Francia
Defender las jubilaciones, una “lucha severa” y algunas lecciones
Rebelión
L’Insurgé
14.01.2020
Este 6 de enero
terminan las vacaciones escolares de fin de año y empieza una nueva fase
de movilizaciones contra la reforma de las jubilaciones y pensiones de
Macron: una movilización excepcional por la amplitud y por el número de
manifestaciones, y excepcional también por su duración, con la huelga
reprogramable desde el 5 de diciembre en el sector ferroviario y en el
transporte parisino.
Durante las cuatro primeras semanas de lucha,
los trabajadores han mostrado una gran tenacidad. Pero el gobierno
mantiene su proyecto de reforma, apostando al agotamiento de los
huelguistas y buscando dividir los sindicatos, enfrentar a los
trabajadores entre sí: una guerra de desgaste y también una guerra de
maniobras. Y para esta guerra, el gobierno tiene armas pesadas que los
trabajadores, los militantes, deben neutralizar.
Un movimiento polimorfo
Una de las características del movimiento de huelga y manifestaciones
que comenzó el 5 de diciembre es su carácter polimorfo. Ha sido claro
desde el primer día. Desde el principio, el movimiento se desarrolló
bajo tres formas:
- Para los trabajadores de la SNCF (Compañía
ferroviaria pública) y los del transporte público parisino (RATP), el 5
de diciembre fue el inicio de la huelga indefinida;
- para la mayoría, fue un día de acción destinado a repetirse, un primer “punto fuerte”;
- Para algunos (sobre todo en el sector de la educación), se trataba de
transformar un "día de acción" en huelga continua mediante una huelga
reprogramable.
Las tres formas distintas se combinan de alguna
manera entre sí. Por ejemplo, en la RATP, la huelga se inició con un
llamamiento intersindical a una huelga por tiempo indeterminado, pero se
renueva mediante reuniones celebradas en los depósitos de autobuses. Lo
mismo ocurre en la SNCF. Sin embargo, en estos dos sectores, la huelga
permanece "encuadrada" por las posiciones nacionales de los sindicatos.
Estas posiciones nacionales pueden, a su vez, ser impugnadas por las
bases.
Asimismo, las huelgas se renuevan entre dos "puntos
fuertes": para algunos militantes, el objetivo es superar un mecanismo
considerado ineficaz de “puntos fuertes”, intentar generalizar la huelga
y darle continuidad. Pero la mayoría de las veces se trata de "mantener
la presión" entre dos días de paro. Este objetivo de darle continuidad a
la huelga no es en absoluto un obstáculo para los dirigentes de la
intersindical (CGT, FO, FSU, Solidaires): cada vez que la intersindical
llama a un nuevo punto fuerte (5 de diciembre, 10 de diciembre, 17 de
diciembre...), aclara que "apoya" a las asambleas generales que renuevan
la huelga, considerando que estas huelgas reprogramadas son
complementarias de los días "pico" con huelgas perladas (“Saute-mouton”
en francés: salta carnero o salto de rana).
Lo mismo sucede con
otras acciones que han venido surgiendo desde el 5 de diciembre,
destinadas a acosar al gobierno: cortes de energía eléctrica, bloqueo de
depósitos de petróleo e, inicialmente, huelgas parciales en dos
refinerías. Estas acciones "consolidaron" la táctica de "puntos fuertes"
(acciones a menudo impulsadas por sectores del aparato sindical con
discursos más "combativos").
El producto de una lucha entre trabajadores y aparatos sindicales
Este carácter polimorfo y complejo de la movilización debe ser
entendido como el resultado de un equilibrio de poderes fluctuante e
inestable, de una lucha entre la masa de trabajadores y las direcciones
de los sindicatos.
El hecho mismo de que la huelga masiva haya
tenido lugar, y de que el 5 de diciembre haya sido el punto inicial de
la misma, es una primera ilustración de lo dicho.
