martes, 15 de junio de 2021

¿Estallidos sociales o revoluciones? El papel del instrumento político

 

Hoy se cumplen dos años del fallecimiento de Marta Harnecker. Socióloga, politóloga, periodista, activista y sobre todo una mujer excepcional. Siempre al lado de los trabajadores, de la revolución y del socialismo.

¿Estallidos sociales o revoluciones? El papel del instrumento político


Marta Harnecker

El Viejo Topo

15 junio, 2021 

1. Los recientes y menos recientes estallidos sociales que se han producido en América latina y el mundo, han demostrado fehacientemente que no basta la iniciativa creadora de las masas para lograr la victoria sobre el régimen imperante.

2. Masas urbanas y campesinas empobrecidas se han sublevado y sin una conducción definida se han tomado carreteras, pueblos, barrios, han asaltado centros de abastecimiento, han logrado tomar parlamentos, pero, a pesar de haber logrado la movilización de cientos de miles de personas, ni su masividad ni su combatividad permitieron pasar de los estallidos sociales a la revolución. Han logrado derribar presidentes, pero no han sido capaces de conquistar el poder para iniciar un proceso de transformaciones sociales profundas.

3. La historia de las revoluciones triunfantes, por el contrario, ratifica en forma porfiada lo que se puede lograr cuando existe un instrumento político capaz, en primer lugar, de levantar un programa alternativo de carácter nacional que permita canalizar la lucha de los diversos actores sociales hacia un objetivo común; que ayude a articularlos entre sí y que sea capaz de promover la elaboración de los pasos a seguir de acuerdo a un análisis de la correlación de fuerzas existente. Solo así se podrán lanzar las acciones en el momento y el lugar más oportuno, buscando siempre el eslabón más débil de la cadena enemiga.

4. Esta instancia política es como el pistón en una locomotora, que empuja hacia el motor el vapor contenido en la caldera en el momento decisivo haciendo que se convierta en fuerza impulsora, evitando así que se desperdicie. Por supuesto que, como dice Trotsky, lo que mueve las cosas no es el pistón o la caldera, sino el vapor.

5. Para que la acción política sea eficaz, para que las actividades de protesta, de resistencia y de lucha logren cambiar realmente las cosas, para que los estallidos sociales desemboquen en revoluciones, para que las revoluciones se consoliden, se requiere una instancia política que ayude a superar la dispersión y atomización del pueblo explotado y oprimido creando espacios de encuentro para aquellos que tienen diferencias pero luchan contra un enemigo común; que sea capaz de potenciar las luchas existentes y promover otras orientando las acciones en base a un análisis de la totalidad de la dinámica política; que sirva de instrumento articulador de las múltiples expresiones de resistencia y de lucha.

6. Reconocemos que el terreno no es fértil para escuchar estas ideas. Hay muchos que no aceptan siquiera discutirlas. Y adoptan esta actitud porque las asocian a las prácticas políticas antidemocráticas, autoritarias, burocráticas, manipuladoras que han caracterizado a muchos partidos de izquierda.

7. Yo creo que es fundamental superar este bloqueo subjetivo y entender que cuando hablo de un instrumento político, no se trata de cualquier instrumento político. Se trata de un instrumento político adecuado a los nuevos tiempos; un instrumento que tenemos que construir entre todos.

8. Pero para crear o remodelar el nuevo instrumento político hay que cambiar primero la cultura política de la izquierda y su visión de la política. Esta no puede reducirse a las disputas políticas institucionales por el control del parlamento, de los gobiernos locales; por ganar un proyecto de ley o unas elecciones. En esta forma de concebir la política, los sectores populares y sus luchas son los grandes ignorados. La política tampoco puede limitarse al arte de lo posible.

9. Para la izquierda la política debe ser el arte de hacer posible lo imposible. Y no se trata de una declaración voluntarista. Se trata de entender la política como el arte de construir fuerza social y política capaz de cambiar la correlación de fuerzas a favor del movimiento popular de tal modo de poder hacer posible en el futuro lo que hoy aparece como imposible.

