Las guerras, el poder y la impunidad
12 de enero de 2024 Espacio Independiente, colectivo de
militantes del Partido Socialista Libre Federación (PSLF)
HOJAS
DE DEBATE
Ayudar
al movimiento internacional contra la guerra.
El 8 de diciembre, los EEUU vetaron una resolución del Consejo de Seguridad
de la ONU pidiendo el alto el fuego en Gaza. Guterres, secretario general de
Naciones Unidas, demanda el cumplimiento del Artículo 99 de la Carta de la ONU,
dando cuenta de que todo el sistema alimentario, de salud y por tanto de vida,
en Gaza está colapsado por la agresión militar, señalando el hecho manifiesto
de que “los civiles no están siendo protegidos efectivamente”
por parte del Estado de Israel. Concluyendo: “es urgente evitar que la
población civil sufra mayores daños; con un alto el fuego humanitario, pueden
restablecerse los medios de supervivencia y la ayuda humanitaria puede
entregarse de forma segura y oportuna en toda la Franja de Gaza”.
Con su único voto en contra, los EEUU bloquearon la iniciativa internacional,
poniendo en claro el papel de la gran potencia imperialista en las guerras que
se multiplican. El embajador de la gran potencia alegó que cualquiera “alto el
fuego”, sin aplastar totalmente la resistencia palestina, es inaceptable para
Estados Unidos.
El argumento imperialista busca retorcer el derecho internacional; como
también realiza el gobierno español, a través de su presidente P. Sánchez,
poniendo en primer plano “el derecho de Israel a
defenderse del terrorismo”. Se falsea así el sentido de dicho
derecho, en tanto que “el derecho a la defensa solo puede invocarse
cuando un Estado se ve amenazado por otro Estado”, lo que no es el
caso de la masacre contra el pueblo palestino. Francesca Albanese, relatora de
la ONU en los territorios palestinos, lo señalo con claridad: “No se puede reclamar el derecho de autodefensa contra una amenaza
que emana de un territorio que ocupa, de un territorio mantenido bajo ocupación”.
El voto de EEUU
por la destrucción y la guerra, por el genocidio de todo un pueblo que resiste,
es la continuidad de sus esfuerzos por mantener el Estado de Israel desde hace
muchas décadas, por establecer en Oriente Medio, y al precio que sea, un Estado
de guerra permanente contra los derechos de los pueblos. El mismo día que los
EEUU vetaron el alto el fuego, se anunciaba el suministro de municiones para
tanques, y ello al margen de la necesaria resolución del mismo Congreso
norteamericano.
Los
presupuestos para las guerras se encuentran sometidos a las relaciones entre el
partido demócrata y el republicano. Este último exige que el cierre de la
frontera sur con México para dar su visto bueno a la financiación de las mafias
de Zelenski y Netanyahu. La guerra, olvidada por los medios de comunicación, se
recrudece en Ucrania, con unos frentes estancados desde hace meses, que
repercute en lo político y económico en los países involucrados en el baño de
sangre y en los de la zona, como es el caso de Polonia.
Los EEUU, en su
papel de gendarme imperialista mundial, vienen de una larga senda de crímenes
atroces cometidos en todos los continentes, desde las guerras de Corea y hasta
la promoción de las guerras de Ucrania y Palestina. Papel criminal que no puede
eludir sus debilidades, que comienzan por tratar de no intervenir de forma
directa en los conflictos armados, para no tener que enfrentarse a los amplios
sectores de los propios Estados Unidos que se oponen a la política de guerra.
El síndrome de Vietnam, es decir, el miedo a la derrota política, está muy
presente en las políticas imperialistas, y hoy adquiere nuevas formas en las
guerras de Ucrania y Palestina.
El 13 de
diciembre, la Asamblea General de la ONU logra, por fin, aprobar una resolución
que insta a un alto el fuego sin condena alguna a Hamás. Resolución aprobada
por 153 países, con 23 abstenciones y 10 en contra. Estados Unidos e Israel
volvieron a quedar en minoría. Votación que es un reflejo de que la crisis
internacional se ha convertido en seria amenaza para la paz y la seguridad. El
mismo Biden ha tenido que reconocer que el Estado de Israel (y todos los que lo
respaldan) están perdiendo apoyo internacional.
