jueves, 30 de noviembre de 2023

El caótico atropello que prepara Milei

 

Milei encara un cuarto intento de reorganización neoliberal. Capturó un sector de votantes con la ingenua ilusión de penalizar a la ¨casta política¨ y erradicar la inflación con la dolarización. Pero se avecina una guerra contra el pueblo.


El caótico atropello que prepara Milei

 

Claudio Katz

El Viejo Topo

30 noviembre, 2023 

 


Milei está organizando un furibundo ataque contra las conquistas populares. Pretende instaurar un modelo neoliberal semejante al impuesto durante décadas en Chile, Perú o Colombia. Intenta modificar las relaciones de fuerzas que limitan el despotismo de los capitalistas, doblegando a los sindicatos, debilitando a los movimientos sociales y atemorizando a las organizaciones democráticas. Busca introducir una hegemonía perdurable de los poderosos.

El libertario encabeza el cuarto ensayo de la intentona reaccionaria que inició Videla, retomó Menem y recreó Macri. Tiene muchos parentescos y diferencias con esa trayectoria.

Arranca con un significativo sostén electoral. Se impuso por 11 puntos en el balotaje, ganó en 21 provincias, casi empató en el bastión peronista de Buenos Aires y volvió a pintar de violeta el mapa nacional. Consiguió esos guarismos con un reducido voto en blanco. Esa contundencia quedó plasmada en el reconocimiento anticipado de su triunfo por parte de Massa. Nuevamente fallaron los pronósticos que auguraban una elección reñida.

La convergencia con Macri permitió esa arrolladora victoria. El libertario retuvo el sostén de sus seguidores y sumó al grueso de la derecha convencional. La neutralidad promovida por la UCR y la Coalición Cívica fue desoída y el peronismo añadió muy pocos sufragios al magro caudal de sus últimas presentaciones.

Los comicios repitieron lo sucedido recientemente en Ecuador, donde la victoria inicial de la centroizquierda en la primera vuelta, quedó revertida por la unificación de la derecha en el balotaje.

DOS EXPECTATIVAS

 Milei intenta forjar una fuerza ultraderechista para sostener su agresión contra los trabajadores. El 30% de votantes propios es el sustento de esa construcción. Es un pilar diferenciado del 26% que aportó el PRO a su presidencia.

Las explicaciones más corrientes del primer caudal resaltan los ingredientes emocionales. Destacan el odio, la escasa politización y la irracionalidad de conductas que prevalecen en ese sector. Estos rasgos están muy presentes y sintonizan con el excéntrico liderazgo del próximo presidente. Con Milei ha triunfado la peor de las opciones que ofrece un sistema político-social asentado en la tiranía de los poderosos.

Pero la evaluación de la base electoral de Milei en términos de mero fastidio y voto bronca impide registrar las motivaciones de ese sustento. El libertario convirtió a “la casta política” en el chivo expiatorio de todas las desgracias del país. Con esa campaña logró una atracción transversal de votantes y una especial simpatía de los jóvenes pauperizados.

Utilizó esa bandera para aplastar a Massa, luego de haber sufrido una paliza en el debate presidencial. Esa derrota paradójicamente lo potenció, porque su oponente confirmó la rechazada imagen de un pícaro político profesional, que concentra todas las bajezas de la ¨casta¨.

Milei canalizó ese repudio porque proviene de otro palo. Es un outsider instalado por los medios de comunicación para popularizar la agenda derechista. Difunde un mensaje ultraliberal con el envase poco corriente del anarcocapitalismo estadounidense.

Los delirios de esa corriente incluyen apelaciones bíblicas y mensajes apocalípticos de purificación. En esa alocada mirada se inspiran las convocatorias a comprar y vender armas, forjar un mercado de órganos humanos y observar el matrimonio igualitario como un malestar equiparable a los piojos.

En vez de provocar el esperable rechazo de los votantes, esas extravagancias afianzaron la imagen de Milei como un personaje ajeno a la ¨casta¨. Su discurso conectó con el renacimiento de la consigna ¨que se vayan todos¨. Esa demanda reapareció con la misma tónica anti institucional del 2001, pero con un contenido contrapuesto a esa rebelión. En lugar de motorizar una protesta contra los poderosos fue manipulada para preparar el ataque a las conquista sociales y democráticas.

Los seguidores del libertario esperan una drástica depuración del sistema político. Es la ilusión que Milei comenzó a socavar, con sus contubernios para repartir los cargos del nuevo gobierno.

La segunda expectativa que explica el éxito de Milei fue su promesa de erradicar la inflación dolarizando la economía. La carestía es una intolerable desgracia que la población anhela extirpar por cualquier medio. El cansancio con un flagelo que desquicia la vida cotidiana, indujo a convalidar las soluciones mágico-expeditivas que postula el libertario.

Milei no presentó un sólo ejemplo de viabilidad de su propuesta, pero introdujo la ilusión de un funcionamiento provechoso de la economía dolarizada. Retomó el mito de la convertibilidad menemista, omitiendo el desempleo y la regresión productiva que sucedió a una estabilización monetaria asentada en el endeudamiento y las privatizaciones. Recreó también el espejismo de la potencia argentina a fin del siglo XIX, ocultando que esa prosperidad agro-exportadora sólo enriqueció a la oligarquía, afianzando el perfil subdesarrollado del país.

El libertario siempre presentó sus imaginarios paraísos como corolarios de un duro ajuste. Pero sus votantes suponen que la ¨casta ¨ (y no ellos), cargará con los costos de ese sacrificio. Ese ensueño quedará demolido con los padecimientos que motoriza el nuevo mandatario.

PRESIDENCIALISMO AUTORITARIO

Milei anhela un régimen político asentado en el fulminante predominio del Ejecutivo. No pretende anular el Congreso, ni erradicar el Poder Judicial, pero aspira a neutralizar la gravitación de ambos organismos. En varias oportunidades deslizó su intención de recurrir al plebiscito para contrarrestar el bloqueo a sus iniciativas.

El libertario debutará con un pequeño pelotón de legisladores y sin conexiones firmes con los tribunales. Su meta de presidencialismo autoritario no está a la vista, pero tiene un plan para alcanzar un objetivo emparentado con la trayectoria de Fujimori.

Milei intentará forjar una base político-social propia con los recursos públicos. Procurará transformar el disperso conglomerado de personajes que agrupa La Libertad Avanza en algún aparato de peso territorial. Buscará, además, complementar esa construcción con una red de pactos más sólidos, que las quintas improvisadas con su variopinto espectro de socios.

La principal alianza que concertó inicialmente fue con la derecha militarista de la vicepresidenta Villarruel. Ese acuerdo le aportó el minoritario sostén de los nostálgicos de la dictadura y muchas simpatías de los poderosos, que aprueban el cimiento represivo del próximo ajuste. El atropello que motoriza el libertario exige gendarmes, palos, balas y detenidos.

Villarruel se embanderó con Videla poniendo fin a las ambigüedades del macrismo. Pretende convertir a los genocidas en víctimas, mediante un negacionismo recargado que recrea los peores fantasmas del pasado. Su atroz revisionismo provee justificaciones a la criminalización de la protesta social. Macri intentó sin éxito esa andanada, identificando la resistencia popular con los privilegios de los corruptos.

