viernes, 2 de octubre de 2020

¡Este es el camino! Porque salud y trabajo no es ninguna tontada, ¿no? Que el capital deje de tener beneficios no es quitar nada a nadie. Será en todo caso que los trabajadores no se dejan quitar más, porque el beneficio que obtiene el capital es la parte del valor creado por el trabajador, cuya parte no pagada al trabajador por el capital se la apropia este quedando en su poder para su crecimiento. O, ¿el beneficio del capital es creado por el Espíritu Santo en las Alturas para luego dárselo graciosamente al capital por lo bien que se porta?

 

Red Roja: Así no « Podemos». Esta vez hay que apuntar mejor

 

DIARIO OCTUBRE/ 02.10.2020

Como en toda gran crisis, y esta es gigantesca, el objetivo de las clases dominantes es que los de abajo no tengamos una idea clara de lo que sucede; precisamente, porque lo que nos tienen preparado es que carguemos con sus duras consecuencias y quieren, además, que no rechistemos.

Por eso Pim Pam Pum quiere, más que nunca, que la puntería sea certera.

Mucho antes de la aparición de la pandemia se estaba anunciado el estallido de otra gran crisis capitalista. El Coronavirus ha servido para arrancar la máscara que ocultaba una sociedad putrefacta.

Las frías estadísticas toman cuerpo y sangre en los barrios obreros. Las largas jornadas de trabajo, (hoy si, mañana no se sabe) a cambio de salarios de miseria se combinan con la desesperación de quienes no encuentran nada. Las recomendaciones de la distancia de seguridad son un insulto escupido en la cara de quienes se aglomeran en el metro y en el Cercanías y, al volver a casa se hacinan en pisos de 40 metros cuadrados; la amenaza de desahucio, y de cortes de luz, de gas o de agua; el dolor por los familiares perdidos, muertos como animales en centros de mayores que ya eran vertederos de ancianos a mayor gloria del lucro privado; la indignación por las listas de espera en sanidad; la angustia por la vuelta al cole, la compra de libros y de ¡dos mascarillas diarias por cada criatura! y, la desesperación ante el hambre que asoma ya en miles de hogares.

Merece especial mención un hecho que entre tanta tragedia pasó desapercibido y tiene la virtud de mostrar – precisamente en momentos de gran desastre – quién manda de verdad y a quién obedecen los gobiernos. En plena escalada de mortalidad por Covid 19 – el 21 de marzo se superaba el millar de muertos diarios – y cuando se veían escenas dantescas en los hospitales públicos, el Gobierno publica el primer Decreto de Alarma. En él – como es sabido – se atribuyeron competencias a las fuerzas represivas propias de un Estado de Excepción y fueron aplicadas con disciplina militar. Lo que no se conoce tanto es que ese Decreto tenía un artículo 131 que facultaba al ministro de Sanidad para (copiamos textualmente del BOE):

a) Impartir las órdenes necesarias para asegurar el abastecimiento del mercado y el funcionamiento de los servicios de los centros de producción afectados por el desabastecimiento de productos necesarios para la protección de la salud pública.

b) Intervenir y ocupar transitoriamente industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de cualquier naturaleza, incluidos los centros, servicios y establecimientos sanitarios de titularidad privada, así como aquellos que desarrollen su actividad en el sector farmacéutico.

c) Practicar requisas temporales de todo tipo de bienes e imponer prestaciones personales obligatorias en aquellos casos en que resulte necesario para la adecuada protección de la salud pública, en el contexto de esta crisis sanitaria.

Ninguna de estas medidas, que facultaban al Ministro de Sanidad a poner al servicio de la salud de la población todos los recursos necesarios, se adoptó. Ni se intervinieron hospitales privados, ni industrias farmacéuticas – cuando estaban faltando medicamentos necesarios para tratar el Covid -, ni se obligó – como hicieron Alemania o Gran Bretaña – a fabricar respiradores a empresas metalúrgicas o a empresas textiles a producir masivamente equipos de protección.

La desesperación y la impotencia – por ahora – es el material altamente inflamable que se recalienta cada día en Vallecas, Carabanchel, Usera, Parla, Fuenlabrada, etc. Nombres diferentes para una misma clase obrera que está reconociéndose a sí misma, y con ello a sus enemigos, y a la que se la intenta confundir con el escarnio del fascismo. Un discurso criminal de quienes – como buenos mamporreros del capitalismo – quieren hacernos creer que las trabajadoras y trabajadores inmigrantes, explotados entre los explotados, son los culpables de nuestras desgracias.

Y ese discurso arrecia precisamente porque cada vez es más fácil oír las carcajadas de quienes se reparten los beneficios y de los políticos que facilitan los negocios: hoy Ministro/a, Consejero/a o Presidente/a y mañana miembro de los Consejos de Administración de las empresas agraciadas.

La lista de los últimos saqueos2, al resguardo de la «emergencia», es ya larga: la fusión Bankia – Caixa Bank y el dinero público del rescate volatilizado con la mirada complaciente del gobierno «progre», los nuevos hospitales de financiación pública y gestión privada, los rastreadores de Indra, las PCR de Ribera Salud, las vacunas compradas a multinacionales farmacéuticas (quién asegura su calidad ante las dimensiones del negocio)3 y sin que nadie hable de países con laboratorios públicos como Rusia, Cuba o China. Además no deberíamos olvidar que, sin enemigo alguno a la vista, y en pleno desastre social, económico y político, se ha mantenido el gigantesco gasto militar de 20.000 millones de euros al año. Con la mitad, 10.000 millones de euros anuales, se podrían contratar 100.000 médic@s y 100.000 enfermer@s, o profesores o aumentar las pensiones o construir viviendas sociales o….

Que no nos vuelvan a estafar. Ya vimos que, así, no «Podemos».

Ya se están retomando las movilizaciones ante los Centros de Salud. Unas repiten por enésima vez lo de todos contra el PP, olvidando que si Ayuso ha podido hacer tanto desastre es porque el PSOE apoyó leyes que se lo permiten y su gobierno con Podemos no las ha derogado. Otras como las que convoca la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad (CAS) exigen la derogación de esas leyes, la expropiación de la sanidad privada y la creación de una industria farmacéutica pública, entre otras cosas.

Lo que es clave en estos tiempos, en los que la situación aparece descarnadamente como de vida o muerte, es decir, o ellos o nosotros, es tener bien claro que a quien hay que rescatar es al pueblo y que, eso sólo lo puede hacer el pueblo mismo.

Por eso, como decíamos al principio, es clave apuntar bien para que las luchas obreras y las movilizaciones populares no acaben, otra vez, empantanadas en las urnas a la búsqueda de algunos listos que resuelvan nuestros problemas.

Red Roja está llamando a las organizaciones obreras y populares a impulsar un frente común4 que enarbole como bandera salvar al pueblo y no al capital. En ese camino, urge la unificación de todos los sectores en lucha, de forma que hagan suyo un conjunto mínimo de medidas que, sin ser de ningún sector en particular, lo son de todos: una alternativa política común que apunte claramente a la disputa del poder real, sin el cual ninguna de las medidas que cualquier sector plantee tendrá garantías de obtenerse y mantenerse.

