viernes, 8 de octubre de 2021

Alemania: unas elecciones tan complicadas como la economía del país

 

En Alemania tras las elecciones ningún partido tiene una mayoría clara en el Bundestag, por lo que habrá meses de forcejeos. La economía alemana aún no ha recuperado sus niveles prepandémicos. ¿Cómo podría gobernar el SPD?


Alemania: unas elecciones tan complicadas como la economía del país


Michael Roberts

El Viejo Topo

Sin Permiso

8 octubre, 2021 

 


El resultado de las elecciones federales alemanas fue casi exactamente el que predijeron las encuestas de opinión. Los socialdemócratas (SPD) obtuvieron la mayor proporción de votos (25,7%), un 5,2% más que el desastre de 2017. El porcentaje de votos de la Unión Social Cristiana y Demócrata Cristiana (CDU-CSU) cayó al 24,1%, su porcentaje de votos más bajo desde que se formó la coalición. Los Verdes obtuvieron un 14,8%, menos de lo que pronosticaban las encuestas anteriores, pero sigue siendo su mejor resultado (un 5,8% más). Los Demócratas Libres (FDP), el partido de las pequeñas empresas y el libre mercado obtuvieron el 11,5% (un ligero aumento desde 2017).

El izquierdista Die Linke sufrió un desastre, cayendo a solo 4,9%, frente al 9,2% en 2017. Parece que muchos votantes de izquierda se pasaron al SPD para derrotar a la CDU-CSU. La Alternativa para Alemania (AfD), el partido de extrema derecha antiinmigrante, también perdió terreno, cayendo 2,3% pts, aunque mantuvo su base de votantes en las partes más pobres del este de Alemania.

La participación general fue del 76,6%, solo un 0,4% más que en 2017. Suena alta en comparación con las elecciones en los EEUU o el Reino Unido, pero en realidad es baja para los estándares alemanes incluso después de la anexión de Alemania del Este en 1990, donde la participación es menor.

Como pronostiqué, la proporción de votos para los dos principales partidos cayó por debajo del 50% por primera vez en la historia de la República Federal. Y dada la participación, significa que ambos partidos obtuvieron cada uno menos de una quinta parte de los 61 millones de votos del censo, lo que no se puede calificar como un mandato mayoritario. La política alemana se ha fragmentado, lo que no es una buena noticia para los capitalistas alemanes, ya que se ha vuelto más difícil garantizar la «continuidad» de los intereses del capital.

Ningún partido tiene una mayoría clara en el Bundestag, por lo que habrá meses de forcejeos. El líder del SPD, Olaf Scholz, debe ser el favorito para formar una coalición de gobierno, pero los socios potenciales, los Verdes y el FDP, no están de acuerdo con sus políticas económicas y sociales, y el FDP de «libre mercado» preferiría una coalición con la CDU-CSU. El SPD y los Verdes quieren formar una coalición, pero el FDP tendrá que ser persuadido ofreciéndoles el ministerio de finanzas y, por lo tanto, bloqueando cualquier aumento de impuestos o nuevas regulaciones sobre las empresas y no permitiendo que la deuda pública aumente más, es decir, una nueva forma de ‘austeridad’. . Los Verdes quieren acelerar la reducción de las emisiones de carbono en Alemania, pero no tienen ninguna política creíble para lograrlo en el marco de las restricciones impuestas por el capitalismo alemán. Subir el salario mínimo y reducir el límite de velocidad en las autopistas alemanas es todo lo que pueden lograr.

Alemania es el estado más poblado de la UE y su potencia económica, y representa más del 20% del PIB del bloque. Alemania ha conservado su capacidad manufacturera mucho mejor que otras economías avanzadas. La manufactura todavía representa el 23% de la economía alemana, en comparación con el 12% en los Estados Unidos y el 10% en el Reino Unido. Y la industria manufacturera emplea al 19% de la fuerza de trabajo alemana, frente al 10% en los EEUU y el 9% en el Reino Unido.

El relativo éxito del capitalismo alemán en comparación con otras grandes economías europeas se ha basado en tres factores. La primera es que la industria alemana utilizó la expansión de la Unión Europea para reubicar sus sectores clave en áreas de salarios más baratos (primero, España y Portugal, y luego en la cercana Europa del Este). Esto contrarrestó la fuerte caída en la rentabilidad del capital experimentada en la década de 1970 (como en muchas otras economías capitalistas importantes).

