sábado, 21 de diciembre de 2019

PENSIONES. EL ASUNTO LO VAMOS A MIRAR COMO SE QUIERA MIRAR: POR ARRIBA, POR ABAJO, DE MEDIO LADO Y TRANSVERSAL, BRINCANDO O RETOZANDO, CONSENSUANDO O DHISPITILAL DE ROCE. PERO LAS PENSIONES SON DEL TRABAJADOR, POR TANTO, SEÑORA BANCA VACA QUE ROBA, SEÑORES POLÍTICOS POLIEDRICOS DE PACTO DE TOLEDO (Y tranqulizate caballo de Santiago Abascal, que a ti no se te ha mencionado, que aqui estamos hablando de trabajadores y de gente que quiere robar a los trabajadores) A ROBAR A OTRA PARTE


Francia
Claves para entender la reforma de pensiones



Pierre Khalfa
Vientosur
21.12.2019 

Las pensiones en un momento determinado son siempre parte de la riqueza producida en el mismo instante. Ello es evidente en un régimen de reparto. Las cotizaciones, que son una parte de la masa salarial, son inmediatamente mutualizadas, socializadas y se utilizan para financiar las pensiones. Las pensiones de reparto proceden de un doble reparto de la riqueza producida.

El primero resulta de la división entre la masa salarial y los beneficios. Es la formación de los ingresos primarios. Esta distribución está condicionada desde un punto de vista económico por el hecho de saber si la evolución de la masa salarial sigue, o no, la de las ganancias de productividad. Si fuera el caso, la parte de la masa salarial en el valor agregado, la riqueza creada en la producción, es estable. Ese lo que ocurrió entre 1950 y 1970 en Francia.

De 1970 a 1982, la masa salarial creció más rápido que las ganancias de productividad. Posteriormente, la masa salarial evolucionó más lentamente que las ganancias de productividad, de ahí el aumento de la participación de los beneficios en el valor agregado. Este es el esquema general, porque hubo fases de estabilización y una pequeña fase en 2009 durante la cual aumentó la parte salarial. Pero también hay una segunda distribución, ésta dentro de la masa salarial.

¿Cuál es la parte que será destinada al salario directo y la dedicada a la financiación de la seguridad social?

Esta distribución está en la raíz de la solidaridad intrageneracional e intergeneracional. Por ejemplo, si las personas piensan que ellas mismas nunca estarán enfermas, ¿por qué aceptarían que parte de su salario se use para cuidar a las y los enfermos? Del mismo modo, aceptar que una parte de su salario se use para financiar las pensiones de las y los pensionistas supone que se piensa que será lo mismo cuando cada una y cada uno se jubile.
La pensión de reparto se basa en un doble contrato implícito. El trabajo realizado por la generación que se jubila ha producido riqueza para la sociedad en su conjunto y, por lo tanto, beneficia a la próxima generación, que toma a cargo a las y los pensionistas. Por lo tanto, parte de la riqueza creada por los trabajadores se destina a los y las pensionistas. Las pensiones de reparto se basan en la solidaridad intergeneracional. Esta último tiene dos aspectos. Si las y los activos pagan las pensiones de los pensionistas, a cambio, las y los trabajadores mayores dejan su lugar en el mercado laboral a las nuevas generaciones. Esta exigencia es tanto más fuerte por la continuidad del desempleo masivo y por una actividad económica átona.

Querer hacer que las y los trabajadores trabajen más tiempo significa preferir mantener el desempleo entre las y los jóvenes en lugar de pagar pensiones, a pesar de que las condiciones de trabajo se deterioran y que la aparición de nuevas patologías exige una reducción del tiempo de trabajo.

La ilusión de la capitalización

La capitalización a menudo se presenta como una solución al problema demográfico. Pero contrariamente a las ideas recibidas, en el caso de la capitalización tampoco cada cual se financia su pensión. Al ahorrar, un asalariado o asalariada no deja de lado, en una “nevera económica”, los alimentos, billetes de tren... que consumiría tras 40 años. Solo conserva un derecho sobre la producción futura de bienes y servicios, una deuda para el futuro.