10. Hay que pensar la política como el arte de construir fuerzas. Hay que superar el antiguo y arraigado error de pretender construir fuerza política sin construir fuerza social.

11. Por desgracia, entre nuestros militantes hay todavía mucha verborrea revolucionaria; mucho radicalismo en los pronunciamientos. Estoy convencida de que la única forma de poder radicalizar las cosas es mediante la construcción de fuerzas. A los que se llenan la boca de exigencias de radicalización hay que preguntarles: ¿qué están haciendo ustedes por construir la fuerza social y política que permita hacer avanzar el proceso?

12 Pero esta construcción de fuerzas no se produce espontáneamente. Así solo se producen los estallidos sociales. Se requiere de un instrumento político capaz de construir conscientemente las fuerzas que se requieren.

13. Y yo imagino este instrumento político como una organización capaz de levantar un proyecto nacional que permita aglutinar y sirva de brújula a todos los sectores que se oponen al neoliberalismo. Como una instancia volcada hacia la sociedad, que respete la autonomía de los movimientos sociales y renuncie a manipularlos, y cuyos militantes y dirigentes sean verdaderos pedagogos populares, capaces de potenciar toda la sabiduría que existe en el pueblo –tanto la que proviene de sus tradiciones culturales y de lucha, como la que adquiere en su diario bregar por la subsistencia– a través de la fusión de estos conocimientos con los más globales que la organización política pueda aportar. Como una instancia orientadora y articuladora al servicio de los movimientos sociales.

Fuente: Capítulo primero del libro de Marta Harnecker Ideas para la lucha.

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Vacunas: fondos públicos, beneficios privados. [Como contar con los dedos: el que crea el valor -la riqueza- es el trabajo; quien disfruta de la riqueza creada es el que no trabaja. Moraleja: que quien crea la riqueza es el trabajador y quien disfruta de la riqueza es el que no trabaja. Y a partir de aquí ya se pueden contar chistes]

 

Vacunas: fondos públicos, beneficios privados 

Por Alfio FinolaLina Merino

Rebelión 

Fuentes: CLAE

12/06/2021 

A pesar de los esfuerzos por ocultarlo, el “dios mercado” que el neoliberalismo adora no ha financiado el desarrollo de las vacunas. Los pueblos, a través de los Estados, han sido los principales protagonistas de financiar su producción.

Entre estos, el Estado estadounidense no ha sido la excepción. La Casa Blanca ha participado de manera protagónica en el financiamiento de la vacuna contra la Covid-19, otorgando subsidios directos a las principales farmacéuticas para la investigación y desarrollo de las vacunas y garantizando la producción. 

Hace más de ocho años el gobierno estadounidense pagó a Emergent BioSolutions, una empresa de biotecnología de Maryland conocida por producir vacunas contra el ántrax, para tener una fábrica en Baltimore siempre lista para producir vacunas (o sea, en capacidad ociosa). Cuando llegó la pandemia, la fábrica se convirtió en la principal ubicación de EUA para fabricar vacunas Covid-19 desarrolladas por Johnson & Johnson y AstraZeneca, produciendo alrededor de 150 millones de dosis. 

Por su parte, la vacuna Sputnik V es financiada por el Fondo de la Riqueza Soberana de Rusia (RDIF) y desarrollada por el Instituto de Investigación Gamaleya, ambos de origen estatal, y el Ministerio de Salud de la Federación de Rusia. Mientras que Sinopharm, pertenece al Grupo Farmacéutico Nacional Chino, una empresa estatal china.

Así, nos encontramos ante un escenario donde la mayor parte del financiamiento para investigación, desarrollo y producción de las principales vacunas contra la Covid-19 tiene origen en fondos públicos, aunque no en todos los casos las apropiaciones de esos beneficios volvieron a sus orígenes.

