabajadores y trabajadoras de la salud, entre los que habrían 1.500 contagiados y más de una decena de víctimas mortales en el país, el gobierno de Moreno, enemigo de los trabajadores, confirma su ausencia de humanidad y neuronas, y emite el 28 de abril de 2020 la resolución 022 del Ministerio de Trabajo, determinando que la enfermedad del nuevo coronavirus (Covid-19) no constituye un accidente de trabajo ni una enfermedad profesional. 

Moreno y el estultísimo grupo de sus asesores y secretarios desoyen lo dicho por la OIT en el sentido de que el coronavirus provoca “un trastorno de estrés postraumático” que es contraído por exposición en el trabajo, y que «en la medida en que los trabajadores sufran de estas afecciones y estén incapacitados para trabajar como resultado de actividades relacionadas con el trabajo, deberían tener derecho a una indemnización monetaria, a asistencia médica y a los servicios conexos, según lo establecido en el Convenio sobre las prestaciones en caso de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, 1964». Igualmente que en el caso de los familiares a cargo (cónyuge e hijos) de la persona que muere por la enfermedad del Covid-19 contraída en el marco de actividades relacionadas con el trabajo, la OIT indica que ellos, también, tienen derecho a recibir prestaciones monetarias o una indemnización, así como una asignación o prestación funeraria[5]. Esto es precisamente lo que intenta negar el gobierno a los trabajadores de la salud, considerados en la propaganda oficial como los “héroes de la patria” que enfrentan a la pandemia pero que en los hechos son las primeras víctimas y no las únicas, no solo de la enfermedad sino de un régimen torpe como cruel, que a las puertas del primero de mayo: día de los trabajadores, se permite tal humillación. 

Que se recuerde hoy más que nunca que son las clases trabajadoras del mundo las que con su fuerza de trabajo colaborativa: física e intelectual crean y producen la riqueza del mundo y no el capital, que se limita a explotar y acumular injusta y egoístamente el plusvalor creado con el sudor, las lágrimas y la sangre de una vasta red social de proletarios precarizados, negados ahora incluso de los mínimos medios de subsistencia y cobertura de sus necesidades, como queda demostrado en la historia y en estas semanas de encierro forzado de millones de trabajadores en todo el mundo con la excusa de la pandemia del Covid-19. 

Como lo descubrió con profundidad Marx: El capital considera al trabajador y su fuerza de trabajo una “mercancía especial” (una cosa y no un ser humano) que al ser consumida en el proceso de producción, produce más valor que lo que ella misma vale, produce plus valor que se apropia el capitalista. El trabajador que no tiene otra cosa que vender, vende su fuerza de trabajo en el mercado, a cambio de un precio que es el salario, que el capitalista paga para que la mercancía especial pueda reproducirse, paga como a toda mercancía, por el tiempo de trabajo socialmente necesario que se necesita para producirla, según las condiciones técnicas de cada época y lugar. Es decir, que el capitalista fija a su gusto y sazón los bienes de subsistencia como comida, ropa y vivienda que supone son necesarias para el trabajador y su familia. El capitalista calcula cuánto necesita el obrero para vivir, con el objetivo de que cada día ese obrero vuelva a trabajar y producir con un salario que es aparentemente “igual” al trabajo realizado.

En esto consiste la explotación del hombre por el hombre, del trabajador por el capitalista, la lucha de clases está viva y lo impregna todo, incluso la pandemia y el encierro, que no es igual para todos, es desesperación para quienes sienten hambre y siempre tienen necesidades insatisfechas.

La relación de dominación Amo-Esclavo desarrollada por Hegel define que “hay amos y hay siervos porque en unos el espíritu de dominación es más fuerte que su miedo a morir en la lucha por el reconocimiento. Si el siervo se constituye en tanto siervo por su miedo a morir es porque el amo se constituye en tanto amo por su decisión de matar. La pulsión de muerte le es esencial al espíritu de dominación”.[6]

Ahora que el miedo a la pandemia está demasiado inflado por los medios masivos, los gobiernos y sus fuerzas represivas normativas, policiales y militares, ahora que “hay un gran desorden bajo el cielo, la situación es excelente” habría repetido Mao Zedong. 

La reclusión obligatoria del toque de queda no debería ser suficiente no solo para protestar y denunciar el crimen masivo del desempleo y el subempleo, sino debería ser el detonante de una gigantesca rebelión global en contra de las condiciones opresivas. Es la hora del “espíritu emancipatorio radical” como diría Slavoj Zizek, que sueñe e imagine “un mundo posible y mejor al igual que realizable”, como decía Lenin. Lo mismo que en términos de Lacan, deberíamos reconocer la situación presente como el momento de la “inconsistencia del gran otro [que] abre el espacio para el acto”.[7]

Notas
2) ttps://www.americaeconomia.com/economia-mercados/finanzas/la-oit-preve-que-el-numero-de-desempleados-aumente-en-25m-en-el-mundo.
6) Feinmann, José Pablo, Filosofía Política del poder mediático, Ed. Planeta, 2013, p.20.
7) Zizek Slavoj, Viviendo el final de los tiempos, Ed. Akal, 2012, p.26. 

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