Las
consecuencias de la guerra repercuten en nuestros pueblos
Juan Viera
Benítez
Rebelion / España
| 24/09/2022 |
Fuentes: Rebelión
Desde el
gobierno y la derecha fomentan mecanismos para que el capital mantenga
beneficios.
1.- Los conflictos geopolíticos, la inflación internacional y
las crisis alimentarias en otras partes del mundo repercuten con fuerza en
nuestras poblaciones locales. Lo cierto es que nos adentramos
nuevamente en un período de ajustes, y políticas regresivas una vez que hemos
visto como todas las promesas realizadas por el gobierno de coalición de Pedro
Sánchez han sido arrojadas a la papelera. Este gobierno nos está brindado
reformas que no avanzan en el plano social y ni mucho menos en el de la
convivencia que para nada eliminan las leyes regresivas ya existentes: la
reforma laboral y la ley mordaza se manosean para no cambiarlas, las pensiones
se van recortando, y las ayudas sociales siguen siendo raquíticas. Unas y otras
se transforman en meros objetos de propaganda para engañar a la población.
No hay día
que las ruedas de prensa del presidente del gobierno de España traten de
justificar los graves problemas de la sociedad española con referencias a la
maldad de Putin y de los rusos, culpabilizándolos de la guerra de Ucrania sin
tener en cuenta que la causa de lo que nos está pasando nace de las sanciones
injustas que sobre Rusia impone la OTAN. Lo que no nos dice este gobierno de
coalición al servicio del gran capital es que las sanciones impuestas a Rusia
por el imperialismo yanqui, y la OTAN se vuelven contra las poblaciones
europeas, castigando duramente a las más débiles, entre ellas la española,
beneficiando los intereses norteamericanos.
La reunión
de la OTAN celebrada en MADRID enfatizó la antigua idea de que los países
tienen que destinar más dinero a la militarización para aumentar el poderío de
matanzas humanas de la OTAN y de los yanquis. Este incremento de los
presupuestos para la guerra en el caso de nuestro país supondrá una reducción
de dinero para gastos sociales como la sanidad, la educación la dependencia,
las residencias de ancianos, recortes que se trasladarán a las comunidades
autónomas como la extremeña. En el caso de la sanidad, nuestra comunidad
sufrirá un incremento en las listas de espera de intervenciones quirúrgicas,
pruebas de diagnóstico y consultas previas por los déficits en los centros de
salud y en los centros hospitalarios, sobre todo de especialistas, lo que se
traduce en unas listas de espera que en algunos casos superan los 3, 4 y 5
meses, sobre todo en algunas intervenciones quirúrgicas.
La
agudización del empobrecimiento de las clases oprimidas va a continuar no se
sabe cuánto tiempo como resultado de la inflación, de una subida de precios que
no ofrece expectativas de controlarse y que se acelera en la medida en que los
países alineados con la OTAN aceleran la guerra armamentística. Todo esto se
recrudece con las medidas de los organismos financieros internacionales que han
comenzado una carrera difícil de detener, subiendo los tipos de intereses para
frenar la inflación y desacelerar la economía. Estas acciones influirán sobre
el consumo, acrecentarán los endeudamientos de los consumidores, las hipotecas
variables y el desempleo. Pero no todos sufren del mismo modo, otros se están
enriqueciendo y se enriquecerán exageradamente como las grandes empresas
productores de petróleo, gas y alimento, y los grandes bancos americanos con la
especulación, con la miseria y el hambre de los explotados del mundo.
Con nuestra
actividad militante estamos intentando explicar las políticas con las que
nuestros gobiernos tratan de domesticar y alienar a la mayoría de la población
que es la clase trabajadora. No resulta fácil extender la toma de conciencia y
los valores e ideas que contrarresten la ideología oficial; una ideología
ampliamente refrendada por las dinámicas de un amplio periodismo oficial, de
tertulianos y comunicadores al servicio del dinero, con presencia casi
permanente en los medios de comunicación y con una amplia influencia y muy
conectados con las organizaciones políticas y sociales denominadas progresistas
y alternativas.
