lunes, 7 de abril de 2025
Cronología de una operación contra Podemos: la Policía fabricó en 17 días el bulo de la cuenta de Iglesias en el Caribe
Cronología de una operación
contra Podemos: la Policía fabricó en 17 días el bulo de la cuenta de Iglesias
en el Caribe
Rebelión / España
07/04/2025
Fuentes: El
Diario
La brigada política se reunió el 16 de abril de 2016 con un confidente
venezolano, redactó un informe y el 5 de mayo Okdiario publicó la información
con la cuenta falsa en un banco de Granadinas, a menos de dos meses de las
elecciones generales en las que Rajoy se jugaba su continuidad en La Moncloa.
La noche del 20
de diciembre de 2015 un terremoto afectó a la placa más visible de la política
española y provocó una fuerte sacudida en las profundidades del sistema. En
esas elecciones generales, por primera vez en democracia, una fuerza a la
izquierda del PSOE obtenía 69 escaños y amenazaba con formar parte del próximo
Gobierno de España. La fundación del partido, dos años antes, ya había atraído la atención de unos funcionarios
policiales, extremistas ubicados en el corazón de la seguridad del Estado, a
los que el Gobierno del PP había encumbrado y autorizado a combatir al
independentismo catalán por vías inconfesables.
Esa noche de
diciembre de 2015, las alarmas se encendieron definitivamente con Podemos. La
victoria del PP no le bastaba para revalidar el Gobierno si PSOE, Ciudadanos y
la formación de Pablo Iglesias alcanzaban un acuerdo. Las negociaciones
terminaron fracasando y España se vería abocada a unas nuevas elecciones seis
meses después. Fue durante ese medio año cuando el grupo de mandos policiales
que anidaban en el Ministerio del Interior del PP desató con mayor intensidad
la caza de Podemos. Para desprestigiar al partido de la izquierda se crearon
informaciones falsas que varios medios de la derecha se encargaron de
publicar.
Nueve años
después, la investigación de aquella guerra sucia avanza con
dificultades en un juzgado de la Audiencia Nacional. Esta semana, el juez
Santiago Pedraz ha obtenido un documento que acredita cómo la denominada
brigada política urdió uno de los bulos más significativos de esos seis meses
de furia contra la formación política: el cobro de más de 272.000 dólares por
Pablo Iglesias en una cuenta bancaria de un paraíso fiscal del Caribe. Esta es
la cronología de cómo, en menos de tres semanas, se obtuvo, filtró y publicó
uno de los ataques más representativos de la guerra sucia contra Podemos con
información falsa.
18 de abril de 2016, lunes. Quedan 2
meses y 10 días para las elecciones destinadas a deshacer el nudo de los pactos
imposibles. En un lugar que se desconoce, muy probablemente en territorio
español, dos inspectores jefe –la categoría por debajo de comisario– se reúnen
“con una fuente anónima catalogada de máxima fiabilidad”. Son los policías
16.768 y 18.693. Bonifacio Díez Sevillano y Jesús Vicente Galán.
Los dos mandos
están destinados en la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía, la sala
de mando del Cuerpo. Trabajan a las órdenes directas del comisario Eugenio
Pino, el número dos de la Policía, hoy
imputado en la causa sobre la guerra sucia a Podemos con fondos reservados.
El pasado
reciente de Boni y Galán, como se les conoce en el Cuerpo, contribuye a dibujar
su perfil. Díez Sevillano ha sido el enlace policial en Andorra, una plaza
clave en las maniobras contra el independentismo catalán. Jesús Vicente Galán
procede de Asuntos Internos, la unidad que Pino desvió de sus funciones, aprovechando la
opacidad de la que goza para indagar en posibles irregularidades dentro de la
policía, para hacerle encargos políticos que debía efectuar en la sombra, tal y
como desveló elDiario.es en noviembre de 2014. Tras su paso por la DAO, y antes
de jubilarse, Boni y Galán fueron premiados con medallas pensionadas y destinos
dorados como personal de seguridad en embajadas a más de 10.000 euros brutos al mes.
