sábado, 18 de diciembre de 2021

Delegaciones del Foro de Sao Paulo y del Partido de la Izquierda Europea denuncian la campaña de la extrema derecha para criminalizar al primero y desestabilizar Latinoamérica

 

Delegaciones del Foro de Sao Paulo y del Partido de la Izquierda Europea denuncian la campaña de la extrema derecha para criminalizar al primero y desestabilizar Latinoamérica

TERCERAINFORMACION / 17.12.2021

El PIE, entre cuyas formaciones integrantes se encuentra Izquierda Unida, muestra su “solidaridad con los ataques e injurias que el FSP y sus miembros están recibiendo desde los sectores de extrema derecha de la política europea”, que tratan de criminalizar a esta organización que se ha destacado, desde su fundación, por la defensa de la democracia como el instrumento para avanzar en gobiernos progresistas”.



Las delegaciones del Foro de Sao Paulo (FSP) y del Partido de la Izquierda Europea (PIE) que han participado en el Seminario organizado por el Partido del Trabajo de México (PT) han mantenido una reunión para valorar la actual coyuntura internacional.

En concreto, ambas organizaciones han coincidido en valorar positivamente los éxitos electorales de las fuerzas progresistas en América Latina y los avances conseguidos en el proceso de integración que representa la CELAC, en lo que supone la aplicación de políticas socialmente avanzadas que pueden permitir una salida de la crisis provocada por la pandemia en favor de la mayoría social, y de forma especial de los sectores más desprotegidos de la sociedad.

El FSP y el PIE coinciden de la necesidad de producir grandes cambios en el orden internacional para avanzar hacia unas relaciones entre Estados marcadas por la solidaridad en la defensa de la paz y el progreso de los pueblos.

Al tiempo que saludan los éxitos alcanzado por las fuerzas progresistas, denuncian el aumento de la presión del Gobierno de EE.UU y de sus aliados locales sobre los ejecutivos progresistas y populares que no se someten a sus intereses. De una manera especial, denuncian el bloqueo y las sanciones económicas unilaterales a los que someten a Venezuela y Cuba, que causan un tremendo daño a sus pueblos y son plenamente contrarios al derecho internacional.

Reclaman el cumplimiento de los principios reflejados en la Carta Fundacional de las Naciones Unidas, defendiendo la soberanía de los Estados independientes y los principios de la no injerencia y de la autodeterminación de los pueblos.

En este marco, el PIE muestra su solidaridad frente a los ataques e injurias que el Foro de Sao Paulo y sus miembros están recibiendo desde los sectores de extrema derecha de la política europea. Tratan de criminalizar a esta organización que se ha destacado desde su fundación por la defensa de la democracia como el instrumento para avanzar en gobiernos progresistas que entierren las políticas neoliberales que han provocado la ruina de las economías nacionales.

Ha sido el Foro de Sao Paulo y los partidos que lo integran quienes han sido víctimas de agresiones, acciones terroristas y golpistas que están costando la vida a miles de activistas y dirigentes políticos. La realidad es que en toda su historia el FSP nunca apoyó un golpe de Estado, cosa que no pueden decir las fuerzas políticas que ahora tratan de criminalizarlo y que han estado implicadas o han apoyado acciones golpistas. Por el contrario, son las fuerzas políticas del Foro de Sao Paulo quienes defienden la paz, tal y como proclamaba la CELAC en 2010, el diálogo, la cooperación y el multilateralismo para la construcción de un mundo de solidaridad y justicia social.

En este marco el FSP y el PIE denuncian las campañas de la extrema derecha en Europa para tratar de activar las fuerzas más extremamente reaccionarias en los países de Latinoamérica, cuyos pueblos luchan por superar la pobreza y la injusticia social, y derrotar el autoritarismo y el neofascismo.