Lo que si
está muy claro es que para cambiar este estado de cosas necesitamos unidad y
movilización en torno a criterios muy sencillos como reparto de la riqueza y
del trabajo, mejora de los servicios públicos, la socialización y
estatalización de los medios de producción, transporte, comercialización y
mantenimiento de la energía necesaria para una calidad de vida mínima para
todas las personas, no hay ni solución ni futuro
2.- Los mecanismos de la derecha para reducir los salarios e
incrementar la explotación salarial.
2.1.- Los puestos que no se ocupan; la propaganda generalizada
para señalar a los desempleados y el cobro de los subsidios. Estamos
sufriendo una enorme campaña de propaganda desde el gobierno, y la patronal en
las que se insiste en que hay muchos puestos de trabajo desocupados y que la
gente no quiere trabajar; se repite hasta la saciedad que quienes cobran ayudas
sociales por desempleo o subsidios no quieren trabajar, prefieren cobrar esas
cantidades antes que ocupar un puesto de trabajo. Esta campaña mediática
impulsada por los poderes políticos y económicos trata de crear las condiciones
para arremeter posteriormente con la legislación contra las prestaciones
sociales a la vez que justifican la llegada de inmigrantes que incrementen el
ejército de parados para alentar las divisiones en el movimiento obrero y
conseguir la disminución de los salarios. Esta estratagema del capital cala en
la opinión pública y genera una división ideológica y material en la clase
obrera, que facilita a los gobiernos medidas contra los desempleados.
2.2.- La inmigración como mecanismo de la patronal para combatir
los salarios reales y de impulsar en política a la derecha más nacionalista,
rancia y fascista.
En unos
momentos de crisis del imperialismo su sostenimiento lo aseguran la opresión
sobre los pueblos, las altas tasas de explotación salarial y las duras
condiciones laborales. Los capitalistas tratan por todos los medios de anular
las luchas de los trabajadores para recuperar su capacidad adquisitiva. Uno de
los mecanismos que favorece a los explotadores es la abundante mano de obra
inmigrante.
La derecha
muestra dos caras ante las personas que llegan a nuestro territorio, en la
inmensa mayoría de los casos huyendo de las guerras y/o dictaduras que asolan
sus países, y de la agresividad del saqueo imperialista. La derecha política y
económica española tiene una lengua bífida como las serpientes, no es
complicado descubrir sus dos caras; con una, potencia a la extrema derecha y
sus políticas racistas contra los inmigrantes; su objetivo es crear falsos
enemigos y dividir a la clase obrera para debilitar su capacidad de lucha. La
extrema derecha difunde bulos dirigiéndose a los sectores más deprimidos y
asfixiados por el capitalismo recurriendo a mentiras sobre los inmigrantes como
que el gobierno les da pisos y buenas ayudas y pagas, a la vez que se las niega
a los españoles; con otra cara más oculta, se muestra favorable a la llegada de
inmigrantes para que haya un mercado laboral con abundante mano de obra al
objeto de que bajen los salarios. Los medios de comunicación contribuyen a esta
farsa que da buenos resultados políticos y económicos a los defensores del
capital con la que nos crean falsos enemigos y amigos que no tienen nada que
ver con nosotros, sólo para engañarnos y manipularnos.
2.3.- El pacto de rentas.
Cada vez se
avivan con más fuerza las voces que surgen de los conclaves patronales y
gubernamentales que aconsejan y reclaman acuerdos entre patrones, sindicatos y
gobierno. El horizonte ofrece una caída importante del consumo que obliga a
mover ficha a las grandes patronales recurriendo a procedimientos que les
permitan mantener los exultantes beneficios, sobre todo, acallar las
movilizaciones de los trabajadores. El acuerdo consiste en negociar un pacto de
rentas para evitar subida de los salarios y simultáneamente recordar a la
población el importante papel de las empresas, la banca, etc. Muchas dudas
tenemos de que el gobierno no avance en este camino y se comporte como el
consejo de administración de las grandes empresas, bancos y multinacionales.
