lunes, 17 de febrero de 2020

Y CON REPRESENTANTES POLÍTICOS Y FUERZAS DE SEGURIDAD DEL ESTADO COMO LAS QUE TENEMOS, ¿PARA QUÉ NECESITAMOS ENEMIGOS?



La CryptoCIA, escándalo explosivo

TERCERAINFORAMCIÓN
14/02/2020 



- Durante medio siglo, una empresa “suiza” fue propiedad de la CIA y de los servicios alemanes

- Informaciones sobre guerras, operaciones secretas, Golpes militares y represión

- Preguntas sobre la eventual complicidad del poder político suizo

Imágenes de archivo sobre el general golpista Rafael Videla y hechos represivos de la última dictadura argentina (1976-1983) reaparecieron en las últimas horas en el principal noticiero televisivo suizo. Igual que flashes sobre la invasión norteamericana a Panamá en 1989. Así mismo, la prensa helvética reproduce en sus ediciones de este segundo miércoles de febrero, fotos, textos y comentarios sobre el ya denominado escándalo de la Crypto (operación Rubicón).

Esta empresa, con sede en Steinhausen, en el Cantón de Zug, dedicada a producir y exportar aparatos para el descifrado de comunicaciones secretas a más de 100 países del mundo, era, en realidad, propiedad secreta de la Central de Inteligencia Americana (CIA) y de Alemania Occidental. Según el expediente de 280 páginas divulgado en las últimas horas por la televisión pública suiza (SRF), los servicios de inteligencia de ambos países compraron en 1971, conjuntamente, bajo la fachada de una fundación registrada en Liechtenstein, la Crypto AG.

A partir de entonces y, prácticamente, hasta 2018, los servicios de inteligencia de esos dos países pudieron escuchar, leer, descifrar, interpretar e incorporar en sus acciones político-militares, cientos de miles de mensajes intercambiados entre gobiernos, embajadas y comandos militares de todo el mundo. Según las investigaciones, Crypto distribuía dos tipos de productos: uno, completamente seguro, y el otro, inseguro y de fácil descifrado, que fue el más extendido y promocionado.

La Crypto comercializó miles de máquinas de encriptado a un centenar de países, entre los cuales: Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, México, Colombia, Perú, Venezuela, Nicaragua, España, Grecia, Egipto, Arabia Saudí, Irán, Irak etc.

Informaciones secretas de trascendencia histórica

El cotidiano Der Bund, uno de los más prestigiosos de Suiza, publica este miércoles 12 de febrero, dos páginas, además de la tapa, sobre el escándalo que amenaza ya tener repercusiones políticas significativas en el país.

La foto central es la del hundimiento del crucero militar de bandera argentina ARA General Belgrano durante la Guerra de las Malvinas. El artículo y la ilustración sugieren que, informaciones sensibles como la que llevó a la destrucción del buque argentino, podrían haber sido descifradas por la empresa de fachada suiza.

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Hundimiento crucero General Belgrano

El mismo periódico, que en su versión en línea publica fotos del Golpe de Estado en Argentina de 1976, establece algunos de los momentos más dramáticos de la historia del siglo pasado en los que pudieron tener un peso determinante las informaciones descifradas por dicha empresa. O bien, situaciones relevantes que, a la luz del actual escándalo, se podrían esclarecer con informaciones adicionales hasta ahora secretas. Entre otras, el Golpe de Estado de Chile en 1973; el de Argentina en 1976; la Guerra Irán-Irak (1980-1988); la Guerra de las Malvinas (1982); la invasión norteamericana a Panamá (1989); la crisis de los rehenes en Irán (1991).

Otros medios de prensa señalan que operaciones como las del Plan Cóndor (de coordinación represiva de las dictaduras sudamericanas en los años 70 y 80) se habrían implementado, entre otras, gracias a informaciones procesadas con los instrumentos de descifrado y escucha de la Crypto.

Destape mediático con corolarios políticos

Detrás de toda esta revelación, una investigación de alto nivel promovida conjuntamente por The Washington Post, de Estados Unidos de Norteamérica; la TV alemana ZDF; y la SRF helvética. El cotidiano estadounidense, calificó esta operación como el “golpe de inteligencia del siglo” y uno de los “secretos mejor guardados de la Guerra Fría”.