A nuestro juicio, pero abiertos al debate, estas medidas deben ser:

1. Expropiación de la banca privada.

2. Negativa a pagar la llamada “deuda pública”.

3. Ruptura con los dictados de la UE.

4. Intervención de las grandes empresas de producción y distribución.

5. Planificación racional y democrática de la economía.

1 Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19. https://boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2020-3692

2 «La crisis del covid como oportunidad de negocio» https://www.casestatal.org/es/2020/09/la-crisis-del-covid-como-oportunidad-de-negocio/

3 «Las vacunas contra el Covid-19: los gobiernos, una vez más, a los pies de las multinacionales farmacéuticas»

4 «Hacia un Frente de Salvación Popular» https://redroja.net/comunicados/hacia-un-frente-de-salvacion-popular/

 


En un país con un sistema político como el de Alicio el de los Maravillos, encabezado por un Rey 6 que sometido por ley al gobierno patalea cuando este por razones políticas, buenas, malas o regulares, dictamina que no vaya a determinado Barrio de Bilbao como es Cataluña porque su visita podría convertir las chispas en el fuego de las Hogueras de San Juan; más otro Rey de armas tomar en lo tocante a la campechanía, ligero como el cálido viento del desierto a la hora de salir corriendo; unos medios de comunicación más dedicados a expandir y fomentar el miedo que de informar acerca del coronavirus y de presentar un gobierno absolutamente legítimo (que yo no he dicho que el gobierno sea bueno, no me atribuyan lo que no he dicho, que no quiero líos) como el bicho que le picó al tren, por cuya picadura murieron todas las máquinas a vapor de ferrocarril; donde el gobierno quita de los servicios sociales todos los años 18 mil millones de euros para financiar las guerras presentes y potenciales del futuro pero seguras de la OTAN (¿Van viendo ya por qué yo no dije antes que el gobierno era bueno?). Y, qué pretenden ustedes, ¿Qué un sistema político que ni siquiera es capaz -porque no quiere, porque poder podría, con medios materiales más que suficientes- de asegurar una vida digna a los mayores que se han pasado toda la puta vida trabajando va a poder solucionar todos los problemas del país de Alicio el de los Maravillos: la pandemia del coronavirus, la corrupción, el saqueo permanente a los bienes públicos, el paro, los ofensivos salarios para la dignidad humana, la enseñanza…? Hombre, por favor, no me vengan con estas pretensiones de chiste, ¿O no ven que yo estoy hablando de cosas serias? Yo no sé cómo andan las cosas por Pernambuco de Abajo Campoatravés, porque a pesar de ser también otro Barrio de Bilbao no lo conozco personalmente, pero Zaragoza, igualmente Barrio de Bilbao sí, y en Zaragoza hay ejemplos de cómo unos trabajadores, algunos con el Excelentísimo y Siempre Heroico título de Peón en una fundición (fundación no, que en las fundaciones por lo general no se trabaja, en una fundición de hierro sí. Concretamente en la desaparecida Averly) que fue Secretario de la Cooperativa de Viviendas “El Camino” lograron resolver el problema de la vivienda (34 viviendas, 34) que tenían allá por la época diluviana de los años 70 de siglo pasado, cuando existía gente que se jugaba el pescuezo por los demás, cuando la inmensa mayoría de los mamonzuelos de la política y salvadores patrios actuales de un lado y otro, de los de derechas y de los que están más a la derecha, incluidos los y las chichiribaila, ni había nacido ni habían inventado el mundo. Otro ejemplo: camino arriba por la Avenida de América (Ya en plena República Independiente del Barrio de Torrero), a la derecha, en un bloque de varios pisos de las viviendas de Sindicatos, cerca de la antigua cárcel de Torrero (donde se fusilaba a presos políticos, para ahorrar tiempo y llevarlos ya muertos al cementerio que cae a dos pasos) hay (O había hace pocos años) una residencia de trabajadores gestionada por los propios trabajadores baratita, baratita, con todo incluido, incluso el lavado y planchado de ropa por un precio más que asequible hasta para el salario más bajo. Menciono estos dos casos no por ramalazo espontáneo de hacer milagros y dar vista a los ciegos, puesto que a los cegatos de los políticos de la actualidad no les va a dar vista ni Dios haciendo horas extras, sino como cosa que puede ser vista por los mortales corrientes y molientes para poder hacer otras cosas iguales o parecidas, a cuyo cargo (NOS) corren las soluciones a los problemas actuales que padecemos y lo que te voy a rondar Morena, como no espabilemos.

 

Adjudicaciones por debajo de precio e incumplimientos de los pliegos: así se privatizaron seis residencias públicas en Aragón

El 70% de las residencias en Aragón son privadas. Entre las, teóricamente, públicas, hay 15 que dependen del Gobierno de Aragón. Seis de ellas (todas en Zaragoza) son de gestión privada.



Por Oscar F. Civieta

Kaosenlared


Oct 2, 2020

 

El 70% de las residencias en Aragón son privadas. Entre las, teóricamente, públicas, hay 15 que dependen del Gobierno de Aragón. Seis de ellas (todas en Zaragoza) son de gestión privada. Las adjudicaciones se hicieron, de media, con una rebaja de 4,44 millones de euros sobre el presupuesto base. Además, el Ejecutivo tiene 1.290 plazas concertadas y paga alrededor de 1.480 euros mensuales por cada una de ellas.

Nueva ola, rebrote, segunda parte de la primera ola… Aún no se había alcanzado una pizca de normalidad (ni nueva ni vieja) y la situación vuelve a ser sumamente preocupante. Y otra vez, el foco se pone en las residencias. No en su personal –héroes y heroínas– pero sí en su gestión, dentro de un sector que lleva años viviendo bajo la sombra del afán privatizador.

El pasado 24 de septiembre eran 42 los brotes activos en estos centros en Aragón, que afectaban a 780 residentes y 222 trabajadores. Las cifras han crecido tras detectarse un nuevo brote en la residencia municipal de Calatayud.

En Aragón, según el recién publicado Informe del Justicia sobre las Residencias de Personas Mayores, hay 278 residencias, con capacidad para 18.972 personas. El 70 % son privadas. Del 30 %, teóricamente, públicas, la gran mayoría es de propiedad municipal o comarcal y hay 15 que dependen directamente del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS). De ellas, seis son de gestión privada.

Para más inri, el IASS, a través del Acuerdo Marco de plazas en centros residenciales para personas mayores en situación de dependencia, tiene plazas concertadas en 148 residencias, tanto públicas (las municipales o comarcales) como privadas. En la actualidad, por cada plaza concertada, el Gobierno aragonés paga unos 1.480 euros mensuales, aunque esta no es una cantidad fija, ya que depende de distintas variables.