Para que esta deuda sea “pagada” en el momento que se presente, se debe producir la riqueza correspondiente. En la capitalización, como en el reparto, los ingresos de las y los pensionistas son una parte de lo que se produce en el momento de la jubilación, es decir, un drenaje de la riqueza producida por las personas activas. Si en el futuro hay un problema demográfico, es decir, disminución de personas activas para producir la riqueza, el sistema de reparto y el de capitalización se enfrentan a las mismas dificultades.

La capitalización tiene dos grandes deficiencias. Inicialmente es aleatoria y da lugar a que la pensión se juegue en la Bolsa. La crisis de la década de 1930 trajo consigo la ruina del sistema de pensiones por capitalización y condujo a la creación de un sistema de reparto. El resurgimiento regular de las crisis financieras, que es una de las características del capitalismo neoliberal, acentúa aún más la naturaleza peligrosa de las pensiones de capitalización. Además, empeora considerablemente las desigualdades sociales. En los Estados Unidos, por ejemplo, solo el 40% de los hogares posee acciones a través de fondos de pensiones y el 10% de los hogares posee el 90% de las acciones.

Finalmente, es completamente ilusorio creer que a largo plazo se podrá mantener la coexistencia entre el reparto y la capitalización. Los ingresos de los dos sistemas no se suman. De hecho, un buen rendimiento de un fondo colocado en bonos supone altas tasas de interés reales, lo que es contrario a la actividad económica y, por lo tanto, al empleo. En el caso de un fondo invertido en acciones, un buen rendimiento implica comprimir al máximo la masa salarial. En ambos casos, los recursos del sistema de reparto se verían afectados. De esta forma se programaría la liquidación del sistema de reparto.

“Se vive más tiempo, hay que trabajar durante más tiempo”

Aparentemente de sentido común, este eslogan es uno de los dos argumentos presentados -el otro está relacionado con la imposibilidad de financiar las pensiones-, para justificar el alargamiento del período de cotización y el aplazamiento de la edad de jubilación.

El aumento en la esperanza de vida no es nuevo

El Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED) ha comprobado que el aumento de la esperanza de vida se viene dando desde hace 250 años. Ciertamente interrumpida por las guerras, la progresión de la esperanza de vida es regular. De 30 años a fines del siglo XVIII, aumentó a 37 años en 1810 para llegar a 45 años en 1900. En el siglo XX, el progreso de la medicina, el desarrollo de políticas de higiene y una alimentación mejor adaptada, condujeron notablemente a una fuerte caída de la mortalidad infantil, y la esperanza de vida superó los 80 años en 2004.

Ese aumento en la esperanza de vida no ha impedido que el tiempo dedicado al trabajo no doméstico disminuya constantemente: la jornada semanal de trabajo ha disminuido, así como la cantidad de horas dedicadas al trabajo a lo largo de la vida. En Francia, desde el siglo XIX hasta finales del XX, el tiempo de trabajo anual individual se redujo a la mitad, mientras que el número de empleos aumentó en tres cuartos. Eso fue posible gracias a un aumento en la productividad laboral por hora mayor que la de la riqueza producida. Así, durante ese mismo período, la productividad horaria se multiplicó por aproximadamente 30, la producción por 26 y el empleo total por 1,75. El indicador “esperanza aparente de la vida laboral”, que proporciona una estimación del número de años trabajados, cayó para los hombres en 20 años entre 1930 y 2000.

La conclusión que se puede extraer de estas cifras es inequívoca: el reparto de la riqueza producida puede permitir que el aumento de la esperanza de vida vaya acompañado de una reducción del tiempo dedicado al trabajo. Esto es lo que se llama el progreso.

Vivimos más tiempo... ¡pero no realmente en buena salud!