Milei repetirá esa fórmula diabolizando a los que ¨se oponen al cambio¨. Buscará acallar las voces disidentes con prohibiciones y purgas culturales. El anunciado cierre de Telam, Radio Nacional y la TV Pública anticipan esa arremetida. Villarruel apuesta al desarme de todas las conquistas democráticas de los últimos cuarenta años, empezando por la anulación de los juicios a los genocidas.

Un segundo acuerdo político del libertario con Macri apuntó a sumar votos en el balotaje. Las lecturas de esa componenda resaltaron la habilidad del ingeniero para manejar a Milei, amoldando el estilo, el tono y la estética del candidato a las pautas fijadas por los equipos del PRO.

Pero los sucesos posteriores confirman que el nuevo mandatario no es personaje manipulable. Tiene un plan propio que ya desató agudas tensiones con Macri. Los pronósticos del próximo gobierno como un segundo turno de Cambiemos son prematuros. Las disputas por el gabinete y la conducción del bloque parlamentario contraponen el perfil derechista convencional que auspicia Mauricio, con la aventura plebiscitaria que alienta el nuevo mandatario.

Milei tramita una tercera alianza con la derecha peronista. Ya sondeó a Pichetto, Randazzo, Toma y Scioli para cargos de alta responsabilidad, reforzando las tratativas preelectorales con Barrionuevo. Con el mismo propósito designó en el ANSES y en Transporte a funcionarios de Schiaretti.

Ese tanteo apunta a usufructuar de una crisis del peronismo, que despunta en estricta proporción al triunfo de Milei. Si el libertario hubiera ganado en forma ajustada, Massa habría podido preservar el liderazgo que conquistó en el PJ, al tornar competitiva la candidatura de un oficialismo desmoronado. Pero la demoledora derrota del justicialismo ha reabierto todas las heridas de esa formación. Milei atrae al sector antikirchnerista, que ha madurado un discurso de enaltecimiento del capitalismo y hostilidad a los desamparados.

La presidencia del libertario aporta, además, un inesperado trofeo internacional al trumpismo. Buenos Aires se convertirá en un lugar de frecuente concurrencia de los exponentes de la oleada marrón y ya circulan invitaciones para recibir a Trump, Bolsonaro, Orban, Kast y Abascal. La ceremonia de asunción será una cumbre de la ultraderecha planetaria. Las tensiones que genera ese alineamiento dentro de la región han salido a flote y los elogios de Bukele contrastan con los duros calificativos de Maduro y Petro.

Milei apuesta a enlazar esa red internacional con la construcción de su propio espacio dentro del país. A diferencia de sus pares, no cuenta con un partido de peso o con fuerzas religiosas y militares que apuntalen su figura. Además, su propia cosmovisión ideológica asentada en la escuela económica austríaca, el anarcocapitalismo y el paleo-libertarismo de Rothbard carece de nexos con las tradiciones derechistas de Argentina. Su activa promoción de enlaces internacionales apunta a contrarrestar esa carencia.

THATCHERISMO Y BOLSONARISMO

El agrupamiento forjado por Milei incluye una gran variedad de grupos fachos, pero su proyecto no es fascista. Contiene sectas violentas como Revolución Federal, involucradas en el intento de asesinato de Cristina y patotas que despliegan amenazas con el logo de los Falcon Verdes. También considera despachar provocadores contra los manifestantes opositores (¨orcos¨).

Pero el fascismo, como régimen tiránico asentado en el despliegue del terror contra las organizaciones populares para doblegar un peligro revolucionario, no está en el horizonte inmediato. Milei tiene un propósito thatcherista de modificar las relaciones de fuerza, quebrando las poderosas organizaciones populares del país.

Seguramente buscará zanjar a favor de las clases dominantes algún conflicto social emblemático, como fue la huelga de los mineros en Inglaterra (1984). En lo inmediato tratará de salir airoso del choque que suscitará su mega ajuste. El resultado de esa primera batalla será determinante de las confrontaciones posteriores.

Bolsonaro es el principal antecedente y referente de Milei. Esa afinidad quedó explicitada en la acelerada invitación que recibió el ex capitán, para concurrir a la asunción del 10 diciembre. Ese convite afecta a Lula y al consiguiente vínculo con el principal socio económico de Argentina.

Milei alaba a Occidente, ensalza a Estados Unidos y teatraliza su fanatismo por Israel con tributos a un rabino medieval. Despotrica además contra China, que es el gran mercado de los bienes primarios del país. Bolsonaro desplegó la misma retórica, pero finalmente optó por el pragmatismo con Beijing bajo la presión de los agroexportadores brasileños.

El libertario debuta repitiendo la tónica inicial del militar brasileño. Colocó exóticos individuos en puestos claves del manejo estatal, en conflicto con los funcionarios experimentados que sugiere el establishment. Un clonador de caballos al frente del Conicet y un abogado con pergaminos emitidos por los medios de comunicación ya emulan las escandalosas designaciones de Bolsonaro. También la incipiente tensión con figuras de la derecha tradicional y el resquemor de los grandes medios de comunicación emparentan a ambos procesos.

Pero Bolsonaro es también el ilustrativo espejo de un autoritarismo frustrado. Al igual que Trump, su ambición tiránica incluyó un fallido golpe de estado que afectó su carrera. El libertario criollo espera evitar derrotas de ese tipo.

EXPLICACIONES Y COMPARACIONES

¿Cómo se explica el éxito electoral de un personaje tan nefasto como Milei?

Muchos balances enumeran factores sin jerarquizar las causas de ese resultado. El desastre económico potenciado por el gobierno de Fernández determinó la victoria del libertario. Los votantes rechazaron un oficialismo que toleró el 120% de inflación y expandió la pobreza por encima del 40%. El discurso progresista disfrazó un ajuste que generalizó el status de trabajador formal pobre. Las promesas de Massa fueron poco creíbles y su oponente capitalizó esa desconfianza.

El grueso del electorado atribuyó la responsabilidad del desbarranque económico al gobierno. Podría haber culpado a los grupos capitalistas o a las presiones destituyentes. El gobierno venezolano y los dirigentes cubanos doblegaron a la oposición demostrando ese tipo de acoso, en condiciones económicas comparables a la Argentina.

Lo que pulverizó al peronismo en las urnas fue la inacción política ante un gran deterioro económico. Esa parálisis comenzó con la agachada inicial en el caso Vicentín y se consolidó con el sometimiento al FMI. La culpabilidad directa de Alberto salta a la vista, pero la responsabilidad de Cristina no es menos relevante.

CFK renunció a librar la batalla contra la degradación económica y se limitó a señalar adversidades con mensajes elípticos. Desde la vicepresidencia podría haber introducido un cambio de rumbo, luego de la contundente advertencia que irrumpió en los comicios de medio término. En ese momento Milei tan sólo despuntaba como una pequeña fuerza en formación.

Cristina tampoco impulsó una reacción acorde a la gravedad del atentado contra su vida y el broche final fue la renuncia a su candidatura. Esa actitud de resignación contagió a la militancia y desmoralizó a sus seguidores. Fue una postura inversa a la que adoptó Lula para confrontar con Bolsonaro.