A tenor de lo publicado por el Instituto Aragonés de Estadística, a 31 de diciembre de 2017, el IASS tenía 467 plazas concertadas en residencias de corporaciones locales o comarcales, 321 en residencias sociales y 502 en residencias mercantiles. En total, 1.290 plazas, lo que (multiplicado por los alrededor de 1.480 euros que se abonan en la actualidad) supondría una aportación de 1,9 millones de euros al mes. Si se reduce la ecuación a las concertadas en centros privados (502), el Gobierno de Aragón pagaría, cada mensualidad, más de 740.000 euros a estas entidades.

En julio de 2018, se aprobó el nuevo Acuerdo Marco con un presupuesto de 76,3 millones de euros para cuatro años, es decir, algo más de 19 millones de euros anuales, lo que suponía un incremento del 21 % respecto al anterior. Cantidad que, no obstante, se puntualizaba que era un presupuesto mínimo inicial, “que puede incrementarse año a año dependiendo de la disponibilidad presupuestaria”. En lo que iba de esa legislatura (tres años), el Gobierno de Aragón había aumentado en un 60 % el número de plazas concertadas.

Tres privatizaciones del PSOE y otras tres del PP

De las 15 residencias que son propiedad del Ejecutivo aragonés, tres están en Teruel (todas de gestión pública), dos en Huesca (también de propiedad y gestión pública) y 10 en Zaragoza (cuatro públicas y seis privadas). Si el tiro se centra únicamente en Zaragoza capital, hay cuatro centros (uno de gestión pública –la Residencia para Personas Mayores Romareda– y tres dependientes de entidades privadas). Tras el dibujo general, es interesante inquirir en el proceso privatizador que ha afectado a algunos de estos centros.

La privatización de los mismos se la reparten a partes iguales administraciones socialistas y populares: en 1998 (con Gobierno del PP y el PAR y Santiago Lanzuela al mando) nació con gestión privada la Residencia de Alagón; en 2005 y 2009 se privatizaron tres centros (siempre con gobiernos del PSOE y el PAR liderados por Marcelino Iglesias), y en 2014 llegó el turno de otros dos, con un Gobierno PP-PAR, que tenía a Luisa Fernanda Rudi a la cabeza.

El importe de adjudicación fue, de media, un 15,1 % más bajo que el presupuesto base

En 1998 (Gobierno PP-PAR) se inauguró la residencia de Alagón. Su gestión, desde el primer momento, correspondió a la Fundación Rey Ardid, y el Ejecutivo aragonés destinó 107 millones de euros para su mantenimiento durante los años 1998 y 1999. En 2005 (PSOE-PAR), la adjudicación salió a concurso y, de nuevo, la beneficiaria fue la Fundación antedicha por un importe final de 2.462.100 euros para dos años. Coincide en este caso (no es en absoluto la práctica habitual) con el presupuesto base de licitación.

Cambió de gestión en enero de 2014 (PP-PAR). La adjudicación fue para Albertia Servicios Sociosanitarios S. L., por un importe final de 13.000.129,40 euros. O lo que es lo mismo, 3,45 millones de euros menos que el presupuesto base (un 21 %).

En los pliegos elaborados por el IASS a la hora de convocar la licitación del contrato de gestión se estatuye el número mínimo de trabajadores que debe haber. En él se exige la presencia de ocho auxiliares de servicios generales a jornada completa de lunes a domingo. De hecho, en el mismo pliego se especificaba –en el apartado de subrogación del personal– que ya había ocho personas ejerciendo esta labor.

Sin embargo, según la Memoria de la Residencia, a la que ha tenido acceso AraInfo, en 2018 eran siete las personas contratadas con esta categoría, de las que, además, tres tenían una relación laboral eventual. Sí cumplen con el resto de exigencias y, en algún caso, como el de auxiliares gerocultores o fisioterapeutas, con más efectivos de los requeridos.

No en todas las ocasiones la adjudicación y posterior gestión presenta irregularidades (pero casi). Nada que objetar en ese sentido sobre la Residencia de Las Fuentes. Abrió sus puertas en abril de 1997 y, en 2005, fue adjudicada a la UTE formada por Valoriza Facilities y Fundación Salud y Comunidad por, exactamente, el presupuesto base: 3.576.220. En 2013, este centro fue el mejor valorado por usuarios y familiares en una encuesta elaborada por la Administración.

Residencia Elías Martínez de Torrero: Aralia Servicios y su reguero de sanciones

El 18 de marzo de 2010, el entonces presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, inauguró la Residencia y Centro de Día Elías Martínez Santiago, en el barrio de Torrero. Unos meses antes, el 19 de noviembre de 2009, se publicó en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) la adjudicación de su gestión a favor de Aralia Servicios Sociosanitarios S. A. por un importe final de 42.450.129,74 euros, lo que supone una rebaja de 7,5 millones respecto al presupuesto base (-14,9 %).

Como en otros casos, en el Pliego de Prescripciones Técnicas se estatuyen los profesionales que debe haber para cada uno de los diferentes servicios. En la Memoria de 2018 de esta residencia indican el número total de trabajadores y trabajadoras (169), pero sin especificar ni cuáles son sus responsabilidades ni si son personal fijo o eventual. Ergo, es imposible saber si está cumpliendo con los pliegos. Se dice, de igual forma, que el centro cuenta con 216 plazas, mientras que en la Memoria indican que son 206.

Inspección de Trabajo ya sancionó a Aralia por incumplir la normativa en materia de periodos de descanso de la plantilla con trabajo a turnos de todos los días de la semana -principalmente personal de limpieza, cocina y auxiliares- y por no existir causa justificativa acreditada de los contratos temporales eventuales por circunstancias de la producción.

Es intenso el trabajo que realiza el departamento jurídico de esta empresa –fundada por José Luis Ulibarri, imputado en Gürtel, Púnica y Enredadera–, ya que arrastra un reguero de sanciones. A tres de sus centros en Madrid se les ha abierto expediente durante la crisis del coronavirus y otro acumulaba tres denuncias previas.

Antes que la de Torrero, se adjudicó, en este caso a la Fundación Rey Ardid, la Residencia de Delicias, sita en Vía Universitas. No acumula acusaciones como la anterior, aunque sí se cumplió con la tradicional rebaja en el importe: los 26.461.264,19 millones iniciales se quedaron en 22.492.083,06. Por tanto, una minoración de 3,96 millones de euros, de nuevo un 14,9 %.


El expresidente de Aragón Marcelino Iglesias en la inauguración de la Residencia Elías Martínez de Torrero. Foto: Gobierno de Aragón.

Las polémicas privatizaciones de Rudi: Movera y Utebo

Impregnada de controversia estuvo la doble privatización que, en 2014, llevó a cabo el Gobierno de PP y PAR liderado por Luisa Fernanda Rudi. La primera fue la de la Residencia Santa Ana, de Utebo, cuya adjudicación a Sar Residencial y Asistencial (SARquavitae) –posteriormente DomusVi– se publicó en el BOA el 1 de abril de 2014 con un descenso en el precio final de 6,9 millones de euros (21 %): de 33.071.144,08 a 26.123.470,71 millones.

Este centro abrió sus puertas el 14 de abril de 2014 y los primeros residentes que recibió fueron los de la Residencia de Movera, que se había cerrado por obras. El debate no cesó con su inauguración, ya que son varias las quejas presentadas ante Inspección de Trabajo por la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ).

