domingo, 12 de diciembre de 2021
CHINA, NICARAGUA. Las nuevas relaciones apuntan al canal interoceánico
CHINA, NICARAGUA. Las nuevas
relaciones apuntan al canal interoceánico
INSURGENTE.ORG
/ 12 diciembre
2021
El restablecimiento de
las relaciones entre los gobiernos de China y Nicaragua propiciarían las
condiciones para acelerar el proyecto de Gran Canal Interoaceánico, estancado
en el país centroamericano a raíz del fallido golpe de Estado de 2021, dijo el
director del Centro Regional de Estudios Internacionales, Manuel Espinoza.
«Nicaragua
necesita gigantescos proyectos, hay una competitividad global enorme y también
hay una insuficiencia de elementos que facilitan la comunicación comercial,
entre estos está el canal interoceánico, que hay que decir es un derecho
nuestro a hacerlo», expresó el director del Crei.
Nicaragua restableció
este viernes las relaciones diplomáticas con la República Popular de China,
tras romper los vínculos que por 31 años mantuvo con Taiwán, isla que Pekín
considera parte «inalienable» de su territorio.
En junio de 2013, la
Asamblea Nacional de Nicaragua, aprobó la Ley 840, para la concesión,
construcción y operación del Gran Canal Interoceánico otorgado al grupo
inversionista de capital chino HKND, por un costo aproximado de 50.000 millones
de dólares, con un alcance de futuro para el cruce de más de 5.000 barcos por
año.
«Es la única opción,
realmente en América Latina, que hay (para) la ampliación de un canal para el
tipo de embarcaciones que vienen ahora, yo lo veo mucho más viable que antes.
Creo que si el canal se llegará a construir sería una gran cosa para Nicaragua,
es una obra de interés mundial», señaló a la Agencia Sputnik el analista en
derecho internacional Manuel Madriz Fornos.
El representante del
grupo HKND, es el empresario chino Wang Jing, quien este viernes felicitó al
presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, por reiniciar relaciones con China.
«Nicaragua
está destinada a convertirse en el eje más importante de la «Franja y Ruta» a
través del Pacífico y el Atlántico, un centro emergente que promueve la
economía, el comercio, la tecnología y la cultura entre el este y el oeste, un
faro que representa a gran amistad entre los pueblos y simboliza la búsqueda de
la libertad, la prosperidad y la civilización en nombre de los pueblos del
mundo», expresó Jing en una comunicación divulgada por el Gobierno de Managua.
El interés de construir
un canal interoceánico data desde el siglo pasado, y el actual Gobierno de
Nicaragua apuesta al proyecto de obra de gran calado para posicionar a la
nación centroamericana en el centro del comercio del continente, dada la
capacidad limitada del actual canal de Panamá.
Para Espinoza,
Nicaragua tiene más que una aspiración el derecho a restablecer las relaciones
con China, que le brinda al país la posibilidad de concretar el sueño del
canal.
«Lo que pasa es que
desde 1948 los norteamericanos han venido tratando de impedir que nosotros lo
tengamos, porque ellos saben que la liberación económica de los pueblos es la
independencia política, porque no es malo aspirar sólo al canal, y este sería
una canal excepcional, un proyecto fantástico, porque tendría capacidad para
enormes buques tipo Panamá», dijo.
El Gobierno de
Nicaragua informó este viernes que la delegación que se encuentra en Tianjin
(norte de China) se reunió con instituciones chinas de cooperación, inversiones
y comercio.
Para la nación
centroamericana China significa un mercado que garantiza más de 1.4 mil
millones de compradores.
La posibilidad de que
Estados Unidos incremente las hostilidades en la política internacional contra
Nicaragua no afectará una decisión de Estado que es política y soberana,
considera Madriz Fornos, sobre el contexto del nuevo vínculo con el Gobierno de
Pekín y la renuncia de Managua a las relaciones con Taiwán.
«Parece
que Estados Unidos estaba presionando a Taiwán para que no nos siguiera dando
apoyo y se estaban reteniendo fondos, pero en política las cosas son como son y
hay que tomar decisiones, esa decisión es positiva para Nicaragua. Los Estados
Unidos está queriendo manipular al mundo entero en función de sus intereses»,
comentó Madriz Fornos.
Las relaciones entre el
presidente Daniel Ortega y China se remontan a la década de los años 80 del
siglo pasado, cuando triunfó la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua y el
entonces mandatario era un aliado del gigante asiático.
No obstante, los
vínculos fueron rotos por la expresidenta Violeta Barrios cuando ganó el poder
en 1990, para establecerlos con Taiwán.
Las relaciones con la isla continuaron con Taiwán en 2007 con el regreso del presidente Ortega al Gobierno, hasta que el 9 de diciembre decide retomar las relaciones con China.