En segundo lugar, el capitalismo alemán se benefició más del establecimiento de la moneda única, colocándolo en una posición competitiva fuerte en el comercio dentro de la eurozona y manteniendo a bajo precio las compras de capital en el extranjero.

Finalmente, las llamadas reformas laborales Hartz, introducidas bajo el último gobierno del SPD, crearon un sistema de salario dual que mantuvo a millones de trabajadores con salarios bajos como empleados temporales a tiempo parcial para las empresas alemanas. Ésta es una versión moderna de lo que Marx llamó el «ejército de trabajo de reserva». Sentó las bases para el fuerte aumento de la rentabilidad del capital alemán desde principios de la década de 2000 hasta la crisis financiera mundial.

Aproximadamente una cuarta parte de la población activa alemana recibe ahora un salario de «bajos ingresos», utilizando su definición común como menos de dos tercios del salario médio, lo que es una proporción más alta que la de los 27 países de la UE, excepto Lituania. Un estudio reciente del Instituto de Investigación sobre el Empleo (IAB) encontró que la desigualdad salarial en Alemania ha aumentado desde la década de 1990, particularmente en el extremo inferior del espectro de ingresos. El número de trabajadores temporales en Alemania casi se ha triplicado en los últimos 10 años hasta unos 822.000, según la Agencia Federal de Empleo.

Por tanto, la reducción de la proporción de desempleados en la población activa alemana se consiguió a expensas de los ingresos reales de quienes trabajaban. El miedo a los bajos subsidios de desempleo, junto con la amenaza de deslocalizar empresas al resto de la eurozona o a Europa del Este, se combinó para obligar a los trabajadores alemanes a aceptar aumentos salariales muy bajos, mientras que los capitalistas alemanes cosecharon una gran expansión de ganancias. Los salarios reales alemanes cayeron desde la creación de la eurozona y ahora están por debajo del nivel de 1999, mientras que el PIB real alemán per cápita ha aumentado casi un 30%.

Crecimiento salarial en Alemania% interanual

Sin embargo, incluso el capitalismo alemán, la economía capitalista avanzada más exitosa del mundo, no pudo escapar a las fuerzas descendentes de la Larga Depresión. Desde la crisis financiera mundial en 2008-9, la rentabilidad alemana se estancó y comenzó a caer a partir de 2017, incluso antes de que la crisis del COVID golpeara en 2020. La rentabilidad ahora está cerca de los mínimos de principios de la década de 1980.

Retorno neto del capital alemán (indexado) – medida AMECO

La crisis del COVID fue un desastre para la suerte del gobierno de Merkel. La tasa de mortalidad por COVID puede haber sido más baja que en Francia, Italia o España, pero fue mucho más alta que en Escandinavia (excepto Suecia). Y al igual que en el Reino Unido, los políticos de derecha se aprovecharon para invertir en empresas privadas de equipos para el COVID y ganar dinero. El gobierno tampoco supo gestionar las inundaciones enormemente dañinas de verano, que afectaron a millones de personas. La economía de Alemania todavía no ha recuperado sus niveles prepandémicos.

PIB real trimestral alemán Ebn

Y los niveles de productividad son más bajos que hace diez años.

Producción por empleado (indexado)

El sector manufacturero de Alemania, con un fuerte consumo de energía, enfrenta serios problemas al tratar de cumplir los objetivos de lucha contra el calentamiento global. Su principal destino de exportación después de EEUU es China; y la economía china se está desacelerando, mientras que Estados Unidos exige que Europa reduzca sus conexiones comerciales y su inversión en China. Y la Unión Europea ya no es la vaca lechera del capital alemán. Los próximos cuatro años serán mucho más difíciles para el capitalismo alemán que los últimos cuatro.

Contrariamente a la impresión general, Alemania no es una sociedad igualitaria. Las disparidades regionales son grandes (entre el oeste y el este) y, aunque la desigualdad de ingresos no es grande según los estándares internacionales, la desigualdad de riqueza se encuentra entre las peores de Europa.

El SPD ha ganado (por poco) porque ganó los votos de muchos votantes de la izquierda. Estos votantes esperarán algunos cambios: más y mejores servicios públicos; impuestos a los ricos; salarios mas altos. Y dentro del SPD, hay una izquierda en ascenso, particularmente en la sección juvenil, que quiere acción. A Scholz le resultará difícil cumplir con las reivindicaciones de sus bases y permanecer en una coalición con el FDP.

Publicado originalmente en el blog de Michael Roberts. Traducción de G. Buster en Sin Permiso.

