COMERCIALIZACIÓN DEL TOMATE. HERALDO DE
ARAGON, Zaragoza, 20 de septiembre de 1977.
(Contenido literal del texto que arriba se muestra aparecido en el Heraldo de Aragón (Zaragoza) el día 20 de septiembre de 1977)
“productos agrícolas, la figura del intermediario
debe desaparecer
Manolo
Sogas, gerente de cooperativas agrarias y técnico de la UAGA: “El sindicato
campesino debe elaborar alternativas a todos los niveles y organizar a los
labradores para la defensa de sus intereses”
Manolo Sogas es director
gerente de la cooperativa agraria de El Bayo y asesor de otras cooperativas,
así como técnico de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón.
Sobradamente conocido en la provincia. Manolo Sogas ha recorrido en los últimos
años las localidades rurales zaragozanas dando charlas, dirigiendo coloquios y
ejerciendo su profesión de gerente de cooperativas, siempre con el objetivo de
hacer realidad nuevas y reales alternativas a los eternos problemas del campo:
la racionalización de la producción, su comercialización, la potenciación de
una conciencia de solidaridad entre los agricultores…
Para Manolo Sogas, la aparición
en el campo español de nuevas fórmulas de comercialización de los productos es
fundamental.
-Hay que partir –asegura- de
que la figura del intermediario no tiene por qué existir. Es cierto que la
venta de la producción implica una función comercial: Hay que transportar el
producto, almacenarlo…; pero para ello no es imprescindible el intermediario,
sino que basta con la organización de los agricultores en cooperativas.
Naturalmente, y ello es básico,
sería preciso modificar el concepto que de cooperativa agrícola se ha tenido en
los últimos cuarenta años. El cooperativismo habría de basarse en la
participación de los labradores y apoyarse en una infraestructura de la que hoy
se carece: Medios de transporte, almacenes, frigoríficos… Ello unido a medidas
como la eliminación del carácter privado y monopolista que hoy tienen los
“Mercas”.
-Este tipo de alternativa general
¿hasta qué punto podría ser llevado a la práctica?
Yo creo que es totalmente
viable; no se trata, desde luego, de ninguna utopía. Claro que precisa de una
serie de elementos que hoy por hoy no se dan. El cooperativismo agrícola y el
campo en general, habrían de tener un apoyo económico por parte del Estado. Y
me refiero con ello no a la clásica subvención, sino a una financiación de
sectores productivos y de interés social. Por otro lado, es preciso igualmente
de una autofinanciación de las cooperativas, que estas den confianza al socio
para que invierta en ellas sus ahorros. En definitiva, habría que conseguir un
tipo de condiciones nuevas, de tal forma que el campo contase con una capacidad
de maniobra económica y con instrumentos de presión: para eso estarían los
sindicatos campesinos.
-¿Cuál debe ser exactamente el
papel de los sindicatos agricultores y ganaderos?
-El sindicato campesino debe
elaborar alternativas a todos los niveles y organizar a los labradores para la
defensa en gene, la elevación del nivel de vida en las zonas rurales, las
reivindicaciones de ese apoyo económico estatal de sus intereses: la
consecución de apoyos a su producción de los que antes hablaba. El agricultor
ha carecido hasta la aparición de las Uniones de instrumentos reivindicativos y
estos le son precisos. Entonces, pienso que la función del sindicato está muy
clara: es un medio de presión y de toma de conciencia a todos los niveles; la
cooperativa debe ser un instrumento económico.
-Dentro de las experiencias de
mejora de la comercialización de productos agrarios se ha hablado bastante
últimamente de la venta hecha a través de la cooperativa de El Bayo, y de
alguna otra, de grandes paridas de tomates. ¿Cómo se ha hecho esto?
- Bueno, es una experiencia
interesante aunque sea un primer paso. La venta de los tomates de El Bayo y de
otros lugares la negocié con una fábrica con la que previamente la UAGA había
tenido contactos, planteando ya un precio mínimo de seis pesetas el kilo. A
este precio vendimos cien kilos. Luego pudimos concentrar casi dos millones de
kilos. No sólo de El Bayo, sino de Santa Anastasia y de labradores de Pinsoro,
Bárdenas, Sabinar y algún otro pueblo. Entonces presioné al comprador para que
aceptara un precio más alto, siete cincuenta el kilo, cantidad que quedó como
definitiva. Ha sido el precio más alto pagado por una partida de esas
proporciones, aunque a lo mejor, se hayan vendido a mejor precio cantidades más
pequeñas de tomate.
-¿Cuál es la clave para la
obtención de precios ventajosos en la comercialización de los productos agrarios?
-La consecución de grandes
partidas es fundamental para tener una capacidad de presión ante el comprador.
Hay que pensar que, en un momento dado, la congelación de ventas por parte de
pueblos enteros originaría un desabastecimiento total a más de un fabricante o
intermediario. Lo que se intenta en estos momentos es racionalizar y coordinar
la producción, por ejemplo, poniéndonos de acuerdo previamente con los
fabricantes en el caso de productos de transformación y ajustar la siembra a
estas perspectivas de venta. Esta es la única forma de evitar las oscilaciones
de precios de la producción agrícola y de dar al campo una seriedad comercial
absolutamente necesaria par a acabar con el triste papel que hoy tiene que
jugar a la hora de vender sus productos.
José Luis TRASOBARES”.