La exitosa batalla contra la ultraderecha que se libró en Brasil, Colombia y Chile demostró que la derrota de personajes semejantes a Milei es posible, cuando se motorizan reacciones democráticas masivas.

En los últimos meses esas respuestas despuntaron en el país, con iniciativas de estudiantes, artistas y vecinos. Pero esa micro militancia del progresismo no alcanzó para contener la oleada violeta, que coronó cuatro años de frustraciones con el presidente elegido por Cristina. El veredicto final fue anticipado por el contraste de los actos de cierre. Massa se reunió con un reducido grupo de estudiantes secundarios, mientras Milei llenaba las calles de Córdoba.

El desenlace electoral argentino presenta ciertos parecidos con el triunfo de Bolsonaro en el 2018. La misma sorpresa (y desazón) que generó ese resultado se verifica actualmente en el país. El miedo suscitado en Brasil por un desvariado capitán fue inferior al hartazgo corporizado en la figura de Hadad. Y las frustraciones acumuladas con Dilma se asemejaron al desengaño con Fernández.

Pero también es cierto que la desastrosa gestión Bolsonaro incentivó el resurgimiento posterior de Lula. Ese antecedente aporta cierta advertencia contra los pronósticos de inexorable declive del kirchnerismo y ocaso definitivo del progresismo.

El principal trasfondo común de ambos contextos ha sido la ausencia de resistencias sociales significativas. En Brasil la oleada de protestas del 2016 desembocó en un sostén al bolsonarismo y en Argentina la tradicional pujanza del movimiento sindical quedó achatada en los últimos cuatro años.

INTERPRETACIONES Y JUSTIFICACIONES

La canalización ultraderechista del descontento con los gobiernos progresistas no es una singularidad argentina. Milei reproduce las mismas tendencias que se verifican en otras latitudes. Se ufana de ser el ¨primer presidente liberal-libertario del mundo¨, pero variantes de mismo tipo gobiernan desde hace tiempo en varios países.

Es cierto que la pandemia facilitó la avalancha de corrientes reaccionarias, pero los oficialismos de ese signo fueron igualmente castigados por el impacto de la infección. Alberto Fernández receptó el mismo malestar que afectó a Trump y a Bolsonaro. Ese repudio electoral no se extendió, además, a todos los progresismos. López Obrador por ejemplo salió airoso de la prueba

Se han expuesto muchas evaluaciones de los efectos psicosociales de la pandemia y de la desestabilización emocional que generó en las jóvenes camadas. Algunas interpretaciones estiman que esa conmoción potenció las pulsiones

autodestructivas que bordean a la sociedad. Pero es un abuso extrapolar esas evaluaciones al campo político para explicar la victoria de Milei. Las principales causas del éxito ultraderechista se ubican en los visibles ámbitos de la degradación económica y la defraudación política.

Es evidente que Milei navegó con el viento de cola que aporta la reacción ideológica neoliberal contra progresismo. La precarización del empleo y la erosión de las prestaciones sociales del Estado deterioraron la imagen positiva de la actividad pública.

Los libertarios se montaron en ese desgaste para propagar los mitos del individuo emprendedor y autosuficiente, sin aportar un sólo ejemplo de viabilidad de esas creencias. Su enaltecimiento del consumo también convergió con esas presunciones, porque en el último bienio se convirtió en un inesperado refugio para lidiar con la inflación y la imposibilidad del ahorro.

Milei usufructuó de una oleada de reacción conservadora. Con ese vendaval atacó la “ideología de género” y el “marxismo cultural” anticipando actitudes inquisidoras. Seguramente archivará sus odas a la tolerancia liberal, para implementar las persecuciones que promueven los cavernícolas de su equipo. Benegas Lynch ya lanzó una campaña para derogar el aborto y atacar al movimiento feminista.

Salta a la vista la enorme incidencia que tuvieron los nuevos medios de comunicación en el éxito de Milei. Manejó con gran habilidad las plataformas y contó con la estrecha colaboración de especialistas en redes sociales. Utilizó ese cimiento -como su padrino Trump- para divulgar noticias falsas. Tenía incluso preparada una fantasiosa denuncia de fraude para lidiar con resultados electorales adversos.

El libertario aprovechó también el clima posmoderno de disolución de la verdad y pérdida de confianza en la razón, para exponer propuestas disparatadas, contradecir sus afirmaciones y sostener inconsistencias sin sonrojarse.

Frente al impacto generado por su inesperado triunfo se han multiplicado las explicaciones, que enuncian causas sin privilegiar los determinantes económicos y políticos de la marea violeta. Particularmente el peronismo se encuentra en estado de shock y sus pensadores sustituyen la evaluación concreta de lo ocurrido por descripciones (inflación, deuda), generalidades (ascenso de la derecha) o meras justificaciones (pandemia, guerra, sequía).

Otros convocan a posponer el balance (¨es necesario pensar la derrota¨) o a soslayarlo (¨para evitar mayores daños¨). Algunos optan por la crítica a los votantes (¨los pueblos se equivocan¨), con una mirada paradójicamente emparentada con la denigración derechista de Argentina (¨país de mierda¨). La evaluación política del kirchnerismo que intentan eludir, es el único camino para esclarecer el complejo escenario creado por Milei.

EL TORMENTOSO DEBUT CON AJUSTE

Ningún ultraderechista ha debido lidiar con una crisis económica comprable a la Argentina. Aquí radica la gran diferencia con Bolsonaro y esa singularidad suscita los principales interrogantes sobre el libertario.

Bajo una mar de improvisaciones, Milei tiene un definido plan de ajuste en varias etapas. Acordará ante todo con el FMI el atropello a las conquistas populares. Pocas veces se verificó tanta coincidencia inicial con el Fondo.

Los recortes del déficit fiscal y la emisión que exige organismo -para acumular reservas y garantizar los pagos al acreedor- convergen con Milei. Las tijeras que demanda Washington coinciden con la motosierra del libertario. Su hostilidad hacia China diluye además los temores del FMI, a las imprevisibles maniobras de Argentina con los yuanes que sostienen las menguadas reservas del Banco Central.

El arranque de Milei será la gran devaluación que Massa pospuso y Macri no logró forzar a través de fallidos golpes de mercado. El dólar oficial saltaría un 100% para comenzar su aproximación al precio del paralelo. El libertario intentó sin éxito que Fernández se despidiera con ese sacudón y Alberto accedió tan sólo a encarecer parcialmente el tipo de cambio para los exportadores y el turismo.

La mega devaluación de Milei potenciará la altísima inflación. La brutal remarcación en curso y la generalizada retención de mercancías anticipan ese impacto. Como el libertario ya anunció que anulará los acuerdos de precios, comienza a percibirse un clima de hiperinflación.

La inminente cirugía sin anestesia incluye una drástica reducción del gasto público que empobrecerá al grueso de la población. El anuncio de una eventual eliminación del aguinaldo es un indicador de la escala de esos recortes. Un hachazo del mismo tipo introduciría la suspensión de la obra pública y la amputación de los fondos girados a las provincias.