Hay que
recordar que fue la fuerza de la huelga en defensa de las jubilaciones
en la RATP, el 13 de septiembre, la que obligó a los sindicatos de esta
empresa a convocar una huelga ilimitada a partir del 5 de diciembre,
convocatoria que fue retomada posteriormente por varios sindicatos de la
SNCF. La huelga del 13 de septiembre y los llamados subsiguientes se
produjeron en un momento en que se estaban llevando a cabo
concertaciones sobre el proyecto de reforma jubilatoria, durante más de
18 meses, entre los sindicatos y Delevoye, el representante del
gobierno. El propósito de esta concertación era precisamente... evitar
que estallara la huelga.
Con el mismo objetivo de "pacificar"
las relaciones sociales, las consultas se reanudaron durante el otoño
francés. Pero por segunda vez, las concertaciones no alcanzaron su
objetivo: aunque las confederaciones sindicales, en particular la CGT,
arrastraron los pies en un primer momento, la presión de la base las
obligó a sumarse al paro y a las manifestaciones del 5 de diciembre.
Pero a su manera, negándose a llamar a una huelga indefinida hasta que
se retirara el proyecto de Macron y adoptando una táctica de días
alternados de “acción”.
La presión de los trabajadores sobre los
aparatos sindicales fue también decisiva entre el 17 y el 20 de
diciembre, cuando Macron y varios dirigentes sindicales trataron de
obtener una "tregua de la huelga" para las fiestas de fin de año.
No hay tregua para la huelga en la SNCF y en la RATP
Después de los "puntos culminantes" del 5 y el 10 de diciembre, el
gobierno entabló la batalla: el 11 de diciembre, esbozó la arquitectura
de su proyecto e indicó su calendario (1). Siguieron tres nuevos "puntos
fuertes" (12, 17 y 19 de diciembre), de magnitud desigual, siendo el
más fuerte el del 17 de diciembre.
Al mismo tiempo, y con
ciertas dificultades, continuaron las huelgas reprogramables,
particularmente en la enseñanza. Sin embargo, con el inicio de las
vacaciones escolares el 20 de diciembre, el peso y la continuidad de la
movilización estuvo a cargo de los empleados de la SNCF y de la RATP.
Para el gobierno, el objetivo era entonces simple y esencial: en nombre
de los intereses de las familias en período de fiestas, obtener una
tregua (y de hecho, un probable fin definitivo) de la huelga de trenes y
metros.
Ya antes del “punto fuerte” del 17, el gobierno había
dado a conocer sus exigencias. Varios dirigentes sindicales se hicieron
eco de la misma, empezando por Laurent Berger, el secretario general de
la CFDT (Confederación Françes Democrática de Trabajadores). En la
mañana del lunes 16 declaró: "Sí, necesitamos hacer una tregua en
Navidad".
Asimismo, Laurent Escure, el principal dirigente de la
UNSA (Unión Nacional de Sindicatos Autónomos, otra central sindical
conciliadora), declaró el 16 de diciembre, hablando a propósito del
transporte parisino y del transporte ferroviario,: "nadie quiere que
haya perturbaciones en Navidad". Esta posición tenía aún más peso ya que
este sindicato ultra conciliador con el gobierno y de poca importancia a
nivel nacional, ocupa sin embargo el primer lugar en cantidad de
afiliados en la RATP, y el segundo en la SNCF.
Pero la esperanza de una tregua se vio frustrada por la presión de la base. Y todo se jugó entre el 17 y el 20 de diciembre.
Del 17 al 20 diciembre: un momento decisivo
El 17 había empezado mal para el gobierno ya que, la víspera, había
tenido que registrar la dimisión de su ministro Jean-Paul Delevoye,
encargado de la reforma jubilatoria y organizador de las consultas
realizadas durante casi dos años con los sindicatos. Este señor se había
"olvidado" simplemente de declarar una docena de cargos o funciones,
algunos de ellos remunerados, incompatibles con su función como
ministro.
La movilización del 17 fue de una magnitud
excepcional, lo que reforzó la voluntad de los trabajadores de continuar
la lucha contra Macron.
Hubo 1,8 millones de manifestantes
según la CGT, y 260 manifestaciones en todo el país, una movilización al
menos del nivel de la del 5 de diciembre, con manifestaciones más
dinámicas y con más profesores que en la anterior: 30.000 manifestantes
en Nantes por ejemplo, 10.000 en Saint-Nazaire, 40.000 en Lyon, 15.000
en Saint-Etienne, 4.000 en Bourg, etc. En París, hubo un aumento
notable: los sindicatos anunciaron 350.000 manifestantes (en lugar de
los 250.000 del 5 de diciembre).
