martes, 14 de marzo de 2023

Ya sabemos quién va a pagar la burbuja financiera de 620.000 millones de dólares

 

Ya sabemos quién va a pagar la burbuja financiera de 620.000 millones de dólares

 


DIARIO OCTUBRE / marzo 14, 2023

 


En medio de una guerra, las grandes potencias sufren una segunda derrota que no esperaban, en un campo de batalla que creían suyo: las finanzas mundiales. Janet Yellen, la Secretaria del Tesoro estadounidense, estaba más preocupada por rescatar a Ucrania que al sistema bancario estadounidense.

 

No aciertan ni una. La empresa consultora KPMG dio por válidas las cuentas de SVB y Signature Bank en las auditorías que realizó muy pocos días antes del hundimiento de ambos bancos. Menos de un mes antes del colapso, la revista Forbes decía que SVB era uno de los mejores bancos de Estados Unidos.

Como tantos otros, durante la pandemia el SVB se aprovechó del dinero fácil. El banco lo utilizó para comprar bonos del Tesoro a largo plazo y triplicó sus activos.

Cuando se acabó la pandemia, la FED empezó a subir los tipos de interés para combatir la inflación. Un bono que costaba 100 dólares en términos relativos cayó a 80 dólares. Lo que parecía muy sólido se convirtió en humo.

En Estados Unidos otros tres bancos están al pie de los caballos: First Republic Bank, Pacific Westerns y Western Alliance. En Reino Unido la sucursal del SVB la ha comprado HSBC por el módico precio de una libra. En Alemania la filial local ha sido cerrada por el gobierno. Es sólo la parte visible de la burbuja que está empezando a estallar tras el colapso del SVB.

El director de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos de Estados Unidos ha advertido de que los bancos de todo el país acumulan 620.000 millones de dólares en “pérdidas latentes”. Se trata de activos que se han depreciado pero cuyas pérdidas no aparecen en la contabilidad porque aún no se han vendido.

Ayer la FED apuntó tres líneas de actuación adicionales. La primera es que va a garantizar los depósitos de los bancos, incluido el SVB, y que los depositantes no van a sufrir pérdidas. La segunda es que comprará todos los bonos por su valor nominal y no por su valor de mercado. La tercera es que las subidas de tipos se han acabado y hay que volver a los tiempos del dinero fácil.

Pero la tarea parece imposible porque hay más de 23 billones de dólares en depósitos en el sistema bancario de Estados Unidos y no es posible garantizar ese volumen de deudas, ni de lejos.

La FED ha enseñado algo importante a los especuladores de cara al futuro: los bonos del Estado ya no tienen valor de mercado. No existe un mercado libre de bonos. Su precio no cambia. Valen siempre lo mismo y la FED los recompra  a ese precio, independientemente del valor de mercado. No puede haber más pérdidas por comprar bonos públicos porque su precio no puede bajar.

Eso aleja el fantasma de un colapso bancario a corto plazo y nuestra pregunta de ayer ya tiene respuesta: la FED va a tapar el agujero con más papeles, más deuda y más ingeniería financiera. El capital financiero está atrapado en un círculo vicioso. No sabe hacer otra cosa que seguir llenando de aire la burbuja.

Por supuesto que la política de restricción monetaria se acaba aquí. La FED no volverá a subir los tipos de interés. Por lo tanto, cabe esperar que la inflación siga disparándose. El precio de la burbuja financiera lo pagarán los trabajadores con una reducción de sus salarios reales.

Es lo mismo de siempre: los beneficios se los llevan los capitalistas y las pérdidas las pagan todos los demás.

Ahora hay que ver si el Banco Central Europeo va a hacer lo mismo, es decir, seguir pagando la ruina económica del sistema financiero con más papeles y hasta cuándo.

FUENTE: mpr21.info

 

