martes, 24 de septiembre de 2013

EL MITO DE LAS REFORMAS EN ALEMANIA


Holm-Detlev Köhler
Publicado en 2013/01/14
SOCIOLOGÍA CRÍTICA

[Diario El País // 04/01/2013] Un fantasma recorre Europa: Alemania va bien porque hizo las reformas estructurales necesarias a tiempo y ahora toca a los países en crisis hacer lo mismo. Así vende Angela Merkel la Agenda 2010 de los años 2003-05, llenando de orgullo a su antecesor socialdemócrata Gerhard Schröder, que se siente ahora como auténtico artífice delmilagro del empleo alemán. El presente artículo pretende desmitificar este discurso tan imponente en dos pasos. Primero aclaramos los verdaderos efectos de las reformas para después analizar las auténticas fortalezas de la economía alemana.

Durante dos décadas, Alemania figuraba en la opinión pública como el paciente enfermo de Europa, con altos gastos sociales y costes laborales, un mercado laboral muy rígido y estructuras corporativistas con una amplia participación de los agentes sociales en la gestión pública. Frente a esta situación alarmante el gobierno de Schröder aprobó a finales de 2002 la famosa Agenda 2010, también conocida comoreformas Hartz en alusión al presidente de la comisión de expertos Peter Hartz, amigo de Schröder y jefe de personal de la multinacional Volkswagen, condenado en 2007 a dos años de cárcel por varios delitos de corrupción y sobornos al comité de empresa en forma de viajes de lujo a Brasil con prostíbulo incluido a cargo de la empresa.

Las cuatro leyes Hartz consistieron en la creación de Agencias de Servicios Personales en las Oficinas de Empleo (Hartz I); el fomento del autoempleo y los mini-empleos’ con sueldos inferiores a 400€ al mes carentes de contribuciones sociales (Hartz II). Las oficinas de empleo se convirtieron en job-centers para sus clientes (parados) (Hartz III). Por último, el sistema de prestaciones por desempleo sufrió una importante reestructuración, reduciéndose los beneficios contributivos y fusionándose el sistema de subsidios para desempleados de larga duración con otras ayudas sociales no contributivas para personas sin ingresos (Hartz IV). 

¿Cuáles han sido los resultados de la Agenda 2010? El efecto más inmediato y profundo ha sido la dualización del mercado de trabajo con un amplio sector de mini-empleos y empleos subcontratados (más de siete millones de personas) con grandes dificultades de inserción en el mercado laboral regular. Cada vez más personas quedan atrapadas entre empleos por 1€/hora, mini-salarios subvencionados y la vuelta al paro, mientras en el otro mercado laboral la carencia de profesionales cualificados atrae a los nuevos inmigrantes bien preparados y se ha convertido en un serio problema para una economía que gozaba antes del mejor sistema de formación profesional del mundo. Se calcula un porcentaje mayor del 20% de los asalariados alemanes pertenecientes a la categoría de trabajadores pobres, un altísimo valor en el marco europeo y una brecha salarial y social desconocida en la Alemania de la post-guerra. Más desigualdad y más pobreza en medio de una economía boyante es el efecto principal de las famosas reformas.

La amplia gama de medidas de flexibilidad interna facilita la vida a las empresas durante las crisis

Otros efectos han sido una gestión cara y caótica en los nuevos job-centers con personal no preparado y desbordado por las nuevas demandas; una inseguridad jurídica que ha generado miles de demandas judiciales, más de 50 decretos correctores de errores y dos sentencias del Tribunal Constitucional en contra de artículos de las leyes reformistas. Gran parte de las medidas introducidas han sido abandonadas por defectos jurídicos o por disfuncionalidades prácticas. Así, las famosas reformas estructurales del Gobierno alemán han tenido efectos socioeconómicos, administrativos y jurídicos nefastos y representan la mayor chapuza jamás aprobada por un parlamento de la República Federal de Alemania.

¿De dónde viene entonces la relativa buena marcha actual de Alemania? Realmente, la economía alemana contradice las certidumbres más firmemente establecidas de la ciencia económica: no es una economía de servicios, sino industrial. El sector servicios se articula alrededor de un fuerte núcleo industrial; no es, tampoco, una economía de nuevas tecnologías, sino de sectores de intensidad tecnológica media; no es una economía con un mercado liberalizado, antes bien, este se encuentra densamente regulado; además, se trata de una economía con altos costes salariales e impuestos relativamente altos, con sindicatos influyentes y mucha intervención pública.