Hubo también manifestaciones en
ciudades y pueblos pequeños y medianos. Así, en el Finistère, además de
Brest (15 a 20.000 manifestantes), hubo desfiles en Quimper (7.000),
Morlaix (3.500), Carhaix (800) y Quimperlé (1.500).
Pero recién
en la noche siguiente, la intersindical (2) publicó un comunicado
titulado "¡No hay tregua hasta que retiren el proyecto de reforma
jubilatoria!”. El texto pretende ser firme: las organizaciones firmantes
piden "continuar y reforzar la huelga, incluyendo la reprogramación de
la huelga cuando los trabajadores lo decidan (...)". Pero el texto tiene
dos peculiaridades: no fija ningún nuevo plazo nacional real, salvo el
día después del "19 de diciembre con movilizaciones locales". Y no dice
nada, absolutamente nada, sobre el hecho de que el 18 y el 19 de
diciembre había de nuevo negociaciones entre los sindicatos y el
gobierno. Y todas las organizaciones invitadas respondieron "¡presente!"
durante las consultas bilaterales del miércoles 18 y las multilaterales
del jueves 19.
El objetivo de estas dos nuevas jornadas de
consulta en vísperas de las fiestas era bien clara: dividir a los
sindicatos y asestar un golpe brutal a la huelga consiguiendo que varios
sindicatos (la CFDT-Ferrocarriles y la UNSA, por lo menos) pidieran la
suspensión de la huelga durante las fiestas navideñas. Con esta
finalidad, durante esas negociaciones, el Primer Ministro concedió
algunas migajas a los dirigentes sindicales conciliadores. Así, sobre el
trabajo insalubre, otorgó una ligera modificación de los umbrales de
trabajo nocturno (110 noches al año en lugar de las 120 actuales).
Inmediatamente, la dirección de UNSA-Ferroviarios, resaltó los
"progresos significativos" y pidió "una pausa durante las vacaciones
escolares", "con el objetivo de mantener el diálogo social y la
continuidad del servicio público".
Un golpe a los más decididos en el 15º día de la huelga.
Al mismo tiempo, un nuevo comunicado de la Intersindical (con, además,
la firma de la CFE-CGC –sindicato de ejecutivos intermediarios.)
establecía una futura jornada nacional: un día de manifestaciones y
huelga el 9 de enero, es decir, ¡21 días después! Incluso para aquellos
que estaban dispuestos a parar durante la temporada de fiestas, este
anuncio fue visto como un mazazo. Laurent Djebali, dirigente de la
UNSA-RATP, dijo: esta fecha "nos deja maniatados y desamparados".
Pero después, nada ocurrió como lo habían previsto.
Las bases se rebelan
Como era de esperar, SUD-Rail y la CGT-Ferrrviarios (que representa a
un tercio de los maquinistas) llamaron el 19 a mantener la huelga.
Pero el día 20, cuando nadie lo esperaba, la CFDT-Ferroviarios también
rechazó la tregua porque "los avances obtenidos no son suficientes".
Y en la UNSA-Ferroviarios, una gran parte de la base rechazó la tregua
decidida por la dirección del sindicato. En las asambleas generales,
muchos miembros votaron para continuar la huelga. El aparato sindical se
resquebrajó: muchas secciones regionales de la UNSA votaron en contra
de la tregua. La sección de París Sudeste declaró: "nosotros, militantes
y miembros de base en el terreno, nos negamos a inclinarnos ante los
dirigentes, cualquiera que sea su sindicato, que intentan imponernos sus
opciones".
La UNSA-RATP, no llamó tampoco a una tregua. La
UNSA-Tracción de París sudeste tuiteó "la huelga pertenece a los
huelguistas y a las asambleas generales". La tregua es una derrota. Sólo
nos detendremos cuando hayamos ganado".
21 de diciembre – 5 de enero: un largo túnel y mucho coraje
A partir del 21 de enero, los huelguistas de la RATP y de la SNCF
empezaron a atravesar un largo túnel: estaban casi solos en la
continuación de la huelga, junto con los huelguistas de la Ópera de
París y una nueva huelga en algunas refinerías.
