jueves, 3 de marzo de 2022

Pedro Sánchez mete de cabeza a España en la guerra. [Valoración del Partido Comunista Obrero Español (P.C.O.E) respecto de la decisión del gobierno de facilitar armas ofensivas a una de las partes implicadas en la guerra de Ucrania]

 

Pedro Sánchez mete de cabeza a España en la guerra


DIARIO OCTUBRE / marzo 3, 2022



En la sesión de control que celebran los miércoles en el Parlamento español, o teatrillo que hacen las marionetas de los monopolios en sede parlamentaria, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para demostrar a los fascistas que ellos son exactamente iguales de reaccionarios, ha señalado que el “Gobierno español entregará a la resistencia ucraniana, material militar ofensivo”.

Ahí tenemos al gobierno del PSOE y de PODEMOS-IU/PCE señalando abiertamente que van a entregar armas al Estado fascista ucraniano mostrando no solo su faz reaccionaria sino que han metido a todo el pueblo español directamente en la guerra. Sin duda, Pedro Sánchez y todo su gobierno será responsable de todos los muertos que pudieran producirse como consecuencia de esta decisión. No conviene olvidar que la consecuencia de que el embustero, y en nuestra opinión criminal de guerra, José María Aznar formara parte del trío de las Azores y metiera al Estado español en la guerra de Iraq provocó el atentado del 11 M en Madrid en el año 2004 que segó la vida de 193 personas.

No contento con meter de pleno a España en la guerra, y por consiguiente poner a zonas del Estado como posibles dianas – Morón de la Frontera, Torrejón de Ardoz o Rota, por ejemplo – así como a todo el pueblo, Pedro Sánchez planteó un “Plan Nacional de respuesta al impacto de la guerra”, un pacto de Estado donde participen todos los verdugos del pueblo trabajador – grupos parlamentarios, gobiernos autonómicos, la patronal, CCOO y UGT – donde se consagre la moderación salarial – que es lo que está consagrado en el Estado español desde hace décadas –  “con el objetivo de evitar caer en una espiral inflacionaria que mine el poder de compra de las familias, de los ahorradores y ponga en riesgo la recuperación económica”, en palabras del propio Pedro Sánchez.

Sin guerra, la inflación ya estaba desbocada porque ésta no se produce porque suban los salarios sino como consecuencia de la política monetaria que ha hecho la Reserva Federal y el BCE de crear dinero ficticio durante dos décadas al objeto de salvar a un capitalismo en auténtica bancarrota. La creación de dinero ficticio no ha hecho más que devaluar los euros y los dólares pues ese incremento de dinero en circulación no se corresponde con un incremento de la producción ni de la riqueza.

Pedro Sánchez pide la unidad del pueblo como fórmula para subordinar los intereses y las condiciones de vida de los trabajadores a los de la burguesía. Cuando Pedro Sánchez pide unidad y le dice al pueblo que deberá hacer sacrificios lo que está diciendo es que sobre las espaldas de la clase obrera va a recaer de nuevo todo el peso del coste de la guerra imperialista. Pedro Sánchez, como buen peón de la burguesía, no hace más que implementar lo que el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, planteó el pasado día 24 de febrero cuando demandó al gobierno y a la oposición un Pacto de Estado para salvar la economía ante el estallido de la guerra de Ucrania, que cuantificaba en un sobrecoste de 20.000 millones de euros que se traduce en que los empresarios ordenan al Gobierno una transferencia económica a su favor de 20.000 millones de euros que, sin duda, el Gobierno de PSOE y PODEMOS-IU/PCE van a conceder a la Patronal como ya ha verbalizado su esbirro Pedro Sánchez en sede parlamentaria. El 24 de febrero la Patronal ordena y el 2 de marzo el Parlamento, con el Gobierno a la cabeza, obedece. Sin duda, Mussolini o Franco se sentirían orgullosos del discurso de Pedro Sánchez en la sede parlamentaria, algo que los reaccionarios han certificado pues tanto VOX como PP, C’s y el PNV no han dudado en posicionarse con Pedro Sánchez y su gobierno donde los oportunistas de PODEMOS, IU y PCE han demostrado ser enemigos declarados de la clase obrera.