Alemania tampoco deslocalizó las partes más intensivas de mano de obra a países de bajo coste, sino que ha mantenido sectores industriales integrales en su territorio. El fundamento de la fortaleza económica alemana sigue descansando sobre sectores industrialestradicionales’ como el de la construcción de vehículos y de maquinaria, la química, la electrotécnica, la tecnología médica, los aparatos ópticos y la protección del medioambiente; todos ellos articulados alrededor de una amplia variedad de grandes y medianas empresas fuertemente orientadas al liderazgo en el mercado global. Esta fortaleza resiste incluso a las malas políticas económicas de los gobiernos y ha permitido a las empresas alemanas reorientar sus estrategias de exportación hacia los mercados emergentes, con China a la cabeza. El ‘milagro’ es obra de los empresarios y los sindicatos alemanes; no de sus políticos y banqueros.

La fortaleza alemana tiene su fundamento último en unas relaciones laborales cooperativas y en la participación activa de los sindicatos en la gestión de las empresas. Fueron, de hecho, los sindicatos los que convencieron a las empresas a renunciar a la flexibilidad externa o ajuste vía despidos y negociaron una amplia gama de medidas de flexibilidad interna con cálculos anuales de horas de trabajo, sistemas variables de jornada laboral y la exitosa solución del Kurzarbeit. Eltrabajo corto facilita a las empresas la puesta en práctica de reducciones temporales del tiempo de trabajo para capear los temporales sin deshacerse de su capital humano, mientras las oficinas de empleo subvencionan programas de formación continua y reciclaje profesional, además del 60% del salario de las horas no trabajadas. La negociación colectiva de estas medidas ha sido responsable de salvar alrededor de tres millones de puestos de trabajo desde 2008 y ha sido esta mano de obra retenida por las empresas la que ha permitido la recuperación acelerada de la economía alemana.

Simplificando, un empresario alemán aprovecha los momentos de coyuntura económica expansiva para invertir en nuevos equipamientos y tecnologías, que le permiten mejorar la productividad de su empresa y la competitividad de sus productos, y pacta con los sindicatos medidas de reducción de jornada y de formación continua en tiempos de crisis, que le permiten retener mano de obra cualificada. Mientras, un empresario español contrata en épocas boyantes mano de obra barata a través de contratos temporales, lo que no le permite mejorar ni en productividad ni en competitividad, y después opta por el despido masivo y se aprovecha de la crisis para exprimir a los empleados restantes. Por eso, la productividad aumenta en Alemania en tiempos de crecimiento y desciende durante las crisis. Justo lo contrario que en España, donde los pocos trabajadores que quedan deben trabajar mucho más que antes.

En la década anterior a la crisis, los costes laborales nominales por unidad producida crecieron en España un 30% (igual que en Grecia y Portugal). En Alemania el aumento fue de un 1,8%. La tasa de inflación fue en España constantemente superior a la media europea; en Alemania fue inferior, lo que implica una ganancia relativa en competitividad. En fin, mientras España se emborrachaba de una burbuja con dinero fácil, Alemania sufría la modernización constante de su base productiva y la costosa incorporación de la economía del este. El milagro alemán es, por lo tanto, consecuencia de las fortalezas tradicionales de la industria y de las relaciones laborales alemanas y no tiene nada que ver con las supuestas reformas de principios del siglo. Realmente, el único acierto de los recientes gobiernos alemanes ha sido la introducción de un paquete de estímulos económicos al inicio de la crisis y el aumento de la cobertura del Kurzarbeit.

En resumen, el resto de Europa puede aprender mucho de los empresarios alemanes y bastante de sus sindicatos, pero nada de sus políticos y banqueros.

Holm-Detlev Köhler es profesor titular de Sociología de la Universidad de Oviedo. 