El gobierno
trataba de hacer creer que la huelga viene debilitándose. En realidad,
si la frecuencia de los trenes y de los metros variaba de un día para
otro, se debía a que las direcciones de las dos compañías concentran los
medios disponibles en determinados días y horas. Pero, en general, la
huelga "aguantaba".
En la SNCF, la situación más común es que
uno de cada dos TGV (trenes de alta velocidad) circule, y el 20 a 30%
para las otras categorías de trenes. A veces menos, otros días un poco
más.
En la RATP, la red de autobuses permanece totalmente
bloqueada en determinados días. Otros días, la dirección anuncia que la
mitad de las líneas funcionan, pero sólo a determinadas horas, en
determinados tramos y con baja frecuencia.
De hecho, según la
UNSA-RATP, el 29 de diciembre, la dirección sólo contaba con "240
conductores de metro de los 2700" (incluyendo la reserva general) y "un
centenar de conductores de RER (trenes de cercanías, de corta distancia)
disponibles de los 870".
Y frente a un gobierno que apuesta al agotamiento, los trabajadores se organizan para una guerra de desgaste.
Cajas de solidaridad, piquetes de huelga, manifestaciones
La apertura de cajas de solidaridad durante las huelgas es una vieja
tradición del movimiento obrero (las hubo, por ejemplo, en 1831 y 1834
durante la revuelta de los Canuts, obreros de la seda, en Lyon).
En la movilización actual, y también gracias a Internet, han vuelto a
utilizarse. Los fondos recaudados son a veces importantes, tienen una
función política (mostrar la solidaridad de los trabajadores) y una
función financiera: evitar la asfixia económica de los huelguistas.
Se han abierto en muchas escuelas, para ayudar a interinos, a personal
de mantenimiento, etc. Esta es una forma de asistencia entre pares. Hay
también cajas destinadas a los huelguistas de la RATP y de la SNCF: una
ayuda interprofesional que expresa el apoyo político a dos categorías de
trabajadores que están en la vanguardia de la lucha contra Macron y sus
políticas. También existen colectas "en línea" o colectas directas de
militantes frente a una librería, un centro comercial, etc.
Otra
expresión de esta solidaridad durante sus vacaciones ha sido el número
importante de profesores y de trabajadores de otros sectores que
participaron, junto con los trabajadores del ferrocarril, en diversas
acciones (volanteadas, piquetes, reuniones, mítines, etc.).
El 28 de diciembre, en particular, hubo manifestaciones multisectoriales en unos 40 pueblos y ciudades de Francia.
Maniobras de división y doble discurso
Mientras los huelguistas se organizaban para "aguantar" hasta
principios de enero, con la esperanza de volver a dinamizar el
movimiento, el gobierno no perdió ninguna ocasión para tratar de
neutralizar ciertas profesiones.
Por ejemplo, le garantizó a los
policías y a los guardias penitenciarios que no perderán nada con la
reforma, y les aseguró a los militares que sus jubilaciones se
mantendrán por fuera del nuevo sistema. Es cierto que sin estos dos
sectores la capacidad de Macron para imponer su reforma se vería más que
limitada.
Otro sector de peso es el del transporte aéreo. En
primer lugar los auxiliares de vuelo, azafatas y pilotos, que decidieron
hacer huelga a partir del 3 de enero. Tras dos días de negociaciones
llegaron a un acuerdo: se les mantendrá la edad de jubilación anticipada
conservando su fondo de pensiones complementario de 5.000 millones de
euros. El principal sindicato de pilotos, el SNPL (Sindicato Nacional de
Pilotos de Línea), levantó entonces su llamado a la huelga, así como
(el 24 de diciembre) los sindicatos de azafatas, incluidos el UNSA
(conciliador), pero también FO (Fuerza Obrera). Sin embargo, la
confederación de FO nacional declaró que mantenía el reclamo de que se
retirara el proyecto de reforma basado en puntos...
