Un acto de soberanía alimentaria. Un acto de soberanía.
DIARIO OCTUBRE / 13 JUNIO 2020
Dario Herchhoren.— Hace muy pocos días el gobierno argentino dispuso la intervención y la expropiación de la empresaVicentín, que es la mayor empresa argentina de acopio y exportación de granos, aceites, algodón, vino y miel.
Dicha empresa
era de amigos del ex presidente Mauricio Macri, y había conseguido créditos del
Banco de la Nación Argentina por una cantidad de alrededor de 18.000 millones
de dólares, a pesar de su situación cercana a la cesación de pagos. El nuevo
gobierno argentino asumió sus funciones el día 10 de enero de 2020, y un mes
antes de esa fecha el Banco de la Nación Argentina otorgó esos créditos a los
cuales hay que sumar otros que ya se habían concedido.
Hasta la
llegada de la dictadura militar, el mayor exportador de granos era la
Federación Argentina de Cooperativas Agrarias que era una cooperativa de
segundo grado, es decir que era una cooperativa de cooperativas, y estaba
integrada por varios miles de cooperativistas, que de esa manera podía exportar
sus producciones en igualdad de condiciones con los grandes acopiadores y
exportadores. Eso no era del gusto de la dictadura cívico militar que hizo
cuanto pudo para hundir a la FACA (Federación Argentina de Cooperativas
Agrarias), hasta que al fin lo logró.
En su lugar se
posicionó Vicentín, que pasó a ocupar el primer lugar, vendiendo al exterior
cinco millones de toneladas de granos como promedio anual, y gozando de
generosos créditos bancarios tanto de bancos nacionales como extranjeros. Los
préstamos de bancos extranjeros eran en realidad operaciones de fuga de
capitales, que ingresaban al país con el objeto de hacer importantes
inversiones que nunca se materializaban, y esos préstamos se depositaban en
cuentas de la empresa a plazo fijo, rindiendo intereses que a veces llegaban al
40 % anual, y una vez cobrados esos intereses el resto pasaba a Vicentín. Ese
modus operandi era siempre el mismo, y mientras el capital privado se
enriquecía las empresas argentinas se empobrecían al tener que pagar intereses
usurarios. Es lo que se llamaba «fuga de capitales».
La familia
Nardelli, dueña de Vicentín, era el socio mayoritario de la empresa, pero en la
misma participaban empresas multinacionales como Cargill, y Bayer, que ha
comprado a Monsanto, y la cesación de pagos por parte de Vicentín, no solo
amenazaba a los puestos de trabajo de seis mil trabajadores, sino que estaba en
peligro la continuidad de la misma empresa,que seguramente caería en manos de
las grandes multinacionales como consecuencia de la subasta de sus bienes.
Vicentin tiene
puertos propios sobre el río Paraná en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y
Chaco, además de ser arrendataria de una parte del puerto cerealero de Necochea
en la Provincia de Buenos Aires.
La decisión del
gobierno argentino, marca un antes y un después de política soberana del país,
y vuelve a la senda de las políticas implementadas por el General Perón, que
reclamaba el carácter preeminente del estado en todo aquello que significara un
sector estratégico, y la exportación de granos sin duda lo es.
Se trata de un
paso en la buena dirección, que seguramente será seguido por otros más. Ya este
gobierno que lleva pocos meses al timón del país, nacionalizó Aerolineas
Argentinas, y recupero la estatal YPF (Yacimientos petrolíferos fiscales), y
ello implica abandonar el neoliberalismo, que ha sido y es nefasto para un país
dependiente como Argentina.
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