Pero también se debe tener en cuenta la esperanza de vida sin discapacidad, es decir, sin estar limitados en las actividades diarias. Un estudio reciente de Drees 1/ (Dirección de la Investigación, los Estudios, la Evaluación y las Estadísticas) indica que en 2018, se situó en 64,5 años para las mujeres y en 63,4 para los hombres. Globalmente estable para las mujeres desde hace10 años, aumentó muy ligeramente para los hombres. Además, Francia no está particularmente bien situada en Europa. Según las últimas estadísticas de Eurostat, de 2016, Francia está por debajo de la media europea en este ámbito. La diferencia es casi de diez años con Suecia (73,3 años para las mujeres, 73 para los hombres), mientras que la esperanza de vida al nacer es casi equivalente en los dos países.

Por lo tanto, se puede ver que cualquier jubilación tardía afecta significativamente al tiempo disponible del que disponen las y los asalariados para disfrutar realmente de su jubilación. Si las y los jubilados se clasifican como inactivos en los cálculos económicos, en realidad lo son cada vez menos y se invierten cada vez más en actividades socialmente útiles. Por lo tanto, producen riqueza, tal vez no riqueza monetariamente cuantificable, sino valores de uso cuya utilidad social es innegable; por ejemplo, integrarse en la vida asociativa, cultural, ocuparse de la educación, de las niñas y niños... El hecho de jubilarse con buena salud, por lo tanto bastante tempranamente, y con un nivel de vida que no colapse, no es simplemente un reconocimiento justo para las personas que han trabajado toda su vida sino que también es un beneficio para la sociedad en su conjunto.

Además, ¿trabajar más tiempo es una solución aceptable cuando las condiciones de trabajo se deterioran, el sufrimiento en el trabajo se desarrolla y aparecen nuevas patologías?

¿El destino de los seres humanos es trabajar hasta que ya no puedan hacerlo para permitir que los dividendos pagados a los accionistas continúen su enorme crecimiento? ¿Se quiere rehacer de la jubilación una simple antecámara de la muerte?

Un discurso hipócrita

Existe una hipocresía en querer hacer que las y los asalariados trabajen más tiempo, ya sea posponiendo la edad de jubilación para recibir una pensión a tasa plena [equivalente a un porcentaje del 100% sobre la base de cálculo, ndt] o aumentando el período de cotización. De hecho, la edad de liquidación de la pensión, el momento en que la persona jubilada percibe su primera pensión, para una gran parte de las y los asalariados, no corresponde con la edad de fin del empleo. Más de la mitad de las y los asalariados están sin trabajo (en desempleo, invalidez, inactividad o exentos de la búsqueda de empleo) en el momento de acceso a la jubilación.

Por lo tanto, muy a menudo, las y los asalariados que han tenido una carrera corta y difícil, en particular las mujeres, esperan hasta la edad de anulación del coeficiente reductor para acceder a la jubilación y así poder beneficiarse de una pensión completa, mientras que ya están fuera del mercado de trabajo. Según la Drees 2/, “en 2015, 1,4 millones de personas de 53 a 69 años de edad que vivían en la Francia metropolitana, o el 11% de las personas de este grupo de edad, no percibían ni ingresos laborales ni pensiones propias”. La Drees señala que la mayoría son mujeres. Endurecer las condiciones para tener una jubilación a tasa completa solo puede tener dos consecuencias: aumentar aún más la cantidad de personas que se encuentran en una situación intermedia entre el empleo y la jubilación y, que por lo tanto, viven en la precariedad; o jubilarse con una pensión reducida.

Un déficit imaginario

El Consejo de Orientación de las Pensiones (COR) acaba de publicar un nuevo informe encargado por el gobierno. ¿Por qué un nuevo informe, mientras que el anterior data de junio de 2019? ¿Qué ha sucedido en menos de seis meses que justifique un nuevo informe?

Obviamente nada, excepto que el gobierno necesitaba un informe que mostrara que los planes actuales estaban en déficit para justificar las medidas destinadas a trabajar durante más tiempo 3/.