3.- Sobre los impuestos. Por
la nacionalización y estatalización de los grandes medios de producción en
manos de una minoría dañina para la sociedad.
Nuevamente
nos encontramos con que los gobiernos más a la derecha eliminan impuestos para
beneficiar a las clases explotadoras, a los más ricos, como el gobierno andaluz
y el madrileño. En Extremadura, los representantes de la derecha, tanto del PP
como Ciudadanos y Vox mantienen la misma cantinela. El mensaje que nos envían
sigue un argumento rutinario y sostenido independientemente del tiempo y lugar:
hay que eliminar impuestos porque el estado administra mal el dinero que
procede de los bolsillos de los ciudadanos; la administración es una
derrochadora empedernida que los emplea sin un sentido lógico y beneficioso
para la sociedad.
El mensaje
es falso pues lo que realmente les importa es la protección del bolsillo de los
ricos, los bancos y las grandes empresas.
Sin
embargo, este rechazo y este odio visceral al Estado, desaparece y se
transforma en un abrazo de hermandad cuando se presentan las crisis que la
propia maquinaria del capital genera en su movimiento irracional y
descontrolado en busca del incremento de beneficios. Como el genio que salva a
Aladino en el cuento de la lámpara el capital encuentra la salida de la crisis
recurriendo a la magia del Estado que le proporciona fondos públicos, ayudas,
subvenciones en modo de ERES, ERTES, etc. El capital recupera su lustre sin
importarle que se incremente exageradamente la deuda pública que después
pagarán las clases explotadas con la reducción de los salarios y de los
servicios públicos.
Cuando a
los ricos les va mal, cuando les afecta la crisis económica recurren con fuerza
al dinero público sin la menor intención de devolverlo, caso de lo ocurrido con
la banca o con las enormes subvenciones y ayudas a fondo perdido a las grandes
empresas. Lo que queda claro es que los capitalistas son los responsables de
las enormes destrucciones de capital, de trabajo acumulado que se producen en
las crisis; lo que resulta manifiestamente claro es la irracionalidad del
sistema social capitalista. Por eso, urge la nacionalización y estatalización
de los grandes medios de producción en manos de una minoría dañina para la
sociedad.
6.- El electoralismo y la lucha por los cargos.
Desde el
ámbito revolucionario tenemos que superar la apuesta por el electoralismo y el
hechizo por ocupar puestos institucionales que ha sido y volverá a ser
próximamente el objetivo de quienes se denominaron las fuerzas del cambio.
Estas organizaciones políticas no han cuestionado en absoluto el poder del
Estado al servicio de las burguesías sino que se han movido en un plano
meramente formal en las instituciones dejando la actividad movilizadora y el
apoyo a las luchas en las calles y las fábricas, olvidando reivindicaciones
programáticas como la negativa del pago de la deuda, devolución del dinero dado
a los bancos, presupuestos sociales, la derogación de la ley mordaza, impulso
de la memoria histórica, derogación de leyes laborales, etc.
La línea de
demarcación que tenemos que tener clara es la que separa a los intereses de un
conjunto de multinacionales y grandes empresas que saquean nuestro trabajo y
nuestros recursos, y los del conjunto de trabajadores y trabajadoras explotadas
y sectores sociales con salarios, pensiones y ayudas sociales mínimas que
apenas dan para vivir. No se puede seguir ocultando esa línea de separación de
la clase explotadora y la clase explotada con tal de quedar bien con todo el
mundo. Las contradicciones en las que se mueven la óptica explotadora y la
explotada tienen su fundamento en la explotación salarial, los derechos de la
mujer, la no discriminación sexual, el aprovechamiento de los recursos
naturales y la destrucción de la naturaleza, etc. De todos modos, las diversas
visiones sobre estos asuntos no nos pueden dividir ante el objetivo de
conseguir la unidad de las fuerzas contra la oligarquía y el aniquilamiento de
las clases explotadas.
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