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China y Estados Unidos: la amenaza de una deriva militarista

 

ENTREVISTA A WALDEN BELLO

China y Estados Unidos: la amenaza de una deriva militarista

PLATEFORME ALTERMONDIALISTE

VientoSur

1 OCTUBRE 2021

 


¿Qué hay de nuevo en el mundo en este tercer decenio del siglo XXI?

China no es solamente la segunda potencia económica mundial, sino el centro de la acumulación de capital. El 28 % del crecimiento mundial entre 2003 y 2018 proviene de China, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Su crecimiento es dos veces mayor que el de la economía estadounidense, que desde hace 50 años se ve afectada por un declive sistemático de la rentabilidad del capital.

¿Por qué el gran capital representado por las empresas multinacionales decidió apostar por China?

Hasta la década de 2000 entraron en el mercado de trabajo cientos de millones de trabajadores (80 millones solamente en la década de 2010). Hay que subrayar que estos trabajadores venían del mundo rural y su llegada permitió mantener los bajos salarios en todos los sectores de la economía china. El salario medio en China equivalía al 2,9 % del salario medio en EE UU.

¿Quién se benefició?

Para la empresas multinacionales, el desarrollo de las tecnologías de la información permitía segmentar el proceso de producción y repartir las actividades productivas entre varios países en una especie de cadena de valor. El traslado de un gran número de capacidades productivas a China, por tanto, no solo era posible, sino también sumamente lucrativo. Gracias a las normas establecidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC), China sacó provecho de la reducción de cuotas y barreras arancelarias.

China salía beneficiada…

La alianza entre China y las multinacionales se basaba en el interés común, pero los objetivos estratégicos de una y otras eran distintos. En cierto modo, el Estado chino ha utilizado las inversiones extranjeras como sucedáneo de una clase capitalista nacional. El desarrollo económico fulgurante ha cambiado China. La renta per capita entre 1988 y 2008 aumentó un 229 %, lo que supera de lejos lo que ha ocurrido en otras partes de Asia. Por otro lado, esta situación ha creado enormes diferencias entre el 1 % más rico y el resto. Además, este crecimiento se ha producido en detrimento del medio ambiente.

¿Existe una correlación entre el crecimiento chino y el declive estadounidense?

El declive estadounidense comenzó antes del auge chino. Importantes sectores de la economía industrial ya eran menos competitivos, menos rentables. Más tarde, varias empresas estadounidenses migraron a China para contrarrestar esta tendencia a la baja. Se calcula que en EE UU se perdieron 8 millones de puestos de trabajo a causa de esta deslocalización, lo que representa un porcentaje del total bastante bajo. Según los trabajos de Thomas Piketty, la razón principal del declive económico estadounidense estriba en el aumento de las diferencias entre los salarios altos y los salarios bajos. De ahí una especie de guerra civil interna, que incluye una fuerte dimensión de racialización. Millones de personas lo vivieron como el final del sueño americano.

La estabilidad de China contrasta con esto…

Las tensiones sociales que se manifiestan cada vez más no desembocan en una crisis política. Una oposición bastante reducida quisiera promover una evolución hacia el liberalismo. Se perciben los efectos de esta crítica en las redes sociales, pero quienes mandan en China, entre ellos el presidente Xi, están en condiciones de preservar la legitimidad del Estado, que esgrime a su favor la prosperidad de la mayor parte de la población. Esto permite a la China actual proyectar una especie de modelo chino, que gana esplendor con el megaproyecto de la Nueva Ruta de la Seda destinada a conectar China con el resto del mundo.

¿Cuáles son las condiciones que han permitido este avance de China?

Un factor importante ha sido que China no ha dedicado una parte excesiva de su presupuesto al sector militar. En vez de implicarse en la gestión de los conflictos en el mundo y el refuerzo de un vasto complejo militar-industrial como EE UU, Pekín ha logrado ampliar su dominio a través de la economía, no solo en la propia China, sino también en África y en América Latina. Mientras que China invertía miles de millones en la economía del Sur global, EE UU se dedicaba a prestar ayuda militar a sus aliados geopolíticos, como Israel, Egipto, Arabia Saudí.

¿Y este proceso continúa?

China ha lanzado recientemente el Banco de Desarrollo e Infraestructuras de Asia. Este proyecto ha atraído incluso a varios aliados europeos de EE UU. Decenas de Estados del Sur global se han unido a esta iniciativa, que les permite disponer de cuatro billones de dólares para proyectos de infraestructura en el vasto continente eurasiático, así como en África y América Latina.

¿Cómo trata el nuevo presidente Biden de gestionar esto?