El mismo martes 11 de febrero – día de la revelación del escándalo- las autoridades suizas confirmaron la apertura de una investigación de alto nivel sobre la actuación durante décadas de la empresa de “bandera helvética” Crypto AG. A la cabeza de la misma, un antiguo juez federal.

En Suiza, la pregunta clave se refiere a la eventual complicidad de los gobernantes, en el pasado, con el accionar de la empresa. Algunos analistas anticipan que es inimaginable que una operatividad de esta envergadura se haya podido desplegar sin que los propios servicios de seguridad helvéticos estuvieran informados.

En esa dirección dirigentes de los principales partidos políticos del país se pronunciaron en las últimas horas en cuanto a la necesidad de clarificar hechos y responsabilidades. Incluso, como el Partido de los Verdes, sería imaginable poner en marcha una comisión de investigación parlamentaria.

Organizaciones de la sociedad civil local también comienzan a alzar sus voces ante la magnitud del escándalo que pone en serias dudas la proclamada neutralidad helvética.

Tal el caso de Amnistía Internacional Suiza. Uno de sus responsables afirmó a la agencia de noticias nacional ATS-Keystone que la cuestión es de saber si las informaciones sobre violaciones de derechos humanos graves, provenientes, por ejemplo, de las dictaduras militares latinoamericanas, llegaron a los servicios de informaciones nacionales o al Gobierno. Y en ese caso, cuál fue la actitud asumida por los mismos.
Sergio Ferrari, desde Berna, Suiza


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SI EL ENEMIGO VIENE POR EL NORTE: EN AVANCE RETROACTIVO MARCHAREMOS HACIA EL SUR; SI POR UN CASUAL VINIERE O VINIESE POR EL OESTE, RÁUDOS COMO EL VIENTO A PASO LIGERO MARCHARIAMOS HACIA EL ESTE. Y SI NO VIENE POR NINGUNA PARTE, RESISTIREMOS CUALES GATOS PANZA ARRIBA



¿Posverdades o prementiras? Esperpento ministerial sobre Venezuela.


Insurgente.org / 15/02/2020 

Cuando el cacareado “cambio” se queda varado en las Azores y se convierte en cómplice de quienes quieren bien abiertas las venas de América Latina…

Decía Goebbels que una mentira repetida mil veces se transforma en verdad. Nuestra flamante y ministra de Exteriores es aún más brillante: para ella, por lo visto, una mentira sostenida con tono de echar una bronca se transforma en verdad.

Así, esta mañana se acercaron a ella los periodistas. Desconcertados con las cositas del PSOE, estaban ansiosos por preguntarle cuál demonios es la postura de ese partido con respecto al individuo que, sin haberse siquiera presentado a las elecciones presidenciales venezolanas, al final de una manifestación decidió autoproclamarse “presidente del país”.

El PSOE no dudó en secundar tan quijotesco golpe de Estado pero, con el tiempo, cual Alonso Quijano en la segunda parte del libro cervantino, parece haberse percatado de la ridiculez que implica gigantizar simples molinos. Así, parece que unas veces aluden a Guaidó como “líder de la oposición” y otras como “presidente encargado”, según sople el viento cada mañana en una veleta instalada en la azotea de Ferraz. ¿No era natural, en consecuencia, que la prensa quisiera aclarar el asunto? ¿Acaso el victimismo lo puede todo y también las preguntas más lógicas son una malvada conspiración de la derecha? ¿Tal vez efectuarlas nosotros nos convierte también en cómplices necesarios de Vox? ¿No serán otros cómplices de los que quisieran ver Venezuela pinochetizada y tomada por los escuadrones de la muerte?

