Para vergüenza y sonrojo (si es que tuvieran vergüenza, si no, nada) de los mameluconcetes muy bien pagados (con dinero ganado por los trabajadores, pero no recibido por ellos) que se llaman periodistas, pero que no dan un palo al agua para buscar y contrastar lo que dan como información; los políticos de primer nivel y otros leoncetes del habla de la de la economía de menor cuantía.
Fdo.: Manuel sogas Cotano
* * *
NO ES UNA GUERRA "CONTRA EL TERRORISMO", ES UNA GUERRA CONTRA LA HUMANIDAD
04.12.2015
«Quién controle
Europa
del Este dominará el Pivote del Mundo, quien controle el Pivote
del Mundo dominará la Isla Mundo, quien domine la Isla Mundo dominará el
mundo». Halford MacKinder
Lo primero e importante para poder calibrar el
escenario de Caos en que nos hallamos es tener en cuenta que enfrentamos una
encrucijada en la que el capitalismo está cayendo en picado y ya no va a volver
a ser lo que fue en los países de su núcleo central (esos que se llamaron a sí
mismo “ricos”).
En una u otra circunstancia, las élites mundiales y
locales están tomando posiciones de cara a mantener el poder o al menos a no
ser del todo desplazadas en el nuevo orden que está por surgir.
Las claves de ese orden vienen fijadas por muchos
procesos, pero al menos tres son especialmente importantes para entender lo que
pasa:
1/ El primero lo venimos arrastrando desde los años 70
del siglo XX y no ha hecho sino crecer: la financiarización económica, social,
política y cultural del capitalismo, como resultado de una obturación que cada
vez se muestra más insuperable en la esfera de la producción o de la “economía
real”.
2/ El segundo es la automatización derivada del
trepidante desarrollo de la tecnología (nanotecnología, biotecnología,
inteligencia artificial, robótica, neurociencia...).
Estos dos procesos marcan el fin de la era del empleo.
El primero por retirar cada vez más fondos de la inversión productiva y
destinarlos a la especulación parasitaria. El segundo lo explica por sí mismo.
A ellos hay que sumarle uno más:
3/ El agotamiento de los recursos energéticos y de los
materiales básicos para el capitalismo. También de los sumideros que absorben
nuestros residuos.
Estos tres procesos interaccionan a veces
complementariamente pero a menudo contradictoriamente. Generan profundas
divisiones entre las élites locales y mundiales (a veces unas coinciden con las
otras), y decantan distintas facciones de la clase capitalista mundial en su
cruenta pugna por la ganancia global. Todas esas tendencias están de acuerdo,
en cambio, en lo que se refiere a la plusvalía: es decir, en machacar a la
población trabajadora de todo el planeta, brutalizando los mercados laborales.
Así, la financiarización da oxígeno al proceso productivo automatizado mediante
dinero inventado, ficticio. Una y otro atacan frontalmente el empleo,
destruyendo también las condiciones sociales: esto marca una Guerra de Clase
desde arriba.
Sin embargo, sus dinámicas de interés cortoplacistas
divergen en otros puntos.
La Red Financiera Global y el Bloque Imperial-Nacional
El Poder de las finanzas se mueve en redes mundiales
que no precisan de los Estados salvo para la coerción de sus poblaciones y para
la fuerza militar. La llamaremos Red Financiera Global, que promueve un
Imperialismo Global Financiero. Aquí están Wall Street, la City londinense y
algunas de las más fuertes plazas financieras mundiales, más, entre otros, la
Banca Rotschild, Standard & Poors, con sus piezas clave en la Casa Blanca
(el estratega argentino Walter Formento lleva tiempo trabajando sobre esto).
Esta Red se enfrenta a las viejas oligarquías
imperiales nacionales, que estaban más vinculadas al capital
bancario-productivo, el cual ha ido perdiendo terreno en favor del
parasitario-especulativo. Entra también aquí parte del mundo financiero que no
logra globalizarse y en conjunto las facciones de las clases dominantes que van
perdiendo la carrera capitalista. Al frente de esta facción que va quedando
superada están las capas de poder anglo-americanas con anclaje en el Estado
imperial clásico. Le daremos el nombre de Bloque Imperial-Nacional. En
él se incluyen Warren Buffet, Goldman Sachs, el grupo Rockefeller y el J.P.