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EN ALEMANIA NO ATAN LOS PERROS CON LONGANIZA


 ALEMANIA: POCO PARO, MUCHA PRECARIEDAD

Rafael Poch
sociología crítica
2013/09/24

El éxito de Alemania en la crisis no tiene que ver con la flexibilización de su mercado laboral, sino con los méritos ignorados de su modelo: industria, organización efectiva y estrategia, ésta última a costa de los socios 

No hay un mercado laboral alemán, sino dos

El primero se contempla, por ejemplo, en la región de Heilbronn-Franken, un territorio de Baden-Württemberg (sur) como la mitad de la provincia de Barcelona y 800.000 habitantes, que es el reino del Mittelstand: empresas pequeñas y medianas enfocadas a la exportación, frecuentemente familiares y líderes mundiales en segmentos muy concretos como la tornillería o los ventiladores. Las relaciones laborales en las empresas locales se caracterizan por sueldos suficientes, alta moral del trabajo y la correspondiente lealtad de los trabajadores. Frecuentemente los empleos pasan de padres a hijos.

El segundo mercado laboral es el del sector de salario bajos y minijobs, los trabajos no contributivos con sueldos máximos de 450 euros. Favorecido por la inexistencia de salario mínimo, ahora un debate nacional, este sector precario es la otra cara de la moneda.

La exportación, cuya marca es la calidad, opera en el primer mercado laboral. En Heilbronn-Franken, con casi pleno empleo (3% de paro), Detlef Schulz-Kuhnt, portavoz de la cámara local de industria comercio, casi se molesta cuando se le pregunta por la presencia del sector de salarios bajos y de minijobs en su región. El segundo mercado de trabajo, con productos cada vez más degradados, domina el sector servicios; la mitad de la restauración y la hostelería, casi todas las peluquerías y gran parte del comercio.

En 1995 el sector precario implicaba al 15% de los trabajadores, hoy implica a ocho millones de trabajadores, el 25%, y se ha expandido tres veces más rápido que el sector tradicional, es decir con contrato a tiempo completo, convenio y salarios suficientes característico del sector exportador. La convivencia de ambas realidades, que el Reino Unido conoce desde hace décadas, es tormentosa en Alemania. El país tiene una arraigada tradición de desagrado hacia la desigualdad y de apego al seguro social algo que se remonta a Bismarck, defendida por unos sindicatos mucho más potentes que los británicos. Esa tradición estuvo, además, muy determinada por la proximidad del frente de la guerra fría. Mucho fue derribado a partir delshock de la reunificación nacional de 1990, pero ha tenido grandes consecuencias y tensiones políticas que aconsejan hoy al establishment a no tensar más la cuerda. Hoy en Alemania se habla más de restablecer que de recortar el estado social.

Alemania tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo. La tendencia viene de lejos pero es particularmente aguda desde 2005, cuando la precarización se hizo sentir más.

Mientras los empresarios y el gobierno mencionan la demografía como determinante del recorte, los sindicatos apuntan que el recorte profundiza la depresión demográfica al crear condiciones aún más desfavorables para que jóvenes sin trabajo satisfactorio ni garantías de futuro, procreen y tengan familia.

 Problemas del sector precario 

El sector precario no parece ni transitorio ni provisional y augura serios problemas para el futuro: solo un 7% de los empleados en minijobs consiguen pasar a trabajar más tarde al sector tradicional, es decir a tiempo completo y con salarios más altos regulados por convenio, según el Instituto Alemán para el Mercado Laboral y el Empleo (IAB). Si en 1996 el 70% de los empleados en Alemania Occidental trabajaban en empresas con convenios de sector, hoy son el 53% (36% en Alemania del Este). El 42% de ex empleados del sector tradicional que han perdido su trabajo solo encuentran empleo en el sector de salarios bajos, es decir a tiempo parcial, con contrato limitado, minijobs, etc. Al ser los trabajos y contratos precarios no contributivos, se incuba, además, un problema de pensiones y de pobreza.

Actualmente la mitad de los jubilados alemanes reciben una pensión inferior a 700 euros, al nivel de pobreza, aunque la inmensa mayoría de ellos tienen otros ingresos. 