Más allá de las pujas entre las potencias mundiales y los laboratorios por la propiedad y uso de las vacunas, en nuestra región comienzan a aparecer desarrollos propios para dar respuesta a la escasez de este bien tan preciado.

En este sentido, Cuba se encuentra desarrollando las únicas candidatas en fase 3 de América Latina, las vacunas Soberana 02 y la Abdala. Gracias a esto, la isla podría ser el primer país del mundo con capacidad para cubrir todas sus necesidades con vacunas de producción propia, incluso con las restricciones económicas de un bloqueo que no se ha levantado ni siquiera en pandemia. 

Por medio de un convenio, Argentina busca acceder también a esta vacuna, donde podría colaborar para escalar su producción y avanzar en su aprobación. La asesora presidencial, Cecilia Nicolini, y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, estuvieron en la isla a fines de mayo.

Argentina también está desarrollando sus propios candidatos vacunales. La principal propuesta es dirigida por investigadores de universidades nacionales y organismos públicos de ciencia encabezados por el el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicet). 

Sin dudas la capacidad instalada del sistema científico argentino, las políticas públicas que promueve este sector, los recursos humanos y técnicos formados con experiencia en biotecnología y producción de vacunas son claves para dar respuesta a las necesidades de innovación y producción del momento, pese a los ahogos presupuestarios heredados de la administración neoloiberal del macrismo. 

La discusión de la propiedad intelectual

La propiedad intelectual (PI) se refiere a una serie de marcos regulatorios impulsados desde 1967 por el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), que ubican los bienes culturales o económicos en el dominio privado. Este acuerdo plantea que tales bienes surgen del intelecto humano, individual o grupal, y que estas creaciones deben “protegerse” para explotación exclusiva de su creador. Quitando definiciones técnicas, la PI es un mecanismo fundamental de la mercantilización del conocimiento.

En la actual fase del capitalismo, el conocimiento es un recurso fundamental para la producción de cualquier mercancía y apropiación de riqueza. Además, es el “recurso limitante” de los sectores económicos estratégicos. Así, las fracciones más avanzadas del capitalismo son las que contienen un mayor conocimiento, como la biotecnología, la nanotecnología, la industria del software, la robótica, la industria farmacéutica, las energías renovables, etc.

El conocimiento tiene dos particularidades. Por un lado, es un bien que no se agota, es decir, que tiene un crecimiento infinito. Por el otro, es un bien intangible que, a diferencia de otros recursos como la tierra, dos personas (o dos empresas) pueden tener o compartir un conocimiento en simultáneo.

Acá es donde la cuestión de la PI, o sea, la apropiación privada del conocimiento, juega un rol fundamental. Es imperativo resaltar la falsedad de la afirmación de que la producción del conocimiento es un proceso individual, ya que es un proceso social. El privatizarlo tiene que ver con la privatización de la riqueza.

El salto tecnológico de los últimos años no posee una valoración negativa por sí mismo, debido a que el conocimiento que permite acortar los tiempos de producción puede ser la solución a las necesidades de las grandes mayorías. Podríamos disponer de más y mejores bienes en menor tiempo y esfuerzo. Sin embargo, la madre de las batallas o la cuestión fundamental es quién se apropia de ese conocimiento, para qué lo utiliza y en función de qué intereses. 

Este es un debate que la pandemia de la Covid-19 y el “bien más preciado”, la mercancía vacuna, trajo aparejada. En medio de una distribución desigual y la acuciante necesidad de una producción de vacunas mucho mayor, entra en la agenda internacional la discusión de que las compañías farmacéuticas renuncien temporalmente a los derechos de propiedad intelectual.

El reclamo comenzó en octubre de 2020 cuando India y Sudáfrica, junto con otros 57 países presentaron su pedido ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). De hecho, es la puja por la propiedad privada del conocimiento lo que dio origen a la OMC en el año 1995.

A pesar de los esfuerzos nacionales y globales que apalancaron el desarrollo tecnológico en tiempo récord, la distribución desigual de la vacuna a nivel mundial resulta evidente. Como advierte Diego Tipping, presidente de la Cruz Roja Argentina, “las dos terceras partes de las vacunas han sido asignadas a los 50 países más poderosos y el 0,1% a los 50 países más pobres”.

