Venezuela: la revolución
socialista sí tiene quien le escriba
Kaosenlared
11.12.2015
Lo que está en marcha en Venezuela con la revolución social
bolivariana es el socialismo vulgar. La experiencia de la revolución social de
Cuba, estancada en ese misma involución política, no puede ser desestimada por
los revolucionarios y revolucionarias bolivarianas.
Los seres andan en dos bandos,
los que odian y destruyen y los que aman y construyen. Hay más de 5 millones y
medio de venezolanos en el bando de los que aman y construyen. Han dicho este 6
de diciembre SÍ a la revolución socialista.
Se equivocan todos los que
subestiman esa profunda revelación. Las elecciones parlamentarias recién
ocurridas han sido las primeras desde que Hugo Chávez ganara el poder para el
pueblo, en que el pueblo vota, no sólo por la revolución social bolivariana,
sino por la revolución socialista. No por el fervor de la toma del poder
político, acaecida hace 17 años, sino por la lucha política en identificación
con las ideas del socialismo.
Se abre una nueva cualidad
política para Venezuela. Se equivocan todos los que en la derrota electoral
chavista de este diciembre del 2015 ven la victoria de la oligarquía y la
burguesía propietarias. Y le hacen un flaco favor al SÍ por el socialismo todos
los que en fuego cruzado disparan a diestra y siniestra en el bando de
los que aman y construyen.
Ciento cincuenta años de
capitalismo feroz de esas clases anti sociales y anti venezolanas manteniendo
al pueblo desposeído en la miseria humana, intelectual y política, no pueden
ser barridos por 17 años de lucha revolucionaria desde el poder del estado. No
por el poder de las urnas. Este diciembre la mayoría del pueblo votante eligió
contra sí mismo. Es el resultado de la larga marginación ideológica y política
en que la burguesía ha mantenido al pueblo. Una formidable máquina mediática de
arar conciencia y sembrar los modelos de consumo y de identificación social con
el mercado, dominio del capital oligárquico y burgués, dan cuenta de su poder
sobre la sociedad. Es heroico que en esas circunstancias objetivas la
revolución bolivariana haya logrado la adhesión de alrededor del 50% de esa
población en tan sólo 17 años de batalla humanista. Lo que
sigue estando en juego es una revolución cultural. Pero una revolución cultural
afincada en el materialismo dialéctico.
Y ese es el papel y resultado
de las misiones socioculturales que han venido creciendo al lado del estado
capitalista. La transformación social ha sido condición necesaria, pero no suficiente.
Pecan de lesa ingenuidad los que piensan que el gobierno de la revolución ha
comprado a ese pueblo con el clientelismo del estado dadivoso. Raya con el
cinismo político el que la atención de la inmensa deuda social de 100 años de
oligarquía sea tildada por supuestos revolucionarios críticos de mercantilismo
social para comprar a un pueblo preterido por el capitalismo. El 50% del pueblo
no ha votado por un papel sanitario de baño o una libra de arroz más o menos.
Ha votado porque se ha hecho conciencia de que la Revolución tiene un proyecto
de país que los incluye como seres humanos, que los hace sujetos
revolucionarios del cambio social y político, que los hace personas, seres
sociales, en el entendimiento marxiano.
Si con el supuesto desastre ecónomico
que analistas de toda laya dentro de la revolución le atribuyen a la derrota
electoral, por la revolución socialista ha votado casi la mitad del electorado
que ha concurrido a las urnas, entonces las causas raigales del traspiés
electoral no son de índole económica, no se reducen a ello. Que no se
equivoquen los librepensadores. Ello no quiere decir que la economía no sea un
factor importante para el avance y consolidación de la revolución socialista.
Sino que la pregunta es ¿de qué tipo de economía se trata?.
¿Hablamos de perfeccionar la
economía capitalista o de desmontarla en pos de la economía socialista? Hablan
los liberales supuestamente comunistas, como el eurocomunismo capitalista, que
el problema está definido. Para avanzar en la economía lo que importa no es el
color del gato, sino que cace ratones. El Che decía, y toda la historia de los
fracasos socialistas le da la razón, que con las armas melladas del capitalismo
no se construye ni el hombre/mujer nuevos ni el socialismo.
Venezuela está sumida
sistémicamente en el capitalismo. No es la situación de que se pierde un
socialismo supuestamente establecido. Se está luchando dentro de un
capitalismo, de cuyas garras se sale por el camino hacia el socialismo. La
radicalización de la revolución socialista es la única vía para una economía de
nuevo tipo, no capitalista. Ir a las raíces en el entendimiento martiano y
marxiano. Si lo que pretenden los científicos del economicismo político es que
el gato cace razones, que hablen claro, y que digan que la apuesta es por más
capitalismo y no por socialismo. Que no se encubran en el empeño de hacer leña
de un presunto árbol caído con nombre de Revolución, pidiendo “cabezas” y dando
fórmulas mágicas capitalistas como recetas para una economía que ha de ser
profundamente democrática, si es que ha der ser socialista.