El caso es que, viendo tanto micrófono delante, la ministra debió de ponerse nerviosa. Y decidió impostar una reacción similar a la de la madre que descubre a su pequeño vástago comiéndose sin permiso las galletas. Oyendo su tono y viendo sus movimientos de cejas, cualquiera diría que solo le faltó desenfundarse la zapatilla o darles unos chachetes a los periodistas. Como si tamaña exhibición de seguridad pudiera camuflar la evidente falsedad e indignidad de lo que decía, afirmó tajantemente que no hay contradicción alguna entre reconocer a Guaidó presidente de Venezuela y líder… de la oposición venezolana. ¿Será que la ministra estima que Guaidó sufre también un trastorno de personalidad múltiple? ¿O será más bien a su gobierno (el de la ministra) a quien le pasa eso?

Ante la estupefacción y los sudores fríos de los atónitos periodistas, abroncados de modo tan flagrantemente incoherente, nuestra simpar ministra debió de ponerse más nerviosa todavía. Y es que, a continuación, añadió algo escalofriante: que su título de “presidente encargado” se había fabricado a la medida de la situación en Venezuela. Quizá justo tras acabar la frase se dio cuenta de lo que había dicho sobre tan peculiar “título”. ¿No tiene, entonces, correlato en el derecho internacional? ¿Es meramente una artimañesca invención made in Washington?

Finalmente, dándose cuenta al fin del bochornoso espectáculo que estaba dando, nuestra épica ministra optó por una huida hacia adelante y prosiguió su bronca paternalista dando paso a abstracciones y brindis de Navidad sobre la búsqueda de consenso, el apoyo humanitario y la paz en el mundo. ¡Bravo, gobierno del cambio! ¡Todo arreglado con eso!

Afirmar algo y lo contrario sin siquiera tratar de disimularlo: tenía que llegar ese día en el que Morfeo, tras hacernos tragar la pastilla roja, nos dijera: “bienvenidos al desierto de la posverdad”. Así, que una misma persona pueda ser a la vez presidente de un país y líder de la oposición es algo, al parecer, no solo posible, sino de lo más normal. ¡Eso sí que es acumulación de poder! ¡Magnífica democracia la que quieren diseñar para el autoproclamado Guaidó!

Por no hablar de eso de que puedan inventarse figuras jurídicas ad hoc para casos concretos, siempre y cuando se trate de machacar a una revolución en el Tercer Mundo. Sí: harían de Caracas una segunda Faluya si tuvieran fuerzas. Y nuestro gobierno progre, con tantas ministras de pelito corto y tanto vicepresidente con coleta, callaría como Pedro antes que cantara el gallo (rojo) de Venezuela. Con una notable diferencia: Pedro solo renegó tres veces. Y lo hizo porque iban a liquidarlo… no por carguitos ni por vivir en una urbanización exclusiva.

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EL ELEMENTO CHUPI, SIN MAYOR IMPORTANCIA, PORQUE HACE PRESCINDIBLE CUALQUIER OTRO, PARA TRASTOCAR EL MEDIO AMBIENTE, TRES CUARTOS DE AMBIENTE Y AMBIENTE ENTERO, EMPEZANDO POR EL SER HUMANO: EL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA, Y AHORA YA PODEMOS EMPEZAR A MAREAR LA PERDIZ Y DARLE VUELTAS Y VUELTAS Y OTRA VUELTA MÁS CON DOS DE CONSENSO INTEGRATIVO DE TRANSVERSALIDAD EN PLAN BIEN, PAR VER LA MEDIA DEL ENTORNO MEDIAL TIPO CHICLE DE BUENA CALIDAD, QUE ECODETERMINE EL GRADO DE ELASTICIDAD ELECTRODEMOCRÁTICO. DE LA IMBECILIDAD HUMANA EN UN MEDIO DADO MULTIASPÉCTICAMENTE HABLANDO, MÁS OTRO DE REGALO, Y PORQUE YA ME ESTOY CANSANDO, QUE SI NO SEGUIRÍA