A una de ellas respondió Inspección, en abril de 2015, reconociendo una serie de carencias como la inexistencia de Libro de Edificio, Lista de Industriales, Libro de Mantenimiento y Contrato de Mantenimiento de Extintores. En febrero de 2016, ya con el PSOE y el PAR en el Gobierno encabezado por Javier Lambán, se reconoció, por parte de la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, que el centro había estado funcionando durante casi dos años sin Plan de Autoprotección y Emergencias, “uno de los requisitos mínimos que exige la legislación para abrir un centro de estas características”.

Domus Vi es el grupo que más residencias gestiona en España, sus principales accionistas son el fondo de inversión británico Intermediate Capital Group (IGC) y el multimillonario francés Yves Journel, y su reputación está quedando bajo mínimos durante esta pandemia.

Tras funcionar con gestión pública desde 1977, la Residencia de Movera pasó a manos privadas con la excusa de “llevar a cabo obras para adaptarla a la normativa vigente y la falta de liquidez para hacerlo”.

Así se explicita en la queja presentada ante el Justicia, el 23 de octubre de 2013, por la Plataforma para la Defensa de las Personas Mayores de Aragón (Plademar). En ella se subraya que, unos meses antes de que el Ejecutivo de Rudi utilizará el ardid de las obras para ofertar la gestión del centro al sector privado, “la residencia había pasado una inspección técnica que dio su aprobación sin poner ninguna traba”.

Acusan en dicho texto al, por entonces, consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, y a la directora del IASS, Cristina Gavín, de “trasvasar recursos-dinero público al sector privado para que unos pocos se coman la tarta y hagan negocio con el patrimonio de todos”. También les señalaban por no dar ninguna explicación a los residentes en el centro de Movera para “entrar en sus vidas y cambiarles las condiciones hasta el punto de trasladarlos de casa”.

La Residencia de Movera fue adjudicada a Clece que, por supuesto, consiguió un sustancial abaratamiento: de 25.880.012,59 a 21.028.000 (-18,7 %). Se inauguró el 13 de abril de 2015 con una importante pérdida en el número de plazas. Clece es una filial del Grupo ACS, propiedad de Florentino Pérez.

“Ha habido inacción respecto a la asistencia sanitaria en residencias”

El ya comentado informe elaborado por el Justicia de Aragón se realizó con encuestas a 98 centros. Su primera conclusión es meridiana: “El número de personas fallecidas en centros residenciales de mayores en Aragón, no tiene una correlación lógica con las defunciones de otros sectores de la sociedad en sus domicilios particulares, al igual que no lo tienen las situaciones de deterioro y sufrimiento acaecidos en dichos ámbitos residenciales durante la pandemia del Covid-19, lo que debe llevar a la adopción de medidas para evitar su repetición”.

Destaca que algunos residentes han tenido más dificultades para acceder a la asistencia sanitaria que los que viven en un domicilio particular. Llegándose a dar casos, “afortunadamente minoritarios”, puntualiza, en los que ha existido “incluso inacción respecto a la asistencia sanitaria in situ en las residencias”.

Hace hincapié también en la “escasez de profesionales suficientemente cualificados en muchos centros residenciales, con ratios escasas, y sin que se tenga en cuenta en estas las reales funciones que cada trabajador realiza”.

Respecto a esto, es basilar mencionar que las ratios en Aragón se establecen en una normativa de hace 28 años, el Decreto 111/1992, de 26 de mayo, de la Diputación General de Aragón, por el que se regulan las condiciones mínimas que han de reunir los servicios y establecimientos sociales especializados. En él se determina que, en las residencias de ancianos válidos, la ratio de personal ha de ser, como mínimo, del 0,25 (25 trabajadores por cada 100 internos), la exigencia sube al 0,30 en el caso de las residencias de ancianos mixtas y llega al 0,35 en las asistidas. Pero no se pormenoriza ni la especialidad, ni la categoría, ni los turnos que deben tener.

Apunta, por añadidura, el Justicia, que la mayoría de residencias manifestaron que tuvieron problemas para disponer de equipos de protección y que no fue hasta el 7 de abril cuando el IASS comenzó a suministrarlos, aunque de forma muy escasa en un principio.

Entre las recomendaciones, invita a las instituciones a pensar que, quizás, “ha llegado el momento de plantearse alternativa al fenómeno residencial tradicional al que, parece ser, se ha tendido en España de forma mayoritaria como casi única alternativa”.

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Para descifrar China

 

DESCIFRAR CHINA (II)

 ¿Capitalismo o socialismo?

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 CLAUDIO KATZ

28 SEPTIEMBRE 2020 | CAPITALISMOCHINASOCIALISMO

Vientosur

Justificaciones milenaristas

Otra explicación de la expansión del país relativiza los determinantes económicos y subraya la preeminencia de condicionamientos histórico-sociológicos. Observa el despegue como un retorno al antiguo equilibrio destruido por la primacía de Occidente. Recuerda que China es una civilización milenaria, con derecho a ocupar un lugar hegemónico en el concierto de las naciones. Por eso interpreta su protagonismo actual, como una compensación a los desvíos creadospor la dominación occidental en los últimos dos siglos. Concluido ese paréntesis, la historia tendería a recuperar una  trayectoria previa asentada en la centralidad de China.

Esta teoría de la venganza milenaria supone que el país recobra su legítimo predominio. Recuerda que en el año 1800, las economías localizadas en los territorios asiáticos proveían el 49% de la producción mundial (Fornillo, 2018).Estima que China actualmente reequilibra la historia y recupera el lugar de una vieja economía de mercado, que siempre superó a otras formaciones asentadas en la preeminencia militar (Nolan, 2019). Estas miradas recuerdan que en el pasado, la distribución del poder económico era proporcional a un patrón de peso demográfico que tiende a reaparecer (Ríos, 2017).

Pero de su interpretación de la historia, algunos enfoques deducen la validez de una resurrección hegemónica de China en el escenario actual. Aportan importantes observaciones que mejoran nuestro conocimiento de una sociedad milenaria, pero deducen de ese pasado un controvertido derecho de China a recuperar centralidad en el mundo.

Esa nación no es portadora de ningún destino (a la dominación o a la subordinación) por la simple inexistencia de ese atributo. China no encarna ningún devenir superior al resto de la humanidad, por la misma razón Estados Unidos carece de un “destino manifiesto” como custodio de la seguridad mundial. Ese mismo faltante se extiende a Europa, que no es transmisora de ninguna “civilización” de excelencia a los pueblos de la periferia.

Las justificaciones milenaristas retoman las mitologías de la excepcionalidad nacional, como una virtud de ciertas poblaciones frente a otras. En el caso de China, las tesis sinocéntricas han irrumpido como reacción al eurocentrismo previo. Luego de un siglo de humillación occidental suponen la validez de una retribución. Pero ese razonamiento participa de todos los mitos gestados en torno a la “invención de las naciones”, para enaltecer ciertos territorios, destinos, culturas o idiomas.