En referencia a Europa, ambas organizaciones muestran su preocupación por la anunciada refundación de la OTAN en su próxima Cumbre en 2022, en la medida que puede extender su ámbito de actuación a todo el Planeta y, de forma especial, a América Latina. Como defensoras de la paz, están dispuestas a contrarrestar las crecientes tensiones internacionales que conducen a una nueva ‘guerra fría’, por lo que rechazan cualquier incremento en el presupuesto militar y se distancian del enfoque militarista que propone la OTAN, que representa una grave amenaza para la paz. Anuncian que trabajaran por la construcción de un movimiento pacifista y el derecho de todos los pueblos del planeta a decidir sobre su futuro en un mundo de paz y solidaridad.

Desde estas valoraciones compartidas, ambas organizaciones avanzan en la colaboración y el trabajo conjunto, celebrando una nueva edición del ‘Seminario Visiones Compartidas’ para profundizar en estos análisis y seguir trabajando juntas en los valores de justicia social y defensa de la democracia tanto en América Latina como en Europa.

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Cuba aspira a generar toda la electricidad a partir de fuentes nacionales

 

Cuba aspira a generar toda la electricidad a partir de fuentes nacionales

Tercerainformacion / 17.12.2021

El Gobierno cubano ha incluido, entre las metas de desarrollo de la matriz energética de la Isla, la generación del 100 % de la electricidad a partir de fuentes nacionales, afirmó el ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz.

Las acciones no se detienen en la nueva central solar. Foto: Juan Carlos Dorado


Cienfuegos. El Gobierno cubano ha incluido, entre las metas de desarrollo de la matriz energética de la Isla, la generación del 100 % de la electricidad a partir de fuentes nacionales, afirmó el ministro de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz, al asistir aquí al inicio de la ejecución de un nuevo parque de generación fotovoltaica, el primero de los 20 que aportarán cien megawatts al Sistema Eléctrico Nacional.

Además de los 20 nuevos parques, Arronte Cruz informó que han identificado proyectos con inversión extranjera y otros a partir de créditos gubernamentales.

«Algunos están en etapa de construcción, otros de negociación y los hay implementándose, como el de Cienfuegos», anunció, a la par de aseverar que hay proyectos con España, sobre energía solar; y de eólica, con la India, Rusia, Alemania, Vietnam y China.

Sobre las perspectivas de crecimiento en este campo, dijo que en una primera etapa se llegaría al 37 % de la generación con fuentes renovables de energía, que junto a la dependencia de combustibles nacionales, permitiría avanzar hacia la soberanía energética.

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Justicia social en China: Una asimetría irritante

 

En los últimos diez años China ha realizado importantísimas inversiones en lo tecnológico y ambiental. Pero lo social sigue siendo una asignatura pendiente, tanto que puede llegar a convertirse en un lastre para su estabilidad sociopolítica.

 

Justicia social en China: Una asimetría irritante


Xulio Ríos

El Viejo Topo

18 diciembre, 2021 



La persistencia de déficits sociales en China es harto conocida y constituye uno de los más significados aspectos que ensombrecen el despegue económico de las últimas décadas. La China maoísta, que a pesar de todos sus sinsabores, logró catapultar a un país que en 1949 tenía el PIB equivalente al de 1890 a la condición de 32ª potencia económica del mundo, elevó a los altares el igualitarismo. En 1978, el índice de Gini ascendía a 0,16. En el denguismo tardío, con Hu Jintao en la presidencia del país, este ascendía a su máximo histórico, el 0,49 (2008). No es de extrañar por tanto que Hu convirtiera el anhelo de una “sociedad armoniosa” en una guía de su mandato.