Este informe pronostica un déficit de los regímenes de pensiones que va del 0,3% al 0,7% del PIB. Estas cifras son, de hecho, similares a las contenidas en el informe de junio de 2019. Este informe no agrega elementos nuevos que puedan justificar medidas regresivas adicionales. Parece como una estricta operación de comunicación. Ese déficit se construye en primer lugar desde cero. El propio COR hace hincapié en que “el equilibrio financiero del sistema de pensiones [...] depende fundamentalmente de la convención [contable] adoptada”. Por lo tanto, señala que “la parte de los recursos destinados al sistema de pensiones en el PIB disminuye durante el período de proyección”. A partir de este postulado, no es difícil establecer un déficit en los escenarios actuales que permita, por diversos medios, aumentar la edad efectiva de jubilación y/o reducir el nivel de las pensiones. Mientras que el gobierno pretendía ahorrar a las generaciones anteriores a 1963, ahora parece que se verán afectadas, al igual que los demás, por las reducciones en el nivel de las pensiones presentadas en el informe del COR.

Sin embargo, el COR señala que las reservas del sistema de pensiones se estiman en el 5,6% del PIB, ampliamente suficientes para superar el hito de 2025. Además, el COR está obligado a reconocer que el equilibrio financiero podría lograrse fácilmente mediante un aumento modesto de las cotizaciones: en promedio, 1 punto de cotización adicional para 2025, o 0,2 puntos por año. Finalmente, en 2025, se reembolsaría la deuda social, por lo tanto estarán disponibles mil millones, actualmente utilizados para reembolsar a los mercados financieros. Incluso basándose en las evaluaciones de déficit del informe, la situación, como se puede ver, no tienen nada de dramática.

La estafa del régimen de puntos

En un régimen de puntos, se acumulan puntos cotizando a lo largo de la vida activa, las cotizaciones se usan para comprar los puntos. Al jubilarse, los puntos se convierten en pensión. No hay una tasa de reemplazo (relación entre la pensión y el salario) fijada por adelantado, a diferencia de un régimen de anualidades que define una tasa plena que se obtiene mediante ciertas condiciones (período de cotización, edad de salida a la jubilación). Un régimen por anualidades es de “prestaciones definidas” mientras que un plan de puntos es de “cotizaciones definidas”: conocemos el nivel de las cotizaciones, pero como no existe una noción de tasa plena, no se visibiliza el importe de la futura pensión. El ejemplo de los regímenes por puntos Agirc y Arrco [estos regímenes se basan en la negociación colectiva, funcionan en base al sistema de reparto pero por el método de puntos que pretende imponer la reforma Macron para el régimen público de reparto y se aplican al conjunto de las personas asalariadas de Francia; suponen un porcentaje importante de los ingresos de pensión, especialmente para los salarios más elevados, ndt] no es envidiable: entre 1990 y 2009, la tasa de reemplazo cayó en más del 30% en cada uno de ellos 4/, lo que es una caída más elevada que en el régimen público de base.

El régimen de puntos se basa en una lógica puramente contributiva, es decir, tiene como objetivo que las pensiones recibidas por una persona durante su jubilación se aproximen lo más posible a la suma actualizada de las cotizaciones pagadas durante su carrera. La pensión por lo tanto refleja todos los salarios recibidos, y ya no los mejores 25 años de salarios como en el plan de anualidad. En la situación actual, caracterizada por carreras más cortas para las mujeres en promedio, con salarios más bajos y períodos de tiempo parcial, las desigualdades de pensiones entre los sexos solo podrían acentuarse aún más en relación con el régimen público, ndt] de anualidades.