La tradición marxista siempre ha confrontado con ese tipo de creencias, que agudizan las rivalidades nacionales y afectan los intereses compartidos de todos los pueblos del mundo. El comunismo chino propagó activamente un ideario nítidamente internacionalista durante décadas. Enarboló especialmente una variante antiimperialista de ese proyecto asentado en el protagonismo revolucionario del Tercer Mundo.

Ese legado ha quedado ahora erosionado por el nuevo patriotismo sinocéntrico, que presenta el desarrollo de China, como una revancha frente a la opresión impuesta por Occidente (Guigue, 2018). El mismo argumento patriótico es utilizado para interpretar el enriquecimiento de los capitalistas locales, como una retribución al empobrecimiento sufrido en el pasado. La incorporación de potentados al Partido Comunista es presentada con ese fundamento como una expresión de ponderables comportamientos nacionales (Ding, 2009).Pero en los hechos ocurre todo lo contrario. Los sectores adinerados de la nueva elite china son afines a Occidente, propician el estrechamiento de la asociación transnacional y propagan el credo neoliberal.

Algunas justificaciones nacionalistas del renacimiento de China se sustentan en la revalorización delconfucionismo, como fundamento del estado, la sociedad, la ética y la armonía familiar. Otras reemplazan el análisis concreto del desarrollo desigual y combinado contemporáneo por vagos preceptos de auge y declive secular de sistemas sociales indiferenciados. Con ese enfoque, el devenir de China es despegado de su cimiento en modos de producción tributarios, capitalistas o socialistas, para ser evaluado con el dudoso patrón valorativo de las civilizaciones.

Esa mirada diluye las singularidades de las últimas décadas en nebulosas tramas meta-históricas. El propio pasado de China se pierde en esas vaguedades. Olvida que la oleada nacionalista que sucedió a la guerra de Opio (1840) alimentó la moderna identidad china y apuntaló la conciencia nacional de la revolución republicana (1911). El posterior triunfo socialista (1949) combinó proyectos agrarios, democráticos y antiimperialistas que definieron el curso posterior del país. Los críticos del milenarismo subrayan la centralidad de estas trasformaciones (Lin Chun, 2013:197-211).

El mismo debate se extiende a la evaluación del papel internacional de China. Algunos análisis dan cuenta de la frecuente identificación de ese rol, como el cimiento de una nueva civilización, forjada con criterios de comunidad, destino compartido, desarrollo pacífico y armonía global (Margueliche, 2020). Esa imagen idealizada de universalismo es propagada con un lenguaje despolitizado de consenso universal, que simplemente omite las tendencias destructivas del capitalismo (Lin Chun, 2019). Para superar esa evasión conviene aplicar al análisis de China,los mismos parámetros de materialismo histórico, que se utilizan para indagar la trayectoria de cualquier otra nación.

Capitalismo, socialismo, formas intermedias

Los principales interrogantes sobre China no radican en las peculiaridades de su modelo, sino en la naturaleza social de su sistema ¿Es capitalista, socialista o intermedio?

Para dilucidar ese problema hay que reconocer primero la validez de esos conceptos, en contraposición a los pensadores que los omiten o impugnan. Habitualmente descartan la relevancia actual del socialismo, considerando que el capitalismo es el único sistema válido. Esa visión convalida implícitamente la óptica neoliberal, que asoció el derrumbe de la Unión Soviética con el “fin de la historia” y la consiguiente eternidad del capitalismo. Con esa postura resulta imposible comprender la trayectoria seguida por China y caracterizar a un régimen que proclama su identidad con la perspectiva socialista.

Si se considera que esa definición es intrascendente o constituye un simple disfraz habría que extender la misma objeción a otras evaluaciones. ¿Por qué aceptar por ejemplo la consistencia de los conceptos capitalismo regulado y desregulado? ¿O de liberales y antiliberales? ¿No ocultan otra realidad subyacente que invalida esas caracterizaciones?

El análisis se torna más sensato si se reconoce que capitalismo y socialismo son las dos nociones organizadoras de la interpretación de China. Aportan reglas antagónicas de funcionamiento de la sociedad y el estado, que permiten indagar dónde se ubica ese país.

Ciertamente son conceptos insuficientes para caracterizar el modelo vigente en un país, pero aportan un punto de partida insoslayable. Antes de dilucidar las especificidades del capitalismo o del socialismo chino hay que esclarecer el significado básico de ambos términos.

La vigencia de capitalismo está dada en el terreno económico por la propiedad privada de los medios de producción y la preeminencia de normas de beneficio, competencia y explotación, junto al desequilibrio de la sobreproducción. Ninguna variedad de capitalismo se desenvuelve sin la presencia de estas condiciones.

Esos tres pilares no sólo distinguen al capitalismo de su antónimo socialista. También lo diferencian de formas incompletas o primitivas de gestión mercantil. El mercado precedió y sucederá al capitalismo. Es un dispositivo complementario de distintos sistemas y su presencia no define la naturaleza social de un país. La presentación de China como “una economía de mercado” -que conceptualizó un influyente estudioso de esa sociedad (Arrighi, 2007: cap 3 y 8)- evade la caracterización efectiva del régimen.

El pasaje de normas mercantiles acotadas y compatibles con la planificación a los tres pilares de la economía capitalista, marcó el debut potencial en China de ese sistema a principios de los años 90. La pequeña y mediana propiedad privada en el agro dio paso a grandes empresas industriales pertenecientes a la nueva burguesía. La fijación de precios por normas competitivas se amplió al grueso de las cotizaciones, se extendieron las modalidades de explotación y la acumulación de beneficios enriqueció a una influyente minoría. Además, los viejos cuellos de botella generados por la sub-producción fueron sustituidos por tensiones de sobre-inversión. Estos cambios retratan la gravitación de modalidades capitalistas en la economía china.

De esa canasta de elementos lo más significativo es el surgimiento de una clase propietarias de los medios de producción que busca transmitir privilegios a sus herederos.¿Pero la indiscutible incidencia de este sector define la vigencia del capitalismo en China?

La respuesta sería probablemente afirmativa en otras circunstancias históricas. El país comenzó a incorporarse a ese sistema en un escenario global de neoliberalismo y financiarización, sin adoptar esas dos características. Esa limitación tornó muy incompleta desde el inicio la restauración del capitalismo. Las modalidades de alta regulación, restricción de ganancias, propiedad pública de la tierra y manejo estatal de los bancos, la moneda y el comercio exterior obstruyen la vigencia plena de ese sistema.

A diferencia de otras experiencias -como el neo-desarrollismo o el distribucionismo latinoamericano de la última década- el distanciamiento chino del neoliberalismo y la financiarización no ha sido un episodio de pocos años. Impera en un país, que forjó su economía contemporánea con pilares de socialismo.

El carácter acotado del predominio capitalista en China se verifica más nítidamente en el plano político. Esa esfera es decisiva puesto que la preeminencia de ese sistema no se define exclusivamente en el ámbito de la economía o la sociedad. Presupone también el manejo del estado por parte de la gran burguesía. La simple existencia de este sector o su elevada gravitación en el control de los recursos no determina el status capitalista de un país. Los principales resortes del poder estatal deben quedar sometidos al manejo directo o delegado de los apropiadores. Y ese control no se verifica en la actualidad en China.

