viernes, 15 de noviembre de 2024

TRAGEDIA EN UCRANIA. SOLDADOS FRANCESES Y ESPAÑOLES SUFREN BRUTAL ATAQUE...

Cuba, protege a su gente; España, las abandona

 

Cuba, protege a su gente; España, las abandona

 

Mg. José A. Amesty Rivera

REBELION / España

15/11/2024 




Fuentes: Rebelión

 

 

Los contrastes y las comparaciones son odiosas, pero no por ello, se deben dejar de mostrar las actuaciones de los gobiernos ante el pueblo, frente a los desastres naturales.

Recordemos que desde el día 29 de octubre 2024, la Agencia Estatal de Meteorología de España, AEMET, ya iniciaba reportes de lluvias intensas en la provincia de Valencia-España y sus alrededores. Ya para el día 30, se informaba que alrededor de 100 personas murieron en las inundaciones, producto de la gran caída de agua, incluidas 40 personas de la ciudad de Paiporta, más las desaparecidas. Sumándose a esto, los daños a las carreteras, puentes y vías férreas, y fotos de los medios, mostrando vehículos arrastrados, y gran cantidad de escombros que llenan las calles de las ciudades.

Hasta el momento se han contabilizado alrededor de 219 víctimas (al pasar de los días esta cifra puede aumentar mucho más), decenas de heridos y desaparecidos, más la cantidad de pérdidas en la infraestructura de las ciudades y localidades.

¿Cuál ha sido la respuesta por parte de las autoridades españolas? Se ha denunciado por los protagonistas del desastre, que la acción de los órganos competentes, para este tipo de catástrofe, no fue la más eficiente, competente y a tiempo.

Haremos un breve resumen de los hechos:

  • Pese a que la Agencia Estatal de Meteorología AEMET, había activado a primera hora de la mañana del martes 29, la alerta roja, el presidente valenciano, Carlos Mazón, dijo al mediodía de ese mismo martes, que el temporal se desplazaba, «por lo que se espera que hacía las 18:00 disminuya su intensidad» en la Comunidad Valenciana.
  • Mazón, no decretó ninguna medida extraordinaria y la población, acostumbrada a este tipo de tormentas en esta época del año, aunque no de la magnitud de la del martes, siguió haciendo vida normal.
  • Tampoco desde el gobierno central, se tomaron medidas y esa misma noche, la tormenta sorprendía a muchos, en los autos o casas bajas, en los que perdieron la vida ahogados.
  • Con cadáveres aún por recoger, cientos de desaparecidos sin localizar y miles de familias y negocios que lo han perdido todo, muchos españoles se preguntan cómo se ha llegado hasta aquí y por qué sus dirigentes no han estado a la altura.
  • El 1 de noviembre, la ministra de Defensa, Margarita Robles, anunciaba el envío de más militares a la zona y prometía que llegarían más aún “si fuera necesario”. Cuando le preguntaron por qué el gobierno central, había tardado tanto en enviar al Ejército, Robles culpó al Gobierno regional: «Eso me pregunto yo también. Los militares estaban todos preparados para ir, pero la dirección de la emergencia corresponde a la Generalitat, no corresponde al gobierno de España«.
  • Este punto se entiende, aunque no se justifica el actuar de los militares, porque España es un estado descentralizado en el que, sin ser federal, el país se divide en comunidades autónomas con un alto nivel de competencias y autogobierno, como el gobierno local de Valencia. Pero el reparto de competencias entre el gobierno central y las comunidades autónomas, muchas veces en manos de partidos políticos enfrentados, son motivo habitual de controversia política y jurídica, y es frecuente que acabe siendo el Tribunal Constitucional quien tenga que dirimirlas.

Por lo anterior, las autoridades locales y nacionales y los reyes de España, fueron recibidos días después, con lanzamiento de barro, objetos e insultos durante su visita a la zona cero de las inundaciones que dejaron varios muertos. Felipe VI y la reina Leticia y los políticos se encontraron en la localidad de Paiporta, con una reacción que refleja la indignación popular con la falta de previsión antes del desastre y la lentitud de la respuesta después.

«Nos habéis abandonado«, le reprochó un joven al monarca, cuando este insistió en acercarse a escuchar a los vecinos, resumiendo un sentir extendido en Valencia, la provincia más afectada, y en el resto de España.

En fin, «Se sabía y nadie hizo nada por evitarlo«, le dijo una joven al rey, mientras el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, era evacuado de la zona al ser increpado en una jornada de máxima tensión.

A última hora, mientras la indignación crece por lo que se considera una inadecuada respuesta del Gobierno de España, ante el ciclón y las inundaciones que han dejado hasta el momento centenares de fallecidos, los temores aumentan en la región de Valencia, ante el riesgo de un brote de enfermedades infecciosas, señaló el diario «The Times».

