viernes, 10 de julio de 2015

PUBLICADO EN CRÓNICA DE ARAGÓN (PARA QUE LO TENGAN EN CUENTA LOS LIDERES DE CARTÓN, LA NUEVA CIRCULETA DEL PP Y JEFES NARANJOS)

Más de 13.000 personas se adhieren al manifiesto de “Ahora En Común” en menos de 48 horas

10. julio 2015 | Por  | 
>>> Esta plataforma de unidad popular impulsada por activistas políticos y sociales apuesta por las listas de confluencia de la izquierda para las próximas Generales
Madrid.- Más de 13.000 personas se han adherido al manifiesto de la plataforma “Ahora En Común” cuando todavía no ha cumplido 48 horas de existencia. Era el pasado miércoles cuando decenas de activistas políticos y sociales lanzaban un llamamiento público a construir listas de unidad popular para las próximas Elecciones Generales, algo que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha descartado en repetidas ocasiones.

Sin embargo, muchos de sus compañeros y compañeras han firmado este llamamiento, junto a otros de IU, Equo, Ahora Madrid, Zaragoza En Común, Barcelona En Comú, y a miles de ciudadanos y ciudadanas independientes.
Los promotores de esta plataforma creen “posible e ineludible anteponer lo que nos une a lo que nos diferencia para llegar a un acuerdo en torno a una serie de puntos programáticos de sentido común que reflejen el consenso social de nuestro tiempo”.
Entre esos puntos programáticos, el manifiesto destaca “la necesidad de recuperar la soberanía, regenerar y profundizar la democracia, restituir la decencia y la transparencia en el ejercicio de la función pública, defender la universalidad de los derechos humanos (educación, sanidad, alimentación, vivienda y trabajo) y establecer la dignidad, la igualdad, la sostenibilidad, la participación y la justicia como principios rectores de la nueva política que exigen los retos y oportunidades del siglo XXI”.
El incontestable éxito cosechado el 24M por las candidaturas de unidad popular apoyadas por Podemos, IU, Equo y otras fuerzas de la izquierda, no ha pasado desapercibido entre los promotores de “Ahora En Común”. “Ahora Madrid, Barcelona en Comú, Zaragoza en Común, Por Cádiz Sí Se Puede, las mareas y las demás candidaturas de confluencia nos muestran el camino para cambiar no sólo los municipios sino también el conjunto del Estado”, afirman en su llamamiento, que ayer fue trending topic en Twitter, a través del hashtag #QuieroConfluencia.
Foto: Ahora En Común
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GRECIA. ¡ A LA ORDEN DE USTED, MI MAFIOSA TROIKA ! ¿QUE SI QUIERE QUE LE COMPRE 100 SUBMARINOS Y 4.200 AVIONES MÁS?



Hipertrofia FFAA griegas

Deuda y gasto militar

Rebelión
Página/12
09.07.2.015


Diversas estimaciones señalan que poco más de la cuarta parte de la deuda pública griega se originó en compromisos contraídos para equipar sus fuerzas armadas. El viejo diferendo por Chipre entre Grecia y Turquía se agravó luego de que ésta invadiera la isla en 1974 y, tras ocuparla parcialmente, creara la República Turca del Norte de Chipre. En el sur los grecochipriotas crearon la República de Chipre e ingresaron, en 2004, a la Unión Europea, quedando bajo su protección. 

Desde el estallido de la guerra, Bruselas jugó siempre a favor de Grecia y hasta el día de hoy el veto de Atenas al ingreso de Turquía a la Unión Europea se ha mantenido sin fisuras. Por eso es que asombra comprobar la hipertrofia, en término de hombres y equipos, del país helénico. Según la Agencia Europea de Defensa, Grecia cuenta con el mayor número de submarinos de Europa (8), contra 7 del Reino Unido y 6 de Alemania y es también el que cuenta con la mayor flota de aviones de combate, 287, contra 274 de Francia y 230 del Reino Unido. Con sus 11 millones de habitantes, la población griega equivale al 14 por ciento de la alemana, pero los 109.070 efectivos de sus fuerzas armadas ascienden al 57 por ciento de sus homólogas de Alemania, pese a que los compromisos militares de Grecia son nada en comparación con los de Francia, Reino Unido y Alemania en el seno de la OTAN. 