La clase obrera no tiene más salida que romper con este sistema criminal y con un Estado abiertamente fascista tan corrompido como su sistema económico. Es una necesidad unir a todos los sectores del proletariado y sus luchas en una única lucha de clases contra el capitalismo y su criminal Estado, conformando el Frente Único del Pueblo. Es momento de que los comunistas prioricemos el trabajo en esa dirección, en la dirección de construir poder popular para confrontar con el Estado e ir desarrollando las fuerzas de la Revolución Socialista y es ahí donde el Partido Comunista Obrero Español va a concentrar todas sus energías y fuerzas. Asimismo, hacemos un llamamiento a la clase obrera y a todas las organizaciones populares a la movilización, a tomar las calles contra este gobierno reaccionario y contra el Estado. Un Estado podrido como lo demuestra que el mismo día que Pedro Sánchez mete de cabeza al pueblo español en la guerra, la fiscalía aprovecha para cerrar todas las investigaciones sobre Juan Carlos de Borbón alegando la prescripción de sus delitos.

¡POR LA SALIDA DE LA OTAN Y DE LA UNIÓN EUROPEA!

¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO!

¡POR EL SOCIALISMO!

Madrid, 3 de marzo de 2022

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

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La mentira, principal arma de guerra en Ucrania

 

La mentira, principal arma de guerra en Ucrania

 

Por Aram Aharonian

Rebelion

28/02/2022


Fuentes: CLAE - Rebelión


El mundo teme que la humanidad esté al borde de un conflicto militar de grandes dimensiones: ¿terminal? Hoy no solo asistimos a una extrema ideologización y parcialidad en la cobertura de los sucesos en Ucrania, sino que las mentiras y la manipulación del imaginario colectivo se ven potenciados en las redes sociales y llevan a la hipertrofia de una masa informativa fuera de todo control y verificación.

Una vez más, los medios de comunicación –incluyendo las redes sociales- actuaron de forma alevosa para generar un conflicto que sólo puede beneficiar a los vendedores de armas, las petroleras trasnacionales, que son los que han atizado el conflicto. La verdad es la primera víctima de la guerra, decía el griego Esquilo hace más de 2.500 años. Hoy sabemos que la mentira es un arma de guerra.

Los medios hegemónicos instalan la guerra en el imaginario colectivo, cuando lo más sensato sería lamentar el conflicto por lo que éste implica en términos de sufrimiento humano y destrucción material e insistir no en la competencia por demostrar quién es el más fuerte, sino en la necesidad de una solución mediante el diálogo. Es lo que llaman la guerra híbrida, la mentira como arma y la verdad como víctima.

La cobertura de los principales medios de comunicación sobre la crisis de Ucrania es defectuosa, además de claramente racista y llena de prejuicios, repetidores de los mantras rusofóbicos fabricados en Washington para instrumentalizar la guerra de guerrillas geopolítica e ideológica de las “fuerzas del bien”, la civilización occidental, contra la “fuerza del mal”: los rusos “comunistas”, los caucásicos y los euroasiáticos. 

Mientras, siguen omitiendo el perfil ultradechista del actual presidente Volodymyr Zelensky, y de los grupos de extrema derecha y neonazis que participan y apoyan al gobierno.

Un enfoque disonante del pensamiento único en un vehículo mediático hegemónico como el portal brasileño UOL, el viernes 22 de febrero fue la publicación de una entrevista en la que el analista político estadounidense Andrew Korybko afirma que “Brasil y Ucrania fueron víctimas de guerras híbridas dirigidas por Estados Unidos con el objetivo de fortalecer la hegemonía unipolar norteamericana”.