La aplicación de semejante ajuste será garantizada por el abrupto achicamiento de la emisión. Los efectos recesivos de esa restricción introducirían el principal giro de la coyuntura económica. El descalabro de los últimos años se gestionó manteniendo un nivel actividad que ahora tenderá a desmoronarse.

En las próximas semanas se verificará el impacto de una guerra económica contra el pueblo. Milei, Bullrich y Macri intentaron que el escenario caótico recayera sobre el actual gobierno, pero todo indica que ese contexto irrumpirá en diciembre. El nuevo gobierno deberá afrontar las consecuencias de su brutal ajuste.

ATROPELLO CON ENDEUDAMIENTO

La segunda etapa del Plan Milei transita por la aprobación legislativa de un reordenamiento neoliberal, muy superior al intentado en el pasado. Ese paquete incluye el desmantelamiento de Aerolíneas, la eliminación de 11 ministerios, la privatización de medios de comunicación, la desregulación de los alquileres, el recorte de las transferencias a las provincias, nuevas rebajas de las jubilaciones, algún reinicio del sistema privado de pensión y una reforma laboral que elimina las indemnizaciones.

Esa monstruosidad legislativa ya está encarpetada, pero sus promotores vacilan en su introducción en bloque (ley ómnibus) o en forma secuencial. Para evitar trabas en los tribunales, el nuevo ministro Cúneo Libarona negocia cierta impunidad, a cambio de privilegios a la casta judicial (cierre del juicio político a los supremos y ocupación de las vacantes por ahijados de la Corte).

Pero la aprobación legislativa de las contrarreformas neoliberales depende de las alianzas concertadas por un presidente, que no cuenta con significativa bancada propia. En los chisporroteos por la designación de funcionarios, Macri chantajea con retacear ese sostén legislativo.

La tercera etapa del plan en curso es la dolarización, que Milei presenta como una meta estratégica de improbable implementación inmediata. Tiene un significado semejante a la convertibilidad, como sustento de la reorganización neoliberal de Menem. El libertario no renuncia a imponer ese cambio del patrón monetario, pero no puede dolarizar sin divisas.

También resulta imposible esa mutación monetaria con la montaña de pesos circulantes y la burbuja de la deuda pública concentrada en las Leliqs. La dolarización exigiría acumular divisas y achicar esa masa de títulos, al cabo de un tsunami económico que estabilice la moneda. Por esa razón, la dolarización paulatina (en el modelo de Ecuador o de El Salvador) es concebida como el tercer momento del programa libertario. Su implementación inmediata generaría no sólo un estallido cambiario y un desplome hiperinflacionario, sino también el colapso de los bancos.

Las entidades concentran la montaña de las Leliqs y funcionan renovando el crédito al Estado, con muy pocos préstamos al sector privado. Una dolarización sostenida en el abrupto achicamiento de esos títulos (mediante su conversión en otro bono), afectaría tanto a los depositantes como a los propios bancos.

Milei no necesita divisas para el futuro plan de dolarización, sino para el inicio inmediato de su gestión. Este auxilio es perentorio. Con el dinero prestado a cambio de las Leliqs, el Estado paga los sueldos, las jubilaciones y los compromisos con contristas y acreedores. Si no consigue algún oxígeno externo deberá debutar con anuncios de paralización del funcionamiento corriente de la administración pública.

Sólo el sector más extremista de su equipo -que perdió influencia con la renuncia de Carlos Rodríguez- propicia iniciar el ajuste con un colapso de monumental envergadura. Milei busca créditos en el exterior para eludir esa aventura. Hasta ahora exhibía los préstamos negociados por Emilio Ocampo con algunas entidades (Bank of America) y fondos de inversión (Black Rock). Pero al parecer optó por el dinero que conseguiría Caputo, el artífice de todas las bicicletas en la era Macri.

El ¨Messi de las finanzas¨ transformó primero al país en el mayor deudor privado del planeta y luego en el principal prestatario del FMI. Es un experto de la timba al servicio del Deustche Bank y el JP Morgan, que reaparece emulando el retorno del segundo Cavallo frente a una economía al borde del precipicio.

Nadie sabe cuánto dinero conseguiría y cuáles serían las garantías otorgadas a los acreedores, pero el protagonismo de YPF indica que los banqueros han sido tentados con los activos de Vaca Muerta. La productividad de ese yacimiento es tan elevada, que permitiría transformar el actual déficit energético (4500 millones de dólares) en un enorme superávit (17.000 millones) en el 2030. Milei anunció que privatizará la empresa petrolera (cuyas acciones explotaron en Wall Street) y colocó a un hombre del Grupo Techint para gestionar la liberación de precios y una mejora adicional del floreciente balance de la compañía.

El fondo buitre que reclama en Nueva York el pago de una inverosímil deuda con YPF, ya aceptó tomar acciones como prenda de pagos futuro. Hay otras privatizaciones en agenda (AYSA, ferrocarriles) y se ha desatado una guerra por los negocios más rentables (Arsat), pero Vaca Muerta (segunda reserva gasífera del mundo) es la joya que Milei pone en remate para endeudar por enésima vez al país.

Si el libertario logra introducir una estabilización monetaria semejante a la conseguida con la convertibilidad, retomará el plan de dolarización al cabo de una transición bimonetaria (crecientes contratos sectoriales nominados en divisas). La mixtura de ambas variantes sintetizaría la convergencia de su plan con los modelos propiciados por los economistas de Macri.

Pero lo más probable es un estallido previo de la burbuja especulativa en gestación, al compás de la alocada danza de nombres que disputan los cargos del ámbito económico. Mieli está rodeado de financistas aventureros que ya demostraron su incalculable capacidad de daño. Sturzenegger fue el creador de las Lebacs (que antecedieron a las Leliqs) y Caputo colocó un increíble bono que hipoteca al país por 100 años.

La disputa entre financistas por el re endeudamiento en marcha generó una crisis de potenciales ministros antes de su asunción. Con la caída de Ocampo quedaron afuera varios candidatos del riñón de Milei (Piparo al Anses, Villarruel a Seguridad). A su vez con el ascenso de Caputo ganaron espacio los macristas (Bullrich a defensa). El círculo rojo prefiere a los funcionarios más confiables del PRO en el debut de la gestión. Pero las virulentas disputas en la cúspide anticipan un perfil caótico del nuevo gobierno.

RESISTENCIAS Y EROSIONES

El principal límite que afronta la topadora de Milei es la resistencia popular. Esa reacción frenó en el pasado varios intentos de remodelación regresiva del país. El libertario tratará de salir airoso de la misma confrontación que socavó a sus antecesores. Se propone modificar la relación de fuerzas que no lograron alterar sus maestros.

Cuenta a su favor con la desmovilización social imperante desde hace varios años. Sólo los movimientos piqueteros se han mantenido en la calle, frente a organizaciones sindicales paralizadas. Milei está favorecido, además, por la magnitud de su éxito electoral y por la memoria reciente de los fracasos de Alberto.

Pero las rebeliones populares han irrumpido periódicamente en Argentina con inesperada intensidad y es muy aleccionadora también la reciente experiencia de Ecuador. El neoliberal Lasso llegó confiando en su capacidad de atropello y afrontó dos impresionantes derrotas, ante la fulminante respuesta desde abajo que encabezaron las organizaciones indígenas.