La absurda hipertrofia armamentística no se explica por las necesidades de defensa de Grecia, sino por su condición semiperiférica y dependiente, altamente vulnerable a las presiones tendientes a facilitar la colocación de los productos de la industria militar de sus socios de la UE y la OTAN. Grecia tiene aviones de combate fabricados en Francia y Estados Unidos y submarinos producidos en Alemania. Los bancos alemanes y franceses son los mayores acreedores de un país cuyos gobiernos adquirieron una enorme cantidad de material bélico que jamás utilizará. Pero esa corrupta operación, bendecida por Bruselas, por Berlín, París y Londres (y avalada por Goldman Sachs) arrojó pingües ganancias para el complejo militar-industrial europeo y norteamericano y enriqueció a muchos políticos griegos. La troika ahora golpea las puertas con la misma catadura moral del usurero Shilock y se enfurece ante la desobediencia griega. Tropezó con un obstáculo inesperado: un pueblo que decidió asumir el control de su propio destino y que, tal vez, con ese reflejo de supervivencia, abrió una nueva etapa en la historia del capitalismo mundial. A partir de su ejemplo cualquier política de ajuste podría ser sometida al veredicto de una consulta popular. Malo, muy malo para los capitalistas. Se comprende el odio que generan Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis.


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SOBRE IMPERIALISMO


Imperialismo del siglo XXI (I)

La teoría clásica del imperialismo

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18.05.2011

RUPTURA DE LA SOCIALDEMOCRACIA
El líder bolchevique encabezaba el ala izquierda de la socialdemocracia rusa, que a su vez integraba la II Internacional. Participaba activamente en las discusiones de ese agrupamiento, cuyo epicentro era Alemania. El partido socialista germano era una organización obrera de masas, con gran predicamento sindical y fuerte protagonismo parlamentario.

Los debates sobre el imperialismo desataron una fuerte polémica interna, cuando gobierno presionó a los socialistas para que aprobaran los créditos de guerra, necesarios para el financiamiento de la acción colonial. La corriente derechista influenciada por Bernstein aceptó esta exigencia, argumentando que el país debía protegerse frente a las agresiones externas, asegurando la paz desde una “posición de fuerza”. Justificaba, además, la expansión imperial, afirmando que Europa debía contribuir a la civilización de los pueblos más atrasados.

La vertiente centrista encabezada por Kaustky se opuso. Denunció los crímenes coloniales y presagió terribles consecuencias de una escala bélica. Explicó, además, que Alemania intentaba contrarrestar su arribo tardío al reparto mundial, con acciones militaristas desenfrenadas . Pero esta crítica no le impidió cambiar de actitud frente al acrecentamiento de las presiones oficiales, para alinear a los parlamentarios socialistas con la causa patriótica.

Para evitar el inminente desangre, Kautsky propuso arrastrar a las clases dominantes a una perspectiva de paz. Consideraba que la guerra era un proyecto exclusivo de los financistas y proveedores de armamentos, resistido o aceptado con desgano por la mayoría de los capitalistas . Estimaba que el gasto militar constituía un privilegio de las burocracias y una carga para la burguesía. Consideraba que el imperialismo no era una necesidad económica del capitalismo, sino tan sólo un curso ruin de ese sistema, que podía revertirse con el concurso de los empresarios [4] .

Con este enfoque convocó a evitar la guerra, mediante un desarme internacional acordado entre las principales potencias. Esperaba frenar la escala militar a través de conferencias internacionales, cortes de arbitraje y negociaciones inter-gubernamentales. Apostaba a un liderazgo británico-alemán, que sería auspiciado en ambas partes por las fracciones industriales (interesadas en la prosperidad de los negocios) y enfrentadas con los financistas (que lucraban con la guerra). Estas caracterizaciones eran compartidas por muchos teóricos socialdemócratas [5] .

Luego de muchas vacilaciones Kautsky avaló la aprobación de los créditos de guerra. Esta decisión precipitó una ruptura definitiva con la izquierda del partido. Lenin compartió este rechazo y propició junto a este sector la construcción de una nueva Internacional, opuesta a la capitulación socialdemócrata. Retomaron la denuncia del colonialismo y proclamaron el apoyo activo a la resistencia antiimperialista de los pueblos invadidos.

Este nuevo agrupamiento adoptó un perfil revolucionario. Cuestionó la ilusión de mitigar los conflictos internacionales mediante el desarme y subrayó el carácter efímero de los acuerdos concertados entre las potencias. Destacó que las apetencias coloniales conducían a confrontaciones bélicas, que expresaban necesidades (y no opciones) del capitalismo.