Los policías
tenían una pequeña dependencia habilitada a escasos metros de la DAO, pero no
en el mismo edificio, lo que les confería mayor privacidad. A la vuelta de la
calle está la comisaría del distrito de Chamberí y allí, según se accede a la
derecha, hay una puerta que da acceso a lo que un comisario purgado por
enfrentarse a José Manuel Villarejo denominó “oficina siniestra”.
Boni y Galán
regresan a ese despacho con material de primera, o eso creen ellos. La fuente
les ha proporcionado documentos que probarían la financiación de Podemos por
parte del régimen de Hugo Chávez: una bomba perfecta para detonar a dos meses
de las elecciones generales en las que la derecha se jugaba el poder por
segundo año consecutivo. Además, el confidente había estado horas dándoles
explicaciones sobre esos papeles. A cambio, quiere residir legalmente en
España.
20 de abril de 2016, miércoles. El director
operativo de la Policía tiene encima de su mesa una de tantas “notas
informativas” que ha leído desde que el PP le eligió para el cargo y se puso a
combatir a independentistas y comunistas. Pero esta es especial. Solo hay que leer el primer párrafo: “El pasado lunes, día 18
de los corrientes, los funcionarios que suscriben se entrevistaron con una
fuente anónima catalogada de máxima fiabilidad y que, voluntariamente, hizo
entrega de unos documentos que certificarían la existencia de una cuenta
‘offshore’ a nombre de Pablo Iglesias Turrión”.
La nota lleva
adjuntos cuatro documentos que probarían que Podemos es fruto de la
financiación del régimen bolivariano y que en ese proceso de adulteración de la
política española por el chavismo se ha implicado personalmente su secretario
general, Pablo Iglesias. Boni y Galán firman con sus números de carnet
profesional la nota informativa, que luce un sello que sirve de registro de
entrada.
Entre los
documentos que aporta Carlos Alberto Arias a los policías está una “orden de
pago” procedente del Ministerio del Poder Popular de Economía, Finanzas y Banca
Pública de Venezuela para que se abone a Pablo Iglesias Turrión 272.325,00
dólares en la entidad Euro Pacific Bank. Consta como concepto “Pago Convenio
por concepto de Asesorías para el Desarrollo Social en el país”. Lleva fecha de
11 de abril de 2014. Podemos tenía por entonces dos meses de vida.
Según destacan
los policías en su nota informativa, el documento presenta “cuatro sellos
oficiales de la República Bolivariana de Venezuela, a saber: del director de
Administración, del Ordenador del Pago, de la Contraloría General y de la
Oficina Nacional del Tesoro, con sus respectivas firmas”.
Más adelante,
los policías incluyen algunas aclaraciones procedentes de la fuente informante,
como que “lo más significativo es que se omite por qué asesoría en concreto se
realiza el pago, empleando un concepto genérico”. Hay otras más técnicas, que
recogen otras supuestas revelaciones de Arias, quien habría explicado a esos
policías que las cuentas del Euro Pacific Bank “tienen once dígitos y pueden
ser numéricas o alfanuméricas”.
Bonifacio Díez
Sevillano, hoy jubilado, se sentará en el banquillo de los acusados por el caso
Kitchen, donde se indaga sobre la eliminación de pruebas de la corrupción del
PP por parte de esa misma brigada policial. En la causa por las maniobras
contra Podemos declaró como testigo el pasado 19 de diciembre. La nota
informativa publicada por este medio el pasado viernes desvela que mintió ante
el juez Pedraz. En un momento del interrogatorio, el letrado de Podemos le
pregunta por la cuenta de Granadinas y él asegura que solo conoce el asunto por
lo que ha leído “en la prensa” [ver vídeo].
6 de mayo de 2016, viernes. El periódico
digital OKdiario, que fundó y dirige Eduardo Inda, publica la siguiente
información exclusiva: “El Gobierno de Maduro pagó 272.000 dólares a Pablo
Iglesias en el paraíso fiscal de Granadinas en 2014”. La información es
amplificada por otros medios de comunicación. Pablo Iglesias sale de inmediato
a desmentirlo.