Montarse la economía
capitalista china o la vietnamita o la que se montaron todos los países del ex
bloque eurosoviético llamado socialista, no es problema alguno. La
privatización de la propiedad sobre el capital y el trabajo esclavo asalariado
hacen de las suyas. El capitalismo periférico tercer mundista produce pobreza y
marginación estructural con economías de baja inflación, crecimiento económico
y anaqueles repletos en los mercados. El capitalismo de los centros
desarrollados industrialmente produce desempleados, precarios y sin techos en
cantidades industriales, con tasas de inflación cero y bolsas de valores y
bancos a tope. Que lo diga la UE con más de 25 millones de desempleados y una banca
capitalista a todo meter en cuanto a ganancias se refiere, después de haber
sometido a sus economías a una de las peores crisis económico-financieras que
hayamos visto en la posguerra , y al pueblo a la depauperización social más
escalofriante.
Entonces, ¿de qué nos vienen a
hablar los “economistas y entendidos” que hoy critican al Gobierno
bolivariano por responsable de una supuesta debacle económica?, causante de la
derrota electoral sufrida, según ellos. Por supuesto que ha habido,
desencadenada por el poder capitalista económico de la burguesía, una
devastadora guerra económica contra el pueblo y el Gobierno, dado que aún esa
clase “produce” el 70% del PIB venezolano y mantiene en sus manos el poder
bancario-financiero. Lo que no entienden los francotiradores es que el problema
está justamente en la transformación del modo de producción capitalista. La
crítica de valor, por lo tanto, es aquella que indica las insuficiencias en ese
sentido y esa dirección.
Los que aluden al Golpe de
Timón del Comandante Chávez han de saber que para que no sea un timonazo
en medio del tráfico capitalista, ese golpe ha de apuntar con un programa
político estratégico de corto, mediano y largo alcance al cambio de las
relaciones sociales de producción. Al cambio radical del sistema de propiedad.
Es ese el escenario que exige una economía de alta eficiencia social. Estamos
hablando de un cambio cultural. No de un cambiazo economicista. Puesto que el
color del gato SÍ importa y decide, si es que de socialismo se trata.
Lo que está en marcha en
Venezuela con la revolución social bolivariana, es imprescindible, señalarlo y
debatirlo, es el socialismo vulgar. La experiencia de la revolución
social de Cuba, estancada en ese misma involución, no puede ser desestimada por
los revolucionarios y revolucionarias bolivarianos. Así lo define y advierte
Marx en su enjundiosa crítica política al programa del nuevo partido obrero
alemán en 1875. La revolución social se restringe a la distribución de la
riqueza. No trasciende su carácter capitalista. La revolución socialista se
proyecta sobre la democratización del capital, su socialización. La revolución
social se estanca en el socialismo vulgar, puesto que divorcia la esfera de la
distribución de la esfera de las relaciones sociales de producción. La
transformación, y sólo la transformación de las relaciones sociales de
producción capitalistas, puede conducir a la revolución socialista, al
socialismo. “Una vez que conocemos cómo son las cosas, por qué
retroceder” – le imputa Marx a los revisionistas que enrumban el camino de la
socialdemocracia anti obrera. No hay socialismo ni habrá libertad ni
democracia sin la transformación del modo de producción capitalista.
Contra los cambios que ha
venido llevando el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro se ha pronunciado un
espectro de la sociedad que ha visto amenazada su modus vivendi. Puesto que la
Revolución ha enrumbado el camino del empoderamiento popular. La delincuencia y
el crimen organizado no es un fenómeno de pandillismo alocado, es un modo de
vida. Mantener a la scoiedad venezolana bajo el estrés de la falta de seguridad
social es la estrategia, alimentada también por la propia burguesía. Todos los
intereses que tras esas formas de vida se esconden se han visto amenazados por
el rumbo revolucionario. Las OLP, el cierre de la fronteras a la delincuencia
que opera en contubernio con el peligroso narco estado colombiano, todo ello ha
golpeado esos intereses que pueden sumar cientos de miles de personas y
familias. El capitalismo y la sociedad corrupta que viene de la IV República
son beneficiosos para esos intereses. Ese voto ha ido para la oligarquía y la
burguesía que sin medias tintas aboga por restaurar la sociedad delincuencial
que los hizo ricos a ellos mismos.
En Venezuela existe no menos
de un 40% de economía llamada informal. Ello significa cientos de miles de
personas y familias que se benefician de un modo de ganarse la vida que no
implica compromisos sociales ni políticos por un proyecto de país como el que
enarbola la Revolución. Hasta un mercado comunal PDVAL va en contra de sus
intereses perentorios. No les interesa un programa de seguridad alimentaria
comunitaria puesto que pierden el modo de vida al que han ajustado sus
necesidades durante decenios de años, obligados por la marginación de la
economía capitalista. Con todo esto quiero enfatizar que el movimiento pendular
de una parte importante del voto popular es reflejo de esa cultura
individualista que hasta en los pobres ha inculcado el sistema de anti valores
de la economía capitalista oportunista y depredadora.