El precio del punto en la compra, el valor del punto cuando se convierte en pensión (el llamado valor de servicio) y otros parámetros se ajustan cada año para equilibrar las finanzas de las cajas de pensión. Estas son medidas supuestamente técnicas que se deciden a nivel de los gestores de las cajas. No existe el concepto de carrera completa, no hay tasa de reemplazo garantizada, por lo tanto, no hay tasa plena. Y no hay visibilidad sobre la futura pensión. De este modo, se evita cualquier debate público sobre la evolución de las pensiones y la distribución de la riqueza producida, por un lado entre las y los asalariados y las y, por otro lado, entre masa salarial y beneficios. Por otra parte, el gobierno ha anunciado que la parte del PIB destinada a las pensiones permanecerá como máximo en su nivel actual (13,8%) y ello mientras que el número de pensionistas va a aumentar en el futuro.

2/12/2019

Traducción: viento sur

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ANÁLISIS DEL LABORISMO INGLES. Y ¿CRÓNICA ADELANTADA PARA DENTRO DE CUATRO AÑOS CUANDO SE CONSTATE EL EMPEORAMEINTO DE LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA INMENSA MAYORIA DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA COMO CONSECUENCIA DEL "PEDRISMO" "PABLISMO" "GARZONISMO" POR CARACER DE "POQUISMO" IZQUIERDISMO Y ANDAR "SOBRADISMO" DE DERECHISMO, NEOLIBERALISMO O SOMETIMIENTO A LAS POLITICAS PARA ESPAÑA QUE MARQUEN LOS GRANDES CAPITALES DE POTENCIAS EXTRANJERAS?



¿En qué falló el laborismo?

Rebelion

21.12.2019


Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Foto: Garry Knight - CC by 2.0  
 
La escala de la victoria tory en las elecciones generales del Reino Unido de la semana pasada es conocida por todos los que leen un periódico o una web de noticias medio decente: la mayor victoria tory desde el éxito de la Sra. Thatcher en 1987, y la mayor pérdida para el laborismo desde 1935.


Por supuesto, como miembro del Partido Laborista viví la pérdida como un hecho devastador. No es un consuelo que, a pesar de que el laborismo de Corbyn obtuvo 2 millones de votos menos que en 2017, consiguió más votos que los tres líderes laboristas anteriores en sus respectivas elecciones: Ed Miliband (2015), Gordon Brown (2010) y Tony Blair (2005, pero no en 1997 y 2002).


Aunque los laboristas perdieron en 2017, redujeron a los conservadores a un gobierno minoritario, y con Jeremy Corbyn afianzado como líder, con un mandato que era popular dentro del partido (a excepción de los residuos blairistas), parecían disponer de un trampolín para un futuro éxito electoral. 


Así pues, ¿qué salió mal? Podemos encontrar posibles respuestas en dos áreas: en la campaña en sí y en consideraciones estructurales que son de naturaleza a más largo plazo y anteriores a la aparición de Corbyn y sus aliados (los llamados corbynistas). Voy a abordar primero este último aspecto.


La base tradicional de los laboristas -el llamado Muro Rojo, que se extiende desde Gales hasta las Midlands y gran parte del norte- se ha visto afectada por el deterioro urbano posindustrial desde la época de Thatcher, cuando se produjo el colapso del concordato socialdemócrata de posguerra entre el capital y el trabajo.


Los tories se contentaron con no hacer nada al respecto, ya que los votos en estas áreas iban a parar a los laboristas y no a los conservadores.


De hecho, hay una carta, fechada el 11 de agosto de 1981, marcada como “Secreta”, escrita por Geoffrey Howe, el canciller del ministro de Hacienda/Finanzas, a la Sra. Thatcher, advirtiéndole de que no “comprometa demasiado los escasos recursos con Liverpool… No debemos gastar todos nuestros recursos en intentar conseguir que el agua fluya cuesta arriba”. Howe recomendaba en cambio una política de “decrecimiento controlado” en Liverpool.


(En las elecciones de la semana pasada, aunque los laboristas estaban siendo derrotados en sus bastiones tradicionales, los cinco diputados en Liverpool y Merseyside pertenecían al bando laborista. El odio a los conservadores está muy arraigado desde hace mucho tiempo en Liverpool).