Esta postura fue encabezada en Alemania por Luxemburg, que subrayaba la imposibilidad de congelar la expansión de ultramar. Describía cómo la dinámica competitiva conducía a la sistemática violación de los pactos acordados entre los beligerantes. Cuestionaba especialmente la expectativa de desactivar los preparativos bélicos, con exhortaciones morales o llamados al respeto del derecho internacional.

Luxemburg cuestionaba las políticas exteriores capitalistas basadas en ambiciones de lucro, que corroían la estabilidad de todos los acuerdos internacionales. Objetaba las ilusiones de Kautsky y convocaba a la lucha por el socialismo, como única forma de impedir la matanza de los pueblos. Esta visión sintonizaba plenamente con el enfoque de Lenin [6] .

LAS CAUSAS DEL MILITARISMO
El líder bolchevique encaró una polémica más frontal contra Kaustky. Consideraba que las guerras inter-imperialistas eran inevitables, en cierto estadio de la acumulación. Estimaba que los capitalistas debían lanzarse a la conquista exterior, una vez completado el desenvolvimiento de los mercados internos. Esta compulsión derivaba en confrontaciones por los mercados y las fuentes de abastecimiento.

El carácter violento de estas pugnas obedecía a juicio de Lenin al agotamiento de extensiones coloniales, ya repartidas entre las viejas potencias. Esa distribución reducía los márgenes de cualquier negociación. Los imperialismos emergentes estaban obligados a disputar territorios, al tener bloqueado su ascenso. La intensidad de la acumulación y la estrechez de las regiones apetecidas imponían estos desenlaces bélicos.

En estos choques se jugaba el manejo de las materias primas necesarias para el desenvolvimiento industrial de cada metrópoli. Todas las tratativas ensayadas para evitar las confrontaciones, fracasaban por esa imposibilidad de acordar el reparto de las áreas que proveían insumos.

Lenin resaltaba el desinterés de todas las potencias por estabilizar soluciones de compromiso. Se indignaba frente a la ceguera que exhibían los socialdemócratas, ante la hipocresía oficialista. Consideraba que esa retórica anestesiaba la conciencia popular, al generalizar ilusiones que enmascaraban la preparación de la guerra. También estimaba que las rivalidades económicas se transmitían a la esfera militar y cuestionaba tanto las utópicas expectativas de desarme, como los llamados a la cooperación de los industriales.

Con el mismo argumento objetaba la presentación del militarismo, como un simple acto electivo de las clases dominantes. Entendía que el armamentismo era indisociable del capitalismo y de las consiguientes confrontaciones entre potencias. Consideraba absurdo presentar al imperialismo como una “política preferida del capital”, al estimar que esa orientación constituía una necesidad para el conjunto de los opresores.

Siguiendo esta caracterización, Lenin destacaba la inutilidad de cualquier intento de persuasión de los acaudalados. Consideraba que estos sectores discutían en la mesa de negociación, lo que resolvían en las trincheras. Por esta razón los acuerdos de un periodo se transformaban en confrontaciones de la fase ulterior. Cuestionaba las ingenuas creencias en la primacía del primer curso y alertaba contra las falsas expectativas pacifistas.

Lenin no aceptaba la presentación de la guerra como una decisión aberrante de las elites. Estimaba que el curso belicista correspondía a tendencias objetivas del capital, derivadas de la competencia por la ganancia. Sostenía que el único sendero de pacificación genuina era el inicio de una transición al socialismo. El estallido de la Primera Guerra confirmó las caracterizaciones de Lenin y puso de relieve todos los errores de la apuesta pacifista de Kautsky.

Esta diferencia de percepciones obedeció a causas y posturas políticas. El dirigente bolchevique detectó las principales contradicciones del capitalismo de su época y mantuvo una actitud revolucionaria. El líder socialdemócrata privilegió sus deseos a la consideración de las tendencias reales y demostró una gran permeabilidad a las exigencias de los poderosos.

Estas asimetrías ilustraron también la distancia que separaba a los políticos revolucionarios y reformistas de ese período. El punto en discordia era el rechazo o la resignación frente a una guerra inter-imperialista. Lenin encabezó la resistencia al desangre bélico e impulsó el internacionalismo. Su teoría del imperialismo se cimentó en esta estrategia política.