La clave de esa brusca transformación fue la reforma y apertura promovidas por Deng Xiaoping a finales de los 70. El llamamiento al enriquecimiento orquestado por Deng incluía el reconocimiento de que no todos podrían lograrlo al mismo tiempo y ello agravó tanto las desigualdades sociales como también los desequilibrios territoriales. Xi Jinping, al frente del país desde 2012, apela ahora a la “prosperidad común”. Le endilgan por ello la etiqueta de maoísta recalcitrante. En verdad, el concepto procede de la época de Mao, en los años 50. Sin embargo, el contexto es bien diferente. En aquella China todo era escasez y penuria. En la de hoy, hablamos de la segunda potencia económica del mundo (primera desde 2011 en términos de paridad de poder de compra) aunque ubicada en la posición 85 en el Índice de Desarrollo Humano. La asimetría es irritante.

El acento en la prosperidad común, dicen, está agravando las tensiones en el liderazgo chino por cuanto implica obligar a los grandes empresarios privados que en los últimos lustros de reforma y apertura han acumulado, con el aval del Partido, ingentes fortunas, a compartir su riqueza con las capas menos privilegiadas de la población. Gigantes como Tencent han invertido ya 50.000 millones de yuanes (aproximadamente USD 7.700 millones), mientras que Alibaba, el gigante del comercio electrónico, ha desembolsado el doble de ese monto. Uniendo esta campaña con la incentivación del propósito regulador de los grandes monopolios, la imposición de límites en los videojuegos, las limitaciones a las pasantías, etc., concluyen que la época de liberalización ha concluido. Lo que hace Xi va en contra de las leyes del mercado y puede derivar en una “pobreza común”, ha dicho Zhang Weiying, profesor de economía en la Universidad de Beijing.

Lo social por detrás de lo ambiental o tecnológico

El milagro económico chino es indiscutible. El milagro social, no tanto. Tras la crisis de Tiananmen, durante los 90, la primacía de la eficacia económica sobre la justicia social (o ambiental) derivó en un crecimiento de pésima calidad. No supuso el estallido de una gran crisis porque quien más quien menos veía mejorar su nivel de vida, pero la persistencia de esa evolución nos conduce a una China insostenible.

En el denguismo tardío, al pasar página de la “fábrica del mundo” y apostar por el cambio del modelo de desarrollo se privilegió un nuevo tridente: los factores ambientales, tecnológicos y sociales serían los nuevos pilares del desarrollo chino en detrimento de la inversión extranjera, la mano de obra barata o la orientación de la producción hacia el exterior. El cambio de paradigma abrió algunas expectativas, pero pronto menguaron. Con la llegada del xiísmo, el índice de Gini pasó del 0,45 en 2013 al 0,467 en 2017 (la media en los países OCDE es 0,3).

El Gobierno y el Partido han realizado en los dos últimos lustros importantísimas inversiones en lo tecnológico y ambiental pero lo social sigue siendo una asignatura pendiente, tanto que puede llegar a convertirse en un lastre condicionante de la estabilidad social y política.

China es el único país del mundo en desarrollo que logró pasar de un IDH bajo a alto. También erradicó la pobreza extrema en 2020, ha mejorado los ingresos per cápita de la población, multiplicó las inversiones en salud, educación, vivienda, etc., pero según Credit Suisse, si el 1% de la población poseía en 2000 el 20,9 por ciento de la riqueza nacional, en 2020, ese porcentaje ascendía al 30,6%. El rumbo no se ha torcido.

En marzo de 2021, el primer ministro Li Keqiang comentaba en las sesiones anuales de la Asamblea Popular Nacional que unos 600 millones de personas en China (dos veces la población de EEUU) sobreviven con unos 1.000 yuanes al mes, la inmensa mayoría (76,5%) en las zonas rurales. La renta per cápita de China apenas supera los 10.000 dólares (frente a los más de 63.000 de EEUU) y el objetivo, muy ambicioso, es que en 2035 ascienda a 30.000 dólares. Cuando nos hablan de la “amenaza china”, estos datos son ignorados sistemáticamente. A China le falta aun un largo trecho. Lo saben y por ello los planes para lograr objetivos significativos en este campo nos remiten a otros treinta años más de desarrollo.

Publicado en el Observatorio de la Política China.

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