Veamos, ahora, otro tipo de actuar de las autoridades cubanas, ante un desastre natural. Tal es el caso del huracán Rafael, que azotó a Cuba recientemente. Podemos resumir la gestión de gobierno de la siguiente manera:

  • Toma las medidas oportunas.
  • Se prepara para el peor escenario.
  • Se mantiene en la calle con el pueblo.
  • Todos los esfuerzos y capacidades en función del pueblo y las zonas afectadas.
  • Nadie se queda desamparado.
  • Da cátedra, a otros gobiernos desarrollados, de cómo proteger a su gente.
  • De allí que, hasta el momento, no haya muerto ninguna persona, gracias a la evacuación temprana en regiones afectadas. Por el contrario, en Florida, ante un huracán menor, 200 muertos, y en España la cifra podría llegar a 250 muertos y miles de desaparecidos.
  • Todo el gobierno cubano, las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, apoyan en la calle.
  • El Gobierno cubano, una vez más, demuestra mayoría de edad, y temple ante situaciones de emergencia.
  • El gobierno del presidente Díaz Canel, fue oportuno y firme en la toma de medidas necesarias.
  • El gobierno de Cuba dentro del lodo y las aguas junto al pueblo, en las calles, en las cuadras.
  • Todos los recursos materiales y fuerzas del gobierno, en función de la recuperación.
  • En fin, Cuba muestra al mundo lo que es capaz de hacer la organización de los hombres y mujeres, a pesar de no contar con todos los recursos.

Igualmente, se mantiene la atención a la población evacuada, y se trabaja en la creación de condiciones y el retorno gradual a la normalidad del país.

El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, destacó la preparación del territorio y su gente, para enfrentar el ciclón, lo cual permitió no tener que lamentar pérdidas de vidas humanas. Fueron protegidas más del 90 % de las personas que viven en lugares con peligro de derrumbe. Se hizo una buena evacuación y hubo un buen trabajo previo. Se organizó el trabajo de la recuperación, se trabajó con intensidad y se sumó al pueblo en todas las labores.

Finalmente, el presidente cubano señaló que, hay que involucrar a todos/as, y las instituciones del Estado tienen que dar el ejemplo en esos trabajos de recuperación en sus áreas aledañas.

En ese sentido, destacó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias FAR y el Ministerio del Interior MININT, que desde la madrugada se han sumado a la limpieza de calles y avenidas.

Igualmente, convocó a las organizaciones políticas y de masas a liderar esa movilización.

A su vez, dio las directrices de hacer venta controlada de los productos, velar porque no suban los precios, atender con prioridad a los más vulnerables, y tener mano dura con quienes infrinjan la ley en estos momentos tan complejos.

Luego de la reunión, el jefe de Estado recorrió algunos puntos de la capital donde trabajan brigadas de las FAR, el MININT y el Ministerio de la Agricultura de Cuba, MINAG, en la desobstrucción de las vías.

Igualmente, visitó la sede de la empresa de Aguas de La Habana, para conocer en detalles el abasto de agua a la capital. La infraestructura hidráulica no sufrió daños por el huracán, pero depende del restablecimiento de la electricidad para poder bombear el agua, en lo cual ya se está trabajando.

¡Todo esto es atender al pueblo, no abandonarlo y protegerlo!

Es imperativo que fluya la solidaridad hacia Cuba, ante estos desastres y ante el inclemente bloqueo imperial, por parte de los pueblos de América Latina y el mundo.

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GUERRA EN UCRANIA: REINO UNIDO ENVIARÁ TROPAS A UCRANIA. RUSIA: LA RESPU...

El declive de Alemania

 

El declive de la industria automotriz alemana amenaza no solo la estabilidad de su economía nacional sino también el equilibrio económico europeo. La llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU puede empeorar aún más la situación.