En este drama, Occidente (o sea EE.UU. y los países de la OTAN) dio la espalda a cualquier papel constructivo y se empeñó en utilizar la transitoria debilidad rusa para crear un mundo unipolar regido por Washington, para lo cual transgredió sistemáticamente el compromiso de no expandir hacia el este el manto militar de la OTAN.

 En una prolongación de la guerra fría, que todos creíamos había terminado hace tres décadas, Occidente se empeñó en instalar en Kiev un gobierno rusófobo, con lo cual dio pie a la rebelión de las regiones de mayoría rusa y gestó una suerte de guerra civil que sirvió de caldo de cultivo para el fortalecimiento de grupos ultranacionalistas e incluso neonazis que han permeado a las instituciones ucranias, incluido el gobierno.

El golpe de 2014 en Kiev –que derrocó al gobierno de Viktor Yanukovytch-, probadamente dirigido, con apoyo de Washington, instauró un Estado vasallo repleto de armas y de pandillas desaforadas, con frecuencia integradas por admiradores de Hitler. 

Y si esta incursión rusa se cataloga como violación flagrante del derecho internacional ¿cómo se debe catalogar a las operaciones de la OTAN en la ex Yugoslavia, el bombardeo inmisericorde de Serbia y la descarada proclamación de la independencia de Kosovo, entonces república autónoma del país balcánico? Ni hablemos de las violaciones estadounidenses al derecho internacional, a la soberanía e independencia de los pueblos. Los latinoamericanos y caribeños hemos sufrido decenas de violaciones.

 Hua Chunying, vocera de la cancillería china señaló que «la pregunta clave ahora es: ¿Qué papel ha desempeñado EEUU en la crisis de Ucrania?». «Es irresponsable que alguien acuse a los demás de ser ineficaces en la lucha contra un incendio mientras echa leña al fuego»

En su mensaje televisado, el mandatario ruso Vladimir Putin afirmó que su objetivo es desmilitarizar y desnazificar Ucrania para defender a las personas que en los pasados ocho años han sufrido vejaciones, un genocidio perpetrado por el régimen de Kiev, en alusión al hostigamiento contra ciudadanos rusófonos, y en particular a las hostilidades entre el gobierno ucranio y los territorios ahora reconocidos por el Kremlin como repúblicas independientes, Donietsk y Lugansk, en el este de Ucrania

Las reacciones de Occidente no se hicieron esperar: el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que su nación planta cara a los matones, calificó de tirano a Vladimir Putin y afirmó que será un paria en el panorama internacional, mientras extendía un nuevo menú de sanciones contra dirigentes rusos y sus familiares, además de un control sobre las exportaciones. Pero dejó en claro su postura, al reiterar que no iba a enviar soldados estadounidenses a Ucrania.

El chileno Luis Casado señala que los rusos son chicos tan malos que ni siquiera exigen que Occidente cese de organizar guerras en África, como cuando Francia y Gran Bretaña, con el concurso de EEUU, bombardearon Libia en el 2011. O como cuando juntos bombardearon Siria durante cinco años, con el concurso de 20 países asociados a la OTAN. O como Francia, que mantuvo una guerra durante 14 años en Malí, desde donde acaba de ser expulsada. 

“Ni organizar golpes de Estado como en Burkina Fasso, en donde Francia hizo asesinar a Thomas Sankara. Para ahorrar espacio no vuelvo sobre la guerra en Afganistán, ni en Iraq, ni en Irán, ni en Yemen, ni en Somalía… Y tampoco, desde luego, sobre los innumerables golpes de Estado en América Latina”, añade.

Chomsky y el despliegue de EE.UU. en el este europeo

El 4 de febrero, el intelectual estadunidense Noam Chomsky, hizo un recuento de la expansión de la OTAN en Europa del Este, lo que él considera una clave para entender el actual conflicto entre Rusia y Ucrania.

Chomsky indicó al portal Truth Out que han sido los gobiernos estadounidenses, no la OTAN como tal, quienes han admitido a países de Europa del Este como sus nuevos miembros. Así, el ingreso de estas naciones ocurrió aceleradamente a partir de que Alemania Democrática se integró a Alemania Federal.