Pero este
acuerdo parece bastante problemático ya que, el 2 de enero, dos
sindicatos de Air France (el SPAF para los pilotos y el SNGAF para la
tripulación de cabina) convocaron una huelga para la semana del 6 de
enero en defensa de su fondo de pensiones complementarias, considerando
que sigue siendo amenazado por la reforma jubilatoria del gobierno.
En cuanto a los controladores aéreos, el SNCTA (Sindicato Nacional de
Controladores Aéreos), principal sindicato de esta categoría, anunció el
23 de diciembre que es probable que se llegue a un acuerdo: bajo el
nuevo sistema de puntos, los controladores conservarían el derecho a
jubilarse a los 52 años de edad y la reducción prevista de su jubilación
bajo el sistema de puntos sería compensada en su totalidad (el SNCTA no
apoya la huelga contra el proyecto de reforma).
Así,
contrariamente a lo que han explicado ministros y otros portavoces,
estos acuerdos no garantizan el mantenimiento de los "regímenes
especiales"; simplemente prometen que, en el marco del nuevo sistema
universal por puntos, ciertas categorías profesionales podrán beneficiar
de acuerdos especiales. Pero estos acuerdos especiales implican la
aceptación del proyecto por puntos que defiende el gobierno de Macron.
Las declaraciones de Philippe Martinez, principal dirigente de la CGT, aparecen entonces contradictorias:
Por un lado, Philippe Martínez afirma que "el retiro del proyecto" es
una condición para volver al trabajo y critica a la UNSA y a la CFDT:
"¿Qué se puede conseguir al planificar un sistema en el que todos
saldrán perdiendo? (JDD - Journal du Dimanche - del 29 de diciembre,
periódico francés). Pero por otro lado, cuando el periodista le preguntó
sobre el fracaso que sería la adopción de la reforma, él respondió:
"Sabe, con la huelga, siempre se consigue algo. Durante las últimas dos
semanas, cada día, se nos ha dicho que este o aquel régimen especial
será finalmente mantenido.” Ahora bien, como hemos podido ver, no sólo
no es cierto, sino que esta apreciación del conflicto conduce a la idea
de que el sistema de puntos de Macron podría ser modificado y mejorado.
Es otra lógica: la de una huelga en episodios sucesivos para "presionar"
al gobierno y mejorar su proyecto en lugar de una huelga que se
mantenga hasta que la reforma sea retirada por completo.
Este tipo de declaraciones, al igual que los acuerdos sectoriales, facilita el trabajo al gobierno y lo alienta a perseverar.
Nueva serie de concertaciones
De esta manera, el Primer ministro puede seguir aplicando el calendario
de discusiones con los sindicatos previsto a partir del 7 de enero,
calendario anunciado el lunes 23 de diciembre: una serie de "reuniones
temáticas" sobre elementos específicos del proyecto de gobierno (trabajo
insalubre, gestión de fin de carrera, evolución de la pensión mínima,
transiciones pre jubilatorias). Se trata de temas que son especialmente
importantes para los sindicatos conciliadores que están a favor del
sistema de puntos (CFDT, CFTC, UNSA, etc.).
Además, para
responder a estas organizaciones sindicales, el Primer ministro
propondrá, durante la semana del 6 al 13 de enero, un "método de
trabajo" para abordar la cuestión del equilibrio financiero del sistema
jubilatorio y la "edad bisagra" (A partir de 62 años, se conserva el
derecho a jubilarse, pero con una jubilación reducida hasta alcanzar los
64). Hará la propuesta después de "las consultas que seguirá llevando a
cabo hasta el 13 de enero".
Por último, en varios ministerios
habrá negociaciones sectoriales, como en el caso de la salud (que lleva
10 meses de lucha) o de la educación. En este último sector, la bronca
es tanto más fuerte cuanto que los docentes se ven amenazados con una
doble sanción: no sólo perderán masivamente con la reducción de las
jubilaciones (al menos el 30%), sino que el ministro Blanquer (de la
Educación) les propone un acuerdo absurdo e inaceptable: El acuerdo
consistiría en "mejorar" sus salarios (bloqueados desde 2010) para
preservar el nivel de las jubilaciones. Pero aparte de que las sumas
anunciadas son irrisorias, la supuesta revalorización "implicaría una
redefinición de la profesión docente". En resumen: una destrucción de su
estatus actual y un empeoramiento de sus condiciones de trabajo (nuevas
tareas, vacaciones reducidas, traslados no negociados...). Así
"compensaría" un ataque... con un segundo ataque. El Ministro Blanquer
prevé seis meses de consultas.