Yo creo siguiendo las teorías marxistas que estas XIII tesis que siguen bien se podrían quedar en UNA única tesis, si se interpreta correctamente el marxismo, que consitiría en la siguiente: el modo de producción capitalista es una forma concreta y determinada históricamente de producir (lo económico); una forma de distribuir lo producido (lo político) y una aceptación social mayoritaria tanto de la forma como se producce como de la forma que se distribuye (lo ideológico). Esta foma de producir,distribuir y el acuerdo social ambos se origina por el desarrollo de las fuerzas productivas que tiene como motor el trabajo del individuo. Por desarrollo no se puede entender ninguna actividad que acabe por agotar los elementos que la hacen posible. El desarrollo habrá que entenderlo necesariamente como aquella actividad que utilizando los recursos de que se disponen son utilizados de tal manera que no se agoten nunca, precisamente para no detener el desarrollo. El modo de producción capitalista como producto histórico que es tuvo un nacimiento, un crecimiento, un desarrollo y tiene que tener un final, cuyo princio de este final se inición con la crisis de 2088. Y lo mismo que el modo de producción capitalista sustituyó al modo de producción feudal, también él tendrá que ser sustituido por un nuevo modo de producción más desarrollado y perfecto: el modo de producción socialista, pero sin tontadas de un "eco" por delante o un "verde" por detrás de al palabra capitalismo. Y si se tiene en cuenta que el socialismo cientifico de Marx tiene al sujeto humano como eje central y para el desarrollo de todas sus facultades, materiales y espirituales, ya tenemos todos los datos para construir la ÚNICA tesís que señalaba al principio. ¿Ven? sin "eco" sin colorines y sin tontadas.


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Trece tesis sobre la catástrofe (ecológica) inminente y los medios (revolucionarios) de evitarla

Rebelión
Mediapart
17.02.2020

I. La crisis ecológica está ya presente y se convertirá todavía más, en los meses y años próximos, en la cuestión social y política más importante del siglo XXI. El porvenir del planeta y de la humanidad va a decidirse en los próximos decenios. Los cálculos de algunos científicos en relación con los escenarios para el 2100 no son muy útiles, por dos razones: a) científica: considerando todos los efectos retroactivos imposibles de calcular, es muy aventurado hacer proyecciones de un siglo; b) política: a finales del siglo, todos y todas nosotros y nosotras, nuestros hijos y nietos habrán partido y entonces ¿qué interés tiene? 
 
II. La crisis ecológica incluye varios aspectos, de consecuencias peligrosas, pero la cuestión climática es sin duda la amenaza más dramática. Como explica el GIEC [Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, ndt], si la temperatura media sobrepasa más de 1,5 grados en relación con la del período preindustrial, existe el riesgo de que se desencadene un proceso irreversible de cambio climático. ¿Cuáles serían las consecuencias? A continuación se señalan algunos ejemplos: la multiplicación de mega-incendios como el de Australia; la desaparición de los ríos y la desertificación de los suelos; el deshielo y la dislocación de los glaciares polares y la elevación del nivel del mar, que puede alcanzar hasta decenas de metros, mientras que solo con dos metros amplias regiones de Bengala, de India y de Tailandia, así como las principales ciudades de la civilización humana –Hong-Kong, Calcuta, Viena, Amsterdam, Sangai, Londres, Nueva York, Río- desaparecerán bajo el mar. ¿Hasta dónde podrá subir la temperatura? ¿A partir de qué temperatura estará amenazada la vida humana sobre este planeta? Nadie tiene respuesta a estas preguntas…

III. Estos son riesgos de catástrofe sin precedente en las historia humana. Sería preciso volver al Plioceno, hace algunos millones de años, para encontrar una condición climática análoga a la que podrá instaurarse en el futuro gracias al cambio climático. La mayor parte de los geólogos estiman que hemos entrado en una nueva era geológica, el Antropoceno, en el que las condiciones del planeta se han modificado por la actividad humana. ¿Qué actividad? El cambio climático empezó con la Revolución Industrial del siglo XVIII, pero fue después de 1945, con la globalización neoliberal, cuando tuvo lugar un salto cualitativo. En otros términos, es la civilización industrial capitalista moderna quien es responsable de la acumulación de CO2 en la atmósfera y, con ello, del calentamiento global.