El declive de Alemania


Isidro López

El Viejo Topo

15 noviembre, 2024



EL COCHE DEL PUEBLO, EL INFORME DRAGHI Y LA IMPLOSIÓN DE ALEMANIA

El declive de la industria

El pasado 3 de septiembre saltó la noticia: por primera vez en su historia, Volkswagen estaba considerando cerrar dos de sus plantas en Alemania, que finalmente serán tres. Resulta difícil imaginar un mayor golpe simbólico a la identidad económica de la República Federal Alemana, ese estado diseñado por los aliados tras la II Guerra Mundial que en 1991 absorvió a la RDA. Volkswagen, como la propia red de autopistas alemanas, fue un producto de la política social y económica del Tercer Reich que sobrevivió en la posguerra y constituyó una de las palancas sobre las que se articuló el milagro alemán posterior. Milagro por el que Alemania pasó de ser un país derrotado en todos los frentes a una potencia económica global con una especial capacidad para la producción a gran escala de automóviles competitivos en el mercado mundial. Decir Alemania era decir productividad industrial, éxito exportador, sociedad de consumo avanzada y estado del bienestar. Al menos durante los Treinta Gloriosos, el plan urdido por los aliados junto con las sempiternas virtudes organizativas alemanas, parecía haber creado un estado alemán que por primera vez desde la unificación conquistaba el mundo por medios exclusivamente económicos y no militares. Y si algún producto simbolizaba la nueva Alemania reconvertida ese era el Volkswagen Tipo 1, el «escarabajo», el equivalente en el milagro alemán al Modelo T de Ford, un coche que podían comprar los mismos obreros que lo fabricaban. Eso significa Volkswagen: el coche del pueblo.

En su tumultuosa comparecencia del 3 de septiembre, la junta directiva de Volkswagen aseguraba ante un piquete de trabajadores que se encontraban a 500.000 coches vendidos por debajo de los necesarios para no cerrar fábricas. Según esta cifra, la sobrecapacidad alcanza hasta un tercio de la capacidad productiva total de las fábricas alemanas de Volkswagen. En su informe de octubre a los accionistas, la empresa declara una reducción de los beneficios del 60% por una fuerte caída de las ventas en su principal mercado, el chino. Hasta ahora Volkswagen había ejemplificado a la perfección el modelo social, económico, laboral y territorial alemán de posguerra: la llamada Economía Social de Mercado. La posición del mayor sindicato de Alemania, el IG Metall, en Volkswagen es la de codeterminador, un término que implica que el comité de empresa tiene voz y voto en la junta directiva de la empresa, poderes que ha ejercido hasta la fecha.

El estado de Nieder Sachsen (Baja Sajonia) tiene un 20% de la participación de las acciones de Volkswagen y, según los estatutos de 1960, para que la junta de accionistas tomase decisiones de calado se necesitaban 4/5 de los votos. Lo cual, significaba que Volkswagen era un empresa pública con una junta de accionistas privada que no tenía poder real para tomar decisiones que el gobierno de Baja Sajonia no considerase oportunas. Esto fue así hasta 2007 cuando una resolución europea declaraba este reglamento como contrario a la libre circulación de capital.

En los años ochenta y noventa, Volkswagen, lejos de verse afectada por las distintas rondas de reestructuración del sector, se convirtió en la bandera del nuevo mercantilismo alemán basado en la industria de exportación. El nuevo modelo de exportación ajustado a la globalización neoliberal entonces naciente se vanagloriaba de competir en la relación calidad/precio antes que únicamente en el precio y, en consecuencia, se declaraba no deslocalizable. La ventaja competitiva alemana se basaba en una tupida red de empresas familiares que tiene como clientes a los grandes conglomerados industriales. Era una ventaja tan específica e intransferible como el propio territorio donde se producía. En buena parte, la justificación alemana de la estricta disciplina de la austeridad impuesta en la crisis de 2008 tenía que ver precisamente con salvar la competitividad de la industria de exportación alemana y sus enormes superávits respecto de la necesidad de endeudamiento de unos países del sur que ahora habían pasado de ser mercados seguros y destinos preferenciales para los productos y capitales alemanes a ser caracterizados como “vagos que han vivido por encima de sus posibilidades”.

 

Alemania creía no necesitar la demanda de los países del sur. El mercado chino y su ingente clase media parecían abrir un nuevo camino para las manufacturas alemanas y, como no, para su gran conglomerado global del automóvil: en 2010, Volkswagen registró unas ventas récord de 6,29 millones de vehículos, con una cuota de mercado mundial del 11,4 %. Ese mismo año, Volkswagen se convirtió en el tercer mayor fabricante de automóviles del mundo, y a partir de 2016 pasó a ser el segundo. En 2018 batió el récord de ventas con 10,8 millones de vehículos vendidos. Los restos del milagro parecían seguir impulsando a Alemania en su campo preferido: la producción y venta de coches. El resto de Europa no teníamos más que celebrar el dominio exportador alemán y esperar a que nos cayeran algunas migajas económicas de ello, en el estado Español, las migajas tomarían forma de flujo aumentado de turistas alemanes y de inversión inmobiliaria en el litoral junto con el mantenimiento, previo pago de fuertes sumas de dinero público, de las fábricas de coches alemanas en España.