Posteriormente se unieron a la OTAN las naciones que conformaron el bloque socialista europeo: República Checa, Hungría y Polonia (1999), Rumania, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovenia y Eslovaquia (2004), Albania y Croacia (2009), Montenegro (2017) y Macedonia del Norte (2020). Recuerda que Francia y Alemania, países claves dentro de la Alianza, vetaron el ingreso de Ucrania a la OTAN precisamente para evitar un conflicto como el que finalmente estalló ahora.

El canciller ruso, Serguei Lavrov dijo muy claramente en la ONU que para Rusia eran inadmisibles ‘una mayor expansión de la OTAN en el este y el despliegue de armas de ataque que amenazan el territorio de Rusia’. Todo eso fue reiterado por el presidente Vladimir Putin. Para Chomsky, “existe una forma simple de lidiar con dicho despliegue de armas: no desplegarlas. No existe justificación para hacerlo. Estados Unidos dice que son armas defensivas, pero Rusia no lo ve así y con justa razón”.

Mientras Ucrania trataba de distender la situación, Estados Unidos insistía en echar leña al fuego al no dar respuesta a las peticiones de Rusia y recalcar que una invasión era inevitable.

Algunos analistas europeos señalan que la creciente impopularidad del presidente estadounidense Joseph Biden y del premier británico Boris Johnson, está actuando como un impulsor y catalizador importante de este conflicto, ya que ambos pretenden subir su aceptación entre los votantes escalando la tensión con Moscú. Junto a la pandilla de la UE, recurren en Ucrania a la vieja treta de escapar a serios problemas internos mediante la exacerbación al máximo de un conflicto de política exterior.

Salvar a Ucrania de una supuesta amenaza rusa y una inminente invasión que se anunció por tres meses para el día siguiente, es el mantra con ambos gobernantes tratan de desviar la atención de su crisis política interna. Putin nunca ha aceptado que Ucrania pueda ser un Estado totalmente independiente al sostener que rusos y ucranianos forman un solo pueblo y que Kiev no tiene derecho a ignorar mil años de historia de Rusia.

En julio de 2021, difundió un artículo de siete mil palabras -“Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos”-, que envió a todos los miembros de las Fuerzas Armadas rusas en un claro aviso de que algún día tendrían que asumir la misión de defender esa interpretación de la historia. Putin reiteró sus ideas el lunes 21 en su discurso televisado.

La mentira, arma de destrucción masiva: La guerra cognitiva

La mentira es un arma de guerra en esta guerra cultural, de cuarta o quinta generación. La tarea es instaurar la mentira, el bulo, el fake; el chisme sin corroboración en el imaginario colectivo, para manejar a las masas, atraer a votantes con engaños. La mentira es un mecanismo de destrucción masiva que sirve para exonerar de responsabilidades a inescrupulosos empresarios y/o políticos, criminales o negligentes.

La guerra de Ucrania comenzó anticipadamente en la prensa y las redes sociales. El constante discurso de desautorización de la credibilidad de Rusia, va acompañado de la imposición de que la versión oficial de Occidente es obligatoriamente veraz. Este es un formato de desinformación. Precisamente, uno de los formatos de desinformación es aceptar como válida la información oficial de una de las partes.

La guerra no empezó con la invasión rusa ni con las tan difundidas  imágenes de los tanques camino a Kiev. Eso es lo que se ve por televisión, donde la OTAN parece un actor de reparto dentro de las operaciones, esas que hasta la agencia estadounidense de noticias AP llamó “desinformación sobre el conflicto ruso-ucraniano”. Pero no sólo se usan nuevas formas de manipulaci´pon del imaginario, ya que las anteriores subsisten.

Por ejemplo, la estadounidense Fundación Nacional para la Democracia, creada en 1983 por el gobierno de Ronald Reagan para financiar proyectos que promuevan la democracia liberal durante la Guerra Fría, sigue en su labor de construir subjetividades políticas para desestabilizar país, como ya lo hiciera dos décadas atrás con las llamadas guerra de colores sobre todo en varios países de Europa.