“No es cierto.
Toda esa información está en manos de nuestros abogados, que van a emprender
acciones legales. Es todo falso desde el principio hasta el final. Solo
tengo dinero en un banco: ING Direct. Está publicado en la página web de
Podemos. Muchos están preocupados ante la posibilidad de que podamos ganar las
elecciones”, asegura en declaraciones a La Sexta.
Ese mismo día,
la entidad en cuestión, Europacific Bank Limited, hizo público un comunicado en
el que aseguraba que la entidad “nunca ha mantenido una cuenta para esta
persona ni ha recibido una transferencia bancaria de ninguna de las
instituciones financieras o fuentes mencionadas en el artículo”. Sirvió de
poco. La noticia se puede seguir consultando a día de hoy en Okdiario.
Los abogados de
Iglesias recurrieron a la vía civil y presentaron una demanda por intromisión
ilegítima en el derecho al honor, pero un juzgado de primera instancia y
posteriormente la Audiencia Provincial de Madrid avalaron la
publicación. En resumen, los fallos judiciales resuelven que los
periodistas habían recurrido a una fuente, que era la Policía, y que por tanto
su publicación estaba justificada, más aún cuando era de interés público. Otros
tres fallos judiciales, estos por la vía penal, descartaron a su vez que
Iglesias tuviera cuenta alguna en Euro Pacific Bank.
13 de mayo de 2016, viernes. Con la demanda
de Iglesias en ciernes, el ciudadano venezolano Carlos Alberto Arias acude a un
notario de Madrid y declara que los documentos que publicó OkDiario proceden
del “Servicio Cubano G2” y del “Gobierno Bolivariano de Venezuela” y que son
“auténticos y veraces”. “He sido yo quien se los facilitó a la Policía española
que luego los que se facilitó a OkDiario”, quedó escrito (errata incluida) en
su declaración ante notario.
Documentos
incorporados a la causa sugieren que aquel encuentro del 18 de abril de 2016
entre Boni y Galán, de una parte, y Carlos Alberto Arias de otra no era el
primero que se producía entre policías y confidente. El 11 de abril, el
comisario general de Extranjería y Documentación de la Policía, Emilio Baos,
había firmado un escrito en el que proponía la residencia extraordinaria a
Arias por su “valiosísima colaboración en la protección de la
seguridad del Estado”.
No se trataba
de un permiso cualquiera. Antes de que acabara el día, el secretario de Estado
de Seguridad, Francisco Martínez, número dos del Ministerio, estampaba su firma
en la “autorización de residencia por circunstancias excepcionales, apreciando
razones de colaboración con las autoridades policiales de Carlos Alberto
Arias”. El juez Pedraz citó como testigo a Arias el pasado 18 de diciembre, pero
este no se presentó. En la dirección que consta de cuando se le otorgó la
residencia no saben nada de él.
26 de junio de 2016, domingo. Las segundas
elecciones generales en seis meses no despejan el camino de la gobernabilidad.
Podemos obtiene los mismos escaños pero se deja un millón de votos respecto de
los anteriores comicios a pesar de ir en coalición con Izquierda Unida. El
esperado ‘sorpasso’ al PSOE no se produce. Pedro Sánchez acaba dimitiendo de la
secretaría general de los socialistas tras negarse a facilitar un gobierno del
Partido Popular, que finalmente terminará formándose gracias a los votos de
varios diputados socialistas.
El ‘informe
Granadinas’ no ha sido el único movimiento de la brigada política contra
Podemos. En enero de 2016, cuando arrancaban las negociaciones con el PSOE tras
los comicios de diciembre, Okdiario y El Confidencial publicaron el contenido del dosier PISA (Pablo Iglesias Sociedad
Anónima) sobre la supuesta financiación de Podemos procedente de Irán y
Venezuela.
Todavía hoy se
siguen produciendo revelaciones de la intensa actividad de la cloaca policial
al servicio del Gobierno del PP en aquellos días. Recientemente, elDiario.es
reveló que los mandos de la Policía habían recurrido a un estafador habitual, el abogado José
Aliste, para la elaboración de siete dosieres y la aportación de nueva
documentación manipulada contra Podemos, y que en la actualidad los escritos
del colaborador siguen alojados en las bases de datos de inteligencia policial.