El mega ajuste de Milei está amenazado, en segundo lugar, por la inmanejable dinámica de sus medidas. Ensayará un ajuste sobre el ajuste que tiene pocos precedentes. Tradicionalmente las devaluaciones y los grandes recortes del gasto público introducían un abrupto deterioro de ingresos populares ascendentes (o por lo menos estancados). Ahora se pulverizarán salarios de pobreza y subvenciones de indigencia.

Las tarifas (y otros precios que el establishment considera ¨retrasados¨) serán disparados en un marco de altísima inflación, añadiendo combustible al incendio. La motosierra amputará el gasto público, que ha permitido sostener el nivel de actividad mediante un parche sobre el otro.

El inminente combo de mayor inflación con devaluaciones y recesión, augura las mismas turbulencias que desplomaron otras arremetidas iniciales del neoliberalismo. Por esa experiencia los economistas del PRO tenían diseñado varios programas (y ministros) sustitutos de la primera embestida. No está claro si Milei cuenta con algún Plan B, frente a una descontrolada secuencia de corridas cambiarias y bancarias.

Un tercer límite al atropello se localiza en la eventual ruptura de la alianza con Macri. Los indicios de esa fractura salieron a flote en el reparto de los ministerios y en la tradicional disputa del conglomerado de Mauricio con sus rivales de Techint. Todavía se desconoce el resultado de esa pugna, pero el ímpetu inicial del libertario quedó frenado por las exigencias del ex presidente.

La colonización macrista del nuevo gobierno es una posibilidad. Pero Milei no es personaje pasivo, ni un títere de Cambiemos. Exhibe personalidad, defiende los intereses económicos de sus aportantes y encarna un proyecto ultraderechista diferenciado de la derecha convencional. Promovió hasta ahora la apertura de la economía y el recorte de los subsidios a las empresas enlazadas con el Estado, que propician los talibanes del capital financiero. Por el contrario, la Macri se mantiene como un gran lobista de la ¨patria contratista¨. Una escalada del conflicto entre ambos sectores puede erosionar a las dos vertientes del andamiaje neoliberal.

Las clases capitalistas apuntalarán el ajuste a la espera de sus resultados. Ese sostén inicial puede diluir las fuertes diferencias que despuntaron en la campaña electoral. Milei actuó como exponente de los fondos de inversión, Bullrich del capital financiero tradicional y del agro-negocio y Massa fue la carta del capital industrial. Pero como suele ocurrir luego de los comicios, todos se amoldan al ganador siguiendo la adaptación que auspicia el FMI.

En la pulseada final, Milei añadió a su riñón financiero el sostén de los unicornios (Galperin), los gigantes de la industria (Techint) y el grueso del agro-negocio. Massa mantuvo el apoyo de la burguesía industrial (UIA) y de los empresarios con grandes contratos del Estado (Eurnekian, Vila).

Esos alineamientos quedarán seriamente modificados por la cirugía que introducirá el libertario. La guerra por los negocios dejará heridos y el balance del ajuste recesivo sobre el tejido empresarial es imprevisible. Si los caídos son numerosos, comenzará una impugnación desde arriba a la propia continuidad del reordenamiento neoliberal.

DIAGNÓSTICO EN GESTACIÓN

Los pronósticos sobre la presidencia de Milei son tan aventurados, como las encuestas que fallaron en anticipar su arrolladora victoria. Esa dificultad de previsión obedece al carácter novedoso de un protagonista en gestación. La ultraderecha ha ingresado como un actor cuya consistencia es un interrogante.

La disputa política ya no contrapone sólo a peronistas, radicales y macristas. Esta significativa mutación induce a evaluar la coyuntura actual, como un fin de un ciclo e inicio de una nueva época. Pero es prematuro postular que ese viraje histórico comenzó, antes de conocer los efectos inmediatos del nuevo gobierno. En pocos meses sabremos cuál es la dimensión de los cambios que afectan a un país sometido a vertiginosas modificaciones.

Anhela un presidencialismo autoritario, construye su propia base y forjó tres alianzas.

El libertario no es fascista. Espera modificar como Thatcher las relaciones sociales de fuerza, mientras repite la secuencia de Bolsonaro. Triunfó en las urnas por el desbarranque económico y la renuncia kirchnerista a librar una batalla audaz. Ese balance es eludido con descripciones y justificaciones.

Por la escala del inminente ajuste. El endeudamiento con privatizaciones vuelve a escena, en caóticas disputas por los negocios. La resistencia por abajo y las disidencias por arriba afectarán a Milei. Un nuevo protagonista altera los diagnósticos del país.

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QUILAPAYUN - 50 Años

miércoles, 29 de noviembre de 2023

Profundicemos la movilización mundial para frenar el genocidio en Palestina

 


Profundicemos la movilización mundial para frenar el genocidio en Palestina


Publicado el 29 de noviembre de 2023 / Por Lucha Internacionalista

Después 47 días de bombardeos criminales en Gaza, el régimen sionista de Israel ha asesinado a más de 14 mil palestinos de los cuales casi el 70% son niñas, niños y mujeres. El acuerdo es un paso atrás de Israel.

Mientras que en Cisjordania los ataques de los colonos armados por el gobierno y las redadas de las fuerzas de seguridad israelíes, han asesinado desde el 7 de octubre pasado a más de 200 palestinos, de los cuales 52 son menores de edad, además de miles de heridos y detenidos. Esto sucede en una zona donde Hamás tiene muy poca presencia, lo cual pone en evidencia que el objetivo de Israel es tomar Gaza con 2.3 millones de palestinos/as y el resto de la Cisjordania ocupada con 2.9 millones, completando la limpieza étnica contra el pueblo palestino, iniciada hace 75 años con el desplazamiento a sangre y fuego de 800 mil palestinos y palestinas de sus tierras.

Israel comenzó una invasión terrestre de la Franja el pasado 27 de octubre, y simultáneamente sometió al pequeño territorio de 40 kms. de largo y 10 de ancho, a un inhumano asedio cortando el agua, la luz, el ingreso de alimentos y combustibles, así como las comunicaciones con el mundo exterior. Este cerco contra Gaza ya lleva 16 años pero ahora se agudizó en el marco del despliegue terrestre del ejército sionista, agravando el genocidio propiciado por los bombardeos indiscriminados contra la población civil.

En una clara violación de las más elementales normas que regulan las guerras, Israel se ha concentrado en bombardear barrios residenciales, escuelas, albergues de la ONU y hospitales, como ocurrió recientemente con el hospital Al Shifa, el más grande de Gaza, y en el cual además de heridos y enfermos, hay miles de desplazados del norte de la ciudad.

Israel se ha ensañado contra los centros de salud con el argumento de que en sus sótanos habrían túneles de Hamás. El hospital pediátrico Al Rantisi, el hospital Indonesio, el Al Quds, en el cual se encuentran unos 14 mil desplazados del norte, y el de Al Awda, han sido objetivo de los misiles y bombas del ejército sionista. 18 de los 34 hospitales del enclave están fuera de servicio debido a los bombardeos israelíes o a la falta de combustible y suministros médicos.

