domingo, 29 de enero de 2017

ELPARO NO BAJA. HAY QUE DECIRLES AL GOBIERNO DEL PP Y A LA TÍA PASCUALINA (La tía de Luis del Val de la cadena COPE para estar informados) QUE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS QUE MIENTEN SE MEAN EN LA CAMA Y ADEMÁS NO IRÁN AL CIELO



[EPA del 4º trimestre]

NO HAY 535.671 PERSONAS PARADAS MENOS; HAY 535.671 EMIGRANTES MÁS



Por Kaos. Laboral y Economía
27.01.2017
La última EPA vuelve a mostrar las consecuencias reales de las contrarreformas laborales de los últimos años: aumento de la precariedad y caída generalizada de los salarios e incremento real del paro, todo ello a pesar de la apariencia de los datos y del triunfalismo del Gobierno y de la aceptación de los mismos como […]












La última EPA vuelve a mostrar las consecuencias reales de las contrarreformas laborales de los últimos años: aumento de la precariedad y caída generalizada de los salarios e incremento real del paro, todo ello a pesar de la apariencia de los datos y del triunfalismo del Gobierno y de la aceptación de los mismos como rigurosos por parte de las organizaciones políticas y sindicales mayoritarias…  Precisamente para demostrar lo que realmente muestra la EPA, publicamos el análisis riguroso de Enrique Negueruela publicado en Nueva Tribuna.

Ni que decir tiene que, frente a esta realidad laboral, existen medidas que servirían para cambiar radicalmente la situación, como el establecimiento de un salario mínimo “a la europea” (1500 euros como en Francia), la prohibición de cualquier forma de contratación temporal, la reducción de jornada a 35 horas semanales sin reducción salarial (“trabajar menos para trabajar todos”), generalización de la jubilación a los 60 años sin reducción de la pensión, inversión pública destinada a obras de interés social (escuelas, hospitales, transporte…) realizada por empresas públicas… Estas y otras medidas de calado semejante servirían sin duda para reducir realmente el desempleo y mejorar las condiciones de vida laborales y sociales. Claro que habría que arrancarlas con la movilización sostenida y la organización de clase, frente a un gobierno del capital y sus amos que se opondrían con todos sus medios a ellas.
Kaos. Laboral y Economía


No hay 535.671 personas paradas menos; hay 535.671 emigrantes más
Por Enrique Negueruela

Volvemos a la situación de los años cincuenta o sesenta. Los jóvenes y los no tan jóvenes, han tenido que hacer la maleta y emigrar. Esta es la verdadera bajada del paro.

Publicados los datos del cuarto trimestre, se puede hacer una valoración del Gobierno del PP en lo relativo al empleo. Lo primero que hay que destacar es la absurda alegría porque baje el paro. La bajada de paro que hemos tenido, hay 535.671 personas paradas menos, no deja de ser la constatación del fracaso estrepitoso que como Estado se está produciendo.

Hay 535.671 personas que, al no ser capaces de proporcionarles un empleo, han optado por irse a buscarlo a otros lugares. Han considerado que el derecho al trabajo promulgado en el artículo 35.a de la Constitución, no es más que papel mojado, que no se le podría garantizar en este Estado y se van a buscarlo a otros sitios. Volvemos a la situación de los años cincuenta o sesenta. Los jóvenes y los no tan jóvenes, han tenido que hacer la maleta y emigrar. Esta es la verdadera bajada del paro. Resulta absolutamente indignante que los mismos que deberían haber garantizado su empleo, se jacten ahora de la bajada del paro y pretendan sacarle rentabilidad política.

También se ufanan del ritmo de creación de empleo. Más que de creación de empleo, habría que decir del ritmo de hacer pedazos los puestos de trabajo. Entre 2016 y 2011, en medias anuales, se ha producido una pérdida de 88.274 personas ocupadas y de 164.072 asalariadas. Si miramos las horas habitualmente trabajadas y las traducimos en puestos a tiempo completo de 37 horas y media, la pérdida aumenta a 591.341 personas ocupadas y a 415.772 asalariadas. De una pérdida del 0,5% de personas, pasamos a otra del 3,3% de volumen de trabajo. No parecen cifras como para sacar el pecho y ufanarse de cómo se han hecho las cosas.

Si nos fijamos en cómo se ha distribuido la pérdida de empleo entre las personas asalariadas, observaremos que el trabajo realizado con contratos temporales ha aumentado en el equivalente a 2.558 puestos, un 0,1% y el realizado mediante una relación indefinida ha caído un 3,7%, el equivalente a 418.330 puestos a tiempo completo.