EL INFORME DRAGHI

El dia 17 de Septiembre, Mario Draghi, el tipo que salvó el euro de la autodepredación y se hizo cargo del gobierno de Italia durante el terrorífico segundo año de la pandemia, presentaba en Estrasburgo su informe sobre la competitividad en Europa –ahora conocido por su propio nombre–. Nada hacía presagiar que el contenido del informe auspiciado por el banquero central más conocido de Europa fuera diferente al de los muchos informes de tono autocelebratorio que publica regularmente la Unión y que suelen dibujar un futuro de prosperidad, democracia y Estado del Bienestar que, desde hace ya más de una década, no se corresponde con la realidad; pero Draghi decía cosas sustantivas. Así abría su presentación:

«El punto de partida es que Europa se enfrenta a un mundo que está experimentando cambios drásticos. El comercio mundial se está ralentizando, la geopolítica se está fracturando y la velocidad del cambio tecnológico se está acelerando.

»Es un mundo en el que los modelos empresariales establecidos desde hace mucho tiempo se están poniendo en tela de juicio y en el que algunas dependencias económicas clave se están convirtiendo, de repente, en vulnerabilidades geopolíticas. De todas las grandes economías, Europa es la más expuesta a estos cambios. Somos los más abiertos: nuestra relación comercio/PIB supera el 50 %, frente al 37 % de China y el 27 % de Estados Unidos. También somos los más dependientes: dependemos de un puñado de proveedores de materias primas críticas e importamos más del 80 % de nuestra tecnología digital.

»Tenemos los precios más altos de la energía: las empresas de la UE se enfrentan a precios de la electricidad entre 2 y 3 veces superiores a los de Estados Unidos y China. Y precios del gas entre 4 y 5 veces superiores.

»Estamos muy atrasados en nuevas tecnologías: solo cuatro de las 50 principales empresas tecnológicas del mundo son europeas.

»Europa está atrapada en una estructura industrial estática, con pocas empresas nuevas que surjan para perturbar las industrias existentes o desarrollar nuevos motores de crecimiento. De hecho, no hay ninguna empresa de la UE con una capitalización bursátil superior a 100.000 millones de euros que se haya creado desde cero en los últimos cincuenta años. »

Ante la atenta mirada de Ursula Von der Leyen –con su eterno aspecto de estar auspiciando un rastrillo benéfico para pobres en la parroquia de su acaudalado barrio de Bruselas–, el banquero fue desgranando motivos por los que Europa está perdiendo la batalla competitiva en la nueva configuración del capitalismo global: Europa ha perdido cuota de mercado global y en la nuevas industrias verdes descarbonizadoras va muy por detrás de China. Para completar el cuadro, los vaivenes geopolíticos, en los que Europa es más observadora que agente, en Ucrania y Oriente Medio han complicado las cadenas de suministro de energía y materias primas. Europa no registra productividad del trabajo significativa y sus proyecciones demográficas son claramente a la baja, con lo cual, ni por la vía cualitativa del cambio técnologico y la productividad, ni por la cuantitativa del aumento de población activa, se espera crecimiento en la Eurozona en los próximos años. Y sin crecimiento, peligra todo el edificio de la Unión Europea y el modo de vida que sostiene, empezando por la financiación de sus estados de bienestar.

El tono autocrítico y analíticamente centrado de Draghi sorprende más cuanto que solo hace tres años, en 2021, la Unión Europea ponía en marcha el programa Next Generation entre trompetas y tambores de júbilo. El discurso de acompañamiento de Next Generation estaba en las antípodas del Informe Draghi, gracias a la emisión conjunta de bonos europeos, una fuerte suma dispuesta sería la palanca para que Europa liderara el mundo en su transición hacia una economía descarbonizada y un capitalismo verde. En España, el gobierno de Pedro Sánchez y Unidas Podemos celebró el acuerdo al máximo, con un eufórico Pablo Iglesias, que fue brevemente designado responsable del plan. El gobierno más progresista de la historia procedió a untar de millones a Iberdrola y a Telefónica, no precisamente start ups, para que no solo se los embolsaran directamente, sino que dirigieran los procesos de concurso público destinados a asignar fondos a subcontratas como les diera la gana, mientras aumentaban su cotización en bolsa. Nada muy diferente se hizo en el resto de estados europeos: dar dinero a las respectivas empresas-estado de cada país para que aumentaran su capitalización de mercado.

Tres años despues, Draghi sostiene que el haber puesto en marcha una política de reindustralización verde a nivel de los estados, en vez de a nivel de la Unión, ha generado aún mas excesos de capacidad productiva agravando la crisis de competitividad. Algo que puede ser interpretado como una defensa de una reestructuración de la capacidad productiva europea conforme a los criterios que Alemania dicte a medida de su industria de exportación. A fin de cuentas, la capacidad de reestructurar la división europea del trabajo ha sido el poder que históricamente ha tenido sobre el espacio europeo a cambio de su condición de pagador central del proceso de unificación.