Hemos de
reconocer que lo que está sucediendo en Gaza, y por extensión sobre las tierras
palestinas, supera todos los horrores conocidos de la guerra imperialista. Para
los principales Estados del mundo, se trata de normalizar los crímenes de guerra,
los crímenes contra la humanidad, como parte de la vida corriente; no solo como
política de Estado, sino como parte esencial de la política de los principales
organismos internacionales, como es el caso de la Unión Europea, cuya fundación
se vino a justificar por la necesidad de la colaboración económica entre países
contra la guerra.
La lucha contra
la guerra tiene un contenido nacional y otro internacional, que están
íntimamente relacionados entre sí. Toma una forma nacional, de acuerdo con la
situación política de cada país; y un contenido internacional, cuyo principio
no puede ser otro que la misma derrota del imperialismo, de los amos del mundo
y señores de la guerra. Eso se traduce, en el caso de España, en la necesidad
del reagrupamiento político republicano, y de la más amplia movilización contra
la guerra imperialista, exigiendo al gobierno español la ruptura de los
compromisos con las grandes potencias y, en concreto, contra la OTAN y la Unión
Europea. Romper con la guerra y con la monarquía son exigencias democráticas
que se combinan.
La amnistía
parcial negociada por el Gobierno y los partidos nacionalistas catalanes sigue
removiendo todas las instancias nacionales e internacionales. Las togas se
mueven y remueven para proteger sus privilegios y abusos, y el CGPJ avisa de
que tomará medidas para proteger a los magistrados del TS, considerando
inadmisible que la diputada de Junts llamase indecentes a los representantes de
la Sala de lo Penal del Supremo, Manuel Marchena y a los magistrados Carlos
Lesmes y Pablo LLarena. El presidente en funciones del CGPJ confunde
intencionadamente la separación de poderes, con el supuesto poder que los altos
magistrados deben tener para que nadie pueda criticar sus actuaciones; tratando
de jugar un papel político que no les corresponde. Los togados de los altos
tribunales llevan a cabo una amplia campaña política para impedir la ley de
“amnistía” sobre la que se sostiene el gobierno de coalición. Son todas las
instituciones del Estado de la monarquía las que están involucradas en las
políticas de guerra, injusticia e impunidad…
Recientemente,
algunos colectivos de la Memoria se dirigían al Tribunal Supremo reclamando la
derogación de la amnistía de 1977, que legaliza los crímenes de lesa humanidad
cometidos en la guerra y la dictadura, dado que los juzgados españoles han
rechazado todas las demandas de las víctimas, privando a tres millones de
personas del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva. Cierto es que
el Tribunal Supremo, con sus sentencias sobre los asuntos de Memoria y de
víctimas que han llegado a sus salas, ha establecido sentencias de la más
completa impunidad, pero no es menos cierto que la llave que puede acabar con
tanta impunidad está en manos de quienes ostentan la mayoría política y
bloquean la justicia con leyes de impunidad, como la de Zapatero o Sánchez.
Evidentemente, las Cortes Generales, de la misma manera que ha adoptado una
propuesta de ley de amnistía para los activistas del referéndum del 1 de
octubre por la república catalana, podría establecer una verdadera ley de
víctimas que acabase con el abuso de poder y la impunidad. Y esa
responsabilidad recae directamente en los partidos que conforman la mayoría y
forman parte del Gobierno.
La movilización
contra las guerras y el imperialismo es una realidad palpitante en los
principales países del mundo, poniendo en primer plano la consigna del
inmediato alto el fuego. En consonancia con ese movimiento general, es urgente
la celebración de reuniones internacionales de representantes de estos, que
pongan en común los planes e iniciativas conjuntas contra la guerra en todas
partes, por la paz y los derechos nacionales, democráticos y sociales de la
mayoría.
¡Por la
articulación de un movimiento internacional contra la guerra!
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