Régimen General y del Carbón
Haciendo un paréntesis en la EPA, pero es uno de los datos que nos permite ver más claramente lo que pasa, se podrá analizar tres datos de la afiliación al Régimen General y del Carbón, también en medias anuales. La media anual de personas afiliadas a fin de mes ha aumentado en 19.736 personas, un 0,1%. En 2016 se han producido 43.141.291 movimientos de altas y bajas a ese mismo Régimen, 9.444.024 altas y bajas más que en 2011. El aumento de movimientos ha sido del 28,03%. Cada afiliado en que ha aumentado la media anual, ha precisado de 479 altas y bajas. Al mismo tiempo las personas afiliadas con un contrato a tiempo parcial se incrementan en 487.717 personas, un 17,6%. Aunque se carezca de estadísticas de duración de la jornada, es obvia la pérdida de volumen de trabajo.

Una vez más es preciso resaltar el diferente reparto por edades que se ha producido. Los jóvenes menores de 30 años han perdido en 25,5% del trabajo asalariado, el equivalente a 656.092 puestos a tiempo completo. Las personas entre 30 y 44 años pierden el 6,9%, 490.225 puestos. Por el contrario, quienes tienen una edad entre 45 y 54 años, ganan 296.235 y quienes están entre 55 y 64 años, ganan 434.309 puestos. Mientras los menores de 45 años, las personas en edad fértil, pierden 1.146.316 empleos a tiempo completo, los mayores de 45 ganan 730.545. Con estos datos, el Gobierno que lo ha provocado y no toma medidas extremas para solucionarlo no puede poner cara de perro pachón y decir que la natalidad es un grave problema. No tiene derecho a decir que el envejecimiento y la falta de natalidad es uno de los mayores problemas que hay, quien legisla permitiendo que las personas en edad fértil sean precarizadas, parcializadas y privadas de medios de ganarse la vida y construir su futuro.

Recorte del número de personas que perciben prestaciones
Tres de cada cuatro personas paradas carecen de protección y son 3.252.014 quienes no perciben nada estando paradas
Para presionar más y conseguir que baje el paro como lo ha hecho, mediante la emigración, la otra línea de presión ha sido recortar el número de personas que perciben prestaciones y su cuantía. La tasa de protección por paro es del 27,3%. Es decir, tres de cada cuatro personas paradas carecen de protección y son 3.252.014 quienes no perciben nada estando paradas. Esta situación les fuerza a optar por otras salidas y la única que muchas encuentran es emigrar. El gasto en prestaciones al mes de noviembre ha disminuido en 10.430 millones de euros sobre el realizado en 2011. Si en vez de recortarlo, se hubiera destinado en proteger a las personas con cargas familiares, a las mayores de 45 años y a los otros colectivos más vulnerables con un subsidio continuado, podría haber 2.225.677 personas protegidas que ahora no lo están. En ese caso la tasa de protección por paro alcanzaría el 77% y tres de cada cuatro personas paradas estarían protegidas.

Es urgente dar la vuelta a las medidas que ha ido tomando este Gobierno y, como se ha visto, no han servido para que quienes carecían de empleo lo encuentren, sino para que emigren; tampoco ha creado más trabajo, sino que lo ha recortado, troceado y precarizado y, además, ha provocado que quienes carecen de trabajo, carezcan también de protección por desempleo.

Estas medidas, al cebarse especialmente en las personas en edad fértil, nos condena a un Estado sin futuro. Este es el legado de este Gobierno. Cuando se presentan los datos de empleo, es preciso analizarlos conjuntamente no se puede hablar de cuánto baja el paro sin decir qué ocurre con el empleo, porque en vez de ser un dato positivo, es la constatación de un desastre.

http://www.nuevatribuna.es/articulo/economia-social/no-535671-personas-paradas-menos-535671-emigrantes-mas/20170127082436136098.html

¿ A TODOS LOS TONTOS LES DA POR JODER, O SENCILLAMENTE ES UNA A,B,C, REAL?


Continúa la polémica sobre las "amigas entrañables" del rey

Eco republicano
21.01.2017



Continúa la polémica de las "amigas entrañables" del rey
Continúa el escándalo sobre las presuntas "amigas entrañables" del rey emérito Juan Carlos de Borbón, muy comentado en algunos espacios televisivos de la llamada 'prensa rosa'. 

En este sentido, este viernes, el periodista Gustavo González, afirmó en un programa de Telecinco, que la actriz Barbara Rey, le desveló el nombre de varias "amigas entrañables" de su majestad.