Y como camino para la solución de la ya evidente relegación de Europa en el nuevo reparto global del poder capitalista global, Draghi pone una cifra: salvo que los países miembros desembolsen anualmente el equivalente al 4 % del PIB europeo en inversión pública durante los próximos años mediante la emisión de bonos mutualizados, Europa seguirá profundizando su crisis. Esta cifra, insiste Draghi, es de mínimos. Lo necesario para no seguir cayendo.

Frente a lo que el informe llama la fase anterior de “hiperglobalización”, Europa no debe tener inconveniente en que sea el Estado y no la iniciativa privada quien mantenga con vida el capital productivo que queda en el continente. Evidentemente, será complicado, por no decir, imposible, que tales cifras de inversión pública se alcancen. Con lo cual podemos anticipar una más que probable política sin crecimiento económico durante los próximos años, con todas las consecuencias que acarreará para la provisión de servicios públicos. Draghi advierte: aunque Europa tampoco debe tener miedo al proteccionismo después del giro de Joe Biden en este sentido que Trump a buen seguro va a profundizar. Europa ya ha establecido aranceles para los coches eléctricos chinos, pero, según Draghi, tiene que tener cuidado de no entrar en guerras comerciales que encarezcan los insumos básicos de materias primas y semiconductores que necesita la industria europea y que no produce en su territorio.

LA IMPLOSIÓN ALEMANA

Sin estar directamente escrito por Alemania, el Informe Draghi es una suerte de dog whistle que tiene como texto oculto la profunda crisis de la industria de exportación de este país. Si algo dejó claro la invasión de Ucrania en 2022 es el lugar geopolíticamente subordinado de Alemania respecto de Estados Unidos: el orden establecido tras la segunda guerra mundial. Estados Unidos forzó a Alemania a dejar de comprar gas ruso y le obligó a comprar gas natural licuado a Estados Unidos que es sensiblemente más caro. El encarecimiento del gas no fue la principal causa de la caída de la rentabilidad de las industrias de exportación alemanas, que más bien tiene que ver con que China ha alcanzado en nivel tecnológico y producción de bienes de capital a Alemania, pero evidentemente, ha supuesto un golpe adicional a su estructura de costes. Y sobre todo, el encarecimiento de la factura energética alemana ha sido la primera marca visible de la crisis del modelo alemán. La segunda, sin duda, es la crisis de la industria del automóvil, muy especialmente, la crisis de su gigante Volkswagen.

 

El informe también aborda la crisis del sector del automóvil desde el punto de vista de la que iba a ser su tabla de salvación según los Next Generation, la producción de vehículos eléctricos. «El sector del automóvil es un ejemplo clave de la falta de planificación de la UE, que ha provocado que se aplique una política climática sin una política industrial. El ambicioso objetivo de cero emisiones procedentes de motores de combustión para 2035 conducirá a la eliminación de facto de las nuevas matriculaciones de vehículos con motor de combustión interna y a la rápida penetración en el mercado de los vehículos eléctricos. La UE no ha acompañado estas aspiraciones con un impulso sincronizado para transformar la cadena de suministro. Por ejemplo, la Comisión no lanzó la Alianza Europea de Baterías para construir una cadena de valor de baterías en Europa hasta 2017, mientras que Europa en su conjunto está muy retrasada en la instalación de infraestructura de carga. China, por el contrario, se ha centrado en la cadena de suministro completa del vehículo eléctrico desde 2012 y, como resultado, ha avanzado más rápido y a mayor escala y ahora se encuentra al menos a una generación de distancia.»

La situación no puede ser más diferente de la crisis financiera de 2008, lejos de la Alemania arrogante y disciplinadora del primer gobierno de Merkel y su canciller Schäuble, encontramos una sometida al poder atlantista de EEUU, que no parece encontrar mas solución a su profundísima crisis productiva que aumentar tanto como sea necesario los niveles de gasto público. Hasta que el tamaño del descalabro de Volkswagen no ha sido del dominio público, el gobierno tripartito de SPD, Verdes y los liberales del FDP ha aguantado el temporal mediante este mecanismo, mientras mantenía la retórica de la transición energética y el nuevo capitalismo verde. Pero estamos entrando en otra coyuntura, esta misma semana, Olaf Scholz, ha destituido al ministro de finanzas del FDP –los liberales– por negarse a aumentar el techo de deuda para los presupuestos del año que viene. La frágil coalición de gobierno se ha deshecho y Olaf Scholz se va a someter a una moción de confianza a la que, posiblemente, seguirán unas elecciones en marzo sobre las que planeará ab buen seguro la vuelta de la austeridad a Europa.