Incluso un niño con sentido común
diría: "Sé que me están dando gato por liebre. No quiero sentarme a la
mesa, no quiero probarlo. No, no lo hago.” Pero los dirigentes
sindicales son adultos "responsables" que quieren mantener un diálogo
con el ministro. Benoît Teste, el nuevo Secretario General de la FSU
(Federación Sindical Unitaria), se muestra por una parte preocupado:
"Aprovechar estas negociaciones sobre las jubilaciones para redefinir la
profesión docente, no nos parece razonable" porque el Ministro "está
volviendo a plantear un tema conflictivo que exaspera a los docentes".
Pero, por otra parte, la FSU, el principal sindicato docente,
participará en estas "negociaciones".
En cuanto a Philippe
Martinez, justifica de manera bastante curiosa la participación en los
debates previstos (sobre la revalorización de los docentes, sobre el
trabajo insalubre...): "La estrategia del gobierno es hacernos creer que
los temas de estos debates están vinculados con la jubilación (...).
¡No veo por qué no deberíamos ir, cuando llevamos años pidiéndolo! Pero
no debe ser una trampa para hacer creer a los franceses que estamos
cediendo". El problema es que estas “negociaciones” están efectivamente
"vinculadas a la jubilación", ya que se llevan a cabo oficialmente en el
marco del diálogo que prepara la reforma...
“No es hora de negociar con este gobierno”
En las últimas semanas, algunas Asambleas Generales en colegios (Liceo
Champollion en Grenoble y otros), algunos sindicatos departamentales
(Departamento de Val-de-Marne, cerca de París), etc., ya habían
declarado que el proyecto Macron no era negociable. En la SNCF, la CGT y
SUD-Rail se habían negado a negociar sobre la reforma. Esta posición,
aunque no haya sido expresada muy a menudo, siguió manifestándose,
especialmente entre los profesores amenazados con la doble pérdida
prevista.
En este sentido, el consejo de profesores de la
escuela primaria Jules Ferry des Mureaux (Departamento de Yvelines)
decidió el viernes 13 de diciembre de 2019 lo siguiente:
“Los 15
docentes de esta escuela denuncian en particular el hecho de que el
gobierno "busca una salida de emergencia con los aparatos sindicales
para dividir la movilización". El llamado enumera todas las
organizaciones sindicales que "están de acuerdo en negociar con este
gobierno" y afirma: "No es el momento de negociar con este gobierno". La
educación y el aumento de los salarios del personal educativo son una
prioridad. Pero esta realidad no debe utilizarse como garantía para la
implementación del proyecto de jubilación por puntos.”
“Hay que
profundizar la huelga (…) Exhortamos a las direcciones sindicales
departamentales y nacionales (...): Que detengan todos los llamados a
negociar o modificar esta reforma. Que exijan la supresión pura y simple
del proyecto de jubilaciones por puntos”.
Los trabajadores de la Ópera de París no aceptan la “cláusula del abuelo”
Otra expresión de esta resistencia es la posición adoptada por los
bailarines y el personal de la Ópera de París, que están en huelga desde
el 5 de diciembre. El régimen especial para los bailarines en
particular, vigente desde el siglo XVII, tiene en cuenta el hecho de que
a partir de una cierta edad ya no pueden seguir bailando. Para intentar
poner fin a la huelga, la Ministra de Cultura acabó proponiéndoles la
llamada "cláusula del abuelo", es decir, que sólo los futuros bailarines
se verían afectados por la reforma. Esta cláusula había sido
introducida por Alain Minc, un "asesor político" con el objetivo de que
Macron no se empantanara en la crisis, y fue retomada por varios
dirigentes sindicales preocupados en desactivar la huelga.