Un fantasma recorre Europa
La modernidad
liberal celebra el progreso y al individuo, pero su luz proyecta una sombra
inquietante: el nihilismo. Al concluir su análisis, Andrea Zhok se pregunta:
¿qué futuro le espera a una civilización que ha perdido su alma?
Un fantasma recorre Europa
El Viejo Topo
6 abril, 2025
UN FANTASMA
RECORRE EUROPA: EL FANTASMA DEL NIHILISMO
Un fantasma
ronda por Europa, pero no es el del comunismo evocado por Karl Marx y Friedrich
Engels. Es algo más insidioso: el fantasma del nihilismo. Mientras Occidente
exhibe los trofeos del progreso tecnológico y el individualismo liberal, en sus
cimientos se propaga un vacío existencial que corroe la esencia misma de nuestra
civilización. Pero, ¿qué se esconde detrás de este
nihilismo generalizado? ¿Por qué parece afectar especialmente a la sociedad
occidental? ¿Y cómo se entrelaza con la afirmación del capitalismo global y la
pérdida de identidad? Para responder a estas preguntas, hemos consultado al
profesor Andrea Zhok, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Milán.
El nihilismo,
concepto surgido en la Rusia del siglo XIX y replanteado por Friedrich
Nietzsche, se ha materializado hoy en la crisis espiritual de Occidente. Ya no
es solo una abstracción filosófica, sino una realidad tangible que se
manifiesta en la erosión sistemática de todo valor compartido. Paradójicamente, precisamente cuando exporta su modelo de
desarrollo a todo el mundo, Occidente muestra signos de un profundo malestar:
ha perdido progresivamente la capacidad de confrontarse auténticamente con
otras culturas, sustituyendo el diálogo por una homogeneización global que
anula toda diferencia. Como destaca el antropólogo Emmanuel Todd en
su último ensayo “La derrota de Occidente”, esta deriva ha desencadenado
reacciones imprevistas. La afirmación de un «bloque conservador» liderado por
la Rusia de Putin podría representar una respuesta al nihilismo liberal, un
intento de contraponer los valores tradicionales a la pérdida de sentido
occidental. Pero, ¿estamos realmente ante una alternativa creíble o
simplemente ante otra forma de ideología? El panorama se complica aún más si
tenemos en cuenta la crisis espiritual actual. Todd identifica en la «vaporización»
de la ética protestante —en su día un pilar de la disciplina social y la
cultura del trabajo— uno de los factores clave del declive occidental. En
su lugar ha surgido un individualismo radical, carente de raíces y referencias.
En este contexto, el neoliberalismo aparece como la materialización práctica
del nihilismo: un sistema que reduce toda relación humana a mero cálculo
económico, niega cualquier límite ético y transforma gradualmente las
democracias en cascarones vacíos, cada vez más proclives a derivas
autoritarias. El profesor Zhok analiza estas complejas dinámicas
evitando conclusiones fáciles, demostrando que el nihilismo contemporáneo no es
un destino inevitable, sino el resultado de elecciones históricas y culturales
precisas. La cuestión crucial que surge de su análisis es si Occidente, ante la
pérdida progresiva de su alma, será capaz de encontrar un nuevo equilibrio o si
continuará su carrera hacia la autodestrucción.
El término
nihilismo, que aparece por primera vez en el contexto filosófico poskantiano,
comienza a adquirir sus connotaciones modernas con el uso del término en el
ámbito del nihilismo ruso, como variante de la anarquía. Aquí, el nihilismo
designa una disposición radical, impulsada por la voluntad de derribar toda
tradición y creencia. En esta forma aparecen personajes «nihilistas» en las
novelas de Ivan Turgenev y Fëdor Dostoevskij. Pero es a partir de la reflexión
de Friedrich Nietzsche que el término se consolida filosóficamente, como
pensamiento de la nulidad de todo valor tradicional y de todo legado histórico.