Ahora, la Guerra Cognitiva, que ya comenzó a probar (al menos) la Organización del Tratado del Atlántico Norte con la crisis en Ucrania, resulta un gran desafío; altera la comprensión y la reacción, de forma gradual y sutil, ante ciertos acontecimientos. Todo esto tiene efectos nocivos a largo plazo, ya que posee un alcance universal que afecta a los individuos, a los Estados y las organizaciones multinacionales. 

Se nutre, en la mayoría de los casos, de las técnicas de desinformación y propaganda que buscan agotar psicológicamente a los receptores de la información. Por supuesto, estas tecnologías y el interés en ellas no son nuevas desde el punto de vista militar. Lo interesante es que en este caso, la OTAN reconoce que tal vector estratégico formará parte de las guerras del mañana, junto con la creación de neuroarmas.

El conocimiento puede fácilmente ser convertido en un arma. Los instrumentos de la guerra informática van de la mano de las neuroarmas desarrolladas por la nueva tecnología; por lo que este campo se convierte en un frente de batalla del futuro. Esto se refuerza con los rápidos avances en las NBIC (Nanotecnología, Biotecnología, Informática y Ciencias Cognitivas).

El hijo de papá

Como miembro del Consejo de Administración de Burisma, la mayor empresa privada de petróleo y gas de Ucrania, Hunter Biden, segundo hijo del presidente Joe Biden, cobraba 50.000 dólares al mes entre 2014 y 2019, cuando su padre era el número dos de Barack Obama. Burisma Holding tiene permiso para explotar los yacimientos petrogasíferos que se encuentran en la península de Crimea. También puede realizar trabajos en las regiones de Dnepropetrovsk, Donetsk y Járkov.

Obviamente, si se interrumpe el acuerdo con Rusia para el gasoducto Stream2, los beneficiados serán las empresas de petróleo y gas de Estados Unidos y Europa, como las atrasnacionales Shell y Chevron. En la última década, empresas estadounidenses entraron activamente en la economía ucraniana y en el sector del petróleo y el gas. Según el Departamento de Energía de EE.UU., Ucrania tiene los terceros mayores yacimientos de gas de esquisto de Europa (1.200 millones de metros cúbicos).

Desde el año pasado Hunter Biden está siendo investigado por el principal fiscal federal en Delaware por el tema de sus impuestos. Según la prensa, el FBI lanzó una investigación criminal en 2019 que permanece abierta; se centra en acusaciones de lavado de dinero.

En un mundo donde la comunicación se ha convertido en materia prima estratégica –más rentable aún que el petróleo– y donde se negocia la economía de lo inmaterial, el control de Internet (y de las redes sociales) otorga a quien ejerce el poder una ventaja estratégica, geopolítica, decisiva. Parecida al poder sobre las vías de navegación planetarias que en el siglo 19 permitió a Inglaterra dominar el mundo

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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La embarazosa equidistancia china ante la invasión de Ucrania. [La guerra en Ucrania no es en modo alguno un enfrentamiento político-ideológico entre lo que se podría denominar los dos enfrentamientos clásicos: capitalismo-socialismo, o lo que es lo mismo, enfrentamiento entre el capital y el trabajo, sino distintas formas de mantener al trabajador sometido a la explotación económica, política e ideológica por parte del capital. Lo que en Ucrania se ventila es una forma distinta de repartir el mundo entre diferentes grupos dominantes de capitales bajo los mismos parámetros de las relaciones de producción capitalistas, basadas en la explotación del trabajador a manos del capital, en la que saldrá ganando el bloque capitalista más voraz y despiadado, como ya ocurrió con el derrumbe de la URSS, donde el capitalismo monopolista de Estado y burocratizado imperante en ésta última que se inicia tras la muerte de Lenin, sucumbió ante un capitalismo más dinámico, voraz y despiadado imperante en el denominado occidente dominado por el capital USA. A sí pues, en la guerra de Ucrania el enemigo para el trabajador, y en consecuencia para la inmensa mayoría de la población no es en abstracto Rusia, Ucrania o USA, sino concreto: el modo de producción capitalista, las relaciones de explotación capitalistas, que desde su origen en el proceso de producción se extiende a la sociedad en todas sus esferas y que son las que hay que erradicar para poder lograr definitivamente un mundo en paz]