La institucionalización de la precarización fue el gran resultado de la reforma socio laboral del año 2003 del canciller Gerhardt Schröder, la Agenda 2010, que seguía la tendencia marcada por la “Estrategia de Lisboa” de la UE del año 2000 y del muy anterior neoliberalismo anglosajón de la época de Reagan y Thatcher: recortar el gasto social, bajar impuestos a ricos y empresas, privatizar y flexibilizar el mercado laboral. En Alemania esa reforma, menos radical que la de Thatcher, se vivió como un cataclismo para la mayoría asalariada y como una bendición para los empresarios cuyos beneficios se dispararon mientras los salarios se estancaban, agravando una desigualdad social desconocida en el país: alrededor del 50% de los hogares alemanes no pagan hoy impuesto sobre la renta porque ganan demasiado poco para hacerlo.

Dudosa repercusión en el empleo 

Los defensores de la Agenda 2010 dicen que gracias a ella Alemania recuperó empleo a partir de 2005 y tiene hoy poco paro: una tasa del 6,8%, según la contabilidad nacional (5,4% para la OCDE) que corresponde a 2,94 millones de parados. La realidad es menos simple: la coyuntura general cambió en 2005 y muchos otros países que no habían realizado ese tipo de reformas también registraron aumentos de empleo.

El “milagro del empleo” alemán tiene también que ver con el hecho de que gracias a la dinámica expansión de los trabajos precarios y mal pagados, el mismo trabajo se repartió entre más personas, al convertirse empleos a tiempo completo en empleos a tiempo parcial. Lo demuestra el hecho de que al día de hoy en Alemania se trabaja lo mismo –medido en millones de horas- que hace trece años, pese a que ahora se ocupa a 3,3 millones más de trabajadores en ese mismo tiempo.

Fenómeno preocupante, tradicional en el Reino Unido pero que aquí se vive como novedad, es que tener empleo ya no es garantía de no caer en la pobreza: solo 2 millones de los 4,5 millones de receptores de subsidio social (Hartz IV) son parados, el resto es gente que no llega al mínimo a pesar de que trabaja. Otro espejismo del empleo alemán es que, según estimaciones sindicales, casi un millón de parados ha sido barrido debajo de la alfombra por la contabilidad oficial, que no cuenta a los parados enfermos, ni a los mayores de 58 años, ni a los que asisten a cursos de formación u otras categorías.

Un claro éxito: el Kurzarbeit

Pero incluso con un millón más de parados, Alemania sigue teniendo una tasa de desempleo y un vigor en la crisis envidiable ¿A qué se debe? En lo que respecta al empleo, al hecho de que en 2009, con una recesión del 5% aplicó una exitosa y eficaz estrategia: el “Kurzarbeit”, la jornada laboral reducida a la que se acogieron muchas empresas exportadoras, mediante acuerdos y subvenciones estatales, que salvó 1,2 millones de empleos y con ellos el consumo. Para lo demás hay que hablar de factores estructurales como la organización y gestión de las empresas, un equilibrio territorial sin grandes desigualdades regionales, un sistema educativo bien acoplado a la economía y el peso del corporativismo.

A grandes rasgos, la economía alemana tiene dos patas, el descrito Mittelstand y los grandes consorcios mundiales, tipo Siemens y Volkswagen. Estos últimos están cada vez más enfocados al mercado extraeuropeo, (el mercado de la zona euro es de gran importancia para Alemania pero está en retroceso), y son los que determinan cada vez más la extrema dependencia de las exportaciones como generadoras del grueso del crecimiento. Pero nada de ese vigor puede entenderse sin atender a dos hechos estructurales fundamentales.

Factores de solidez

Uno es la solidez de la economía alemana. Alemania es la economía más industrial entre las de los países desarrollados. Sin contar la construcción, un 20% de su población activa aún está empleada en la industria, mucho más que en cualquier otro país europeo.

El otro es el aspecto de Alemania como “sociedad organizada”: por doquier un tupido tejido de cámaras de comercio, asociaciones industriales, sindicatos, educación y administración, estrechamente vinculado e integrado. No hay en Europa un país mejor preparado para afirmar una ventaja competitiva sobre sus socios y para formular estrategias económicas. En el mundo solo países asiáticos como China la superan en capacidad de planificación estratégica – con la enorme diferencia de que en China la política todavía manda a las empresas, mientras que en Alemania, como en Bruselas, son los intereses de los grandes consorcios y monopolios los que determinan al gobierno la línea a seguir. En cualquier caso es muy difícil trasladar el “modus operandi” alemán allí donde no hay una estructura industrial pareja ni una sociedad organizada.