NIETZSCHE Y EL VACÍO QUE AVANZA
Es importante
observar que en Nietzsche el nihilismo no representa una tesis política, sino
una verdad filosófica que simplemente saldría a la luz. La pérdida de
credibilidad de la dimensión ultraterrena (la «secularización» europea) en la
segunda mitad del siglo XIX simplemente pondría a los europeos frente al
nihilismo como un hecho, como una evidencia ineludible, cuyas consecuencias,
según Nietzsche, se habrían manifestado de manera cada vez más evidente. Ahora
bien, el vínculo histórico entre secularización y nihilismo es sólido, y sin
embargo la lectura nietzscheana parece discutible en muchos aspectos. En primer
lugar, no se entiende bien por qué el nihilismo proclamado no se afianza en la
fase de «devaluación de lo terrenal» que se atribuye al cristianismo, sino solo
en el momento en que el cristianismo mismo pierde terreno. La idea de que toda
visión religiosa implica una devaluación de la dimensión histórica y del mundo
de la vida es bastante discutible.
Esto es válido
tanto en el ámbito de las «religiones del Libro» como en el de muchas
religiones tradicionales vinculadas al culto de los antepasados (desde la
antigua Roma hasta el Japón medieval), donde la dimensión histórica y religiosa
se entremezclan de manera inseparable. Además, tampoco es fácil sostener que
una perspectiva no religiosa implique necesariamente una caída en el nihilismo,
ya que lecturas laicas de la historia como la hegeliana y la marxista no
presentan implicaciones nihilistas. Por lo tanto, si entendiéramos el término
«Occidente» en un sentido comprensivo, amplio, que incluyera la historia
política y cultural europea y sus desarrollos extraeuropeos, no habría espacio
para un vínculo estrecho entre Occidente y el nihilismo.
El vínculo
entre el nihilismo y Occidente se vuelve, en cambio, apremiante cuando
comprendemos que el uso actual del término «Occidente» se afianza a partir de
un desarrollo específico de la cultura europea, es decir, el nacimiento y
desarrollo de la perspectiva liberal, en particular después de su integración decisiva
con la ciencia económica, desarrollada en concomitancia con el surgimiento del
sistema productivo capitalista. No es posible aquí repasar el desarrollo de la
teoría liberal en todos sus múltiples y a veces contradictorios aspectos.
LA TIRANÍA DEL DESEO
Lo que importa,
desde el punto de vista de un análisis del nihilismo, es comprender cómo una
rama específica de la teoría liberal es la dominante y se impone como teoría de
apoyo colateral a los procesos de transformación socioeconómica que reciben el nombre
de «capitalismo». Deberían examinarse muchos detalles para ofrecer un marco
fundado de la relación entre el nihilismo y el desarrollo de la razón liberal,
pero aquí intentaré detenerme solo en dos aspectos, relacionados
respectivamente con la perspectiva del sujeto individual y con la perspectiva
del sistema socioeconómico en su conjunto.
Desde el punto
de vista del sujeto individual y sus acciones, lo que caracteriza a la razón
liberal es la idea de que el sujeto es esencialmente una individualidad a-histórica
adquirente, que busca la auto-satisfacción. El sujeto liberal es
originalmente un individuo, en cuanto que se concibe como naturalmente
independiente de las relaciones sociales. El sujeto liberal es, además,
intrínsecamente un ente deseante, adquisitivo, que busca la
satisfacción personal. Y, por último, el sujeto liberal es un sujeto natural en
contraposición a la idea de subjetividad histórica: este último movimiento
permitió reducir el peso de las tradiciones y del poder político consolidado por
las leyes y las costumbres (Antiguo Régimen).