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PUBLICADO EN CRÓNICA DE ARAGÓN (ENTREVISTA AL ALCALDE DE ZARAGOZA)


Pedro Santisteve: “Nuestra prioridad ahora mismo es la paralización de los desahucios en Zaragoza”


Javier Grimal
09.07.2015

>>> Entrevista al alcalde de Zaragoza, elegido el 13 de junio con los votos de Zaragoza En Común, PSOE y CHA



Abogado penalista, activista social, profesor universitario. Hasta aquí la definición que Wikipedia ofrece sobre este zaragozano de 57 años recién cumplidos, que el pasado 13 de junio era proclamado alcalde de la capital aragonesa. Pero cuando Pedro Santisteve nos recibe en su despacho consistorial, da la impresión de que llegamos al humilde lugar de trabajo de un ciudadano de a pie. El tuteo surge de forma espontánea, casi como una necesidad protocolaria. Y entonces cobra significado el lema electoral de Zaragoza En Común, “nunca unas elecciones las ganó tanta gente”; y es que, efectivamente, Santisteve es sólo uno de los miles de zaragozanos y zaragozanas que ganaron un Ayuntamiento porque perdieron su reticencia a participar en unas elecciones. Texto y foto: Javier Grimal

¿Ha llegado el 15M al gobierno de las instituciones?

El 15M tiene mucho que ver con estos movimientos municipalistas. Está claro que la gente que participó en esa revolución democrática siguió trabajando en los movimientos sociales, y fruto de esa experiencia acumulada en esos cuatro años, probablemente, surgió el trabajo previo a estas candidaturas municipalistas. Ahora se habla de regeneracionismo político, de empoderamiento de la ciudadanía, frente a los cotos cerrados en los que la clase política había convertido los espacios institucionales. Es una ocupación del espacio público por parte de la ciudadanía, frente a la profesionalización de la política.

Siempre has sido una persona comprometida socialmente, pero ¿qué te lleva a dar ese paso hacia unas primarias que podían acabar –como han acabado– en el gobierno municipal?

No fue una idea preconcebida mía, sino que los acontecimientos me fueron llevando en este sentido. En esos preparativos de las candidaturas, mi función podía ser de puente entre las personas que militaban en organizaciones políticas, y mucha gente independiente.

¿Estamos viviendo una segunda transición en España?

Yo creo que sí. El régimen de la Transición, en el sentido de la patrimonialización de las instituciones por el bipartidismo en beneficio de sus propias redes clientelares, está tocando a su fin. Por ello, todo aquello que quedó pendiente en la Transición vuelve a aparecer en el tablero político. Se habla del final del régimen de la segunda Restauración Borbónica.

Y para ese cambio político, ¿son necesarias candidaturas de unidad popular de la izquierda a las próximas Elecciones Generales?

Lo que ha ocurrido en el ámbito municipal es diferente de lo que ha ocurrido en el ámbito autonómico. En el ámbito municipalista ha habido un protagonismo de la gente, de los ciudadanos; ha habido un paso atrás de los partidos políticos, y eso marca una diferencia notable con posibles acuerdos de gobierno o entre cúpulas de partidos en el entorno autonómico.

¿Qué puede ocurrir de cara a las Generales? Pues es un tema abierto a todas las posibilidades, como la que planteaba aquí el lunes Alberto Garzón, pero creo que a mí, como alcalde de la ciudad, no me corresponde pronunciarme sobre este tema. Cuando me toque dar mi opinión, la daré como uno más, pero hay otros actores a los que hay que dar protagonismo.

En todo caso, la experiencia de Zaragoza En Común ¿podría ser positiva como referencia?

Yo creo que es ejemplar. Probablemente, los planteamientos más atrevidos en materia de primarias, y de menos protagonismo de los partidos y a favor de la gente, se ha producido aquí en Zaragoza. Ha habido un esfuerzo añadido de la gente que ha trabajado en este proceso de mediación y de aplicación de metodologías participativas, que ha posibilitado este consenso, incluso tratando situaciones delicadas de tensión interna. Eso es un gran logro.

De tu antecesor en el cargo, ¿cuál sería la actuación que mejor valoras y la que peor?

Pues, si quieres que te sea sincero, yo no he seguido la política municipal de cerca, porque hasta ahora la política institucional nunca se había manifestado para mí en términos atractivos, con posibilidades de opinar; con lo cual, como no lo he sentido como algo mío… pues te puedo decir que no le he seguido la pista.

Yo a Juan Alberto Belloch lo conocí cuando fue presidente de la Audiencia Provincial del Bilbao, lo volví a ver en un acto que le presenté en el Colegio de Abogados cuando dejó de ser ministro bicéfalo, y salvo eso… pues no te podría decir.

