En Alemania tras las elecciones ningún partido tiene una mayoría clara en el Bundestag, por lo que habrá meses de forcejeos. La economía alemana aún no ha recuperado sus niveles prepandémicos. ¿Cómo podría gobernar el SPD?
Alemania: unas elecciones tan complicadas como la
economía del país
El Viejo Topo
Sin Permiso
8 octubre, 2021
El resultado de las elecciones federales alemanas fue casi exactamente el que predijeron las encuestas de opinión. Los socialdemócratas (SPD) obtuvieron la mayor proporción de votos (25,7%), un 5,2% más que el desastre de 2017. El porcentaje de votos de la Unión Social Cristiana y Demócrata Cristiana (CDU-CSU) cayó al 24,1%, su porcentaje de votos más bajo desde que se formó la coalición. Los Verdes obtuvieron un 14,8%, menos de lo que pronosticaban las encuestas anteriores, pero sigue siendo su mejor resultado (un 5,8% más). Los Demócratas Libres (FDP), el partido de las pequeñas empresas y el libre mercado obtuvieron el 11,5% (un ligero aumento desde 2017).
El izquierdista
Die Linke sufrió un desastre, cayendo a solo 4,9%, frente al 9,2% en 2017.
Parece que muchos votantes de izquierda se pasaron al SPD para derrotar a la
CDU-CSU. La Alternativa para Alemania (AfD), el partido de extrema derecha
antiinmigrante, también perdió terreno, cayendo 2,3% pts, aunque mantuvo su
base de votantes en las partes más pobres del este de Alemania.
La participación general fue del 76,6%, solo un 0,4% más que en 2017. Suena alta en comparación con las elecciones en los EEUU o el Reino Unido, pero en realidad es baja para los estándares alemanes incluso después de la anexión de Alemania del Este en 1990, donde la participación es menor.
Como
pronostiqué, la proporción de votos para los dos principales partidos cayó por
debajo del 50% por primera vez en la historia de la República Federal. Y dada
la participación, significa que ambos partidos obtuvieron cada uno menos de una
quinta parte de los 61 millones de votos del censo, lo que no se puede
calificar como un mandato mayoritario. La política alemana se ha fragmentado,
lo que no es una buena noticia para los capitalistas alemanes, ya que se ha
vuelto más difícil garantizar la «continuidad» de los intereses del capital.
Ningún partido
tiene una mayoría clara en el Bundestag, por lo que habrá meses de forcejeos.
El líder del SPD, Olaf Scholz, debe ser el favorito para formar una coalición
de gobierno, pero los socios potenciales, los Verdes y el FDP, no están de
acuerdo con sus políticas económicas y sociales, y el FDP de «libre mercado»
preferiría una coalición con la CDU-CSU. El SPD y los Verdes quieren formar una
coalición, pero el FDP tendrá que ser persuadido ofreciéndoles el ministerio de
finanzas y, por lo tanto, bloqueando cualquier aumento de impuestos o nuevas
regulaciones sobre las empresas y no permitiendo que la deuda pública aumente
más, es decir, una nueva forma de ‘austeridad’. . Los Verdes quieren acelerar
la reducción de las emisiones de carbono en Alemania, pero no tienen ninguna
política creíble para lograrlo en el marco de las restricciones impuestas por
el capitalismo alemán. Subir el salario mínimo y reducir el límite de velocidad
en las autopistas alemanas es todo lo que pueden lograr.
Alemania es el
estado más poblado de la UE y su potencia económica, y representa más del 20% del
PIB del bloque. Alemania ha conservado su capacidad manufacturera mucho mejor
que otras economías avanzadas. La manufactura todavía representa el 23% de la
economía alemana, en comparación con el 12% en los Estados Unidos y el 10% en
el Reino Unido. Y la industria manufacturera emplea al 19% de la fuerza de
trabajo alemana, frente al 10% en los EEUU y el 9% en el Reino Unido.
El relativo éxito del capitalismo alemán en comparación con otras grandes economías europeas se ha basado en tres factores. La primera es que la industria alemana utilizó la expansión de la Unión Europea para reubicar sus sectores clave en áreas de salarios más baratos (primero, España y Portugal, y luego en la cercana Europa del Este). Esto contrarrestó la fuerte caída en la rentabilidad del capital experimentada en la década de 1970 (como en muchas otras economías capitalistas importantes).
En segundo
lugar, el capitalismo alemán se benefició más del establecimiento de la moneda
única, colocándolo en una posición competitiva fuerte en el comercio dentro de
la eurozona y manteniendo a bajo precio las compras de capital en el
extranjero.