Dentro de esa mayor organización se incluye el poder de los sindicatos. Los sindicatos alemanes tienen más poder que en cualquier otro país de Europa, allí donde hay comités de empresa. El 40% de los trabajadores alemanes operan en empresas que tienen tales comités.

Gracias a la llamada “cogestión” (Mitbestimung) los comités de empresas alemanes tienen poder de decisión en asuntos que en otros países son mucho más exclusivos del empresario: jornada laboral, organización del trabajo, salarios y rendimientos. El empresario costea todo el gasto de los comités de empresa. Allí donde hay comité de empresa, los despidos deben ser consultados, de lo contrario son nulos. Evidentemente, todo eso apenas existe en el sector precario.

A esa fortaleza estructural se suman también factores coyunturales. En la eurozona la industria alemana dejó en la cuneta a sus competidores europeos a base de practicar un intenso dumping salarial en un nuevo contexto de mercado y moneda común donde el superávit de uno es déficit de otros. Además, Alemania se beneficia del aumento sin precedentes de la demanda de los países emergentes por que se acopla muy bien a su industria.

Todo esto no tiene nada o muy poco que ver con la “flexibilización del mercado laboral”, la involución que tiende a volatizar el derecho laboral. En el mundo científico nadie ha demostrado nunca que un mercado laboral más flexible genere empleo. Mentar el relativo éxito alemán en la crisis, para desmontar el derecho laboral y de pensiones en España, es, pura y simplemente, un fraude. 

El trágico despropósito del momento es que se pretende imitar de Alemania los aspectos más dudosos, sino negativos, de su desmonte socio-laboral -¡y con el único objetivo “estratégico” de poder pagar a bancos en gran parte alemanes atrapados por sus pésimas inversiones en las subprime y los ladrillos español e irlandés a costa del bienestar de las clases medias y bajas!- mientras se ignoran las verdaderas claves de su éxito, por no hablar de su gran apuesta de futuro completamente ignorada: la transición energética hacia renovables que navega a toda vela en plena crisis. 

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PENSIONES: RECORTAR PENSIONES ES NO DARLE AL TRABAJADOR EL DINERO QUE MES A MES AHORRÓ PARA LA JUBILACIÓN (EL DINERO DE LAS PENSIONES NO ES REGALO DE NADIE AL TRABAJADOR)


La formación de Llamazares trabaja en la celebración de un referéndum para rechazar el "hachazo" a las pensiones

El diputado de IU y lÌder estatal de Izquierda Abierta (IAb), Gaspar Llamazares, ha anunciado en rueda de prensa en la localidad gaditana de Jerez, que su formación polÌtica organizará, junto a los movimientos y organizaciones sociales, un referéndum para que los ciudadanos rechacen el "hachazo" a las pensiones.



España | Tercera Información 
| 23-09-2013 |

Para el político asturiano, la reforma de las pensiones planteada por el Gobierno central supone una vuelta al "modelo de beneficencia con la intención de crear un mercado privado de pensiones que, asegura," estará gestionado por los mismos que han creado la crisis". El lÌder de IAb considera que la respuesta política a este "hachazo" debe combinar "respuestas tradicionales de movilización con métodos nuevos" de profundización democrática.

"El Gobierno no tiene ninguna legitimidad democrática para cambiar el modelo de pensiones por un modelo de beneficencia que no ha sido votado en las urnas", y recuerda que esta medida no formaba parte del programa electoral con el que el PP ganá las últimas elecciones generales. 

El referéndum se celebrará en unos meses y deberá servir "para visualizar el proyecto unitario de la izquierda polÌtica y los movimientos sociales". En este sentido, el portavoz federal de IAb hace un llamamiento a la "madurez y responsabilidad" de todas las fuerzas políticas progresistas y organizaciones sociales para lanzar un mensaje, "alto y claro", que diga que "una Europa sin ciudadanos y sin trabajadores es imposible".

"El reto y la responsabilidad son importantes", ha advertido, por lo que hace un llamamiento para que "que no prime la tentación de probar fortuna y presentarse en solitario" a las elecciones europeas previstas para mayo de 2014. Este frente amplio de izquierdas es "la mejor manera de cuestionar la corrupción y las polÌticas del PP", ha concluido el diputado estatal de IU. 