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El corralito que viene… [A la mona la podemos vestir como nos de la gana, porque de mona no la mueve de mona ni Dios. Al pan le podemos llamar como más nos guste llamarlo, pero seguirá siendo pan. Y así, al “corralito que viene” le podríamos llamar también pimpirigaña tengo una caña, que no dejará de ser sino la última señal del agravamiento, profundización y extensión de la crisis del capitalismo de 2008 (económica, política e ideológica), a cuya crisis le vamos a llamar ahora el patio de mi casa es particular que cuando llueve se moja como los demás, pero que no fue ni dejará de ser la fecha en que el capitalismo marca el principio del proceso histórico, que por estrictas razones históricas (no porque Periquín el capitalista sea bueno, malo, alto, bajo, rubito, moreno o ni fu ni fa) pone fin al modo de producción capitalista como modo de producción dominante, sin que por ello el mundo tenga que dejar de dar vueltas. Y este final del modo de producción tiene que ser sustituido por el NUEVO MODO DE PRODUCCIÓN SOCIALISTA. Y yo entiendo que esta afirmación pueda asustar, y tanto más cuanto más ignorante sea el asustado. Pero debería asustar muchos más sean o no ignorantes a todos los trabajadores (yo lo soy) si permanecemos con los brazos cruzados y la cabeza bajo el ala sin hacer nada para forzar (esto de forzar tiene que ver con la política, que no se me vaya a suicidar nadie por esto, que la política no es otra cosa que una relación de fuerzas y, los trabajadores somos la inmensa mayoría, o sea, que a la democracia le tiene que tener miedo quien le tenga, pero no los trabajadores) la sustitución del capitalismo por el socialismo, porque cuando más se tarde en hacerlo peor serán las condiciones de vida de todos los trabajadores, ¿o no es esto lo que viene pasando en todo el mundo desde 2008? Y, aquí es donde tienen que entrar en acción los partidos políticos de izquierdas, los que lo sean (que los tendremos que buscar con lupa y andar con pies de plomo entre ellos). Que yo digo partidos políticos de izquierdas que lo sean no que digan que lo son, que Pericos de esta periquería ya lo hay]

 

Silicon Valley Bank era el decimosexto mayor banco de Estados Unidos. El segundo en proveer de financiación a decenas de miles de empresas. Su hundimiento en bolsa provoca la segunda mayor quiebra bancaria en la historia de ese país.


El corralito que viene…


Eduardo Luque

El Viejo Topo

14 marzo, 2023 

 


fotoUn dato señala su importancia: el Silicon Valley Bank aseguraba prestar sus servicios a cerca del 50% de las compañías estadounidenses. Es el gran financiador de empresas como  YCombinator, una incubadora de firmas tan conocidas como Airbnb, DoorDash y Dropbox. Sus inversores son grandes compañías, como el gigante de la comunicación Discovery o empresas de capital riesgo como Andreessen Horowitz o Beyond Meat, el mayor fabricante de carne artificial del mundo. Estas empresas punteras representaban el 44% de su cartera el año pasado.

De nuevo el fantasma de la crisis financiera se cierne sobre Occidente. Nuevamente los ecos de la crisis del 2008 resuenan en nuestros oídos. Una vez más nos enteramos de que las grandes calificadoras de riesgo bancario vuelven a mentir. Son las mismas que dos días antes de que quebrara Lehman Brothers afirmaban que era un banco solvente. En este caso sólo una gran entidad había colgado el cartel de “venta” como recomendación para sus inversores, otras 15 gestoras de fondos aconsejaban “comprar” dada la “solvencia” del banco. Son miles y miles de millones de dólares diarios los que movía esa empresa para todo tipo de transacciones; desde abrir pequeñas cuentas, pagar nóminas o asesorar a inversionistas. Todo ese flujo se ha cortado de repente; el alcance del efecto dominó ahora mismo es imprevisible.

El día 15 será una fecha crítica, miles de empleados tienen que cobrar sus nóminas. Los gestores de las empresas andan como locos buscando capital puesto que de no pagar las nóminas, según la normativa norteamericana, te pueden achacar responsabilidades legales. La quiebra del banco hará imposible acceder a la liquidez que necesitan las empresas. El contagio es previsible, aunque será a partir de los próximos días cuando comenzaremos a intuir la gravedad de la situación. Las grandes tecnológicas, Google, Apple, Facebook, iniciaron hace meses un proceso de reducción de personal con el despido de más de 50.000 trabajadores. Su valor de mercado se redujo en 4 billones de dólares, dado que la salida de la pandemia provocó una reducción en las ventas on-line. La crisis de las “Big tech” explica en parte el escenario. El Silicon Valley Bank (SVB) era el banco de las startups, aunque la ola provocada por su quiebra será muy potente y afectará a múltiples sectores. Sus repercusiones se han sentido inmediatamente en las bolsas de Londres, Milan, Franfurtk, París o Madrid. Una de las consecuencias previsibles será un proceso acelerado de mayor concentración empresarial en torno a las grandes compañías.