Morgan (que controla la Esso y la corporación Halliburton), con ejércitos
privados como Academi (antiguo Blackwater): son los halcones de Washington.
También se vinculan a este Bloque de forma dependiente buena parte de los poderes
de la UE, y en especial la Banca franco-alemana-holandesa.
Ambas facciones del Poder Mundial, en las que
predominan las élites y los Estados de la Triada (especialmente el Eje
Anglosajón), más Canadá y Australia, se enfrentan a los Estados con producción
y con recursos energéticos y minerales importantes.
El capital productivo está en China. Los recursos
están básicamente en Rusia (Siberia) y en general en el este de Asia (China
especialmente). Allí es también donde quedan los últimos grandes reductos del
capital productivo (además del de Alemania en Europa). Lo llamaremos Bloque
Energético-Productivo.
Sigamos.
En Asia central y occidental (desde Irán hasta Siria),
los intereses son contradictorios entre las dos facciones del Poder Mundial.
Por eso las profundas disensiones en su seno en torno al Acuerdo con Irán o a
la colaboración con Rusia en su lucha contra el fascismo asiático (Daesh, al
Qaeda, al-Nusra…). Sin embargo, tanto la Red Financiera Global como el Bloque
Imperial-Nacional han estado de acuerdo hasta ahora en crear, financiar,
entrenar, organizar y dar cobertura operativa a ese fascismo asiático. El
objetivo es destruir cualquier forma de poder estatal capaz de oponerse a su
apropiación de recursos energéticos y vías estratégicas de trasporte de los
mismos. También posicionarse dominantemente en la zona y debilitar en lo
posible, estratégica, económica y energéticamente al Bloque
Energético-Productivo.
Esto se ha repetido también en África septentrional
(Libia, Somalia, Sudán, y ahora Mali y Nigeria), a través de las franquicias
africanas del fascismo asiático. De nuevo el mismo objetivo. De nuevo los
mismos resultados: dejar países barbarizados, en manos del fascismo
transnacional y de señores de la guerra que no ofrecen obstáculo alguno a una y
otra facción del Poder Mundial.
El capitalismo siempre ha echado mano del fascismo o
del terrorismo, bien cuando se atasca o bien cuando se ve acorralado. Desde
hace cuatro décadas está atascado. En la última década y media se siente además
amenazado por el Bloque Energético-Productivo. La utilización de una
combinación de ambos de aquellos recursos por unas u otras facciones de Poder
Mundial es una constante desde entonces.
La UE en la encrucijada
Donde se cruzan los caminos de la lucha entre ambas
facciones (la Red Financiera Global y el Bloque Imperial-Nacional) y entre
ellas y el Bloque Energético-Productivo es en la UE. Si Alemania (la
UE-alemana) se inclina hacia este último, tenemos una Eurasia prácticamente
imbatible. La que fue llamada por el primer estratega moderno internacional,
Mackinder, “la Isla Mundo”, añadiendo que quien la dominara, dominaría el orbe.
Pero hoy por
hoy Alemania es parte dependiente o subordinada del Bloque Imperial-Nacional
(dominado por el Eje Anglosajón). Pero a una u otra facción del Eje Anglosajón
(que lidera el mundo desde 1700), aquella posibilidad de un Bloque
Energético-Productivo extendido a Europa le produce terror, por lo que ambas
están dispuestas a combatirla a todo coste. He aquí el golpe de Estado en
Ucrania utilizando esta vez al fascismo europeo (desde entonces en el poder en
ese país), para no sólo separar a Rusia de Europa, sino para establecer un foso
particular entre Alemania y Rusia. Además, la Red Financiera Global obliga a la
UE a emprender sanciones contra Rusia, profundizando aún más en la recesión
económica europea. Para aquélla es una labor preventiva debilitar la UE como
macro-Estado poderoso: de ahí sus repetidos golpes contra las deudas soberanas
y ahora su intento de imponer el TTIP, contribuyendo al hundimiento de las
condiciones sociales y laborales en Europa (la Guerra de Clase). El Bloque
Energético-Productivo, en cambio, entró en apoyo de la UE, proporcionando tanto
liquidez como energía a su economía.