El estado funciona con las normas e instituciones forjadas a partir de la revolución socialista de 1949. La continuada preeminencia del Partido Comunista -y de toda la estructura de organismos nacionales y regionales conectados a esa primacía- ilustra una modalidad de gobierno muy distinta a las formas habituales del poder político burgués.

En China no se produjo la implosión que desintegró a la URSS, ni el abrupto colapso de los regímenes del Este Europeo. La repetición de esa trayectoria que esperaban los líderes de Occidente no se verificó. La ruptura del sistema que impuso Yeltsin contrastó con la continuidad que reafirma Xi Jinping. Esa diferencia indica que la clase capitalista ya forjada en China actúa bajo un sistema político que no domina.

Esa estructura institucional mantiene, además, ideologías, símbolos y próceres muy chocantes para los preceptos básicos del capitalismo. Reivindica el heroísmo en lugar el lucro y las metas colectivas en vez del enriquecimiento personal. Ciertamente esos principios divergen de una realidad económica sujeta en gran medida a la lógica del beneficio. Pero esa tensión también expresa los límites que afronta el reingreso pleno del capitalismo.

El legado socialista no sólo aflora lateralmente en los formalismos de los funcionarios, sino que conserva vigencia en el gran espectro de la izquierda y recobra importancia en las coyunturas de crítica a la desigualdad.  ¿Pero esos límites a la restauración capitalista indican, entonces, la continuidad de su contracara socialista?

En los términos concebidos por los clásicos del marxismo, China siempre se ubicó a una gran distancia de esa meta. Nunca alcanzo el bienestar colectivo, la abundancia material o la democracia genuina, que permitirían inaugurar la disolución de las formas opresivas del estado. Mucho más alejado de ese ideal estuvo siempre la utopía positiva del comunismo.

Durante las primeras décadas que sucedieron a la revolución rigió una transición al socialismo asentada en dos principios de esa evolución: la expansión de la propiedad pública y la intervención popular en la transformación de la sociedad. Posteriormente se incluyeron en la misma plataforma numerosos mecanismos comerciales para renovar el crecimiento. Esa etapa quedó cerrada con la conformación de una nueva clase propietaria de grandes empresas. El avance inicial al socialismo se transformó en un proceso opuesto de involución hacia el capitalismo. Esa regresión no se ha consumado, pero revirtió la tendencia precedente.

En China no rige el capitalismo, ni el socialismo. Prevalece una modalidad histórica intermedia e irresuelta de sociedad, junto a una formación burocrática en el manejo del estado. El funcionariado que controla el poder estatal no actúa por simple delegación de la nueva clase propietaria. Busca sostener -mediante un elevado ritmo de crecimiento- un equilibrio de todos los sectores sociales del país.

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Así sí. Así ya vamos teniendo todos los mimbres para tejer el cesto del fascismo financiero en el que nos encontramos, o si alguien prefiere verlo de otro modo, en el totalitarismo capitalista en el que nos hallamos. Por una parte, nuestra intimidad es un libro abierto en manos de quienes nos dominan económica, política e ideológicamente, gracias al espionaje continuo al que nos están sometiendo permanentemente a través de las redes sociales. Saben, pues, de nuestra debilidad y fragilidad intelectual para tratar en profundidad un tema concreto, incluido el fútbol, de modo que con este dato en sus manos ya saben la fórmula del pensó ideológico que nos tiene que suministrar a través de los medios de prensa, radio y televisión: pienso compuesto de cosas simples: bueno, malo, blanco, negro, viva, muera, asesino, santo, etc., que para ellos tiene una efectividad garantizada, porque con esos conceptos simples y separados el uno del otro, sin relación entre ellos, jamás podremos entender la realidad tan compleja en la que vivimos, sobre cuyo conocimiento necesaria y obligadamente se tiene que levantar cualquier teoría que marque el camino a seguir por los trabajadores para la resolución efectiva de los problemas. De permanecer en la pasividad cuando no indiferencia de la política y de lo político en la que nos encontramos actualmente los trabajadores, no es que nos aseguremos el fracaso. Este ya lo tenemos encima, sino que nos estamos asegurando la perpetuación de ese fracaso, pero cada vez más intenso y extenso. Podemos salir de la situación presente dedicándonos a la oración, al cabezazo continúo contra la farola de las lamentaciones o lanzándoles sin parar aleluyas y vivas al jefe del partido, pero casi veo mejor y más efectivo que todo eso junto, el empezar a leer y a hablar con los que tengamos más cercanos y a taparse los oídos en cuanto se empiece escuchar el canto del primer cisme que se acerque, porque ya sabemos los trabajadores que los cisnes no se acercan a nosotros más que para engañarnos.

CÓMO LOS ALGORITMOS DISCIERNEN NUESTRO ESTADO DE ÁNIMO POR LO QUE ESCRIBIMOS ONLINE


Investigadores y empresas están utilizando los ordenadores para identificar las emociones tras nuestras palabras escritas. Aunque el análisis de sentimientos está lejos de ser prefecto, consigue destilar significados de enorme cantidades de datos y un día podría incluso evaluar la salud mental.

Dana Mackenzie

EL SALTO

30 SEP 2020 

Mucha gente ha declarado a 2020 como el peor año de la historia. Aunque una descripción de este tipo puede parecer irremediablemente subjetiva, según una medida es cierta.

Esa referencia es el Hedonómetro, una forma computerizada de evaluar tanto nuestra felicidad como nuestro desaliento. Funciona día a día en ordenadores de la Universidad de Vermont (UVM), donde reúne alrededor de 50 millones de tuits de Twitter y después da una lectura rápida del estado de ánimo del público. Según el Hedonómetro, 2020 ha sido de largo el año más horrible desde que empezó a hacer seguimiento en 2008.

El Hedonómetro es una encarnación relativamente reciente de una tarea en la que los informáticos han estado trabajando durante más de 50 años: usar los ordenadores para evaluar el tono emocional de las palabras. Para construir el Hedonómetro, el informático de la UVM Chris Danforth tuvo que enseñar a una máquina a entender las emociones tras esos tuits ya que ningún humano tendría posibilidad de leerlos todos. Este proceso, llamado análisis de sentimientos, ha hecho grandes avances en años recientes y está encontrando cada vez más usos.

Además de tomar la temperatura emocional del usuario de Twitter, los investigadores están empleando el análisis de sentimientos para medir las percepciones de la gente del cambio climático y para examinar sabiduría convencional como, en la música, si un acorde menor es más triste que un acorde mayor (y cuánto más). Los negocios que codician información sobre los sentimientos de los consumidores están utilizando el análisis de sentimientos para evaluar críticas en plataformas como Yelp. Algunos lo están usando para medir los estados de ánimo de los empleados en las redes sociales internas en funcionamiento. La técnica puede tener también aplicaciones médicas, como identificar a las personas deprimidas que necesitan ayuda.