CONSUMIDORES SIN IDENTIDAD
La
reivindicación de una naturaleza atórica tuvo inicialmente un gran potencial
emancipador, porque liberó de repente a los individuos históricos de toda
vinculación con instituciones pasadas; sin embargo, este movimiento acabó
definiendo una subjetividad humana deshistorizada y desocializada, artificial
y, en última instancia, totalmente irrealista. El sujeto liberal es un nudo
autorreferencial de impulsos y deseos que no requiere ser racionalizado o
explicado. Cualquier solicitud de explicación que vaya más allá de «porque me
gusta así» se considera injustificada e intrusiva. Este tipo de subjetividad no
está vinculada a nada en el pasado, ni a recuerdos, ni a promesas, ni a lealtades,
ni a deberes. Idealmente, es como si el sujeto liberal naciera de nuevo en cada
instante, sin estar lastrado por nada del pasado, simplemente listo para
aprovechar nuevas oportunidades de satisfacción (de ganancias, de inversión).
Este modelo de subjetividad se adapta perfectamente al consumidor ideal en un
mercado anónimo.
La libertad que
caracteriza a este sujeto es la libertad negativa, es decir, la libertad de, no
la libertad para: el sujeto liberal quiere ser libre solo en el sentido de no
querer interferencias con respecto a su línea de acción. Este tipo de
subjetividad, sin ataduras pasadas y dominada por la libertad negativa, es un
individuo sin individualidad. No posee una estructura voluntaria sólida, una
planificación consistente, porque cualquier estructuración estable del deseo
sería un factor de rigidez, que obstaculiza la adaptación continua a los
cambios del mercado. Paradójicamente, el resultado final de un proceso cultural
nacido bajo el lema de la reivindicación de la libertad individual es la
abolición de la individualidad como personalidad, como carácter, como voluntad
de planificación.
LA ABOLICIÓN DE LOS LÍMITES MORALES
Este resultado
es fatal en el momento en que se concibe al sujeto individual como dotado de
una identidad completa, independientemente de su ubicación en una dimensión
social, tradicional, cultural e histórica. Esta subjetividad mítica se originó
inicialmente en las teorías del jusnaturalismo de Thomas Hobbes y John Locke.
Pero, una vez integrada en las formas del mercado capitalista, encontró
incentivos fundamentales para transformarse cada vez más en una entidad
autorreferencial, pulsional y desestructurada.
Cabe señalar
aquí de paso que este tipo de sujeto crea un grave problema colateral para toda
sociedad, a saber, el hecho de ser esencialmente poco fiable. La libertad
negativa del sujeto liberal y su naturaleza «vacía» hacen que no introyecte
límites morales a su propia acción. Por esta razón, como ya vaticinó Hobbes, el
ser humano ideal de la concepción liberal tenderá a entrar en conflicto
constante con todos los demás sujetos similares y, por lo tanto, para contener
este estado de conflicto (el bellum omnium contra omnes) terminará requiriendo
intervenciones de coacción externa (el Leviatán, el poder
absoluto). Paradójicamente, así, el movimiento radicalmente emancipador de la
razón liberal acaba convirtiendo la libertad individual en anarquía conflictiva
y esta, dialécticamente, en su opuesto: en coacción externa, sanciones,
controles capilares, etc.
EL CAPITALISMO COMO OLIGARQUÍA
Echemos un
vistazo al modelo sistémico de la sociedad capitalista. Es importante entender
que el capitalismo es algo diferente a la existencia de mercados. Las formas de
mercado y el comercio variado han existido durante milenios y están en todas
partes. El capitalismo, en cambio, es una forma de vida muy reciente, que está
relacionada con la revolución industrial, pero la trasciende en una dirección
específica. El capitalismo es un sistema social en el que la dirección política
fundamental de toda la sociedad viene dada por el imperativo de aumentar el
capital disponible en cada ciclo productivo. No importa lo que se haga, no
importa cómo se haga, siempre que en cada ciclo productivo el output presente
márgenes significativos con respecto al input. El capitalismo es, por tanto,
esencialmente una visión de la historia y la política que las subordina a la
acumulación de capital (esto es lo que se ve icásticamente en el momento en que
se percibe que la única constante de las estrategias políticas es la búsqueda
de un incremento del PIB).