Y a nivel político ¿cómo ha sido el relevo?

El relevo ha sido inexistente. No ha habido tal relevo, y me parece muy preocupante, no en cuanto a cómo nos podamos sentir nosotros (que como somos nuevos, nos habría venido muy bien), sino porque la administración municipal se merece un relevo adecuado. Esto es muy clarificador de cómo se ha funcionado en este país, y lo que escenifica es un final de época. Ha sido como un abandono de la institución, se ha salido corriendo, y si te he visto, no me acuerdo.

Afortunadamente, nos estamos encontrando con una buena acogida por parte de los funcionarios.

¿Eso quiere decir que has percibido una ruptura entre las gentes de la primera Transición y las gentes de la segunda?

Sí, esta situación creo que marca un final de ciclo. Que no haya existido esa transmisión es quizá porque te ven tan diferente y con tan pocos puntos en común, que les generas una situación de intranquilidad o de despecho por verse desplazados del mandato político.

Aunque no se hayan cumplido los primeros cien días de gobierno, ¿cuáles van a ser las primeras medidas de choque que vais a poner en marcha?

Estamos trabajando en el tema de la emergencia social con la paralización de los desahucios; estamos coordinando las instituciones judiciales, con colectivos sociales, con el IASS y con entidades financieras para adelantarnos a los lanzamientos y buscar alternativas habitacionales. Esa es nuestra prioridad ahora mismo en Zaragoza.

Otro elemento clave para nosotros en este primer Pleno va a ser la rebaja del sueldo de los cargos públicos de este Ayuntamiento, y en ese sentido hemos hablado desde el primer momento con todos los grupos municipales, con el fin de ir reduciendo gastos para dedicar el dinero a esa emergencia social.

La indignación frente al neoliberalismo ha sido tan grande como la expectativa que generan en mucha gente candidaturas como Zaragoza En Común ¿Teméis que vuestros votantes esperen demasiado de vosotros en demasiado poco tiempo?

Pues igual sí, porque lo primero que hay que comprender es que los Ayuntamientos no pintamos nada. El esquema de la distribución de poder en este país nos deja casi sin margen de maniobra para las políticas de redistribución de la riqueza. Además, estamos intervenidos, pagamos diez veces más en intereses de la deuda que en servicios sociales,… y con esa espada de Damocles la gente no puede esperar milagros.

Dentro de nuestro escaso margen, haremos lo que podamos frente a situaciones indignas como los desahucios, pero desde un Ayuntamiento no puedes cambiar demasiadas cosas. Estamos condicionados por la política estatal, por la Ley de Haciendas Locales, por la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local (que nos vacía de contenido a favor de los gobiernos autonómicos),…

Por eso, lo primero que reivindicamos es la autonomía del poder local, que tiene que ser clara en cualquier esquema de Estado.

Y en los meses que quedan hasta las Generales, y habiendo alcanzado el poder candidaturas como Ahora Madrid, Barcelona En Comú, o Zaragoza En Común ¿puede haber una nueva vuelta de tuerca presupuestaria en contra de los Ayuntamientos por parte del Gobierno central?

A mí me molesta la falta de visión de Estado de quienes piensan que en una democracia el poder se puede ejercer de modo absoluto, sin contar con los demás. Eso ha generado muy malas prácticas, y los que han salido perdiendo son el pluralismo, la participación ciudadana y las ganas de intervenir en política. Esta situación no se puede sostener. La historia les pasará factura si dejan pasar esta ola de regeneracionismo político que planteamos las candidaturas municipalistas.

¿Cómo valoras el referéndum griego?

Pues probablemente no les quedaba otra opción. Ha habido un marcaje tan férreo por parte de la Troika, que no podían hacer otra cosa que intentar cambiar el marco planteando una cuestión muy clara: “¿ustedes están por respetar la soberanía del pueblo de un Estado asociado a la UE, o también van a pasar por encima de eso?”

Lo triste es que haya tenido que llegar el Gobierno griego a la convocatoria de un referéndum; eso es un fracaso, no del Ejecutivo de Tsipras, sino de los que tienen el poder para negociar.

¿Hay un déficit democrático en Bruselas?

Claro. En la Unión Europea hay mucho que hablar de cómo nos han absorbido una serie de competencias, pero sin un proceso de democratización paralelo: hay unos Ejecutivos con mucho lobby detrás, pero el Parlamento Europeo sigue pintando muy poco. A ver qué lecciones de democracia van a darnos ellos.

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