El análisis de sentimientos está permitiendo a los investigadores examinar una avalancha de datos que era previamente larga y difícil de recoger, por no hablar de estudiar, dice Danforth. “En la ciencia social tendemos a medir cosas que son fáciles, como el producto interior bruto. La felicidad es una cosa importante que es difícil de medir”.

DECONSTRUIR EL ‘GUISO DE PALABRAS’

Podrías pensar que el primer paso en el análisis de sentimientos sería enseñar al ordenador a entender lo que están diciendo los humanos. Pero eso es algo que los informáticos no pueden hacer: entender el lenguaje es uno de los problemas notoriamente difíciles en la inteligencia artificial. Pero hay abundantes claves para las emociones tras un texto escrito, que los ordenadores pueden reconocer incluso sin entender el significado de las palabras.

El enfoque más temprano al análisis de sentimientos es el recuento de palabras. La idea es bastante sencilla: contar el número de palabras positivas y restar el número de palabras negativas. Una medida incluso mejor puede obtenerse pesando las palabras: “Excelente”, por ejemplo, conlleva un sentimiento más fuerte que “bueno”. Estos pesos son generalmente asignados por expertos humanos y son parte de la creación de los diccionarios palabra-emoción, llamados lexicons, que el análisis de sentimientos a menudo utilizan.

Los informáticos están usando algoritmos de aprendizaje automático que enseñan a un programa informático a reconocer pautas, como las relaciones significativas entre palabras

Pero el recuento de palabras tiene problemas inherentes. Uno es que ignora el orden de las palabras, tratando a una frase como una especie de guiso de palabras. Y el recuento de palabras puede pasar por alto señales específicas del contexto. Considera esta crítica de producto: “Estoy tan feliz de que mi iPhone no sea como mi viejo y feo Droid”. La frase tiene tres palabras negativas (‘no’, ‘viejo’ y ‘feo’) y sólo una positiva (‘feliz’). Mientras que un humano reconoce inmediatamente que ‘viejo’ y ‘feo’ se refieren a un teléfono diferente, para el ordenador, parece negativo. Y las comparaciones presentan dificultades adicionales: ¿Qué significa ‘no sea como’? ¿Significa que el hablante no está comparando el iPhone con el Android? El lenguaje puede ser muy confuso.

Para abordar estos asuntos, los informáticos han recurrido cada vez más a enfoques más sofisticados que dejan a los humanos completamente al margen. Están usando algoritmos de aprendizaje automático que enseñan a un programa informático a reconocer pautas, como las relaciones significativas entre palabras. Por ejemplo, el ordenador puede aprender que parejas de palabras como ‘banco’ y ‘parque’ a menudo se dan juntas. Estas asociaciones pueden dar claves respecto a significado o sentimiento. Si ‘banco’ y ‘dinero’ están en la misma frase, probablemente sea un tipo de banco diferente.

Un gran paso en estos métodos se dio en 2013, cuando Tomas Mikolov, de Google Brain, aplicó el aprendizaje automatizado para construir una herramienta llamada Word Embeddings (incrustaciones de palabras). Ésta convierte cada palabra en una lista de 50 a 300 números, llamada vector. Los números son como una huella que describe una palabra, y concretamente las otras palabras a las que tiende a frecuentar.

Para obtener estos descriptores, el programa de Mikolov miró millones de palabras en artículos de prensa e intentó predecir la siguiente palabra de texto, dadas las palabras previas. Las incrustaciones de Mikolov reconocen sinónimos: palabras como ‘dinero’ o ‘efectivo’ tienen vectores muy parecidos. Más sutilmente, las Word Embeddings capturan analogías elementales ─que rey es a reina lo que chico es a chica, por ejemplo─ aunque no pueden definir esas palabras (una hazaña remarcable dado que tales analogías eran parte de cómo los exámenes de acceso a la universidad en EEUU evaluaban el desempeño).

Las Word Embeddings de Mikolov eran generadas por lo que se llama una red neuronal con una capa oculta. Las redes neuronales, que están ligeramente modeladas según el cerebro humano, han permitido increíbles avances en el aprendizaje automatizado, incluido AlphaGo (que aprendió a jugar al juego de go mejor que el campeón del mundo). La red de Mikolov era una red deliberadamente más superficial, así que podía ser útil para variedades tareas, como traducción y análisis de temas.

Las redes neuronales más profundas, con más capas de cortex, pueden extraer incluso más información sobre el sentimiento de una palabra en el contexto de una frase o documento concretos. Una tarea de referencia común es que el ordenador lea la crítica de una película en IMDB y prediga si el crítico la aprobó o suspendió. Los primeros métodos de léxico consiguieron cerca del 74% de precisión. Los más sofisticados llegaron al 87%. Las primeras redes neuronales, en 2011, consiguieron el 89%. Hoy actúan con más del 94% de precisión ─acercándose a la de un humano. (El humor y el sarcasmo siguen siendo grandes escollos, porque las palabras escritas pueden expresar literalmente lo contrario del sentimiento que se pretende).

A pesar de los beneficios de las redes neuronales, los métodos basados en léxico son todavía populares; el Hedonómetro, por ejemplo, usa un léxico, y Danforth no tiene intención de cambiarlo. Aunque las redes neuronales pueden ser más precisas para algunos problemas, vienen con un coste. Sólo el periodo de formación es una de las tareas informáticamente más intensas que puedes pedir hacer a un ordenador.

Pacientes diagnosticados con depresión tenían estilos de escritura distintivos, como el uso de los pronombres ‘yo’ y ‘mí’ más a menudo

“Básicamente, estás limitado por cuánta electricidad tienes”, dice Robert Stine, de Wharton School, que cubre la evolución del análisis de sentimientos en el Annual Review of Statistics and Its Application de 2019. “¿Cuánta electricidad utilizó Google para preparar AlphaGo? El chiste que escuché fue que la suficiente como para cocer el océano”, dice Stine.

Además de las necesidades de electricidad, las redes neuronales requieren hardware caro y conocimiento técnico, y hay una falta de transparencia porque el ordenador está descifrando cómo abordar la tarea, más que siguiendo las instrucciones explícitas de un programador. “Es más fácil corregir errores con un léxico”, dice Bing Liu, de la Universidad de Illinois en Chicago, uno de los pioneros del análisis de sentimientos.

MEDIR LA SALUD MENTAL

Aunque el análisis de sentimientos cae a menudo en la esfera de los informáticos, tiene profundas raíces en la psicología. En 1962, el psicólogo de Harvard Philip Stone desarrolló el General Inquirer, el primer programa informatizado de análisis de textos de carácter general para utilización en psicología; en los 90, el psicólogo social James Pennebaker desarrolló un temprano programa para análisis de sentimientos (el Linguistic Inquiry and Word Count) como mirada a los mundos psicológicos de la gente. Estas primeras evaluaciones revelaron y confirmaron pautas que los expertos habían observado desde hace tiempo: pacientes diagnosticados con depresión tenían estilos de escritura distintivos, como el uso de los pronombres ‘yo’ y ‘mí’ más a menudo. Usaban más palabras con afectividad negativa, y a veces más palabras relacionadas con la muerte.