IV. La responsabilidad del sistema capitalista en la catástrofe inminente está ampliamente reconocida. El Papa Francisco, en la Encíclica Laudatio Si, sin pronunciar la palabra capitalismo, denunciaba un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso, exclusivamente basado en “el principio de maximización del beneficio” como responsable a la vez de la injusticia social y de la destrucción de nuestra Casa Común, la Naturaleza. Una consigna universalmente coreada en las manifestaciones ecologistas en todos los lugares del mundo es: “¡Cambiemos el sistema, no el clima!” La actitud de los principales representantes de este sistema, partidarios del business as usual – millonarios, banqueros, expertos, oligarcas, politicastros- puede ser resumida en la frase atribuida a Luis XIV: “Después de mí, el diluvio”.

V. El carácter sistémico del problema se ilustra cruelmente con el comportamiento de todos los gobiernos (con rarísimas excepciones) al servicio de la acumulación de capital, de las multinacionales, de la oligarquía fósil, de la mercantilización general y del libre comercio. Algunos -Donald Trump, Jair Bolsonaro, Scott Morrison (Australia)- son abiertamente ecocidas y negacionistas climáticos. Los otros, los razonables, dan el tono en las reuniones anuales de la COP (¿Conferencias de los Partidos o Circos Organizados Periódicamente?) que se caracterizan por una vaga retórica verde y una completa inercia. La de más éxito fue la COP21, en París, que concluyó con solemnes promesas de reducciones de emisiones por todos los gobiernos participantes -no cumplidas, salvo por algunas islas del Pacífico-; ahora bien, si se hubieran cumplido, los científicos calculan que la temperatura podría sin embargo subir hasta 3,3 grados suplementarios.

VI. El capitalismo verde, los mercados de derechos de emisión, los mecanismos de compensación y otras manipulaciones de la pretendida economía de mercado sostenible se han revelado completamente ineficaces. Mientras que se enverdece a diestra y siniestra, las emisiones suben en flecha y la catástrofe se aproxima a grandes pasos. No hay solución a la crisis ecológica en el marco del capitalismo, un sistema enteramente volcado al productivismo, al consumismo, a la lucha feroz por las partes de mercado, a la acumulación del capital y a la maximización de los beneficios. Su lógica intrínsecamente perversa conduce inevitablemente a la ruptura de los equilibrios ecológicos y a la destrucción de los ecosistemas.

VII. Las únicas alternativas efectivas, capaces de evitar la catástrofe, son las alternativas radicales. Radical quiere decir que ataca a las raíces del mal. Si la raíz es el sistema capitalista, son necesarias alternativas anti-sistémicas, es decir anticapitalistas, como el ecosocialismo, un socialismo ecológico a la altura de los desafíos del siglo XXI. Otras alternativas radicales como el ecofeminismo, la ecología social (Murray Bookchin), la ecología política de André Gorz o el decrecimiento anticapitalista, tienen mucho en común con el ecosocialismo: en los últimos años se han desarrollado las relaciones de influencia recíprocas.

VIII. ¿Qué es el socialismo? Para muchos marxistas es la transformación de las relaciones de producción –mediante la apropiación colectiva de los medios de producción- para permitir el libre desarrollo de las fuerzas productivas. El ecosocialismo se reclama de Marx pero rompe de forma explícita con ese modelo productivista. Ciertamente, la apropiación colectiva es indispensable, pero es también necesario transformar radicalmente las mismas fuerzas productivas: a) cambiando sus fuentes de energía (renovables en lugar de fósiles); b) reduciendo el consumo global de energía; c) reduciendo (decrecimiento) la producción de bienes y suprimiendo las actividades inútiles (publicidad) y las perjudiciales (pesticidas, armas de guerra); d) poniendo fin a la obsolescencia programada. El socialismo implica también la transformación de los modelos de consumo, de las formas de transporte, del urbanismo, del modo de vida. En resumen, es mucho más que una modificación de las formas de propiedad: se trata de un cambio civilizatorio, basado en los valores de solidaridad, igualdad y libertad y respeto de la naturaleza. La civilización ecosocialista rompe con el productivismo y el consumismo para privilegiar la reducción del tiempo de trabajo y, así, la extensión del tiempo libre dedicado a las actividades sociales, políticas, lúdicas, artísticas, eróticas, etc., etc. Marx designaba ese objetivo con el término Reino de la libertad.