Y como plantea el Informe Draghi sin decirlo abiertamente, la suerte de Alemania es la suerte de Europa. También de su colonia sur española, en la que, por ahora, han dejado que el gobierno progre, siempre amigo del SPD, gestione unos niveles de deuda pública suficientes para mantener mínimamente la paz social.

 

Fuente: ZonaEstrategia.net 

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Movimientos sociales y sindicatos denuncian la «gestión nefasta» de la DANA por la Generalitat

 

Vecinos y colectivos recogen material solidario y organizan brigadas de limpieza para los 75 municipios afectados


Movimientos sociales y sindicatos denuncian la «gestión nefasta» de la DANA por la Generalitat

 

 

Enric Llopis

Rebelion / España

14/11/2024 



Fuentes: Rebelión [Imagen: EntreBarris]

214 víctimas mortales confirmadas en el País Valenciano por la Crisis de la DANA, y 75 municipios afectados en la provincia de Valencia, informó el Gobierno de España el 10 de noviembre; 36.803 personas fueron rescatadas de la catástrofe por las inundaciones.

El daño y la destrucción generados por las grandes avenidas de agua y fango pueden evaluarse desde otro punto de vista; por ejemplo, 149.840 solicitudes de indemnización se habían comunicado –hasta el 9 de noviembre- en el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), principalmente por el impacto en vehículos (89.694) y viviendas (48.003), detalló el Gobierno español.

El Ministerio de Transición Ecológica informó –el 8 de noviembre- que 640.000 personas habían perdido el suministro de agua potable en las fechas inmediatamente posteriores al temporal (29 de octubre); consideradas las infraestructuras de saneamiento y depuración en las provincias de Valencia y Castellón, un 36% resultaron afectadas.

El descontento por la gestión institucional pudo evidenciarse en la manifestación del 9 de noviembre en Valencia, en la que participaron 130.000 personas, según la Delegación del Gobierno; debido a la notable afluencia, se dio el caso de vecinos que no pudieron acceder a la movilización; asimismo en Alicante, cerca de 10.000 personas pidieron la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, del PP.

Y centenares de personas se concentraron el 9 de noviembre, para manifestar su solidaridad, en la madrileña Puerta del Sol; mientras la manifestación de Valencia finalizó con cargas y detenciones policiales, Mazón fue reprendido por el vecindario durante su visita –dos días después- al municipio de Torrent (87.300 habitantes).

El PP valoró –en las redes sociales- la marcha en la capital valenciana del siguiente modo: “La de hoy es una manifestación politizada. Las entidades catalanistas del ‘Països Catalans’ vienen a montar lío y colapsar la ciudad de Valencia. No les importan nada las víctimas. Sólo la política” (el mismo día de la gran borrasca -29 de octubre-, el PP y Vox pactaron en las Cortes Valencianas la reducción del límite, a 200 metros de la costa, para la construcción de hoteles).

Frente a la propaganda oficial, movimientos sociales, colectivos vecinales y sindicatos del País Valenciano (un centenar convocaron la manifestación de Valencia) han exigido la dimisión de Mazón y criticado la gestión de la crisis (antes y después de la DANA).

La red de asambleas vecinales EntreBarris-Valencia ha participado en las brigadas de apoyo mutuo que partían de las barriadas de Valencia; por ejemplo, el 11 de noviembre salió una brigada desde el colegio Professor Ramiro Jover, en el barrio de San Marcelino.

“Hay pueblos que han tenido que esperar una semana para ver la primera máquina entrar a trabajar; es indignante que el momento que más policía hubo en Paiporta fue el día de la visita del rey y los presidentes (Mazón y Pedro Sánchez, el 3 de noviembre), con el fin de protegerlos de la legítima indignación popular”, criticó EntreBarris.  

Además el Sindicat d’Habitatge de Valencia convocó, junto al Kolectivo Parke Alcosa, jornadas de limpieza en Alfafar; se desplazaron caminando hasta este municipio de L’Horta Sud, de 21.900 habitantes, y también han recogido material solidario (tres personas fallecieron a causa de la DANA en Alfafar, a fecha 30 de octubre, según la Agencia Efe).

Las organizaciones CERAI, Mundubat, Coordinadora Campesina del País Valencià (CCPV-COAG), Per L’Horta, Justicia Alimentaria, Fundació Assut y SEAE iniciaron el 7 de noviembre la campaña Cultivem solidaritat, para ofrecer apoyo a los agricultor@s afectadas; a menudo se hallan “en una situación crítica, sin seguros ni recursos suficientes para recuperarse”.