Como en 2008, los altos directivos, los reguladores nacionales o internacionales (que deben velar por la transparencia del sistema) estaban nuevamente ausentes. Directivos del Silicon Valley Bank afirmaban el día 9 de febrero que la salud del banco era excelente, mientras, retiraban a hurtadillas cerca de 5.000 millones de dólares en acciones.[1] La descapitalización promovida por sus gestores no pasó inadvertida: con problemas de liquidez, el banco tuvo que vender un paquete de acciones a pérdidas. Eso provocó el pánico entre los inversores, que quisieron retirar su dinero. Es así como el día 10 se producía la mayor quiebra bancaria de EEUU tras la crisis del 2008. Están afectadas unas 30.000 empresas (sólo en EEU). SVB es un prestamista crucial en empresas emergentes no sólo del sector tecnológico, sino del socio-sanitario. La liquidez la proporcionaba el capital riesgo. La enorme afluencia de papel (los ingresos en la pandemia fueron extraordinarios) permitió al banco impulsar la inversión en bonos del tesoro y deuda a largo plazo por un valor, se supone, superior a los 85.000 millones de euros. En la actualidad valen unos 60.000 millones de dólares (14.000 millones de euros menos). Al encarecer la Reserva Federal el precio del dinero se ha puesto en muchas dificultades a los endeudados, sean empresas o particulares, cuestionando la solvencia del sector bancario que haya invertido en bonos. Otra consecuencia de la subida de tipos ha sido la pérdida de otros 52.000 millones por parte de los grandes bancos y el retroceso generalizado de las bolsas internacionales. Como las inversiones del banco han respaldado proyectos en Canadá, China, Dinamarca, Alemania, Irlanda, Israel, Suecia y el Reino Unido el riesgo ya no es local, sino sistémico.

El Silicon Valley Bank (SVB) era el preferido de las empresas de alta tecnología y de las grandes firmas relacionadas con el mundo de las “startups”. Las grandes tecnológicas apuestan por una mayor concentración empresarial y bancaria. Serán las grandes beneficiarias. Es una quiebra oportuna dado que la lucha geopolítica se libra también, y sobre todo, en el ámbito de la comunicación y las Redes sociales. No es casual que en este momento se esté expulsando del mercado norteamericano y europeo a los actores chinos, desde Huawei hasta Tick Tock. Las compras, ventas o absorciones entre las grandes tecnológicas se han sucedido en los últimos meses. La quiebra del banco californiano conllevará una mayor concentración empresarial. Las empresas que quiebren, como consecuencia de la fallida bancaria, se venderán a precios de saldo, como sucedió en la anterior crisis.

La quiebra está provocando –las jornadas que vienen serán muy movidas– una agitación enorme en las finanzas internacionales. El hundimiento del banco arrastró la bolsa de California provocando el pánico financiero en el resto del mundo. La situación es tan grave que el propio gobierno estatal anunció la liquidación de la entidad. Los activos han sido transferidos tal y como anuncia el Departamento de Protección Financiera de California al Banco Nacional de Depósitos Asegurados de Santa Clara. El objetivo teórico es proteger el dinero de los clientes, digo teórico porque evidentemente ningún banco tiene dinero suficiente para cubrir el 100% del capital de sus inversores. Sería como si creáramos un banco con el mismo o superior capital al quebrado y dejar ese dinero inmovilizado por si se produce una crisis. En nuestro país, por ejemplo, los 100.000 euros que dice proteger el Estado es desde el punto de vista numérico una entelequia. No hay activos suficientes ni capital para cubrir la quiebra del BBVA o La Caixa, pongamos como ejemplo.

La consecuencia inmediata ha sido la imposición de un “corralito financiero”. Los inversores sólo recuperarán sus ahorros por debajo de los 250.000 dólares (234.000 euros al cambio actual), y siempre condicionados a que haya liquidez. Se supone que las cantidades inferiores serán devueltas a los clientes. Otra nueva mentira para intentar apaciguar el pánico bancario. Los depósitos mayores deberán esperar a liquidar los activos del banco para poder cobrar. Se ignora el número de afectados directos.

El gran riesgo es el contagio a otros bancos. En un solo día los cuatro bancos más grandes de Norteamérica (JP Morgan Chase, Citigroup, Wells Fargo y Bank of America) han perdido 49.000 millones de euros sólo en la jornada del viernes 10. Además se considera, según los datos del gobierno federal, que esas mismas instituciones atesoran otros 600.000 millones de dólares en pérdidas puesto que compraron bonos a tipos de interés muy bajos en los últimos años. Al subir los tipos se han depreciado enormemente. El miedo a las quiebras en cadena está ahí. Los cierres y los despidos masivos de trabajadores serán la consecuencia. Todo el ecosistema de las Tech muestra que es una enorme burbuja financiera. Nos están vendiendo humo.

[1] Paradójicamente su Director administrativo fue en su momento Director financiero de Lehman Brothers antes del histórico colapso de ese banco, según reveló la gestora de fondos Genevieve Roch-Decter.

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