Este punto debe
complementarse con un segundo aspecto, bien conocido, pero con consecuencias
muy amplias: en un modelo orientado a la acumulación indefinida de capital, el
principal factor que garantiza el capital futuro es la disponibilidad de
capital presente. En resumen, los actuales poseedores de capital (en cada
presente, en cada país) son también los sujetos que tenderán a aumentar el
capital en el futuro y, por lo tanto, son los que tendrán legitimidad para
empujar políticamente a la sociedad en la dirección que consideren favorable
para el incremento de capital. Esto significa que el capitalismo es
esencialmente oligárquico y refractario a las instancias democráticas.
Paradójicamente, mientras que es posible que un monarca se haga cargo del
interés de la colectividad, es imposible que lo haga una oligarquía financiera,
para la cual las cosas y las personas son solo medios que deben utilizarse de
manera eficiente para maximizar la capitalización.
EL MALENTENDIDO DE LA LUCHA DEMOCRÁTICA
El hecho de que
la clase capitalista —en el siglo XIX, la «burguesía»— tuviera como objetivo
inicial el derrocamiento de las monarquías hereditarias ha conferido a la
narrativa liberal un aura de «lucha por la democratización del poder». Pero
esto es un grave error de interpretación. El impulso liberal siempre ha sido
para la preservación del poder de los poseedores de propiedades. Las instancias
democráticas se abrieron paso masivamente solo gracias al impulso de los partidos
de inspiración socialista y cristiano-social (en la estela de la Rerum
Novarum) después de la Segunda Guerra Mundial, en una fase de vacío de
poder. Ahora bien, si combinamos estos dos ejes de la visión
liberal-capitalista —la concepción del yo como una individualidad adquisitiva
desarraigada de la sociedad y la historia, y la concepción del sistema social
como gobernado por el «piloto automático» del crecimiento del capital para las
oligarquías financieras—, podemos ver en este marco las raíces conductuales del
nihilismo occidental.
En primer
lugar, el sistema liberal-capitalista, desde el punto de vista cultural, se
concibe como una especie de «verdad eterna» basada en las «leyes férreas de la
economía». Por lo general, se ignora que estas «leyes férreas» son
transposiciones de mecanismos recientes del modo de producción capitalista. La
perspectiva «naturalista», ahistórica, que constituye la columna vertebral de
la visión liberal, apaga automáticamente la capacidad de evaluar otras formas
de vida, otras culturas, otros sistemas socioeconómicos y políticos, que son
categorizados como «formas atrasadas» o, sin duda, como «errores» que la
historia borrará.
Esta presunción de superioridad intrínseca adquiere rasgos especialmente problemáticos cuando se une a la incapacidad de ejercer un poder legítimo sobre los miembros de la propia sociedad, debido a la falta de una base de valores compartida. El resultado de esta sinergia es una propensión a actitudes coercitivas e intolerantes, tanto a nivel individual como en un horizonte de relaciones internacionales. La tolerancia liberal se ejerce, de hecho, solo hacia aquellas opciones que pueden encontrar una satisfacción como compra en el mercado, pero no hacia aquellas opciones que cuestionan la soberanía del mercado.
TABULA RASA DEL PASADO
Aquí hay que
observar cómo la relación entre el modelo social liberal-capitalista y el nihilismo
es particularmente unívoca, ya que este modelo, al borrar la importancia del
pasado histórico-social, implica en esta operación de aniquilación también la
proyección futura, aplastando la percepción del valor en la mera presente. El
proceso mental que esto implica es tan simple como destructivo: si el pasado,
lo que dejamos o lo que nos han dejado, ya no cuenta, claramente la perspectiva
de producir algo estructurado y duradero también se disuelve como algo sin
sentido.
Pasado y
futuro, desprovistos de todo mérito cualitativo, solo permanecen vivos en esa
dimensión artificial que es la eterna presencia de la cuantificación monetaria:
nada del pasado conserva valor, excepto el capital heredado; nada del futuro
cuenta, excepto el capital esperado.