Trump rompió con el proyecto impulsado desde hacía 20 años al situar los intereses de EE UU por encima de todo. La idea consistía en castigar a China, sobre todo mediante acciones e intervenciones que obstaculizaran el desarrollo técnico-científico chino. Biden, más allá de ñas diferencias retóricas, va en el mismo sentido. Se han reservado más de 250.000 millones de dólares para apoyar la competitividad de las empresas estadounidenses. China es probablemente la única cuestión en que Demócratas y Republicanos comparten las mismas posiciones.

¿Podría conducir esta situación a nuevos conflictos?

Actualmente solo hay un único ámbito en que la superioridad de EE UU todavía es innegable, que es el sector militar. Nos hallamos por tanto en una ecuación peligrosa en que el declive económico y diplomático de EE UU se produce en un contexto en que todavía goza de una innegable superioridad militar. A su vez, China, aunque está invirtiendo masivamente en su ejército, está muy rezagada. En la XIX sesión del Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, celebrada el 18 de octubre de 2017, Xi admitió este retraso. Dijo que China necesitaría 30 años para ponerse a la altura de EE UU.

China está realmente rezagada en el terreno militar…

En 2019, el gasto militar de EE UU era del orden de 732.000 millones de dólares anuales, frente a los 261.000 millones de China. El aumento del presupuesto militar estadounidense es del 5,3 % anual (frente al 5,1 % en el caso de China). Si analizamos los datos más en detalle, veremos que el contraste es muy fuerte. China dispone de un número limitado de armas nucleares (260 cabezas nucleares), que en realidad son armas defensivas. EE UU la supera de lejos (18.000 armas nucleares), que pueden ser un medio para imponer su dominación. En conjunto, la capacidad militar de China está muy alejada de la de EE UU. Recordemos que China tiene una única base militar en el extranjero (en Yibuti), mientras que EE UU tiene 25 tan solo en Asia: en Japón, Corea del Sur, Guam y Filipinas. China dispone de dos portaaviones construidos con tecnología soviética un poco anticuada, mientras que EE UU tiene 11, incluidos los de la VII flota, basada en Asia-Pacífico.

La superioridad estadounidense se basa en una estrategia…

Incluso en Washington reconocen que la capacidad de China es de naturaleza defensiva, mientras que la de EE UU es de carácter ofensivo:

·         Apuesta por el despliegue en el exterior, cerca de los enemigos reales o supuestos.

·         La doctrina militar aire-mar (AirSea) establece la necesidad de golpear al adversario en todos los ámbitos al mismo tiempo (centros de mando, sistemas de radar, lugares de producción y almacenamiento de misiles, satélites, etc.). Esto incluye el bloqueo de las rutas marítimas y terrestres.

·         Según Michael Klare, la estrategia estadounidense implica mantener una gran superioridad sobre las fuerzas del adversario y estar en condiciones de lidiar dos conflictos de gran envergadura al mismo tiempo y en todos los terrenos (militar, económico, tecnológico).

Actualmente, la relación de fuerzas es muy desfavorable a China. Las fuerzas estadounidenses rodean el territorio chino, especialmente sus regiones costeras, donde se concentran las capacidades industriales y tecnológicas. Las respuestas de China consisten en desarrollar la expansión de sus fuerzas marítimas y aéreas en la vasta zona alrededor del mar de China. En estos momentos, China y EE UU realizan simulacros de combate, con el riesgo de que se produzcan accidentes o se inicie una escalada.

¿Es posible cambiar la situación?

Hay que obligar a EE UU a aceptar un acuerdo de seguridad, que debería ser asumido y supervisado por la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Este acuerdo debería incluir la desnuclearización de la región, la clausura de varias bases estadounidenses y la retirada de las fuerzas chinas a zonas alejadas, así como un nuevo pacto económico que incluya el respeto y la protección de la soberanía de los Estados afectados. La obra clásica de Clausewitz establece que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, dando por sentado que es el cálculo racional de los Estados el que puede determinar los niveles de conflictividad. En realidad, esta fórmula excluye demasiado el contexto de cada nación. Desde su origen, EE UU no ha dejado de organizar su expansión militar por todos los medios. Hoy, la mayoría de observadores piensan que la posibilidad de una guerra es elevada, máxime cuando la disparidad actual en el plano militar favorece a EE UU.

25/09/2020

https://alter.quebec/la-chine-et-les-etats-unis-la-menace-dune-derive-militariste/

Traducción: viento sur

Walden Bello es sociólogo y militante de la izquierda democrática en Filipinas.

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