En Cisjordania ocupada, las redadas del ejército sionista son acompañadas por bulldozer que destruyen las casas de los palestinos, así como carreteras y calles de las distintas poblaciones, especialmente Jenin, Nablus, Balata, ubicadas en el norte de Cisjordania, epicentro de la resistencia a la ocupación sionista.

El acuerdo es un paso atrás de Israel

Después de mes y medio de bombardeos genocidas, Israel y Hamás acaban de firmar un acuerdo de tregua por 4 días para proceder al intercambio de rehenes y presos palestinos en las cárceles israelíes. El diario israelí Haaretz, informó que este acuerdo ya había sido previamente propuesto por Hamás, pero Netanyahu lo habría rechazado. Sin embargo, ante la fuerte presión de los familiares de los rehenes, que a diario se movilizan, y que recientemente marcharon durante 5 días desde Tel Aviv a Jerusalén, Netanyahu tuvo que ceder después de saberse que varios rehenes han muerto como consecuencia de los bombardeos.

El debate en el seno del gobierno sionista se venía dando desde hace días, reflejándose la crisis política, consecuencia de la presión de los familiares de los rehenes que exigían la negociación para lograr su liberación, y de la presión internacional de aliados como Estados Unidos y la Unión Europea, en una posición cada vez más comprometida.

Este acuerdo es un paso atrás de Israel, que en un primer momento se había negado a negociar con Hamás. Es un logro parcial consecuencia directa de la presión interna en Israel, de la fuerte movilización mundial de los pueblos en apoyo a la causa palestina, que ya provocó la caída de la ministra del interior de Gran Bretaña, y de la heroicidad del pueblo palestino que sigue resistiendo contra viento y marea, sobreponiéndose a la brutal masacre generada por el ejército sionista.

Esto es solo una pausa humanitaria. No obstante, la movilización de los pueblos del mundo debe seguir y masificarse cada vez más, ya que la lucha sigue abierta. Ya Israel anunció que después de la tregua retomarán los bombardeos y acciones militares terrestres en Gaza y Cisjordania ocupada.

Mientras los gobiernos imperialistas de Estados Unidos y la Unión Europea apoyan incondicionalmente a Israel, los gobiernos de los países árabes y musulmanes se limitan a dar declaraciones, que no son más que saludos a la bandera que no se expresan en ayuda concreta a la lucha del pueblo palestino. Tampoco Irán ni China hacen nada. Solo se complacen en dar declaraciones de supuesto apoyo a los palestinos.

Después del 7 de octubre, Estados Unidos se comprometió a enviar ayuda militar adicional a la que ya otorga a Israel, la cual asciende a 3.800 millones de dólares anuales hasta el año 2028. Por su parte, recientemente el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, dijo que: «La Unión Europea está con ustedes, apoyándolos en su derecho a la (auto)defensa».

Hace unos pocos días se llevó a cabo en China una reunión con cancilleres de la Autoridad Nacional Palestina, Arabia Saudita, Egipto, Indonesia y Jordania, donde hicieron pública una declaración “contra crímenes de Israel en Gaza” y hablaron de la necesidad de “los dos Estados”, pero sin ninguna medida concreta de apoyo a los palestinos. Antes se habían reunido en Arabia Saudita varios países de la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica, donde insistieron en la solución de los dos estados, y responsabilizaron a Israel de la “continuidad del conflicto y de su agravamiento”.

La idea de dos estados, el palestino y el israelí, establecida en los acuerdos de Oslo de 1993, conviviendo en paz, nunca fue viable. Treinta años más tarde es obvio que sólo sirvió para profundizar la colonización de Palestina, con una Autoridad Palestina al servicio de la ocupación y con la expansión de las colonias, que ha convertido los pueblos y ciudades de Cisjordania en ghettos.

Hasta hoy sólo Bolivia y Belice han roto relaciones con la entidad sionista, una medida también aprobada por el parlamento de Suráfrica. Y algunos otros han retirado sus embajadores, como Colombia, Chile, Honduras, Bahrein, Jordania y Turquía.

A redoblar la movilización mundial en apoyo al pueblo palestino

Pero los que sí han mostrado su respaldo a la heroica lucha palestina son los pueblos del mundo que en distintas ciudades de europeas, del medio oriente, Estados Unidos, Canadá, Asia y América Latina, han salido por millones a las calles, así como en distintos estadios de fútbol alrededor del mundo.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadores y Trabajadoras -Cuarta Internacional- (UIT-CI) llamamos a profundizar y masificar cada vez más las movilizaciones de solidaridad con Palestina para terminar con el genocidio perpetrado por Israel. Como ya decíamos, ahora hay una pausa humanitaria pero Israel reanudará sus ataques y bombardeos criminales. Es necesario seguir la movilización mundial, como ya están anunciando diversas organizaciones feministas que el próximo 25 de noviembre en el marco del Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género, realizarán una acción global feminista por Palestina.

Asimismo, el próximo 29 de noviembre Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, hay que impulsar una gran jornada mundial de movilizaciones en repudio a los bombardeos genocidas de Israel contra Gaza y en apoyo a la heroica resistencia palestina.

La UIT-CI llama a que los pueblos exijan a sus gobiernos: ruptura de todos los acuerdos económicos, comerciales, culturales y militares con Israel. ¡No al envío de armas a Israel! ¡Basta de ayuda financiera y militar de Estados Unidos a la entidad sionista! ¡Que se retire la flota estadounidense de las cercanías de Israel y Medio Oriente! Que los pueblos con su movilización, exijan a sus gobiernos, en particular a los gobiernos árabes, que rompan relaciones con Israel, y apoyen a la resistencia palestina con todo lo que necesite.

¡Alto ya a los bombardeos criminales a Gaza!

¡Fuera el ejército israelí de Gaza!

¡Basta de bloqueo genocida!

¡Ruptura de relaciones políticas, económicas, culturales y militares con Israel!

¡Liberación de las y los presos palestinos!

¡Todo el apoyo a la resistencia palestina!

23 de noviembre de 2023

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)

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Un viaje a ninguna parte

 

En la vida política está a la vista que algo falla. Wilders, Milei, Meloni… ¿Quién les vota? Pues los barrios obreros y la juventud. ¿No da eso que pensar? ¿Por qué las izquierdas han desconectado de ellos –o ellos de la izquierda? ¿Por qué, por qué, por qué?


Un viaje a ninguna parte

 

Yezid Arteta Dávila

El Viejo Atípico

29 noviembre, 2023 



“Quien no impulsa un cambio y no consigue llevarlo a cabo, deja abierta la puerta para que otros lo intenten”. Esta frase creo habérsela escuchado a un loro que, desde su estaca, observaba a un grupo de amigos que a menudo se reunían a platicar sobre la “coyuntura”, mientras bebían vino y masticaban aceitunas. Las ilusiones se pierden —como en la novela— si lo que se promete no se traduce en realizaciones que se puedan ver, tocar y gozar. Esto vale para la izquierda como para la derecha.