Hay todavía trabajo que hacer para mostrar cuán útiles son estos análisis: muchos estudios que evalúan la salud mental no consiguen definir sus términos adecuadamente

Los investigadores están ahora examinando la expresión de la salud mental en el lenguaje y la escritura analizando publicaciones en redes sociales. Andrew Reece, psicólogo de Danforth y Harvard, por ejemplo, analizó las publicaciones de Twitter de personas con diagnósticos formales de depresión o desorden por estrés post-traumático que fueron escritos antes de la diagnosis (con el consentimiento de los participantes). Empezaron a aparecer signos de depresión hasta nueve meses antes. Y Facebook tiene un algoritmo para detectar usuarios que parecen estar en riesgo de suicidio; expertos humanos revisan los casos y, si corresponde, envían a los usuarios indicaciones o números de ayuda telefónica.

PREDECIR LA DEPRESIÓN DE LOS TUITS

Pero los datos de redes sociales están todavía muy lejos de ser usados en atención al paciente. Los temas de privacidad son una inquietud obvia. Además, hay todavía trabajo que hacer para mostrar cuán útiles son estos análisis: muchos estudios que evalúan la salud mental no consiguen definir sus términos adecuadamente o no proporcionan suficiente información como para replicar sus resultados, dice Stevie Chancellor, una experta en informática centrada en las personas de la NorthWestern University y coautor de una crítica reciente de 75 estudios de este tipo. Pero aun así cree que el análisis de sentimientos podría ser útil clínicamente, por ejemplo al hacer el triaje de un nuevo paciente. E incluso sin datos personales, el análisis de sentimientos puede identificar tendencias como el nivel general de estrés de estudiantes universitarios durante una pandemia, o los tipos de interacciones en redes sociales que disparan las recaídas entre las personas con desórdenes alimenticios.

LEER LOS ESTADOS DE ÁNIMO

El análisis de sentimientos también está abordando cuestiones más desenfadadas, como los efectos del clima sobre el estado de ánimo. En 2016, Nick Obradovich, ahora en el Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Berlín, analizó alrededor de 2.000 millones de publicaciones de Facebook y mil millones de publicaciones en Twitter. Un poco de lluvia rebajaba la felicidad expresada por la gente alrededor de un 1%. Las temperaturas bajo cero la rebajaban alrededor del doble. En un estudio de seguimiento ─y más desalentador─, Obradovich y otros colegas miraron Twitter para entender los sentimientos sobre el cambio climático. Descubrieron que tras cinco años de aumento del calor, la sensación de los usuarios de Twitter de lo ‘normal’ cambió y ya no tuiteaban sobre una ola de calor. No obstante, la sensación de bienestar de los usuarios aún era afectada, muestran los datos. “Es un problema que progresa tan despacio que no se percibe”, dice Obradovich. “Ése fue uno de los descubrimientos empíricos más preocupantes que nunca he hecho”.

Aunque ‘lunes’ es el nombre de día que suscita las reacciones más negativas, el martes era en realidad el día en que la gente estaba más triste

La reputación del lunes como peor día de la semana también requirió investigación. Aunque ‘lunes’ es el nombre de día que suscita las reacciones más negativas, el martes era en realidad el día en que la gente estaba más triste, descubrió un temprano análisis de tuits por el Hedonómetro de Danforth. El viernes y el sábado, por supuesto, eran los días más felices. Pero la pauta semanal cambió tras las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016. Aunque probablemente todavía hay una señal semanal, “superpuesta sobre ella están acontecimientos que atrapan nuestra atención y se habla sobre ellos más que sobre lo básico de la vida”, dice Danforth. Traducción: en Twitter, la política nunca para. “Cualquier día de la semana puede ser el más triste”, dice.

Otro tópico puesto a prueba es que en la música, los acordes mayores se perciben como más alegres que los acordes menores. Yong-Yeol Ahn, un experto en ciencia social informática de la Universidad de Indiana, puso a prueba esta idea analizando el sentimiento de las letras que acompañan a cada acorde en 123.000 canciones. Los acordes mayores de hecho estaban asociados con palabras más alegres, 6,3 comparado con 6,2 para los acordes menores en una escala de 1 a 9. Aunque la diferencia parece pequeña, es aproximadamente la mitad de la diferencia de sentimiento entre Navidad y un día de la semana normal en el Hedonómetro. Ahn también comparó los géneros y descubrió que el rock de los 60 era el más feliz; el heavy metal era el más negativo.

SAGACIDAD EMPRESARIAL

El mundo de los negocios también está asumiendo la herramienta. El análisis de sentimientos se está volviendo ampliamente usado por las empresas, pero muchas no hablan sobre ello así que precisamente aumentar su popularidad es difícil. “Todas lo están haciendo: Microsoft, Google, Amazon, todas. Algunas de ellas tienen múltiples grupos de investigación”, dice Liu. Una medida de interés de fácil acceso es el gran número de programas de software de análisis de sentimientos comerciales y académicos que están disponibles públicamente: una comparación de referencia de 2018 detalló 28 programas de este tipo.

Algunas empresas usan el análisis de sentimientos para entender lo que sus clientes están diciendo en las redes sociales. Como ejemplo posiblemente apócrifo, Expedia Canada llevó a cabo una campaña de márketing en 2013 que se hizo viral de la forma equivocada, porque la gente odiaba la chirriante música de violín de fondo. Expedia sustituyó rápidamente el molesto anuncio con nuevos vídeos que se reían del antiguo (por ejemplo, invitaron a un disgustado usuario de Twitter a destrozar el violín). Se afirma frecuentemente que Expedia fue alertada de la respuesta de las redes sociales por el análisis de sentimientos. Aunque esto es difícil de confirmar, ciertamente es el tipo de cosa que el análisis de sentimientos podría hacer.

Otras empresas utilizan el análisis de sentimientos para hacer seguimiento de la satisfacción de la plantilla, por ejemplo, monitoreando las redes sociales internas de la empresa. IBM, por ejemplo, desarrolló un programa llamado Social Pulse que hacía seguimiento de la intranet de la compañía para ver de qué se estaban quejando los empleados. Por motivos de privacidad, el software sólo miraba a las publicaciones que se compartían con toda la empresa. Incluso así, esta tendencia molesta a Danforth, quien dice: “Mi preocupación sería que la privacidad de los empleados no estuviera en consonancia con la esencia de la empresa. Es una cosa éticamente dudosa”.

Es probable que la ética siga siendo un problema a medida que el análisis de sentimientos se vuelve más común. Y las empresas, los profesionales de la salud mental y de cualquier otro campo que consideren su uso deberían tener en mente que aunque el análisis de sentimientos es infinitamente prometedor, cumplir esa promesa puede ser difícil todavía. Las matemáticas que subyacen a los análisis son la parte fácil. La parte difícil es entender a los humanos. Como dice Liu, “Ni siquiera entendemos lo que es entender”.

Knowable Magazine

Artículo original: How algorithms discern our mood from what we write online, publicado el licencia creative commons y traducido por Eduardo Pérez para El Salto.

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