Washington no pudo con
el Nord Stream 2
Rebelión
07/06/2021
A Estados
Unidos no le dio resultado aplicar contra los países y las compañías que
construyen el gasoducto Nord Stream 2, su ya desgastada política del “garrote y
la zanahoria” la cual ha utilizado durante siglos para lograr sus funestos
objetivos.
En esta ocasión
Washington no pudo doblegar a Rusia, que entregará los suministros de gas, ni
tampoco a sus aliados europeos, principalmente Alemania, Austria y Noruega que
se negaron desde un principio a aceptar las presiones y extorsiones que
ejercieron las administraciones de Donald Trump, primero, y de Joe Biden,
después, para tratar de suprimir la gigantesca obra.
Las “sanciones”
que Estados Unidos ha impuesto contra el proyecto de gasoducto son violaciones
al derecho internacional y un ejemplo de la competencia desleal que contradicen
todos los dictámenes de la Organización Mundial del Comercio y de otras
instituciones económicas, financieras y comerciales del orbe.
Rusia,
acostumbrada por muchos años a la hostilidad desatada por Washington contra su
país, esperó sin inmutarse que los países europeos tomaran la decisión soberana
de continuar la gigantesca obra y desecharan las presiones ejercidas por su
poderoso aliado.
Desde mediados
de 2017, el entonces ministro alemán de Exteriores Sigmar Gabriel y el
canciller federal de Austria Christian Kern realizaron una declaración en la
que expresaban que “la seguridad energética es un asunto interno de la Unión
Europea, y Estados Unidos no debe intervenir. Y agregaron «nos incumbe a
nosotros decidir quién y cómo nos suministran la energía acorde a las reglas
del mercado de libre competencia».
El gobierno
federal germano ha emitido varios comunicados al respecto y en uno de los más
recientes puntualizó que “rechaza las sanciones por considerarlas una
injerencia a la soberanía europea», ya que en esa obra “participan más de cien
empresas de Europa que cumplen con las legislaciones vigentes”.
Similares
afirmaciones fueron realizadas por el Bundestag (Parlamento Federal) y por la
canciller Ángela Merkel quien mantuvo frías discusiones con Donald Trump y ha
refutado en todo momento las arbitrarias medidas de la Casa Blanca.
Constantes y
prolíferas han sido las extorsiones aprobadas por el Congreso estadounidense
con el manifiesto fin de impedir la finalización del Nord Stream 2, bajo la
excusa de contrarrestar la influencia que tendría Rusia sobre Europa Occidental
al administrarle el combustible.
Este
subterfugio washingtoniano no tiene base real pues Europa ha equipado 35 terminales
y diversificado en los últimos años sus importaciones de gas, que recibe
también de Catar, Malasia, Indonesia y Australia, cuatro veces superiores a lo
que llevará el Nord Stream 2.
Lo que pretende
el gigante del norte es que Europa Occidental le compre el gas que produce en
sus yacimientos con la técnica de fracking, mucho más costosa, lo que además
aumentarían los precios por tenerlo que transportar en barcos en vez de
gasoductos.
Estados Unidos
quiere seguir siendo el país hegemónico que durante décadas, y sobre todo
después de la desaparición de la Unión Soviética, se convirtió en el imperio
que imponía su dominio en el orbe.
Los últimos
intentos para obstaculizar la obra sucedieron a mediados de mayo cuando el
gobierno de Biden impuso sanciones contra el operador de las obras del Nord
Stream 2 y a su director ejecutivo, Mattias Warnig, pero las levantó casi
inmediatamente, el 19 de mayo.
Cuando un
periodista le preguntó a la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki sobre esa
marcha atrás, respondió: Estados Unidos no tenía medios para detenerlo pues
está casi completado “¿Cómo íbamos a detener un proyecto en otro país que se ha
construido en un 95 %”?
Ahora, al
parecer para aminorar el ridículo político cometido, el Departamento del Tesoro
norteamericano acordó “castigar” a 13 barcos y tres compañías rusas.
Los buques son:
Akademik Chersky, Baltiski Issledovatel, Vladislav Strizhov, Rtemis Offshore,
Bakhtemir, Finval, Captain Beklemishev, Murman, Narval, Sivuch, Spasatel Karev,
Umka y Yuri Topchev. Las compañías: Mortransservis, el Servicio de Salvamento
Marino y el Fondo de Propiedad de Energía Térmica de Samara.
El proyecto al
que solo le faltan menos de 150 kilómetros para concluir de los 1 230
kilómetros de extensión cuyas tuberías van por el fondo del mar Báltico
divididas en dos ramales, tiene como objetivo transportar hasta 55 000 millones
de metros cúbicos de gas natural por año desde Rusia a Alemania, pasando por
las aguas territoriales o las zonas económicas exclusivas de Dinamarca,
Finlandia, Alemania, Rusia y Suecia.
Ucrania y
Estados Unidos se oponen (además de Polonia, Lituania y Letonia). Kiev porque
teme perder los 2 000 millones de dólares que recibe por otro gasoducto que
desde Rusia pasa por su territorio hacia Europa, y Washington debido a que
trata de imponer la venta de gas que produce por la técnica de fracking el cual
resulta mucho más costoso.
Todo hace
indicar que el gasoducto Nord Stream 2 concluirá antes de finalizar el año 2021
mientras que la prepotencia imperial estadounidense ha salido trasquilada ante
las posiciones soberanas de Rusia y de varias naciones europeas
occidentales.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
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