No obstante, la culpa de esta ruina posindustrial debe también atribuirse a los laboristas. Tony Blair recorrió el país hablando de una nueva economía basada en el talento, pero nunca hizo realmente el seguimiento adecuado de ninguna inversión sustancial.


Es preciso señalar que, acompañando a este declive industrial en el núcleo del laborismo, se produjo un ocaso en las instituciones de la clase trabajadora (sindicatos, clubes de trabajadores con sus actividades culturales, como coros y grupos de lectura, sociedades de ahorro, asociaciones para la formación educación obrera, etc.).


Nada significativo tomó su lugar. La mano de obra industrial con salarios decentes fue reemplazada por trabajos precarios en la nueva economía de contratos esporádicos: los contratos inseguros y flexibles en los almacenes y el sector servicios eran ya la norma en las comunidades que hasta ahora habían disfrutado de empleo seguro y salarios respetables.


Tal erosión conlleva un proceso que duraba décadas, pero el nuevo laborismo no hizo nada para revertirlo.


Incluso el equipo de Corbyn interpretó mal la situación esta vez.


No fueron capaces de apreciar hasta qué punto los “rezagados” de los núcleos laboristas se alejaban de sus lealtades políticas habituales, ni fueron conscientes de que tendrían que establecer algo parecido a un nuevo pacto con su base tradicional.


Por el contrario, los estrategas de Corbyn decidieron centrar sus objetivos en las “sedes” supuestamente vulnerables que tenían los conservadores, y realizaron allí campaña en lugar de obtener apoyos en las áreas tradicionales de la clase trabajadora.


Pensando que un “terremoto juvenil” podría sustituir a formas más tradicionales de apoyo, se concentraron también en las grandes ciudades y pueblos con universidades. El “terremoto juvenil” no se materializó. Aunque se registraron para votar más personas de entre 18 y 24 años que en 2017, en realidad han votado menos en estas últimas elecciones.


El aliado cercano de Corbyn, John McDonnell, el canciller en la sombra del Ministerio de Hacienda, reconoció esto cuando en una entrevista poselectoral dijo: “Hay una larga historia de quizás 40 años de negligencia” en el enfoque de su partido respecto a su base tradicional.


En la misma campaña, el Brexit deshizo la estrategia de los laboristas.


Los partidarios del laborismo que votaron SALIR en el referéndum de la UE abandonaron a su partido, mientras que tories favorables a PERMANECER se taparon colectivamente la nariz y se mantuvieron junto a Boris Johnson.


La derecha británica, que estaba sufriendo un declive constante desde la época de Thatcher, se reanimó a partir de los problemas relacionados con el Brexit y los utilizó para ampliar su base popular.


Como varios escritores, especialmente Richard Seymour, señalaron, no había una posición “buena” sobre el Brexit que los laboristas pudieran sostener.


Ganaron tiempo asegurando victorias parlamentarias contra Theresa May y BoJo, pero esto no les sirvió con los votantes de SALIR, quienes simplemente percibieron que estos “éxitos” parlamentarios eran una obstrucción a “la voluntad del pueblo” (a pesar de que el voto real de SALIR en el referéndum de 2016 fue de 17.410.742, una fracción de los que tenían derecho a votar, que eran 47.350.700).


Sabiendo que ir a muerte por la posición PERMANECER o SALIR dividiría al Partido y al electorado, Corbyn y su equipo optaron por una posición de “ambigüedad constructiva”.

Los laboristas, una vez en el gobierno, llegarían a un acuerdo de salida con la UE y celebrarían un segundo referéndum vinculante en el que se votaría este acuerdo, junto con una opción a favor de PERMANECER.


Así pues, el laborismo se ensartó en los cuernos de un dilema: ante una base poco convencida, tenía que decidir si poner el énfasis en “Parar el Brexit” o “Parar a los tories” respecto a esa base. “Parar el Brexit" significaba abrir la puerta a los tories euroescépticos, mientras que “Parar a los conservadores” implicaba apoyar el Brexit.