La CGT ha presentado una demanda ante la Fiscalía al considerar que el Gobierno Valenciano, “a pesar de tener información precisa, no hizo nada por salvar las vida de decenas de trabajador@s”; ello, añade el sindicato, podría calificarse como “acto criminal”.

Además, la organización anarcosindicalista tramita varias denuncias ante la Inspección de Trabajo, tras recibir múltiples informaciones de trabajador@s; éstas daban cuenta de patronos que les obligaron a quedarse –pese a las alertas de la gran riada- en los puestos de trabajo; o bien de acudir a laborar en las fechas posteriores.

La CGT-València ha habilitado un teléfono de asistencia laboral para las personas afectadas (691 516 374); y una cuenta solidaria/caja de resistencia para la cobertura de las necesidades y hacer frente a los destrozos (ES78 3159 0018 1127 5519 2826). 

Intersindical Valenciana (IV) ha puesto en funcionamiento una cuenta corriente, con el fin de recolectar ingresos para las familias (ES30 2045 6014 6330 0024 7608); asimismo, ha recogido bienes de primera necesidad, que el sindicato trasladó en camionetas a los municipios (palas, mascarillas, productos de limpieza, ropa de trabajo o botas de agua).

#SolsElPobleSalvaElPobleVan perdre la vida per no perdre la feina. Con este lema, el 8 de noviembre Intersindical, junto a la CGT, la CNT y la Coordinadora Obrera Sindical (COS) dels Països Catalans convocó concentraciones –a las 12.00 horas- en los centros de trabajo; y en la hora del recreo, en los centros educativos no universitarios.

Según los cuatro sindicatos, “los vecinos de Paiporta se vieron sorprendidos de cómo llegaba el agua, que rápidamente pasó de la altura de los tobillos a la cintura; en la Pista de Silla (V-31, autovía de acceso a Valencia), entre Sedaví y Massanassa, centenares de personas que habían salido de sus centros de trabajo ya no pudieron avanzar en coche; algunos buscaron caminando un refugio seguro” (comunicado 6 de noviembre); uno de los empresarios señalados fue Juan Roig, presidente de Mercadona.

En una nota informativa del 10 de noviembre, el Sindicat de Treballadores de l’Ensenyament del País Valencià (STEPV) señaló la “nefasta gestión” por parte de la Conselleria de Educación, por lo que pidió la dimisión del conseller, José Antonio Rovira, del PP; en concreto, debido a la ineficacia en la reubicación del alumnado, y la falta de envíos de material y equipos profesionales de limpieza a los centros afectados. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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¿Por qué nos creemos las noticias falsas? Desinformación en crisis como la DANA

 

¿Por qué nos creemos las noticias falsas? Desinformación en crisis como la DANA

Tercerainformacion / 13.11.2024

El desastre ocurrido en Valencia ha traído consigo una riada de noticias falsas que han circulado por redes sociales y medios. La urgencia por obtener respuestas nos lleva a confiar en información emocionalmente impactante, aunque no provenga de fuentes fiables. La psicología cognitiva explica cómo el miedo y la búsqueda de certeza impulsan la difusión de estos contenidos y subraya la importancia del pensamiento crítico para enfrentar la incertidumbre con responsabilidad y solidaridad.

La FGNE (Fuerza de Guerra Naval Especial) en labores de búsqueda de cuerpos en L'Albufera de Valencia, este martes. La DANA ha dejado en Valencia más de dos centenares de muertos y decenas de desaparecidos. / EFE / Ana Escobar

 

Escribo este artículo días después de que la DANA llegara a Valencia, dejando a su paso un rastro de destrucción física y emocional, de caos y de desinformación.

En crisis como esta, la necesidad de entender lo que está ocurriendo nos lleva a buscar respuestas en medios de comunicación y redes sociales. Pero en este flujo surgen noticias falsas que nos confunden, atemorizan y aumentan el estrés colectivo.

El cerebro es excepcional, pero tiende a la pereza y odia la incertidumbre, ante la que reacciona buscando seguridad y control. Esto se conoce en psicología como necesidad de cierre. Si reflexionamos sobre nosotros mismos en estos últimos días tras la DANA, probablemente reconozcamos haber experimentado emociones que parten de la inseguridad, como la inquietud o el miedo. En estas situaciones críticas necesitamos respuestas rápidas, aunque no siempre vengan de las fuentes más fiables. En momentos de crisis somos más propensos a confiar y compartir información no verificada. Pero ¿por qué?