“Lo que me sorprendía es que era consciente de otras relaciones, me dio nombres de otras amigas muy conocidas, entre ellas, el de una aristócrata, dos cantantes, tres actrices, a parte de otras personas", afirmó Gustavo González. (Ver vídeo de las declaraciones: enlace).

Desde que el periódico digital 'Ok Diario', el periodista Manuel Cerdán revelara que el CNI presuntamente pagó a Bárbara Rey para silenciar su supuesto 'affaire' con el rey emérito, otros medios, como diario 'Público' han revelado nuevos detalles sobre una presunta trama de chantajes que amenazan con airear detalles de la relación entre Corinna y el rey Juan Carlos.

En este sentido, la reina emérita Sofía, parece ser que atraviesa por momentos muy difíciles, ya que se siente humillada y triste. Las informaciones difundidas en los últimos días en todas las televisiones sobre las "amigas entrañables" del rey, parece ser que la han hundido.
*++
 

YEMEN: ¿LAS EMPRESAS FABRICANTES DE LAS ARMAS QUE VENDE FELIPE VI A ARABIA SAUDÍ SON EMPRESAS ESPAÑOLAS?



Yemen
Un desastre en el extremo inferior de la Península Arábiga

Rebelión
The Conversation
28.01.2017

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Sin soluciones políticas a corto plazo para la guerra civil del país, Yemen está teniendo que enfrentarse a desafíos terribles.

Destrucción causada por los bombardeos del pasado año en la sureña ciudad de Taiz. La ONU calcula que dos terceras partes de los yemeníes necesitan ayuda humanitaria. (Getty)

En la punta sur de la Península Arábiga, la desastrosa guerra del Yemen lleva casi dos años arrasándolo todo. En cierto modo eclipsada por la devastadora crisis en Siria, es, sin embargo, una catástrofe inmensa: según las Naciones Unidas, han perdido la vida más de 10.000 personas y más de 20 millones (de una población total de 27 millones de habitantes) necesitan ayuda humanitaria. Hay más de tres millones de seres internamente desplazados y, asimismo, varios cientos de miles han huido del país. La amenaza de hambruna inminente es cada vez mayor a medida que el conflicto ha ido destruyendo la producción alimentaria en el país.

Esta guerra tiene sus raíces en el levantamiento popular de 2011. Esa rebelión destituyó al presidente de larga data Ali Abdullah Saleh, cuyo partido, el Congreso General del Pueblo (CGP) lleva dominando la vida política del país desde la unificación del Yemen en 1990. Pero lo que realmente desencadenó el conflicto, que se inició en 2015, fueron los años de fracasadas negociaciones para un período transitorio que siguieron al derrocamiento de Saleh.

El movimiento de protesta se extendió velozmente por todo el país, a los jóvenes manifestantes se unieron pronto los partidos establecidos, así como los separatistas del sur del Yemen y el movimiento hutí.

El movimiento hutí surgió en los primeros años del 2000; en pocas palabras, se trata de un movimiento revivalista chií zaidí que trata de corregir la marginación de la importante minoría zaidí en el Yemen, cuya oposición al régimen de Saleh estalló en un conflicto de gran violencia en seis ocasiones diferentes entre 2004 y 2010.

Cuando las deserciones del ejército tras el levantamiento de 2011 amenazaron con desencadenar una guerra civil, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), con el apoyo de la ONU y diversos Estados occidentales, presentó una iniciativa en función de la cual Saleh traspasaba el poder a su adjunto, Abd-Rabbo Mansur Hadi, a la vez que su CGP pasaba a compartir el poder junto a una alianza de partidos de la oposición.

The Conversation 
Teresa May debate sobre el conflicto del Yemen durante una reunión anual de los dirigentes del Golfo en Bahréin celebrada el mes pasado. (Getty)

La iniciativa del CCG sacó adelante una Conferencia para la Diálogo Nacional, que tenía como objetivo abordar el amplio conjunto de retos a que se enfrentaba el país reuniendo a representantes de todas las orientaciones políticas, así como a actores regionales y a la sociedad civil. Pero el proceso fracasó desde el principio, resultando imposible lograr un acuerdo sobre cómo debería ser un futuro Yemen federal.

Durante el período de transición, el movimiento hutí reforzó su bastión en la provincia de Saada, al noroeste del Yemen, y empezó a ampliar su control territorial hacia el sur. Para esto contó con el apoyo activo de Saleh, su antiguo enemigo, y con elementos de su antiguo régimen, que sentían también que habían perdido demasiado en el nuevo reparto político.

Bombardeos en la capital, Sanaa, en septiembre de 2016. (Getty)  

Como la situación política y económica en Yemen continuaba deteriorándose –hubo más muertos durante el período transitorio que durante el levantamiento de 2011-, la oposición de los hutíes hacia un régimen considerado cada vez más corrupto e ilegítimo fue ganando apoyos más amplios.