Pero
esta propuesta fue rechazada en un comunicado del 29 de diciembre en el
que los bailarines decían: "Somos sólo un pequeño eslabón de una cadena
de 350 años de antigüedad". Esta cadena debe proyectarse hacia el
futuro: no podemos ser la generación responsable de haber sacrificado a
la siguiente". Además, esta propuesta fue presentada sólo a los
bailarines, no al conjunto de los 1800 empleados (músicos, técnicos).
Sin embargo, "nuestros espectáculos son el fruto de los esfuerzos
conjuntos de todas nuestras profesiones".
Tal posición constituye un verdadero punto de apoyo para el conflicto.
“La lucha es severa”
Desde los primeros días de enero, cada uno vuelve a su lugar en la lucha:
Macron afirma que no dará marcha atrás.
Por su parte, el Primer ministro se encarga de encontrar rápidamente un
acuerdo con los sindicatos más conciliadores (UNSA, CFDT, CFTC...)
sobre el punto, en particular, de la edad “bisagra” y del equilibrio
financiero del sistema.
Casi todos los dirigentes sindicales
(CGT, FO, FSU incluidos...) van a participar en la nueva fase de
consultas, negándose a romper el diálogo con el poder.
Pero casi todos los dirigentes deben hacer frente a la resistencia de las bases que abre brechas en los aparatos sindicales.
Y – lo que es más importante- la determinación de los trabajadores, de
una gran parte de la población, para infligir una derrota política a
Macron es mayor que nunca. A partir de esta aspiración, los militantes
formulan consignas claras: unidad para retirar el proyecto de reforma
jubilatoria por puntos, rompiendo toda consulta con el gobierno.
Al mismo tiempo, otras categorías profesionales rechazan el proyecto de
Macron; el 30 de diciembre, el CNB (Consejo Nacional del Colegio de
Abogados) convocó a una huelga de una semana a partir del 6 de enero, la
que podría ser reprogramada.
Así, a pesar de las maniobras y de
las declaraciones, el lugar que cada persona ocupa en el conflicto es
cada vez más claro, y esta claridad es necesaria para permitir una mejor
organización de los trabajadores, de manera independiente, a partir de
sus propios objetivos, en una batalla tan decisiva como difícil.
Parafraseando a Bertolt Brecht: “La lucha es severa. Sin embargo, de ahora en más nuestra época se ilumina.” (3)
* Serge Goudard : militante sindical, miembro del colectivo que edita el boletín L'insurgé.
Notas
1) Sobre el sistema jubilatorio por puntos, ver: L’arnaque des retraites par points, https://www.insurge.fr/ bulletins/bulletins-2019/l- insurge-no37/l-arnaque-des- retraites-par-points,695.html
2) La Intersindical está compuesta por la CGT (Confederación General de
Trabajadores), FO (Fuerza Obrera), la FSU (Federación Sindical
Unitaria), Solidaires (Union Sindical Solidaires), la UNEF (Estudiantes,
Union Nationale des Étudiants de France), el MNL (Liceales, Mouvement
National des Lycéens), la FIDL (Liceales, Fédération Indépendante et
Démocratique Lycéenne) y la UNL (Liceales, Union Nationale Lycéenne).
Otros sindicatos de lucha de clases, presentes y activos en la lucha
contra la reforma jubilatoria: la CNT (Confederación Nacional de
Trabajadores) y la CNT-SO (Confederación Nacional de Trabajadores –
Solidaridad Obrera)
3) Bertolt Brecht, Maître Puntila et son valet Matti. Prólogo.
Referencias sobre el sistema de jubilaciones
-Artículo de Michel Husson, “Jubilaciones, las ‘bellezas’ del modelo sueco https:// correspondenciadeprensa.com/ 2019/09/01/suecia- jubilaciones-las-bellezas-del- modelo-sueco/
-Artículo de Christian Mahieux, “Contrarreforma jubilatoria. Huelga general a partir del 5 de diciembre”. https:// correspondenciadeprensa.com/ 2019/12/05/francia- contrarreforma-jubilatoria- huelga-general-a-partir-del-5- de-diciembre/
-Artículo de Léon Crémieux, “Francia, el malestar social coagula”. https:// correspondenciadeprensa.com/ 2019/12/08/francia-el- malestar-social-coagula/
A l´encontre, 4-1-2020
Traducción Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa
*++