Al momento se han administrado más de 2.150 millones de dosis de vacunas en todo el mundo, lo que equivale, en promedio, a 28 dosis por cada 100 personas. En Argentina el promedio está por encima de la media global siendo de 31 dosis cada 100. Las tasas de vacunación por continente son las siguientes: 63% América del Norte, 51% Europa, 31% Sudamérica, 26% Asia, 14% Oceanía y 2.6% África.

La enfermedad como un negocio: ganancias y más ganancias

En los últimos ocho años el sector farmacéutico fue uno de los de mayor crecimiento, 183%  a nivel mundial. La empresa farmacéutica estadounidense Pfizer que desarrolló una de las vacunas contra la Covid-19 junto con su socio alemán BioNtech, percibieron una ganancia de 3.500 millones de dólars en ventas durante los tres primeros meses de 2021, cuando se puso en marcha la campaña de vacunación en Estados Unidos.

 Esto provocó un aumento de las acciones de Pfizer de casi un 50% desde marzo de 2020, elevando el valor de mercado de la empresa a 222.000 millones de dólares.

En el mismo sentido, el fabricante de otra vacuna contra la Covid-19 estadounidense, Moderna, cotiza 11 veces más que el año pasado. Esta empresa declaró que los ingresos totales aumentaron a 1.900 millones de dólares en el primer trimestre (frente a las pérdidas de 124 millones en el mismo periodo del año anterior), al vender 102 millones de dosis de su vacuna de dos dosis. 

Por su parte, AstraZeneca que lleva dos años consecutivos de crecimiento de dos dígitos en los ingresos, encabezó la producción de 350 millones de dosis de una vacuna contra el Covid-19. La empresa cifra la rentabilidad total para el accionista en un 300% en los últimos ocho años, frente al el 44% del FTSE-100. El FTSE-100 es el índice bursátil de referencia de la Bolsa de Valores de Londres. Está compuesto por las 100 compañías de mayor capitalización bursátil del Reino Unido. 

El laboratorio norteamericano Johnson & Johnson informó ventas de la vacuna por una suma de 100 millones de dólares en EEUU, que nutren los 22.000 millones de ingresos del primer trimestre.

Hacia la soberanía tecnológica

Frente a los ingresos multimillonarios por la comercialización de vacunas y la desigual distribución mundial de las mismas, se pone en relieve dos grandes cuestiones: los intereses en pugna por la liberación de la propiedad intelectual y la importancia de tener soberanía sobre el conocimiento científico-tecnológico.

El desarrollo tecnológico soberano e inclusivo es fundamental para lograr la independencia económica, generando puestos de trabajo con personal altamente calificado, que aproveche sus recursos naturales de manera respetuosa con la comunidad y el ambiente. Por ello una pieza fundamental del desarrollo humano y social, es el acceso a la salud, a la educación y a la cultura. 

El fracaso del neoliberalismo, con sus mecanismos, empresas, organismos y leyes internacionales que privatizan y mercantilizan el conocimiento social y hasta públicamente producidos, ahogando en la pobreza a las grandes mayorías, ha llegado a un punto de inflexión en esta pandemia. 

Así lo muestran las luchas populares en todo el mundo y en nuestra región, lo que debe alertarnos de la urgencia de un nuevo modelo de producción orientado a conectar ciencia, tecnología, cultura, ambiente y comunidad con justicia social. 

[*] Merino es licenciada en Biotecnología y Biología Molecular (UNLP) y Doctora en Ciencias Biológicas (UNLP). Finola es licenciado y profesor en Geografía (UNRC). Ambos investigadores del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (www.oecyt.com.ar) asociado a la plataforma Pueblo y Ciencia y al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).

https://estrategia.la/2021/06/11/vacunas-fondos-publicos-beneficios-privados/

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