Desde esta
perspectiva, se entiende que el modelo liberal-capitalista represente una
alteridad irreductible con respecto a todos los demás sistemas desarrollados a
lo largo de la historia, en los que, de diversas formas, la tradición de
valores y la perspectiva de un valor intergeneracional siempre han desempeñado
un papel central. Es por eso que el modelo liberal-capitalista que caracteriza
a Occidente resulta ajeno y fundamentalmente hostil a modelos tan diferentes
entre sí como el neotradicionalismo ruso, la síntesis del comunismo y el
confucianismo chino, la teocracia iraní, etc.
El Occidente
juega continuamente contra todos los demás modelos, presentándose como un
modelo libertario que habría liberado a los individuos del peso de la
tradición, de las normas morales y de las expectativas sociales. Solo que, por
un lado, esta liberación tiende a producir la «insostenible ligereza» del
nihilismo, y por otro lado, esta «aligeramiento» no se corresponde en absoluto
con una mayor libertad positiva: de hecho, el control social, la vigilancia, la
condicionamiento y la explotación de cada onza de tiempo disponible son todos
factores característicos del mundo liberal-capitalista, y comunican todo menos
una sensación de libertad, especialmente a quienes viven de su trabajo.
La prioridad de
la política sobre la economía y, por tanto, la reivindicación de soberanía
frente a los mecanismos transaccionales de los mercados financieros son dos
factores que comparten todos los modelos diferentes al occidental. Que la
prioridad de la política sobre la economía se promueva sobre bases religiosas,
étnicas, culturales o de otro tipo es un factor importante para evaluar los
modelos específicos, pero irrelevante para contraponer la matriz occidental y
el resto del mundo. Del mismo modo, que la soberanía sea popular, tribal o
dinástica es de nuevo importante para evaluar las civilizaciones específicas,
pero irrelevante en su contraste común con el modelo occidental. De hecho, a
pesar de nuestra percepción errónea de centralidad, es el modelo occidental el
que es un modelo excéntrico y minoritario.
En la
trayectoria occidental, el proceso de secularización ha sido decisivo para
crear el trasfondo de desorientación nihilista, pero hay que entender bien cuál
es el punto crucial. El factor de desorientación está estrechamente relacionado
con la destrucción del peso del pasado, en el que se basa toda tradición y toda
normatividad. Es la capacidad de mantener una continuidad intergeneracional en
las costumbres, los valores y las expectativas lo que define la capacidad de
una generación presente para encontrar orientación y sentido en el mundo.
LAS TRADICIONES COMO ANTICUERPOS CONTRA EL NIHILISMO
En el contexto
europeo, este proceso de ruptura con el pasado ha adoptado las características
de la secularización con respecto a la matriz cristiana, en sus diversas
variantes. Si observamos dos contextos como el ruso y el chino, observamos cómo
a una fase histórica de ruptura con la tradición le ha sucedido una corriente
de recuperación que ha recompuesto internamente, al menos en cierta medida, la
sociedad rusa y la china. Si en Rusia esto ha supuesto una recuperación del
papel del cristianismo ortodoxo, en China la tradición de referencia no tiene
un carácter estrictamente religioso, tal y como lo entendemos nosotros, ya que
en ella confluyen sobre todo el confucianismo y el culto a los antepasados.
La
omnipresencia de una dimensión nihilista en el mundo occidental, la extrema
dificultad para motivar proyectos y normativas compartidas, produce numerosos
efectos nocivos, algunos amenazantes sobre todo dentro de las naciones
occidentales, otros relevantes en el exterior. En el interior, la propagación
de una condición de desorientación y anormalidad fragiliza a las sociedades,
hace que las violaciones legales y morales sean más frecuentes y, finalmente,
hace que la propia capacidad organizativa, que distinguía virtuosamente a las
sociedades occidentales, se tambalee. Hacia el exterior, estas dinámicas pueden
tener repercusiones especialmente preocupantes, ya que, ante la falta de
motivación interna, la tentación que surge naturalmente es la de producir dicha
compactación como respuesta a una amenaza externa, presunta o real, para
recomponer las filas de las sociedades occidentales. Y, desde esta perspectiva,
la tentación de compactar y regularizar una sociedad en descomposición mediante
la aparición de una perspectiva bélica sería una solución para nada inaudita.
Fuente: Krisis
Artículo
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