Corbyn tuvo que enfrentarse a otro dilema: tenía colegas y miembros que insistían en plantear el tema en términos de “lealtad al laborismo” o “lealtad a la UE”, o, en cualquier caso, consideraban que las dos lealtades eran coextensivas de forma no negociable, cuando claramente no lo son.


El segundo referéndum fue un intento fallido de solventar estos problemas irresolubles.


La “ambigüedad constructiva” no funcionó con los partidarios de SALIR, que lo vieron como una solución “antidemocrática” destinada a frustrar el Brexit. Casi todas las pérdidas laboristas en el norte y los Midlands se registraron en áreas que habían votado SALIR en el referéndum de la UE. Estos votantes de SALIR creyeron, correcta o incorrectamente, que los laboristas, al querer un segundo referéndum sobre la salida de la UE, estaban renunciando al resultado de SALIR del referéndum de 2016.


BoJo jugó con esta insatisfacción de los que estaban a favor de SALIR con un tono implacable para los votantes, alegando que la votación era una elección del “pueblo contra el parlamento”. Esto, junto con su mendaz frase lapidaria “Hagamos el Brexit ya”, tuvo eco en gran parte del electorado.


Por el contrario, el laborismo trató de minimizar el Brexit y centrarse en el impacto de la austeridad tory y la canibalización del estado de bienestar. No tuvo éxito, ya que los votantes laboristas del SALIR perdonaron, o hicieron la vista gorda ante las depredaciones de la austeridad y votaron por los conservadores.


La circunscripción de Blyth Valley es un buen ejemplo. Territorio laborista desde su creación en 1950, sus votantes les dieron la patada y votaron a los conservadores, pasando por alto todo lo que la austeridad le había hecho a Blyth Valley:

  • Blyth Valley tiene 18.947 (24,18%) niños que viven en la pobreza.
  • El 26,7% de sus hogares están clasificados como pobres energéticos.
  • La tasa de desempleo de Blyth Valley es del 31%.

Estos “dejados atrás” votaron a un partido que nunca llevó sus intereses en el corazón. Los conservadores nunca han sido amigos de estos votantes de cuello azul.


Sintomático de esta actitud anti-clase trabajadora fue lo que BoJo había escrito sobre las personas de clase trabajadora, como los votantes de Blyth Valley, al afirmar que “probablemente se trataba de borrachos, delincuentes, gente sin objetivos, sin rumbo y sin esperanza, y quizá afirmando que sufren de baja autoestima provocada por el desempleo”.


En retrospectiva, los laboristas entendieron mal su mensaje con respecto a estos votantes. No deberían haber cedido el Brexit a los conservadores como tema principal de la campaña. Podrían haber subrayado de forma implacable la diferencia entre el “Brexit” (como objetivo, aunque nebuloso) y la estafa que es la “trola del Brexit” de BoJo.


BoJo estuvo a favor del PERMANECER hasta 2016, cuando se dio cuenta de que esto le desviaba de la arraigada eurofobia de su partido, y que nunca se convertiría en su líder (y, por lo tanto, en primer ministro) hasta que se dotara de un conjunto completamente nuevo de principios sobre este tema. 


Los laboristas podrían haberle machacado en este y otros temas que mostraban el oportunismo desenfrenado, la hipocresía y la duplicidad de BoJo, pero no fue así. Parte de esto tuvo que ver con la personalidad de Corbyn.


Corbyn, de forma admirable, se ha esforzado siempre en evitar los ataques personales. Se ha sabido que cuando se le preguntó, retóricamente, cuándo “iba a machacar” a BoJo, Corbyn respondió: “No soy boxeador”.


BoJo y sus acólitos no tenían esos escrúpulos, mientras que Corbyn estaba limitado por ellos.