Vivimos en un tiempo testimonial. Aprendo más del testimonio de la gente que sale a buscarse el pan cada día, que de la cantaleta de un político al uso. Me impresiona más el relato de un tipo que sonó́ toda la vida con un gran golpe que le sacara de la pobreza, que la lectura de un mamotreto sobre los derechos humanos. Por eso soy fiel oyente de Radio Ambulante y El Hilo, el galardonado podcast dirigido por Daniel Alarcón, que narra historias latinoamericanas, revelaciones de gente que hace o le hacen. El capítulo Un padre, un hijo y un abismo: el ascenso de Javier Milei en Argentina, vale más que los miles de artículos y tertulias que tratan de explicar lo ocurrido en el país de Diego Maradona el pasado domingo 19 de noviembre.

Lo que está viviendo Argentina ya pasó en otras latitudes: Johnson en el Reino Unido, Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil o Meloni en Italia. Un viaje a ninguna parte. Johnson dejó a Inglaterra con la peor inflación del siglo, la infraestructura ferroviaria y sanitaria por los suelos, facturas de servicios por los cielos y huelgas por montones. No quiero volver más a Londres, me comentó una amiga que fue allí́ de paseo. Bolsonaro permitió́ la destrucción de la selva amazónica para favorecer a empresarios codiciosos, provocó el aislamiento internacional de Brasil y legó a Lula una economía frágil como el tobillo derecho de Neymar Júnior. La suerte de Donald Trump depende de los cuatro juicios que tiene pendientes en los tribunales de los Estados Unidos por hechos ocurridos durante su presidencia. A la señora Georgia Meloni le ha tocado tragarse la cháchara que volcó́ contra la inmigración cuando el empresariado italiano le exigió́ mano de obra extracomunitaria para que la tercera economía de Europa no pierda competitividad.

Cuando el señor Milei se hunda en las aguas de la realidad argentina, entenderá́ que el histrionismo es útil para el teatro, pero superfluo a la hora de enderezar la economía de un país que lleva décadas ensayando formulas erráticas. En Argentina el promedio de un ministro de economía al frente de su cartera es de trece meses. En el último medio siglo se han probado decenas de modelos económicos. Ningún gobierno ha dado con la tecla que permita sacar del hoyo al país. Economistas de diversa índole coinciden en que fue Jorge Videla, dictador de Argentina, el catalizador de la crisis endémica que padece la tierra de Borges, Sábato y Cortázar. Milei prometió́, a gritos, arreglar al país. No lo creo.

La ultraderecha continental, incluyendo a la lagarterana colombiana, corea el nombre de Milei. Cualquier bufón vale con tal de atravesarse como un palo en la rueda del progreso y la democracia. Cuando la izquierda olvida a sus electores, caza peleas innecesarias y asume el gobierno como un fin, y no como un medio al servicio de la gente, cava su propia tumba.

“El voto razonado es un espejismo”, concluyó el loro cuando los amigos se fueron. Sobre la mesa quedaron las botellas de vino vacías y los huesos de las aceitunas.

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martes, 28 de noviembre de 2023

La cuestión palestina

 

Los medios convencionales (es decir, los más influyentes) suelen ocuparse de la cuestión palestina como si hubiera surgido hace unos días, olvidando que el sufrimiento del pueblo palestino dura ya más de siete décadas. Vijay Prashad nos lo recuerda aquí.


La cuestión palestina


Vijay Prashad

El Viejo Topo

28 noviembre, 2023 



Charla en el Panel Palestina e Israel, Luchando por una causa. Del grupo Palestina y América Latina de CLACSO

Junto a Martín Martinelli, Silvana Rabinovich, Berenice Bento, Odette Yidi David, Rodrigo Karmy, Moisés Garduño, Jorge Ramos Tolosa, 20 de noviembre de 2023.


La cuestión de Israel y Palestina ha estado vigente desde, al menos, la década de 1930 cuando personas que eran refugiados de Europa donde eran víctimas del antisemitismo europeo, huyeron de la región y llegaron, con la ayuda del Imperio británico a lo que pensaban como Tierra Santa: el área llamada Palestina.  Ahora bien, hay que entender que en Palestina había musulmanes palestinos, había cristianos  palestinos y había palestinos judíos que vivieron en armonía durante mucho tiempo.

Sin embargo, los judíos europeos que fueron expulsados por el antisemitismo europeo, llegaron a Palestina y buscaron tierras que pudieron obtener con la ayuda del Imperio británico. Esto creó tensiones y estalló la lucha en la década de 1930 que propició una rebelión de los palestinos contra Gran Bretaña y contra los nuevos colonos que llegaron. El imperialismo inclinó la mano de los colonos y parte de eso, seguramente, responde al profundo antisemitismo que empujaba a los judíos de Europa. Por eso, no hay que subestimar las profundas raíces antisemitas de Europa y la culpa por el Holocausto.

Esta culpa, sin embargo, no fue manejada hacia adentro de Europa sino que se subcontrató a Palestina para ello. En 1948 se creó  el estado de Israel al mismo tiempo que hubo una catástrofe por el nakba en el que los palestinos fueron expulsados de sus hogares. Fue un acto de limpieza étnica y, además, fue el momento de nacimiento de las Naciones Unidas ya que muchas de sus primeras agencias fueron creadas para abordar el problema de los palestinos refugiados y trasladados a Jordania, al Líbano, a Egipto, a Gaza, a Cisjordania, Jerusalén del Este, etc.

Israel estaba, desde su fundación en 1948, atrapado en una contradicción entre el deseo de crear un estado secular moderno y el deseo  de crear un estado etnocrático. Las tendencias de las fuerzas políticas para hacer de Israel un estado nacional etnocrático, un estado de un pueblo, una etnia y una religión fueron fuerzas que se desarrollaron entre 1948 y 1977 cuando finalmente esta idea triunfó con la llegada de Likud al poder. Likud era una organización partidaria que tenía la ambición de crear un Israel más grande que abarque desde el río Jordán hasta el Mar Mediterráneo. De hecho, ese lema ‘desde el río hasta el mar’ se trata de una imposición de la supremacía judía en esa tierra.

Ha habido una tendencia, no sólo reducida a antes de 1948 sino que se aceleró después de 1977, a expulsar a los palestinos, a hacer su vida tan difícil para los cristianos palestinos restantes, judíos palestinos, armenios y otras poblaciones minoritarias que no tengan más salida que irse. El estado de Israel, en otras palabras, es un estado nacional étnico y esto fue la política declarada del gobierno de Israel a lo largo de los años.

Por supuesto, los palestinos contraatacaron creando un grupo llamado Al Fatah y, finalmente, la Organización  de Liberación Palestina con las  que buscaron estrategias tanto civiles como la lucha armada. En esencia, los palestinos fueron defendidos desde 1948 hasta 1973 por los ejércitos árabes de Egipto, de Jordania, de Siria y, hasta cierto punto los del Líbano pero después de la derrota de éstos en 1973 la situación cambió y Egipto y Jordania acordaron la paz con los israelíes. Siria y el Líbano no continuaron con la lucha armada por lo que desde fines de la década de 1970, los palestinos quedaron solos.