 

La invasión rusa de Ucrania supone un fracaso de las llamadas a la moderación de China y es contraria a los pilares básicos de su política exterior. Ucrania pone muy a prueba el entendimiento estratégico Moscú-Beijing.

 

La embarazosa equidistancia china ante la invasión de Ucrania

 

Xulio Ríos

El Viejo Topo

3 marzo, 2022 

 


El agravamiento de la crisis en torno a Ucrania con la invasión rusa supone un fracaso de los envites a la moderación efectuados por parte de China. Cierto que, en esta ocasión, Beijing se ha mostrado más cercano a las tesis del Kremlin, dando pábulo a su reclamo de que la seguridad debe ser indivisible, culpando a Washington de desestabilizar la zona y a los países occidentales en general de desinterés en la aplicación efectiva de los acuerdos de Minsk.

En la cumbre mantenida por Vladimir Putin y Xi Jinping en los JJOO de Invierno se evidenció un acercamiento estratégico importante partiendo de la premisa compartida de la condena de la expansión de la OTAN. ¿Cuánto pudo influir este contexto bilateral en la decisión final de Putin? ¿Ya entonces había decidido invadir? ¿Supuso un espaldarazo a la invasión? …

Aun ahora, cuando la invasión es ya un hecho consumado, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Hua Chunying ha puesto el acento en la condena expresa de EEUU como el culpable de la crisis por azuzar las tensiones. Y es que para China, esa dinámica en Europa no es ajena a la que vive en  Asia-Pacífico: la activación del QUAD, la creación del AUKUS y la nueva estrategia anunciada por la Administración Biden para el Indo-Pacífico, que incluye la definición de China como el “principal desafío regional”, y, subsiguientemente, la firme apuesta por lo que califica de políticas de “asedio y contención”. Cuando las barbas de tu vecino veas cortar….. Moscú y Beijing comparten el mismo interés de alejar a EEUU de su entorno inmediato.

Pero la acción rusa, para China, resulta muy incómoda. En primer lugar, Beijing proclama el respeto a la soberanía e integridad territorial como pilares básicos de su política exterior. No reconoció la anexión de Crimea en 2014 ni tampoco reconocerá las de Donetsk y Lugansk, de llegar a confirmarse. Su temor es que un paso en falso en este terreno pueda justificar algún día que las potencias occidentales opten por el reconocimiento de Taiwán como un país soberano.

China procurará mantener la calma, reproduciendo los llamamientos al diálogo y el cese de hostilidades, sin condenar ni apoyar abiertamente el desarrollo de los acontecimientos. En una situación muy incómoda, a Beijing le inquieta especialmente que se le vea como un mero comparsa de Moscú y procurará tomar distancia. No tomando partido desde luego, cosa que no será tan fácil como en la crisis de 2014, especialmente en el orden del auxilio que pueda prestar a Rusia para compensar las duras sanciones por llegar de Occidente.

Una de sus mayores preocupaciones es como impactará en sus relaciones con la UE, que lleva meses intentando reconducir. Se ha hablado mucho de la torpeza estratégica de Washington de confrontar a la vez con Rusia y China pero lo acontecido también acentuará la alianza occidental, que a China le gustaría diluir. En una reciente conversación con E. Macron, al frente de la presidencia rotatoria de la UE, Xi, con alabanzas al formato de Normandía (Alemania, Francia, Rusia, Ucrania) como vía para hallan una solución política y global a la crisis, instaba en paralelo a impulsar una agenda positiva que incluyera avanzar en la ratificación del acuerdo de inversiones, que sigue en el alero. Y seguirá.