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FIDEL CASTRO GOBIERNA EN LA UNION EUROPEA Y PARTE EL EXTRANJERO CREANDO POBRES A MANSALVA, LUEGO FIDEL CASTRO ES UN CABRÓN, Y MARIANO RAJOY UN PIRULETE DE PLASTILINA

Más de 120 millones de pobres hay en la Unión Europea 

 DEL MITO DEL PARAISO CAPITALISTA AL DESBORDAMIENTO DE LA POBREZA

Andrés Martínez Lorca
Rebelión
23-09-2013

Una vez caído el muro de Berlín y desaparecido el bloque socialista con la URSS a la cabeza, algunos profetizaron el fin de la historia y el comienzo del paraíso capitalista en la tierra. Al profesor Francis Fukuyama, inspirador del pensamiento neoconservador, halcón belicista más tarde y miope futurólogo siempre, le salieron innumerables seguidores en todo el espectro político occidental que repitieron como loros que ya no había lugar para la lucha de clases en un mundo donde el omnipotente capitalismo neoliberal impondría el pensamiento único. Aparte de lo siniestro del proyecto de una humanidad uniforme, sin debate de ideas, sin discrepancia política y donde la utopía dejara de ser un sueño humanista para convertirse en una enfermedad mental, la sociedad esbozada se asemejaba más a una cárcel postmoderna que una plaza o ágora abierta a todos.

Lo que se ha visto desde finales del siglo XX y lo que experimentamos cada año del nuevo siglo es la negación misma de ese pretendido paraíso. De la bipolaridad de antaño se ha pasado al unilateralismo de la potencia hegemónica; la OTAN, que aparentaba ser la respuesta al Pacto de Varsovia, se convirtió una vez disuelto éste en una agresiva alianza militar supeditada al imperialismo de los EEUU que actúa ya en todo el mundo; mientras las fuerzas obreras y populares se iban debilitando política y sindicalmente en nuestro continente, crecía en paralelo el poder político de los partidos de derecha. La Europa que en el contexto de la Guerra Fría protegía los derechos sociales de los trabajadores ha dado paso a la Europa de los mercaderes, sometida por entero a los dictados del gran capital financiero. En definitiva, el capitalismo rampante del siglo XXI, ciego y sordo a las protestas, ha roto la espina dorsal del estado social de derecho y muestra cada día más su descarnado rostro volviendo a la voracidad de la burguesía del siglo XIX y a la miseria de las clases populares que tan bien retrató en sus novelas Charles Dickens. Veamos algunas cifras y datos que lo confirman.

Según Eurostat, el número de pobres en la Unión Europea durante 2011 se elevó a 120 millones. ¡Menudo paraíso capitalista! Con la política de recortes sociales, rebajas salariales y subidas de los impuestos indirectos emprendida en los últimos años por los gobiernos europeos, aunque no con la misma intensidad en todos ellos, las perspectivas empeoran hasta un nivel difícil de imaginar sin estallido social: de no corregirse la tendencia actual, para 2025 se estima que habrá en la Unión Europea 145 millones de pobres. Este horizonte neoliberal ha perdido su aura ideológica y mediática, y tiene ya una traza apocalíptica. En España, a la cabeza del continente en número de trabajadores en paro, tenemos ya 13 millones de pobres. Desde 2008 (gobierno PSOE) hasta hoy (gobierno PP desde 2012), el número de pobres ha aumentado en nuestro país a un ritmo de medio millón anual otro podrido fruto del bipartidismo al que hay que añadir la corrupción que caracteriza al régimen borbónico.

Pero no podemos ocultar los efectos de la pobreza reduciéndola a una mera estadística, ya de por sí intolerable para una conciencia moral. Ser pobres en Europa significa niños malnutridos, pensionistas al borde de la miseria, pasar frío en invierno por no poder pagar la calefacción, amas de casa que no llegan a final de mes, escolares cuyos padres no pueden comprar los libros necesarios para el estudio, familias enteras que a veces pasan hambre, gente que rebusca en la basura para alimentarse … 

De seguir la política antisocial implantada en España por el “socialista” Zapatero y continuada y aumentada por Rajoy con el beneplácito de la Troika financiera (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), el porcentaje de pobres llegaría en 2025 al 42% de la población con un total de 20 millones de ciudadanos sumidos en la pobreza, es decir, uno de cada tres pobres europeos sería español: repugnante record de “la Marca España”. Se constata al mismo tiempo que los ricos son cada vez más ricos y que también aumenta escandalosamente la brecha salarial entre la mayoría de los trabajadores y una minoría privilegiada. Resulta lógica la conclusión de los responsables de Intermón Oxfam que han elaborado el Informe del que he extraido los anteriores datos: “Europa y España se encaminan a una sociedad dual, mucho más pobre, más injusta y más desigual” i. 