En este contexto,  los palestinos del Líbano intentaron mantener la lucha armada y fue entonces cuando los israelíes en 1982 invadieron el Líbano llevando adelante una masacre en Sabra y Shatila empujando  a la Organización de Liberación Palestina y su líder Yasir Arafat que quedaron aislados de la base territorial palestina. En cierto sentido, este aislamiento y la caída de la Unión Soviética fue lo que llevó a los líderes palestinos que ahora luchan, a las mesas de negociaciones en Madrid, en Oslo y otros lugares pero, finalmente, en 1994 sin los soviéticos, sin un contacto directo con las personas y aislados, estalla la primera intifada de 1987. Ésta se desarrolla cuando la gente dentro del territorio palestino ocupado, particularmente en Cisjordania, se levantó bajo el liderazgo de la Organización de Liberación Palestina mientras otros aceptaron los acuerdos de Oslo. Esto es lo que Said llamó el momento en que los palestinos se dieron por vencidos acordando algo se llamó ‘la solución de los dos estados’ por el cual el estado de Palestina debía crearse en los lugares invadidos y ocupados por Israel en la guerra de 1967.

Los palestinos, prácticamente, tuvieron que renunciar al derecho a regresar consagrado en el derecho internacional. La resolución 194 de la Asamblea General de  las Naciones Unidas consagra el derecho de los palestinos que fueron  víctimas de la nakba, a regresar a casa.  Este pequeño territorio, el este de Jerusalén, Cisjordania y Gaza,  ya no iba a ser administrado completamente por los palestinos porque los israelíes tenían control sobre ciertas áreas al dividir el territorio ocupado en jurisdicciones diferentes.

Se suponía que el espacio de Cisjordania, Jersulén y Gaza era un paso seguro para los palestinos pero  como vimos el día después de que firmaron el Acuerdo de Oslo, los israelíes arrojaron a la basura la idea del paso seguro y comenzaron a construir el muro alrededor de Cisjordania que impide el paso a Jerusalén del Este y no permitieron el paso a Gaza que está separada de Jerusalén y Cisjordania. Así que desde el día siguiente del Acuerdo de Oslo, los palestinos fueron incapaces de establecer un estado por la división de las tres partes y la quita de paso seguro a lo que se suma que en todos esos espacios los israelíes han ido creando asentamientos ilegales.

Este fue un fenómeno muy interesante y vemos los mapas para observar el pequeño territorio que se suponía que era el estado de Palestina siendo devorada por los colonos, muchos de ellos inmigrantes judíos provenientes de Estados Unidos, de Canadá, de Europa, etc. Ni siquiera eran de las líneas de Israel de 1948 provenientes de Rusia después de la caída de la Unión Soviética y esto trajo ideas derechistas sobre el nacionalismo judío.

Durante todo este periodo se habló continuamente de la solución de dos estados, incluso hasta hoy, y parece que estructuralmente es imposible ya que los asentamientos invalidan la continuidad de la tierra, el control de los recursos y además porque los israelíes tomaron el control del agua, tomaron el control de las rutas, manteniéndose en esos asentamientos y negándose a salir de allí.

Israel estaba invadiendo Jerusalén del Este mientras se negaba a que la porción Oeste sea parte del estado de Palestina. Se habló de trasladar la capital de Tel Aviv a Jerusalén en su totalidad no sólo a la parte occidental y sacar a los armenios de sus barrios, expulsar a los antiguos residentes de la ciudad vieja, amenazar la histórica mezquita Al- Aqsa porque tiene continuidad  con las áreas de culto judío. Son cuestiones muy provocadoras que dan lugar a la segunda intifada cuando Ariel Shadon va al área del Monte del Templo en una demostración de fuerza. Las consecuencias de esta intifada fue que los palestinos de todas las facciones políticas fueron arrestados, particularmente los de izquierda. Casi todo el arco político y el Comité Central del Frente Popular para la Liberación de Palestina y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina estaban detenidos en prisiones israelíes, tomados como rehenes para invalidar la posibilidad de que naciera un estado palestino.

Asustados por el hecho de que la segunda intifada se intensifique porque daba señales de ser más intensa que la  primera, los israelíes decidieron que iban a celebrar elecciones para dar autoridad política a la gente pues esperaban ganar esas elecciones en las que participaban sectores gordos de la Organización de la Liberación de Palestina que se sentían cómodos con la idea de ser segundos socios de los israelíes. Con la mayor parte de la izquierda en prisión,  con grandes contiendas contra Hamás, que es el movimiento islámico de resistencia fundado en 1989 y es muy fuerte en Gaza, los resultados de las elecciones mostraron que Hamás ganaba en Gaza, momento en  el que los israelíes decidieron retirarse de  Gaza pero continuaron la ocupación a través de medidas de asfixia, castigando al pueblo de Gaza por elegir a Hamás y luego bombardearlos sin piedad en 2008, 2009, 2010, 2012, 2014 devastando su infraestructura.

Este problema comenzó a dar muestras de que la política palestina no iba a ningún lado debido a la asfixia y a los bombardeos periódicos por lo que la supervivencia se convirtió en el problema principal en Cisjordania.  El aumento de los asentamientos, el aumento del acoso por parte de las tropas israelíes, el arresto de activistas y así mucho más. La política palestina estaba en un punto  muy bajo donde  comenzó a parecer que la solución de dos estados no podía llegar  a ninguna parte en ese momento porque los activistas ya hablaban de uno solo. Se trata de la posibilidad de tener un estado único de supremacía judía que fuera un estado libre que junto a todos los demás ciudadanos de segunda clases crearía un  estado secular y democrático. Fue en ese momento cuando los observadores comenzaban a decir  que el proyecto israelí se estaba convirtiendo en el de crear un solo estado. Es decir, se estaba erigiendo un estado apático donde la solución de los dos estados fue invalidada por lo que los activistas comenzaron a decir que  habría que analizar la posibilidad de un estado único secular y democrático para todos.

Había dos soluciones sobre la mesa: una es la solución expulsando a todos los palestinos al Líbano, Jordania y Egipto y los que se queden en Israel pasaría a ser ciudadanos de segunda clase. La otra solución era simplemente decir que los palestinos pueden quedarse pero  tendrán que ser de segunda clase. Esta guerra en Gaza muestra que es la primera la que está bajo operación de los funcionarios israelíes.

Por eso hablo de una segunda nakba en la que sacarán 2.3 millones de palestinos de Gaza y afirmando que enviarán a esos  palestinos al desierto del Sianí. Este es el proyecto en este momento: efectuar  bombardeos terribles, incluyendo instalaciones médicas, pero aquí surge otro problema y  es que los palestinos no se están moviendo y la opinión mundial le está dando la espalda de Israel,  pasando al lado de los palestinos. Creo que la opinión pública  se inclinará hacia el único resultado lógico para los pueblos de esa región, que es aprender a construir un estado en común.

Sin embargo, un estado de los dos no puede darse sin un paso seguro entre  las tres partes de los territorios ocupados y esto no puede suceder a menos que se disuelvan todos los asentamientos y que los palestinos puedan tener el control sobre sus  recursos. Lo primero que debemos tener es un alto en el fuego en Gaza para poder reconstruir ese espacio porque la gente tiene derecho a regresar a sus casas pero, más que nada, tiene que haber un gran proyecto y mucha presión pública contra la idea de un estado etnonacionalista, racista y apático.

Fuente: https://youtu.be/5St7yz0QQHU?si=PUcUTmjmD_Rwojyo y https://www.facebook.com/share/v/nrQhUwacy4kCfwBB/

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