La psicología cognitiva lleva años intentando contestar a esta pregunta y, aunque aún no hay una respuesta completa, sabemos que la clave está en la emoción. Cuando algo nos provoca una reacción intensa –miedo, sorpresa o indignación– tendemos a confiar más en esa información y a compartirla, incluso si no proviene de una fuente fiable o incluye expresiones como “supuestamente” o “se dice que”. Cuanta más emoción suscita una noticia, más probable es que la aceptemos como verdadera sin cuestionarla.

Esto ocurre debido a cómo funciona nuestra cognición. Según las teorías del procesamiento dual, procesamos la información por dos vías separadas pero interactivas: una rápida, espontánea, automática y emocional, y otra lenta, controlada y reflexiva. Cuando recibimos una noticia, primero hacemos una evaluación emocional rápida, basada en cómo nos hace sentir. Y solo después, si es necesario, realizamos un análisis más profundo para determinar su veracidad.

Cerebros perezosos, información rápida

Sin embargo, esta segunda evaluación requiere mucho tiempo y energía, y nuestro cerebro es perezoso. Así que, cuando una noticia toca nuestra fibra emocional, a menudo nos quedamos con la impresión inicial sin pasar a esta segunda fase más analítica.

A esto se le suma que las redes sociales nos obligan a consumir información rápidamente, preparando un cóctel de reacción irreflexiva y desinformación viral: el impulso emocional inicial nos hace confiar y compartir la información de inmediato, dejando la reflexión en segundo plano. Tras la DANA, se difundió rápidamente información alarmante sobre el número de fallecidos y las predicciones de AEMET, lo que provocó frustración e ira. Esto impulsó a muchos a compartir sin verificar, aumentando el impacto de la desinformación.

Si estamos de acuerdo, nos lo creemos

Otros factores que conducen a tomar decisiones irracionales al evaluar la información son los sesgos de confirmación y grupo. El sesgo de confirmación  describe la tendencia a seleccionar la información que se ajusta a nuestras ideas y prejuicios, independientemente de su veracidad. Esto ocurre porque procesar ideas opuestas a las nuestras requiere más esfuerzo cognitivo, algo que nuestro cerebro evita por comodidad.

En redes sociales, este sesgo se amplifica debido a los algoritmos, que nos muestran contenido alineado con nuestras preferencias, creando una ‘cámara de eco‘ en la que solo vemos perspectivas afines. Esto hace que las noticias falsas parezcan más creíbles al ser compartidas y validadas en masa por personas con nuestras mismas ideas, dando lugar al sesgo de grupo.

La importancia del sesgo de grupo en las crisis

El sesgo de grupo es la tendencia de un individuo a favorecer al grupo al que pertenece, y tiene un impacto notable en el consumo de noticias falsas en el entorno mediático actual. En redes sociales, las personas forman grupos en torno a temas específicos, lo que facilita la transferencia de emociones e intenciones hacia actividades fuera de línea, como manifestaciones.

Si se viraliza la información, especialmente en nuestro grupo de referencia, muchas personas tienden a interpretarla como más confiable. Esto es especialmente relevante en redes sociales, donde los contenidos virales adquieren una validación implícita. Estos días se han difundido numerosos vídeos, notas de audio, fotos, capturas de pantalla, muchas veces sin contexto y con información engañosa. Información que se volvió creíble solo por haber sido compartida por miles de personas.

Vigilar las reacciones emocionales

La experiencia de la DANA nos ha dejado lecciones importantes, como el poder devastador de la desinformación sobre nuestra percepción de la realidad y estado emocional. Esto reivindica la importancia de desarrollar herramientas de pensamiento crítico. Reconocer nuestras reacciones emocionales ante una noticia puede ayudarnos a hacer una pausa consciente y analizar su veracidad antes de actuar.

Cuestionar nuestras propias creencias y la información que nos llega manteniendo una perspectiva rigurosa y equilibrada es una habilidad esencial. Esto implica dudar, pero no descartar de inmediato, permitiéndonos considerar distintas perspectivas antes de tomar una postura o compartir la información.

Al mismo tiempo, hemos sido testigos de la solidaridad de quienes se unieron para ayudar y dar apoyo a quienes más lo necesitaban. Cultivar el pensamiento crítico y verificar la información no solo protege nuestra tranquilidad individual, sino que también honra ese espíritu de comunidad y apoyo mutuo.

Construir una sociedad menos vulnerable al engaño y más resistente frente a la incertidumbre es posible si fortalecemos la cultura de la solidaridad informada y responsable. La clave, como indica el escritor David Foster Wallace, es no perder de vista la verdad en nuestra consciencia diaria.

María Fernández-López es investigadora en Ciencia Cognitiva en la Universidad de Valencia. Ha escrito esta tribuna para The Conversation.

Fuente: The Conversation

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