Muchos de nosotros diríamos que insistir en la arrogante vida erótica de BoJo, sus mentiras probadas y repetidas, su racismo, homofobia y fanatismo es jugar limpio en una campaña electoral.


Después de todo, esas son las credenciales reales de BoJo, que los laboristas nunca atacaron realmente.


Con la abrumadora connivencia de los trapos sucios de la derecha y la BBC, esto permitió a Alexander Boris de Pfeffel Johnson, el viejo pijo de Eton que nunca trabajó de verdad ni un solo día en toda su vida, hacerse pasar por un hombre del pueblo.


Por el contrario, a Corbyn le encuadraron, esos los mismos medios de comunicación, como un político típico de “Londres”, un tipo metropolitano que nunca podría ser “uno de nosotros”.


El resultado fue una demonización sin precedentes de Corbyn, que involucró un aumento de la falsa “crisis” de antisemitismo, de los supuestos vínculos de Corbyn con terroristas, de su sospechoso patriotismo, etc.


Lo raro aquí es que a los votantes les gustaban las políticas establecidas en el manifiesto laborista, pero al final dijeron que Corbyn era su obstáculo para votar por los laboristas, ¡a pesar de que Corbyn era el arquitecto de esas políticas!


Ahí estaba produciéndose una especie de invalidación cognitiva que no puede explicarse solo en términos de lavado de cerebro por parte de los medios, falta de educación, “pavos votando a favor de la Navidad”, etc. 


Estamos en el reino de una instrumentación profunda y de múltiples capas de afecto, de sentimientos subliminales, una historia que debe guardarse para otro lugar.


Así pues, mientras BoJo martilleaba con su tema simplista y deshonesto de “Hagamos el Brexit ya”, los laboristas presentaban a los votantes una gran cantidad de opciones de políticas (“incontinencia política” en palabras de un laborista) que después de un tiempo dejaron a personas como John y Jane Bull, de Nottingham, algo perplejas.


Las propuestas de los laboristas habían tenido un coste, por lo que la acusación típica de la derecha de que se trataba solo de un despilfarro del laborismo no se mantuvo. En cualquier caso, el rescate de los banqueros de 2008 había costado más de lo que los laboristas se proponían gastar en el gobierno, y, por supuesto, los medios de la derecha no se quejaron de ese acto particular de generosidad.


Pero los laboristas deberían haber anunciado a los votantes una clara priorización de estas políticas, y puesto que no todas podían implementarse de una vez, haber improvisado una explicación básica de los mecanismos de implementación para la mayor cantidad posible de ellas (es cierto que hicieron esto con algunas de sus propuestas). Por ejemplo, está claro que el Sistema Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) debe ser una prioridad máxima, pero ¿cómo se equilibrarían sus necesidades con las del nuevo pacto verde propuesto por el laborismo? 


Los laboristas se comprometieron a eliminar gradualmente las salas-dormitorio en los hospitales, pero ¿con qué rapidez se haría esto, en comparación con su compromiso de facilitar casi el 90% de la electricidad y el 50% de la calefacción de fuentes renovables y bajas en carbono para 2030?


Menos compromisos políticos con más detalles adjuntos a cada uno de ellos podrían haber servido mejor a los laboristas en su “estrategia básica” electoral.


Pero todo esto es hablar a toro pasado.


Más importante es la tarea masiva de construcción institucional y transformación cultural a que se enfrenta el laborismo en sus antiguos territorios.


A pesar de estos reveses electorales, el logro de Corbyn ha sido masivo. Sacó a los laboristas de sus grilletes blairistas, y aunque algunos dicen que los laboristas solo ganarán elecciones cuando opten una vez más por el centrismo y la triangulación, tal recuperación del partido estilo blairista no tendrá lugar.


Kenneth Surin es profesor emérito en la Universidad Duke, Carolina del Norte. Vive en Blacksburg, Virginia.

Fuente: https://www.counterpunch.org/2019/12/18/where-did-labour-go-wrong/ 

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