IX. Para cumplir la transición hacia el ecosocialismo es necesaria una planificación democrática, orientada por dos criterios: la satisfacción de las verdaderas necesidades y el respeto de los equilibrios ecológicos del planeta. Es la misma población –una vez desembarazada del bombardeo publicitario y de la obsesión consumista fabricada por el mercado capitalista- quien decidirá, democráticamente, cuales son las verdaderas necesidades. El ecosocialismo es una apuesta por la racionalidad democrática de las clases populares.

X. Para llevar a cabo el proyecto ecosocialista no bastan las reformas parciales. Sería necesaria una verdadera revolución social. ¿Cómo definir esta revolución? Podríamos referirnos a una nota de Walter Benjamin, en un margen a sus tesis Sobre el concepto de historia (1940) : “Marx ha dicho que las revoluciones son la locomotora de la historia mundial. Quizá las cosas se presentan de otra forma. Puede que las revoluciones sean el acto por el que la humanidad que viaje en el tren aprieta los frenos de urgencia”. Traducción en palabras del siglo XXI: todas y todos somos pasajeros de un tren suicida, que se llama Civilización Capitalista Industrial Moderna. Este tren se acerca, a una velocidad creciente, a un abismo catastrófico: el cambio climático. La acción revolucionaria tiene por objetivo detenerlo, antes de que sea demasiado tarde.

XI. El ecosocialismo es a la vez un proyecto de futuro y una estrategia para el combate aquí y ahora. No se trata de esperar a que las condiciones estén maduras: hay que promover la convergencia entre luchas sociales y luchas ecológicas y batirse contra las iniciativas más destructoras de los poderes al servicio del capital. Es lo que Naomi Klein llama Blockadia . Es en el interior de las movilizaciones de este tipo donde podrá emerger, en las luchas, la conciencia anticapitalista y el interés por el ecosocialismo. Las propuestas como el Green New Deal forman parte de ese combate, en sus formas radicales, que exigen el abandono efectivo de las energías fósiles pero no en las que se limitan a reciclar el capitalismo verde.

XII. ¿Cuál es el sujeto de este combate? El dogmatismo obrerista/industrialista del pasado ya no es actual. Las fuerzas que hoy se encuentran en primera línea del enfrentamiento son los jóvenes, las mujeres, los indígenas, los campesinos. Las mujeres están muy presentes en el formidable levantamiento de la juventud lanzado por el llamamiento de Greta Thunberg, una de las grandes fuentes de esperanza para el futuro. Como nos explican las ecofeministas, esta participación masiva de las mujeres en las movilizaciones proviene del hecho de que ellas son las primeras víctimas de los daños ecológicos del sistema. Los sindicatos comienzan, aquí o allá, a comprometerse también. Eso es importante, ya que, en último análisis, no se podrá abatir al sistema sin la participación activa de los trabajadores y las trabajadoras de las ciudades y de los campos, que constituyen la mayoría de la población. La primera condición es, en cada movimiento, asociar los objetivos ecológicos (cierre de la minas de carbón o de los pozos de petróleo, o de centrales térmicas, etc.) con la garantía del empleo de los y las trabajadores y trabajadoras afectados.

XIII. ¿Tenemos posibilidades de ganar esta batalla antes de que sea demasiado tarde? Contrariamente a los pretendidos colapsólogos, que proclaman, a bombo y platillo, que la catástrofe es inevitable y que cualquier resistencia es inútil, creemos que el futuro sigue abierto. No hay ninguna garantía que ese futuro será ecosocialista: es el objeto de una apuesta en el sentido pascaliano, en la que se comprometen todas las fuerzas, en un trabajo por lo incierto. Pero, como decía, con una gran y simple prudencia, Bertold Brecht: “El que lucha puede perder. El que no lucha ha perdido ya”.

Mediapart.fr, Traducción: viento sur 

Fuente: https://vientosur.info/spip.php?article15590 

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