En enero de 2014, el gobierno de Hadi anunció un plan para recortar los subsidios gubernamentales a los carburantes, a fin de asegurarse el apoyo exterior del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Esto hizo subir los precios del combustible más de un 90%, lo que provocó, como es lógico, una extendida indignación popular.

Los hutíes se aprovecharon de este malestar para entrar en la capital del país, Sanaa, y consiguieron el acuerdo de los principales partidos políticos con una nueva serie de medidas que podrían haber puesto el proceso de transición otra vez en marcha: la formación de un nuevo gobierno integrador, la retirada de los combatientes hutíes de los territorios de los que se habían apoderado y una revisión de la estructura estatal del Yemen.

Pero ni el gobierno ni los hutíes respetaron finalmente sus compromisos. En cambio, los hutíes formaron un gobierno en la sombra para, al parecer, supervisar los ministerios y combatir la corrupción. Y cuando Hadi trató de forzar un esquema federalista al que se oponían y que violaba claramente anteriores acuerdos, arrestaron a un asesor presidencial y rodearon el palacio presidencial. Tras meses de presiones, Hadi y su gobierno dimitieron en enero de 2015.

Unas semanas más tarde, en una nueva provocación, los hutíes designaron un “consejo revolucionario” mediante una “declaración constitucional” y marcharon hacia el sur, hacia la ciudad portuaria de Aden, a la cual había escapado Hadi antes de retractarse de su dimisión y restablecer su gobierno. Enfrentado a este avance de los hutíes, Hadi finalmente escapó al exilio.

Fue en ese momento cuando el conflicto se internacionalizó. Arabia Saudí, con el apoyo de otros nueve Estados, lanzó una ofensiva aérea masiva con el declarado objetivo de restaurar el gobierno de Hadi y rechazar el avance hutí.  

Entierro de familiares en Bajil, un día después del ataque lanzado en octubre por la coalición liderada por los  saudíes. (Getty)

Desde entonces, todos los intentos de poner fin al conflicto han terminado en fracaso.
Las conversaciones en Kuwait entre los bandos opuestos se vinieron abajo en agosto de 2016. El meollo del conflicto fue un acuerdo patrocinado por la ONU que proponía un diálogo político entre las facciones enfrentadas una vez que los rebeldes hutíes se hubieran retirado de Sanaa y entregado su armamento pesado a un comité militar, que estaría organizado por Hadi. El acuerdo coincidía en gran medida con la posición del gobierno de Hadi, por lo que los hutíes lo rechazaron, insistiendo en un nuevo gobierno de unidad que pusiera fin realmente al mandato de Hadi.

Otros esfuerzos acabaron resultando igualmente insuficientes. El 16 de octubre, el enviado especial de la ONU al Yemen, Ould Cheij Ahmed, anunció un alto el fuego de 72 horas en un conflicto que por entonces llevaba ya 19 meses asolando el país fundamentalmente para permitir el reparto de ayuda humanitaria. Pero si aún quedaba alguna esperanza, pronto se esfumó; los combates se reanudaron en cuanto transcurrió ese período de tres días. Un alto el fuego de 48 horas establecido en noviembre de 2016, acabó del mismo modo.

Según están las cosas, no parece haber ninguna solución política a la vista. E incluso si apareciera alguna, Yemen tiene que enfrentarse ahora a mayores desafíos que nunca. El conflicto ha forjado una serie de inestables alianzas en ambos bandos. Los hutíes están aliados con restos del régimen de Saleh, mientras que la alianza contra los hutíes está integrada por islamistas sunníes, incluyendo a al-Qaida en la Península Arábiga y al ISIS, a una mezcla diversa de separatistas del sur y a los remanentes del gobierno reconocido internacionalmente.

Se trata de una guerra tremendamente compleja y entenderla no es fácil. La consecuencia es que se ha convertido en parte de una narrativa regional de conflicto sectario, con los chiíes zaidíes, considerados apoderados de los iraníes, en conflicto con los sunníes, apoyados por los saudíes. Por simplista y engañosa que sea esta narrativa, está muy arraigada y eso hace que el conflicto sea aún más difícil de resolver.

Por ahora, parece que la violencia continúa. Mientras tanto, el país se enfrenta a una crisis humanitaria de proporciones extraordinarias que ningún acuerdo político va a poder solucionar fácilmente.

Vincent Durac es profesor en la Escuela de Relaciones Políticas e Internacionales del University College de Dublin.


*++