EEUU: el número de pobres equivale a la población total de España 

¿Y cuál es el panorama social que sobre este problema ofrece el paradigma del capitalismo contemporáneo, los Estados Unidos de América? Según datos oficiales referidos a 2012 ii , el número de pobres se elevó a 46 millones y medio de personas, o sea, el equivalente a la población total de España, lo que representa el 15% de sus habitantes. Esto indica, según la misma fuente gubernamental, que la tasa se ha estancado, aunque respecto al año 2007 ha aumentado en 2,5 puntos. Si de la pobreza pasamos a la sanidad, el cuadro general no mejora: 48 millones de norteamericanos carecen de seguro médico privado o público, un 15,4 % de la población. A pesar de una ligera mejora estadística, el número de niños y adolescentes de la primera potencia mundial sin atención médica fue en 2012 de seis millones seiscientos mil. ¿Este es “el sueño americano” que tanto predican los grandes medios de comunicación?

La causa de estas lacras sociales no pasan desapercibidas a los observadores más clarividentes y honestos dentro de los EEUU. Así, por ejemplo, Sheldon H. Danziger ha señalado en las páginas del The New York Times (17 de septiembre de 2013) que a pesar del crecimiento económico y del aumento de los beneficios de las empresas, el índice de pobreza se mantiene inalterable en los últimos años debido al estancamiento de las rentas del trabajo. “ En nuestra dorada edad de la desigualdad, el crecimiento solo es insuficiente”, afirma en su artículo.

 El gobierno social-liberal de Holanda declara el fin del estado del bienestar

 Mientras el presidente Obama sigue con sus vanas promesas, el presidente Hollande olvida su programa electoral y aquí en España don Guindos y doña Báñez continúan mintiendo como bellacos un día sí y otro también, el rey de Holanda acaba de cantar con voz solemne el Requiem de una época: “El estado del bienestar de la segunda mitad del siglo XX ya no es sostenible”. El texto leído había sido redactado en un alarde de sinceridad por el actual gobierno de socialdemócratas y liberales, buena pareja de baile que según las encuestas es rechazada por el 80 % de la opinión pública holandesa. El apuesto y joven rey de las crónicas parece bien preparado para los nuevos y recios tiempos que se avecinan: es una de las grandes fortunas de Europa. Los demás que se las apañen como puedan en esta amenazante “sociedad participativa” (¿será por acciones en bolsa?) que es como llaman eufemísticamente a este nuevo engendro del capitalismo tardío.

 Notas:

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http://www.intermonoxfam.org/sites/default/files/documentos/files/Informe%20Oxfam%20La%20Trampa%20de%20la%20Austeridad.pdf

 ii http://www.census.gov/newsroom/releases/archives/income_wealth/cb13-r165sp.html 

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LECCIONES DE CORRUPCIÓN ELEMENTAL, PRIMER CICLO, EN EL REINO DEL REY, VÍA MUNICIPAL, CURSO 2013 - 2014


XXIV



Alcalde: Bernardo Alcón Municipio: El Garrobo Partido: PSOE Imputación: En 2012, por supuestos contratos irregulares a peones. El pasado mes de julio reconoció ante el juez que en la contratación de peones agrícolas para el mantenimiento de los parques y jardines del municipio no medió ninguna selección de personal y que a partir de 2008 quedaba constancia de que tales contrataciones no respondían ni a la relación de puestos de trabajo del Ayuntamiento ni a ninguna convocatoria de empleo público. También ha admitido que contrató como peón agrícola a una de sus hermanas pese a un informe que avisaba de la "causa de abstención" que pesaba sobre él dados los lazos familiares. 

¿Dimitió? No. 

 Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1603039/0/alcaldes/corrupcion/imputados/#xtor=AD-15&xts=467263

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