Finalmente, las
llamadas reformas laborales Hartz, introducidas bajo el último gobierno del
SPD, crearon un sistema de salario dual que mantuvo a millones de trabajadores
con salarios bajos como empleados temporales a tiempo parcial para las empresas
alemanas. Ésta es una versión moderna de lo que Marx llamó el «ejército de
trabajo de reserva». Sentó las bases para el fuerte aumento de la rentabilidad
del capital alemán desde principios de la década de 2000 hasta la crisis
financiera mundial.
Aproximadamente
una cuarta parte de la población activa alemana recibe ahora un salario de
«bajos ingresos», utilizando su definición común como menos de dos tercios del
salario médio, lo que es una proporción más alta que la de los 27 países de la
UE, excepto Lituania. Un estudio reciente del Instituto de Investigación sobre
el Empleo (IAB) encontró que la desigualdad salarial en Alemania ha aumentado
desde la década de 1990, particularmente en el extremo inferior del espectro de
ingresos. El número de trabajadores temporales en Alemania casi se ha
triplicado en los últimos 10 años hasta unos 822.000, según la Agencia Federal
de Empleo.
Por tanto, la
reducción de la proporción de desempleados en la población activa alemana se
consiguió a expensas de los ingresos reales de quienes trabajaban. El
miedo a los bajos subsidios de desempleo, junto con la amenaza de deslocalizar
empresas al resto de la eurozona o a Europa del Este, se combinó para obligar a
los trabajadores alemanes a aceptar aumentos salariales muy bajos, mientras que
los capitalistas alemanes cosecharon una gran expansión de ganancias. Los
salarios reales alemanes cayeron desde la creación de la eurozona y ahora están
por debajo del nivel de 1999, mientras que el PIB real alemán per cápita ha
aumentado casi un 30%.
Crecimiento salarial en Alemania% interanual
Sin embargo,
incluso el capitalismo alemán, la economía capitalista avanzada más exitosa del
mundo, no pudo escapar a las fuerzas descendentes de la Larga
Depresión. Desde la crisis financiera mundial en 2008-9, la rentabilidad
alemana se estancó y comenzó a caer a partir de 2017, incluso antes de que la
crisis del COVID golpeara en 2020. La rentabilidad ahora está cerca de los
mínimos de principios de la década de 1980.
Retorno neto del capital alemán (indexado) – medida AMECO
La crisis del
COVID fue un desastre para la suerte del gobierno de Merkel. La tasa de
mortalidad por COVID puede haber sido más baja que en Francia, Italia o España,
pero fue mucho más alta que en Escandinavia (excepto Suecia). Y al igual
que en el Reino Unido, los políticos de derecha se aprovecharon para invertir
en empresas privadas de equipos para el COVID y ganar dinero. El gobierno
tampoco supo gestionar las inundaciones enormemente dañinas de verano, que
afectaron a millones de personas. La economía de Alemania todavía no ha
recuperado sus niveles prepandémicos.
PIB real trimestral alemán Ebn
Y los niveles
de productividad son más bajos que hace diez años.
Producción por empleado (indexado)
El sector
manufacturero de Alemania, con un fuerte consumo de energía, enfrenta serios
problemas al tratar de cumplir los objetivos de lucha contra el calentamiento
global. Su principal destino de exportación después de EEUU es
China; y la economía china se está desacelerando, mientras que Estados
Unidos exige que Europa reduzca sus conexiones comerciales y su inversión en
China. Y la Unión Europea ya no es la vaca lechera del capital
alemán. Los próximos cuatro años serán mucho más difíciles para el capitalismo
alemán que los últimos cuatro.
Contrariamente a la impresión general, Alemania no es una sociedad igualitaria. Las disparidades regionales son grandes (entre el oeste y el este) y, aunque la desigualdad de ingresos no es grande según los estándares internacionales, la desigualdad de riqueza se encuentra entre las peores de Europa.
El SPD ha
ganado (por poco) porque ganó los votos de muchos votantes de la
izquierda. Estos votantes esperarán algunos cambios: más y mejores
servicios públicos; impuestos a los ricos; salarios mas altos. Y
dentro del SPD, hay una izquierda en ascenso, particularmente en la sección
juvenil, que quiere acción. A Scholz le resultará difícil cumplir con las
reivindicaciones de sus bases y permanecer en una coalición con el FDP.
Publicado originalmente en el blog
de Michael Roberts. Traducción de G. Buster
en Sin Permiso.
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