(Sputnik)
El gran señuelo: el capitalismo verde. [O la gran mentira, en la que participan progres, progras, centros y centras, que también puede leerse de esta manera y la cosa queda más clarita]
Quienes
deciden sobre los rumbos de la humanidad no han aprendido nada de la Covid-19
ni de los crecientes disturbios climáticos. Los megacapitales predican el
capitalismo verde, mero ocultamiento de la depredación que hacen a la
naturaleza.
El gran señuelo: el capitalismo verde
El Viejo Topo
12 diciembre, 2021
Los grandes
megacapitales están reuniendo a centenares de economistas y politólogos para
preparar el mundo de la pospandemia. Ya han salido varios documentos. El
principal tal vez sea el publicado por el conservador The Economist (principales
accionistas las familias Rothschild y Agnelli) con el título: “El futuro
que nos espera”. Si leemos los 20 puntos enumerados nos quedamos
horrorizados: presentan un proyecto donde solo entran ellos, dejando fuera al
resto de la humanidad, que será controlada, ya sea cada individuo o toda la
sociedad, por la inteligencia artificial cuya función es desarmar y liquidar
cualquier reacción en contra. La expresión introducida por el parásito príncipe
Charles, en la última reunión en Davos es: “el gran reinicio” (the Great
Reset). Lógicamente se trata de un nuevo comienzo del sistema capitalista
que protege las fortunas de un puñado de multimillonarios. El resto, que se
aguante.
Como afirmó la
escritora alemana Helga Zepp-La Rouche (cf. Alainet 29/9/21):
«En definitiva, se trata de una expresión altanera, petulante y racista de la
élite global, la misma que para mantener sus privilegios mata de hambre
diariamente a 20 mil personas, decreta guerras de exterminio y puede
irresponsablemente destruir el planeta». Vean en qué manos está nuestro
destino.
Predican el
capitalismo verde, mero ocultamiento de la depredación que este hace de la
naturaleza. El capitalismo verde de estas megacorporaciones que controlan gran
parte de la riqueza del mundo, no es ninguna solución. Para él, ecología
significa plantar árboles en los jardines de las empresas, llamar la atención
sobre un menor uso de los plásticos y contaminar menos el aire. Nunca
cuestionan su modo de producción, depredador de la naturaleza, la verdadera
causa del desarreglo climático de la Tierra y de la intrusión de la Covid-19 y
especialmente de la abismal desigualdad social y mundial.
Otro gran grupo
de megacorporaciones emitió un documento sobre “la responsabilidad
social corporativa de las empresas”. Robert Reich, exsecretario de trabajo
del gobierno norteamericano desenmascaró este propósito engañador: «ellas están
en el negocio de hacer la mayor cantidad de dinero posible, no de resolver los
problemas sociales; buscan solamente el bienestar de “todos nuestros
accionistas”» (cf. Carta Maior 30/9/21).
En otras
palabras: el diseño de la gran banca, de las multinacionales y de la sociedad
planetaria pensada por la élite global está configurado según sus
conveniencias, nunca para salvaguardar la vida en la Tierra, incluir a los
pobres, sino para garantizar sus fortunas y el modo de producción devastador que
las produce. Los pobres, las grandes mayorías de la humanidad están totalmente
fuera de su radar. Serán contenidos por la inteligencia artificial que impedirá
que levanten la cabeza.
Si estos
propósitos prosperan, se estará pavimentando el camino que nos llevará al
desastre planetario, como ha advertido el Papa Francisco en las dos encíclicas
ecológicas: “o cambiamos de rumbo y así todos se salvan, o no se salva nadie”
(cf.Fratelli tutti, n.34).
Quienes
detentan la decisión sobre los rumbos de la humanidad no han aprendido nada de
la Covid-19 ni de los crecientes disturbios climáticos. Ellos confirman lo que
decía el gran teórico de un marxismo humanista, el italiano Antonio Gramsci: “La historia
enseña, pero no tiene alumnos”. Aquellos no han frecuentado la
historia. Solo (des)aprenden de la razón instrumental-analítica que hoy en día
se ha vuelto irracional y suicida.
Embriagados por
su ignorancia y su codicia ilimitadas (greed is good), nos llevarán como
inocentes corderos al matadero. No por voluntad del Creador ni por un desvío
del proceso cosmogénico, sino por su irresponsabilidad y por la falta de
conciencia de los errores cometidos que no quieren corregir. Y así, alegremente
y disfrutando todavía de la vida, nos obligarán tal vez a sufrir el destino
vivido hace 65 millones de años por los dinosaurios.
Publicado originalmente en el el blog de Leonardo Boff.
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