Francia es la báscula de la UE. El gozne entre los
países deficitarios y los superavitarios. Su economía real comienza a hundirse
y pierde más y más ritmo frente a Alemania. Pero su economía
financiero-especulativa es de gran peso en Europa. Es el país por excelencia
que representa al “Estado nacional” centralizado y fuerte, el país europeo con
más proyección militar-imperialista. Esto hace que Eje Anglosajón le haya
escogido para derrocar regímenes laicos en Asia y África y sustituirlos por
fascismo disfrazado de Islam. Debilitar Francia es golpear la facción
Imperial-Nacional europea y dejar a Alemania más débil, tirando sola de la UE.
La clase capitalista alemana se debate entre seguir
con el proyecto UE subordinado al Eje Anglosajón o romper lastre e inclinarse
definitivamente hacia Eurasia.
¿Cuál va a ser el próximo paso?
La Red Financiera Global dejará a Israel a su suerte.
También a Arabia Saudí y a Turquía. Por eso todos estos países se dan prisa por
afianzarse en la zona a través de su instrumento: el fascismo asiático. Al no
tener nada que perder representan un enorme peligro, capaz de cualquier locura
para obligar al Bloque Imperial-Nacional estadounidense (“los halcones”) a
intervenir directamente contra Rusia. La Red Financiara Global no está
interesada en un enfrentamiento directo con Rusia y ahora, merced al golpe de
París, la parte europea del Bloque Imperial-Nacional puede que esté cambiando
también de posición. Francia se ha visto atrapada en la discrepancia de
intereses entre las dos facciones en Asia Occidental y África septentrional. De
hecho, está virando a toda prisa hacia una posible coincidencia con Rusia en la
zona, para atacar ahora realmente al fascismo asiático. Pero quiere arrastrar a
Alemania consigo, lo cual cambiaría el sino del Bloque Imperial-Nacional
europeo.
Con todo ello el tablero de guerra se complejiza
enormemente.
Ese que he llamado “fascismo asiático” tiene poco que
ver con el Islam. La religión se usa como coartada y para reclutar dementes
dispuestos a inmolarse. En realidad, aquél está integrado ante todo por restos
del antiguo ejército iraquí, más ejércitos privados que ya estuvieron en la
invasión de Iraq, más mercenarios de numerosos países. Se trata ahora de
extender este tejido cancerígeno (con mismos o diferentes nombres) a lugares de
Rusia donde haya importantes poblaciones musulmanas. También a las exrepúblicas
soviéticas, así como a Irán, India e incluso a la propia China.
Por eso India está empezando a ver la necesidad de
apoyar a Rusia (con China también detrás en la sombra) en su lucha contra el
fascismo asiático. Su postura será decisiva de cara al fortalecimiento o no del
Bloque Energético-Productivo.
Frente a la decadencia ya imparable del Eje
Anglosajón, sus recesiones y sus firmes pasos hacia la Guerra de Clase
(barbarie laboral y social), del Eje China-Rusia puede asentarse un capitalismo
de Estado a contrapelo del actual capitalismo salvaje. El Bloque
Energético-Productivo está, en cualquier caso, mucho mejor preparado para la
Gran Transición post-capitalista hacia sociedades algo más razonables y
sostenibles. Sus alianzas con otros Bloques Energéticos menores, como el del
ALBA, pueden ayudar a ello.
Pero eso no quiere decir que se vaya a dar tal
resultado porque sí. Las luchas de clase en el interior de este Bloque serán
decisivas.
Para las sociedades europeas, como para las de todo el
mundo, es vital ayudar a ello. Y para eso es imprescindible recuperar la
conciencia y las luchas de clase de cara a iniciar procesos constituyentes
que paren el Caos (la Guerra de Clase y la Guerra Militar).
Por eso es importante no dejarse “distraer” demasiado
por elecciones “nacionales” que cada vez deciden menos los destinos de las
gentes y del mundo. Aquéllas tienen su importancia relativa, pero sin procesos
constituyentes no podremos transformar el escenario de Caos en el que
estamos.
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