Y la llamada clase media, a la
que algunos revolucionarios desde el infantilismo de izquierda le vienen a
atribuir un papel revolucionario en los cambios progresistas, esa clase media
ha votado, probablemente en un porciento más alto de lo que muchos imaginan,
por la clase burguesa y la oligarquía, no porque les haya estado faltando el
aceite o la harina, sino porque en el fondo esa “clase alta” es el referente
para ella del avance en la sociedad burguesa. Esa clase media viene a disfrutar
de los avances sociales de la Revolución, y con la otra mano, como la consabida
cabra tirando para el monte, vota por una ilusión clasista que las ha alienado.
No vengan los izquierdistas anti o post marxistas a encubrir verdades sociológicas
y políticas imbatiblemente demostradas por Marx y la historia. Esas clases
medias pueden tener el contrabalance y el acicate en las clases populares, en
la medida en que éstas se sigan empoderando gracias al avance del socialismo
comunitario.
Esa misma sociedad que hoy le
da la mayoría parlamentaria a la burguesía y la oligarquía golpista y asesina,
recibe los beneficios sociales de una Revolución que ha sembrado un precedente
en América del Sur. Superando en tan sólo 17 años los mayores índices de
probreza y extrema pobreza que lucía Venezuela en la región. Con educación y
salud garantizadas por el estado, a pesar de lo mucho que tengan que
perfeccionar ambos sistemas de cobertura socio humanista, la renta de las capas
populares crece, el confort sicosocial se consolida. De ello se beneficia esa
clase media sin conciencia política de comunidad social, pero se benefician
además, y esto es importante investigarlo a profundidad, de acuerdo a un
comportamiento sociológico natural dentro de la cultura parasitaria, los
estratos populares que funcionan en el espacio gris de la economía informal, el
mercantilismo oportunista, al margen de los programas de la revolución por una
sociedad y una economía comunitarias. En ese amplio espectro del subdesarrollo
cultural está el 30% de los votos que ha de sumar el proyecto socialista de la
revolución bolivariana. Puesto que la mayoría sociológica que hoy gravita hacia
la Revolución, a pesar del vaivén de la coyuntura, es del 70% de la población.
Y a ese universo ha de llegar el Proyecto Socialista.
El rumbo hacia el socialismo
comunitario es correcto. Ese ha sido el pronunciamiento del Presidente N.
Maduro en estos últimos tiempos de batallar. Y esa ha sido la práctica del
Gobierno y del PSUV. Lo que amerita es porofundizar ese camino. Puesto que en
ello se define el empoderamiento socialista del pueblo, de la sociedad. En ello
se define la transformación del estado de la burocracia capitalista. Todo el
poder al pueblo, al pueblo organizándose como sujeto revolucionario en la
configuración del nuevo modo de producción e intercambio. Es en ese marco donde
ha de desarrollarse la economía socialista. Donde ha de hacerse eficiente la
nueva economía. Y eso no se logra con recetarios de la economía política
burguesa.
La propiedad comunal,
cooperativa y la cogestión socialista de las empresas del estado escalará hacia
le eficiencia en la medida que sea auténticamente propiedad social dirigida por
el pueblo. Puesto que sólo el pueblo puede defender sus intereses socioeconómicos.
Ese es el gran trabajo ideológico y polítco que ha de mediar la transformación
del modo de producción capitalista. Mientras esas relaciones capitalistas de
propiedad y producción perduren, la revolución socialista no pasará del umbral,
del punto de no retorno.
El debate revolucionario
socialista no puede más que apuntar en esa dirección. El empeño es inmenso. La
educación económica del pueblo en las ideas de la nueva economía socialista ha
de ser a fondo. El Gobierno no puede escatimar recursos y esfuerzos en
estructurar una gran academia revolucionaria sobre la economía socialista y el
poder popular económico. Los círculos bolivarianos, las comunas, las empresas y
fábricas nacionalizadas, las comunidades campesinas e indígenas han de
sumergirse en el mayor CURSO POLÍTICO DE ECONOMÍA SOCIAL que se conozca. De la
economía del dinero hacia la economía del trabajo y los recursos naturales.
Esta nueva ciencia social dentro de la economía está ganando en el mundo cada
vez más espacio, espacios poscapitalistas.
La victoria electoral de la
derecha oligárquica y de la alta burguesía es pírrica. Tienen 4 años para
demostrarle al pueblo desde la AN su incapacidad, su odio y su desprecio por el
pueblo. La movilización social que ya toma cuerpo en Venezuela de los trabajadores
y sectores populares para defender las conquistas sociales y económicas de la
Revolución y avanzar en el empoderamiento son la clara señal de que el pueblo
está dispuesto a echar la batalla por su destino, por el socialismo. El
movimiento revolucionario, las fuerzas políticas del PSUV y el GPD han de estar
a esa altura. En el frente de la renovación y la lucha sin cuartel por el
socialismo. No hay otro Golpe de Timón.
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