China, por tanto, camina sobre la cuerda floja. La hipotética alegría de que esta crisis puede desviar la atención de sus diferendos con EEUU, pasando Rusia a primer plano, puede ser efímera si de ella resulta un fortalecimiento de la determinación del mundo occidental contra sus rivales.

La prueba del algodón será la actitud ante las sanciones. Cabe imaginar que China no las desafiará y que opte por alternativas que no supongan un enfrentamiento directo, con medidas que mitiguen el impacto de aquellas, quizá recurriendo a las compras energéticas, que es la principal fuente de riqueza de Moscú.

Pero cuanto más se caliente el conflicto en Ucrania, más difícil será para China caminar sobre el filo de la navaja. Las ventajas estratégicas de esta crisis son limitadas y podrían traducirse en dolorosas pérdidas de ponerse abiertamente a favor de Putin contra Occidente. El riesgo de ampliar la brecha con los países occidentales es cada vez más alto y la única posibilidad de conjurar esa tendencia sería que las reservas existentes respecto a las acciones de Putin se plasmaran en un distanciamiento que le ayudara a recomponer su imagen global. Por eso también, Ucrania pone muy a prueba el entendimiento estratégico Moscú-Beijing.

Publicado en el Observatorio de la Política China.

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Kiev aplaza las negociaciones entre las delegaciones de Rusia y Ucrania por orden de Washington. [En base a qué chiripitiflautica razón moral, ética, legal o de la jodimos con ventanas a la calle –que no sea la del miedometiculis que mete la ignorancia en el cuerpo por falta de conciencia personal y social- tenemos los trabajadores que estar en un permanente zozobra por miedo a la guerra atómica debido a que los ciriletes y ciriletas de los grandes capitales, amos enteros y verdaderos de la clase política servil-dirigente, con tal de seguir ganando están dispuestos a matar a media humanidad]

 

Kiev aplaza las negociaciones entre las delegaciones de Rusia y Ucrania por orden de Washington

 

DIARIO OCTUBRE / marzo 2, 2022



El canciller ruso denunció que Occidente se negó a satisfacer las demandas de Rusia de "elaborar una nueva arquitectura de seguridad europea".

Kiev aplaza las negociaciones entre las delegaciones de Rusia y Ucrania por orden de Washington, declaró el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en una entrevista con Al Jazeera publicada este miércoles.

 

El alto diplomático destacó que su país está preparado para la segunda ronda negociadora entre las delegaciones, pero “la parte ucraniana retrasa las negociaciones siguiendo las instrucciones de EE.UU.”.

Asimismo, Lavrov indicó que si se produce la Tercera Guerra Mundial, será “una guerra nuclear devastadora”.

Según el canciller ruso, Moscú estaba preparada para las sanciones de Occidente. “No esperábamos que [las sanciones] se dirigieran a deportistas, intelectuales, artistas y representantes de los medios de comunicación”, aseveró Lavrov, agregando que “Rusia tiene muchos amigos y no se la puede aislar”.

“No podemos permitir la presencia en Ucrania de armas ofensivas que amenacen nuestra seguridad”

El jefe de la diplomacia rusa subrayó que la operación militar de Rusia en Ucrania tiene como objetivo desarmar al país vecino e impedir que adquiera armas nucleares. “No podemos permitir la presencia en Ucrania de armas ofensivas que amenacen nuestra seguridad”, dijo.

Lavrov también denunció que Occidente se negó a satisfacer las demandas de Rusia de “elaborar una nueva arquitectura de seguridad europea“.

Las delegaciones de ambos países tuvieron un cara a cara este lunes cerca del río Prípiat, en la provincia bielorrusa de Gómel. Según Vladímir Medinski, el asesor presidencial que encabezó la delegación rusa en la primera reunión, los representantes de Moscú y Kiev “encontraron algunos puntos sobre los que es posible pronosticar posiciones en común”.

FUENTE: actualidad.rt.com

 

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